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Fenómenos Astronómicos por Dtzo

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Notas del capitulo:

:v ... /u no me vean raro despues de este cap. y gomen la demora :( es el mi segundo intento de lemon y pues nomas necesitaba estar bien inspirada y tener tiempesito para echar a andar esto :3 

Nada, ya los entretuve mucho.

Había pasado un muy buen tiempo  desde que Yuya y Hoshiyomi se conocieron. Desde entonces ninguno mencionó lo ocurrido en el planetario, además todos, absolutamente todos, pudieron apreciar cómo era que el comportamiento entusiasta y espontaneo de Yuya se regulaba de manera paulatina. A veces era tan hiperactivo, a veces tan dócil que era difícil saber a qué se debió su cambio.

La respuesta no era nada del otro mundo para él, pues desde que Hoshiyomi estaba a su lado, tenía con quien ser él mismo sin necesidad de ser regañado. Por su lado el joven astrónomo disfrutaba de las ocurrencias de su joven maestro, le agradaba su energía y positividad ante las adversidades que – a su punto de vista – él no hubiera sido capaz de afrontar.

-¿En qué tanto piensas Hoshiyomi?

El astrónomo le volteo a ver y le sonrío – En lo sorprendente que eres.

Hacia buen tiempo que éste no era tan dulce con Yuya, de lo que más hablaban era de las ocurrencias del menor, sus juegos y de cualquier cosa que se le ocurriera; y así siguiera por toda una eternidad, Hoshiyomi jamás se cansaría de aquella radiante sonrisa.

A Yuya le galopó el corazón, se ruborizó y retrocedió un poco.

-¿Ocurre algo Yuya-sama? Esta exaltado y avergonzado.

Yuya corrió hasta el computador en busca de algún dato sobre algún fenómeno astronómico próximo. Le sorprendió el hecho de que, en caso de uno, Hoshiyomi no le hubiera informado, usualmente le avisaba con una semana se anticipación. Después del reciente eclipse ocurrido, le tenía un poco “inquieto” el que hubiera otro sin haber pasado más de dos meses.

¿Razón?

FLASHBACK

A la semana después de lo sucedido en el planetario, se anunció un eclipse solar. Yuya estaba algo curioso, recordaba que Hoshiyomi le había dicho que durante un eclipse, su personalidad difería a la pacifica que siempre solía mostrar.

-Dime Hoshiyomi ¿Qué te hace diferente en un eclipse?

El mencionado se ruborizó y desvió la mirada - ¿Por qué el interés tan repentino?

Yuya hizo un adorable puchero – Curiosidad.

-Bueno, si quieres saber – volteó hacía Yuya y se acercó a paso lento y seductor hasta acorralarlo contra la pared y le susurro – deberás esperar hasta el eclipse Yuya-sama – y besó su frente.

La semana paso demasiado lenta para un muy ansioso Yuya.

Llego el viernes y entonces empezó el efecto en Hoshiyomi.

A primera hora del día, cuando Yuya abrió sus ojitos granates, se encontró con Hoshiyomi que estaba, literalmente, sobre él ronroneándole cual gato.

-Despierta mi hermoso atardecer, tienes un gran día por delante – esa voz era jodidamente grave y cargada de pasión. Lo levanto en brazos y lo llevó a la ducha, donde le dio sus buenos días.

Giro la llave de agua caliente y luego la fría para su pequeño Yuya, le ayudo a desvestirse aunque al inicio Yuya se resistía debido a la vergüenza, aún no estaba acostumbrado a que alguien más le viera tal y como llego al mundo. Un rato después se dejó consentir por lo tierno que estaba siendo su Hoshiyomi, quien le lavó el cabello y le talló la espalda.

Cuando Yuya estaba por salir de la ducha, se vio rodeado de unos brazos que lo detuvieron por la espalda – Yuya-sama, aún no termino mi labor de la mañana.

Yuya volteo tímidamente - ¿D-de que hablas? – Entonces sintió las expertas manos de su querido guardián alrededor de su miembro – Es-espera, llegaré tarde.

Su “excusa” fue totalmente pasada por alto, el astrónomo se acercó hasta su oreja y le lamió el lóbulo – Entonces apresurémonos Yuya-sama – sus manos estimularon a su joven maestro aún más rápido mientras que Yuya, quien ya no logro mantenerse en pie y terminó sentado, echó su cabeza sobre el hombro de Hoshiyomi al momento de llegar a su éxtasis – Ves, tuvimos tiempo.

Una vez fuera del cuarto de baño, le ayudo a vestirse el uniforme y lo acompañó hasta la entrada de la escuela.

-Te esperare más tarde Yuya-sama, ten un buen día – hizo una agraciada reverencia, seguido le guiño el ojo.

Durante todo el día nuestro pequeño tomatito no hacía más que pensar en lo ocurrido de esa mañana, el ver tan melado a su querido Hoshiyomi le erizaba cada vello de su piel, desde la punta del pie hasta la nuca. Se preguntaba si aquellos efectos aumentaban a medida que se aproximaba el fenómeno, y eso estaba por descubrir en la tarde.

Tal y como se lo imaginó. Por toda la tarde era consentido de sobremanera por su mayor y eso le gustaba. Las atenciones y cariños no se los daban muy seguido que digamos, por ello se dejaba hacer aun cuando las intenciones de Hoshiyomi fueran algo subidas de tono en varias ocasiones y debido a que él era el único que podía verle, repetidas veces se vio un poco evidenciado ante su madre durante la cena. Se removía en su asiento mientras escondía su avergonzada mirada, pero no lograba esconder sus temblores.

-¿Querido, te sientes bien?

¿Ahora cómo hablaría sin que le temblara la voz? Hoshiyomi, en su estado, no detendría su acción de masajear sensualmente sobre el pantalón de Yuya.

-“Vamos, tu madre te ha hecho una pregunta ¿No piensas responder Yuya? ¿O es que no puedes moderar tu voz?” – el tono en que le susurraba no ayudaba en nada.

-¿Yuya?- Yuko posó su mano sobre la frente de su hijo – Parece que te vas a resfriar. Estas hirviendo en fiebre.

-Eso pa-parece – apenas y podía levantar la vista, sus expresiones eran contundentes – iré a do-dormir.

Y si le costaba hablar, el trayecto hasta su habitación no fue mejor, su ya despierto amigo le incomodaba al caminar.

Una vez en su habitación fue acorralado en su cama.

-Te notas algo tenso Yuya-sama ¿Ocurre algo?

No le dejo responder, sello sus labios con un apasionado y lujurioso beso que le robó el aliento al pequeño silenciando sus gemidos, desbordando un poco de saliva por la comisura de sus labios mordiéndolos levemente así como a su lengua; saboreando cada centímetro de su cavidad.

Al separarse jadeaban, sus lenguas ansiaban el seguir degustándose y eran ligeramente unidas por un hilillo de saliva.

-Antes mostraste tu evidente curiosidad por conocerme en un eclipse, pues, esto es lo que puedo llegar a hacer – se acercó a su oído – asegúrate de disfrutar cada segundo.

Esa faceta tan seductora y dominante de Hoshiyomi lo tenía inmerso en pensamientos eróticos, esos que hasta ese día se hicieron realidad, esos pensamientos que de un momento a otro lo volvieron precoz y cohibido.

-Primero encarguémonos de tus manos – entrelazó las suyas con las de Yuya, llevándolas por arriba de su cabeza, las ató a la cabecera de su cama mientras con su pierna rozaba la entrepierna de su pequeño.

Su juego apenas empezaba, no le bastaba con verlo en aquella pose. Le entró el travieso pensamiento de vendarle los ojos. Una vez que estuvo satisfecho con su posición utilizó su primer recurso.

-Yuya-sama ¿Sabías cuan helado puede ser el espacio? – en sus manos surgieron un par de piezas de hielo, usando una de ellas en cada mano; las posicionó en los pómulos de Yuya y de ahí comenzó un recorrido hasta sus labios humectándolos con el agua que empezaban a emanar gracias al calor corporal de ambos. Pasó a su mentón, a su garganta, sus clavículas, hombros y espalda alta. Yuya temblaba ante el contacto del hielo en su piel, le estaba dejando sensible que los paseara de esa manera por su cuerpo.

Cuando estaba aún en su cuello, aprovechó para delinear sus orejas y suspirarle en ellas, entonces bajó más sus traviesas manos hasta el torso y antes de tocar sus pezones, Hoshiyomi llevó uno de los cubos de hielo a su boca y así ataco sus ya erectos botoncitos de Yuya. Aquella mezcla de frio y calor le hicieron retorcerse intentando zafar sus manos inútilmente. Así con dicha acción, agua combinada con saliva se desbordaban por su abdomen hasta ser absorbidas por la tela de su pantalón que aún conservaba.

Una vez que el hielo se hubo derretido totalmente, con sus manos aún frías le tomó de los costados deslizando sensualmente sus manos hasta posarse en sus caderas tomando su pantalón para deslizarlo sólo un poco. Pegó su respingada nariz a su abdomen y jugueteo con su lengua en el ombligo de Yuya haciendo que arqueara violentamente la espalda. Posicionó las piernas de Yuya sobre sus hombros para así tener dominio total sobre su parte inferior y también descansar sus brazos.

El aroma afrodisiaco del erotismo comenzaba a inundar la habitación y para captar mejor aquel exquisito aroma, Hoshiyomi bajó hasta donde ya se mostraba un bulto en los pantalones de Yuya e inhalo profundamente aquella esencia de su miembro viril.

Desabotonó la prenda que le impedía acceso total a la hombría de Yuya, no la aparto por completo sólo lo suficiente para llegar hasta su objetivo el cual al tenerlo en sus manos prosiguió con llenarse las fosas nasales de esa fuerte esencia que desprendía.

-¿Sabes cuan caliente puede llegar a ser el sol? – su pequeño que tenía la cara más que colorada negó pausadamente – así es, claro que no. Y sí te mostrara la verdadera temperatura te incineraría. Sólo te daré una pequeña e insignificante muestra de ese calor. 

Nuevamente usando sus manos hizo elevar la temperatura de estas, no tan caliente para no lastimar a Yuya, sólo lo suficiente para excitarle más.

Masajeó, frotó y succionó el falo de Yuya, a cada avistamiento de que estaba por llegar a su clímax, bajaba la intensidad y la temperatura para evitar que lo hiciera. Y de esta manera le torturo mientras se deleitaba con sus gritos y gemidos ahogados que emitía.

Cuando estuvo satisfecho de ver a Yuya sufriendo placenteramente por un rato, paso a su segunda fase.

Lo siguiente que sintió Yuya fue un pinchazo en su costado derecho y después en el izquierdo.

-Ho-hoshiyomi ¿Qué ha-haces? – Por primera vez le dio por preguntarle qué era lo que le estaba haciendo.

-Alguna vez te han dicho que no juegues con los contactos de luz y que no uses objetos de metal en ellos ¿cierto? Bueno, ahora jugaremos con la electricidad – rio sutilmente y agregó – claro que bajo la supervisión de un adulto.

Hoshiyomi tenía en sus manos un par de caimanes conectados a una batería de bajo voltaje. Ya que el cuerpo del pequeño tomatito aún seguía húmedo por el hielo, si usaba algo más fuerte terminaría por darle un buen choque eléctrico.

El voltaje era el ideal para hacerlo saltar sin lastimarlo.

Era ahora más emocionante el juego pues Yuya al seguir sin poder vislumbrar a su querido guardián, no se esperaba el siguiente lugar en que le daría pequeñas descargas; llegaban de todos lados, desde la punta de sus pies, caderas, muslos, entrepierna, glúteos, pezones, brazos y costados hasta sus orejas.

En algún momento, Yuya tuvo el presentimiento de que también estimularía sus genitales con los caimanes; y como si Hoshiyomi le leyera el pensamiento, dijo:

-Tengo algo mejor para tu linda intimidad Yuya-sama – Yuya no podía ver pero sintió una mirada lujuriosa mientras su mayor se relamía.

-¿Qu-qué vas a hacer?

Hoshiyomi se separó y alejo unos cuantos pasos, Yuya sólo escuchaba el tintineo de ¿cadenas?

-Son algo pesadas, pero nada que no puedas tolerar.

Lo levantó aún con las manos atadas y sus ojos vendados, nuevamente dejó que sus brazos quedaran sin obstruir sus costados, con la mascada con que estaban atadas lo colgó de una horquilla que pendía del techo. De modo que sus pies quedaran en puntas para no colgar totalmente. Las cadenas se las colocó; sobre su hombro derecho cruzando al costado izquierdo; otra sobre su hombro izquierdo cruzando al costado derecho, ambas coincidiendo por detrás de su espalda.

-Es-están frías – además de que la temperatura estaba algo elevado, el propósito de Hoshiyomi era que el contacto con los eslabones y la temperatura de ellos, estimulara sus tetillas.

-¡Oh, Yuya-sama! Hablas de más ¿No crees?

A lo que Yuya respondió con un jadeo y toda la concupiscencia que pudo:

-Entonces mantén mi boca ocupada.

Entonces el joven astrónomo curvo una sexy y perversa sonrisa.

-Bien, entonces silenciemos tus palabras, abre la boca – Yuya obedeció esperando sentir sus labios o su lengua, lo que tocara primero. No contó con sentir un objeto circular de plástico agujereado. Impedía que moviera su lengua.
Hoshiyomi ajusto la correa para que Yuya no pudiera librarse del objeto intruso – Sé que no era lo que esperabas joven maestro, pero esta noche estás a mi merced.

Las vibraciones de aquel objeto que Hoshiyomi implemento en toda la extensión del miembro de Yuya, hacían que el amordazado se retorciera en reflejo de la estimulación, haciendo que en el acto, las cadenas rozaran sus botoncitos y tintinearan.

Era tal el erotismo de tal escena que era increíble que Hoshiyomi aún no estuviera tentado a introducirse en el pequeño. Deseaba verlo desinhibido, deseoso y suplicante. Se propuso que, hasta que Yuya le rogara a gritos terminar con aquella tortura placentera, su intromisión sería el acto final de la noche. 

Uso algunos elementos en su protegido, aceite corporal, que vertió desde sus clavículas para que recorriera todo su cuerpecito; para preparar su entrada primero se encargó de atar separados sus pies para evitar que los cerrara por reflejo de la excitación de la cual sería víctima, preparó un vibrador texturizado que lubrico con el mismo aceite que seguía chorreando del cuerpo de Yuya, después de introducirlo activo un programa que consistía en los 7 niveles con los que contaba el juguete para que paulatinamente subiera de intensidad cada cierto tiempo; un anillo vibrador que oprimía el cuello de su pene así retardando su eyaculación.

Después de varias suplicas de Yuya, Hoshiyomi finalmente se decidió a retirarle la venda y la mordaza, no era divertido si no había estimulación verbal y visual.

Cuando el eclipse estaba en su punto culminante, Yuya se encontraba con los ojos llorosos, atado de pies y manos mientras su sirviente le proporcionaba una intensa felación; la habitación echaba ráfagas de calor; Hoshiyomi con una mirada lasciva que no dejaba de recorrer las expresiones tan exquisitas de su maestro. Era, además de tentador, muy eróticos los gemidos ahogados que lograba emitir al estar privado de movilidad, expuesto a los tratos de su mayor le causaba el doble de descargas a las anteriores en el planetario; su querido astrónomo lo estaba llevando a las estrellas.

Aquella noche se vio envuelto en un placer totalmente inexplicable e indescriptible debido a aquellos juguetes que eran usados en su anatomía y le impedían dejar de sentir intensas vibraciones seguidas de fuertes orgasmos. Hoshiyomi estaba llevando al extremo sus sentidos con aquellas indecentes y libidinosas palabras, esas caricias levemente bruscas a su miembro, su entrada completamente dilatada, resultado de aquel juguete lubricado que su guardián usó antes de sustituirlo por su propia carne en fuertes y profundas estocadas; tenía loco a su pequeño, repetidas veces sentía que sería partido a la mitad. No recordaba tan grande el falo de su mayor, a la vez Hoshiyomi no recordaba tan estrecho a Yuya. Cosa que le fascinaba por completo.

Aunque lo último duró menos de lo esperado gracias al desvanecimiento de Yuya por el shock orgásmico que sufrió, pues justo después de que derramaba su esencia;  Hoshiyomi no le dejaba recuperarse y así mantuvo su sensibilidad a tope. Al final terminó por liberarlo de aquel amarre. El pobre no dejaba de temblar y ser víctima de violentos espasmos; lo limpió y le recostó en su cama.

Al despertar el menor se sentía bastante cansado, con la mirada buscó a su sirviente y no le encontró.

-Ho..sh..o.mi

Estaba afónico. Se llevó la mano hasta su garganta para masajearla un poco.

-Yuya, has despertado.

-¿Por ue no pue..o hab.a.r b..en?

El astrónomo rio un poco apenado y divertido.

-Parece que anoche no te limitaste con el volumen de tu voz.

Guardó silencio mientras sentía como las mejillas le estallaban en su rubor. Y fue aún mayor su sorpresa al intentar moverse. El dolor corporal era increíble y ni mencionar cuando intentó levantarse.

-Te dije que en un eclipse no podrías caminar.

*FIN FLASHBACK*

 

-Tranquilo, es sólo que las fases de luna llena o nueva me hacen otra faceta. Pero descuida, esta no tiene que ver con actos sexuales – su comentario causo un leve sonrojo en él y en Yuya – es más con el romanticismo inocente.

Yuya estaba confundido ¿En serio algún acontecimiento astrológico lograba hacer mella en el ámbito sexual a su Hoshiyomi? En todo caso le convenía saber más al respecto.

Aunque le insistió que le contara más sobre su nueva faceta que vería, el astrónomo se negó a darle información. Supuestamente sería una sorpresa.

Entrada la noche, Hoshiyomi esperaba a Yuya en su habitación.

-¿Estás listo?

-Su-supongo que sí.

Hoshiyomi le tomó de la mano y deposito un beso en ella.

-Entonces, Sakaki Yuya. Permíteme mostrarte las maravillas que hay en el universo.

De pronto su habitación se desvaneció y dio paso a una abrumadora oscuridad que inmediatamente se vio iluminada por cientos de puntos centellantes, que Hoshiyomi le explico a Yuya eran estrellas. Había de colores entre azulado y purpura; aquellas eran las más jóvenes. Las que mostraban una coloración anaranjada o amarilla, eran las adultas. Y aquellas que estaban teñidas del mismo color que los de Yuya, eran las que estaban concluyendo su ciclo. Tambipen le explico que aunque parecieran que están amontonadas, se encuentran más separadas de lo que parece.

-¿Qué les pasa después de morir? ¿Vuelven a nacer? – Yuya ahora lucía un poco agobiado.

-No, al morir hacen una supernova o pueden transformarse en un agujero negro. Pero no estés triste, viven mucho tiempo. Más del que te puedas imaginar.

-¿Cómo lo sabes, Hoshiyomi?

Como si la respuesta no fuera tan obvia, rio nerviosamente – Soy astrónomo ¿Lo olvidas?

Yuya le tomó del rostro y mantuvo contacto visual.

-Mientes, puede que llevemos poco de conocernos pero estas mintiendo. – sus ojos se humedecieron ligeramente y el rubio le sonrió con ternura.

-¿Por qué lo dices?

-¿Cómo lo hiciste? Dímelo, Hoshiyomi.

El mencionado suspiro nostálgica y pesadamente - ¡Vaya! En verdad no se le escapa nada, joven maestro. Solía ser una estrella – había acertado, ahora quería saber más y escuchaba con suma atención – Una adulta joven ¿Ha escuchado sobre la idea de que las estrellas conceden deseos? – Yuya asintió – pues cuando una estrella desea algo con toda su vida, puede llegar a cumplirse. Ciertamente para ello pasan siglos. Fui uno de los pocos deseos que se pueden llegar a manifestar.

-Hoshiyomi ¿Qué deseaste?

Desvió la mirada al momento en que un cometa cruzaba su panorama.

-Tener una vida más corta, una más emocionante y proteger de alguien – a lo último volteo a ver a Yuya – claro que era un poco más complicado el ser alguien visible a la vista de todos, por ello sólo tú puedes verme e interactuar conmigo. Por ello aparecí como punto de partida en el planetario. No paso mucho tiempo pero mientras no encontrara una persona a la cual quisiera proteger, no podía salir de ahí. Entonces apareciste tú. Por unos breves instantes no fui ajeno a la multitud, pues al hacer contacto con cualquier objeto de éste mundo, entraba en su mismo plano. Grande la fortuna de que el primer objeto que haya tocado fue tú péndulo, así fui visible ante tus ojos y podía proclamarme tu guardián. Eso explica el por qué tu amiga pudo verme aquel día.

Estaba anonadado, no daba crédito a la explicación – Hoshi-hoshiyomi… ¿Por qué de entre todos quienes tuviste para elegir…?

Hoshiyomi se colocó a su altura, quedando en cuclillas – Por tus ojos. Son cómo dos luceros a punto de extinguirse. Además eres una persona de buenos sentimientos, es por eso que fuiste mi primer y única elección – Lo estrecho en sus brazos – por ello quise estar para siempre a tu lado.

A Yuya le conmovieron sus palabras y aquel tibio abrazo, también se aferró a su compañero y hundió su rostro en el espacio de su hombro.

-Gracias, Hoshiyomi. Pero…

-¿Qué sucede?

Se separó un poco de Hoshiyomi para verlo a los ojos.

-No necesitabas traerme para que conociera una parte del espacio, eres todo mi universo que jamás hubiera podido desear.

-Yu-yuya-sama.

Yuya se lanzó a sus brazos para tomarlo de la nuca y acércalo peligrosamente hasta sus aún inexpertos labios. Hoshiyomi lo recibió dejando que él manejara el ritmo, mientras el pequeño panorama del cual eran espectadores iba desapareciendo hasta aparecer nuevamente en su pequeña habitación.

 

FIN.

Notas finales:

x3 y con esto concluyo ( inner: ¬¬ al fin...) este fic x3 a ver para cuando los otros verdad?

Bueno pues mi siguiente meta a terminar es el de obseción virtual <3 que es también con el que he tenido una buena respuesta de su parte :3 <3 y espero darles si no es que el mejor final, uno muy bueno :3 

Mil gracias por su paciencia. 

<3 Las quiero full.


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