Contuvo el llanto y los gritos mientras recibía los golpes.
No se suponía que acabara así pero todo se salió de control. Es verdad que él empezó la pelea pero…él mato a sus padres, a su madre.
Y Steve lo defendía.
Lo defendía como si su vida dependiera de ello. Lo defendía sin importarle que estuviera atacando a su esposo, a su compañero, a su omega.
Steve defendía a Bucky. A otra persona que no era él. A otra persona a la que no prometió estar con ella pasara lo que pasara tras su unión.
Su compañero eligió a Bucky.
Su marido le atacaba…y Tony, ¿Qué podía hacer él?
Solo defenderse. Pero los golpes no paraban de llegar. Eran frenéticos, llenos de ira y desesperación. Y si Tony quería vivir, si quería que sobrevivieran, tenía que vencerle.
Lo siguiente que Tony recuerda es muy borroso. Solo él y sus instintos. Sus puños y sus armas impactando contra un blanco, su marido; y este, de la misma forma devolvía los golpes con más furia. La lucha continuó llena de jadeos, metal contra carne, el Capitán América contra Iron man, Alpha contra su Omega. Y a cada paso que Tony daba en dirección al Soldado del Invierno, Steve hacía todo lo posible para que este retrocediera. Hasta que consiguió detener su avance.
El recuerdo más nítido de Tony es cuando Steve lo derribó contra el suelo. Lo recuerda a la perfección porque fue el momento en el que más pánico sintió, pero no fue por él.
Y es que Steve no sabía.
Steve no notó los malestares de Tony, que empezaron a aquejarle hacía dos meses en forma de mareos y vomito. Steve no supo de la prueba de embarazo que Tony se realizó hacia un mes y medio.
Asi que, mientras Steve impactaba su escudo contra la armadura de su marido, con todos sus instintos a flor de piel que se notaban en sus pupilas dilatadas; no supo que aquel test de embrazo dio positivo junto con otros cinco más.
El Capitán Rogers nunca supo que Tony estaba embarazado.
Nunca supo que casi mata a su hijo.
Y no lo sabría por diez años más.
No hasta que Tony superara el recuerdo de la soledad y desesperación al ver a su esposo huir con otro, dejándolos tirados a él y a su hijo, en medio del frio y del hielo de Siberia.
No sabría hasta que las heridas estuvieran sanadas.
No hasta que fuera informado de la desaparición de su anterior compañero por el rey de Wakanda, el nuevo Alpha de este. No hasta que por fin conociera a su hijo, un jovencito muy listo y bondadoso que no lo necesitaba, ni para buscar a su progenitor así como no lo necesitaba tampoco como padre. Porque él ya tenía uno. T’Challa había ocupado su lugar.
Su hijo tan parecido a Tony en todos los sentidos renegaba de él. Prefería a otro. Y dolía.
Steve tuvo que apechugar con las consecuencias de sus decisiones.
Y ahora tras diez años aprisionado con la conciencia por sus actos, actuaría de una vez por todas. Era hora de que dejara de ser un cobarde, porque por no querer perder el único lazo de su pasado perdió su presente.
Lucharía una guerra que quizás no podría ganar. Rescataría a Tony, e intentaría recuperar algo de lo que pudo haber sido su familia.
Steve Rogers lucharía por ellos.