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Entrelazamiento por TAKUYA_GAZEGIRL

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Notas del fanfic:

es el resultado de desvelos, netflix y mucho café, y bueno, no creo que alguien lo lea, y si es asi, culpare a la cafeina por cualquier ofensa o malestar que cause >.

Entrelazamiento






Si dos sistemas interactúan por un determinado periodo de tiempo y luego los separas, los podrías describir como dos sistemas separados, pero de alguna manera muy sutil son un mismo sistema. Ellos influyen en el otro a pesar de estar a kilómetros de distancia o a años luz…



Son dos partículas que algún momento estuvieron unidas, y siguen estando de algún modo relacionadas. No importa la distancia, no importa que se encuentren en distintos extremos del universo. La conexión entre ellas es instantánea.




*



Akira





Jamás en su vida se había sentido completamente solo, no era como tener amigos imaginarios, no, era más como una presencia, era la sensación de que había alguien que compartía los mismos sentimientos que él, una especie de vinculo, era difícil de ponerle un nombre, pero se sentía bien, era cálido y reconfortante, y cuando sentía que esa dulce sensación decaía, temía dejarla de sentir, así que la consolaba, como si se tratara de alguien que estaba ahí, lo sentía correcto, natural, si lloraba la sensación lo confortaba, si reía compartía su felicidad, si se sentía temeroso lo apoyaba, si se sentía valiente lo alentaba, y el correspondía cada uno de los sentimientos, era algo que hacia sin pensar, aun si la tristeza o el temor de la sensación eran abrumadoras, él lo consolaba, lo reconfortaba, haciéndole saber que estaba ahí y le hacía sentir completo, como si esa sensación fuera una parte vital de su ser




La primera vez que sintió con certeza que esa sensación estaba con él, fue cuando su padre se fue, cuando vio que su madre estaba desolada y que su hermana se alejaba más y más, las cosas agradables que hasta el momento habían sido solo cosquillas en el estómago, se convirtieron en una sensación cálida en su pecho. Había estado evitando provocar problemas, su pequeña mente de seis años sabía que su madre no necesitaba de sus ideas estúpidas para empeorarlo todo, así que se escondía entre las ramas secas del jardín de su madre, siempre llevaba a Ue-chan con él, el osito que su abuela le había regalado cuando cumplió cinco, sabía que no todo estaba bien en casa, se sentía confundido y asustado, su madre solía trabajar mucho, su hermana le había dicho que no molestara que todo había estado bien antes de que naciera, no lo entendía, pero ella era mayor así que debía tener razón, por eso se escondía, no quería molestar a su madre mientras lloraba, abrazaba a su osito hipando en silencio, deseando poder crecer más rápido para ayudar a su madre y que a si su padre volviera a casa, y lo sintió, era agradable, era como si intentara consolarlo, se sentía igual a cuando su abuela lo abrazaba y le contaba historias, no sabía que era, pero le hizo sentir mejor




Con el tiempo las cosas no mejoraron, jamás volvió a saber de su padre, su madre no ocultaba su indiferencia, al superar el hecho de que su esposo se había marchado concentro su frustración en el hijo que fue el culpable de que se marchara, manteniéndolo cerca pero con el constante recordatorio de que él era la causa de todos sus males, pero Akira no podía odiar a su madre, aun si ella si lo odiaba, la amaba, y soportaba todo eso en silencio, intentando ser invisible, lo menos notorio que pudiera, y la cálida presencia estaba siempre ahí, como un hombro en el que podía apoyarse y buscar consuelo, como si intentara comprender su dolor, reconfortándolo a cada momento




*




Dmitri




Recordaba su infancia con días grises y nieve. Había sido hijo único, según su padre había sido un verdadero milagro tras haber intentado tener hijos durante años, sus padres eran relativamente maduros a la edad que pasaba los cuarentaicinco, pero aun así lo habían logrado, habían tenido a un varón saludable y grande, recordaba las historias de su madre, como su padre solía sentarse a leer el periódico mientras lo dejaba jugar con sus herramientas, una infancia feliz, con la constante sensación de que había algo con lo que compartía todos sus sentimientos, no era malo, pero al principio lo asustaba, porque aun estando solo sentía que algo estaba con él, se lo contó a su madre, y lo había dicho que quizá se trataba de su amigo imaginario, alguien que lo cuidaba siempre, que no debía temer, siendo niño eso era genial, tenía su propio amigo imaginario, pero era diferente, de alguna manera, porque tenía sentimientos, y los podía sentir, su tristeza y alegría, y cuando fue consciente de ello no se lo contó a su madre, lo sentía como algo más personal, como si alguien hubiera depositado su entera confianza en él, era algo íntimo. Con el tiempo comprendió no se trataba de un amigo imaginario, era algo más, no estaba ahí, pero podría jurar que se sentía real, casi tangible





Eran pocos los recuerdos nítidos de sus días de infancia, pero recordaba los sabores, la comida de su madre, el olor a tabaco y menta de su padre, y los cálidos sentimientos que siempre habían estado ahí. Las emociones eran sus recuerdos, la emoción cuando aprendió a andar en bicicleta, el primer y diez que obtuvo en la escuela, el miedo que sentía cuando su habitación estaba oscura. No eran los recuerdos, eran las emociones que se habían grabado, porque su cálida presencia estaba –de alguna manera– junto a el





Y si la vida había tenido altos y bajos, había sido buena, incluso cuando no lo era, porque si había dolor, significaba que había algo mejor en el siguiente paso, era lo que su madre solía decir, aun si los sentimientos que lo acompañaban sufrían y sentía el sentimiento como propio, el los consolaba, porque los sentía tan cercanos que era como si fueran los suyos, muchas veces se había dejado perder en el mar de sensaciones que estaban con él, era abrumador, era increíble y muy hermoso, no podía nombrarlo, pero le agradaba sentirse invadido por todas las emociones, las buenas y las malas, siempre animándolo a seguir, recordaba que cuando era niño, la tristeza solía ser una constante, pero no quería eso, la alegría era cuando más fuerte podía sentir todo aquello, así que intentaba animar a la sensación, intentaba darle consuelo, y con el paso del tiempo, todo eso, lo que sea que fuera, se fortalecía, lo podía sentir, era como si fuera una parte de él, y tan profundo que podía sentir cuando esa sensación le consolaba, como si supiera el momento exacto en que algo iba mal y le daba ánimos, compartía su alegría cuando se sentía triste y le animaba como si fuera el mejor de sus amigos, era como si sus sentimientos estuvieran entremezclados y hacían lo posible por mejorar lo que el otro sentía





Cada etapa de su vida había estado acompañada de esa sensación, las más duras, incluso las muertes de sus padres, los sentimientos de consuelo y confort lo invadieron, dándole apoyo, no queriendo verlo sufrir, y sentía que debía proteger esa sensación, la intentaba llenar de tranquilidad, porque no quería que nada lo tocara, era absurdo y lo sabía, era algo que ni siquiera sabía que era pero tenía la necesidad de mantenerlo a salvo, confortarlo como lo hacía cuando se sentía triste, simplemente estaba ahí de alguna forma, y tenía pánico de que algún día desapareciera, aun si llevaba con él desde que podía recordar, y cuando pensaba en ello, la angustia nacía de él y la cálida sensación lo consolaba, intentando confórtalo, le gustaba pensar que trataba de decirle que jamás se iría de su lado






*




Akira




Siempre se había preguntado si al mirar un amanecer alguien en algún otro lado del mundo estaría viendo el atardecer, justo en el momento exacto y con la misma pregunta en mente. Lo más probable es que así fuera, el mundo era muy grande y había muchas personas en él, era agradable pensar en todas esas cosas que ocurrían fuera de lo que conocía, fuera de su pequeño departamento, más allá de su cubículo en la oficina



Le gustaba imaginar todas esas cosas que se encontraban lejos, la sensación en su pecho le hacía querer conocer más del mundo, salir de su zona de confort y arriesgarse un poco, mientras estuvo en el instituto solía fantasear sobre viajar, tenía pocos amigos dos de ellos los conocía de primaria, Takanori solía ser muy excéntrico, hablaba sobre viajar a las grandes ciudades, Nao por otro lado solía ser más reservado, siempre era amable y gentil, compartían la idea sobre conocer los lugares rústicos, las pequeñas ciudades y pueblos, y el último en habérseles unido fue Yuu, se había mudado a mitad de año escolar, era de Tokio, así que para él los sueños de viajar eran más que solo cruzar el país a un pequeño pueblo, recordaba esas conversaciones en la azotea de la escuela, era cuando su invisible presencia se hacía más presente al sentir la felicidad, le gustaba que se hiciera presente, era como si estuviera a su lado mientras soñaba con sus amigos



Pero las cosas simplemente habían quedado como los sueños de cualquier estudiante, Yuu había regresado a Tokio al graduarse, Takanori tan extrovertido como era, había decidido estudiar comunicaciones, Nao estudio fotografía, todos ellos habían seguido, si bien ninguno había viajado fuera del país, si habían hecho más de lo que pensaron, y no habían perdido contacto, le sorprendía que varias veces al año se comunicaran con él, que simplemente siguió en el mismo pueblo mientras ellos tenían vidas más interesantes, pero suponía que eso era una amistad duradera, casi diez años y seguían en contacto, al menos gracias a ello viajo a Tokio y Osaka en varias ocasiones



Pero su vida no era mala, tampoco era extraordinaria, si hubiera podido hacer algo que le apasionara habría sido músico, tocaba el bajo y mantenía uno con especial cuidado y cariño, pero era un hobby su empleo de verdad era estar de ocho a cinco en un cubículo pequeño en una pequeña empresa de finanzas, ser contador no era el trabajo más excitante del mundo pero podía vivir sin problemas con eso, aunque su cálida sensación parecía en ocasiones más audaz y emocionada que él, como si tratara de hacerle sentir lo que era la adrenalina y la emoción, incluso lo había despertado un par de veces con la sensación de adrenalina recorriéndole el cuerpo, casi como si estuviera al pie del precipicio, los podía confundir con sueños porque algunas veces podía jurar ver y sentir a alguien que hacia todo eso, pero pensaba que quizá era su mente tratando de darle forma o razonamiento a lo que su cálida sensación le hacía sentir, a veces así lo deseaba




*




Dimitri




Incluso cuando caía en picada, sentía que su cálida sensación en el pecho, intentaría calmarlo después de superar la emoción que sin aviso llegaba. Tener esa cálida presencia le había sido de mucha ayuda en su carrera militar, durante su entrenamiento, cuando lo hacían llegar al límite en cuerpo y mente, cuando sentía que ya no podría dar un paso más, sentía a la cálida presencia apoyándolo, intentando darle ánimos y haciéndolo sentir que podía seguir.
Consideraba que su paso de niño a hombre fue cuando había terminado el entrenamiento, y en un país como lo era Rusia, significaba ser tan frío y firme como el hierro. Podría decir que había sido su ideal en la vida, creciendo en una época donde la guerra era un tema recurrente, ser un soldado había sido su meta. Su padre se había sentido orgulloso cuando llego uniformado a casa, su madre no había estado feliz, pero de igual modo lo abrazo y le preparo su comida favorita. Pero jamás pudo eliminar lo que lo hacía sentir esa cálida sensación que mientras más maduraba, mas crecía invadiendo todo en su ser. Sus compañeros tomaron la antipatía como algo natural, pero le fue muy difícil ignorar lo que sentía, no quería dejar de sentir la cálida presencia. Lo había intentado una vez, y fue como si le hubieran disparado, pudo sentir la confusión de su sensación, como si estuviera asustada, temerosa a ser abandonada, tuvo un sueño, más una pesadilla, donde su sensación era alguien a quien había herido y no podía consolar, despertó y rogó porque su cálida sensación siguiera ahí, la consoló tratando de hacerle saber que jamás intentaría dejarla ir



Y después de todo, luego de haber cumplido sus pocas pero muy gratificantes metas personales, sabía que algo faltaba, una parte esencial faltaba, su sensación a veces parecía sentir lo mismo, y lo añoraba, algo de lo que no sabía si tenía forma, se encontró intentando hacerle sentir que el mundo era más grande de lo que parecía, que era magnifico y no sabía ni porque, pero no le importaba, si era su imaginación o no, quería que lo que sea que fuese, supiera que había un mundo afuera, y que él estaba en el



La vida militar no era como las películas de acción la pintaban, era como cualquier trabajo, simplemente había reglas más estrictas, y según la visión que el mundo tenia de Rusia, jamás había sido parte de algún plan complicado para conquistar el mundo




Pero que la vida no fuera como la ficción no quitaba el riesgo del trabajo, todo mundo estaba expuesto a los peligros, pero si se vestía un uniforme las posibilidades aumentaban. Siempre había sido consciente de eso, pero jamás había estado tan cerca de comprobarlo. Había estado en un convoy, estaban asentados en las fronteras chechenas, lo habían hecho cada día desde que estaban ahí, no consideraban el lugar como una potencial zona de riesgo, un operativo de rutina en los barrios donde lo que abundaban era los civiles, jamás había habido problemas, nunca se había presentado ningún incidente mayor a algunas riñas, la presencia militar era algo meramente político, pero para algunas personas el enemigo siempre era cualquiera que representara al gobierno enemigo




Había escuchado de los veteranos sobre cómo era estar en medio del fuego, explicaban que era caótico, en dado momento no se sabía cuál era fuego amigo o enemigo, era un caos que duraba poco, solían decir, pero en ese lapso tan corto de tiempo, las posibilidades eran infinitas



Escucho el estallido de algo que reconoció como una granada, el sonido le era familiar, lo único que tardo en procesar fue que la granada había estallado justo frente a ellos. Fue caos y confusión, la onda de la explosión los había golpeado, no estaba seguro de si tenía daños, los disparos llegaron de todas partes, sintió el miedo que lo invadía, estaba entrando en pánico sintió un tirón de Pushkin, era el sargento de su unidad, tenía más experiencia y muy poca paciencia con los novatos



-cúbreme!-le grito mientras señalaba un edificio, podía ver que de ahí disparaban. Recordó todo lo que había leído en los manuales, todas las prácticas de tiro, tenía buena puntería, pensó que le disparaba a una lata, le hacía más fácil concentrarse, no pensó en que esas serían sus primeras muerte. Sentía el miedo, la angustia, no dejo de disparar hasta que tuvo que volver a recargar, se concentró en la sensación que se removía en su pecho por la emociones tan fuertes en las que había volcado, inquieta y confundida se hacía sentir con fuerza, las emociones eran tan fuertes que no sabía cuáles eran suyas y cuáles de la sensación, como si fueran sonidos estridentes y sin sentido




El tintineo de los casquillos al caer de repente se hizo evidente, por reflejo cambio el cartucho antes de que se diera cuenta de lo que hacía. Lo último que sintió antes de volver a presionar el gatillo fue un dolor agudo y punzante, luego algunos de sus compañeros estaba sobre él, lo tumbaron en el suelo, se resistió un poco, aun debía seguir disparando, estaban en medio de un enfrentamiento



-cubran su herida!-grito el sargento, no puedo verlo, pero se escuchaba cerca, intento levantarse pero solo logro que le quitaran el arma y el chaleco antibalas, alguien presiono su abdomen, grito cuando sintió un dolor punzante más fuerte que el que había tenido antes, llevo sus manos a donde le presionaban intentando quitarlos de encima



-quédate quieto-le dijo el que lo mantenía en el suelo, sintió un miedo irracional, la sensación en su pecho se removía más, los sentimientos y emociones eran muy confusos



Comenzó a hiperventilar, estaba sangrando, sobre él estaba Melcovich, haciendo presión en la herida, vio sus manos cubiertas de sangre, su sangre



-estoy muriendo…-no sabía a quién se lo decía o si era una pregunta, dejo de escuchar todo el sonido del caos a su alrededor, no pensó en su vida, ni en su pasado, ni en lo que le hubiera gustado hacer, dejo que todo se fuera mientras se concentraba en la sensación en su pecho, estaba asustada confundida, y no quería eso, intento darle consuelo, calmarla como cuando era niño y la sentía agitada, si era su último momento de vida, no quería que fuera con su agradable presencia asustada



Se dejó envolver por todas las emociones, era parecido a un abrazo que lo envolvía todo. Cálido y agradable, era extraño pero reconfortante, no quería que su último sentimiento fuera miedo, intento darle su gratitud, dejo que todo el amor que sentía fluyera en una sola dirección. Se concentró el azul del cielo, era tan grande, estaba seguro que alguien en alguna parte veía el mismo cielo





*




Akira




-recuerdas cuando solíamos hacer planes de viajar?-estaba tirado en el piso de su sala, Takanori le había llamado por alguna de sus crisis existenciales sobre el agua natural o mineral, el enano siempre era tan dramático



-has escuchado algo de lo que te dije?-casi podía verlo hacer el puchero con sus regordetes labios



-sí, sí, las citas del tratamiento de belleza de Koron, agua mineral…



-eres un idiota-se rio un poco al escuchar el tono de voz de su amigo-de todas formas, porque estas tan nostálgico, eran solo pavadas de niños



-si lo se…-intento alcanzar el control remoto, era demasiado vago como para ponerse de pie-pero no te da curiosidad? Ahora somos adultos…



-relativamente adultos, te recuerdo que sigues usando pijamas de niños para dormir



-son de adulto y el anime no es solo para niños-escucho el bufido que el menor soltó



-lo que creo es pasas demasiado tiempo en el trabajo, es demasiado… diablos!-escucho el golpe sordo de algo estrellándose



-todo bien?-Al otro lado de la line se escuchaba el frufrú de la ropa y el rose de algunos papeles, luego escucho el ladrido de la pequeña rata peluda que era de Takanori



-Koron acaba de arruinar la mitad de mi trabajo-alguna puerta fue cerrada con brusquedad del lado de Takanori-debo comenzar de nuevo-quiso reírse pero sabía que Takanori cabreado no era buena idea ni aun por teléfono



-suerte con eso-lo último que escucho fue el balbuceo del más bajo
Se estiro mientras aún estaba en el piso, la idea de viajar aun le rondaba por la mente, quizá Takanori tenía razón y su vida era muy cuadrada, incluso con su invisible sensación, tenía una rutina que se había vuelto monótona y predecible



La sensación en su pecho sintió se removió, como si entendiera sus pensamientos, quizá era una señal de ánimos. Ya estaba oscuro para cuando se fue a la cama, aun con el cosquilleo en su pecho, dejo que lo arrullara el cálido abrazo que la sensación le daba




>




No estaba teniendo sueños, solo dormía, por eso no se explicaba porque había despertado con un grito, no era una pesadilla, no era el miedo a presencias ajenas o algo de los terrores comunes, era algo más real, y le quemaba en carne viva, sintió la confusión, el pánico, esos eran sus sentimientos, pero la sensación en su pecho estaba muy alterada, como si algo hubiera salido de la nada y estuviera lastimándola, no estaba seguro de que hacer, tenía miedo de que su cálida presencia se fuera, ya había pasado una vez, y le había dolido como si desgarraran el corazón de su pecho, pero esta vez era diferente, sus sentimientos y los de la sensación estaban tan entremezclados que no sabía cuál era su miedo, intento serenarle como había hecho muchas veces, pero no podía concentrar ese simple sentimiento



Era abrumador, e incluso ahora, mientras él era el que debía proporcionar calma, la presencia lo calmaba, como si nada hubiese pasado, haciéndole saber que todo estaría bien. Lo odio, no quería eso, no quería sentir como la sensación le abrazaba y cosquilleaba en su pecho, no lo quería, se sentía como si se despidiera, y le dolió más que cualquier cosa que hubiera sentido antes, lo último que sintió antes de que todo cesara fue el sentimiento de agradecimiento y amor, un amor que siempre había estado ahí pero pocas veces tan tangible y real




Se cubrió la boca ahogando un sollozo, intento buscar algo, quiso encontrar la sensación familiar que siempre lo había acompañado, y por primera vez desde que tenía uso de razón, sintió lo que era estar absolutamente solo

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