La primera vez que te vi llorar, sentí como cada segundo que respiraba se volvía más pesado, me sentí indigno de ti, de cada momento que pasamos juntos, de tu amor, de cada suspiro que salió de tu boca. La primera vez que te vi llorar, descubrí en tu voz aquel llanto desgarrador que jamás avía oído. No, no era como el llanto de cuando hacían una rabieta o el de cuando descubrías que tus dulces favoritos se habían terminado, era un llanto de arrepentimiento, de soledad, de querer desaparecer. En ese momento yo también quise llorar, quise decir “tranquilo, todo estará bien, estoy aquí…contigo” Pero tú y yo sabíamos que aun que quisiera, no podría limpiar tus lágrimas.
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Hace días que te encontrabas raro. Tu tristeza era más que obvia, no esperaba que esa pequeña pelea que habíamos tenido te hubiese afectado tanto, pero ciertamente aun seguía un poco molesto. ¿Sabes? Es extraño, recuerdo que en aquella ocasión salí corriendo…Me pregunto ¿por qué no recuerdo lo que pasó después?
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Ayer regresaste algo tarde del trabajo. Me encontraba descansando en el sofá cuando advertí tu presencia.
-Tadaimas- dijiste como de costumbre mientras entrabas por la puerta. En tus palabras aún se notaba la tristeza, así que para no hacerte sufrir más, decidí ceder un poco y darte el derecho a una respuesta de mi parte.
-Bienvenido, Atsushi, ¿qué tal el trabajo de hoy?- dije relajadamente. Pero nada, ni una respuesta de tu parte. Tomé eso como un “no tengo ganas de hablar” y preferí no responder.
-Debería dejar de hablar solo, eso no me ayudará de nada- dijiste mientras entrabas en la cocina y tomabas un vaso.
Así que ahora me ignoras. Pues bien, si no quieres ceder, está bien, yo tampoco lo haré.
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Anoche, cuando fui a acostarme a tu lado, te noté distante, no me abrazaste como de costumbre. Así que decidí terminar con èsto y fui el que dio el primer paso.
-Atsushi, no me gusta pelear, sabes que te quiero y realmente no me gusta verte así de triste- dije esperando poder aliviar tu dolor. Pero nada, solo el silencio –Atsuji, si quieres que admita que estaba equivocado, bien, malentendí las cosas, lo siento, pero por favor, no sigas ignorándome.
Y de nuevo, el silencio.
-Bien, tal vez ya estés dormido. Descansa, Atsushi. Te amo-
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Atsushi, explícame lo que está pasando. Me ignoras cuando intento hablarte y pareciera que mi presencia es inexistente para ti. Además ¿qué es eso de que te mudas? Ayer te escuché hablando con Midorima, le dijiste que era lo mejor, que no podías seguir atado a mí y que pronto desocuparías el apartamento.
¿Así que pensabas dejarme? Después de todo lo que pasamos ¿ahora resulta que no signifiqué nada para ti y me desechas como si fuese cualquier cosa? Y yo aquí, preocupándome por tu tristeza.
Y dime ¿te irás con aquella chica con la que te vì ese día? Era más que obvio que ella te estaba coqueteando y tú ni siquiera hiciste algo por frenar sus actos. El tan solo recordar esa escena tan desagradable, me hace querer salir corriendo de nuevo como lo hice aquella vez.
Me pregunto ¿por qué mis recuerdos de aquella vez se vuelven tan borrosos?
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¿Cómo es eso de que se llevan mis cosas?
Ésta mañana vino mi padre y le entregaste todas mis pertenencias.
-Creo que es mejor que usted las tenga- dijiste mientras se las entregabas.
¿De qué se trata esto? ¿por qué ninguno de los dos pudo escuchar mis reproches? Atsuji, tengo miedo ¿por qué por más que grito mis palabras no pueden ser oídas?
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Esta mañana llamaste a todos, pude escuchar que se encontrarían en algún sitio. Estaba arto de no obtener respuestas, así que decidí seguirte y descubrirlo por mi propia cuenta.
Al llegar a aquel lugar pude percatarme de la presencia de todos mis compañeros; Kuroko, Midorima, Kise, Aomine… ¿Qué hacen todos aquí? ¿por qué todos vienen con esas ropas tan grises?
-¿Cuál fue la causa?- pregunto Midorima con una voz melancólica que no había escuchado antes.
-Fue…mi culpa. Una chica se paró a hablar conmigo, yo intenté evadirla, pero cuando me percaté…él estaba ahí, observándonos. Antes de que pudiera hacer algo, él salió corriendo. Fui tras èl en un intento de aclarar el malentendido…pero –antes de que pudiera terminar de explicar los sucesos, Atsushi se desplomó y comenzó a llorar. Los demás se acercaron a consolarlo. Intenté hacer lo mismo…pero por alguna razón, mis manos no podían tocarlo –Los doctores no pudieron hacer mucho, el auto lo golpeó muy fuerte, al conductor no le diò tiempo de reaccionar cuando lo viò salir de la nada- dijo en un esfuerzo de concluir la historia.
Todos lo miraban dolidos. Lo único que pudieron hacer fue conducirlo hacia la entrada del cementerio.
Al llegar a una de las lapidas y leer la inscripción en ella, pude comprender todo lo que había ocurrido.
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La primera vez que te vi llorar, comprendí que sería la primera y última vez que podría escucharte. La primera vez que te vi llorar, me sentí una basura, me sentí miserable, pues sabía que yo era la causa de ello. La primera vez que te vi llorar, también supe que no podría consolarte, pues el nombre que estaba escrito en aquella lapida…era el mío.
NOMBRE: Seijuro Akashi
CAUSA DE MUERTE: Atropello