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Saturnhill, un colegio diferente por SatuPro

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Notas del capitulo:

Prólogo: JongIn.

Bajo un cielo claro de un azul pitufo muy intenso, JongIn, de siete años andaba con el cuello estirado y mirando las pocas nubes que se difuminaban sobre su cabeza, en dirección a un cercado de madera, siguiendo un camino de tierra y piedrecillas de aquellas que raspaban la rodilla si te tirabas al suelo para marcar un tanto en la portería del descampado vecino, ahí dónde él vivía, antes, no a partir de esa mañana.

El señor mayor que iba detrás era su tío, ya se habían despedido en casa y no sentía ningún tipo de tristeza por la separación, no como él, al parecer.

- JongIn. – Le llamó la atención un segundo, y no para recordarle que debía llevar él su maleta, o que se le había desabrochado un zapato, o que acababa de pisar una mierda de perro, no. – No te preocupes, si no estás bien aquí, te vendremos a buscar de inmediato ¿de acuerdo?

Lo poco que sabía él de todo aquel asunto, era que iba a dejar de estar en un colegio convencional y pasaría a vivir en ese, uno con mucho jardín, donde podría jugar y pasarlo bien haciendo nuevos amigos, niños y también niñas. Lo segundo no le hacía ninguna ilusión, pero había oído decir a sus tíos que allí dejaban a los niños subirse a los árboles y bañarse desnudos en el río.

- Vale. – Respondió simplemente, y siguió andando hacia ese cercado, hacia su puerta.

Un inmenso jardín se abría ante sus ojos, lleno de color y emocionantes aventuras. Todavía era verano, pero ya tenía ganas de que empezase el curso en su ya nuevo colegio, Saturnhill.

1 El niño nuevo.

En lo alto de un par de árboles del bosque a una distancia considerable del edificio residencial, se podía apreciar ya desde el suelo que sus copas estaban naturalmente enzarzadas por las ramas principales, algunas de ellas muy bajas formando una especie de escalera rudimentaria y roma. Aunque, obviamente, aquellas cuerdas, tablas y clavos no habían sido puestas allí por la mano de ningún Dios o elfo, sino que había sido construida por las manos de niños y niñas a lo largo de las generaciones.

No había baño, ni ventilación acondicionada, pero aquella caseta estaba equipada con todo lo necesario para la supervivencia: una escalera de cuerdas que se enrollaba en la trampilla de entrada, una puerta para cubrir la entrada en caso de asalto, una estancia amplia, tan amplia como el cuarto de las escobas del primer piso, un par de cortinas de bañera (recicladas) para separar la habitación si es que eso era necesario y tres ventanas: una cubierta con un plafón de plástico casi transparente para ver el cielo, otra mirando en dirección al colegio, y otra, muy larga aunque chata, que servía para vigilar el bosque.

- Está muy claro pero lo voy a repetir para que no quede ninguna duda en absoluto.

En medio de esa misma estancia, alrededor de un tablero de ajedrez colocado sobre una caja del revés que servía de mesa, BaekHyun, el niño más largo y más incómodamente sentado allí, colocó una torre entre dos casillas.

- A la una y media los pequeños salen del comedor y Mamá Fran regresa a la cocina con el carrito de los platos sucios... – La torre se movía lentamente bajo los dedos del muchacho, que miraba al resto de niños allí sentados, igual de atentos en la pieza. – Entonces... – Cuatro peones aparecían. – Brazos de palo y Orejas de soplillo aparecen en escena; distraen a Fran peleándose en el pasillo, y-

- No quiero ser Orejas de Soplillo. – El niño a su derecha se quejó cruzándose de brazos.

- ChanYeol: tus orejas son de soplillo. – Ante la revelación, el niño resopló alejándose de la mesa improvisada. - ¡No es algo que haya elegido yo! ¡Es así! Y no vuelvas a interrumpir, ¿de acuerdo?

- Eh, tú no eres nadie para callarme.

- Soy el líder de esta banda; esto no es una democracia.

- ¿Y por qué siempre eres tú el líder? – Apareció otro desertor a su izquierda, Mofletes, originalmente llamado SangHyuk.

- Porque soy el mayor. – Era incluso una confirmación el hecho de que se lo preguntasen. ¿No era algo obvio que era por eso? Era el mayor de los cuatro, el único con edad de dos cifras, el que tenía más experiencia en la vida, y en ese colegio. La duda ofendía.

- ¿Y eso qué importa? – Atacó Mofletes de nuevo. – Este plan es una estupidez.

- Si. – SeHun, alias “Brazos de palo” decidió rebelarse también ante la absurdidad. – Ni siquiera sabemos que hayan sido ellos los que nos han robado las pistolas. – De juguete, por supuesto. – No sé, es una tontería... Sólo son unos críos de siete años; no son capaces de subir aquí. – Explicó elocuente, pero no convenció a BaekHyun, que golpeó la mesa tratando de intimidarles, aunque no dio ningún resultado.

- ¡Os he dicho que vi subirse a MinSeok aquí! ¡Y se llevó nuestras armas y nuestras provisiones para la Gran Batalla Final!

¿Quién podía rebatir aquello? Ya era largo el historial de enemistad con aquella banda de pretensiosos enanos.

- Vale. – ChanYeol regresó a su postura inclinada sobre el tablero, señalando a uno de los peones. – Le robaré las llaves a Fran.

 

- ¡EL NIÑO NUEVO!

 

Una voz hacía eco por cada árbol y cada tronco caído, atravesando de ventana a ventana la guarida del clan, provocando la sorpresa y la excitación instantánea en los cuatro, que se levantaron volcando sin cuidado su preciada mesa, para correr contra la ventana de dónde les pareció oír aquel grito.

- ¡OJOS NEGROS! – Chilló aquel niño.

- ¿¡QUÉ!? – Respondieron los cuatro.

- ¡EL NIÑO NUEVO! ¡ESTÁ EN EL TALLER DE PLÁSTICA!

 

 

La sensación de JongIn al observar aquel taller, era muy similar a la que tendría uno si, por ejemplo, entrase en una tienda de ropa y absolutamente toda la ropa estuviese apelotonada en el suelo.

- ¿Te gusta el arte a ti, JongIn?

Ese señor que vestía igual que su tío, como todos los adultos, no se parecía en realidad a nada en él. Para empezar, era mucho más alto y tenía bigote. Era más gordo también, y con la nariz más grande y chata, pero lo que más le impresionaba de él era que, a diferencia de todo el mundo que conocía, no sonreía de ningún modo especial al mirarle, aunque él mismo se excusó.

- Perdona, hoy tengo un día pésimo.

- Ah.

- Bueno, supongo que ya has visto dónde está tu habitación provisional ¿verdad? Puedes pedir un cambio si lo deseas, aunque creo que estarás bien allí. Y bueno, aunque no lo estés, era la única cama limpia que estaba libre ahora mismo...

¿Es que allí las camas estaban sucias o qué?

A juzgar por el aspecto del taller de arte, todo lleno de pintura y niños con lamparones en las batas, podía ser que sí.

Pensar en una cama llena de manchas de pintura de todos los colores le hizo sonreír inevitablemente.

- ¿Qué aficiones tienes? ¿Qué te gusta hacer? – Le preguntaba aquel hombre, cuyo nombre acababa de olvidar.

- Ah... Me gustan las matemáticas y la música.

- ¿Las matemáticas? ¿Ah sí? ¿Sueles hacer matemáticas en tu tiempo libre? - ¿Tiempo libre? ¿Se refería a la hora del recreo? – Si quieres podemos ir ahora al departamento de música, seguro que te encanta ver los instrumentos que tenemos, ¡Y la pista de baile! ¿Te gusta el ballet? ¿La danza contemporánea? – Ese señor parecía animarse por momentos, incluso comenzaba a sonreírle.

 

Salieron del taller charlando (ese señor hablaba) sobre lo interesante que era el break dance como ejercicio pacifista de la lucha, o algo así, camino al departamento de música, esperaba. Hasta ese momento, los niños y niñas que le habían visto sólo le habían saludado al verle entrar, y luego le ignoraban siguiendo a sus asuntos, pero fue doblar el pasillo y chocarse de pleno con cuatro muchachos que ni siquiera le dejaban pasar.

- Dejadme.

Fue al quejarse que el señor Roger (¡Eso, se llamaba Roger!) se percató de que había quedado rezagado por culpa de esos niños y fue hacia ellos.

- Ojos negros, deja en paz al nuevo. Le estoy llevando a la sala de baile y me he quedado hablando solo.

- ¿Cómo se llama? – Le pidieron, a lo que Roger simplemente señaló hacia él con las cejas. - ¿Cómo te llamas, nuevo?

- JongIn.

- ¿Vas a quedarte en este colegio? – Pidió otro.

- Sí, creo que sí.

- ¿Vienes de un colegio normal o de uno de mierda? – El señor no protestó, ni le riñó por decir aquella palabrota, únicamente rodó los ojos mirando hacia otro lado.

- Vengo de un colegio de mierda. – Respondió, altamente expectante de la reacción del mayor, que siguió siendo de indiferencia. – Este parece bueno.

- Saturnhill es un colegio muy apacible – Dijo el señor, con cierto tono pomposo, y prosiguió dirigiéndose al más alto. - ¿No es cierto?

- Roger, MinSeok nos ha robado las pistolas y el cargamento para la Gran Batalla Final. – JongIn escuchaba alucinado y sin comprender nada de lo que estaban hablando esos niños y ese señor como si fueran amigos de toda la vida.

- ¿En serio? ¿Y era mucho?

- ¡Ya te digo!

- ¡Llevamos semanas reuniendo todas esas piñas! ¡Y nos la ha robado!

- Menudo mequetrefe.

- Pues sí. ¿Sabes dónde está?

- No iréis a vengaros o algo así ¿no? Ya sabéis que eso os va a llevar más problemas.

A JongIn se le iluminaron los ojos, y no pensó que nadie más que él mismo y su corazón lo notasen, pero sí lo hizo alguien más: uno de esos niños que tenía en frente, uno algo alto y con los brazos de palo. Vio su mirada inquieta, sedienta, la vio y sonrió por ella, seguro.

¿Qué clase de problemas podían buscarse? ¿Problemas con los profesores? ¿Problemas con ese tal MinSeok? ¿Qué era la Batalla Final o como fuese eso? ¿De verdad esos niños tenían pistolas? Todas esas dudas que se enviaban telepáticamente hacia la mirada del niño de brazos de palo se quedaban encerradas y mudas en sus labios dibujando una sonrisa.

- No, no... Nada de problemas. Sólo queremos hablar con él y llegar a un trato como personas normales, Roger. – Ese alto parecía ser el mayor, puesto que hablaba con mucho más desparpajo que el resto frente al profesor, así como en su antiguo colegio.

- Claro, claro, no pensaba otra cosa de vosotros, Ojos negros. – Roger dirigió sus ojos grises hacia los marrones de JongIn. - ¿Quieres seguir visitando el centro?

- ¿Eh?

- Iba a llevarte al departamento de música, pero tengo bastante trabajo. Si quieres que te acompañe allí, lo haré, pero puedes ir tu solo si quieres, o con ellos.

- Ahm...Pues...

Se moría de ganas, ¿No era obvio? Y después de ese cruce de miradas con el Brazos de palo, esperaba que fuese él mismo el que le invitase a ir con ellos.

- En fin, tenemos mucho trabajo que hacer. – El mayor se despidió de forma abrupta, andando por el pasillo, camino al jardín. - ¡Vamos chicos! ¡Hay que encontrar a MinSeok!

- ¡Adiós Roger!

- ¡Adiós Roger, hasta luego!

- ¡Hasta luego, Roger!

Los cuatro desaparecían en fila india por la puerta del porche, perdiéndose rápidamente entre la multitud de niños que jugaban en las barras y los columpios para ir más allá, en dirección al bosque.

- Bueno, entonces ¿Qué quieres hacer, JongIn?

Notas finales:

Gracias por leer!!

Si les interesa y quieren actu, ya saben, #1RW18D 

UN RW, UNA SONRISA. POR UN MUNDO MEJOR PARA LOS FANFICS. ÚNETE. ;D


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