Mami… mami ten-un pequeño peli azul se puso en puntitas y extendía un bote con pajilla, el cual tenía batido de vainilla, cosa que hizo sonreír con dulzura al omega y enternecido lo cargo y tomo entre sus brazos acogiéndole con mucho amor y dejando que el cachorro de pantera frotara su nariz con la propia, su bebe sabia como contentarlo y no es que hubiera hecho algo tan malo, solo que le dio una mordida a su pezón cuando lo amamantaba, pero lo perdonaría aun que se hubiera tomado la mitad del batido, al fin y al cabo era una pequeña y traviesa pantera.- Daiku ama mucho a mami Tetsu y promete no morderlo mas .- el alfa de esa pequeña manada sentía su ego en el aire al ver a su cachorro y su hembra asi, ambos eran tan dulces, le encantaba como su omega cambiaba por completo al estar con su hijo y el, esa linda y cálida sonrisa que les daba, esos abrazos, su aroma… todo, o casi todo, no soportaba cuando el menor se enojaba con el y ese era el caso.
Aomine-san, por favor apártate, Daiku quiere una hamburguesa y yo también tengo hambre.- el peli azul estaba molesto por que no pudo controlar un ataque de celos y lo termino marcando de nuevo frente a otros y casi lo violaba en público. – Aomine-san.
-El moreno solo se hizo a un lado y camino detrás del omega, saco su cola y orejas, sabiendo que así tendría otra oportunidad y más rápida a ser perdonado, pues su usaba sus dotes de alfa el menor seguiría resentido. - Oe, Tetsu, perdón, aun así es tu culpa por mostrar tu…- el nombrado dejo a su bebe en la barra sentado mientras bebía el batido de vainilla cuando interrumpió al mayor.-
Si, Aomine-san te hare también de comer, son tus hamburguesas favoritas.- se dio la vuelta para ponerse su mandil rosa y fue a sacar lo necesario de la nevera cuando una gran mano lo atrajo al ajeno, sintió cuando su pequeña espalda topo con el fornido pecho del alfa y un ramo de rosas apareció frente a el. Woou, su enojo había sido tal que no lo olfateo antes si quiera.-
Lo siento Tetsu, en verdad lo siento… no dudo de ti, nunca lo he hecho y no creo hacerlo, pero no soporto el cómo hueles en veces a otros y sé que es parte de tu trabajo de medio tiempo, pero no lo soporto y ahora que tu celo está cerca temo no estar lo suficiente cerca para cuidarte y temo te dañen a ti y Daiku… ustedes … ustedes son mi razón de vivir.- ok, eso había derretido el corazón del omega y tal vez por eso mismo de que su celo estaba cerca le hizo caer ante la profunda voz de su esposo, no había usado sus dotes de alfa, pero ya había caído y lo supo cuando ya estaba rodeando el cuello del mayor, paso a besar sus labios con suavidad apegándose a el y uniendo su cola con la de su cónyuge, ambos hubieran continuando el beso, Tetsu se dejó cargar sin problema, hasta que el moreno se apartó de forma brusca y gruño a un lado, mas especifico donde estaban unidas sus colas y el pequeño Daiku en su forma de pantera había mordido con fuerza la cola de su alfa padre, celoso de que tocaran a su mama.-
Digno hijo tuyo Aomine-san.- rio y bajo de las caderas del ajeno para volver a lo propio, no obstante no oculto su cola ni orejas meneando la última al aire, era verdad lo de su celo y no le interesaba pues estaba emparejado y marcado, mientras tanto Aomine sabía que estaba siendo seducido con ese cotonear de caderas, tenía que actuar y rápido, así que sin pensarlo coloco la maleta de su cachorro sobre la mesita de la entrada y sacándose la ropa comenzó a jugar con su bebe, quien rápido en su forma salvaje y emocionado se le trepo, comenzando a rodar ambos por toda la sala. debía preparar las cosas para cuando se llevarán a su cachorro pues en esas fechas ya conocidas, tenían casos especiales. El paso uno era cazar a su vástago para que no alegara o llorara al ser apartado de su mama.
----------casi una hora después----------
-sentados los tres a la mesa, Aomine en la cabecera, Tetsu a la derecha y el pequeño a la izquierda en su silla alta , el omega comía sus vegetales, el mayor lo observaba como si fuera una presa a punto de saltarle mientras el más pequeño de la manada se rehusaba a dejar de comer la mitad de hamburguesa que tenía en sus manitas, sabía que si se dormía su papa la comería, aun así todos estaban en sus pensamientos cuando el timbre sonó y acompañado de ello un dulce aroma a preña y detrás de el uno fuerte a montaña, si eran la manada de Murasakibara , no tardó mucho en tomar un bolso con muchas hamburguesas, la mochila de su hijo y en la otra mano cargo con cuidado a su cachorro el cual aún trataba de terminar su cena con los ojitos entre abiertos , y entre algunos malabares se las arregló para abrir la puerta de entrada donde estaba su rival pelirrojo, con su pareja detrás suyo quien posaba sus grandes manos en su apenas visible vientre.- no dejen que duerma tarde, tampoco hagan porquerías porque quiero que mi cachorro crezca normal.- no se dieron cuenta cuando Kuroko se acercó a él asustando a todos menos a su bebe con quien tenía un lazo de madre e hijo y beso en forma casta los labios del infante, haciendo sonreír al cachorro de dos años .-
Kagami-kun, tu aroma es muy rico y tu pancita se ve muy tierna. - le sonrió al pelirrojo haciéndole sonrojar.-
Maldito Kuroko, siempre tan directo.- murmuro más rojo al ver al omega sonreírle y menear la cola, de ahí entendió el por qué debía cuidar a la cría de la familia Aomine, aun así solo y alcanzo a cargar al pequeño alfa y tomar las cosas, las cuales les paso a su prometido y le sonrió.- practicaremos.- sonrió al más alto dejándose besar, aun así sonrió como idiota enamorado al ver como Atsushi se acomodaba y cargaba a la mini pantera o mini clon de ahomine, de no ser que el pequeño heredo el color de piel de Kuroko sería la misma reencarnación de esa aberración.-
Creo que nos quedaremos con ku-chin toda la semana, y que seremos tíos de nuevo pronto. - el oso tomo con un brazo al pequeño y lo pego a su pecho y con la mano libre rodeo la cadera de su tigre haciéndole caminar a la salida y dando besos a su amado cada que podía luego que la pantera alfa les cerrara la puerta. –
--------CON AOMINE Y KUROKO--------
-el paso dos era el jugueteo, era lo mejor pues aun su peli azul no sucumbía bajo el celo, pero su husky ya se asomaba, apenas había cerrado la puerta de entrada y el menor había corrido sin ropa por el corredor que daba a la habitación de ambos, sin prisa apago las luces de la sala y cocina, eso haría mejor el juego y haría a su pantera calentar mas, cosa que logro y mas cuando llego a mitad de pasillo. Lo vio, en su forma canina, como si fuera a atacar pero en ves de eso solo le escucho gruñir y le vio correr de nuevo, insitandole a seguir con su juego, el corrió detrás del menor comenzando la “carrera ” primero a dos y a punto de llegar a su alcoba donde el aroma a vainilla era mas fuerte ya había dejado salir a su bestia salir, pero no lo encontró, no estaba en la habitación pero el no podía equivocarse, tal vez había usado su nula presencia, pero gruño, y cuando iba a seguir buscándolo en otro cuarto la realidad le golpeo literalmente. Kuroko se le había arrojado encima aun en su forma animal y ambos comenzaron a rodar en la oscuridad del cuarto, dándose una que otra mordida y golpesillos con su osico, Aomine lo sabía, lo sentía y más que nada en las bolas, estas las sintió vibrar cuando vio los ojos de su can oscurecerse un poco y ahí se acabó el juego, el moreno tomo el control y dejo al pequeño perro debajo suyo, viendo aun asi en su forma animal maravillado como cambiaba el omega a la forma humana, su piel parecía tan pálida y suave, cosa que comprobó cuando la lamio, desde un pezón a su hombro y termino en la mejilla, el oji celeste o mejor dicho su animal gimió gustoso al saberse el centro de atención del adverso, pero no era bastante ya así que sin pensar nada más que en ser tomado alzo el trasero frotando su trasero contra la gran polla, “afelpada”, hinchada y húmeda del otro.
No obstante el alfa debía controlarse, si tomaba así al menor seguro le dolería más al terminar y la preña seria de más de uno eso deberían hablarlo antes además y ahora no estaban preparados o … ¿ tal vez si?, comenzó a penetrarlo en esa forma sintiendo como pese a la dilatación y humedad de la pequeña cavidad de su pasivo no podía entrar o no le era nada fácil al menor, sus ojos se pusieron vidriosos, en el momento en que hicieron contacto Aomine cambio a su forma humana y termino de entrar de golpe a las entrañas de su destinado, gruñendo cuando el susodicho le araño la espalda, Kuroko había dejado salir por completo a su parte animal, lo sabía por como el menor se movía con frenesí contra su cuerpo y el no satisfecho alzo una pálida pierna sobre su hombro y acomodándose de rodillas comenzó a penetrarle con rudeza y mucha fuerza arañando sus costados, perdido en el interior ajeno dejo asomarse a su animal y así su cola se unió de nuevo a la de su amado, ambos se habían unido en una perfecta sincronía, Daiki como alfa y Tetsuya como omega ahora eran uno solo, los movimientos estaban en su ritmo perfecto, los gemidos y chillidos de la “hembra” eran la sinfonía del lugar junto a los gruñidos del macho que hacían coros de fondo, el placer estaba en su punto máximo. No fue necesario mucho tiempo mas a la espera del éxtasis cuando este llego, vaciándose en las entrañas del más bajo quien solo se retorció unos momentos en busca de aire sintiendo como su pequeña entrada se cerraba en torno a la erección latente del moreno, con cuidado se abrazó al cuello del otro y lamio la comisura labial de su macho, el cual le alzo en vilo y estando ya un poco más recuperado del orgasmo se sentó con el menor encima a horcajadas en la cama esperando ser liberado para poder ir por la segunda ronda.-
Eres mi joya más preciada Tetsu. – le susurró al oído, no al humano a una de sus orejitas peludas sabiendo que así volvería más loco al omega que tenia de esposo, usando su voz de mando, no de forma autoritaria, pero sí de forma en que “estuviese consiente”, en otras palabras que no se diera por completo a su lado animal.- te amo con cada fibra de mi ser… - lamio su mejilla con dulzura y sonrió sintiendo sus mejillas algo calientes al ver la perfecta sonrisa que su sombra le daba, e igual soltó un suspiro, el primero de la noche al sentir como el menor le liberaba, esa sin duda alguna sería una de las mejores de su vida. –
Dai…ki- susurro el ojiceleste con sus orejitas bajas demostrando con ello la sumisión a su amado alfa, se abrazó a él y alzando la cadera se dejó caer sobre ese grueso falo, comenzando así la continuación de ese dulce escenario. -
“El moreno solo repetía en su mente: Paso cuatro, completado con éxito”.