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Mitades por AbejaColt67

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Notas del capitulo:

Se que tarde un poco en subir, pero la tension de la escuela no me habia dejado avanzar, pero aqui les traigo el nuevo capitulo.

Y lo prometido es deuda, ¡En sobredosis capitulo hot! 

Espero les guste leerlo tanto como a mi escribirlo.

Este capituloes un poco mas corto que el anterior pero el tiempo y falta de inspiración me impidieron seguirle.

Ya se encontraba oscuro para cuando Castiel decidió volver a casa, pudo haber llamado a su padre para que enviase a alguien a que pasara por el, pero Castiel mejor decidió caminar, pues su casa se encontraba a unas cuantas manzanas y sentía la necesidad de caminar para poder aclarar mejor las cosas.

Caminaba por las solitarias calles sintiendo los pasos despreocupados de Dean detrás suyo ya acostumbrado a sentir siempre su presencia. Después de pasar prácticamente toda su vida con aquel demonio, a pesar de haberlo ignorado la mayor parte del tiempo fingiendo su inexistencia aparentando ser normal, ya se había adaptado a él, por extraño que pareciera, en las pocas ocasiones en las que no se encontraba, tenía la sensación de que algo le faltaba, pero siempre intentaba ignorar ese sentimiento cambiándolo por alegría y libertad.

-Caaas, ¿Sabes que le dijo un jardinero a otro jardinero? -Dean hablo mientras caminaban. Hubo silencio. -Nos vamos cuando podamos. -Otra vez silencio. - ¿Entendiste? -Más silencio. -Podamos, de podar. Dos jardineros. Nos vamos cuando podamos. ¡Vamos Cas no seas tan aburrido!, sonríele a la vida. Admite que mi chiste fue gracioso.

-No lo fue. -Contesto cortante.

-¡Oh vamos! Que estoy que muero de aburrimiento. Deberías entender que… -Entonces paso algo que definitivamente Castiel no se esperaba. Dean guardo silencio a media frase, por lo que no pudo evitar voltear hacia atrás extrañado de su abrupto silencio. Dean se había quedado estático parado a unos cuantos pasos de distancia de él. Sus manos se encontraban en el aire ligeramente levantadas como si intentara percibir algo.

-¿Qué… -Intento hablar.

-Shh… No hagas ningún ruido. -Susurro

Castiel intento escuchar algo, pero solo logro percibir los pasos de una persona, seguramente mujer, pues se escuchaba el ruido de unos tacones de aguja.

Castiel se encontraba en la esquina, por lo que la pared de concreto le impedía poder visualizar sea quien sea la persona que se estaba acercando. Cada vez se volvía más y más cercano el sonido.

Entonces se apareció. De un segundo a otro Castiel ya tenía a su maestra frente a él, tenía una mirada segura, incluso satisfecha y malvada que nunca se había imaginado que pudiera tener, pues sus facciones eras muy dulces, pero ahí estaba.

-Hola Castiel. -Dijo su maestra con voz seductora y burlona.

- ¿Cómo supo que estaría aquí? -Dijo con sorpresa.

-Castiel -Dean tenía un tono preocupado en su voz y se posiciono a un lado suyo.

-Adivine. -Se encogió de hombros.

- ¿Se le ofrece algo? -Castiel comenzaba a sentirse intimidado.

-Tu.

De improvisto su maestra se lanzó contra el comenzando a besarlo apasionadamente. Sentía los labios de su profesora moverse salvajemente con una habilidad excepcional, lo lanzo en contra de la pared empezando a frotarse contra él, restregándose y acariciándole donde nunca nadie le había tocado antes.

-Castiel. -Logro escuchar a lo lejano la voz de Dean quien parecía estar reprimiéndole.

Sentía su lengua intentando entrar en la suya, había saliva y fricción, sintió como una erección comenzaba a crecerle. No sabía si levantar sus manos para tomar su cintura, o si también tocarla, no tenía la menor idea de lo que estaba haciendo, se encontraba jadeante y perdido por el deseo, sentía que ya no tenía control sobre sus actos, casi poseído impidiéndole pensar con coherencia.

Entre beso y beso sintió que algo comenzaba a cambiar, sintió unos colmillos encajarse en su labio inferior, los carnosos y suaves labios de la profesora se tornaron secos, el sabor dulce se convirtió en amargo. El agarre que tenía en su cintura se volvió brusco y sintió que le arañaba encajándosele en su lado izquierdo, soltó un quejido de dolor, sintió un líquido tibio bajar por su costado, apostaría a lo que fuera que se trataba de sangre.

La atractiva profesora se había convertido en un auténtico monstro con piel pálida y seca, tenía unos largos y esqueletos brazos pálidos con feroces garras en lugar de dedos. La hermosa figura se había descontorcionado cambiando a la bella y atractiva profesora en un auténtico demonio con un pelo gris aqueo y maltratado.

Comenzó a forcejear sintiendo sus afiladas garras clavándosele en los brazos. Sintió que ese sería su fin.

Entonces cuando ya lo creía todo perdido, el demonio arceo su espalda con una mueca de horror y dolor, aflojando su agarre. El demonio lo miro a los ojos fijamente y vio como estos perdían rastro de vida. El cuerpo comenzó a desmoronarse convirtiéndose en cenizas dejándolo ver a Dean quien se encontraba de otras con una daga color plata y con un grabado que no logro identificar pues la guardo al instante, sin no primero haberla limpiado ligeramente con su hombro.

Castiel aún se encontraba en completo shock sin mirar a ningún lugar en específico.

-Intente advertirte. -No entendía como es que se encontraba tan tranquilo tras haber presenciado lo ocurrido.

Castiel aún no se movía. Dean se acercó a él, quizá demasiado, y con su tibia mano le subió su camisa hasta el costado izquierdo inspeccionando su herida.

-Diablos Cas, esto debería enseñarte a no meterte con tu profesora, suelen ser bastante rudas. Volvamos a casa. -Le bajo la camisa alejándose un poco de el para verle a los ojos. Pero este aún estaba en su mundo. -Demonios, parece que te has vuelto una estatua, no es como si antes expresaras mucho ¿Sabes? Pero al menos tu piel tenia color…

Castiel sentía cada vez más y más lejana la voz de Dean, apenas era un pequeño eco, todo comenzó a volverse negro hasta hundirse en una profunda oscuridad.

…-.-

Castiel se encontraba retorciéndose en su cama cubierto de sudor en todas las partes posibles, Dean solo observaba sin saber muy bien que hacer.

Dean había tele transportado su cuerpo hasta su habitación que se encontraba una casi profunda oscuridad, que de no ser por las luces del exterior estaría en completa oscuridad.

De todos los demonios que pudieron haberle atacado tenía que ser un maldito Súcubo. Lo peor del caso era que una muy pequeña ración de veneno se había introducido en él, aun que debía dar gracias que solo fue una muy pequeña dosis cuando le araño su costado. Pero por muy pequeña que fuese la dosis el efecto ya había sucumbido en él y no tenía la más mínima idea de que hacer.

Repaso mentalmente toda la información sobre los Súcubos: Demonios del sexo que tenían cierta preferencia por los vírgenes, su aspecto provocativo y seductor para atraer a los hombres con un veneno afrodisiaco que puede lograr volver a un hombre loco haciendo que tenga relaciones hasta la muerte.

Se mordió el labio pensando en varias soluciones posibles. Castiel no descansaría hasta sacarlo fuera, retenerlo demasiado tiempo podría causarle daños irremediables.

Castiel había comenzado a producir algunos gemidos, cabía señalar que Castiel jamás en su vida había tenido ni un solo orgasmo y para las esas sensaciones eran totalmente desconocidas.

Podría intentar echarle una mano… Después de todo su seguridad estaba en sus manos.

A pesar de que Castiel estuviera inconsciente su cuerpo actuaba por sí solo, así que aun que llegase al orgasmo él no se daría por enterado, y aun que lo tuviese no estaba del todo seguro de que el veneno saliese de todo de él, cabía la probabilidad de que aun quedase una pizca dentro de él. El alivio seria solamente momentáneo, pero eso era mejor que nada.

Dean se sentó a horcajadas sobre el hundiendo un poco más la cama. Observo los atractivos rasgos de Castiel, el probablemente no tenía ni idea de lo atractivo que era.

Dean intentó convencerse de que esto no sería ninguna clase de abuso sexual, era por su bienestar, solo por eso. Dirigió sus manos a los pantalones de Castiel desabrochándolos con delicadeza y siguiendo con el cierre. Noto su enorme erección bajo la fina tela de sus calzoncillos color negros. Comenzaba a sentir como él también se ponía duro. Le bajo los calzoncillos junto con sus pantalones soltando su erección y Dean tuvo que ahogar un gemido.

Al final decidió que el también necesitaba desahogarse y con rapidez él también se bajó sus pantalones y calzoncillos a la vez soltando su ya erecto miembro.

-Demonios Cas, como quisiera que estuvieras despierto. -Dean se inclinó y olfateo el erótico aroma que desprendía pasando su lengua por su cuello y repartiendo ligeros besos. Sus erecciones se rosaron causando que Castiel gimiera y su respiración fuese más acelerada.

Dean se incorporó sobre Castiel y con su mano tomo ambas erecciones intentando no gemir al sentir el contacto de su erección con la suya comenzando a moverla hacia arriba y abajo repetitivamente escuchando sus jadeos y los propios mezclarse. Comenzó a mover su mano cada vez con más rapidez sintiendo su propio orgasmo cada vez más cerca y el también con sus gemidos más sonoros que lo delataban. Habría querido durar más, mucho más, pero con la visión de Castiel jadeante y su camisa ligeramente levantada dejando ver su abdomen casi tan marcado como el de él y como sus erecciones estaban juntas fue lo que acabo con él. Sintió como el orgasmo le golpeaba con fuerza, y viendo como Castiel también se venía con un gemido ronco. Este sería su primer orgasmo y no se habría dado cuenta.

.-.-.

Al despertar Castiel se sentía diferente, a pesar de haber sido atacado por un demonio se sentía como nunca, su cuerpo descansado y podría decirse que liberado. Por desgracia, el buen descanso de su cuerpo provoco que no escuchara el sonido de la alarma.

Con unos movimientos casi ninja Castiel salió de la cama para después lanzarse a su armario tomando la primera ropa que sus manos encontraran. Con gran rapidez Castiel se deciso de su ropa, no se dio si quiera cuenta que la parte frontal de sus calzoncillos se encontraban húmedos. Se puso una camisa blanca con el logo de Nintendo en frente y unos pantalones limpios.

Castiel salió de su casa y decidió esta vez ir en bicicleta para llegar con más rapidez, quedaban solo cinco minutos para que el timbre de la escuela sonara.

Llego a la puerta justo en el momento en el que el timbre sonaba. Este era un nuevo record.

Las primeras clases transcurrieron con normalidad. Ahora mismo se encontraba en la clase de Historia III, la profesora había decidido ponerles una película sobre la revolución, la cual no le puso mucha atención pues se sabía la historia y fechas de memoria.

Con el apuro de llegar a clases a tiempo, Castiel apenas había tenido tiempo de pensar en lo sucedido la noche anterior. Pudo haber muerto. Hasta hace un día no creía en los demonios, pensaba que Dean era solo producto de su imaginación, que estaba loco, todo este tiempo había estado al lado de un demonio real. Y lo salvo de otro demonio que dios sabe que quería hacerle. Suspiro pensando en que el primer beso que le habían dado había sido con su profesora quien resultó ser un demonio que quería matarlo. Pensó en la forma en que lo tocaba. Sus manos recorriendo su torso con delicadeza antes de convertirse. Sus carnosos labios sobre los de él.

Sintió un calor extenderse por su estómago, empezaba a sentir calor y su miembro comenzaba a crecer. Castiel no solía tener muchas erecciones, de hecho, solo había tenido en unas contadas ocasiones, pero lograba controlarse. Esta vez parecía diferente.

Miro a su alrededor, todos concentrados en la película tomando algunos apuntes. Él se encontraba en la esquina por lo que no llamaba mucho la atención.

Entonces unas imágenes fuertes con Dean como protagonista golpearon su mente. Meneo su cabeza intentando sacarlo de su sistema, esas imágenes solamente habían logrado calentarlo más. Mordió su labio inferior ahogando un gemido. Las imágenes no lograban desaparecer de su mente, su imaginación le estaba dando una pala pasada. Él no era gay, sus fantasías solían ser siempre de chicas. Nunca con un hombre, o demonio, o lo que sea. Castiel pensaba estar seguro de su sexualidad.

-Dean… -Su nombre salió inconscientemente de sus labios.

A los pocos segundos Dean se apareció ante el con una sonrisa macabra plantada en sus sensuales labios.

-Esta es la primera vez que me invocas Cas. Espero sea importante.

Dean le miraba con intensidad. Por supuesto que sabía lo que estaba pasando, y le sorprendía que lo hubiera conjurado. No esperaba para nada su llamado, y le sorprendía gratamente.

Observo los ojos brillantes de Castiel por la excitación con sus mejillas encendidas y sus manos intentando topemente esconder su erección, era una visión adorable para el demonio. Dean apoyo sus codos en la butaca de Castiel acercándose sin quitarle la mirada de sus ojos.

-Veo que aún hay algo de veneno en ti.

- ¿Veneno? -Castiel ladeo la cabeza con confusión.

-El demonio de ayer, al arañarte dejo algo de veneno en ti. Es algo así como un afrodisiaco, pero cien veces más potente que uno normal. -Dean sonreía con maldad. Se arrodillo con una lentitud seductora. -No soy yo el que suele hacer esto Cas. Pero es mi deber mantenerte a salvo.

- ¿Qué diablos harás? -Castiel empezaba a asustarte. Dean tenía sus manos en sus rodillas subiendo lentamente. Castiel intento apartarlo con disimulo para que nadie se diera cuenta de lo que estaba sucediendo, aunque todos se encontraban absortos en la película.

- ¿No es obvio? Voy a salvarte. Otra vez. Esta es la única manera Cas. Si no lo hago estas en peligro de que mueras si no lo hago a tiempo. -Dean le desabrocho los pantalones y bajo el cierre, y con una increíble fuerza le bajo los pantalones hasta los muslos.

-No puedes hacer esto aquí Dean. Pueden vernos. Además, puedo ir al baño y arreglármelas yo solo. -Castiel hizo el afán subirse los pantalones ya algo enojado y avergonzado de que el demonio le hubiera bajado ya los pantalones. Pero entonces una fuerza sobrenatural lo mantuvo sentado sin poder moverse. - ¡¿Qué rayos Dean?! Suéltame en este instante o si no… -Castiel murmuro cabreado.

-¿O si no que? Tengo cien veces tu fuerza, no podrías hacerme ni un rasguño aun que lo intentaras.

-Suéltame Dean. -Hablo con voz sebera.

-No lo haré. -Dean le bajo por completo los calzoncillos dejando libre su erección. -Oh Cas, esto no se llevará mucho tiempo.

-Dean, pueden vernos. –Castiel miro con temor a su alrededor, nadie parecía estarle viendo.

-No lo harán.

Dean con su mano firme tomo la enorme erección de Castiel haciendo movimientos de arriba abajo, primero con lentitud y después le aumento la velocidad escuchando triunfante sus jadeos. Dean desearía poder estar viendo sus expresiones, las cuales desgraciadamente no podía, pues se encontraba debajo de la butaca la cual no le permitía una buena visibilidad de su rostro, pero lograba escuchar los jadeos saliendo desde su garganta.

Castiel no podía moverse ni protestar, y puede que aun que tuviera voluntad no tendría la fuerza suficiente de alejarse. Intentaba con toda la fuerza posible no gemir sintiendo la habilidosa mano de Dean sobre su erección. Dean decidió que se aburría de hacerlo con la mano así que decidió dar el siguiente paso. De uno solo logro metérselo todo a la boca hasta llegar a su garganta. Castiel se sorprendió e intento no gemir sintiendo el mayor placer que jamás había experimentado. Hecho su cabeza atrás sintiendo su clímax cada vez más cerca. Desearía poder llevar sus manos a la cabeza de Dean, pero le era imposible moverse, sus caderas tenían la necesidad de hacer movimiento, pero no podía, estaba sometido.

-Dean. -Su nombre salió desde lo más profundo de su garganta, fue una suerte que nadie volteara a verlo.

Dean comenzó a mover su boca con más rapidez hasta hacerlo llegar al clímax.

Castiel se desplomo contra la butaca sintiendo pequeñas convulsiones de placer quedando semi-inconsiente olvidándose desde donde estaba hasta cuál era su nombre. Perdio la noción de todo.

Al abrir sus ojos se dio cuenta que ya todos en el aula ya habían salido, incluyendo a su profesora, y cuando vio bajo su butaca Dean ya no estaba y sus pantalones estaban en donde debían estar.

 

 

 

 

 

 


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