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Entrevistas interesantes por BlackHime13

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Notas del capitulo:

Pues.. como prometí aquí está el extra con las demás parejas n.n

Espero que os guste y nos leemos en las notas finales (=^w^=

Extra

 

 

 

Tener que ir a la oficina temprano era tan molesto, pero a la vez inevitable. Él y Ed tenían que escoger las mejores fotografías y dejarlas preparadas para cuando sus amigos volvieran de las entrevistas. Bostezó y sin querer chocó contra alguien, pues cerró los ojos un momento. Estuvo por caer al suelo cuando sintió que le abrazaban por la cintura.

 

-Lo siento, seguía medio dormido y...-fue detenido por un repentino beso. Se sonrojó hasta las orejas ya que reconoció a la persona que en ese momento parecía estar violando su boca con una pasión y fuerza que logró que le temblaran las piernas y estas no pudieran mantenerle más en pie. El contrario pareció notarlo porque le soltó la boca y afianzó el agarre en su cintura.

 

-Ayer no logramos hablar al final.-fue lo primero que le susurraron al oído y el pelinaranja solo logró asentir pues estaba demasiado ocupando intentando recuperar el aire perdido.

 

-Cierto...-logró decir cuando regularizó un poco su respiración.

 

Sin decir nada ambos caminaron hasta un banco cercano y se sentaron, el azabache sin soltar la cintura ajena.

 

-Emm... realmente fuimos estúpidos ¿no?-comentó nervioso el menor.

 

-Si... pero no pienso dejarte ir otra vez.-dijo de forma tan directa y sincera que el contrario se sonrojó de sobremanera.

 

-Eres tan directo como antes.-murmuró divertido mirándole con una sonrisa en los labios.

 

-Y tú tan lindo como en esa época.-respondió también sonriendo.

 

-No soy lindo.-se quejó haciendo un puchero.

 

-Si lo eres.

 

-No.

 

-Si.

 

-Que no te digo Bakayama.

 

-Y yo te digo que si Hinata idiota.

 

Esa discusión se prolongó por unos minutos hasta que ambos estallaron en carcajadas.

 

-Realmente no hemos cambiado nada.-dijo entre risas el más bajo y el contrario solo asintió al tiempo en el cual entrelazaba los dedos de ambas manos juntas.

 

-Y...¿qué has estado haciendo hasta ahora? Bueno excepto ir a esa mansión.-preguntó el pelinaranja curioso.

 

-Pues... cuando te fuiste perdí el interés en el voley así que dejé el equipo poco después. Me gradué, fui a una buena universidad y conseguí trabajo en una empresa a la vez que acababa la carrera.

 

-Kageya-

 

-Pero un par de años después de entrar a la universidad me encontré a Suga-san y me hizo vez lo mucho que necesitaba ese deporte en mi vida, al igual que dejarlo sería como huir de ti y todo lo que pasamos juntos, así que dejé mi trabajo y comencé a dar clases a unos alumnos de primaria de un club de la ciudad. Ahora soy el principal entrenador y tengo a seis equipos bajo mi cargo que van desde alumnos de primaria hasta la preparatoria, tanto mujeres como hombres.-le explicó sin dejar que dijera nada para interrumpirle.

 

-Ya veo..-murmuró con una sonrisa en el rostro.- ¿Y a Sasuke y los demás? ¿Cómo los conociste?-preguntó sin borrar su sonrisa.

 

-Fue casualidad. Una chica se confesó al Uchiha cuando yo pasaba y le oí responder que él solo salía con personas sumisas que se sintieran atraídas por el dolor. Tuve curiosidad y me mostró que yo también tenía ciertas inclinaciones distintas. Los demás ya eran socios del lugar cuando yo entré.-explicó mirándole a los ojos.

 

-¿Ciertas inclinaciones? ¿Acaso no te va el S&M?-cuestionó curioso y confundido.

 

-Mmm... me gusta dominar, pero no provocar dolor a mi pareja. Sufro de morfofilia, que es que solo me siento atraído por personas con ciertas características.-respondió sonriendo divertido al ver la ingenua curiosidad de su pareja.

 

-Ya veo... espera... ¿significa eso que te has sentido atraído por alguien que no soy yo?-preguntó frunciendo el ceño molesto. El mayor rió divertido ante eso.

 

-No. Tú eres la única persona por la que me he sentido atraído. Los que sentimos esta parafilia puede ser que solo sea una característica en específico como tener los ojos grandes, algo que varias personas tienen, o que tengan varias como es mi caso. Mientras más cosas se necesita más difícil es encontrar a alguien que encaje en ese ideal.-le explicó con paciencia.

 

-Mmm... ¿eso significa que eres muy exigente verdad?-comentó en tono burlón y se llevó un golpe en la cabeza por ello.- ¡Eso duele idiota!-se quejó haciendo un puchero.

 

-Eso por meterte con mi problema.-le dijo mirándole enojado.

 

-Gomen.-se disculpó y agachó la mirada como niño regañado. El mayor suspiró pues era imposible enojarse con su novio cuando se comportaba así.

 

-Da igual. ¿Y cómo conociste tú a tus amigos?-preguntó también curioso.

 

-Después de mudarme, resultó que Ciel vivía en el apartamento de al lado. No hablamos mucho hasta que un par de semanas después olvidé la llave y mi madre no estaba, así que llamé a su puerta para preguntarle si me dejaría saltar por el balcón pues mi ventana estaba abierta. Para no hacerlo muy largo... empezamos a hablar más después de aquello y tiempo después conocí a Naru, Tsuna y Ed cuando me enteré de lo que a Ciel le gustaba en la intimidad.

 

-¿Lo de los cortes?-preguntó y el menor asintió.

 

-Si... ¿cómo lo sabes?-fue su confundidas pregunta.

 

-Pues... se puede decir que ayer os espiamos un poco...-respondió esperando que este no se enojara. El pelinaranja solo frunció el ceño para luego suspirar.

 

-Una cosa... los otros tres también tienen una parafilia entonces... ¿tú tienes alguna? Se por experiencia que es difícil habla con alguien sobre ese tipo de cosas si los gustos no coinciden.-comentó y el menor se sonrojó.

 

-Esto... pues... es algo llamado barosmia o osmolagnia... significa que solo me atraen ciertos olores...-susurró sintiendo las mejillas sonrojadas al rojo vivo.

 

-Mmm... ¿qué tipo de olores?-cuestionó curioso y algo celoso de pensar que algo o alguien más que él pudo ser lo que excitara al menor.

 

-Emm... el sudor...

 

-¿Sudor?-dijo alzando una ceja. El menor notó el tono enojado y decidió aclararle algo.

 

-Cuando jugábamos juntos me di cuenta que me sentía excitado cuando me abrazabas después de hacer ejercicio. Fue una de las razones por las que dejé de acercarme cuando estábamos en el club. Además eres el único que me atrae de esa forma... y no solo cuando sudas sino, más bien todo tu olor corporal me atrae... por eso Tsuna dijo ayer que te reconoció porque al entrar me tensé... eso fue porque reconocí el olor...-explicó sintiendo toda su sangre en la cabeza. Su sonrojo no podía ser más notorio ya.

 

-Eehh... interesante.-murmuró para si el mayor al tiempo en que abrazaba al más bajo y apoyaba su cabeza sobre la ajena.

 

-¿Porqué suenas tan feliz?-preguntó en un murmullo este.

 

-Es tu imaginación.-fue la respuesta del mayor aunque se podía observar como una sonrisa maliciosa aparecía en su rostro.- Nee... ¿todavía tienes trabajo?-preguntó mirándole a los ojos.

 

-Si... pero solo es escoger las fotografías para el artículo así que no tardaremos mucho.-respondió con ingenuidad.

 

-Bien... porque estoy deseando hacer un tipo específico de ejercicio donde ambos sudaremos bastante.-le susurró provocativamente al oído para después morderle. El menor gimió y se sonrojó aún más.

 

-¡Pervertido idiota!-gritó para salir corriendo en dirección al edificio de enfrente. El moreno solo sonrió y se quedó ahí sentado a esperar a que su novio volviera a salir, sin importarle cuanto fuese a tardar.

 

 

 

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Llevaba como diez minutos esperando a su compañero cuando le avisaron que alguien quería verle. Extrañado porque no tenía ninguna reunión programada caminó hasta la sala de espera que le habían indicado. Nada más entrar fue recibido por el olor a humo de cigarrillo. Frunció un poco el ceño ante eso.

 

-No está permitido fumar en esta sala.-dijo para luego abrir los ojos sorprendido.

 

-Pareces que sabes quien soy.-comentó un hombre con voz divertida.

 

-¿Qué es lo que quiere?-preguntó algo nervioso pues ese hombre era uno de los que se encontraban ayer junto al azabache cuando fueron a enseñarles el lugar.

 

-Hablar un rato.-respondió tranquilamente sin dejar de fumar. La mirada del rubio se encontraba en ese pequeño cilindro, claramente nervioso. La sonrisa del moreno aumentó al notar aquello.

 

-Lo siento pero tengo trabajo así que no tengo tiempo para una charla amistosa.-dijo apresuradamente y giró para salir de allí.

 

-¿Realmente crees que dejaré que te marches tan fácilmente?-preguntó el moreno atrapando el cuerpo ajeno entre la puerta y su propio cuerpo. Le giró para que le mirara a la cara y notó el ceño fruncido del rubio.

 

-Estás en mi lugar de trabajo así que puedo fácilmente llamar a seguridad y hacer que te echen a patadas de ser necesario.-respondió mordazmente el de ojos ámbar.

 

-Mmm... tienes carácter... eso me gusta.-dijo soltando el humo del cigarro al lado del chico. Este tragó aún más nervioso.- ¿Porqué tan nervioso?-preguntó divertido.

 

-Yo... no estoy nervioso para nada.-fue su respuesta aunque se notaba que su voz había salido algo forzada.

 

-Tan poco sincero... ¿acaso quieres probarlo?-propuso refiriéndose al cigarro.

 

-No fumo y no pienso probarlo nunca.-rechazó e intentó apartar al mayor de su cuerpo.

 

-Ya veo... es una pena porque no me refería a eso.-dijo divertido.

 

-¿De qué habl-?-no pudo acabar de preguntar cuando sintió un par de labios contra los suyos. El rubio se tensó, pero la profundidad de aquel contacto hizo que su mente fuese quedando poco a poco más en blanco. Dejó de forcejear y para cuando se dio cuenta estaba incluso correspondiendo con fervor. Cuando por fin el mayor se separó, el ojiámbar se dio cuenta que tenía el cuello ajeno abrazado mientras este tenía sus brazos rodeando su cintura.

 

-No me refería a fumar... sino a otra cosa que también se puede hacer con un cigarro.-respondió a la pregunta antes hecha. El menor le miró sin entender y fue entonces que sintió una leve quemadura en la zona de su espalda baja. Gimió por la sorpresa e hizo el intento de apartar al contrario que resultó tener más fuerza de la que esperaba pues no lograba apartarle ni un centímetro.

 

-¡Para! ¿Qué demonios haces?-le gritó pero entonces sintió otra quemadura y volvió a gemir, solo que esta vez estaba mezclado con algo de placer.

 

-Eehh... así que estaba en lo cierto... ¿tanto te gusta el fuego?-le susurró al oído a la vez que le lamía la oreja. El rubio se tensó, pero no respondió a causa de que otro gemido escapó de su boca.

 

-Mmm... sabes... a mi me gusta bastante.-le dijo al no obtener respuesta a sus palabras anteriores. El menor le miró a los ojos y estos se agrandaron al comprender las palabras del moreno. Una leve sonrisa provocativa apareció en el rostro del rubio y sin decir nada besó al mayor quien correspondió sin dudarlo.

 

-Nunca pensé encontrar a alguien que compartiera mi gustos.-oyó que volvía a susurrarle y solo volvió a gemir pues sintió otra quemadura, esta vez en el estómago. Bajó la mirada para ver la punta del cigarro sobre su sensible piel y no pudo evitar lamerse los labios excitado.

 

-¿Pirolagnia?-fue la pregunta con voz grave y un brillo de lujuria en los ojos que salió de la boca del rubio.

 

-Ajá... ¿crematofilia?-fue su pregunta ahora y el contrario solo asintió. Ambos se sonrieron porqué... ¿qué mejor que tener como pareja a alguien que le guste ser quemado cuando a ti mismo te gusta quemar? Era peligroso pero... excitante. Además que tampoco es que quieran matar al otro, simplemente era un pequeño fetiche sexual que ambos compartían. Cosa que lo hacía mucho más excitante a hacerlo solo.

 

-Tengo... trabajo por hacer...-logró decir unos minutos después el rubio cuando su boca fue liberada de uno de los muchos besos apasionados que el mayor le había dado en tan poco tiempo.

 

-¿Tardarás mucho?-preguntó mordiendo su cuello.

 

-Emm... no mucho... media hora o un poco más...-calculó mentalmente, aunque no le llegase la suficiente sangre al cerebro en ese momento.

 

-Mmm... ¿te espero aquí o en otro sitio?-preguntó contra su oreja.

 

-Pues... mejor en el café de enfrente... sospecharán si te quedas aquí mucho más.-logró responder con la voz entrecortada.

 

El mayor soltó una risita y dejó que el rubio se acomodara la ropa y el cabello.

 

-Por cierto... mi nombre es Roy... Roy Mustang.-le dijo desde la silla donde se había sentado.

 

El de ojos ámbar sonrió se acercó a besarle y cuando abrió la puerta para salir giró levemente sin borrar la sonrisa.

 

-Lo recordaré... nos vemos luego Roy.-dijo para luego marcharse de allí. El moreno sonrió y decidió ir a su lugar de encuentro pues si le encontraban allí y empezaban a hacer preguntas sería demasiado molesto buscar una mentira lo suficientemente creíble.

 

 

 

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Nada más llegar a la mansión sintió que algo pasaría. Cuando oyó lo que los morenos querían su presentimiento se hizo más fuerte y cuando se quedó a solas con ese moreno de ojos rubí se dio cuenta de que nada bueno saldría de todo aquello.

 

Sin decir nada se sentó en un pequeño sillón de cuero negro que había frente a una mesa de cristal. En otra butaca igual se sentó el moreno, la cual se encontraba al lado de la suya, pero a una distancia confortable. Se distrajo un momento admirando toda la sala, pues la decoración era en tonos negros y azules y la verdad era que le agradaba mucho esa combinación en particular, pero lo que llamó más su atención fue la enorme cama con dosel.

 

-Siempre puedes usarla más tarde.-comentó el moreno y él le miró con el ceño fruncido.

 

-No estoy aquí para entretenerte sexualmente.-le respondió mordazmente.

 

-Eres muy interesante... ¿porqué no hacemos un trato?-propuso.

 

-¿De qué tipo?-preguntó curioso pero aún así de forma cauta. No iba a aceptar algo que no le interesase en serio o le beneficiara de alguna forma.

 

-Bien... cada vez que yo responda a una de tus preguntas me dejarás hacerte algo.-propuso de forma pervertida.

 

-¿Crees que dejaré que me manosees solo por unas cuantas respuestas?-preguntó alzando una ceja molesto.

 

-No... si solo fuese algo que yo vaya a disfrutar no lo propondría... pero estoy seguro que te gustará lo que te haré...-respondió con una sonrisa ladeada a la vez que sacaba algo de una pequeña caja que se encontraba sobre la mesa.

 

Los ojos azules del joven se abrieron en sorpresa cuando reconoció los objetos que el mayor sostenía en ambas manos.

 

-Sabes... mi parafilia es un poco especial, por lo que es complicado encontrar una pareja que aguante o quiera hacerlo conmigo...-dijo con fingida tristeza.

 

-¿Qué te hace pensar que comparto tus gustos?-murmuró desviando la mirada a otro lado.

 

-Mmm... tal vez por las marcas que vi ayer en tu cuerpo... o por el comentario de tu amigo el de los ojos color ámbar.-dijo en un tono de voz que expresaba diversión. El peliazul chasqueó la lengua al oír aquella respuesta, pero cuando vio de reojo esos objetos, tan maravillosamente filosos, sintió un escalofrío de excitación recorrerle entero.

 

-Exactamente... ¿cuál es tu parafilia?-preguntó con la voz queda. Si realmente compartía gustos con el mayor... no perdería nada en ver si eran compatibles. Después de todo necesitaba alguien que se sintiera atraído por las mismas cosas que él, eso resultaba mucho más excitante ya que una cosa es disfrutar tu y otra muy distinta hacerlo los dos.

 

-Je... sufro de hematofilia...-respondió en un susurro con voz maliciosa. El menor tragó saliva y un brillo de lujuria apareció en sus ojos. Se lamió los labios excitado y sonrió de igual forma. Si... la idea de jugar junto a ese moreno no le parecía para nada mala... sobretodo porque sentía que este disfrutaría tanto como lo haría él.

 

-Bien... una vez respondas a todas las preguntas... jugaremos a lo que quieras.-le susurró al oído y este le miró con los ojos más apasionados que alguna vez sintió sobre su persona.

 

-No te arrepentirás.-le respondió a la vez que cogía la libreta del menor y comenzaba a escribir las respuestas a cada pregunta. El peliazul sonrió ya que, a pesar que era su trabajo hacer las preguntas, el que el ojirubí lo hiciera de aquella manera significaba que quería acabar con ello cuanto antes y eso le estaba creando un enorme sentimiento de anticipación en el cuerpo.

 

Claro que cuando despertó de noche, en la cama junto al moreno, ambos desnudos, cansado y con cortes en todas partes de su cuerpo en cierto modo se sintió increíblemente bien. Pero al ver la hora en su móvil más las llamadas perdidas de sus compañeros y jefe, sintió ganas de matar a ese estúpido, pervertido y tentativo hombre.

 

Aunque fue divertido verlo levantarse rápido al oír como le gritaba, pero mucho más la cara de pánico cuando intentaba tranquilizarle para que no le clavara los cuchillos que se encontraban sobre la mesita de noche.

 

Más tarde, cuando recibía un baño de un muy atento moreno, pues el peliazul no podía moverse bien, fue que este le explicó que se aseguró de mandar todas las notas a la editorial para que alguien se encargara de redactar el artículo, diciendo que el ojiazul no se encontraba en las condiciones físicas pertinentes para poder hacerse cargo.

 

Al ojiazul le molestó un poco, pero también se sintió algo agradecido pues en parte fue culpa suya por acceder a ese juego, así que le dio las gracias en apenas un susurro que se ganó como respuesta una sonrisa sincera y un beso en la frente por parte del mayor.

 

Bueno... tal vez no era tan malo tener a ese hombre como pareja, después de todo... había comprobado lo increíblemente compatibles que ambos eran. Aunque tuvo que hacer nota mental de llamar a sus amigos porque tenía el presentimiento de que no era el único que saldría de aquel lugar con pareja nueva.

 

 

 

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Sentado en la silla y mirando fijamente a su escritorio fue que dejó escapar un suspiro cansado de sus labios. Oyó a alguien al lado suyo hacer lo mismo y cuando sus ojos se encontraron con los de su rubio amigo no pudo evitar la risilla divertida que salió de su boca.

 

Cuando ambos se tranquilizaron y cada quién volvió a su respectivo trabajo notó que realmente no sabía como comenzar ese estúpido artículo. No es que no supiera exactamente cómo hacerlo... después de todo llevaba mucho tiempo en aquel trabajo como para no saber hacerlo... el verdadero problema era que el azabache de ojos grises no había respondido ninguna de sus preguntas.

 

Frustrado consigo mismo y enojado con el moreno es que comenzó a rememorar lo que había sucedido unas cuantas horas antes.

 

 

 

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Cuando se vio a solas con el moreno en una habitación cuyo único mueble era una cama de matrimonio. Su intuición le gritó que saliera de allí lo más rápido posible, pero su parte racional y responsable se lo impidió pues era necesario hacer ese trabajo hasta el final.

 

Se sintió incómodo al sentir la penetrante mirada del contrario sobre su cuerpo y su instinto volvió a alertarle sobre el peligro inminente. Sin muy bien qué decir inspeccionó la sala y corroboró que efectivamente en aquel lugar solo había una cama… ni mesas ni sillas ni sofás. Suspiró y armándose de todo el valor que su cuerpo poseía caminó hasta ese único mueble y se sentó en el borde.

 

Durante ese período de tiempo el moreno no apartó la mirada de su persona, inspeccionándolo minuciosamente, y ante la última acción del castaño fue que una leve, casi imperceptible, sonrisa se instauró en su fino rostro. Estuvo tentado de lamerse los labios cuando el de ojos miel se removió incómodo en su lugar y apartó la mirada de su persona.

 

Con pasos sigilosos, parecidos a los de un carnívoro acechando a su presa, fue que se acercó al menor. Instintivamente este se levantó del lugar y caminó hacia la ventana alejándose de él.

 

-¿Qué pasa herbívoro?-preguntó divertido el mayor ante la clara acción de cautela que el menor había hecho.

 

-Mmm… ¿podríamos ir a otra habitación?-preguntó nervioso el castaño.

 

-Diría que no. Esta es la única sala disponible ahora mismo… a menos que quieras hacer tu trabajo con gemidos de fondo.-respondió con burla y diversión notoria en su mirada.

 

-Em… no gracias. ¿Pero no es posible traer una silla al menos?-volvió a cuestionar mirando con recelo la enorme y mullida superficie donde el moreno se había sentado.

 

-¿Te molesta usar la cama?-preguntó a su vez aún más divertido.

 

-Eso… no es muy profesional que digamos.-respondió apartando la mirada. El corazón le latía desbocado y sentía que le costaba respirar. Un sentimiento extraño de emoción le recorría por las venas y no entendía porqué… o más bien no quería reconocer el porqué. Había algo en ese hombre que hacía su sangre hervir y sabía que si se sentaba junto a él en esa cama, lo menos que haría sería trabajar.

 

-Hmp.-ese fue todo el comentario que hizo el moreno. La habitación se hundió en un largo silencio, pero más que ser incómodo, daba la sensación de que en cualquier momento pasaría algo. Como si fuesen esos segundo de anticipación donde el animal dominante está a punto de saltar sobre su presa. O así era como lo sentía el castaño. Se sentí ala presa de ese hombre y algo le decía que ante el más mínimo movimiento suyo, el mayor le saltaría encima. No era un sentimiento del todo desagradable, pero una parte de su mente, la racional, volvía a recordarle que estaba en aquel lugar por trabajo no por placer. Además que ni siquiera sabía cuales eran los gustos del moreno en ese ámbito y tenía cierto temor a descubrir que no era algo que le pudiese gustar a su persona.

 

Después de todo… encontrar a alguien que comparta sus gustos era muy difícil y hacía bastante tiempo que se había dado por vencido en ello. Era más fácil aguantarse o pagar a alguien para que le hiciese ese tipo de cosas, por muy malo que sonara aquello.

 

-Piensas demasiado herbívoro.-un repentino susurro en su oído le sobresaltó. Salió de sus pensamientos de forma brusca y un escalofrío le recorrió el cuerpo entero al notar lo cerca que el de ojos grises estaba de su persona.

 

Se había distraído y no había notado cuando el hombre se acercó a él tanto que sentía su respiración en su cuello. Abrió la boca para preguntar a qué se refería, pero solo vio como los ojos ajenos brillaban con lujuria para seguidamente sentir un dolor bastante placentero y conocido en el lado derecho del cuello, justo en la base.

 

Un gemido escapó de sus labios, denotando dolor y placer a la vez, al sentir los afilados dientes del moreno sobre su piel, rompiéndola, ocasionando que sangre empezase a salir de la herida. A continuación sintió la lengua del ojigris lamer ese mismo lugar, limpiándolo de ese rojizo líquido. Aquello le provocó que una corriente eléctrica recorriera su cuerpo. Empezó a excitarse en demasía cuando se percató que el mayor comenzaba a dar leves mordiscos y lamidas por todo su cuello y clavícula.

 

-¿Qué estás...?-apenas y logró pronunciar el ojimiel cuando el moreno paró para verle directamente a los ojos.

 

-Mmm… tenía ganas de morderte desde ayer.-comentó como si nada en un leve susurro que resultó realmente sensual y provocativo ante los oídos del menor, gracias a que el ojigris tenía la respiración algo agitada y enronquecida por la excitación.

 

-¿Mor-derme?-preguntó sin acabar de entender.

 

-Diría que sabes muy bien a qué me refiero.-dijo divertido para después volver a atacar ese delicioso y aterciopelado cuello, que le gritaba por ser mordido y marcado.

 

La mente del castaño comenzó a quedar en blanco ante las acciones ajenas hasta que cayó en cuenta del significado de las palabras del contrario. Instantáneamente sintió la sangre acumularse en sus mejillas sonrojándolas de un adorable color rosado. Su mente entró en cortocircuito cuando por fin lo comprendió. ¿Acaso el mayor se sentía atraído por lo mismo que él? Con las pocas fuerzas que tenía lo separó de su cuello y le miró a los ojos. Sintió una corriente de excitación recorrerle cuando le vio lamiéndose los labios, limpiando la resta de sangre de estos, y mirándole con los ojos grises oscurecidos por la lujuria. Se sintió tan deseado en ese momento que un solo pensamiento ocupaba su mente. “Necesito hacerlo.

 

Sin mucho esperar empujó el cuerpo contrario el cual, por la sorpresa, cedió y cayó sobre el mullido colchón cubierto en sábanas de seda moradas. Sin darle tiempo a reaccionar se sentó sobre la pelvis ajena y atacó los labios contrarios con los suyos en un beso apasionado y necesitado. El moreno salió rápido de su estupefacción para corresponder a ese lujurioso contacto a la vez que sus manos se afianzaban a la estrecha cintura del castaño.

 

 

 

 

 

-Deberías empezar a escribir.-oyó una voz que le sacó de sus recuerdos. Se sonrojó de sobremanera al ver a su jefe que, a pesar de tener la mitad de la cara tapada por una bufanda, se notaba que sonreía divertido.

 

-Em… si, a eso voy…-susurró avergonzado a más no poder. Este le acarició la cabeza con cariño y soltó una risita divertido para luego marcharse. Su sonrojo no se marchó pues todavía no creía que hubiese sido él quien saltó sobre el mayor de aquella forma.

 

Recordó que después de ese beso dejó que el moreno le marcara todas las partes posibles de su cuerpo y le hiciera cualquier cosa que deseara. Nunca había perdido el control de si mismo de un forma tan bochornosa y desenfrenada. Esperaba sinceramente que nunca nadie lo descubriera, sobretodo su sádico tío, o seguro que se meterían con él y se lo recordarían hasta el fin de sus días.

 

Agitó la cabeza y procedió a escribir, pues al menos, sabiendo que compartía gustos con esa persona, sería más fácil poner algo que no ofendiera al de ojos grises.

 

Fue una hora después, al terminar, que le avisaron que alguien le esperaba en recepción y cuando se vio mirando aquellos ojos, comprendió que había aceptado estar junto al diablo… aunque aquello no le importó demasiado cuando este le besó castamente, rodeó su cintura con un brazo y le llevó en dirección a su coche. Pensó que definitivamente… necesitaba y quería a ese hombre en su vida.

 

 

 

 

 

FIN

Notas finales:

Y esto es todos jejejejeje. Dije que sería solo una pequeña muestra de lo que pasó con las otras así que he cumplido.

Con esto doy por finalizado este fic (que desde un comienzo iba a ser un 2shot)

Espero que os haya gustado y os animéis a dejar un review con vuestra opinión, ya que me animará mucho. Estoy algo triste porqué tendré que recuperar dos materias ;___; y mis padres no están muy contentos que digamos >-<

Bueno... nos leemos en otro fic... en cuanto pueda ponerme a escribir otra vez (=^w^=)


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