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Marca por cho-chan

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Notas del capitulo:

Hace dos años y un día que vivo sin él

Hace dos años y un día que no lo he vuelto a leer

Y aunque he sido feliz he aprendido a vivir sin escribir

Pero al ir olvidando de pronto una noche recordé

¿Qué es?

El fanfic

¿Cuándo debo actualizar?

No sé

Ok no… quería cambiar un poco esto, pero ya dejémoslo de lado.

¡Hola! Ha pasado mucho tiempo desde la última actualización y a decir verdad esperaba actualizar antes, sin embargo no pude ¿Por qué? Por mi espalda que me mataba al igual que mi cadera, sentarse era horrible y maldita sea con mi cuerpo….

En fin, me he dedicado un par de madrugadas a escribir esto porque en serio tenía la idea en borrador y quería escribirla… he pensado seriamente en terminar este fanfic, pero es que me faltan varias cosas por escribir que, después de pensarlo mucho, quedaran como extras, la historia terminará el próximo capítulo eso creo, hay un 80% de probabilidades de que sea así, igual habrá extras para completar todo.

Gracias a quienes se toman el tiempo de leer esta historia, me hace feliz saber que existen personas a las que les gusta. Sinceramente no soy buena escribiendo y siento que me falta demasiado pero me inspiran a mejorar y seguir haciendo historias.

Gracias a mis lectores fantasmas y a la rosa, alexayaoi23, Elizabeth Sullivan, Bibi, Yuki100, Ivonne Gpe. , Gugui, Makoto-chan, LucyR, juana reyna. Anonimo y Ary.

Espero no olvidar a nadie, sus comentarios ya han sido respondidos. Muchas gracias por darme a conocer su opinión acerca de la historia. Los amo profundamente a todos los que, capitulo tras capitulo se dedican el tiempo de leer.

Me han comentado que les gustaría algo de fantasía para mi próxima historia, estoy pensando seriamente como manejar eso sin hacer una historia extensa…ya veremos que sucede.

Les recuerdo que no soy una profesional en esto, sólo es una forma de liberar estrés para mí. Así que me disculpo por el ooc, los términos mal escritos, faltas de ortografía y todo eso.

Me preguntaron qué pasó con Murata, aquí verán un poco sobre él.

No sé que más poner, creo que escribí demasiado ya, así que les dejo el capitulo.

 

 

 

 

 

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Los ojos del rey de los demonios se abrieron con sorpresa al percatarse del significado de sus palabras -¿Eso quiere decir qué…- miró incrédulo al rubio esperando alguna señal de mentira o de broma; sin embargo, el sonrojado  rostro de su pareja sólo pudo confirmar la evidente realidad.

-Si…- respondió con la mirada baja –estoy esperando un bebé-

Yuuri permaneció inmóvil sin apartar la mirada de su pareja; su mente procesaba las palabras que momentos atrás fueron dichas. El silencio que siguió a ellas se volvió incomodo e increíblemente tenso. Entendía que en este mundo era posible que algo tan inverosímil ocurriera y fuese una realidad habitual para los habitantes de aquel reino. Sin embargo, al provenir de un mundo ajeno a todo ello le costaba asimilar del todo aquello. Parpadeó un par de veces cuando lo supo, ellos iban a ser padres….otra vez.

Yuuri amaba a Greta, era su preciada hija y en su mente siempre permanecería  como la tierna y dulce niña que era ahora; incluso si esta envejecía o formaba su propia familia, seguiría siéndolo para siempre en su memoria. Pero, esto era algo un poco diferente. Él intentaba ser un buen padre para su hija, pero ella era una niña grande que no requería tantos cuidados y atenciones como un recién nacido lo haría. Este nuevo hijo sería criado desde un inicio por ellos, sería un pequeño ser engendrado biológicamente por ambos y eso le añadía una responsabilidad aún mayor.

Se sintió nervioso, demasiado y también  ligeramente emocionado. Yuuri consideraba que aún era joven para ello, pero considerando que ya era padre de Greta entonces un nuevo hijo no sería un problema. Ambos podrían hacerlo, tanto él como Wólfram. Lo educarían juntos, como una pareja y una familia de verdad.

El rey de los demonios prestó entonces atención al rubio. Su rostro demostraba ligera decepción y, de alguna extraña forma, Yuuri podía sentir el miedo transmitido del otro. Se decidió y, pensando en sus palabras se atrevió a romper el silencio que les había envuelto tras la noticia. Sin embargo, fue Wólfram quién tomó la palabra manteniendo su mirada en las manos que mantenían unidas.

-se que no lo esperabas, así que no tienes que forzarte- el rey le observó soltar un suspiro decepcionado y apartar sus manos de las suyas- pensé que tarde o temprano terminarías enterándote ya que comenzará a notarse aún más- Wólfram llevo sus manos a su vientre acariciándolo con cuidado –no quería que te dieras cuenta aún  es por eso que evitaba que me tocaras, es por esto también que decidí ocultar la marca de mi cuello, si alguien la viera podría suponer que me encontraba en estado y quería que tú fueras el primero en saberlo- se quedo en silencio durante algunos segundos con la mirada baja –me gustaría que estés conmigo en su crecimiento, que podamos ser para este pequeño una familia unida…que pasemos el resto de nuestras vidas juntos y….quizá en un futuro darle más hermanos a Greta y a este bebé- esbozó una tenue sonrisa con las mejillas teñidas de rosa –eso me gustaría mucho-

-Wólfram….- el pelinegro estaba un poco sorprendido por sus palabras, pero no pudo evitar sonreír de igual ligeramente feliz –no esperaba que esto sucediera, aunque me dijeran que esto podría ocurrir, en mi mundo esto no es algo común…- dio un par de pasos y colocó sus manos sobre las del otro  que se mantenían sujetando su vientre –lo que quiero decir es que, a pesar de todo, no podemos devolver a ningún sitio a este bebé y aunque no sé nada sobre ellos, aprenderé y lo amaré tanto como amo a Greta y a ti- le dedicó una sonrisa cariñosa –voy a cuidarlos y me esforzaré por ser un mejor padre para ellos y una mejor pareja para ti- bajo su mirada a sus manos y ensanchó su sonrisa, a pesar de no esperarlo, se encontraba emocionado, quería ya tener al pequeño en sus brazos y brindarle todo el amor que un padre puede dar.

-Yuri..- la voz del rubio se escuchó entrecortada, se sentía aliviado, feliz y realmente emocionado al tener el apoyo y aceptación de su alfa, sumado a esto, sus sentimientos estaban a flor de piel a causa del embarazo -¿Estás seguro de esto?- parpadeó con fuerza intentando contener sus lágrimas

-lo estoy- respondió alzando su mirada y limpiando con sus dedos algunas lagrimas que escurrían por las mejillas de su amado -¿Por qué no debería estarlo?- le dedicó una sonrisa cálida para después rodearle con sus brazos –daré lo mejor de mi así que por favor ten paciencia conmigo-

Wólfram asintió levemente con la cabeza y se aferró con fuerza a su novio, con Yuuri a su lado se sentía seguro, tranquilo y sobre todo amado. Era algo increíble y sumamente maravilloso.

Permanecieron unos momentos en esa posición, olvidándose de que se encontraban a la vista de todos en una escena conmovedora y privada. El silencio se hizo presente de nuevo, pero esta vez no era incomodo, era relajante para ambos.

-espera- hablo de repente el monarca apartando del abrazo a su pareja y observándole directamente a los ojos –tenemos que casarnos- habló con seriedad –no estaría bien si nuestro bebé nace sin estar casados-

El rubio le observó de igual forma y luego sonrió levemente –dijiste que nos tomáramos las cosas con calma ¿Estás seguro de que quieres casarte conmigo?-

Yuuri asintió convencido de ello y decidió tomar las manos ajenas –cásate conmigo…espera ¿Debo abofetearte de nuevo?- se percató de ese detalle –aunque también debería darte un anillo, en una cena romántica a la luz de las velas con música de fondo…- continuó con su semblante serio -¿Debo volver a proponértelo de alguna de esas formas?-

El omega sonrió divertido ante la seriedad del otro –ya me lo has pedido y ni siquiera has escuchado mi respuesta- comentó alegre –pero si te hace sentir mejor puedes pedírmelo de nuevo de la forma en que tú quieras, hasta entonces sabrás mi respuesta-

-¡Lo haré mejor la próxima vez!- comentó con determinación, Wólfram rio aún con diversión, su alfa sí que era lindo cuando se lo proponía.

Los días transcurrieron en completa paz después de aquel momento. El rey decidió entonces dejar el reino y volver a su mundo durante algunos días, alegando que había algo muy importante que debía hacer en su lugar de origen. Wólfram no protestó, tan sólo se sintió ligeramente triste por ello, sintiendo un gran vació en su interior cuando el alfa se marchó. Sabía que era a causa de la marca que les unía, aunque también era debido a su estado y a sus propios sentimientos.

Wólfram soltó un suspiro cansado, era de noche cuando decidió retirarse a la habitación que compartía con el rey. Una semana completa había pasado desde que Yuuri se marchó pero él sentía que mucho tiempo más transcurrió de aquel momento a la fecha. Se preguntó interiormente cuánto tiempo más le tomaría a su pareja volver a su lado. Le extrañaba demasiado, tanto que no creía soportar un día más.

Al llegar a su habitación decidió retirar su ropa de día, la cual tendría que dejar muy pronto debido al crecimiento de su vientre. Se colocó su camisón de tono rosa pálido, ese que usualmente vestía para dormir y se dirigió a la cama para poder descansar de aquel día tan agotador.

Cerró los ojos unos instantes, intentando sentir a través del vínculo que lo unía a Yuuri las emociones que este tenía. Se sentía de alguna forma relajado el saber cómo se encontraba el otro de esta forma. Se concentró y pudo sentir alegría, tranquilidad e impaciencia. Arrugó el entrecejo preguntándose que era aquello que causaba en el alfa esas emociones. Era tarde y suponía que también lo sería en el mundo de dónde provenía el azabache.

¿Qué estaba haciendo? ¿Con quién?

Los celos comenzaron a atacarle como hace menos no lo hacían. ¿Era por culpa del embarazo? ¿Yuuri realmente sería tan tonto para engañarle?

No, no podía ser aquello. Es decir, estaban unidos de por vida debido a la marca que poseía. Su vínculo era mucho más fuerte que cualquier cosa y no existía nada que pudiera romperlo.

Además, Yuuri le había asegurado que lo amaba y Wólfram le creía totalmente.

No existía ninguna razón para desconfiar de su pareja.

Giró su cuerpo en la cama, dejando su posición boca arriba para acomodarse de lado, pasando su mano por debajo de la almohada. Estaba pensando demasiado en cosas sin sentido. No debía dejarse dominar por los celos ahora que todo estaba bien entre ellos.

El leve chirrido de la puerta le alertó distrayendo sus pensamientos. Alguien había ingresado a la habitación sin llamar a esta primero. Su cuerpo se tenso por unos instantes pero se relajó enseguida al percatarse del aroma familiar que emanaba del recién llegado. Sin moverse de su posición, esbozó una pequeña sonrisa y espero a que el otro le acompañase a su lado en la cama. Deseaba lanzarse a sus brazos y ser reconfortado y mimado por ellos. Sin embargo, su cuerpo se encontraba demasiado cansado para moverse, esperaría a que el otro se acercara y vería que acción realizaría con ello.

Escuchó el ruido del ropero abrirse, supuso que se encontraría cambiando su ropa para prepararse a dormir. Pocos minutos después los pasos que intentaron se sigilosos se aproximaron a la cama. El alfa ya se encontraba en la cama, moviendo las sabanas para recostarse bajo ellas y acercándose poco a poco al omega hasta quedar demasiado cerca de él. Wólfram sintió el brazo del pelinegro envolverle alrededor de la cintura y el cálido aliento del otro sobre su nuca.  Yuuri ahora se encontraba detrás de su espalda demasiado cerca de él.

-tu manos está fría- comentó en un tono bajo de voz al sentir a través de la tela del camisón el frio que emanaba de esta. A pesar de ellos no pudo evitar sentirse relajado y protegido.

-lo siento- dijo en un susurro depositando un par de besos en la mejilla del blondo -¿Te he despertado?- repartió otro par de besos en la mejilla ajena.

El rubio negó con la cabeza –apenas me he acostado- giró su cuerpo en dirección al otro quedando frente a él –pensé que demorarías más tiempo en regresar- le dedicó una suave sonrisa a pesar de la oscuridad de la habitación –te extrañé- admitió acortando la distancia entre sus rostros y depositando un pequeño beso sobre los labios contrarios.

-lo lamento- se disculpó de nuevo –tenía clases, prácticas y algunos asuntos que atender- tomó la mano de su pareja que se encontraba cerca y la besó con suavidad.

-¿Qué asuntos?- preguntó con curiosidad más que otra cosa. Quería saber a que se refería con ello.

-ya lo sabrás- sonrió –solo se paciente y no te molestes, no te he sido infiel, nunca lo sería, menos ahora que seremos padres….de nuevo-

-no estoy molesto- hizo un mohín avergonzado –confió en ti-

-¿Quién eres y qué hiciste con mi Wólfram?- comentó en tono juguetón ganándose un leve golpe por parte del omega –estoy bromeando, sé que ya no eres el mismo celoso de antes, aunque a veces el extraño no escucharte gritar “Enclencle infiel”-esbozó una media sonrisa atrayendo más cerca el cuerpo del rubio por la cintura.

-¿Quieres que lo grite de nuevo?- preguntó con el mismo tono juguetón.

-no- respondió sincero –porque no te sería infiel, ni siquiera lo fui siendo prometidos, menos lo seré ahora- se atrevió a acariciar el vientre del otro –no había notado que ha crecido tanto-

-más vale que no lo seas- asintió sonriente –es natural que crezca, la ropa ya no me queda bien…- comentó con pesar y un suspiro de resignación -¿Crees que me estoy poniendo muy gordo?-

Yuuri se sintió nervioso ante la pregunta, a pesar de no tener experiencia en ello intuía que debía responder con cuidado a esa pregunta.  Aun más por la penetrante y fija mirada que su pareja le dedicaba en la oscuridad esperando su respuesta.

-¿Yuuri?- le llamó después de obtener unos segundos de silencio por parte del alfa -¿De verdad crees que ya me veo gordo?- preguntó con indignación.

-¿Qué? ¡No!- se apresuró a negarlo –como dijiste es natural ya que el bebé está creciendo dentro de ti y…-

-entonces eso es un sí- arrugó el entrecejo apartándose del cuerpo del otro, se sentía ofendido  de repente.

-¡No! Te he dicho que no, sólo es algo normal y lo sabes- comenzó a alarmarse y desesperarse por no encontrar una respuesta apropiada a lo que el otro planteaba.

-no quiero seguir escuchándote- se dio la vuelta dándole la espalda de nuevo, se acercó a la orilla de la cama y se tapó completamente con las sábanas.

-¡Pero! ¡Wólfram!- intentó acercarse y tocarle, sin embargo el grito del otro le impidió moverse.

-¡No te acerques!- alzó la voz bastante molesto, El rey de los demonios no sabía qué hacer ahora, no podría dormir si su pareja se encontraba en ese estado y más sin entender cuál era la gravedad del asunto.

Un sollozo se dejó escuchar ante el silencio incomodo y pesado que se formó.

-Wólf ¿Estas llorando?- se atrevió a preguntar temiendo otro grito por parte de su pareja. No hubo más que sollozos. Yuuri soltó un suspiro cansado y se atrevió a acercarse a pesar de los riesgos y retirar las sábanas que cubrían al rubio –Wolf, lo siento- se disculpo sin saber el porqué lo hacía realmente, solo lo hizo para apaciguar el malestar del otro.

Yuuri podía sentir en el ambiente un extraño malestar y tristeza.

 ¿Eran esos los sentimientos de su pareja?

 Le envolvió de nuevo en sus brazos esperando no ser golpeado.

-Yuuri…- el blondo giró su cuerpo de nuevo, apegándose al pecho del otro y aspirando el aroma del alfa –lo siento…- comentó en un susurro muy imperceptible. Últimamente se sentía muy emotivo y vulnerable a sus emociones.

-está bien-  acaricio los rubios cabellos con sumo cuidado -¿Quieres dormir? Mi madre me dijo que el embarazo causa muchos cambios emocionales y cansancio- obtuvo un leve asentimiento por parte del rubio –bien, buenas noches- cerró los ojos cansado –hueles muy bien….- comentó un poco adormilado. Era relajante estar con su pareja, se sentía bien y el aroma que emanaba de este era embriagante y realmente dulce.

Se sentía feliz de volver de nuevo ahí, al lado de su prometido.

El silencio se hizo presente de nuevo, esta vez siendo cómodo y relajante y llevando a la pareja al mundo de sueños.

 

 

 

 

 

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La noticia del embarazo del omega del rey se esparció como pólvora alrededor del reino. Comenzó por simples rumores y en cuestión de días la noticia llenó los pasillos y lugares aledaños al palacio, no existía nadie que no mencionara el repentino hecho o quien mandara sus felicitaciones a la pareja real.

Y todo sucedió porque las sirvientas escucharon la discusión que el rey sostuvo con su omega en pleno pasillo. Todos se encontraban felices por ello y pensando en la posibilidad casi certera de una futura boda real.

Murata se sentía inquieto, tanto que no podía dejar de pensar en aquello que rondaba su mente desde hace algún tiempo.

Desde que se enteró del embarazo del ahora novio del rey su vida había cambiado de una forma extraña. El suceso lo tenía desconcertado, molesto en cierta forma y perdido emocionalmente.

En una parte, se sentía feliz por su amigo, finalmente había dejado de lado su negación y, ahora era feliz al lado de la persona que amaba y a la cual estaba destinado. Murata pensaba que eso era grandioso, desde un principio supuso que ambos terminarían de esa forma y le alegraba demasiado verles felices a pesar de todo. Incluso, la noticia del embarazo le hubiera alegrado en igual medida si la hubiera recibido al mismo tiempo que el resto de los habitantes del palacio y no en propia boca del primer rey.

El pelinegro aún recuerda el shock que le causaron las palabras del espíritu que se suponía era su alma gemela.

-¡No te acerques!- alzó la voz y al instante el de cabello rubio se detuvo -¡No quiero verte! ¡No quiero que sigas acercándote a mí!- cerró los ojos apretando sus puños con fuerza en su lugar -¡No quiero volver a verte jamás!-

Murata no pudo verlo, pero si lo hubiera hecho se habría dado cuenta de cuan dolida lucía la mirada del rubio ante sus palabras –me verás más seguido de lo que crees- dio un par de pasos más y se detuvo frente al otro.

-¿A qué te refieres?- Murata abrió sus ojos, no se había dado cuenta del momento en el que el rubio había llegado tan cerca de él -¿Qué quieres decir con eso?- le contemplo con una clara duda.

Shinou esbozó una amplia sonrisa levantando los brazos, rodeó con estos el cuerpo del pelinegro con todo el cuidado que podría tener –aún si llegara a olvidarte, yo siempre voy a encontrarte- habló acercando sus labios a la oreja del omega de lentes –y eso es porque dentro de muy poco estaré contigo; gracias a mi descendiente y al actual rey volveré a nacer-

Shinou siempre había sido astuto, tanto que llegaba a parecerle molesto. Pero esto definitivamente superaba el límite.

No podía aún creer que el infante que Lord Von Bielefeld llevaba en su vientre tendría la misma alma de aquel molesto rey.

Murata quería gritar, golpear o romper algo.

El sentimiento de irritación y desesperación gobernaban en él desde entonces y era por ello que había decidido ignorar al omega rubio y evitarlo a toda costa. Sabía que este no tenía la culpa, sin embargo no podía evitar repelerle. A la vez, no podía retener sus ansias de saber el estado del omega blondo, muy dentro de sí, quería que el bebé gozara de excelente salud y estar al tanto de él.  A veces preguntaba a su amigo Shibuya, otras tantas a la servidumbre del castillo.

Se odiaba por estar pendiente de ello. ¿Acaso era porque se trataba de su pareja destinada?

Se negó a creerlo. No podía aceptarlo de ninguna forma, más cuando ya tenía a alguien. Murata quería al hermano de su amigo, era perfecto para él y le hacía feliz.

Además, aunque Shinou volviera a nacer en ese recién nacido, la diferencia de edad sería incomoda. Al menos para él.

El pelinegro soltó un jadeo cuando sintió las manos ajenas recorrer su torso desnudo. Había olvidado por unos instantes el lugar dónde ahora se encontraba. Desde hace poco había regresado a la tierra y se había tomado un tiempo para estar a solas con quien era su pareja.

-¿Estás bien?- cuestionó el alfa pelinegro que se encontraba encima de él, con sus labios peligrosamente cerca de los suyos –Si no te sientes bien, podemos dejarlo para otro momento- habló comprensivo deteniendo toda acción.

-estoy bien- afirmó alzando sus manos y sujetando el rostro del otro con estas, mientras su mirada permanecía fija en los ojos del otro –continúa, hace mucho tiempo que no estamos juntos- le dedicó una sonrisa coqueta antes de juntar sus labios con los ajenos.

Este era un momento especial, Murata se sintió avergonzado de distraerse y pensar en cosas que no debía mientras se encontraba al lado de Shouri. Especialmente en un momento tan íntimo.

Murata se apartó del beso que lo unía al alfa al sentir como los dedos de este se colaban traviesos dentro de su pantalón y ropa interior. Acariciando con estas su miembro que comenzaba poco a poco a despertar.

Decidió olvidar todo y concentrarse en las sensaciones que le producía el toque del alfa en su cuerpo. Después de todo, no era la primera vez  que tenían intimidad.

Las caricias aumentaron, sus cuerpos se unieron entre besos y suaves susurros de palabras de amor; llegando a  convertirse en uno. Se sentía bien, le gustaba sentirse deseado y amado por esta persona que le enamoraba con dulces susurros, suaves caricias y muestras de amor. Era perfecto y en definitiva lo que él quería. Lo que buscaba.

Sintió los labios del alfa cerca de su cuello, por debajo de su nuca. El cálido aliento que emanaba de estos le advirtió la próxima acción que el otro planeaba realizar. A pesar del placer que sentía siendo penetrado por el alfa, su parte racional se negaba a dejar que aquello sucediera.

-no…- jadeo débilmente...- n…no lo hagas...po..por favor..- se atrevió a girar su rostro para observar al hombre –lo prometiste…- suplicó con su mirar y derramando un par de lágrimas; esperando que el lado racional del alfa recordara aquello.

Shouri había prometido no marcarlo hasta que fuera mayor de edad en ese mundo. Después de todo, Murata; a pesar de todo, seguía siendo un menor legalmente.

El omega pelinegro notó el gesto de frustración del alfa. Esa parte primitiva de su ser habái tomado el control de él, podía percatarse de ello al ver sus ojos que eran similares a los de un carnívoro a punto de demorar a su presa. Además las orejas del mayor, junto a su cola se habían hecho presentes durante el acto. Murata estaba seguro que las suyas también eran visibles a este punto; más porque, era casi un hecho que su celo estaba cerca de llegar en cuestión de días.

El instinto, en ocasiones se volvía más fuerte que la razón.

Murata; en ese momento, pudo sentir como los colmillos que brotaron del alfa se clavaron en su piel.

 

 

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Notas finales:

 

Apuesto a que la última escena no se la esperaban….no me maten por ello. Esta pareja me agrada, aunque yo soy multishipper en muchos fandom.  ¿A alguien más le agrada? ¿No? ¿Soy sólo yo y mis sentimientos?

¿Qué piensan que pasará con Murata y este triangulo amoroso? ¿Con quién se quedara al final? ¿De verdad lo marcó?

¿Dejaré de querer ver el mundo arder?

¿Esta historia tendrá final feliz para todos? ¿Será un final trágico?

¿Dejaré de hacer preguntas?

Time for crazy theories!

Por cierto ¿Alguien ve killing stalking?

Ok ya dejo de hacer preguntas, no sé que estoy escribiendo a esta hora.

No se olviden de dejar sus comentarios, dudas o quejas (¿?) les responderé apropiadamente a cada uno y me harán sumamente feliz con ello.

No sé cuándo será la próxima actualización, ya que comenzaré a trabajar en otra parte y bueno, veré si lo hago como regalo de San Valentín porque soy forever alone….es tan triste…puta vida….

¡Hasta la próxima actualización!

 

 

 


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