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Marca por cho-chan

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Notas del capitulo:

 

Han pasado 84 años….ok no, pero si han pasado algunas semanas desde la última actualización. A decir verdad, tuve mucho trabajo, al grado de no dormir nada para terminarlo; sumado a esto disponía de poco tiempo para escribir ya que cuido de mis sobrinos por las tardes. Además mi amiga me rompió el corazón…..no es que yo la ame ni nada parecido; es sólo una historia complicada de explicar que no diré pero que me hizo darme cuenta de muchas cosas y con ello, pensé en mucho drama y un final triste para esta historia. Sin embargo, la historia no tiene la culpa de mi depresión ni de mi decepción en la humanidad más cuando ya la tengo planeada de una forma específica y clara. Aún así podría llegar a tener un final triste….sí, me gusta ver el mundo arder.

Después de mis excusas que a nadie le interesan debo decir…..

¡VAYA! No me esperaba tantos comentarios desde la última actualización, me siento realmente feliz de saber que les gusta esta loca idea que rondaba en mi cabeza desde hace meses. Sinceramente, no soy buena escritora y no sé si esta historia sea tan buena, sin embargo, la escribo porque me gusta, porque me des estresa.  Y saber que a ustedes les ha gustado tanto me llena de mucha felicidad y ablanda mi frio y amargado corazón. Mee cuesta un poco manejar a los personajes pero me esfuerzo en ello. Lamento si hay términos mal dichos o faltas de ortografía.

Contestando a algunas dudas que he notado en los comentarios, Wólfram es un lobo, Yuuri lo dice en el capitulo anterior (creo), puesto que dice que tiene sentido por el nombre, Wolf (lobo)

¿Por qué elegí esta especie?

Al principio pensé en un león y en Yuuri un dragón debido a que son los que se muestra en el anime cuando invocan el elemento que manejan, pero Umi chan me dio la idea de lobos en su comentario porque así representarían bien su situación de almas gemelas.  Muchas gracias por la idea, te adoro en serio.

Así que sí, ambos son lobos.

Otra cosa que debo decir….sí, este es un Au o un semi Au porque parte de la misma idea pero no va por la misma línea…algo así…además hay ooc….

En fin, mil gracias a todos por tomarse el tiempo de leer esta historia y en especial gracias a Gugui, hinakoizumi, Aqua Marie Paula, Aoi Ito, Akemiharu, janus, Yuki100, Bibi, Boogo, Ivonne Gpe., Imedani,  escarlet,  Elizabeth Sullivan, Sekiyu, alexayaoi23,  si me falto alguien díganmelo por favor.

Les recuerdo que no soy una profesional en esto, sólo soy una modista que le gusta escribir lo que le pasa por la cabeza.

Sin más, aquí el capítulo de esta vez.

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o

 

 

 

El calor de su cuerpo era insoportable, tanto como una oleada en pleno verano sin una pizca de líquido vital  o un lugar que produjese sombra alguna. Lo necesitaba, necesitaba a aquel hombre que unas horas atrás había dejado una marca permanente sobre su piel para poder bajar aquel estado tan lamentable en el que se encontraba sumergido su cuerpo. El celo se había intensificado en su segundo día; quizá era debido a que el anterior fue marcado por un alfa, su ser clamaba a gritos desesperados por experimentar de nuevo el contacto ajeno que había quemado sobre sí y le haría recordar por el resto de su vida aquel momento como el más nítido de todos.

Jadeo extasiado mientras su miembro era tocado por su propia mano a un ritmo acelerado. Su mente estaba nublada, si se encontrase en un estado con todos sus sentidos al máximo se reñiría por pensar en aquel hombre; por desearlo con cada fibra de su cuerpo en un momento tan desesperado como este.

Llevó sus dedos a su entrada la cual se encontraba lubricando; preparada exclusiva y naturalmente para recibir a aquel alfa que tanto anhelaba en su estado tan débil. Introdujo dos de sus dedos, luego un tercero para poder satisfacerse mientras su mano continuaba estimulando su endurecido miembro; pero no era suficiente.  Sabía que a partir de ese momento jamás sería suficiente.

Necesitaría a ese hombre para poder quedar completamente saciado; ningún otro podría tocarle en un futuro y él mismo no podría hacerlo.  Intimar con otras personas no sería jamás una opción; le produciría tanto asco que terminaría devolviendo el estomago y quedando en un estado inconsciente apenas sentir otras manos tocarle. Los omega, una vez marcados sólo podían ser tocado por su alfa; por nadie más.

Mordió su labio inferior, no podría volver a ver a nadie a la cara, ni siquiera a Yuuri. Su relación terminaría en el instante en que se diera cuenta de su aroma mezclado con el de otro como una clara señal de que había sido marcado.

Además ¿Cómo ocultaría esa marca en su cuello?

No podía, no había forma de que alguien no se diese cuenta de aquello. Acabaría enlazado matrimonialmente a un hombre que no amaba y que francamente no conocía ni deseaba en su vida. Todo por un error, por una cruel broma del destino y de su traicionero cuerpo.

Terminó por correrse sobre su mano casi al instante. Enfocó su vista sobre la habitación; era la suya; esa dónde dormía cuando no deseaba hacerlo al lado del pelinegro. Estaba solo y parecía que amanecería pronto debido a los tenues rayos de sol que iluminaban vagamente el lugar.

Recostado boca abajo sobre su cama; Wólfram cerró sus ojos y trató de recordarle. Su mente y su visión se encontraban nubladas en aquellos momentos, pero si se concentraba un poco quizá podría recordar una pista; algo que le ayudase a saber quién era ese alfa desconocido. La complexión….no era tosco ni musculoso; más bien era algo delgado y no mayor que él mismo en estatura. Su cabello y sus ojos no los recordaba, de alguna forma su mente se negaba a dejarle saber esos rasgos tan importantes. Arrugó el entrecejo e intentó recordar otro poco acerca de ello. Su voz….por Shinou sonaba tan sensual, tan encantadora que causaba escalofríos de solo evocar  su aliento sobre su piel. Llamándolo entre jadeos, diciendo su nombre mientras le tomaba y lo hacía suyo sin descanso alguno.

Soltó un nuevo jadeo mientras sentía que su pene se endurecía de nuevo. Esto no debía pasarle, recordar a ese sujeto no podría ponerle en este estado; sin embargo, la prueba estaba ahí, como si su cuerpo se negara a dejarle olvidarlo.

 Apretó los ojos con enojo y trato de enfocarse de nuevo en la identidad de ese hombre y no en lo  que causo en su ser. No recordaba nada, absolutamente nada.

“Wólfram” escuchó en su mente el llamado que aquel le hizo y cuya voz sonaba extrañamente familiar.

¿Quién era él?

-Yuuri- llamó a la persona que deseaba que ocupara ese lugar y de pronto sus ojos se abrieron de par en par. Ese hombre tenía muchas similitudes con su prometido; era probable que…..

Sacudió su cabeza y negó ese pensamiento, aunque el pelinegro se había mostrado en un par de ocasiones interesado en él más allá de una simple amistad, eso no deshacía todas las veces en que negó su compromiso e incluso afirmó que prefería una linda mujer antes que otro hombre como compañero de vida. Su mente estaba jugando con él, haciéndole creer que el rey de los demonios había sido el alfa que dejo su marca en su cuerpo.

Permaneció inmóvil, tan solo observando la luz entrar por el enorme ventanal de su habitación a través de las cortinas. Si mal no recordaba, durante el acto había llamado por ese nombre a aquella persona.

¿Qué había hecho al escuchar que le llamaba con el nombre de otro?

La sonrisa del alfa se hizo presente en su mente. Él había sonreído al escucharle y había acariciado su rostro para después besarle.

¿Por qué sonrió en aquel momento?

 

 

o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.o.

 

 

Dos días más transcurrieron desde aquel momento. Wólfram se negó a abandonar su habitación a pesar de que su celo recién había terminado. No podía dejar que nadie notara de ninguna forma este nuevo estado de su cuerpo.  Era por ello que se negó a dejar que alguien entrara a su habitación durante esos días, sólo una de las sirvientas que poseía una naturaleza beta tenía permitido hacerlo, esto solamente para traerle alimentos y hoy dejaría que limpiara un poco dentro del lugar. Pero solo eso, nadie más podría entrar o se arriesgaría a dejar al descubierto su secreto.

Se dirigió al baño de su habitación para poder tomar una ducha mientras la mujer se encargaba de la limpieza. El celo había pasado, podría dejar de lado aquella experiencia y concentrarse en como ocultar el ser un omega marcado. Eso hasta que fuese fecha de su nuevo celo y…

Abrió sus ojos con horror y soltó la esponja que recorría su cuerpo dejando que cayera al suelo. Existía un detalle que pasó completamente por alto durante días y ahora estaría muy presente en su mente. El alfa no sólo lo había marcado y dejado su aroma sobre su piel. Tampoco era que hubiera quitado su virginidad y ya. No, existía algo mucho peor, mucho más grave que todo el asunto y eso era un problema serio. El celo podía elevar la fertilidad del omega a un nivel mayor que el usual con la finalidad de asegurar una exitosa fecundación. Wólfram podría  haber quedado en cinta de ese hombre y eso era algo que no podría ocultar.

Los omega embarazados emiten un aroma sutil, suave. El estar cerca de uno te tranquiliza, te hace desear ser protegido por esa persona y te da una sensación tan cálida como la que solo una madre puede brindarte. Además, cuando el omega se encuentra en ese estado forma un vínculo con el embrión gestante, es casi inmediato y es algo que puede describirse como instinto materno.

-no, no, no- negó varias veces con la cabeza  mientras sujetaba sus cabellos con ambas manos –no puede suceder….- se repitió varias veces tratando de convencerse de aquello, de negar lo inevitable.

Llevó su mano temblorosa  hasta su vientre. Él no podía haber quedado en ese estado tan pronto. Aunque era muy probable que sucediera se negaba a creerlo.  Llevar en su interior el hijo de un desconocido le causaba un sentimiento de terror y de desagrado total. No lo quería, definitivamente no lo tendría. Si se encontraba embarazado tenía que deshacerse de él. Nadie podría saberlo, ni siquiera ese hombre.

Detuvo sus pensamientos al darse cuenta de lo que recién pasaba por su mente.

¿En qué estaba pensando?

No podía deshacerse de ese bebé si es que se encontraba ahí. Jamás podría hacerlo y no se perdonaría si lo hiciera. Tenía que calmarse y pensar con claridad; los nervios estaban ocasionando que pensara en cosas que en el fondo no deseaba. Además, aún no estaba completamente seguro de estarlo y, aunque era una alta probabilidad no era certero ese hecho a estas fechas. Tenía que esperar algunas semanas para averiguarlo y hasta entonces se preocuparía por ello. Existían otros asuntos más importantes que atender antes. Cómo el inevitable fin de su compromiso, el cómo ocultaría todo y también como enfrentaría esta nueva situación ante los demás. Además estaba el hecho de que debía, en algún momento, hacerle frente a ese alfa.

Respiró profundo e intentó calmarse. No debía pensar en eso, al menos no por ahora.

Recogió la esponja del suelo y se apresuró a terminar con su aseo personal. Se vistió y abandonó el cuarto de baño para retornar de nuevo a su habitación. La joven sirvienta recién terminaba de hacer la cama mientras tarareaba una canción. Ahí apoyado sobre el marco de la puerta que dividía su habitación y el baño la observó sin tener nada más que hacer.

 Sentía envidia por esa mujer.

 Era una beta, podía escoger libremente a quien amar y darle hijos a esa persona. No sufría de periodos de celo como los que un omega posee y que se disparataban en cualquier segundo.  No poseía una marca que la catalogaba como un objeto de pertenencia. No existían reglas limitantes tan severas para esta mujer por su condición. Ella sólo debía preocuparse por hacer bien su trabajo, no tenía que vivir con el temor de ser violada por un desconocido y que este la dejase en cinta y le tratara como un mueble cualquiera, como un premio.

Era afortunada, demasiado por haber nacido con una naturaleza beta y por eso le tenía envidia.

La joven se notó observada, cesó su canción y levantó al instante su mirada encontrándose con la del rubio.  La notó sonrojarse y apresurarse con su labor.

-lamento la demora- soltó sonrojada mientras recogía las sábanas sucias que había dejado sobre el suelo para poder llevárselas y lavarlas adecuadamente.

Él no le respondió puesto que un par de golpes a su puerta le distrajeron de cualquier cosa. Nadie podía entrar más que esa mujer que caminaba a la puerta. La observó tomar la perilla de esta y fue tarde para  detenerla cuando la madera de la puerta fue abierta mostrando una pequeña y frágil silueta.

Greta ingresó a su habitación sin autorización alguna; aunque no la necesitaba puesto que ella era su hija; sin embargo le reprendería por ello. No estaba bien que una princesa entrara sin llamar primero y esperar la autorización para hacerlo. La infante saludo a la sirvienta que abandonaba la habitación haciéndole una pequeña reverencia y que terminó por retirarse cerrando la puerta y dejándolos solos dentro. La pequeña castaña corrió alegre a su encuentro en un efusivo abrazo que él no dudo en corresponder. Le llamaría la atención después, por ahora disfrutaría de la agradable compañía y cariño de su hermosa hija.

-extrañaba verte- hablo ella sin apartarse del abrazo –me dijeron que no podía entrar ni venir hasta que pasaran algunos días porque necesitabas tiempo a solas; como sucedió hace meses ¿Recuerdas?- sin deshacer el contacto alzó su mirada y le sonrió con calidez –en verdad quería verte, Yuuri ha estado actuando un poco extraño- su expresión cambio a una que denotaba preocupación –cuando le llamo no me escucha y parece en su propio mundo-

-¿Porqué actúa de esa forma?- El rubio enarco una ceja y le observo con cierta preocupación y curiosidad -¿Ha pasado algo?-

La menor negó con la cabeza –no he notado nada extraño fuera de eso; él dice que se encuentra bien pero actúa bastante distraído y torpe, el otro día dejó caer demasiada tinta sobre algunos papeles y Gwendal le reprendió severamente- los ojos castaños se fijaron en los suyos -¿Puedes hablar con él?-

Wólfram titubeo antes de responder –prometo que lo haré en cuanto me sienta mejor- le dedicó una sonrisa para tranquilizarla y no preocuparla más de lo que ya se encontraba. No podía enfrentar a Yuuri ahora, ni a él ni a nadie más al menos hasta resolver su situación actual.

-¿Te sientes mal? ¿Te cayó mal la comida o te pico algo?- el rostro de la niña reflejaba inquietud.

-no…- pensó en que decirle para calmarle –no es nada grave, es una cosa de omegas pero estaré mejor en algunos días más- volvió a sonreírle esperando que eso fuera suficiente para tranquilizarla.

-¿De verdad?- la menor dudo buscando en la mirada de su padre rastro alguno de mentira.

-de verdad- asintió seguro, no podía decirle más que eso –con tu compañía me sentiré mucho mejor- llevó su mano a la cabeza de la castaña y acarició delicadamente sus cabellos –quiero saber que has hecho los últimos días ¿Te has portado bien? ¿Has hecho tus deberes?-

La expresión de la menor cambio enseguida y asintió con efusividad –me he portado muy bien y he sido obediente, además cocine algunas galletas que pensaba traerte hoy más tarde con un poco de té y Anissina me regalo su nuevo libro ¡Vamos a leerlo juntos! Tú siempre lees conmigo sus libros y estaba esperando a poder verte para hacerlo- a cada palabra su alegría aumentaba; estaba feliz de estar con su padre y, por alguna extraña razón quería sentirse más cerca de él; no deseaba apartase de la calidez que a su lado comenzaba a sentir con una mayor intensidad desde que ingresó a la habitación.

¿Se debía a la corta ausencia de su padre?

Greta tomó la mano del rubio y lo llevó a tomar asiento en el par de sillas que se encontraban dentro del cuarto. Una frente a otra acompañadas de una pequeña mesa circular cercana al ventanal de la habitación. Las cortinas habían sido abiertas dejando en completa iluminación el lugar.

-podemos leerlo esta misma tarde si eso quieres, pero debes traerlo aquí para poder hacerlo- se dejó guiar y tomó su asiento frente a ella. La niña no permaneció ni un segundo sentada tan apartada y recorrió su silla hasta dejarla al lado de la de su padre. Mucho más cerca de él.

-De acuerdo, vendré en la tarde con el libro- contestó con una sonrisa -¿Sabes? También he pasado el tiempo en el laboratorio de Anissina ¡Ha creado unos inventos asombrosos!-habló con emoción –el otro día me corte y ella me puso un ungüento mágico-

-¿Mágico?- le miró con curiosidad.

La niña asintió un par de veces  – ¡La herida desapareció al instante!- levantó su mano y le mostró el dedo en que antes hubiera una pequeña cortada no quedaba rastro alguno de ella –Anissina dice que puede curar heridas pequeñas en su totalidad pero no lo hace con las que son más profundas- comentó observando su dedo.

-¿Qué hay de los golpes? ¿Puede curarlos?- cuestionó con  cierto interés en el tema -…y las marcas….por ejemplo una mordida de algún animal….- llevó inconscientemente su mano a su cuello ocultando con esta la marca morada de los caninos del  alfa al que ahora pertenecía.

-No lo sé…-  levantó su mirada y le observó con curiosidad -¿Te duele el cuello? ¿Quieres que llame a Gisela para que te revise?-

-¡No!- respondió enseguida apartando su mano y subiendo el cuello de su camisa para ocultarlo de su vista –dormí en mala posición y me duele un poco, pero se pasará- sonrió con nerviosismo –no debes preocuparte-

-¿Estás seguro?- insistió preocupada –puedo ir a buscarla ahora mismo-

-No, no, estoy bien- se apresuró a contestar y pensó en una idea –en su lugar ¿Podrías decirle a Anissina que venga?....necesito hablar con ella sobre un asunto muy importante-

-¿Qué asunto?- la niña ladeó al cabeza  con interrogación, quería saber qué era lo que el rubio se encontraba pensando y ese asunto al que se refería.

-es…algo de adultos- respondió sin ser claro, alzó sus brazos y colocó sus manos sobre los hombros de la pequeña mirándole con seriedad –necesito que vayas a verla, dile que es importante que venga a verme y pase lo que pase, no le digas a nadie más que le pedía a ella venir ni que es un asunto importante, mantén esto como un secreto-

-¿Sucede algo malo?- la menor se atrevió a preguntar sin entenderle y con un poco de temor.

-No, puedes estar tranquila, te explicaré todo después- le aseguró –por ahora no menciones a nadie esto ¿Está bien?-

Greta asintió, se levantó de su asiento sin desearlo realmente –iré por ella ahora mismo- se encamino a  la puerta con prisa, tomó la perilla de esta y se giró a verle –pero debes explicarme que sucede y debes tomar el té conmigo después- abrió la puerta y abandonó la habitación dejándole completamente solo.

Wólfram sintió su sonrisa desvanecerse y en cambio un semblante completamente pensativo se instalo en su ser. Si Anissina había creado una cosa así era probable que pudiera hacer algo con respecto a su marca. Si esa cosa podía borrar heridas superficiales ¿Qué podría hacer con una marca de emparejamiento?

Se sintió ansioso y un tanto esperanzado. Podría cubrir eso por un tiempo si el invento de la pelirroja funcionaba. Esperaba que lo hiciera, que ella pudiera ayudarle con su problema; después de todo; ella también era un omega.

Un largo rato transcurrió antes de que la puerta fuese tocada un par de veces. Wólfram se levantó de su asiento y permaneció  de pie en su lugar; dio su autorización para ingresar y ahí, en la puerta pudo ver a la persona que esperaba ingresar a su habitación.

-Wólfram- le llamó ella después de cerrar la puerta y dar unos cuantos pasos para acercarse  –Greta me ha dicho q…- detuvo su andar al percatarse del aroma peculiar que llenaba la habitación.

Anissina volvió a retomar su marcha y se apresuró a acercarse al otro con paso firme y decidido. Una vez cerca le giro con brusquedad, bajó el cuello de su camisa y observó con total impresión aquella marca que se encontraba visible sobre la piel del omega.

Ninguno dijo nada durante unos segundos. El rubio  sabía que ella se percataría inmediatamente de su condición con sólo olfatear el ambiente  y no estaba seguro de cuál sería la reacción de ella al respecto. Después de todo,  además de ser una omega; era su cuñada.

-apestas a omega marcado- dijo ella finalmente apartándose un par de metros del otro, la mirada que el rubio le dedicó  le decía lo aterrado que se encontraba en esos momentos. La pelirroja cerró los ojos comprensiva y tomó asiento en la silla que anteriormente ocupó la hija adoptiva de la pareja real –Greta fue a la cocina con Doria, tardará un poco en regresar- extendió su brazo y le invitó a tomar asiento a su lado –me dijo que necesitabas hablar conmigo acerca de un asunto muy importante y creo saber de qué se trata- comentó mientras le observaba con atención a cada movimiento que este hacía.

La mujer no era para nada tonta, podía saber que el asunto por el cual había sido llamada tenía relación con la nueva condición del prometido del rey.

Wólfram tomó asiento a su lado con cierta timidez y la mirada baja; le avergonzaba encontrarse así pero no tenía otra opción y confiaba en la discreción de la esposa de su hermano mayor. Después de unos momentos de silencio se decidió a hablar -¿Podrías….ayudarme?- su tono de voz era más bajo de lo usual pero ella pudo entenderlo a la perfección.

-por supuesto- respondió sin dudarlo -¿Qué deseas que haga para ayudar?- preguntó comprensiva, no iba a dejar solo al hermano de su esposo en una situación tan delicada como esta; más si estaba en sus posibilidades auxiliarlo.

-Greta me contó acerca de un ungüento…- el rubio finalmente alzó su mirada cargada de suplica -¿Crees que se podría….-

-¿Ocultar la marca de emparejamiento?- le interrumpió mirándole con seriedad –siendo sincera, no lo sé…- soltó un suspiro –podría experimentar conmigo misma…- alzo su mano y acarició con sus dedos su propia marca –pero ambos sabemos que eso es algo difícil de ocultar; no sólo es visible a simple vista,  el aroma peculiar de un omega que ha sido marcado no se puede esconder de ninguna forma- el rubio agacho la mirada ante sus palabras con una expresión de decepción –sin embargo; puedo intentarlo, aunque tomará algunos días- colocó su mano sobre su hombro en un gesto comprensivo –no salgas de esta habitación hasta entonces; vendré a verte cuando esté listo-

El rubio asintió agradecido y ella no pudo evitar brindarle una pequeña sonrisa: sin embargo, la mujer pudo percatarse de un aroma peculiar emanar del blondo. El olor característico del rubio se encontraba mezclado con el de otra persona; debía tratarse del alfa que había dejado su marca en el menor. Estaba segura de haberse percatado de un aroma similar en…

-Anissina- la voz del tercer hijo de la ex reina distrajo sus pensamientos –por favor no le digas a nadie sobre esto-

La voz sin ánimo y aquella mirada suplicante causaron que la mujer esbozara una sonrisa conciliadora –tranquilo, nadie lo sabrá- aseguró convencida de ello. Sentía que pedirle aquello estaba de más.

 Además ¿Quién era ella para revelar algo tan íntimo?

Ayudaría al hermano menor de su esposo. Después de todo…

¿Quién puede entender mejor a un omega que otro?

Poco tiempo después la mujer abandonó la habitación prometiendo volver lo más pronto posible con una solución. Wólfram permaneció en el lugar con una pequeña esperanza instaurada en su pecho.

Los siguientes 5 días transcurrieron con  rapidez.

Wólfram se excuso de sus deberes fingiéndose enfermo. Las únicas personas que tenían autorización a entrar a su habitación eran la sirvienta, Anissina y su pequeña hija Greta. Su indisposición llegó a oídos de todos los residentes del palacio, sus hermanos acudieron a verle con premura.  Sin embargo,  se negó a dejarles entrar ante el pavor que le provocaba el verse descubierto en tal estado. Ambos mayores insistieron con fervor pero negó el acceso al lugar con la misma tozudez asegurando que se encontraba bien, que sólo necesitaba unos días de descanso y estaría como nuevo en un par de días más. Al final, terminaron accediendo sin estar demasiados convencidos.

El rey fue un caso un poco diferente, si bien había acudido a visitarle se arrepintió en pleno pasillo, ese que daba en dirección a aquella habitación en dónde su prometido solía dormir cuando no quería compartir la noche consigo. No insistió más y no volvió a acudir al lugar ni a intentarlo siquiera.

La ex reina se encontraba fuera por uno de sus viajes del amor, es por ello que no acudió a verle. Wólfram estaba seguro de que no podría dejarla entrar al igual que a sus hermanos; aunque fuese su madre eso no quitaba el hecho de que era una omega; justo como él. Ella se daría  cuenta de todo apenas ingresar a la habitación y eso era un hecho que le resultaría sumamente vergonzoso de enfrentar.

Un suspiro cansado salió por sus labios cuando la puerta fue golpeada un par de veces. Wólfram dejó el lápiz junto a su cuaderno con un dibujo a medias sobre la pequeña mesita de su habitación y se encaminó a la puerta con paso presuroso. La puerta poseía seguro por dentro, así nadie podría irrumpir en el lugar sin su consentimiento. Colocó su mano sobre la perilla de la puerta antes de retirar el seguro.

-¿Quién es?- cuestionó inmóvil esperando una respuesta por parte de la persona que se encontraba del otro lado.

-Abre Wólfram- la voz de la mujer de cabellos pelirrojos le  causó un gran alivio, fue por ello que decidió retirar el seguro y abrir la puerta para dejar pasar a su cuñada –lamento la demora, tuve que pedir la ayuda de Gisela para poder trabajar en esto, además le informe que te tomarías algunos días porque no te sentías bien; pero que no era necesario que ella te revisara- permaneció de pie frente a él una vez dentro del lugar  cuando la puerta fue cerrada para brindarle una charla más privada.

El rubio asintió en agradecimiento mudo. Sin moverse de su sitio observó al rostro a la mujer omega -¿Pudiste hacerlo?- cuestionó intentando no parecer demasiado ansioso.

-por supuesto- esbozó una amplia sonrisa orgullosa –la crema cubre lo que no deseo-kun  está lista- alzo su mano y le extendió un frasco  para hablar con seriedad –cubrirá tu piel como maquillaje ocultando así la marca de emparejamiento y también, anulará el aroma del alfa que quedó sobre ti; lo he probado conmigo misma y puedo asegurar que es efectivo- hizo a un lado su cabello amarrado en una coleta, giro su cuerpo y le mostro su cuello que aparentaba estar limpio; sin marca alguna -sin embargo; debes aplicarlo constantemente sobre tu piel ya que el sudor o el agua desvanecen el efecto que posee-

-entiendo….- observó el frasco sobre su mano, el contenido era transparente y mostraba una crema de color blanco  –…gracias…- comentó con voz baja internamente agradecido con ella.

-no es nada- esbozó una pequeña sonrisa y añadió –pero debes aclarar todo pronto, hay cosas que no pueden ocultarse para siempre-su vista bajo sin querer a la altura del vientre del rubio -…deberías decirle a s….- un par de golpes en la puerta interrumpieron a la omega.

-Wólfram, soy yo Greta- se escuchó la voz alegre de la pequeña niña del otro lado de la puerta, el rubio abrió enseguida dejándola ingresar. La pequeña les dedicó una amplia sonrisa a ambos mayores, al verles juntos les sonrió cálidamente.

Anissina observó al par que se encontraban con ella dentro de esas cuatro paredes, Greta parecía muy emocionada y, por lo que la niña misma le había comentado, ambos habían pasado mucho tiempo juntos durante los días pasados. No es que no lo pasaran antes, sino que su tiempo se había incrementado considerablemente e incluso la pequeña princesa aseguraba sentirse aún más cómoda con la compañía y presencia de su padre.  La omega intuía una sola razón y no sabía si el rubio la tomaría como algo bueno. Después de todo, hay cosas que en verdad no se pueden ocultar.

La mujer suspiró, se despidió del par y abandonó la habitación con  varios pensamientos rondando su mente. Tenía mucha curiosidad e intriga acerca del futuro del rubio, sólo esperaba que las cosas no se salieran de control y que todo tomara el lugar que le correspondía.

 

 

 

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Habían sido dos semanas desde la última vez que pudo hablar con su prometido, desde entonces sólo una vez intentó ir a verle. Pensó en hacerlo en varias ocasiones. Sin embargo, al escuchar el cómo rechazaba la compañía y cercanía de sus propios hermanos desistió. Además el acceso al área del dormitorio del otro le había sido negada debido a la época de celo en el que se encontraba sumergido el tercer hijo de la ex reina. Las feromonas que este liberaba eran palpables en el ambiente según escuchó por una conversación entre un par de sirvientas omega.

Sumado a esto,  Yuuri no se encontraba listo aún para ver a la  cara a su prometido.

Durante el último mes había estado teniendo sueños eróticos con el demonio de fuego y la vergüenza de inmediato se apoderaba de él. Sus fantasías cada vez eran más nítidas, más reales. Era tal el grado al que había llegado que incluso podía saber cuál era la sensación exacta que le producía el toque suave sobre  aquella tersa piel. Yuuri podía jurar que, desde hace dos semanas, las sensaciones se habían incrementado; como si el sueño se tratase más de un recuerdo que de sólo un producto de su imaginación, todo causado por el deseo ferviente que tenía por poseer en todo aspecto al omega de cabellos dorados.

Quería, no, deseaba con todo su ser tener cerca a Wólfram y poder experimentar por sus propias manos la realidad de cumplir aquellos sueños en hecho reales y palpables. Probar con sus propios labios el exquisito manjar que representaban aquellos suaves y carnosos labios de aspecto rosáceo.

Wólfram le enloquecía, le hacía delirar en un placer inimaginable sin siquiera tocarlo.  Ya no podía negarlo, lo deseaba, lo quería más que a nada ni nadie en este mundo.

Un recuerdo fugaz atravesó su memoria, su habitación, su prometido y él mismo sobre el cuerpo del otro logró causarle un escalofrió que recorrió todo su ser.

¿Era de verdad un recuerdo o sólo ese sueño recurrente de siempre?

-su majestad- escuchó una voz conocida –su majestad…-

-¿Qué sucede?- el rey salió de su ensoñación y alzó su mirada en dirección a dónde la voz provenía, se trataba del tío de su prometido; el líder de la casa Bielefeld que ahora le veía con una expresión molesta.

  -me parece descortés su falta de atención- mantuvo su molestia visible en su rostro -es un tema sumamente importante el que estamos tratando; le pido, aunque no haya sido de su completo agrado por el último año que preste atención-

-lo lamento…- se disculpó sintiéndose como un niño regañado por su madre mientras bajaba la mirada apenado, no era momento de fantasear con su prometido.

Escuchó un carraspeó mientras su silla giraba en dirección al mayor de los hijos de la ex reina –continuemos entonces….- habló este –ya hemos discutido el asunto y cada uno ha dado su punto de vista acerca del tema…- el hombre cerró los ojos y pensó en sus siguiente palabras -someteremos a votación el estado del compromiso de su majestad  Yuuri Shibuya con Wólfram Von Bielefeld-

El rey abrió sus ojos con sorpresa al escuchar al hombre comprendiendo por primera vez su estancia en aquella habitación. Se encontraba en una reunión con los 10 nobles desde hace un largo rato; pero esto no era una simple reunión. No, se trataba justamente de la anulación de su compromiso con el mazoku de cabellos dorados.

Con temor observó al primer hijo de la ex reina esperando que este le ayudara, sin embargo, la silla en la que el pelinegro se encontraba fue girada en dirección a otro de los nobles. Uno a uno comenzaron  a hablar y a hacer rotar su asiento para que les viera y supiera cuál era la decisión que estos tomaban. Yuuri mantuvo una expresión de completo terror al percatarse de que anularían su compromiso, tres de los nobles habían dado su aprobación para deshacerlo sin titubear en su decisión.

¡No podía dejarles hacerlo!

La siguiente persona era Günter, el sería comprensivo; estaba seguro de ello. Le miró con suplica y el hombre de cabellos lilas titubeo.

-a fav…- miró en los ojos oscuros de su majestad y se inmediato detuvo sus palabras  –en contra-concluyó con algo de indecisión, al hombre le desagradaba el hecho de que su amado majestad estuviera enlazado a lord mocoso; pero a pesar de ello no podía negar el cariño que ambos se tenían y ahora; viendo a los ojos al rey no podía dar su aprobación para terminarlo. Soltó un suspiro y pidió a Shinou en silencio ayuda para la pareja real.

Yuuri se sintió aliviado del voto en contra de su consejero, pero aún era pronto para sentirse completamente aliviado.  Tenía tres votos a favor y uno en contra. Dos en contra, el líder de la casa Wincott le mostraba una sonrisa alentadora junto con su voto. Él parecía una persona razonable y le agradecía en el alma su decisión.

Los  votos continuaron, sólo faltaban el de Gwendal y el de Waltorana. Hasta ahora tenía 5 a favor de anularlo y 3 en contra. A pesar de ellos, no perdía la esperanza, ya que si quedaban en números iguales alguien reconsideraría la decisión y dejaría que el compromiso permaneciera.

-en contra- escuchó el suspiro cansado del hombre de cabellos grisáceos mientras giraba en dirección a la última persona. El hombre de cabello rubio le miraba con severidad. Yuuri estaba seguro de que él no dudaría en darlo por concluido por el bien de su sobrino; pero no podía dejar que lo hiciera sin que le escucharan.

-no pueden hacerlo- habló el rey sin retirar su vista sobre la del líder de Bielefeld quien le observó con sorpresa inicial.

-¿Por qué no?- cuestionó el hombre volviendo a su semblante estoico.

-porque se supone que las relaciones tienen que ser con quien decidas estar, nadie puede decidir su terminarlas o no-

-su compromiso con mi sobrino fue un accidente, un error cultural- habló seguro de sus palabras -¿Me está diciendo que no desea terminarlo? ¿Aún cuando de sus propios labios salió en más de una ocasión su descontento con ello?-

-eso fue p…-

-se le ha escuchado decir que prefiere como compañera de vida a una mujer ¿Va a negar sus palabras?- continuó el hombre de cabellos rubios –no sé cómo sea en su mundo, pero en este no importa el sexo de una persona para poder tener una relación; además aquí existen reglas que se han seguido a través del tiempo- entrecerró los ojos y tomó aire para poder continuar –usted no lo ha marcado y no tiene deseos reales de continuar con Wólfram a su lado, es por ello que estamos dando por terminado algo que usted pidió hace mucho tiempo-

El pelinegro bajó su mirada avergonzado de su actuar anterior, no podía negar que eran ciertas esas palabras pero era diferente ahora. Él quería continuar, además estaba seguro de que su prometido no estaría de acuerdo con esta decisión. Alzó su mirada de nuevo, miró con decisión al hombre y abrió su boca para decir lo que debió hace mucho tiempo.

-Wólfram ya ha firmado la anulación- habló interrumpiéndole y mostrándole una hoja donde la firma de su prometido reposaba –y ha expresado su deseo de acabar con esto, por lo tanto, yo Waltorana Von Bielefeld doy mi voto a favor de dar por concluido el compromiso entre el alfa y vigésimo séptimo  maoh Yuuri Shibuya y el omega Wólfram Von Bielefeld-

Yuuri observó el documento sin creer en que su prometido estuviera de acuerdo con esta decisión. Antes de que pudiera decir algo más, el veredicto fue dado.

Oficialmente su compromiso había terminado.

 

 

 

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Notas finales:

 

Bueno ha sido todo por esta vez, lamento la demora pero prometo que la siguiente actualización será en una semana o dos a más tardar.

Con respecto al capítulo, las cosas debían suceder así, recordemos que los capítulos anteriores han sido solo complementarios para saber lo que sucedió; a partir del próximo retomaremos con Wólfram en la enfermería. Si no recuerdan la primera escena del primer capítulo deberían leerla de nuevo porque de ahí partirá el siguiente.

He notado que la página ha tenido muchos problemas, así que si quieren retomar la historia por si algo pasa aquí, la publico también en fanfiction, aunque va más atrasada ahí la pondré al día.

No sé que más decir, salvo que les agradezco sus bellos  comentarios y a todos les agradezco demasiado seguir leyendo esta historia.

El capitulo siguiente se nos viene muuuuy bueno, así que estén pendientes :D

Si tienen alguna duda o comentario no olviden en hacérmelo saber….

¡Hasta la próxima!

 

 


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