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El Fuego en mí (segunda temporada) por Daggett

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 Episodio 25

 

 

 

Fragilidad

 

 

39 años atrás…

 

Aquel ser sin forma había viajado por el mundo. Fue un largo  año. Los humanos eran solo, medianamente interesantes. La vida para ellos era más complicada que antes. Había ejércitos, por supuesto. Pero ahora peleaban con máquinas. La magia y las viejas leyendas habían muertos. Los antiguos  habían abandonado la tierra. Sin duda le pareció un mundo aburrido. Aún así…él, tenía un plan. Por que, a pesar de todo. De aquellos cuatro niños índigos que conoció, ahora habían cientos, quizá miles. La herencia de azura, pensaba…mientras se paseaba por un lugar al que los humanos llamaban, cementerio. La tarde era hermosa, soleada y viva. Odiaba eso. El mundo que soñó no tenía por que ser así.

Se detuvo frente a un grupo de personas vestidas de negro, sus rostros lucían desencajados y había  molestos llantos, no el amado sonido de la tortura. Eran llantos de dolor, por el ser perdido. Después de todo, por muchos avances que mostraba el nuevo mundo, los mortales seguían envejeciendo y muriendo en una vida corta, todo ello en sus débiles cuerpecitos humanos…patético.

Tuvo curiosidad y miró el féretro abierto, un extraño humano decía algunas palabras mientras miraba a la concurrencia. Aquel ser antiguo miró dentro y encontró una bella mujer oriental. Perfectamente maquillada y vestida de gala. Algo sintió de pronto, las personas presentes comenzaron a gritar. Algunos corrían y otros trataban de acercarse y tomarle en brazos. En ese largo año, ningún humano se percató de su presencia, ¿Por qué ahora?. Sintiéndose confundido por esta nueva experiencia. El extraño ser bajó la pendiente y se dirigió a un pequeño lago, para mirar…lo que ahí encontró le hizo sonreír. Esta vez si pudo ver su sonrisa, pudo ver esos ojos rasgados. Sus poderes estaban volviendo, él lo sabía. Él lo sabía mientras veía su reflejo en el lago, reflejo que tomaba la forma de aquella chica oriental muerta, arriba en la colina.

 

En un impulso, miró sus manos y se inclinó a tocar el agua, pero sus manos se perdieron y desaparecieron al tocarla. No sintió nada. Bien, tenía apariencia, pero aún no tenía una forma corpórea. -Bueno, se dijo…un paso a la vez.

 

 

 

***********************************      

 

 

Presente

 

 

 

El verano estaba terminando. Max y Alex  apenas habían llegado de nuevo a casa. Donde fueron recibidos con mucha alegría entre la gente del servicio. Para ellos, era agradable que el par de chicos se mostraran tan unidos, a casi cumplirse un año de la muerte de los señores.

Pronto, sería el cumpleaños de Max…19 por fin y a escasos días después, Alex cumplía 16.

No había tiempo para pensar en fiestas. Apenas tenían 24 horas de haber llegado y Max parecía solo estar preocupado por el juicio contra Nigel. Así que, para pasar el tiempo, esa mañana, Alex invitó a su amiga Lucy. Habían pasado  dos meses y los mejores amigos debían ponerse al corriente.

 

Max pasaba por la puerta de Alex y escuchó las voces provenientes de adentro.

 

-dime, Lucy… ¿Cómo están las cosas con Thomas? ¿Ya están en segunda base?

 

Max sonrió al reconocer la voz de Alex, pero después arrugó las cejas al escuchar a la chica que le acompañaba.

 

-pues, veras. Creo que ya hemos llegado a “Home”

 

Alex dio un grito y Lucy comenzó a callarle…-¡basta ya, Alex!

 

-no vas a salvarte de esto, amiga…tú me pediste detalles de mi relación con Max y es hora de pagar.

 

-te recuerdo que sigo esperando esos detalles. Quizá sea tiempo de hacer un trato justo..

 

 

En este punto, Max entró de forma violenta en la habitación. Hallando a la rubia amiga de Alex, sentada en el borde de la cama, con una pierna cruzada de forma coqueta y elegante. Mientras Alex estaba sentando en medio de dicha cama con las piernas cruzadas en forma de buda.

Se hizo un incomodo silencio. Alex estaba completamente sonrosado, esperando que Max no hubiera escuchado nada. Mientras, Lucy, sonreía de forma indescifrable, realmente esperando que Max si hubiera escuchado.

 

-¿ya no tocas al entrar a una habitación?- dijo por fin la chica, con cinismo.

 

-vaya, Lucy- respondió Max, con el mismo tono cínico con el que fue recibido. –apenas llevamos un día aquí y ya te has aparecido.

 

-también te odio.

 

-chicos, por favor- interrumpió Alex, mientras bajaba la cabeza de forma triste. Ese par nunca se llevaría bien.

 

-los dejo, yo si tengo cosas que hacer- dijo Max, mientras miraba a Lucy para dedicarle tales palabras.

 

La puerta fue cerrada de nuevo. Lucy miraba a su amigo y se sintió culpable al verle con un dejo de tristeza.- oh, vamos, Alex…en el fondo nos queremos-.  Consolaba la chica mientras acariciaba la mejilla de Alex.

 

-es solo que…me siento mal

 

-¿como? ¿Algo físico?

 

-si…y no

 

-explicate

 

Alex levantó la mirada,  y entonces, Lucy encontró  la tristeza reflejada en los ojos de su amigo.

 

-no lo sé, Lucy. Extraño a mamá, a papá. Lo de Kyle esta muy reciente

 

-¿Qué tal las cosas con el cabeza…este, Max?

 

-eso está bien, demasiado bien- dijo el chico, mientras le regalaba una sonrisa a su amiga. – Quizá solo estoy ansioso por que faltan  pocos días para la primera audiencia con el tío Nigel.

 

-ah ya entiendo- bufó Lucy mientras comenzaba a tronarse los dedos de ambas manos. – ese apretado inglés y su interés en la herencia.

 

Alex asintió con la cabeza mientras se recostaba totalmente en la cama. Lucy suspiró y se acostó junto a él. Colocando su rubia cabellera en el pecho de Alex, este la abrazó en seguida. La chica podía sentir el corazón de  su amigo latir.

 

-escucha, Alex. Creo que lo peor ya pasó. Un rayo no puede caer dos veces en el mismo lugar, quizá estás demasiado feliz y te preocupa que algo te lo arruine.

 

-tal vez-. Respondió Alex, mientras acariciaba los cabellos de su amiga.- soy un tonto, no debo preocuparme. Max va a ganarle al tío Nigel.

 

-eso me gusta más Alex.

 

La chica se levantó y beso con cariño la mejilla de Alex, este sonrió y atrapó su mano y la besó.

 

-bueno, Alex. Debo irme…recuerda que tengo dueño.

 

-si, pobre de él

 

La chica respondió quitándole la almohada de forma violenta para luego pegarle con ella. Cuando la puerta cerró de nuevo y Alex se encontraba solo, volvieron sus temores.

 

Lucy bajaba las escaleras y al final de ellas, vio la figura de Max, sentado en el último escalón. Suspiró de forma fastidiosa mientras pensaba, si pasaba  sin respirar, el cabeza dura no la vería.

Pero al bajar las escaleras y comenzar a caminar, fue detenida por la voz de Max.

 

-Lucy…espera, debo decirte algo.

 

La chica volteó mientras veía que Max se levantaba. Ambos se miraron a los ojos. Lucy consiguió poner su mejor rostro de desprecio.

 

-yo- continuó, Max. Inseguro del que decir…-yo…nunca te agradecí por lo que hiciste en la estación del tren.

 

Lucy suspiró y se llevó de forma dramática su mano derecha hacía el mentón.

 

-es verdad, nunca me agradeciste. Pero, ¿que se puede esperar de ti?

 

-Gracias- dijo por fin Max…-fue muy arriesgado, esa mujer era muy peligrosa. Pudo herirte. Pero estuviste genial, gracias.

 

-soy genial, Max. No lo olvides.

 

Max sonrió y se acercó a la chica. Esta, insegura retrocedió, pero Max la detuvo de los hombros y luego la abrazo. –y gracias por querer a Alex- continuó, dejando a Lucy totalmente sorprendida por las reacciones del castaño.

Por fin, Max se apartó y volvió a sonreír para  a Lucy, de forma cariñosa.

 

-y recuerda, niña…esto nunca sucedió.

 

-por supuesto, cabeza dura-. Devolviendo la agradable sonrisa.

 

 Acto seguido, Lucy se dio la vuelta de forma elegante y salió de la casa.

 

 

********************   

 

 

 

 

 

Era una mesa larga, dentro de un salón bien iluminado. En la cabecera estaba sentado un hombre mayor y bastante regordete. Su rostro mostraba implacable seriedad, mientras miraba a su lado derecho. Ahí estaba un hombre joven, que se hacía acompañar de otro mucho mayor. El tío de Alex, Nigel. Su cabello completamente cano le daba la apariencia de un tierno hombre adulto, pero no así sus ojos, que miraban con odio justo al frente.

Donde se encontraba una mujer de edad madura, a lado de ella, estaba Max, quien lucía muy serio en su traje de corbata y etiqueta. Y como tenía que ser, junto a él, estaba Alex. Quien vestía de la misma forma.

 

-Bien- dijo el hombre de la cabecera…-he revisado todos los argumentos y parece ser, señor Nigel Dumas. Usted y su abogado no tienen un caso.

 

-¡¡no es posible!! Se defendió Nigel, mientras se levantaba de su silla, para un segundo después, fuera calmado por su abogado.

 

-le pido que se comporte- indico el hombre de la cabecera.

 

-no pareces un Dumas- dijo Max, torciendo sus labios en una sonrisa.

 

-y recuerda que tú no lo eres.

 

-mi cliente fue adoptado legalmente por Robert y Nancy Dumas, exijo que se retracte-. Fueron las palabras de la abogada de Max.

 

-por favor, les pido orden- volvió a interrumpir el hombre al frente. –esta es una junta de conciliación, por favor señor Dumas, exponga sus temores.

 

-Bien- dijo el abogado de Nigel, tomando la  palabra…-mi cliente esta muy preocupado por el destino de su sobrino, Alexander. No le parece conveniente que un chico adoptado, tenga el poder sobre todos los bienes que  pertenecen solo a su sobrino.

 

-el testamento- dijo la abogada de Max…-dice que Max Dumas llevará el control de ese dinero y los almacenes hasta que Alexander cumpla la mayoría de edad. En ese momento, ambos hermanos se repartirán los vienen en partes iguales.

 

-Ojalá que para ese momento…haya algo que repartir- interrumpió, Nigel. Mirando con suspicacia a su sobrino Alex.

 

-bien, ya llegamos al punto- dijo el severo hombre al frente de la reunión. Usted teme que su sobrino no alcance a heredar nada, por culpa de supuestos malos manejos con el dinero.

 

Inmediatamente, la abogada de Max comenzó a desplegar en la mesa algunos libros. Estos parecían estados de cuenta.

 

-como verán- dijo la mujer de forma orgullosa.- este el estado actual de los almacenes Dumas. Sigue siendo la cadena líder en el país y el mundo. Las cuentas bancarias siguen creciendo. La fortuna del joven Dumas esta más que asegurada. No hay pruebas de malos manejos. Robert Dumas dejó a cargo gente capaz, que le rinde cuentas muy claras a Max. Este joven- dijo la mujer mientras señalaba a Max…-solo toma dinero para sus estudios universitarios. Tiene las mejores calificaciones y francamente no le hace falta robar, él solo se hará de su futuro.

 

-ya veo- dijo el señor juez al centro de la mesa…-yo he revisado minuciosamente estos papeles. No hay pruebas que Max Dumas este actuando con dolo. Creo que su sobrino esta en buenas manos.

 

-además- dijo Alex a media voz, estaba inseguro de hablar, pero tenía que hacerlo. –yo…quiero decirte, tío…papá y mamá así lo dispusieron, no eran unos tontos. Vieron el potencial de Max para los negocios, algo que yo no tengo. Sin duda yo haría un desastre de esos bienes. Agradezco a mí…hermano…por todo lo que hace. Quisiera que todo siguiera igual.

 

Nadie pudo notarlo, pero en ese momento. Max tomó la mano de Alex por debajo de la mesa. Eso lleno de confianza al chico y sonrió para sus adentros.

 

-bien- dijo el juez…-solo iríamos a juicio si el joven, Alexander Dumas lo quisiera. Si él quisiera despojar a su hermano. Usted no-…señalando a un furioso Nigel.- hemos terminado, no hay un caso que perseguir.

 

Max sonrió a su abogada y luego a Alex. Felices de salir de un problema más. El juez se estaba levantando cuando la voz de Nigel hizo que todos le pusieran atención

 

-¡¡Esperen!!  La muerte de mi querido hermano nunca fue aclarada. Mi hermano y su esposa murieron de forma violenta.

 

-¿esta insinuando algo, señor Dumas? Dijo la abogada de Max, mientras limpiaba de forma inconciente el hombro de su blusa.

 

-solo…solo estoy diciendo, que esa muerte tan…repentina y violenta le favoreció mucho a este chico-. Señalando de forma acusadora a Max.

 

-¡¡Tío no!! Dijo Alex, mirando con reproche al hermano de su padre…- no hagas esto.

 

-déjalo Alex, quiero que lo diga. Interrumpió Max, mirando con furia al hombre frente a él.

 

-mi cliente…- comenzó el abogado de Nigel. –sabe que no puede hacer acusaciones sin pruebas. Es peligroso. Él solo quiere que el señor Juez piense un poco en…todas las posibilidades.

 

El señor juez se levantó mirando de forma severa a Nigel y su abogado….-ese asunto esta en manos de la policía. Si el señor Dumas tiene sospechas sobre ciertas cosas, debe acudir a ellos. No me concierne ese asunto a mí. No hasta tener pruebas.

 

Nigel reaccionó abandonando el pequeño salón  de forma rápida y sin esperar  a su abogado. Aquello que había insinuado, había dejado un mal sabor de boca a los presentes, sobre todo en Max y Alex, quienes sabían la verdad de todo.

La abogada les sonrió, al instante trató de tranquilizarlos. Nigel había perdido, ni siquiera  llegaron a un juicio.

 

Minutos más tarde, Alex y Max estaban dispuestos a alejarse de los juzgados, pero Alex tubo que ir al baño. Mientras Max iba hacía la maquina de café.

 

Después de algunos minutos. Alex se mojaba la cabeza con el agua que corría del grifo. Ese día había sido extenuante. Comenzó a sentir un leve dolor en un oído. Pronto, el otro también comenzó a padecer el mismo dolor. El chico se llevó ambas manos a cubrírselos, pues el dolor aumentaba. Lo mismo que un extraño zumbido que lo dejaba completamente sordo.

Cerró los ojos y comenzó a gritar…-¡¡basta!!- al instante el dolor cesó. Cuando abrió de nuevo los ojos, miró a través del espejo y encontró a su tío Nigel.

 

-¿te pasa algo sobrino?

 

-solo, un dolor de cabeza- dijo sin voltear. Ambos se miraban a los ojos a través del espejo.

 

-sobre lo que dije hace un rato, Alex. De verdad, me preocupa tu patrimonio, me preocupa la rara muerte de tus padres. Ellos no tenían enemigos.

 

-¡¡no es Max!! Eso puedo asegurártelo.

 

-¿como lo sabes? Por lo más sagrado, ese huérfano te tiene hipnotizado. Créeme cuando te digo que pronto sacará las garras. Yo he visto su verdadera cara, me la mostró hace dos meses.

 

-Me contó sobre eso. Fue un mal día…

 

-nunca me has  visto de mala cara, Nigel. Dijo una voz de atrás. De inmediato, ambos se voltearon para mirar a Max, que recién entraba en el baño.

 

-déjanos, sobrino…

 

Alex miró a Max y este asintió. El chico no quería alejarse, pero confiaba en Max. En menos de un minuto, ambos se encontraron solos. Ya era hora de quitarse las máscaras. A su parecer, Nigel tenía mucho que ocultar y ya era tiempo de saberlo. Al menos de boca de él mismo.

 

-tienes embobado a mi sobrino.

 

-escucha, Nigel…hablemos claro.

 

-hablemos

 

Ambos se miraban con intensidad, sobre todo el mayor. Nigel odiaba con todo su ser a ese huérfano que le había arrebatado su oportunidad. La  oportunidad de brillar, como nunca.

 

-Realmente no te interesa tú sobrino. Es más, creo que ni siquiera me odias tanto. Solo quieres la fortuna que dejó tú hermano.

 

-te equivocas en algo, muerto de hambre…si te odio.

 

 

 

Max sonrió ante aquello, esperaba que Nigel fuera sincero lejos de abogados y jueces. Había anhelado estar a solas con él. No iba a desaprovechar la oportunidad.

 

-mi abogada te investigó, Nigel.

El hombre entrecerró los ojos con furia, ese huérfano se estaba metiendo muy hondo en cosas que no debía. – ¿Y que descubriste?- pero logró responder con ironía.

 

-Lo fracasado que has sido. Eres el mayor de tres hermanos. Jamás conseguiste ser el orgullo de tu difunto padre. Siempre fue Robert, papá. Eso te ha carcomido el alma.

 

-¿tú que sabes?- respondió Nigel, dando un paso para acercarse a Max, deseaba ponerle las manos encima.

 

-ves en esto una buena oportunidad. Tener todo lo que tuvo tú hermano menor. Brillar en el mundo de los negocios.

 

El hombre sonrió de forma cínica ante Max. Ahora se cruzaba de brazos para responder…-quizá sea como dices. Pero de algo estoy seguro, si alguien merece esa fortuna soy yo.

 

-no la mereces, es de Alex. Estoy seguro que si tú cuidaras sus bienes, para cuando cumpliera 18, él no vería nada. Ya lo habrías malgastado, como siempre haces. Fracasas en todo, Nigel.

 

El hombre descompuso su cínica sonrisa, para luego caminar  y romper toda distancia entre Max y él. –te he subestimado, huérfano de mierda. Pero no puedes ser tan perfecto, supongo que también tienes algo que esconder y lo  sabré. Sé que mataste a Robert y a Nancy, puedo oler al asesino en ti.

 

Max fue presa de la rabia y tomó al hombre por el cuello de la corbata, llevándolo de forma violenta a los lavabos. Aquel hombre en vez de asustarse, se carcajeaba de forma grotesca.

 

-no lo diré otra vez, Nigel, yo no maté a mis padres. Si buscas eso, no lo encontraras.

 

El hombre se despojó de un manotón de las manos de Max…-ya veremos, no será esto lo último que sepas de mi.

 

-ojalá algún día cumplas tus promesas, Nigel, sería un buen cambio en ti.

 

El hombre limpiaba sus ropas, como si las manos que la habían tocado fueran asquerosas. Hizo el ademán de irse, pero antes de hacerlo se plantó frente a Max y le escupió el rostro. Max, rápido se limpió con el dorso de la mano, mientras sus ojos se fueron tornando oscuros, aquello que anunciaba la negrura del infierno. Nigel no podía verlo por que le había dado la espalda y estaba saliendo. Al oír  la puerta cerrarse de nuevo, los ojos de Max volvieron a tornarse azules. Arrepintiéndose de lo que iba hacer. Se acercó al lavabo para lavarse el rostro, mientras deseaba no volver a ver  Nigel, por su propio bien. La próxima vez no se contendría.

 

 

 

********************     

Nina seguía en su búsqueda. Aquello la había llevado a ese suburbio de mala pinta. Bajaba por una enorme pendiente para llegar al final de la calle. Mientras lo hacía, un grupo de chicos pasaba en dirección contraría a ella, montados en una camioneta destrozada. Al pasar le gritaron cosas que hicieron que Nina se enfureciera, pero no era momento de ocuparse de ellos. No cuando por fin había bajado y se encontraba con lo que había venido a buscar. “la sonrisa del Diablo”, leyó. El frente de la tienda era lúgubre y de color blanco, solo había una puerta.

Nina se acercó y tocó. Pero al solo palpar la madera, la puerta se abrió sonando una campanita, dicha puerta era de color negro, no concordaba con la blancura de la fachada de la tienda, seguramente era nueva.

 

El lugar estaba completamente destrozado. Parecía que simplemente lo habían volado. Las figuras, los libros, los estantes, todo estaba destruido y regado por el piso.

La chica miraba en dirección al mostrador, había una cortinilla roja, seguramente por ahí salía quien atendía.

 

-¿hola?

 

Dijo por fin, para anunciarse, estaba apunto de darse por vencida, cuando un chico moreno y de cabello largo, amarrado con una liga, apareció tras la cortinilla.

 

-hola

 

-vaya. Pensé que el lugar estaba abandonado.

 

-no es así, el desastre es por…remodelación

 

Nina sonrió aún sin creérselo, pero no dijo nada.

 

-es en serio, para construir, primero hay que destruir. Es mi lema.

 

-¿y como te llamas?, chico del lema

 

-me llamo, Rex

 

 

Nina le sonrió y levantó su mano para saludarlo…-y yo Nina- pero la mano de la chica no fue tomada. Rex solo la miró y sonrió.

 

-bien, Nina. ¿Puedo ayudarte en algo?

 

-busco a mis amigos. La  última pista que seguí me trajo hasta aquí.

 

-vaya, que raro…

 

-lo sé. Si pudieras ayudarme, uno de ellos se llama Diego…

 

-ah si, hace dos meses vino un tal Diego, de cabello azul. Imposible olvidarlo.

 

 

Nina sonrió, de pronto se sentía tan cerca de sus amigos. El largo viaje había valido la pena. Sobre todo por que esta ciudad le traía malos recuerdos.

 

-¿que pasó con Diego? ¿Qué vino buscando?

 

-venía buscando a un tal Lyle

 

La chica abrió demasiado los ojos, sin duda estaba en el lugar correcto.

 

-definitivamente, son ellos.

 

-el caso es que, él también venía siguiendo una pista. Estaba muy enojado, me amenazó de muerte. Fue algo raro.

 

-¿que más sucedió?

 

-cuando estaba por…matarme, entró un  chico rubio muy extraño, vestido como un marine. Ambos hablamos y se fueron.

 

Nina notó que Rex no dejaba de mirar al suelo, en un punto donde el piso parecía estar quemado y con restos de…sangre. Sangre seca.

 

-¿pasó algo más?

 

-se fueron, pero escuché su destino…

 

-dime a donde

 

Rex no dijo nada, pero señaló un papel en el mostrador. Nina lo tomó y comenzó a leer, al terminar suspiró y dijo: -es un mapa, en el desierto.

 

-Quizá debas ir. Es tan…extraño todo esto.

 

-Lo es. Gracias

 

 

Nina salió de ahí. De algo estaba segura, no iba a lanzarse a la búsqueda de esas instalaciones en el desierto. Había algo en ese tal Rex que no le gustaba, algo raro, algo frío. En esa tienda de magia hubo una pelea, hubo algún herido o algún muerto.

Tomó la pronunciada subida mientras pensaba en volver. Ese Rex tenía algo más que decir y lo haría hablar.

Toda la subida, la chica no dejó de sentirse incómodamente observada. Ya llegando arriba, pudo sentir una presencia detrás de ella, algo que la estaba acechando muy cerca. ¡¡Por Dios que podía sentirlo!! Volteó de forma brusca y no halló nada…

 

-las cosas que hago por ustedes, chicos. Me van a deber una muy grande.

Continuará...


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