N a t h a n ä e l
Los últimos días Adrien iba acosándome, nunca llegué a tener un momento de privacidad, mucho menos en el baño, cuando sentías ganas debía aguantarme para no ir, sabía que si iba Adrien me acorralaría nuevamente y... Pues... Ya saben.
Pero, de repente había cambiado todo eso, pasó de ser un acosador a ser un completo ignorante de mi existencia ¿Que a qué me refiero? Pues, después de días de acoso, dejó el interés, así de la nada.
Ahora se había centrado más en Marinette, aunque claro, es su novia y todo, pero... Agh ¿Dónde quedé yo?
No son celos.
Claro que no lo son...
Pero es molesto, es como decir que a tu Mamá le caiga mal un amigo tuyo y después de conocerlo se encariñe mucho con él hasta el punto de verlo como un hijo y empezar a ignorarte a ti.
Repito, no son celos.
—Es un idiota... — Susurré para mí mismo.
Creí que todo había parado, que sólo sería una loca y curiosa etapa que quieren experimentar adolescentes, si no saben a qué me refiero... Olvídenlo.
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Me dirigía hacia el baño con más confianza, aparte de eso Adrien se había ido antes con Marinette, lo cual ya no me preocupaba mucho.
Cuando terminé, lavé mis manos y salí, estaba a mitad de pasillo cuando siento que me estanpan contra la pared.
—Shhh, no hagas ruido — Advirtió, tenía una voz que conocía bastante, iba a protestar pero él rápidamente toma posesión en mis labios.
Cierro fuertemente mi boca, no pensaba en darle el placer a él, pongo mis manos en su pecho con la intención de quitármelo de encima pero él con ambas manos toma las mías.
Sigue besándome y yo sigo negándole la entrada.
Posa su rodilla en mi entrepierna y comienza a frotar lentamente, yo suelto un gemido de sorpresa y en eso mete su lengua.
¡Maldición, no otra vez!
Muerde mi labio inferior, mientras que yo suelto un pequeño gemido.
—N-no, b-basta, a-ahh... — Dije apenas sentí mi boca liberada, más él no llegó a detenerse ni mostraba indicios de que lo haría.
Siento que suelta mis manos, rápidamente me da la vuelta empotrándome nuevamente con la maldita pared, pega su cuerpo más al mío y puedo sentir su erección...
—A-adrien... — Chillé su nombre con miedo, sentía mi respiración pesada y mi cuerpo caliente, mis ojos se humedecían de lágrimas por la vergüenza que sentía.
Siento como desabrocha y baja mis pantalones, el miedo se apodera de mí, quiero detenerlo pero no tengo fuerzas, tengo miedo... Mucho miedo.
Baja también mi ropa interior, siento como acaricia lentamente mis nalgas y las separa un poco, en eso, siento una pequeña presión en mi ano.
—¿Qué tan virgen eres, Nath? — Pregunta Adrien cerca de mi oído con tono burlón, yo me estremezco y trato de liberarme, todo eso en vano.
Finalmente, mete un dedo, se siente incómodo, no sé si será por mi estrechez o porque su dedo es algo grande...
Luego, mete el segundo.
—Agh... S-sácalo, m-me duele... — Me quejé, en serio dolía demasiado.
Comenzó a hacer movimientos de tijera, dilatando un poco mi ano.
Finalmente, mete el tercero.
—¡A-ah, no!
Simula pequeñas embestidas con ellos, tratando de entrar cada vez más profundo en mí...
—A-adrien, s-sácalos a-ahh, por f-favor... Ngh... — Pedía desesperadamente, aunque en el fondo sabía que no me incomodaba para nada.
—¿Por qué me ignorabas? — Pregunta el rubio nuevamente cerca de mi oído.
—T-tú eras el que a-ahh, m-me ignoraba... — Respondí como pude, tratando de retener mis gemidos y jadeos, cosa que no sirvió de mucho — E-estuviste con Marinette y t-te olvidaste de m-mí Ahh...
—Lo siento, era necesario.
—Ngh... T-tú sólo d-debes pensar en mí, n-no en Marinette ni o-otras per-personas Ahh... — Regañé indirectamente, estaba tan sumergido en placer ahora que no noté lo que dije.
Escuché que Adrien soltó una pequeña risita y yo me moría de la vergüenza.
Me dio la vuelta nuevamente, quedando frente de él, luego me besó con ternura.
—Lo siento cariño, sabes que sólo te quiero a ti, así que no estés celoso... — Dijo mirándome fijamente, sonriéndome.
Yo sólo desvié la mirada sonrojado.
¡Por última vez, que no son celos!
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