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Wicked Sexy por ChocoMin

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Notas del capitulo:

Hola hermosas lectoras, aquí les traigo el segundo capítulo de esta primera adaptación, los invito a leer mi segunda adaptación que se que también les gustará ñ.ñ 

 

Gracias por leerme y en serio espero les guste, saben que pueden dejarme comentarios, los estaré respondiendo ♥

—   Entonces él dijo: «Sully, ¿prefieres que el dragón duerma en la cama?»


Taemin se rio junto con los otros con el final del chiste de la peluquera.


Su risa fue más bien un alivio algo histérico, que una reacción a la historia de la mujer relatando el infortunio de sus compañeros Magos y sus mascotas inusuales.


Lo estaba haciendo. Engañándolos. Nadie había puesto en duda la historia que Kibum había inventado, que Taemin era un primo lejano de una oscura rama de la familia Kim. Kibum, al ser el chico prodigio poderoso, benevolente que era, había decidido tomarlo bajo su ala, y presentarla a los machos Magos elegibles de Seúl. Sí, las personas en las sillas de al lado la miraban de arriba abajo cómo la competencia potencial, pero ninguno de ellos sabía que no era una brujo. No era mágico.


Ya ni si quiera estaba seguro de nada.


Cuando despertó ayer, se había sentido con náuseas, desorientado. Diferente. Na Eun le había dado de comer un caldo ligero y lo arrulló, cuidando de él, cómo siempre lo había hecho. Le había dicho que tendría que tomar las cosas con calma, hasta que descubrieran qué tipo de poder el hechizo había sacado de él. Kibum había hecho todo lo posible para que fuera inocuo, eso había dicho, algo con lo que no podría herirse accidentalmente a sí mismo. Sólo el tiempo lo diría. Los dos habían estado extremadamente satisfechos, aunque Kibum parecía cada vez menos seguro de su plan según pasaban las horas. Pero incluso estuvo de acuerdo, sus sentidos le decían que Taemin era Mago. Al igual que ellos.


Aunque sabían que no era verdad, todavía era lo suficientemente fuerte para engañar a todos aquellos que importaban. Incluyendo, esperaba, al que ellos estaban buscando.


Había algo en el borde de su memoria, algo que había querido preguntarle acerca de lo que sucedió durante el hechizo, pero ni por su vida, podía recordar lo que era.


Ahora se encontraba sentado en un exquisito y hermoso día de spa, haciéndose un peinado con una estilista Maga.


El único problema era, que este lugar no debería existir. Ayer, cuando había pasado junto a este edificio, este había estado abandonado, cubierto con paneles. Na Eun le había dicho que el mundo de los Magos trabajaba un poco diferente al de él. Que, a fin de que prosperaran y coexistieran con los humanos, habían tenido que hacer algunos ajustes menores dimensionales.


Esto no parecía menor. No creía que cualquier cosa con la palabra dimensional podría serlo. Para Taemin todo era tan... tan... maravilloso. Cómo salido de un sueño o una película. Un gran spa lleno de oro y mármol, lleno de personas en varios estados de desnudez, algunos con máscaras faciales, algunos en envolturas que brillaban con luz mágica. Sus compañeros seres humanos estaban caminando y conduciendo por allí, ninguno de ellos enterados de las maravillas que estaban a una pizca de polvo de hadas de distancia. Pero este no se trataba de un cuento de hadas. Era real. Se encontraba aquí. Y Sully, la peluquera conversadora, le hacía una pregunta.


—   ¿Qué?


Sully arrugó la nariz mientras estudiaba el pelo largo de Taemin, de color rubio oscuro.


—   Me preguntaba dónde te habías hecho el peinado antes de hoy. ¿Tu familia va a esas peluquerías humanas de cortes? Sé que algunos Magos aspiran a encajar, pero hay normas que nadie debería tener que caer por debajo. —Sacudió la cabeza con tristeza—. Estas puntas son abismales, y necesitas un hechizo de condición tan desesperadamente.


Taemin se sonrojó, agachando la barbilla con vergüenza. Kibum, con sus propios rizos oscuros envueltos en una toalla que estaba masajeando, literalmente, su cabeza mientras miraba, se acercó a zancadas para fulminar a la mujer con la mirada.


—   Mi primo perdió a su madre cuando él era joven. Él nunca tuvo a nadie que le mostrara cómo acicalarse a sí mismo. —Miró a Sully de arriba hacia abajo—. Yo la traje aquí porque he oído que eras la mejor, que un Mago dejaba este lugar sintiéndose cómo un rey. ¿Era todo un despliegue publicitario? ¿Un encantamiento publicidad falsa?


Sully palideció y tragó saliva mientras estudiaba a Kim Kibum. Taemin podía ver las ruedas mentales de la peluquera girar. La familia Kim era prestigiosa. No quería arriesgar su trabajo, su reputación, molestándolos.


La mujer negó con la cabeza.


—   No, no. Sólo quise decir... bueno, él es naturalmente hermoso, de eso no hay duda. Verdaderamente, apenas necesitaría de mucho trabajo de mi parte para hacer de él el rey de la Triune. —Comenzó a pasar sus dedos por el cabello de Taemin. nuevamente—. Sí. Esto puede arreglarse. Un enjuague de brillo, un recorte aquí y allá. Difícilmente te reconocerás a ti mismo. No sé en qué pensaba.


Kibum guiñó a su amigo antes de pasearse tranquilamente de vuelta a la mesa donde había estado recibiendo una manicura. Un joven moviéndose incómodamente a su lado atrajo su atención.


Nunca había visto a un Mago morderse las uñas antes. La revelación que le hizo cosquillas en la parte superior de la columna se volvió loca.


Mientras Sully comenzaba a trabajar en un silencio laborioso, él hizo contacto visual.


—   ¿Estás bien?


Los ojos castaños del se abrieron cómo plato, y miró rápidamente a su alrededor para ver si su madre, que estaba hablando con un grupo de mujeres de edad avanzada en la esquina, había oído la pregunta. Cuando se hizo evidente que no lo había hecho, su vecino respondió en voz baja, intimidado.


—   B-bien. ¿Eres él primo de Kim Kibum?


—   Algo así cómo primo tercero lejano por parte de mi madre, pero sí. —Vio los labios del chico crisparse en su intento de humor, y sonrió—. Mi nombre es Taemin, ¿cuál es el tuyo?


—   Min Seok. Mis amigos me llaman Xiumin. —Se mordió la uña del pulgar con ansiedad, observando los movimientos eficientes de Sully antes de conectar con la mirada de Taemin, una vez más—. Tú no pareces nervioso por la próxima semana.


—   ¿No lo estoy? Bueno, un poco. Me siento cómo un pedazo de carne a punto de ser puesto en exhibición. —Vio el alivio en los ojos de Xiumin, y supo que había encontrado la apertura correcta—. Tú también, ¿eh?


—   Sí. —Su voz bajó—. Yo no sé por qué mamá está insistiendo. Padre pensó que yo podía esperar a que uno o dos hayan pasado por el Triune, a causa de lo que ha pasado.


—   ¿Qué ha pasado? —Juntó las cejas para formar una mirada de confusión. Cuanto menos pareciera saber, mejor. Él era de fuera de la ciudad, después de todo.


Xiumin se inclinó hacia delante.


—   ¿Quieres decir que nadie te lo dijo?


Sully estaba desacelerando sus movimientos detrás de él, y supo que estaba escuchando atentamente la conversación. Al parecer, su nueva Maga peluquera no era diferente de la chica en su peluquería habitual en ese sentido. Perfecto.


—   ¿Decirme qué, Xiumin?


—   Cuatro personas Magas han sido atacados en el Triune en las últimas semanas. La mayoría simplemente sufrieron alguna paliza, una sacudida, pero el último fue golpeado bastante mal. La próxima semana es la última vez que el ritual se producirá hasta el solsticio. Nadie sabe cómo ni por qué ha estado sucediendo, pero me temo que uno de nosotros puede ser el próximo.


Sully hizo un ruido suave mientras se agachaba y susurraba con complicidad.


—   Sr. Xiumin, yo no creo que tenga nada de qué preocuparse. Por lo que he oído... Cada unao de esos pobres jóvenes tiene un tipo particular de magia, y es bastante rara. Me sorprende que haya habido tantos en una temporada.


Taemin volvió la cabeza y se encontró con la mirada de complicidad de Sully.


—   ¿Qué clase de magia?


Sully se mordió el labio mientras consideraba a su cliente.


—   El poder de obligar. Ninguno de ellos tenía el mismo tipo, por supuesto. Algunos lo tenían mental, algunos físicos, pero es distintivo y raro, cómo ya he dicho. Conozco sólo un puñado de Magos que tienen algún aspecto de convencimiento en su composición genética. La mayoría de ellos son hombres, y ninguno de ellos se encuentra en esta sala. Mientras tanto, el resto de nosotros tenemos que mezclar hechizos complicados y lentos para recrear débiles versiones temporales de poder. —La peluquera suspiró—. Confía en mí, tengo que volver a encantar mis tijeras de peluquería una vez por semana.


Taemin miró a Xiumin, ahora radiante de alivio.


—   Luces cómo si te sintieras mejor. ¿Asumo que no tienes ese tipo de magia?


Él chico sonriente negó con la cabeza, extendiendo sus manos hasta que una energía verde brillante destelló en sus palmas. El jarrón de flores sobre el mostrador de la peluquería se iluminó, las flores estallando a la vida ante sus ojos. Se quedó sin aliento.


Xiumin se encogió de hombros, malinterpretando el sonido.


—   Lo sé. No es tan asombroso. Sólo soy un cultivador de naturaleza, al igual que mi padre. Antes de que esto comenzara, mamá se lamentaba del hecho de que tenía la desgracia de ser mayor de edad para el Triune al mismo tiempo que —miró a al preocupado Kibum, sonrojándose— muchos Magos poderosos. Pero ahora me alegro de no ser parte de esta maldición o lo que sea.


No era una maldición. Era una ola de crímenes. Sully y Min Seok sólo le habían dado una pieza vital del rompecabezas.


Una pista que no podía creer que la ley de los Magos hubiera ignorado. A menos que ellos hubieran estado tratando de mantener esa información para sí mismos. Pero ¿por qué?


Se encontró deseando que Ravi estuviera aquí. Él era un policía, cómo él. Vivía, comía y dormía la ley de los Magos. Averiguaría por qué habían estado ocultando información. Por qué permitirían que jóvenes inocentes entraran en un Triune sin la información que pudiera protegerlos.


Seguramente Ravi no sabía nada de ello. Si lo hiciera, estaría aquí, sentado sobre su hermano si tenía que hacerlo, deteniéndolo de ir allí.


¿Qué pensaría del disfraz de Taemin? ¿De sus acciones? ¿Estaría decepcionado de que se hubiera involucrado, o admiraría su ingenio? ¿Por qué a él siquiera le importaba tanto aún? Él no estaba aquí.


Estaba Minho.


Ese era otro misterio en sí mismo. En su experiencia, Minho rara vez hacía nada sin una razón.


Por lo general, la auto-motivación. Aparte de tener la oportunidad de jugar al héroe con su hermano, y ser un dolor en el culo de Taemin, él no podía ver su punto de vista.


Todavía.


Él quería regresar a la parte de su día de spa que le hicieron masajes. ¿Por qué Kibum lo había alejado de esas manos celestiales, y metido en esta cámara de tortura? Él salió de los vestuarios, tratando de tomar un respiro en ese traje de gato de cuero ceñido que era, según su amigo brujo, el furor entre todos los Magos consciente de la moda. O prostitutos.


Una mujer con el pelo teñido del color de un mango maduro se adelantó con sus manos levantadas.


—   Ohhh, Sr. Taemin. Ahora, ese atuendo establece una declaración. Ningún hombre será capaz de resistirse a ti.


—   No voy a ser capaz de resistirme a ellos tampoco, ya que apenas puedo moverme —se quejó, haciendo que Key inhalara un poco de su margarita de melocotón por la nariz. Taemin le sacó la lengua.


—   Te lo mereces, primo. Ya no conseguirás escoger lo que estaré usando. Por cierto, yo no te veo desfilando en cualquiera de estos atuendos. ¿Tendré mi turno de reír a costa tuya?


—   Me encantaría llevar algo así. Pero mamá insiste en que me ponga el el traje que ella usó, que su madre usó, etcétera, etcétera. Voy a lucir anticuado y ridículo. Definitivamente te reirás. —Victoria sonrió a la vendedora que se cernía sobre ellos.


—   ¿Madame Song? Creo que a Taemin le gustaría algo un poco más sencillo. Algo un poco menos revelador.


Madame Song se tocó la barbilla, inclinando la cabeza mientras estudiaba su cuerpo.


—   Creo que tengo justo lo necesario para un conocedor más exigente. Es nuestra más nueva adquisición. Encantada para adaptarse perfectamente a la personalidad del portador.


—   Ahora, eso debería ser interesante.


Oh Dios. ¿Podría esto ser peor?


Él aquietó su estómago.


—   ¿Qué estás haciendo aquí, Minho? Pensé que este lugar era más privado.


Él sonrió a Madame Song mientras ella le repasaba lentamente con una curiosa sonrisa. Se volvió hacia Taemin, mirándolo de arriba abajo. Su mirada se estrechó en el escote que hacía que se viera su pecho destapado, dejando a la vista ese tono lechoso de su piel. Él se cruzó de brazos y lo miró, pero él sólo curvó sus labios.


—   Ellas hacen una excepción para mí. Soy muy... generoso con mis amigas. Voy a tener que comprarte eso, Taemin. Siempre y cuando te comprometas a usarlo sólo en el dormitorio. Y sólo para mí.


Kibum se puso de pie.


—   Estoy sintiendo unas náuseas repentinas. Creo que necesito otra margarita, tal vez un par de pajitas para meter en mis oídos.


Lo observó seguir a la vendedora chismosa a través de la puerta, refunfuñando en voz baja por el abandono de su mejor amigo.


Minho cerró la puerta, devorando la distancia entre ellos con pasos largos y rápidos. Se acercó a su oído, agarrándolo de los brazos cuando él comenzó a alejarse. Taemin respiró hondo ante la sacudida de energía eléctrica que zigzagueó a través de él con el contacto.


Casi podía oír el chisporroteo.


Sus ojos café se oscurecieron. ¿Él lo habría sentido también?


—   Sólo hago mi trabajo, cariño. Madame Song me conoce, sabe que yo sólo aparezco cuando quiero algo. A alguien. Ahora ella les dirá a todos en el salón que estoy detrás de ti. Pero tienes que hacer tu parte. Esta ilusión sólo funciona si pretendes que me quieres, Taemin sólo un poco. —Le acarició los brazos desnudos, con la mirada en sus labios—. La pasión entre compañeros Magos no es una cosa sutil. Es poderosa. Innegable. Eléctrica. Si yo soy la mitad de tu compañero, no serás capaz de mantenerte alejado de mí, así como yo no seré capaz de mantenerme alejado de ti... especialmente antes de que encontremos a nuestro tercero y nos unamos oficialmente.


El aliento de Taemin salió entrecortado. Su toque le estaba quitando su capacidad de pensar. ¿Alguna vez había lo había tocado antes de ese día? No. Por supuesto que no. Él habría recordado las chispas, la intensidad. A menos que fuera una parte del hechizo de Key. Su magia así cómo era, respondiendo a la de él.


Se humedeció el labio inferior, y Minho gimió.


—   Deberíamos practicar. Haz de cuenta que no puedes mantener tus manos fuera de mí, Taemin. Voy a hacer que sea más fácil para ti. Finge que soy Ravi.


Él abrió la boca para protestar, y él estuvo allí, su lengua enredándose con la suya, sus labios separando los de él más ampliamente, tomando más, tomándolo todo. Taemin cerró los ojos y vio remolinos de chispas de color violeta y plata explotando a la vida detrás de sus párpados.


Choi Minho lo estaba besando.


Lo había vuelto loco con sus burlas y sonrisas sarcásticas por más de una década, y ahora él lo saboreaba cómo un adicto desesperado por una dosis de droga, cómo un amante que lo anhelaba con un hambre que no podía controlar. Y Taemin le estaba devolviendo el beso. ¡Devolviéndole el beso! y encantándole hacerlo.


La lengua de él se deslizó a través de la de él cuando su mano se deslizó por su espalda para agarrarle su cadera, arrastrando su cuerpo con rudeza contra el suyo. Dio un suspiro tembloroso, la sensación de su dura erección presionada contra su estómago poniéndolo adolorido.


Enlazó sus brazos detrás de su nuca y cuando él gruñó y lo levantó más alto en sus brazos, él envolvió sus piernas alrededor de su cintura. Lo sintió moverse, sintió que su espalda chocaba contra la pared y luego sus caderas estuvieron presionadas entre sus muslos, su polla empujándose contra él a través de su ropa mientras él seguía degustando sus labios.


Ningún manoseo a tientas en el coche después de una cita donde lo llevaran a cenar, ningún beso dulce en la puerta después de un baile se había sentido alguna vez así. Ni siquiera la relación de un año que ella tuvo con Kai, el hombre con quien había pensado que en realidad podría casarse, nunca la hizo sentir esto. Esto era deseo. Hambre.


Taemin se apartó para tomar aire.


Su atuendo y el tacto de Minho estaban haciendo que fuera difícil para él respirar. Quería que lo primero se fuera, quería destrozarlo fuera de su cuerpo para poderlo sentir a él por todas partes. Sobre él. Dentro de él.


Sus ojos se abrieron en estado de shock cuando escuchó el sonido de destrozo. Él miró hacia abajo para ver caer la ropa en pedazos pequeños hacia el suelo, volviendo a fundirse nuevamente en una pila cuidadosamente doblada a los pies de Minho. Pero él seguía con ella. ¿Cómo...?


—   ¿Madame Song no te contó acerca de este atuendo en particular o sí? El diseñador sabía que sería muy difícil de despegar en el calor del momento, por lo que encantó para que cayera. —Sus brillantes ojos encontraron los de él y él sonrió con malicia—. Pero sólo cuando el usuario realmente deseara que lo hiciera.


Sintió el calor en su cara, pero difícilmente podía negarlo. No se atrevía a sentirse avergonzado tampoco. Eso vendría después. Ahora, lo necesitaba. Necesitaba más. Podía sentir la mezclilla áspera de sus vaqueros rozando contra su miembro ya despierto y él se frotó contra Minho, apretando las piernas a su alrededor.


—   ¿Ya terminamos con la práctica?


La sonrisa de él desapareció, y su mandíbula se apretó.


—   Ni si quiera cerca. —Se movió, y él sintió su mano ahuecando la punta de su pene húmedo, acariciándolo lentamente para comenzar a masturbarlo. —Pequeño Taemin malvado —murmuró contra su mejilla—. Sé exactamente lo que necesitas.


Sí. Sintió esa sacudida eléctrica de nuevo cuando deslizó un dedo dentro de él, no había sentido cuando había dejado de atender su pene para dirigirse a aquella zona que comenzaba a ser penetrada, ambos gimiendo con el encaje delicioso y ceñido. Él mordió su barbilla, meciendo sus caderas contra su mano, siendo puro instinto y demanda. No tenía pensamiento alguno excepto esto. Minho.


—   Así es. Gime para mí, Taemin. Mientras mis caricias te vuelven loco. A los compañeros Magos les encanta tocarse. Ellos lo necesitan. Fortalece su magia, carga sus espíritus.


Se sentía increíble. El calor en su vientre se convirtió en una llamarada de fuego cuando otro dedo se unió al primero, el estiramiento siendo más fácil por el líquido de su excitación. Él bombeó dentro de él, cada vez más rápido, volviéndolo loco de deseo. Deslizó sus manos en alrededor del cabello de Minho y colocó un desesperado beso con la boca abierta en su cuello. Olía bien, picante. Su sabor era adictivo.


—   Taemin, yo… —Pero no quería que hablara. No quería pensar. Él cubrió sus labios con los suyos y adelantó sus caderas hacia arriba y hacia abajo, sintiendo sus dedos impulsarse más hondo en su interior. Oh Dios, tan profundamente.


Su clímax lo tomó por sorpresa, cómo una tormenta de verano, rayos se estrellaron a su alrededor, la electricidad vibrando por su espalda y disparándose a través de sus miembros.


—   MINHOO!.


—   Sí. Mierda. Puedo sentir que te corres alrededor de mis dedos de la misma forma que has mojado mi pantalón. Tan apretado, Taemin. ¿Apretarías mi polla así de fuerte? ¿Taemin? ¿Nene?


Sintió que él lo bajaba sobre sus pies, escuchó la preocupación en su voz, como si estuviera muy lejos. No se detenía. Las ondas de energía rodando a través de su cuerpo se estaban volviendo más fuertes. Pulsando en su interior cómo un poderoso golpe de tambor. El placer era tan intenso que era casi doloroso.


Taemin abrió los ojos de nuevo y se quedó sin aliento en estado de shock. Unos arcos de luz de color violeta se arremolinaban a su alrededor, en torno a Minho. Pudo ver su aura de plata alrededor de su cuerpo, fuerte con su excitación.


Taemin se empujó fuera de sus brazos, su cuerpo hormigueaba más intensamente cuando él lo tocaba.


—   ¿Qué está pasando? Oh mierda, Minho. Me siento... ¿Cómo hago que se detenga?— ¿Cómo se sentía? ¿Excitado? ¿Asustado? ¿Vulnerable? Sí a todo lo anterior. Una repentina toma de conciencia de su desnudez, y su reacción natural a Minho, lo hicieron envolver sus brazos alrededor de él y agacharse para alcanzar el traje negro, utilizando la tela para cubrirse.


—   Taemin, cálmate. Es sólo la magia. A pesar de que no debería estar afectándote de esta manera. Esto sólo ocurre cuando los Magos... Mierda, Taemin, déjame... —Extendió la mano para tomarlo en sus brazos de nuevo, su expresión amable, preocupado, pero Taemin no confiaba en eso. Él usaría esto para burlarse de él, para hacerlo sentir cómo si él no pudiera manejar el regalo que Kibum le había dado. No podía manejar la pasión de los Magos. Nunca debería haber perdido el control. Nunca debería haber permitido que lo tocara.


Levantó la mano.


—   Detente. Sólo vete. Sal de aquí.


Minho se congeló en medio de un paso, con los ojos muy abiertos, la expresión aturdida mientras comenzaba a caminar hacia atrás. Una lenta, y torpe retirada que hizo que las cejas de Taemin subieran casi hasta la línea del cabello. ¿Qué estaba haciendo?


La miró, los tendones de su mandíbula esforzándose mientras su cuerpo parecía moverse en contra de su voluntad.


—   Hijo de puta. Voy a matar a Kibum por jugar con este tipo de magia. Si lo hubiera sabido… —Se golpeó contra la puerta, extendiendo la mano hacia atrás para abrirla así podría salir. Agarró el marco de la puerta, el crujido de la madera mientras intentaba impedir su retirada—. Esto no ha terminado, Taemin. Puedes enviarme lejos y volver a fingir que me odias. Pero dijiste mi nombre cuando te corriste. El mío. No te olvides de eso. —Mientras él desaparecía por la esquina, le oyó murmurar—: Yo seguro que no lo haré.

Notas finales:

¿Lo disfrutaron?

Pronto estaré subiendo el tercer capítulo que viene ¡PICANTE!

 

Nos estamos leyendo pronto ♥


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