Taemin le sonrió de nueva cuenta a Minho, que al instante en que tuvo oportunidad (iba conduciendo) se acercó a los labios del más joven, para robar un nuevo beso; ni su abuelo ni su padre se habían opuesto al hecho de que ambos se quedaran esa noche juntos, pues sabían que era muy posible que quisieran festejar su compromiso a solas; a final de cuentas el mayor ya tenía su departamento y vivía independiente a su familia.
No tardaron más de quince minutos en llegar, a prisa estacionaron el auto y con la misma rapidez descendieron del vehículo; dejándolo bien cerrado, se dirigieron a la recepción del edificio, saludaron al guardia con una leve reverencia.
- ¡Nos casaremos!- le gritó Minho levantando la mano de su ahora prometido- Nos casaremos- repitió esta vez con un tono más moderado de voz, pues había recordado que eran las dos de la mañana.
- Muchísimas felicidades, joven Choi, joven Lee- los felicitó con una agradable sonrisa.
- Muchas gracias- contestó Taemin con una sonrisa apenada que resultó en un gesto adorable que sólo logró ganarse un nuevo beso de parte de Minho.
- Si nos disculpa, ya es hora de que nos retiremos a mi departamento- comentó el azabache tras separarse del doncel.
- Claro, tengan buena noche.
- Igualmente- respondieron a la vez.
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- ¿Gustas algo de tomar, Taeminnie?- le preguntó mientras servía para él una copa de vino.
- No, gracias...- le contestó mientras observaba interesado los movimientos del mayor, subiendo sus piernas al sofá donde estaba sentado.
- Mmmm... ¿algo de comer?- ofreció dando un trago a la copa; tras dejarla en la barra de desayunos, se acercó al refrigerador sacando jamón rebanado, queso y un poco de espinacas, tomó el pan de la repisa, un plato y la mayonesa, para pronto comenzar a preparar un sándwich.
- Minho... comiste también en la fiesta...- comentó el menor divertido.
- Pero ya me dio hambre... además la noche es larga y necesitamos energía... ¿no crees?- el comentario en general logró sonrojar al menor.
- Minho... ¿haremos... el amor hoy?- preguntó con una voz más suave, juntando sus piernas al pecho y escondiendo su rostro en ellas.
- Tae... ¿te asusté?, ¿te hice sentir presionado?- le preguntó de inmediato, dejando el sándwich sobre un plato en la barra, acercándose al menor- amor, discúlpame; no quiero que te sientas incómodo...
- No es por eso, hyung... yo...- se encogió un poco más sobre sí mismo. Minho alargó su mano para acariciar los cabellos castaños.
- Hace mucho que no me decías hyung...- el doncel asintió- ¿quieres que veamos una película?
- No... Minho... ¿podrías... prepararme un sándwich?- preguntó mirando a otro lado.
- Por supuesto, mmm ¿quieres palomitas* también? (N/A: hola, lamento la interrupción... se le llama palomitas al maíz que está reventado por el calor, son popcorns, las cositas que venden en el cine como botana... así les decimos en mi país, México)
- ¿Palomitas?
- Si, palomitas... para la película...
- Minho... quiero un sándwich para tener energía y poder sentirme bien contigo...- lo miró a los ojos, poniendo el gesto más excitante que Minho hubiera visto jamás.
- T-te... lo tra...traeré enseguida- contestó torpe sonrojándose hasta las orejas.
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Minho besó de nueva cuenta el cuello expuesto de su pareja, que soltó un breve suspiro de satisfacción, su cabello estaba desordenado, sus brazos extendidos a cada lado de su cuerpo, permitiendo al mayor hacer de él lo que quisiera, la camisa, a pesar de estar abierta, comenzaba a estorbar por lo que sólo se levantó un poco para que la prenda fuera retirada por el azabache.
Atacó los labios del castaño una vez más, mientras sus manos recorrían el ahora desnudo torso, la espalda del pequeño se arqueara al sentir el contacto más directo con aquellos pequeños botones rosados que decoraban su pecho; Minho sonrió aún besándolo, volviendo a realizar ese contacto, logrando que un gemido quedara atorado en la unión de ambas bocas.
- Min... Minho...- susurró el menor con voz entrecortada.
- ¿Qué sucede?- le preguntó separándose un momento, levantándose con ayuda de sus brazos para observar detenidamente la expresión de su niño.
- N-no... y-yo...- se sonrojó más de lo que ya estaba y cubrió con sus manos su rostro.
- ¿Amor?, ¿hice algo mal?- le preguntó tierno, preocupado por la reacción que había tenido su prometido.
- No...- respondió con la voz ahogada por sus manos.
- Taemin... ¿voy muy rápido?- el menor negó- dime que ocurre, por favor...
- ... Y-yo... q-quiero más...- susurró sumamente tímido, aún sin descubrirse; Minho enterneció su mirada al tiempo que se inclinaba nuevamente para dejar un beso en ambas manos y finalmente separarlas del rostro de su pequeño, que tenía los ojos cerrados con fuerza y el sonrojo persistente.
- Tae...- dijo sorprendido, Taemin ladeó su cabeza liberando un pequeño gemido cuando levantó su pelvis para hacerla chocar con la del mayor, haciéndole notar su excitación.
Minho prefirió callar, inclinándose de nueva cuenta para besar la mejilla del menor, que al darse cuenta giró su rostro para esta vez recibir el beso de su novio directo en sus labios; las manos viajaron rápidas por el torso del doncel, encontrando nuevamente las pequeñas protuberancias comenzando a acariciarlas, Taemin gimió cuando el azabache se separó más para comenzar a besar y dejar pequeñas marcas en el cuello del contrario.
Las manos llegaron más abajo, desabrochándole el pantalón, los besos de Minho descendieron hasta donde aquellos botoncitos en el pecho del menor, se erguían por las recientes atenciones que aunque sólo habían sido con sus dedos, el contacto húmedo de los labios del azabache lograron estremecerlo y hacerle soltar más gemidos; aprovechando la distracción que ejercía sobre el cuerpo del doncel, coló su mano derecha al pantalón ya abierto y comenzó a frotar por sobre la tela del bóxer.
- Min... ahhh... Minho... t-te nece... necesito...- comenzó a decir entre gemidos el menor.
- Muy bien, Taemin- contestó el mayor con una sonrisa.
Lentamente se deshizo de los pantalones del menor, al mismo tiempo que de los bóxers, dejándolo desnudo; el castaño dirigió su mirada a la del azabache, este último sonrió suavemente al ver la timidez que se había apoderado del pequeño, por más que llevaran cinco años de noviazgo y hubieran hecho el amor varias veces, la inocencia del chico se mantenía intacta.
- Te amo demasiado, Taeminnie.
- Minho... yo también te amo...- respondió con voz suave.
La mano del mayor inició un vaivén sobre el miembro del más joven que de nuevo comenzó a gemir, esta vez con mayor intensidad; aprovechando la posición y la excitación del doncel, se dispuso a prepararlo lentamente, pues no quería lastimarlo.
Taemin ya no tenía miedo cuando este proceso iniciaba, pues Minho siempre le dedicaba palabras dulces y se detenía cuando él lo pedía; al sentir que al doncel listo, se levantó para retirar sus propias vestimentas y una vez estuvo desnudo, se acostó sobre el pequeño con cuidado de no lastimarlo y poco a poco se adentró en él.
Las embestidas iniciaron lentamente para poco a poco aumentar en intensidad, causándoles un mayor disfrute; Taemin se levantó un poco para comenzar a besar el cuello del contrario, sonrió gustoso cuando al succionar una sección de la piel morena, dejó una marca que hizo que Minho suspirara con placer; el castaño arañó un poco la espalda del azabache al sentir como las estocadas eran más continuas y una de las maños del mayor comenzaba un vaivén en el miembro del más joven.
No pudieron continuar por más tiempo, pues sus esencias por fin se liberaron en una sinfonía perfecta para ambos enamorados, que finalizaron otorgándose un beso casto y rebosante de amor; decidieron descansar unos minutos, antes de levantarse y dirigirse al baño, para asearse un poco y poder dormir más cómodos; también cambiaron la ropa de cama.
Taemin se vistió con una camiseta que le quedaba bastante grande (era de Minho y a él también le quedaba grande) y se colocó unos bóxers que le pertenecían, pues tenía bastantes prendas en el departamento del mayor, ya que constantemente se quedaba ahí; Minho por su parte se colocó sólo el bóxer y el pantalón de pijama, cuando estuvieron listos, decidieron dormirse.
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Taemin estiró sus brazos aún dormido, buscando el contacto cálido con su pareja, pero al sentir el otro lado de la cama abrió los ojos sorprendido de que estuviera él solo en la habitación; la luz del sol se colaba con bastante potencia por lo que dedujo ya serían más de las diez de la mañana; el olor a comida inundó sus fosas nasales, haciéndole sonreír... Minho siempre tan considerado...
Se levantó con cuidado pues su cadera dolía sólo un poco y se dispuso a salir de la habitación, el desayuno olía maravillosamente bien, pero algo o más bien alguien le hizo quitar su sonrisa... Kwon Yuri estaba sentada a la barra de desayunos, compartiendo el mismo con su novio, formó un puchero notable al ver que Minho no se había dado cuenta de su presencia y estaba dispuesto a volver a la habitación cuando escuchó la voz de su amado.
- ¡Tae~!, pensé que seguías dormido, ven amor, para que desayunes- le dijo, poniéndose de pie y acercándose a él.
- No, Minho... yo no estoy presentable- susurró girando su rostro para verlo y darse cuenta de que el mayor seguía en pijama (por lo menos se había puesto una camiseta).
- Vamos, te ves hermoso y a Yuri-noona no le importará, ¿verdad?- la morena asintió con una gran sonrisa, que a Taemin no le agradó del todo.
- Bueno...- respondió inseguro, dejándose guiar por el moreno a la barra.
Minho lo ayudó a subir al banco de desayunos puesto que la silla estaba alta, luego le acercó un plato con un omelete y ensalada de espinaca y un vaso con jugo de naranja, el menor le sonrió tierno acercándose a los labios del mayor para dejar un beso suave en los labios contrarios.
- Gracias, amor- le dijo.
- No hay de qué, cariño.
- Se ven tan hermosos juntos~- exclamó Yuri enternecida- en realidad lamento haber llegado tan temprano... pero tenía que traerle el libro a Minho-ah- le explicó al castaño.
- Gracias por el cumplido, noona- respondió Taemin, con una sonrisa tierna que a la mujer se le antojó adorable- si es importante para la escuela de Minho no hay porqué preocuparse.
- Afortunadamente el lunes no hay clases- exclamó el azabache- Taeminnie, te quedarás conmigo, ¿verdad?
- Yo... supongo que sí, de igual forma papá y mi abuelo irán a la compañía... mmm ¿no se supone que también cuidaremos de Minhee?
- Si, podríamos ir a un parque para que se distraiga un poco.
- Si, es buena idea- sonrió Taemin.
- Chicos, me parece que voy siendo inoportuna por aquí... así que me voy retirando...- mencionó la mujer, poniéndose de pie para cumplir lo dicho.
- Noona, no es necesario que te vayas- le comentó Minho, algo apenado de haberse encerrado en una “burbuja” con su novio.
- No, Minho-ah... es lo mejor por hoy... nos vemos el martes en la escuela, ¿de acuerdo?- tras el asentimiento del mayor.
- Hasta luego, noona- se despidió el menor.
- Nos vemos, Taemin-ah- sin más, la mayor se marchó.
En cuanto estuvieron solos, Taemin volvió a formar un puchero, captando la atención de Minho.
- Taeminnie... ¿qué pasa?
- Me desperté solito...
- Lo siento amor, pero es que no quería que el timbre de la puerta te despertara.
- No...- murmuró molesto.
- Ya, amor... lo siento.
- Tendrás que hacer que te perdone...- musitó, Minho ya sabía que el doncel no estaba molesto pero le encantaba seguirle el juego y que el menor fuera así de tierno.
- Bueno, lo haré después de ir al baño... tendrás que esperarme.
Taemin continuó comiendo felizmente, había sido un poco paranoico y se sentía avergonzado por lo mismo, puesto que la muchacha no había hecho nada extraño y había sido por demás amable; soltó el tenedor bruscamente al escuchar la voz de Minho, que le hablaba enojado.
- ¡¡¡Taemin!!!- gritó, acercándose a él con paso veloz.
- Minho... ¿qué ocurre?- le preguntó extrañado.
- ¡Me dejaste una marca en el cuello!- gritó horrorizado, las facciones de Taemin se relajaron con incredulidad.
- Tú me dejaste varias más...- respondió con simpleza.
- Sí, pero no debiste hacerlo... es vergonzoso...
- Minho... anoche te gustó...
- Si, pero no es el punto.
- Oh ya... te da vergüenza que yo te deje un marca...
- Es que Yuri-noona la vio.
- Al igual que las mías.
- ¿Qué imagen se dará de nosotros?
- Qué importa eso... date cuenta de lo que dices... Minho, ella llegó aquí un día domingo... sabiendo que nos acabamos de comprometer... estuvo en la boda y se dio cuenta de que nos fuimos juntos...
- Si Taemin, pero esto debe cambiar... yo no puedo tener marcas en el cuello.
- Entonces, por favor... tu tampoco dejes tus marcas... Minho... ni siquiera se ve es sólo una pequeña mancha rojiza... para mañana no la tendrás...
- Taemin, no es el punto... no hagas de esto un drama.
- Tu eres el que comenzó...
- Eso no importa... te estoy diciendo qué me molesta.
- Si, tienes razón... Minho... me voy a mi casa... te veo mañana en la casa de tu padre.
- Tae... no te molestes...
- No estoy molesto, hyung... sólo... quiero volver a mi casa... me siento algo cansado...- respondió.
- Entonces espérame, hay que vestirnos y te llevo a casa.
El menor asintió con simpleza, yendo hasta la habitación del mayor para alistarse... Minho supo que había metido la pata al ver el silencio del que era presa el castaño... pero no era una pelea... sólo era una discusión.