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Against all odds por KittieBatch

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Notas del capitulo:

Bien, la mayoría de explicaciones sobre el retraso de este capítulo la subí hace una semana a mi página, espero no tener más inconvenientes con los capítulos y poder traerlos a ustedes pronto, recuerden que nos quedan dos capítulos de historia. ¡Un beso y nos vemos!

Capitulo X

Demonios

 

Lo más importante para Tony era su familia, a diferencia de cómo fue criado por su padre, él buscó siempre ser una buena figura para sus hijos, Peter y Amelia llenaban su vida de color, desde el instante en que supo que ellos llegarían a su vida se propuso ser el mejor padre que pudieran necesitar. Su matrimonio con Steve no siempre fue fácil, tampoco el noviazgo, o el hecho simple de convivencia, sin embargo sabía que era el amor de su vida, pertenecían al lado del otro y eso lo reconfortaba. Fue por ello que cuando envió a su hija al pasado para que ayudara a poner la línea temporal en su curso sintió su corazón partir, dejarla partir significaba sacrificarla, dejarla quedar a su lado significaba sacrificarla, ella tan solo tenía diecinueve años, era una niña... ¿Por qué debía ser ella quién cargara con esa responsabilidad?

 

Steve parecía mucho más resuelto a dejarla ir, sin embargo dentro de sí estaba igual de aterrado que Tony, no era lo mismo pelear como soldado a tener que esperar sin poder hacer nada arriesgando la vida de su hija en una empresa que podría fracasar. Desde el primer momento en que sus manos sostuvieron el pequeño cuerpo de su niña supo que ella era especial, nació con su cabello, la sonrisa de Tony y un brillo especial en los ojos que era característico de aquellos destinados a la grandeza, ciertamente Peter y ella llegarían lejos. 

 

—Promete que te cuidarás— pidió por quinta vez Tony, él peinaba los cabellos de su hija con cariño, ¿cuándo su niña se volvió una adulta? 

 

—Lo haré papá, volveré pronto— ella sonrió ocultando las lágrimas que peleaban por salir, ella comprendía que quizás no volvería a ver a sus padres o a su hermano. 

 

—Pase lo que pase— dijo Steve abrazando a su hija —recuerda que te amamos, somos tu familia y estaremos esperando por ti. 

 

Y con esas palabras grabadas en la memoria Amelia fue enviada al pasado. 

 

Ella recordaba las palabras de su padre con la intensidad de mil soles, ella sabía que su misión estaba por comenzar, de pie junto a Tony esperaba la llegada de Los Guardianes, ella sabía que era un mal momento para temblar de miedo, también era un mal momento para llorar, pero quería hacer ambas cosas, veía a la versión joven de su padre y se preguntaba si sería capaz de salvar a todos. ¿Y si perdían? temblorosa tomó una de las manos de Tony buscando tranquilizar su atormentada mente, se sentía igual, la mano del joven Tony Stark era igual a aquellas que conocía, aquellas que la cuidaron toda su vida. 

 

—Tranquila— Tony sonrió a ella, aquel gesto lo reconocía, lo usó tantas veces cuando su padre se pasaba de copas y se aferraba temblando de miedo al tacto cariñoso de su madre.

 

Steve notó aquel gesto y la idea de proteger a aquella niña y a Tony se fijaron en su mente, daría todo de sí, pelearía hasta morir de ser necesario, haría hasta lo imposible porque Tony fuese feliz. 

 

Los Guardianes ingresaron a la sala de estar, lugar donde todos parecían esperar impacientes, Rocket explicó con anterioridad la situación a sus compañeros, todos estaban reunidos para aquella batalla. Falcón apareció en silencio buscando a Rhodey con la mirada, el ex Coronel sonrió y con ello pareció aliviar la culpa infinita del hombre. 

 

—Yo... Yo soy Olimpia— habló la joven cuando todos estuvieron presentes, aún se aferraba a la mano de Tony, necesitaba estar a su lado todo el tiempo que pudiera, todo cuanto las circunstancias lo permitieran—Vengo de un futuro no tan lejano, crecí con los hijos de muchos de ustedes, conozco a sus otras versiones, aquellos que fueron padres y madres, que criaron a sus hijos e hicieron un mundo más seguro para nosotros... Es en nombre de sus hijos, aquellos que nacerán en unos años que les pido luchar el día de hoy, pelear por aquellos que lo hacen en el futuro, esos que ahora mismo están siendo heridos... Desconozco al enemigo al que nos enfrentamos, no sé quién es, pero algo sé, es tan poderoso que solo unidos lo venceremos. En unos años, cuando acunen a sus bebés y les canten canciones de cuna sabrán que están a salvo porque hoy derrotaron a quien podría hacer que ellos jamás nazcan. 

 

Ella habló y todos escucharon atentos, lo cierto era que aunque existían muchas dudas, en el fondo de cada persona en esa sala estaba la decisión de acatar las palabras de esa joven desconocida, saber que tendrían un futuro donde serían felices y sus esfuerzos por combatir el mal daban frutos era suficiente para pelear. 

 

—Star-Lord a sus órdenes bella dama, pelearemos hasta derrotar a los malos— sonrió el capitán de los Guardianes y un sonrojo leve bañó las mejillas de ella, ese hombre era guapo. 

 

Tony dio una mirada amenazante a Peter Quill y este soltó una carcajada —Tranquilo Tony, mi propuesta de llevarte a conocer las galaxias sigue en pie, solo tienes que dejarme pasar la mano por ese hermoso y redondo trasero— dijo con descaro fijando su mirada en el trasero del genio. 

 

—Cuidado Quill, ese trasero es mío— amenazó Steve yendo hacia Tony abrazándolo posesivo por detrás. 

Aquella breve pelea por el trasero de Tony hizo reír a todos, los hizo olvidar los rencores y volverse el equipo que eran antes de tantos secretos y peleas absurdas, para Olimpia aquello fue una señal de buen augurio, quería creer que serían capaces de ganar aquella batalla.

 

Nueva York sufrió una ráfaga de viento salvaje, algunas ventanas se quebraron y las alarmas de los autos se encendieron soltando un ruido insoportable por toda la ciudad, el suelo tembló de forma brusca, esa fue la señal que todos esperaban, era el fin acercándose.

 

—Llegó— dijo Olimpia y todos se vieron como si con aquellas miradas sellaran un pacto.

 

—Aquellos que tengan un traje es momento de usarlo, recargen sus armas, Widow y Clint tengo nuevos juguetes para ustedes, Bruce usa tu traje, Austin acompaña a Bruce y al Mapache— instruyó Tony y todos se apuraron a acatar sus órdenes, Olimpia soltó su agarre y levitó haciendo que de la gema del infinito naciera un traje que de a poco comenzó a cubrir su cuerpo, con una estructura parecida a los trajes de Iron Man pero de un color morado brillante, parecía adherirse a su cuerpo como si se tratase de otra extensión de ella, su cabello tomó un tono dorado y sus ojos chispearon azules, Olimpia se hizo presente, ella resultaba la mezcla perfecta de sus padres. 

 

Recordaba una tarde de verano en que buscaba decidir el diseño de su traje, tenía algunos prototipos en mente pero no hallaba el color perfecto, el negro era algo muy visto, algo realmente característico de su tía Nat, Peter usaba el mismo tono de azul que su padre y el mismo rojo de su papá... Visión era más arriesgado y Wanda brillaba en escarlata, pensaba en ello cuando una idea vino a su mente, si su hermano combinó los colores de sus padres ella también podía hacerlo, pidió a Ned -su Inteligencia Artificial- que mezclara ambos colores, el resultado fue un morado intenso y brillante, perfecto para ella. El traje se adaptaba a sus capacidades de telépata, y a sus nuevas habilidades obtenidas de MODOK. 

 

—¡A eso llamo un traje!— dijo Clint admirando a la chica —Antes de que vuelvas tienes que darme uno de esos —pidió y ella se echó a reír. 

 

—Claro, aunque para que entre en él señor Barton tendrá que quitarse dos costillas y ser una mujer— bromeó y el hombre fingió pensarse el cambio de sexo.

 

—Creo que mejor me quedo con mi viejo traje— se encogió de hombros.

Tony había guiado a Steve de vuelta al laboratorio, en silencio abrió una compuerta secreta que reveló un cuarto pequeño, uno con una vitrina muy grande que exhibía el escudo que Steve le regresara a Tony en Siberia—Úsalo para salvarla, para salvarnos, salvar el futuro... salvar a nuestros hijos— pidió el genio y Steve tuvo que hacer un esfuerzo para que su cerebro entendiera la profundidad de aquella frase, Olimpia era hija de Tony, sin embargo ahora éste le revelaba la identidad del otro padre de Olimpia, ella también era su hija. Para el castaño bastó con ver el color del traje y el diseño para comprender que ella llevaba los genes de ambos, a pesar de que el diseño era futurista reconocía los patrones de su propio diseño inicial en él, el color también lo consideró y sabía que solo se lograba uniendo dos colores en ciertos tonos específicos. El azul de Steve y el rojo de él. 

 

—Tony, te prometo que pelearé hasta mi último aliento por ti y por ellos— juró el Capitán.

 

—Pero no te mueras idiota o esto será en vano ¿entiendes? si te mueres te juro que te seguiré al infierno y te torturaré hasta que no puedas más ¿comprendido Dorito?— amenazó el genio y antes de poder recibir cualquier respuesta Steve se lanzó sobre él besándolo en una mezcla de necesidad y pasión. 

 

—Volveré entero solo para asegurarme de hacerte a esos niños— sonrió cuando dejó por fin al castaño respirar.

 

Los medios locales e internacionales comenzaban a alarmarse, pedían a las personas mantenerse en lugares seguros, no salir y rezar por sus vidas, ahora que el mundo se hallaba en peligro ¿quién lo salvaría? nadie además de Fury y los mismos Vengadores sabían que ellos se unieron nuevamente, sin embargo el líder de SHIELD desconocía los detalles de la razón que llegó a unirlos. Tony llamó a Fury para pedirle que evacuaran a los civiles, que se disparasen las alertas mundiales y fuesen dirigidos a los refugios en sitios altos, buscarían en todo momento mantener la lucha alejada de las ciudades, sin embargo, el enemigo era desconocido.

 

Una alerta llegó a los Guardianes proveniente de algún sitio del universo, algo estaba mal y ellos deberían averiguarlo, Peter informó a Steve y acordaron que ellos serían sus refuerzos en el espacio, algo le decía que los iba a necesitar en determinado punto de la pelea. El equipo tomó su nave y se alejó a atender la amenaza. 

 

—Deberías ponerte el traje— dijo Steve a Tony cuando éste comenzó a pasearse por su laboratorio.

 

—Lo dije antes, los asesoraré desde aquí, además tengo que reparar el brazo del Mapache, tienes que pelear sin mi.

 

—Tony, no puedo pelear sin ti a mi lado.

 

—Estaré en tu oreja, como siempre— sonrió activando un transmisor en el traje que había diseñado para Steve antes de la pelea en Siberia y que guardó junto al escudo. 

 

—¿Cuándo hiciste esto?— Preguntó el rubio sorprendido.

 

—Antes de pelear, pensaba darte esto como regalo de aniversario pero creo que no funcionó como esperaba... en fin, puedes usarlo. Estaré pendiente de ti y si necesitas ayuda Friday te dará algunos trucos que incluí en el traje. Usé mi magia...— Steve tomó a Tony en un abrazo, sentía cuán valioso era y el miedo a que un día él ya no existiera. No lo dejaría ir nunca, una vez era suficiente para la eternidad. 

 

—Gracias Tony— susurró antes de dejar un beso en su frente —Nunca me cansaré de pedir perdón por lo que hice. 

 

—No te pongas cursi Steve, solo mueve tu trasero y salva el mío— bromeó Tony y el Capitán asintió, ese era el Tony que recordaba, su Tony. 

En la ciudad el caos se comenzaba a desatar, la policía no podría controlar a las personas que aterradas corrían buscando refugio. Algunos caían y eran arrastrados por la multitud, ya se contabilizaban heridos y más tarde algunos muertos. Olimpia observaba aquello gracias a Friday y las cámaras de tránsito de la ciudad, cerró los ojos con dolor, esa Manhattan se asemejaba tanto a aquella que se derrumbaba en su tiempo. Su pecho dolió, si antes no logró proteger a su ciudad, a su hogar ¿cómo se supone que lo hiciera ahora?. El rostro de cada miembro de su familia vino a su mente, sus padres, su hermano. No era momento de fallarles.

 

"Los quiero" susurró para sí antes de caminar a donde todos se reunían. El plan era simple, T'challa, Steve, Sam, Clint, Vision, Wanda y Bruce enfrentarían al enemigo, Olimpia, Austin, Natasha, Rhodey, Bucky, Scott y Tony se encargarían de los civiles. Tomaron el Quinjet y volaron fuera de la ciudad, el enemigo aún no llegaba a Nueva York según la información dada por Friday así que podrían alejarlo todo lo posible de los civiles.

 

—¡Capitán!— llamó Olimpia cuando se disponían a subir al Quinjet.

 

—¿Pasa algo?— dijo Steve volteando ante el llamado de la joven.

 

—Por favor, no muera— pidió ella y  Steve sonrió aguantando las ganas de reír. Ella se parecía tanto a Tony.

 

—Lo prometo—llevó su mano derecha sobre su corazón y sonrió, ella tuvo una sensación de alivio, su padre siempre cumplía sus promesas, o al menos el padre que recordaba.

 

—Tranquila— la voz de Tony la sorprendió —Ese rubio tonto siempre se las arregla para volver.— Ella asintió y sonrió a Tony, su otro padre.

 

—Debemos irnos... ¿Vendrás con nosotros?— Ella preguntó aunque la respuesta era obvia.

 

—Mis chicos irán, aún está el brazo de Barnes.

 

—Tú también cuídate— pidió ella y se unió al grupo que marchó a la ciudad, un equipo de armaduras de Iron Man se unieron a ellos y Olimpia sonrió, papá siempre cuidaba de los suyos.

 

En la Mansión Stark solo quedó Bucky y Tony trabajando en el brazo del soldado. Bucky observaba a Tony trabajar a toda prisa con ese brazo, le veía reparar, conectar, cargar... él no entendía nada de esas cosas, eran demasiado avanzadas para su entendimiento. Recordaba su vida, su época, llena de guerras ¿acaso los humanos siempre serían esos seres violentos e irracionales que creaban discordia? Un suspiró escapó de sus labios, para Tony no pasó desapercibido, sin embargo decidió no preguntar. 

 

—Gracias por hacer esto— Barnes rompió el silencio.

 

—Eres útil para la causa— contestó Tony, él también luchaba contra sus demonios, esos que susurraban ideas malignas en su oído, esos que toda su vida le recordaban lo poco que valía, tan poco que su padre no se dignó a prestarle atención. 

 

—Sé lo que Howard te hizo— Tony dio un brinco en su asiento, incluso Steve jamás se atrevió a tocar el tema de Howard Stark.

 

—No quiero hablar  de ello— la voz profunda de Tony dejó claro para Barnes que aquel era terreno inexplorado.

—Hoy podríamos morir, así que tal vez sea buena idea hablar de ello por fin— dijo el castaño.

 

—Bien— tras unos minutos de silencio Tony aceptó.—Pero antes de hablar quiero saber ¿cómo te enteraste?

 

—HYDRA, tengo recuerdos vagos pero recuerdo haber leído sobre ello. Nunca pude decir nada, no sabía quién eras y yo respondía únicamente a las órdenes que se me daban. Pero ahora sé que se trataba de ti.

 

—Siempre creí que mi padre era de los buenos, y sí lo fue en su mayoría...— Otro silencio donde Tony aprovechó para soldar una parte del brazo—Tenía cinco años, dijo que iríamos al parque ¿puedes imaginar eso Barnes? Sería la primera vez en toda mi vida que mi padre dedicaría tiempo a mi, únicamente a mi... —Bucky asintió, sus ojos observaban la tristeza asomarse en los ojos del genio—Fuimos en el auto, él condujo... dijo que haríamos una parada antes del parque, me dio un helado, lo comí. Me dejó solo en el auto mientras bajaba a algo que parecía una tienda de antigüedades, lo siguiente que supe fue que estaba en una celda subterránea y que mis brazos dolían, tenía marcas de agujas por todos lados.

 

Dum-E emitió un sonido compasivo y Tony le sonrió, incluso ese robot comprendía su sufrimiento, incluso él sabía cuán profunda era la herida dejada por su padre. —No entendía por qué estaba allí, me asusté... creí que algo malo pasaba y que mi padre estaba en peligro, ¡Dios, era un niño!... —mordió su labio intentando frenar la ola de rabia que subía por su cuerpo.

 

—Anthony Edward Stark, Edad: 5 años, Sujeto experimental bajo el consentimiento de su padre Howard Stark— añadió Barnes, era justo lo que decía en el archivo de HYDRA que a su vez pertenecía al gobierno. Ellos experimentaron con Tony. 

 

—Quería replicar lo que hizo con Steve, quería hacer que su hijo, su propio hijo fuese una máquina de destrucción. Me ofreció al gobierno como sujeto de prueba... para que experimentaran conmigo... Estuve allí un mes, un mes en que moría de miedo, en que tenía pesadillas, en que no comía, en que era inyectado con diferentes sustancias... El día treinta volvieron a inyectar algo en mi, caí inconsciente y para cuando abrí los ojos estaba en mi habitación y todo parecía normal. Él dijo que imaginaba todo, que jamás pasó y mi mente me estaba jugando una mala pasada, le creí porque deseaba creer en él, a pesar de que me dolía el cuerpo, a pesar de que tenía marcas por todos lados y podía sentir mis costillas pegadas a la piel. Mamá no supo nada, ella fue persuadida para ir de viaje junto a mi padre, una supuesta segunda luna de miel, él le dijo que yo estaría en un campamento de ciencia pues ya era lo suficientemente listo para ello. Ella volvió una semana después cuando ya había recuperado peso y mi piel no tenía tanta evidencia, asumió que no lo pasé bien en el campamento y papá me hizo prometer que no hablaría sobre mis pesadillas de ese último mes...

 

—El informe que leí decía que fuiste retirado porque no reaccionabas a las sustancias inyectadas en tu cuerpo, eras inservible como sujeto de prueba...

 

—Mi padre se distanció, aún más de ser posible, después de eso. Allí comenzó mi calvario, allí él comenzó a verme como un artículo más de la decoración, alguien que no podría servir para nada... Realmente no te odio por su muerte ¿sabes? la única que me duele es mi madre, ella siempre fue todo lo bueno que pudo ser, ella también vivió bajo el poder de mi padre... A veces he pensado que su muerte la liberó de él.

 

—Eres un genio, él no pudo ver eso, se obsesionó con Steve...— Bucky posó su mano en el hombro de Tony y lo oyó suspirar de forma pesada.—Siento mucho lo que hice Tony, siento ser el responsable de quitarle la vida a la persona que más te amó en este mundo, si vivo después de esto, puedes matarme si eso te da paz —Tony escuchó aquello y estuvo tentado a tomarle la palabra, había fantaseado tanto con ello, sin embargo descubrió algo al instante, él ya no estaba molesto, frente a la oportunidad de matar al asesino de sus padres, Tony ya no deseaba venganza, él era diferente, él no volvería atrás...

 

—¿Te gusta Austin?— dijo con la voz más animada.

 

—¿Qué? ¿El de cabello blanco?— Bucky parecía confundido.

 

—Sabes, es uno de mis mejores amigos, jamás le haría algo como apartarte de su lado... Además, sé que no eres culpable realmente... Toma, hay que probarlo— Tony entregó el brazo a su dueño quién aun parecía confundido. Acomodó la extremidad con cuidado dejando que el genio conectara todo. 

 

 —Gracias— dijo moviendo la mano con curiosidad, ahora se sentía mejor, como si fuese su brazo real. 

 

—Por nada... ahora debes ir con los demás tras los civiles. Yo aún tengo algo qué hacer.

 

—¿Estarás bien?.

 

—De alguna forma, yo siempre estoy bien— sonrió y Bucky asintió yendo a las calles, Tony suspiró cuando él se marchó. Buscó rastros de molestia en él, buscó su viejo odio, pero no halló nada, hablar de los experimentos de su padre con su asesino parecía darle cierta paz, parecía haberle quitado la roca que cargó en la espalda todos esos años. 

 

En la ciudad el caos aumentaba, Olimpia y Austin formaron un escudo que rodeaba Manhattan, sus manos hábiles conectaron sus poderes, ambos mutantes servirían como protección tanto tiempo como pudieran. SHIELD se encargaba de evacuar personas, la policía ayudaba aunque todo parecía salirse de las manos. Fuera del escudo los demás Vengadores esperaban a su enemigo. Algo golpeó el escudo que rodeaba la ciudad y así supieron que estaba allí. 

 

—Hola, ¡qué gusto me da tener una bienvenida tan especial!— una voz estrafalaria se oyó, todos voltearon a ver, un hombre de cabellos canos y piel tostada los veía,  una capa blanca y peluda se ondeó en el viento. Aquel hombre no era terrestre, seguramente sería la amenaza que recibieron los Guardianes. 

 

—¿Quién eres y qué buscas en nuestro planeta?— Confrontó Steve desde el techo del Quinjet.

 

—Pero que descortesía la mía— una sonrisa burlesca se dibujó en sus labios —Mi nombre es Taneleer Tivan, o mejor conocido como El Coleccionista. Y estoy aquí para recuperar lo que me pertenece ¡Las gemas del Universo! —sus palabras fueron acompañadas de un rayo que dirigió a Visión, el humanoide esquivó el golpe por poco y se dispuso a atacar. Podía sentir la presencia de las hermanas de la gema que sostenía en su frente, Olimpia también lo sentía. Además de ello la gema del tiempo señalaba algo, aquél hombre no pertenecía a ese tiempo, él era una versión que traspasaba tiempos buscando tener todas las gemas de todos los tiempos, solo así sería el más poderoso.

 

—Eso, es ser descortés— señaló Visión encarando al recién llegado. —Y a papá no le gusta que arruine mis trajes ¿sabe acaso cuánto cuesta uno de estos?— agregó molesto. Nadie nunca había visto así a Visión, todos desconocían a esa versión a la que le chispeaban los ojos de furia. Ese era Visión, y estaba molesto, tanto como lo estaba siempre el mismo Hulk. 

 


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