Epilogo
Olimpia llegó justo a las 12:59 del medio día, la gema del tiempo brillaba en su cuello con fuerza cuando aterrizó a mitad de la sala de la mansión, tambaleó un poco sobre sus piernas hasta que logró volver a mantener el equilibrio ─Vaya viaje el que me dí─ dijo ella y suspiró, todo parecía normal.
─Inevitablemente se han hecho dos líneas del tiempo─ la saludó Austin Black desde la puerta. Ella corrió a su encuentro, él estaba vivo y eso era lo importante, ¡al demonio las líneas del tiempo! ¡Logró salvarlo!
─Te salvé─ sollozó ella en los brazos de su tío.
─En realidad no fue así─ Austin respondió acariciando los cabellos platinados de su sobrina.
─Existen sucesos inevitables cariño─ Esta vez fue Bucky quién habló. ─Austin y yo debíamos morir en el camino, pero debes saber que estamos bien con eso, en alguna otra realidad estamos existiendo en este mismo momento y te aseguro que somos muy felices juntos. Siempre que quieras vernos, busca en tu corazón.
─No es justo, los necesito… No puedo dejarlos ir─ se dejó envolver en el abrazo de ambos hombres, aquella era la despedida que nunca tuvo, el adiós a dos de los hombres más importantes de su vida, héroes para el mundo, familia para ella.
─Ahora ve con tus padres y tu hermano, en los siguientes segundos ambas líneas temporales se unirán y todo será como se supone debió ser. Y por favor, cuida bien la gema.─ Austin y Bucky la soltaron y el albino dio un suave empujón a la chica para que ande hacia la cocina, una sensación de náusea la invadió y de pronto su mente tenía los recuerdos de su vida, una vida tranquila, el camino de siempre, tal y como dijo Austin, sin nada que le recordase la falla temporal.
La realidad se fusionó haciendo que algunos sucesos se omitieran, aunque aquellos recuerdos vivirían en la memoria de quienes estuvieron en el pasado, sus padres, sus tíos, todos sabían lo que hizo, pero también eligieron no decir nada, no sería necesario revelar aquella verdad.
─¿Hamburguesa?─ Tony la recibió con esa enorme sonrisa que tanto le encantaba a Steve, Peter y Wade estaban en la piscina y Steve los vigilaba desde su sitio estratégico de la cocina.
─Con extra pepinillos─ dijo ella y Tony asintió ─Papá, deja de ver a Peter como si estuviera haciendo algo malo, él no mata ni una mosca.
─Él no, pero su amiguito Wilson…─gruñó Steve.
─Déjalo cariño, Steve tiene pánico que tu hermano y Wade hagan lo mismo que nosotros hicimos en nuestros años locos… Puedo decir que en una de esas noches lo tomamos muy en serio y nueve meses después nació tu hermano.
─¡Tony!─ gritó completamente rojo ─No le cuentes esas cosas.
─Papá, sé cómo se hacen los bebés, hace mucho que eso de la cigüeña pasó de moda.
─Espero que lo sepas por el curso de educación sexual y no por experiencia─ gruñó Steve.
─Bueno… verás…
─Friday, ¡necesito a Maximoff aquí ahora!
─Steve, espera ¿No ves que te está molestando?─ dijo Tony y Amelia rodó los ojos por lo inocente que podía ser su padre, sonrió, todo era tan normal como siempre lo fue, a pesar de ser una familia superhéroes, las cosas marchaban bien.
Las campanas del reloj marcaron el medio día, justo la hora en que Tony y Steve se conocieron algunos años atrás, ellos eran exactos, para bien o para mal su relación siempre fue blanco o negro, en punto, y medio o, al final… Peter nació a la doce con treinta minutos tres años atrás y Amelia estaba por nacer, todo apuntaba que nacería pronto. Los gritos de Tony estaban poniendo a Steve con los pelos de punta, nunca se acostumbraría a ver sufrir a su amado, sin embargo aquello valía la pena, el mismo Tony sabía cuánto deseaba volver a pasar por ese momento con tal de tener a su bebé en brazos.
Después de la batalla con El Coleccionista las cosas tomaron un ritmo diferente, la reconciliación con Steve abrió nuevas oportunidades para ellos, no tardaron en formalizar su relación casándose, aunque conocían parte de lo que la vida les deparaba en el futuro, explorar por sí mismos esas aventuras de las que su hija menor les dio apenas un pincelazo resultó más agradable que cualquier otra cosa. Juntos serían la familia más poderosa que jamás nadie vio, ¿qué importaban los superpoderes cuando se tiene amor? Eso lo comprobaron no sólo cuando iniciaron su propia familia, sino cuando sus compañeros avanzaron también, los Vengadores ya no eran ese Equipo, las peleas y los malos ratos los convirtieron en una familia, una gran y peculiar familia. Natasha y Bruce se casaron y ya que ninguno podría tener hijos decidieron adoptar, Visión y Wanda parecían cómodos con el hecho de vivir sin niños, Clint volvió con su familia y pasaba sus días disfrutando de sus hijos. Rhodey se había casado y Sam era un soltero codiciado, nada haría a ese hombre sentar cabeza, Thor y Loki los sorprendieron un día con la noticia de sus nupcias, aunque la noticia fue impactante, el travieso dios dio muestras de ser una persona confiable.
Respecto a Bucky y Austin las cosas fueron avanzando muy lento pero a un punto seguro, Austin ayudó mucho al soldado respecto al control de su mente y a cambio Bucky le quitó el miedo a entregar su corazón, con pasos torpes fueron descubriendo en el otro la fuerza del amor.
El llanto de una bebé saludando al mundo inundó la sala de parto, allí estaba Amelia anunciando su llegada como solo una Rogers-Stark podría hacerlo, los cabellos rubios adornaban una cabeza pequeña, el cuerpecillo se removía inquieto buscando el calor de sus padres, Steve la tomó tan pronto el cordón fue cortado y la puso en el pecho de su esposo. ─Bienvenida a casa cariño─ saludó Tony dando un beso en la diminuta frente. ─Otra vez─ añadió Steve y ambos se vieron cómplices, allí estaba ella nuevamente, tan exacta como siempre, justo a las 12:59 del medio día.