callejón sin salida
Inuyasha escucho como alguien le llamaba pero él estaba tan cómodo en la oscuridad que no sentía deseos de salir de tan apetecible lugar.
- He despierta, vamos despierta ya…- esa voz se escuchaba preocupada.
Pero, ¿Quién se preocuparía por alguien como él? La curiosidad de saber de quién era dicha voz; contra todos sus deseos abrió lentamente sus ojos, al hacerlo se encontró con la cara de una chica de unos 24 años, de piel clara y cuerpo menudo sus cabellos negros recogidos en una coleta y unos grandes ojos verdes. La miro avergonzado por el estado en que se encontraba, estaba desnudo y ella lo miraba fijamente.
- soy Kauri
- No me mires- dijo Inuyasha apenado
- Vine a curar tus heridas, de todas formas te veré- dijo enternecida la chica
- tsk, no importa de todas formas sanare, no es necesario- gruño el rebelde Inuyasha.
- haber vamos, déjame ayudarte un poco- dijo kauri.
Luego de varios intentos Inuyasha terminó cediendo, y con vergüenza dejo que la vampiresa lo curara. Se encontraba tendido en la cama, con la sabana cubriendo sus partes nobles, pues eso si que no dejaría que lo viera la señorita.
- Haber apoya la cabeza en la almohada- dijo ella tomando la cabeza del peli-plata en sus manos y acomodándola con cuidado en la almohada.
Luego comenzó a desinfectar las heridas que el cazador tenía por todo el cuerpo, de veras su señor lo había destrozado, no le gustaba ver a su señor convertido en esa bestia, ojala cambiara un poco su forma de ser.
- ah duele- se quejo Inuyasha cuando la chica apretó un poco la venda-
- Lo siento, ya he terminado
- g-gracias- dijo Inuyasha sonrojado
- Ahora tienes que comer- dijo la chica
- No quiero- dijo Inuyasha
- Vamos, nada te cuesta, anda.
- No quiero nada que el allá mandado él
- esto lo hice yo Inuyasha, vamos solo un poco.
Kauri le pedía a Inuyasha que comiera, pero este no aceptaba solo porque pensaba que Seshomaru había echado algo a la comida.
- Sal de aquí kauri, sino quiere comer por las buenas lo hará por las malas- dijo Seshomaru quien apareció de repente y no le gusto para nada la actitud del menor, haciendo temblar a Inuyasha, y asustando a la chica.
- mi Señor, Inuyasha está muy mal, por favor no le haga más daño- dijo la chica suplicando.
- No te pregunte tu opinión, ahora sal de aquí o quieres ser castigada-
- Pero señor- se atrevió a protestar.
- kauri-san, no te preocupes por mí- dijo Inuyasha con un tono calmado, no quería que esa extraña chica saliera lastimada por su culpa, el soportaría todo.
- está bien- dijo kauri y salió resignada, de verdad no soportaba saber lo que haría su amo con ese pobre chico.
Cerró la puerta y se dirigió a su habitación, buscaría por mientras más vendad, y cosas para curar a ese pobre chico.
- así que no quieres comer Inuyasha, ¿acaso no te dije que en esta casa tendrías que obedecerme?- dijo Seshomaru tomando al lastimado hibridó por los cabellos
El menor no dijo nada, no podía…
- responde Inuyasha- dijo Seshomaru tirando más fuerte los platinados cabellos
- Jamás te obedeceré- se atrevió a decir, al mismo tiempo que intentaba soltarse del agarre de Seshomaru. Esta acción molesto de sobremanera al mayor que lo azotó contra el colchón de la cama.
Inuyasha abrió su boca ante el dolor, definitivamente su cuerpo aun no se recuperaba como para recibir otro ataque.
“Vaya quien podría decir que un simple hibridó tuviera un cuerpo tan apetecible, sus tonificadas piernas, su bien formado abdomen, una virilidad bastante bien dotada por lo que se veía, y la suavidad de su piel un tanto irónica comparada con la personalidad de perro que tenia”.-Deleitándose también con la cara de pánico del menor
- Seshomaru -decía Inuyasha con terror.
- Date la vuelta- ordeno Seshomaru.
Inuyasha intentó hacerlo solo para evitar un golpe, le dolía tanto moverse, que no pudo hacerlo rápido, por lo que Seshomaru tomándolo de los hombros lo volvió de forma brusca y estampando la cabeza del peli plata contra las almeadas, Inuyasha contuvo un grito ante el dolor, pero se armo de fuerza para soportar lo que venía.
Seshomaru sin desvestirse siquiera, abrió su pantalón y sacó su miembro que ya estaba erecto y amenazante. Inuyasha arrugó con fuerza la almohada debajo de él, y de pronto sintió como Seshomaru lo penetraba.
Era un dolor incomparable, lo había embestido con fuerza sin ninguna consideración por su herido cuerpo, ardía y dolía, sentía como a cada embestida los huesos rotos se movían quebrándose en más partes, no podía gritar, le faltaba el aire, apretaba tan fuerte la almohada que sin darse cuenta comenzó a desgarrarla, su boca se abría y se cerraba , quería pedirle que parara, suplicarle, humillarse, pero el desgraciado embestía con más fuerza, no lo dejaba hablar porque cada embestida le robaba el aire, y los gritos de dolor se ahogaban en la almohada.
Sus ojos llegaban ardían por la fuerza con que los cerraba, las lágrimas volvían a caer desesperadas.
- Para...No más… - fue lo único que pudo decir antes de sentir como Seshomaru se corría dentro de él.
- Sufre Inuyasha, paga por tus desobediencias- dijo Seshomaru saliendo con brusquedad del interior del menor.
El mayor tomo al menor de sus cabellos sin dejarlo recuperarse siquiera del ataque anterior, atrajo al menor hacia el plato de comida, y le hundió la cabeza en él.
- Anda Inuyasha, come, anda se un buen perro-dijo observando como la sangre brotaba de las heridas de hibrido, al igual que las lagrimas corrían por su rostro.
- Te odio- dijo Inuyasha sintiendo como su cabello era estirado cada vez más.
Comenzó a comer tal y como lo haría un perro, obedecería al mayor solo porque no sería capaz de soportar otra violación.
Seshomaru acomodo su ropa y dejo a Inuyasha solo en la cama, lo dejaría por el momento a que se recuperara, ya que no quería que su mascota muriera, al menos no tan pronto.