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Armas... por Lei Chann

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Notas del capitulo:

-Asoma su cabeza por un muro- Hola? Aun me recuerdan? -Se esconde de los tomates- yaya... Despues de muchoooo tiempo, al fin termine de escribir el pinche caps >:V Pero tiene su recompensa, es muy largo :'u 

 Mil y un dislculpas mas un seme de regalo, ahora lean y nos vemos más abajo :* los amo, no me odien plsss

Capitulo 9- La ira de la familia.

-¡Misaki, detente! –Kisa corrió hasta donde estaba su primo atacando brutalmente a Shizuku. Tenía tantas ganas de golpear sin descanso  a Shizuku como lo estaba haciendo Misaki, pero no podía permitirse ese placer.

 Tomándolo por el brazo y esforzándose para emplear una buena cantidad de fuerza, tiró a Misaki hacia atrás haciendo que caiga sobre su espalda en el piso de madera de su entrada. Por todo el escándalo y por los gritos de Misaki y Kisa, todos los demás fueron a la entrada a paso veloz actuando como espectadores, excepto Akihiko que corrió al lado de Misaki.

-¡Te dije que te detuvieras! –Misaki lo miraba directamente a los ojos con su respiración un poco agitada por la excitación y fue cuando Kisa se dio cuenta de que cierto especial brillo faltaba en sus ojos.

 Chiaki al lado de Kuroda miró curioso a quien le peleaba Misaki y al reconocerlo, inmediatamente un poso de formo en medio de sus cejas y su mirada era similar a la de Misaki, al igual que la temperatura de su sangre. -¿¡Otra vez esta mierda!?

-Chiaki, no intentes nada. –Fueron las palabras de Kuroda tratando de calmar a su sobrino, y a duras penas trato de contenerse para obedecerlas.

Kisa trató de ignorarlo, le inquietaba ese lado de Misaki y Chiaki, y conocía muy bien cuan peligrosos podían llegar a ser. Forzó su miraba más desaprobadora y despreciable para luego voltear a ver a Shizuku en el suelo quien yacía cubierto de sangre en la cara y con Nowaki a cuclillas a su lado.

-¿Cómo tienes el descaro de venir a este lugar? Basura… -Debía admitir que no le desagradaba ver a Shizuku con complicaciones para respirar y quejarse del dolor en su cara, observar como sus pómulos poco a poco se teñían de morado lo llenaba de emoción.

-Solo quiero… Ngh--Ha--hablar sobre algo muy im--. -importante Su toz seca interrumpió su declaración y al instante Nowaki palmeó suavemente su espalda. La garganta de Shizuku le raspaba con cada sonido que emitía y estaba seguro que por allí debía haber algo de sangre.

 Nowaki decidió hablar por él.

-Él solo quiere confesar algo.

-¿De qué se trata? –Habló Kuroda empleando su tono de voz que demandaba disgusto por todos lados.

-Sobre… Ah ¿Cómo se llamaban? –Preguntó a Shizuku por el nombre de las personas que secuestro y este, con un ojo cerrado por el dolor respondió con dificultad.

-Hi-Hiroki… y Taka-no…

-¡¿Qué les hiciste?! –Solo por escuchar eso la sangre de Misaki volvió a ser llamas con intenciones de quemar la cara de Shizuku con sus puños. Si no fuera por los fuertes brazos de Akihiko que lo retenían con algo de dificultad, hubiera estado pateando a Shizuku ya que esas eran sus intenciones.

-Solo les pido que lo escuchen, somos nosotros dos, no hay nadie más y les aseguro que él no tiene nada malo planeado. –Nowaki habló defendiendo a su mejor amigo.

 Tsukishima yacía detrás de Kuroda que exploraba con la mirada los cuerpos de ambos extraños en busca de bultos por armas escondidas, pero estaba seguro que no había nada. Aún así, no descartaba la posibilidad de que todo sea una trampa. Sabía del problema que había tenido con sus sobrinos e hijo y sobre cómo después tuvieron muchos conflictos  con Kisa, lo hizo llegar al punto de querer renunciar al apellido por sentirse indigno. Si Misaki y sus hermanos no hubieran estado allí, hoy en día, no sabrían si Kisa seguiría siendo el mismo Kisa.

 Pensando las cosas e ideando un plan por si resultaba ser una farsa y trataban de llevarse a Misaki de nuevo, dejó caer las palabras que sorprenderían a Misaki y a Chiaki, pues Kisa ya se lo esperaba.

-Bien, te escucharé adentro.

-¡¿Qué?! ¿Vas a dejarlo entrar papá? –Al castaño no le agradaba la idea de dejar entrar a esa mierda a su hogar, no encontraba motivo para darle una oportunidad a ese hombre.

-Dice que sabe sobre el paradero de Hiroki y Masamune. Hay que escucharlo. –Deslizó su mirada nuevamente a Shizuku que se estaba poniendo de pie con ayuda de Nowaki. –Adelante.

-Gracias. –Nowaki respondió por él.

  Nowaki fue el único en ayudar a Shizuku a caminar, pues los demás que ya lo conocían no querían ni tocarlo. Akihiko, que estaba junto a Misaki, se sorprendió por la forma en la que el castaño podía actuar y, según lo que vio, pensó que podía ser aún más peligroso. A sus ojos, Misaki era un joven delicado que merecía ser cuidado y protegido de cualquiera, frágil a las palabras y acciones. Pero ahora, pensó que quizás debería tener más precauciones con él.

 Caminaron dentro de la casa, donde ubicaron a  Shizuku y Nowaki en el sillón bordó del medio contra la pared y los demás a los costados, excepto Kuroda y Tsukishima que estaban justo al frente del dúo. El silencio invadió el lugar por unos minutos. Tsukishima, por más enojado que estuviera aún así le ofreció un vaso de agua a Shizuku, para que aliviase su garganta después de los golpes recibidos. Al terminar con su vaso, siguió callado y miraba al suelo. El aura pesada de Misaki y su furia podían sentirse en el aire, y junto a la dolorosa nostalgia de Kisa, el ambiente se tornó insoportable.

-Comienza a hablar lo que sabes de Hiroki y Masamune. –Kuroda ya se había hartado.

-Sí. Antes de todo: Lo siento mucho, yo…  secuestré a Hiroki y ayude con Takano. –Confeso mientras agachaba la cabeza y se inclinaba hacia delante. Su voz sonaba ardida y débil, pero a nadie le importó demasiado su estado.

-Lo sabía… Cada vez te odio más. –Dijo Misaki en un murmuro, logrando que Akihiko dejara escapar un muy leve risa.

-Y también que yo abandoné al clan Ijuuin, me arrepiento totalmente de haberme unido en primer lugar. Por eso, seguramente no lo crean, pero yo estoy dispuesto a ayudarlos con el rescate, pueden creer o no. Lo entiendo.

-Ajá. –Dijo Kuroda con un tono más grave de lo usual y con ojos fríos que fácilmente podían congelar una roca. - ¿Dónde están?

-En la mansión de Ijuuin, está en el pueblo de Tellier… no muy lejos. Aunque… Ijuuin en realidad quería a Kisa-san y no a Takano. Por error lo llevamos a él. Lo siento…

-Bueno, eso no cambia nuestra situación porque Masamune también es de mi familia. Pero… Así también se involucraron con los Usami ¿Saben?

  La cara de Shizuku palideció y con tan solo considerar esa posibilidad sintió un miedo enorme por su compañero que aún está de la mano con Ijuuin.

-¿Q-que, cómo que con ellos también…?

-Porque Masamune-kun es sobrino biológico de Usami Fuyuhiko. –Al frente, junto a Kuroda y Tsukishima se paró Kisa haciendo uso de un tono de voz que era capaz de igualar a la furia de Kuroda.

-S-sobrino… ¿De Fuyu-hiko? –Shizuku lo miraba con la boca ligeramente abierta, preocupándose de lo peligroso y los grandes problemas que podrían nacer si la cabeza de la familia Usami intentaba rescatar a Takano. Ya estaba informado sobre todos los encuentros con otras familias en los que estuvieron involucrados miembros Usami. Y a veces no sabía si creer o no en las leyendas que rondaban sobre miembros de dicha familia.

-Bueno, eso no es lo que me interesa a mí ahora. No le diremos a Fuyuhiko, también nos traería problemas. –Volteó para ver directo a Kuroda. El choque de sus miradas que coincidían llegó hasta los oídos de todos  y era imposible decir quién en esa habitación estaba más preocupado por los chicos. –Lo que yo quiero es saber cómo haremos para traer de nuevo a Hiroki y Masamune-kun.

-Es verdad, debemos pensar en algo. Ishi –Kuroda volvió a mirar a a Shizuku. –Vas a ayudarnos con esto, pero si todo resulta ser una mentira asquerosa tuya, te advierto que mis manos ya está sucias asique no me molestaría mancharme de nuevo.

-Soy consciente de ello, les aseguro que solo quiero compensar algo de todas las horribles cosas que hice. Asique… déjenme ser su muñeco. –Hizo una reverencia. Nowaki a su lado lo miraba con pena, su amigo prácticamente estaba ofreciéndose como marioneta.

-Yo… yo también voy a ayudarlos.  –El joven de ojos azules reveló sorpresivamente.

-Nowaki… ¿Estás seguro de eso? No debes hacerlo. –Tanto Shizuku como Kuroda estaban igual de sorprendidos por la repentina petición de Nowaki. Pero sus principios no le permitían dejar solo a su mejor amigo en algo que podía ser peligroso.

-Si quieres ayudar, no tengo problemas y aceptare tu oferta. Odiaría enviar a mis sobrinos o a mi hijo, si es alguien más, mejor. –En verdad era así. No soportaría que su familia resulte herida en una misión a la que él mismo los envió. Sería menos doloroso si era alguien con quien no tenía ningún tipo de lazo sentimental.

-Iré si necesitan mi ayuda, no tengo problemas. –Le sonrió a Shizuku de una manera adorable y digna de confianza, su amigo le respondió con otra. –Somos amigos ¿Verdad?

-Sí, amigos.

-Bueno, basta. Necesitamos un plan. –Misaki cansado de tanta cursilería se separó de Akihiko y fue junto a su padre. –Papá ¿Qué podemos hacer?

-No hay que tener que errores, voy a llamar a Onodera. Él va a ayudarnos. –Kuroda se dio media vuelta y se acercó hasta la puerta, estaba a punto de salir. –Vigilen a esos dos, voy a hacer la llamada. Esto tiene que ser rápido.

-No te preocupes.

 La familia Takahashi tiene muchos contactos de todo tipo. Desde comerciantes de armas a reporteros para información, y de economistas a policías corruptos, entre otros. También, cuentan con una persona que los ha ayudado desde hace mucho tiempo y siempre le agradecieron por cada trabajo exitoso recompensándolo gratamente; Su estratega experto: Onodera Ritsu. No muchos lo conocían, era imposible que algún alumno de la academia supiera que el famoso estratega favorito de Kuroda era Onodera. Solo era un joven de edad cercana a los sobrinos e hijo de Kuroda, pero sin duda, su mente y habilidad para ingeniar un plan en tan poco tiempo lo hacía todo un prodigio.

 Mientras Shizuku y Nowaki seguían en el mismo lugar en el sillón, los demás chicos los vigilaban. El ambiente estaba pesado, aunque solo fueron unos minutos en los que Kuroda habló por celular, parecieron eternos en esa atmosfera. Shizuku no se sentía mejor, no era porque estuviera golpeado y la sangre de su nariz apenas comenzaba a detenerse, sino porque aún sentía esas ganas insoportables de disculparse con Misaki y que todos puedan verlo pronto como parte del equipo. Decía que entendía que no confiaran en él así de rápido, pero en ese momento lo que más quería era trabajar junto a ellos como compañeros. Por dentro se gritaba “¡Estúpido!” por creer que podía encontrar tal grado de compañerismo junto a Kyo, pero ahora ya sabe lo que es y se arrepiente profundamente.

 Después de un rato, entró a la sala Kuroda rompiendo la usencia de sonido.

-Bien, ya arregle con ese bastardito. –Dijo antes de soltar un largo suspiro en busca de un poco, tan solo un poco de relajación.

-¿Ahora qué te pidió?-Onodera, su trabajo es genial y muy eficiente, pero nada es gratis en la vida. Además de ser súper ingenioso, es conocido por pedir recompensas extravagantes y algo… raras. Misaki lo miró esperando lo más descabellado posible.

-Le dije que debería armar un plan de rescate y él me dijo que a cambio quería un surtido de diez kilos en frutas secas y algunos amigos de su edad. Lo siento chicos, deberán hacerse de sus amigos. –Sin duda, esta vez le salió barato.

-No tengo problemas, pero será difícil si es tan demandante. ¿Y, cuando vendrá?

-Ya estoy aquí. –Por primera vez, Misaki y los demás, excepto Kuroda, vieron el rostro del famoso estratega. –Hola~~

 -¿¡Mierda, cuando entraste?! –El padre de Misaki dio un brinco en su lugar cuando Onodera habló de repente tras él. –No te aparezcas así, caray…

-Sí, sí~~ quería dar una buena impresión a mis nuevos amigos. –Soltó una risa y rápidamente con una sonrisa emocionada extendió su mano a Misaki que aún lo miraba con algo de desconfianza. –Soy Onodera estragiaslocas Ritsu, mucho gusto.

-Sí…  mucho gusto. –Estrechó su mano con fuerza y devolvió la sonrisa a Onodera. –Takahashi Misaki.

-¿Hey, no nos parecemos un poco? –Dijo alegre mientras miraba con más detenimiento las facciones de Misaki, causando cierta molestia en el peli-gris cerca.

 Sí eran parecidos. El cabello castaño de Ritsu era apenas un poquito más claro que el de Misaki, y Misaki tenía la tez un poco más morena, pero el color de sus ojos era exactamente el mismo: Verde. Y seguramente, cuando se emocionan, brillan de una manera especial.

-Tal vez…

-Basta Onodera, usa esa cabeza tuya y apresúrate. No tenemos todo el día. – Kuroda lo empujo hasta que logró sentarlo en uno de los sillones a los costados, pero Onodera solo seguía saludando con la mano a las demás personas. -¡Hey!

-Okay~~ Mientras venía en el autobús vi un perro robando carne y eso me dio una idea asique solo deberán escucharme  ¿Si? Si no están dispuestos a hacer esto, solo váyanse. –Repentinamente Onodera activó su modo de estratega serio y logró causar escalofríos en Chiaki.

-Lo haremos. –Dijeron todos al mismo tiempo, incluso Akihiko y Hatori que normalmente no se meterían en esos asuntos, pero querían a Takano y lo querían de vuelta, además ver la determinación y furia de Misaki, Chiaki y Kisa que eran más pequeños que ellos los harían sentirse como grandes cobardes sino actuaban.

-Bien, me dijeron que tienen a dos ex miembros de Ijuuin ¿Verdad? –Onodera sacó un cuaderno y una lapicera rosa con la figura de un conejo en la punta.

-Así es. –Afirmó Kisa.

-Bien, esto haremos. –Dijo mientras abría su cuaderno.

-¿”Haremos”? –Preguntó Misaki sorprendido ¿Acaso él iba a ir con ellos?

-Obvio que voy a ir con ustedes, como yo los estoy ayudando me deben diez kilos de frutas secas y su amistad. No voy a dejar que mi amigos vayan solos… -Todos se sintieron algo extraños, pues se acababan de conocer y este tipo ya está arriesgándose con ayudarlos.

Onodera nunca había estado involucrado en un rescate de dos personas, siempre fueron robos o emboscadas en rutas de comercialización ilegal así como planearlas, pero estaba dispuesto a dar lo mejor de sí para lograr la mejor impresión posible. Siempre le costó hacer amigos, o mejor dicho, no lo intentaba. Pero cuando vio lo mucho que se divertían un grupo de amigos, deseó tenerlos.  Y pedir amigos fue lo primero que se le cruzo por la cabeza cuando Kuroda le preguntó qué es lo que quería a cambio.

- C-Como quieras… Dinos que hay que hacer. –Respondió Misaki volviéndose a concentrar en el plan.

Onodera formó una curva hacia arriba con su labios, frunció levemente el ceño y asintió con fuerza.

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Mansión Ijuuin

-Cuando esté dentro de la sala y verifique que no hay nadie dentro de los muros, les aviso para que comiencen. –Shizuku apenas dijo eso y salió corriendo hacia la sala de control de cámaras dentro de la casa.

 Hatori y Kisa solo debían esperar la confirmación de Shizuku para comenzar con su trabajo. En el lugar no había nadie a la vista, Chiaki y Onodera habían  hecho un buen trabajo al crear alboroto y alejar a la guardia de la entrada. Le facilito mucho el ingreso a los muros.

 Y como la única persona que sabía que Shizuku había dejado el clan era un compañero suyo que accedió a ayudarlos, fácilmente podía entrar y salir fingiendo que aún era mano derecha de Kyo.

 Debían ser lo más rápido posible, sabían que Misaki era el más expuesto a todo el plan. Aunque Akihiko esté con él, no podría engañar a Ijuuin por siempre. Debía hablar para “llegar a un acuerdo” cuando en realidad solo lo distraía para que no piense en lo que pasa en su terreno.

>>Muy bien, no hay nadie. Pueden comenzar, sean rápidos. Cambio. << La voz de Shizuku se escuchó a través del Walkie Tokie de Hatori. Esos aparatos había sido la buena idea de Chiaki del día.

 Kisa sonrió, esperaba esas palabras. Con el silenciador puesto en su revólver, se concentró y apuntó firmemente. Hatori miraba impaciente hacia el objetivo, hasta que se escuchó el sonido de dos suaves disparos.

 -¡Sí! –Kisa gritó en un susurro, tenía miedo de que esta vez su puntería fallara como en las prácticas. Después de todo, lo de él eran los cuchillos.

-Ya destruimos las dos cámaras de la esquina A. Cambio. –Dijo a través del Walkie Tokie. Ya lograron tener un punto ciego en el área, solo faltaban tres más.

>>Bien hecho. Ahora vayan a la esquina D. Cambio. <<

 Apenas escucharon eso, fueron corriendo hasta otra esquina de de los muros. Una vez destruyeran todas las cámaras, Yukina y Nowaki empezarían con su parte.

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En el tercer piso.

-Mira qué bonito muchacho Mitobe-san.

-Tienes razón, es muy lindo. Y el otro es guapo. –El sonido de una lata aplastada resonaba en la oscura habitación fría.

-Pueden acercarse a esa ventana y tirarse. –Hiroki expresaba su furia verbalmente. Estaba seguro que lo hubiese golpeado y aplicado su llave maestra de parálisis si no estuviera amordazado.

-Maldición… Desde que despertaste estás diciendo cosas así ¿No puedes ser un poco más dulce? Y tu amigo ni siquiera habla. –Dijo uno de los tipos mientras tomaba su último trago de cerveza y miraba con mala cara a Takano, pero este no le tomó mucha importancia y siguió mirando por la ventana. Aún así, respondió:

-¿Para qué molestarme en hablar con personas como ustedes?  -Dijo seriamente intentando sentir al menos una pizca de aire fresco. En su mente pensaba en alguna manera de escapar de allí.

-Eh… Que malo, y nosotros que los estamos alagando. La amabilidad no mata a nadie. –Uno de los hombres se puso de pie y lentamente se acercó a Hiroki. El castaño estaba arrodillado con las manos atadas tras su espalda y sus talones estaban fuertemente sujetos entre ellos con una cuerda de cuero, al igual que Takano.

-No me sirve de nada ser amable con ustedes, primero y principal, nos tienen aquí en contra de nuestra voluntad…  No te me acerques. –Hiroki se sintió presionado cuando el hombre se puso en cuclillas justo frente a él. Podían verse directo a los ojos. Una sensación desagradable nació de repente en el estomago de Hiroki. Sintió como si se estuviera contrayendo. Quizás era por la posición de arrodillado en la que estaba o por sentir el horrible olor del aliento de ese tipo.

-Pero si veo algo lindo, lo único quiero es tocarlo…

-¡Que no me toques! –Sintió una mano caliente empapada en oloroso sudor  por sus caderas y la única manera en la que pudo reaccionar fue con un fuerte cabezazo  de su parte. Takano se volteó inmediatamente e intento ser lo más veloz posible para arrastrarse a donde estaba Hiroki.

  El hombre cayó al suelo por la presión, sobando su frente ensangrentada, maldecía a Hiroki tratándolo de una mala persona. El otro, sentado en una silla de madera solo se reía a carcajadas mientras intentaba abrir otra lata de cerveza.

  Las nauseas de Hiroki crecieron cuando sintió ese sofocante toque en su cuerpo y pensó que ya no habría nada mejor que la sensación de victoria cuando vio la frente del tipo y su sangre goteando. Intentó no recapitular aquellas cosas de su pasado.

-¡Ah, maldito! ¿Cómo puedes hacerme eso, carajo? Ya verás. –Tomo postura y tras levantar la mano en un puño fue marcado con fuerza en la mejilla de Hiroki. Cayó al suelo, sin oportunidad de defenderse y Takano aún muy lejos como para interponerse, vio como levantaba la pierna y se acercaba velozmente una patada a su estómago; Una y otra vez. –Aprende, mierda. ¡Esto seguro se hará una cicatriz en mi frente, ESTUPIDO!

-Basta, Tetsuya. No seas un bastardo. –La puerta fue abierta y tras ella la figura de un gran hombre yacía. –No hagas que te odie.

-Miyagi-san…

-¿Cómo puedes abusar así de un rehén? Me das asco. Vamos, váyanse de aquí los dos ahora. –Decía mientras se adentraba cada vez en la habitación, hasta quedar a un lado de Hiroki.

-Pero Ijuuin-Sama nos ordeno que no dejemos este lugar por nada. Tenemos que vigilar a las mierdecitas.

-Mierda es tu vieja, maldito asqueroso. –Con el poco aliento que tenía, Hiroki no se rendía en la pelea verbal. Aún si estuviera escupiendo sangre.

-¿No van a obedecerme? Yo soy la nueva mano derecha de Ijuuin. Tengo el permiso de dar órdenes. Además, una palabra mía y adiós. –Lo miró directo a los ojos y mientras metía su mano en su bolsillo, siguió. –Se van, AHORA.

-Sí, Miyagi-San. –El que estaba sentado y con la lata de cerveza en la mano tomó a su compañero del brazo y lo sacó a rastras de la habitación. –Discúlpelo, por favor.

 Tras asentir, el hombre de smoking negro de pie ayudó a que Hiroki se sentara. Solo ellos tres estaban en la habitación fría y sucia. Takano lo miraba desde un rincón del lugar, Hiroki aún escupiendo sangre y relamiéndose los labios estaba cabíz bajo. Miyagi sonrió a Hiroki que había levantado la cabeza para verlo y se acercó hasta la ventana, hasta quedar a un costado.

-No se preocupen… -Miró hacia fuera por ella e hizo una extraña señal con la mano. Hiroki y Takano no entendían que hacía ese hombre ahí. Ambos lo recordaban, uno de los bastardos que los llevaron a ese lugar.  No sabían que iba a pasar, hasta que vieron como un gancho atado a una cuerda entraba por la ventana. -… Van a salir de aquí.

 Sabía que el tiempo era algo importante ahora. Corrió hasta donde estaba Hiroki y sacó una navaja para cortar las cuerdas de cuero que ataban al castaño.  Apenas liberó sus tobillos, comenzó con Takano. Mientras Hiroki se asomó a la ventana para ver que estaba pasando.

-¿Qué están haciendo? –Susurró mientras veía como Yukina le hacía una señal con la mano desde el suelo y a su lado estaba otro muchacho que no logró reconocer. La vista desde dieciocho metros de altura no le gustaba para nada, realmente odiaba estar en el tercer piso.

>>Hiroki-Kun, estamos aquí para llevarlo a usted y a Takano-Kun de nuevo a la casa Takahashi. <<Escucho la voz de Yukina, pero  creía imposible que lograra escucharlo desde la distancia en la que estaban. Sin embargo, la voz la oía desde atrás de él y cuando volteó observó que Miyagi tenía en su mano un Walkie Tokie y de el emanaban las voces de sus amigos. >>De alguna forma, logramos que Miyagi-San nos ayudará con todo esto. Asique confíen en él. <<

-Solo es un favor a Ishi-kun y lo uso como oportunidad para cambiar de vida. –Dijo Miyagi con tranquilidad cuando terminó de liberar a Takano. –Ahora, bajen rápido por esa cuerda.

-¡¿Están locos?! Estamos a metros de altura. ¡No puedo bajar por ahí! –Hiroki reprochaba como un niño infantil. Nunca le agradaron las alturas y no iban a hacerlo en ese preciso momento.

Otra voz sonó por el Walkie Tokie.

>>Etto… Hiro-San… Soy Nowaki, no nos conocemos, pero estoy ayudando. Creo que es mejor que baje rápido porque no creo que Misaki-San puedo distraer a Ijuuin por mucho tiempo sin estar en peligro. Asique--<<

-¡¿Qué?! ¡¿Misaki está distrayendo a Ijuuin?! ¿Cómo mierda dejaron que eso pasara? –La sangre le subió a la cabeza, la cólera estaba en su límite y las ganas de golpear a alguien nacieron sorpresivamente.

>>Descuida, Akihiko los está vigilando. << Dijo pacíficamente Yukina.

-¡¿Ese idiota?! –Tomó la cuerda y sin pensarlo dos veces se deslizo por ella. Se olvidó que estaba en un tercer piso y bajó al suelo dispuesto a salvar a su primo de las garras de ese enfermo asqueroso de Kyo. -¡Takano! ¿Qué carajo estas esperando? ¡Rápido, baja inmediatamente!

-No me apures, mocoso.

 Con los pies en la tierra, corrió hasta el arbusto donde se escondían Yukina y Nowaki. Mientras Takano bajaba, Miyagi se ocupaba de que en los pasillos del tercer piso no haya ninguna persona ajena al plan.

 Hiroki apenas llegó con Yukina, lo tomó por el cuello de su remera y comenzó a sacudirlo estrepitosamente.

-¿De qué puta fue la idea de usar así a Misaki, de distracción? –La sangre le hervía. Sabía lo asquerosos que eran ya lo subordinados de Ijuuin y eso solo lo hacía pensar que Ijuuin debe ser cinco, no, siete veces peor.  Temía por su primo, y rogaba que no le hagan nada en contra de su voluntad. No iba a perdonar eso, no si le hacían lo mismo que a él.

-¡Espera, cálmate! Hiroki-Kun, todo este plan fue obra de Onodera, el estratega de tu tío. –Dijo una vez que el furioso Hiroki dejó de zarandearlo. Sintió miedo, pues veía el rojo fuego en las iris del castaño.

 Miyagi cerró la puerta de la habitación con llave y luego bajo por la cuerda. Abajo ya estaba Takano esperándolo, vigilaron que no haya nadie por el patio y una vez que lo confirmaron, fueron con los demás. Tenían suerte de que la pieza en la que estaban apuntaba al patio trasero.

 Mientras Hiroki seguía reprimiendo al inocente príncipe, no se percató de la ardiente mirada que acababa de robar inconscientemente. Un par de ojos azules se posaron en él, llenos de brillo, un brillo totalmente nuevo. “Fuerte…” Fue lo primero que pensó Nowaki al ver por primera vez a esa persona, por accidente se quedó con la boca un poco abierta. Veía en cámara lenta con se movía para sacudir a Yukina y como sus largos cabellos tapaban y destapaban su cara. “Intenso…”

-¿Quién es este? –Pero no se dio cuenta cuando Hiroki lo examinaba bravamente con la mirada a solo centímetros de distancia.

-Ah… Soy Kaede Nowaki, mucho gusto. Estoy ayudando. –Esbozó su sonrisa más encantadora, pero no causo nada más que lo normal en el castaño.

-Bueno, vámonos rápido si queremos que Misaki pase menos tiempo con ese bicho. –Dijo Yukina decidido. Se paró y de una mochila negra que tenía, sacó otro Walkie Tokie como el que tenía Miyagi.

-Yukina tiene razón, vámonos. –Takano afirmó y caminó hasta más atrás de los arbustos donde se escondían. –Esperen… ¿cómo pasaron el muro de tres metros?

 Desde hace un rato se preguntaba como hicieron para burlar toda la guardia que tenía esa casa. Además de un muro de tres metros que rodea el terreno, hay dos cámaras en cada esquina de este. Y la guardia de Ijuuin tiene hombres en la única puerta en los muros.

-Bueno, con una cuerda y un poco de condición física cualquiera podría subir esto. Las cámaras fueron previamente destruidas. –Dijo Yukina lleno de orgullo. Acercó su Walkie Tokie a su boca y apretó un botón, luego habló. –Akihiko-San, ya los tenemos con nosotros. ¿Cuál es la situación ahí? Cambio.

>> ¿Ya están con ustedes? Bueno, sáquenlos rápido que no soporto ver esto… Si tocan a Misaki, tengo un rifle en mi espalda. Cambio. <<

-Sí, sí, ya estamos por subir el muro. Apenas salgamos, te aviso y te llevas a Misaki de ahí. Fuera. –Dejó de oprimir el botón del aparato y miró a los demás con determinación. –Vamos, hay que ser rápidos.

-Sí.

 Apenas dicho eso, Hiroki fue el primero en comenzar a subir por la cuerda. Los demás revisaban el lugar por si acaso. Ya estaban cerca de que vuelvan todos juntos a casa.

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-¿Ya están con ustedes? Bueno, sáquenlos rápido que no soporto ver esto… Si tocan a Misaki tengo un rifle en mi espalda. Cambio. –Akihiko desgarraba con la mirada aquella escena. Colgó su Walkie Tokie en su cinto y continuó espiando la situación.

 Estaba tras un árbol cerca de la entrada de la casa de Kyo. Una parte del plan era que Misaki sería la distracción de Ijuuin. Él iría a “hablar para llegar a un acuerdo” y desenfocar a Ijuuin de las cosas que pasaban a su alrededor. Con esta idea la mente de Akihiko no podía estar tranquila, desconfiaba rotundamente de Kyo y tenía porqué. Asique se ofreció para vigilar toda la escena y defender a Misaki por si algo pasaba. Kuroda quedó fascinado por la idea de que cuidaran a su hijo, entonces dio su aprobación inmediata.

>>No esperaba que vinieras hasta aquí. Y además… Solo. <<  La voz de Kyo lo irritaba. Tan solo ver su lasciva mirada sobre el cuerpo de Misaki que le pertenece, lo sacaba de quicio.

>>Bueno, tienes a mi familia. No puedo quedarme de brazos cruzados. Y no necesito que me anden cuidando, puedo estar solo. << Veía a Misaki parado frente a Ijuuin con el ceño fruncido y lo oía hablar con firmeza.  >>Dime ¿Qué quieres?<<

>>Te quiero a ti. << Cerca del lugar no habían guardias. Onodera le había ordenado a Misaki que pidiera hablar completamente a solas. El en el área, solo había tres personas: Ijuuin, Misaki y Akihiko.

>>Pide otra cosa. Sabes bien que eso es imposible, yo no te quiero. << Al decir eso, por muy raro que parezca, Akihiko vio como los ojos de Ijuuin demandaban tristeza cuando escuchó las palabras de Misaki.

>> ¿Qué sentido tendría pedir otra cosa? Si hice todo esto para que seas mío. <<

>>Que lástima, yo… Amo a otra persona. << Tanto Akihiko como Kyo, reaccionaron sorprendidos ante eso. Fugazmente el peli-gris pensó que Misaki lo amaba a él, estaba esa posibilidad y sería inmensamente feliz si era confirmada.

>> ¿Ah, sí? << Pero para Ijuuin, eso significaba que amaba sin ser amado y ante la idea, no lo soportó. Estiró su brazo y abrazó a Misaki por la cintura. Sus rostros de repente estaban ridículamente cerca y mientras Misaki sentía nauseas e Ijuuin veía la oportunidad, Akihiko llevó su mano hasta su rifle y dudaba si debía disparar o no.

>>Suéltame. << Dijo Misaki fuerte y con firmeza, pero no logró nada. Ritsu le dejo estrictamente claro que no debía defenderse o no sino Kyo podría sospechar, asique se dejó en manos de el juicio de Kyo y la paciencia de Akihiko.

>>Pero yo te amo, asique… Solo un poco. << Con su mano sujetó con fuerza el mentón de Misaki y lo apuntó a su rostro, acercándolo cada vez más. Su mirada posada en la mirada desafiante de Misaki, lo calentaba. Y cuando sintió la respiración del castaño mezclándose con la de él, se emocionó y posó sus labios.

 Pero seguidamente se escuchó un disparo y alguien allí cayó en los brazos del otro.

-Mierda, que te tardaste… -Se quejó Misaki aún con el ceño fruncido mientras miraba a Akihiko. Kyo estaba tirado sobre él y apenas podía mantenerse de pie con su peso encima.

 El peli-gris, estaba arrodillado a un costado del árbol. Mantenía el rifle con ambas manos apoyándolo contra su hombro y su gélida mirada violácea fue lo que más sorprendió a Misaki. El disparó fue solo un impulso, ver como besaban a su castaño fue lo que más le dolió ese día. Pensó que no le hubiese molestado tener balas reales en vez de dardos tranquilizantes.

-Está pesado… -Misaki acomodó el cuerpo desmayado de Ijuuin en el verde césped. Se paró a un costado y lo miró con asco. Limpió sus labios con su mano, el horrible sabor aún seguía allí y no podía quitarlo. Las nauseas también continuaban en su lugar, era completamente desagradable.

>>Ya estamos afuera, pueden irse de allí. Los esperamos en la esquina de Jacksons’, comprobamos que ya no hay hombres en la entrada de las murallas, pero por si acaso, salgan por donde lo hicimos nosotros. Cambio. << La voz de Yukina, se volvió a escuchar por el aparato.

-Bien, ahora iremos. Tuve que disparar. Fuera. –Siendo honesto, todavía tenía ganas de darle a Ijuuin un buen golpe, pero algo dentro de él le decía que eso no estaba bien. Desde el fondo, estaba una parte de él que le decía que Ijuuin solo estaba enamorado y no consiguió expresarse de la forma adecuada. Pero al verlo besar a Misaki, lo primero que pensó fue en que tenía un arma colgada en su espalda y hacer uso de ella.

-Misaki…

-¿Qué pasa? –Akihiko se acercó al oji verde, mirándolo directamente a los ojos. Tomó su mentón con una suavidad increíble y selló su boca con los labios de Misaki con extrema precisión.  “Lo sabía… “. Ese beso con Misaki era muchísimo más delicioso que todos los demás, se sentía diferente. Tal vez era qué, sintiendo esos labios, Akihiko reafirmaba que tal vez era amado y ese sentimiento de confianza creaba sensaciones en él completamente nuevas.

-Gracias… -Dijo Misaki al terminar con su apasionado beso. Ahora tenía más que claro, que solo le gustan los besos cuando son con Akihiko. Solo con él sus ojos se cierran inconscientemente para solo saber que es besado a través de la sensación en sus labios. No necesita verlo, suficiente con sentirlo… es más que suficiente. -… por quitarme el mal gusto de la boca.

-No es nada. –Agregó con una sonrisa que calmó a Misaki por completo. –Bien, vámonos.

-Si… ¿Está bien que lo dejemos aquí? –El castaño miró a Ijuuin en el suelo. No sabía si era correcto dejarlo allí afuera, podría resfriarse :V

-Déjalo, no le pasará nada. Tenemos que ir hasta la parte de atrás y subir el muro por la cuerda que dejaron los otros. –Tomó la mano de Misaki y la estrechó con fuerza. –Vamos… -mientras lo miraba a los ojos, formo una curva hacia arriba en sus labios. –Hay que ver a nuestras familias.

 Sus ojitos verdes brillaron, como un niño ansioso por un regalo. -¡Sí!

 Y ambos salieron corriendo hacia la parte trasera de la casa. Pronto verían a su familia, era un impulso inagotable.

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-Tsk… se están tardando. –Kisa estaba impaciente por ver a Misaki entrar por esa puerta. Tenía miedo de que les haya pasado algo.

-Descuida, Kisa-San. –Yukina colocó su mano en el hombro del azabache y dedicándole una hermosa sonrisa, trato de calmar a Kisa. –Akihiko-kun dijo que ya estaban fuera del muro, no deben tardar mucho más.

-S-Si, tienes razón… -Con sus mejillas algo sonrojadas, apartó la mirada de la cara de Yukina. No le disgustaba para nada que lo toque, pero la forma en la que se ponía nervioso por ese acto era peligrosa. –Me estoy preocupando de más.

-Takahashi-Sama ¿Se le ofrece algo más? –Preguntó el dueño del café Jacksons’, Masaki Fuhijioshi. Hace tiempo, cuando el café estaba en problemas económicos y estaba a  punto de cerrar, Kuroda fue quien donó dinero para que remonte nuevamente. Ahora es un lugar famoso y con buenos ingresos, y Masaki está muy agradecido por ello.

-No, gracias Masaki. Nos iremos en cuanto llegue mi hijo y su amigo. –Respondió Kuroda. Sentado en una silla a una mesa, tenía una taza vacía donde antes había café y no despegaba la mirada de la puerta por donde debía entrar Misaki. Anhelando pronto poder escuchar de nuevo “papá”.

-Hiro-San ¿Se encuentra bien? ¿No le duele la mejilla? –Nowaki, ni un momento dejó de estar demasiado consciente de Hiroki. No sabía porque su corazón comenzó a sentirse raro desde que lo vio por primera vez. Preocupado por el moretón en su mejilla y por las constantes veces que el castaño se sobaba el estomago, se atrevió a preguntar.

-Solo… me duele un poco la mejilla y el estomago, no es nada. –Respondió con total calma. –Eras… Nowaki ¿Verdad?

-Sí. –“Recordó mi nombre…” Ese pequeño y simple hecho bastaba para llenar su corazón de rebosante alegría. –Entonces, traeré un poco de hielo para que se desinflame un poco.

-No es necesario… -Intentó detenerlo, pero el de ojos azules no aceptaría un “No” como respuesta. Sentía que debía cuidar de esa persona, ahora tenía esa rara necesidad.

-Sí lo es, luego va a dolerte más. Lo haré con gusto. –Y se deslizó con alegría a la cocina del café en busca de una bolsa con hielo.  Algo estaba pasando con su corazón por ese chico, no sabía que era ni porqué, pero no le disgustaba para nada. Se sentía bien.

 Hiroki lo vio entrar a la cocina y volvió su mirada a la puerta. Desde hace rato notó como era observado por Nowaki, pero se mantuvo en silencio. No lo incomodaba ni molestaba, solo le llamaba la atención.

-Tampoco llegan Chiaki y tu estratega. –Mencionó Tsukishima que estaba justo al lado de Kuroda.

-No te preocupes, me mandaron un mensaje hace un rato. Dijo Chiaki que iría a comer helado con Ritsu, luego vendrán.

-Bueno, si Chiaki está tan tranquilo como para ir a tomar helado, todo debe haber salido bien. –Dijo Tsukishima más tranquilo y con una sonrisa. Los presentimientos de Chiaki eran tan poderosos y agudos como su puntería, asique si él podía ir a tomar un helado tranquilamente en esa situación ellos no debían preocuparse demasiado.

 Shizuku y Miyagi estaban juntos en unas sillas algo apartados del resto. Ambos sentían vergüenza por lo que hicieron, pero tratarían de recompensarlo y haberlos ayudado con el rescate era el primer paso a nuevas vidas. De alguna forma, además del arrepentimiento y vergüenza, se sentían felices.

-Disculpen la tardanza… Nos retrasamos un poco. –Se escuchó apenas la puerta fue abierta. Ahí estaban, Misaki y Akihiko ya habían llegado al café y parecían estar perfectos.

 Mientras Kisa saltó encima de su primo, Akihiko fue al lado de Takano y Hatori para hablarles. Las voces de todos se oían alegres. Luego de que Kuroda y Tsukishima terminaran de aplastar los cachetes de Misaki, Hiroki fue con  él.

-¡Misaki~~! –Lo tomó por los hombros y son darse cuenta comenzó a sacudirlo con todas sus fuerzas. -¡¿Ese maldito de Ijuuin no te hizo nada, verdad?! ¡Se lo cochinos que son sus hombres! ¡El debe ser siete veces peor!

-¡Hiroki, suéltame~~! ¡Me estás mareando! –Los ojos de Misaki daban vueltas y sentía como si algo estuviera rebotando dentro de su cabeza.

-Ah sí, perdón. –Con su constante ceño fruncido, Hiroki soltó a Misaki, pero no dejaba de verlo dramáticamente mientras esperaba una respuesta positiva.

-No, no me hizo nada. Estoy bien, Usagi-San me estaba cuidando jeje~~ -Sonrió de una manera muy dulce y enseguida conmovió a su primo. Aunque repentinamente Misaki se puso serio, su mirada desbordaba pesadumbre y la rigidez se comenzó a notar en sus facciones –Pero ¿Y vos? ¿Qué es ese moretón en tu mejilla?

-Ah, descuida. Solo es un golpe, nada más que eso. –Llevo su mano a su propia mejilla y la acaricio un poco. Miro con afición a su primo y luego le sonrió. Ese chico sería fuerte, lo sabía. –No te inquietes.

-Ah, bueno. ¿Y tu Takano-kun? ¿Estás bien? –Dirigió su mirada a Takano, sentado en una silla a un lado de la pared, sonrió fácilmente.

-Yo estoy bien, Misaki. El único al que golpearon por rebelde fue a Hiroki.

-Al menos le saque sangre, tsk. –Hiroki se cruzó de brazos y miró a otro lado, le reconfortaba el recordar que pudo dañarlo al menos un poco.

-Oye Misaki ¿Por qué tardaron tanto? –Kisa estaba preguntando, mientras ellos no llegaban, el azabache tenía el corazón en la boca por su primo.

-Etto… Es que ayude a una anciana a llegar a un supermercado… -“O Usagi-San quiso sacarme el mal sabor de la boca un par de veces más…” –Si, es eso jeje

-Bueno, que alivio que estés bien. –Kisa sonrió más calmado y suspiró, ahora estaría de nuevo con sus dos hermanos y su primo, ahora comprobó que no puede mantenerse tranquilo si no tiene la certeza de que los demás están bien.

-Llegamos~~~ -Volvieron a abrir la puerta y por ella se asomaron dos personas.

 Chiaki y Onodera habían vuelto.

-¿Ves? Te dije que iban a estar todos bien. –Chiaki le decía a Onodera.

-Sí, sí, te debo un kilo de frutas secas~

 Entraron tranquilamente al café. Apenas Chiaki vio a Hiroki, corrió hacia él y saltó para abrazarlo. Ni si quiera le importo que Nowaki estuviera apoyando una bolsa con hielo en su mejilla, simplemente fue para mostrar su alegría.

 Onodera se paró en la entrada sonriendo, había sido la primera vez que planificaba un rescate y salió a la perfección, no podía estar más satisfacción por su estrategia.

-Masamune, Hiroki. –Kuroda llamó la atención de los chicos, ellos no conocían a Onodera y quería presentarlo para que agradecieran adecuadamente. –El es Onodera Ritsu, el famoso estratega que siempre contrato. Nos ayudó mucho, deben agradecerle.

 -Ya veo, asique tú eres el famoso “Estratega experto” que siempre ayuda a mi tío. Muchas gracias por todo, yo soy Hiroki Takahashi. –Se presentó ante Onodera. Siempre quiso saber quién era la brillante mente que ayudó a su tío en tantas ocasiones.

-Mucho gusto, soy Onodera Ritsu. Pueden decirme Ritsu. –Respondió con una sonrisa luego de estrechar la mano de Hiroki.

 Takano lo vio parado en la entrada, no lo reconoció, pero al fijar la mirada en su cuello, vio un collar. Y ese collar fue el detonante para que evocaran cientos de recuerdos desde el fondo de su mente. Se puso de pies y a paso veloz camino hasta quedar frente a Onodera.

-¿Ritsu...? –La desusada mirada que Takano empleo era similar a la que alguna vez uso cuando estaba requebrado por esa persona.

-T-Takano-San… -Pero la mirada de Ritsu, además de sorpresa, rebalsaba de animosidad.

-Volviste…

 

 

Notas finales:

Les gusto? Se encontraron los nostalgicos!!! :O No se que va a pasar, pero ya algo se me ocurrira :* Jeje

 Diganme que les parecio plisss Se aceptan tomates, piedras, consejos sobre amor, recetas de cocina, abucheos y recomendaciones para mejorar mi escritura :'U

 Me gustaria saber si describo bien el entorno, es lo que mas me preocupa ahora asi que Plls :)

ACTUALIZACIÓN: Espero que pronto :V


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