Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Armas... por Lei Chann

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

hola! lo se, tarde mucho. Pero les dire algo: Si tardo tres días es porque amo hacerlos esperar, si tardo más de cuatro es porque algo pasó, preocupense.

Tuve MUCHOS problemas tanto fisicos, como emocionales, pero no se los voy a decir y entre esos problemas, el principal fue de que perdi mi fuente de internet :'v

Y como coneguí la contraseña del vecino...

Bueno, a leer!

Capitulo 3- Herido misterioso.

Los cuatro jóvenes Takahashi recién se despertaban en la mañana cada uno en su correspondiente habitación. Al ser sábado, Tsukishima no los despertó con golpes estruendosos en la puerta de madera, solo los dejó dormir.

Kisa se movía para un lado de su cama y luego para el otro, hasta que quedó boca abajo y  comenzó a asfixiarse para después  levantarse de golpe. Estaba completamente rojo por la falta de aire ¿Qué había soñado? No lo recordaba. Se frotaba los ojos con las dos manos y pensaba: “Sábado… ¿Qué se supone que haré hoy?” En un Flash Back, recordó lo que pasó ayer. Sonrió con astucia, tomo la primera remera y pantalón que encontró, y salió corriendo al cuarto de Misaki donde lo interrogaría.

Cuando llegó ni siquiera tocó la puerta, simplemente entró en ella y se encontró con que había llegado tarde. Hiroki, Chiaki y… ¿Tsukishima? Estaban interrogando a Misaki. El castaño más pequeño estaba acorralado contra la pared y las peguntas de sus primos y “madre” lo estaban asfixiando.

-¡Buenos días! Déjenlo respirar un poco. –Kisa habló con una sonrisa llamando la atención de todos. Los otros cuatro también lo saludaron. –Misaki ¿Nos cuentas?

-Claro, primero déjenme ponerme un poco más de ropa. –Dijo un poco sonrosado. Kisa lo miró mejor y se dio cuenta que solo estaba en ropa interior, rió. ­–Apenas me desperté y ellos vinieron con sus preguntas, ni siquiera pude cambiarme.

-Bueno, apúrate. –Ordenó Hiroki.

Misaki salió del rincón en donde estaba y se acercó a su armario de roble que en un costado tenía el escudo familiar, dos manos enlazadas con una espada en medio por atrás y rodeadas por cadenas de oro. A Kisa siempre le gustó mucho el escudo de su familia. Desde pequeño le gusta interpretarlo con la frase que el mismo pensó: “Siempre estaremos unidos, pelearemos juntos por lo de uno y lo del otro; aunque los lazos se rompan y se transformen en cadenas, nosotros seguiremos juntos y las haremos de oro”.

-Muy bien, pueden comenzar a preguntar. –Misaki se sentó a un costado de su cama, sobre la alfombra, Hiroki, Chiaki, Tsukishima y Kisa lo estaban rodeando a una distancia razonable establecida por Kisa. Aunque sean familia, a Kisa le molesta mucho que se acerquen demasiado a su único primo.

-Esperen… ¿Por qué el tío Tsukishima está aquí también? –Kisa preguntó  y todos miraban a Tsukishima. Desde hace un rato que estaba ahí, pero nadie le preguntó porqué.

-Mis sobrinos e hijo llegaron a la madrugada anoche súper cansados. Sería mal responsable si no me preguntara que pasó. –Les respondió a todos con una dulce sonrisa que todos devolvieron, incluso Hiroki que es muy pegado a Tsukishima.

-Está bien, no es nada del otro mundo. Cuando ustedes entraron a la tienda… -Misaki comenzó a contarles todo lo que paso. Desde el caminito oculto por las ramas, el cielo y sus estrellas blancas, cuando cayeron los hombres de arboles, que Akihiko mintió con que eran pareja hasta que llegó al punto en donde Akihiko lo besa, pero ahí se detuvo.

-¿Y qué pasó? ¿Ijuuin les creyó? –Chiaki hacía preguntas como si fuese un niño de preescolar escuchando un cuento infantil. Misaki estaba por responder, pero lo pensó un poco. Fue mala idea, porque apenas lo recordó se sonrojó un poco, pero notablemente.

-Misaki ¿Qué pasó? Te estás poniendo rojo… -Hiroki lo miraba, dedujo un poco la situación y el también se sonrosó un poco de solo pensarlo. -¡¿No me digas que te besó?!

-¡¿Qué?! –Tsukishima gritó y todo miraron a Misaki que más rojo que otras veces, con mucha lentitud, asintió. Y nació la furia encarnada. -¡¿Qué te robó un beso?!

-¡¿Cómo que te besó ese imbécil?! –Kisa ya se había parado y estaba por salir corriendo a la casa Usami a buscar al peli-plateado que le robó el primer beso a su primito. –Yo lo recuperaré por ti…

-¿Cómo harás para recuperar un beso? –Preguntó Hiroki con los brazos cruzados, a veces le sorprendía la estupidez de su hermano mayor. Kisa lo pensó un poco ¿Cómo recuperaría un beso robado? Una chispa le llego y respondió con la mejor respuesta que pudo pensar.

-Le arrancaré los labios y se los traeré a Misaki. –Dijo con brillo en sus ojos dispuesto a devolver el beso a su primo.

-¡Kisa no hagas eso! ¡Qué aterrador! El se vería horrible sin labios. –Misaki gritó. ¡No quería que haga eso! Kisa era capaz de todo, y lo sabía porque ya le hizo escenas con otras personas. –Si lo haces, no volverás a dormir conmigo…

-¡Misaki! No puedes amenazarme con eso… -Kisa estaba al borde del llanto, pero el castaño estaba firme con su palabra. -¿Hablas enserio?

-Muy.- Kisa lo miró un poco más y salió de la habitación sorprendido dejando a su familia solo por un rato. Su pequeño primo ya estaba creciendo, pronto no lo necesitaría más y eso lo mataba por dentro.

 Se dirigió a su habitación donde cambió su vestimenta a algo más decente: Un jean negro con pequeñas cadenas colgando a los costados en forma de arco, una remera blanca lisa con una camisa a cuadros azul y celeste encima. Tenía ganas de salir un poco de su casa, tomó su celular, se peinó y, por supuesto, un cuchillo con funda bien oculto entre su camisa y remera.

 Fue a la colina de Spoters otra vez, ese lugar le impactó mucho anoche. Nunca había ido ahí, por eso cuando llegó a la cima quedó maravillado por la vista de la ciudad. Se apoyó en el barandal con los dos brazos y miraba hacia abajo. Pensaba en todo lo que pudo haberle pasado a Misaki y el no estaba para cuidarlo. Miraba a sus alrededores y notaba que aún habían estrellas en el suelo o clavadas en los troncos de algunos árboles, lo que más le llamaba la atención es que seguían un camino. Pensó que si seguía las estrellas de metal seguro llegaría al lugar donde comenzó la persecución.

Comenzó a caminar por el lugar siguiendo las estrellas del suelo y árboles, miraba la tierra que estaba oscura y temblaba un poco al creer que era sangre. Caminó solo por un largo rato, estaba comenzando a aburrirse hasta que vio algo poco común a unos metros frente a él.

 Observaba un bulto grande y negro, se alertó un poco porque había sangre cerca y sacó su cuchillo con la mano derecha. Caminaba lento y sutil, mientras se acercaba se dio cuenta de que era una persona. Con el ceño un poco fruncido se acercó más rápido si bajar la guardia con el cuchillo en mano, pero enseguida lo guardo cuando vio que se trataba de un joven herido.

  Se acercó más hasta quedar frente a él, se agacho a un lado de él para verlo mejor y quedó embelesado por el encanto del chico herido. De fino cabello de un color extraño, no es castaño, pero tampoco rubio ni tiene el pelo negro; Más bien, color… canela. Piel blanca, y ojos… no sabía. Tenía los ojos cerrados y no podía ver su color.

-Hey ¿Estás bien? –Preguntó Kisa, mientras palpaba suavemente su mejilla. El chico no le contestaba, se acercó a su rostro lo suficientemente cerca como para notar de que su respiración era muy lenta y débil. Se alarmó un poco. –Hey, despierta.

Lo movía cada vez más fuerte, pero el chico no reaccionaba. Si querer posó su mano en el estómago del joven, la quitó rápidamente al sentir algo húmedo y cuando la vio se dio cuenta de que tenía sangre. Giró su cabeza bruscamente y se asustó. El chico tenía dos estrellas clavadas, una en el vientre y otra cerca del pulmón derecho. Le tocó la mejilla y estaba frío, como un muerto. No quería moverlo, podía empeorar todo, asique tomó su celular y rápidamente le marcó al número de Hiroki.

El teléfono sonaba y sonaba, pero nadie atendía. Volvió a marcar el numero y antes de presionar el botón para llamar…Se apagó. ¡Estúpido! ¡No tiene batería! ¿Qué iba a hacer con ese chico? No podía dejarlo ahí tirado, nada más como lo encontró. Suspiró cansado y con miedo ¿Por qué tenía miedo? ¡Quién sabe! Solo tenía miedo, quizás miedo del líquido vital carmesí que manchaba el  cuerpo de ese joven, miedo a la sangre. Lo pensó un poco y se decidió por hacer algo que no quería hacer.

 Con mucho cuidado y miedo, recargó al joven en su hombro. Para su suerte no era muy pesado y Kisa es muy fuerte. Caminó con él hasta debajo de la colina, donde en el primer teléfono público que encontró llamó al chofer de su familia para que lo fuera a buscar. Después de solo unos minutos, llegó en un auto largo y completamente negro. El chofer que vestía un traje se bajo del auto para ayudar a Kisa con el cuerpo del herido.

-Joven Kisa ¿A dónde debemos ir?

-Primero iremos a casa, Tanaka. –Con cuidado lo sentó en el asiento de atrás, pero se dio cuenta de que fue demasiado brusco y las heridas comenzaban a sangrar de nuevo. Las manos de Kisa ensangrentadas lo enloquecían y asustaban de gran forma que temblaba. -¡Mejor vamos al hospital más cercano! ¡Rápido, Tanaka!

-¡Sí!

Kisa abordó rápido el auto, el chofer hizo lo mismo y enseguida partieron al hospital más cercano a toda velocidad. En la parte de atrás, Kisa miraba pensativo al joven a su lado. Revisó bien su vestimenta y se sorprendió cuando vio el símbolo de la familia Ijuuin. Se preguntaba porque estaba herido, según lo que sabía, ni Akihiko ni Misaki llevaban estrellas, no pensaba en ninguna razón para que él estuviera herido. Además, lo abandonaron en la colina solo. Si es parte de la familia lo lógico es nunca abandonarlo ¿No? Al menos eso es lo que Kisa tenía entendido, nunca le permitieron abandonar a un miembro de su familia.

-Llegamos. –Dijo al fin Tanaka mientras estacionaba el auto cerca de la entrada.

-Gracias, ayúdame a cargarlo.

Tardaron y les costó mucho, pero lograron entrarlo a la sala principal. Una enfermera que pasaba por el lugar los vio y al instante trajo una camilla para que recostaran al joven. Tanaka esperó en el auto, pero Kisa no quería dejar solo a ese chico asique lo acompañó hasta su habitación, pero antes de llegar a ella lo detuvieron, no podía seguir avanzando.

Luego de reprochar contra los enfermeros y un par de gritos a los de seguridad se limitó a la sala de espera, porque si no le negarían seguir en el lugar. Esperó una hora que para él se hizo eterna. Se estaba volviendo loco en ese lugar, cada persona herida que pasaba lo exasperaba. Era un hospital con sala de emergencias y los casos más ilícitos estaban ahí. Sangre acá, sangre allá, tenía ganas de escapar del lugar, pero no podía o no quería. Pasó el rato y frente a él se presento el doctor.

-Disculpe ¿Usted acompaña al paciente de la sala 5? ¿Es su familiar?

-Sí, yo lo acompaño. ¿Cómo está? Soy su hermano. –mintió

-No está en estado crítico, por poco no sale afectado un pulmón. Deberá descansar por dos semanas, tal vez menos porque las heridas no son del todo graves. Hicimos puntos en el estomago y pecho, le revisamos en el resto del cuerpo y por suerte no encontramos ninguna otra herida además de raspaduras y ligeros cortes, nada serio.

-Eso es bueno ¿Cuándo podrá irse?

-Como los problemas no son demasiado graves luego hacer el chequeo final de hoy podrá irse, pero solo a descansar en un lugar cómodo.

-Lo esperaré.

Luego de despedirse, Kisa volvió a su asiento en la sala de espera. ¡¿Por qué carajo lo ponía tan nervioso ese lugar?! No veía el momento de irse y ni siquiera encontraba una buena distracción, hasta que se le encendió una chispa. En su bolsillo tenía sus auriculares y mp3, se sintió más relajado cuando la música comenzó a sonar en sus oídos. Cerró sus ojos y se entrego al mundo de su mente. Todo estaba bien, imaginaba la escena de algún video musical hasta que en un severo momento por su mente cruzó la imagen de él con un cuchillo en mano y frente a él un cuerpo devastado, quizás no lo imaginaba, quizás lo recordaba.

Abrió los ojos de repente y había mucho menos gente que cuando los cerró. ¿Cuánto tiempo había pasado? Debería acortar una lista de reproducción de 70 minutos. Justo en el momento el doctor se acerca a Kisa y se le hace señas con la mano para que se acercara. El pelinegro se para desganado de su asiento y camina hacia el doctor.

-El paciente ya puede retirarse, aunque no puede caminar. ¿Quiere alquilar una silla de ruedas?

-Sí, la quiero. ¿Ya puede irse? Este lugar me está matando.

-Jaja, pero la gente viene a este lugar para no morir.

-Conmigo tiene efecto contrario.

El doctor se fue y luego volvió con el muchacho en la silla de ruedas. Estaba vendado en el torso,  se le notaban unos golpes en la cara y seguía dormido o anestesiado, lo que sea. Kisa no podía evitar preguntarse una y otra qué es lo que le había pasado o porqué lo habían dejado ahí, herido, tirado y solo. Ninguna persona en el mundo merece ser dejada de tal forma, o eso creía él, por eso lo ayudó incluso sabiendo que era miembro de la familia que quiere desposar a la fuerza a su preciado primito.

Luego de que Tanaka lo ayudara con la silla de ruedas que tuvieron que meter en el baúl del auto partieron ahora con destino a la casa Takahashi; Kisa pensaba en lo que le diría a su tío que era el jefe de la familia, Kuroda. Las probabilidades de que deje que se quede en su casa y de que lo echen o ejecuten eran de 50 y 50. Su tío era muy bueno, pero podía cambiar drásticamente si se enteraba de que era parte del clan Ijuuin, el clan que siempre quiso y quiere secuestrar a su adorado hijo único, Misaki. ¿Y si mentía? No, no, a él nunca le gustó mentirle a su familia, iría con la simple y sencilla verdad.

Llegaron a la casa y enseguida los vio llegar Misaki corrió hacia el auto intentando buscar a Kisa para abrazarlo con desespero. Chiaki, Hiroki, Tsukishima y Kuroda lo seguían por atrás. Kisa estuvo fuera por algunas horas y nadie sabía dónde estaba, se preocuparon bastante.

-¡Kisa! ¿Dónde estabas? Perdón, no lo decía enserio, puedes seguir durmiendo conmigo algunas noches. –Misaki abrazaba a Kisa y cuando intentó tomar su mano se dio cuenta de que estaban empapadas en sangre. -¡¿Qué te pasó?! ¡¿Estás bien?! ¿Y esta sangre? –Los demás al escuchar lo que gritó Misaki se alarmaron un poco y se adelantaron con Kisa.

-Estoy bien, a mi no me pasó nada, no se preocupen por mí. Tío… -Se dirigió a Kuroda. –Tengo que pedirte un favor enorme.

-Dime, te veo preocupado, en lo que pueda te ayudaré.

-Escucha… -Y le explicó. Habló todo, dijo la verdad con todos los detalles. –…Te pido que dejes que se quede aquí unos días, hasta que se recupere del todo, por favor. -Kuroda lo pensó un poco más cuando le dijo que era de la familia Ijuuin. Solo pensar que podía ser un espía y así intentar llevarse a Misaki lo aterraba; pero luego pensaba en que si de verdad estaba herido merecía al menos un poco de su misericordia. Podía dejarlo quedarse un tiempo, si, podía… y debía, o si no, no estaría tranquilo con no ayudar a alguien que lo necesita.  Miro a los ojos a Kisa y luego dentro del auto donde estaba el muchacho aún medio dormido, respondió:

-Está bien, pero deberás vigilarlo demasiado bien y más vale que no intente nada raro. –dijo con la mirada en alto y el ceño un poco fruncido.

-¡Sí! ¡Gracias tío! Lo vigilaré bien.

-Va a dormir en la misma habitación que tú, deberás cuidar que no se acerque mucho a Misaki, y serás responsable de sus cuidados recomendados, si necesitas dinero para alguna medicina te ayudaré.

-Mil gracias… -Todos se voltearon rápidamente. El muchacho en el auto con vendas en el cuerpo utilizó un poco de su energía en ese momento para hacer algo que anhelaba, agradecer. Agradecer que le estuvieran dando la oportunidad de sobrevivir… una vez más.

Notas finales:

Este capitulo es super aburrido, pero necesario, ya saben quien es, verdad?

mis pregunta para ustedes es... ¿Donde creen que este Nowaki? La mejor idea es la que usaré, todavia pienso en eso xD

Dejen comentarios y rezen porque publique pronto!

Actualización: Allgun día...


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).