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Armas... por Lei Chann

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Notas del capitulo:

Hola! Pasense por mi pag en facebook, donde publicare sobre cada actu y nuevas ideas y claro que yaoi :3

Capitulo 5- Organizando.

Todos estaban almorzando, ese día le tocó cocinar a Misaki, por lo que todos estaban más alegres que de costumbre por el simple hecho de comer su comida. Además, ese día debían ir la casa Usami para organizar una pequeña reunión con Fuyuhiko. La mayoría de los días no podían salir a algún lugar y no es cómo si Kuroda les pidiera favores todos los días, asique sienten un gran entusiasmo.

-Misaki ¿Cómo aprendiste a cocinar? ¡Está delicioso! –Yukina se saboreaba la deliciosa comida. Fue invitado a almorzar con los chicos por Misaki que no quería verlo comer solo.

-Nadie, simplemente experimenté y luego de MUCHOS fallos voy perfeccionando mis comidas. –Dijo con una agradable sonrisa un poco avergonzada.

-Vamos Misaki, dile la verdad. –Dijo el trillizo menor, Misaki miró a Chiaki confundido.

-¿Cuál verdad?

-De que yo te enseñé a cocinar. –Todos se quedaron en silencio, y fue Hiroki el primero en burlarse del de ojos azules.

-¡Já! Chiaki, eso ni siquiera tú puedes creerlo. –Hiroki chasqueó la lengua y con una sonrisa burlona miró a Yukina que estaba sentado frente a él. –Yukina, si Chiaki te cocina algo, antes de comerlo pregunta que le puso, cómo lo cocino y, por si acaso, haz que lo pruebe un perro en sus últimos días primero.

-¡Hey, no es para tanto! –Gritó enojado Chiaki. Si era verdad que no sabía cocinar, pero no tan mal como para matar a alguien. –Creo…

Todos rieron de la cara de Chiaki avergonzada y este solo se rascaba la cabeza con un leve sonrojo. Al comedor entraron Kuroda y Tsukishima atraídos por las risas de todos.

-Ah, papá, luego de almorzar iremos a la casa Usami. –Dijo Misaki mientras limpiaba un poco de salsa de la mejilla de Chiaki.

-Está bien, ya lo llamé a Masamune para que venga. Me sorprende que hayas querido que él los acompañe, ni siquiera sabía que se conocían.-Se sentó en una silla mientras Hiroki le acercaba un vaso con jugo exprimido.

-Nos conocimos hace poco, deberíamos saber quiénes están en la academia de nuestra familia… -Dijo apenado rascando su cabeza. –No es que quiera agrandarme o algo así, pero ellos nos admiran y aunque estamos muy cerca no nos conocemos.

-Prácticamente, sí; porque la academia está a menos de dos calles y ustedes pasan por ahí todos los días desde hace 19 años, sin embargo, nunca hablan con los estudiantes… Que maleducados. –Misaki lo miró con cara de “Deberías hacerme sentir mejor”. -¡Bueno! Hace unos días me llamó Satou, quiere vaya a verlo por algo importante asique viajaré hasta Hokkaido hoy, volveré mañana en la tarde-noche. Tendrán la casa para ustedes solos porque Tsukishima me acompañará y Tanaka también, Kisa… -Miró al pelinegro con suma seriedad. –No quiero orgías o algo parecido…

-¡¿Qué?! –Dijo espantado.

-Bueno, hasta mañana niños. –Y se fue luego de despedirse de sus sobrinos y achuchar con fuerza a Misaki.

Como habían quedado en ir a la casa Usami después del almuerzo, fueron a cambiar sus ropas por algo más presentable. Ya que si no estuviera Yukina en su casa, andarían únicamente con ropa interior.

 Luego de vestirse casualmente, debían encontrarse en la salida de la casa. Takano llegó, Kuroda lo había llamado el día anterior para que acompañe a su familia a la casa Usami y este, como uno de los mejores alumnos académicos, no se pudo negar.

Hiroki fue el primero en terminar de vestirse, ni siquiera se esforzó mucho; sólo una camisa azul oscura, jean negro, medias impares y tenis. Se quedó en la entrada hablando con Takano un poco, hasta que llegaron los demás. Chiaki, vestido de la misma forma que Hiroki, nada más que la camisa era beige y las medias pares. Misaki, jean bordó y playera blanca. Al último llegaron Yukina, jean azul y camisa negra; y Kisa, jean gris y musculosa negra con una campera verde musgo por encima. Claro que está de más decir que cada uno de ellos llevaba bien ocultos entre sus ropas algunos cuchillos por si algo sucede y necesitan defenderse.

-Bueno, vámonos. –Dijo Takano luego de saludar a todos.-Típico de los Takahashi…

-¿Qué cosa? –Dijo Misaki, ya sintiéndose un poco ofendido.

-Siempre se arreglan como si fueran a un boliche, cuando quizás solo van a comprar dulces a la esquina… -Yukina soltó una risa, al igual que los demás. –Bueno, excepto Hiroki.

-¿Qué? –Hiroki estaba fulminando con la mirada a Takano, pero este ni siquiera se inmutaba. Sólo verlo con los pelos para todos lados y medias impares irritaba a cualquiera. –Tsk, me dio flojera…

 Volvieron a reír y salieron de la casa. En el camino iban ideando una forma de hablar con Fuyuhiko Usami, según sabían, el no quiere ver la cara de Kuroda desde la disputa que tuvieron por comercio y terreno, pero darían su mejor esfuerzo para convencerlo. Al menos, dirían algo de lo que no se arrepintieran, porque ningún resultado es asegurado.

Llegaron a la dirección indicada, pero lo único que vieron fue un campo de aproximadamente 250 metros de largo y, a lo lejos, se podía ver la mansión Usami. Se preguntaban por qué tenían una casa más grande que la de ellos, si desde siempre Takahashi fue más rico que los Usami. Será que a Kuroda no le gusta ser muy extravagante y ama lo tradicional.

Las rejas estaban abiertas así que solo se decidieron a pasar rumbo a la puerta principal. Siguieron caminando hasta la puerta donde fueron detenidos por tres guardias armados en la entrada de la casa. Hiroki sintió algo extraño y comenzó a ver a su alrededor, se dio cuenta de que cerca de cuatro cámaras en la entrada en distintos puntos estaban ahí. Miró a los costados y cerca de cada ventana se encontraba otro guardia con armas de fuego en manos y micrófonos en los arbustos.

-¿Qué quieren? –Preguntó bruscamente uno de los guardias, pero se notaba que su tono fue algo forzado. Los miró con más detenimiento, analizando cada rostro y buscando señales de llevar armas con ellos, pero los jóvenes no son tontos, las escondieron tan bien que el guardia no se dio cuenta. Hasta que se perdió entre unos inusuales ojos cafés y hebras castañas. -¿Quiénes son?

-¡Hola! –Habló el pelinegro mayor con una gran sonrisa, quería crear confianza. –Yo soy Kisa y ellos dos son mis hermanos: Hiroki y Chiaki. –Los señaló, Chiaki saludó y Hiroki sólo relajó un poco su ceño fruncido. –Y él es Misaki, mi primo.

-U-Un gusto… -Dijo Misaki un tanto nervioso. –Kisa, mejor déjame hablar a mi… -Kisa se amargó un poco, pero sin reproches verbales dejó que Misaki hablara. –Hola, venimos porque queremos hablar personalmente con el Sr. Fuyuhiko-San.

-¿De qué se trata? –Preguntó algo desconfiado el guardia. Hiroki lo vio, había mucha seguridad, más de lo normal; y cuando se encontró con tan azules ojos y un rostro qué, por más que lo forzara mucho, no le salía parecer enojado se olvidó completamente de las personas a su alrededor.

-Sólo dígale que Misaki Takahashi y sus primos quieren hablar con él, tranquilo, no vamos a matarlo. –Dijo con una sonrisa inocente.

El guardia con el que estaban hablando lo miró un poco curioso y luego le hizo una seña con la cabeza a otro guardia para que vaya a consultarle a Fuyuhiko. Un guardia se fue, aún los vigilaban dos; cuando el ambiente se tornó incomodo en la espera por la respuesta de Fuyuhiko por atrás un joven sonreía embobado y no creía que tuviera tanta buena suerte cómo para que tan lindo ojiverde se presentara en la puerta de su casa. Su hermano a su lado, Hatori, lo miraba con sorpresa ¿Era la primera vez que lo veía sonreír así?

Akihiko más que feliz por volver a encontrarse con Misaki, sin darse cuenta, sonrió de manera estúpida, tanto que le molesto. Sin pensarlo por mucho más tiempo, fue con el castaño, fingiría un semblante serio aunque quisiera mostrarse sincero ante él.

-¿Misaki? –Preguntó fingiendo sorpresa y aguantándose las ganas de lanzársele encima al pequeño chico.

-¡Ah, Akihiko-San! Hola, ¿Cómo has estado? –Dijo sonriente, más que nada, muy feliz. Ansiaba mucho ver al peli-plateado, porque sin duda desde ese día en la colina lo recordaba, sin falta, todas las noches.

-Perfecto, estoy bien. ¿Y tú, cómo pasaste estos días? Hey, busca otra forma más cálida de llamarme, no me agradan mucho los honoríficos. –Recién se daba cuenta de que no estaban solos y que los primos de Misaki, otro chico y ¿su primo? Estaban ahí. –Más bien, ¿Qué hacen aquí? ¿Masamune?

-Sorpresa Akihiko, me llevo muy bien con estos chicos, en especial con Misaki. –Dijo con un tono que insinuaba querer molestar al oji-lila. Akihiko lo miró con el ceño fruncido, si quería molestarlo, lo logró.

-Vinimos a hablar con el Sr. Fuyuhiko sobre algo que nos envió mi padre. –Dijo despreocupado. Akihiko sabía de qué familia eran esos chicos, por eso le sorprendió más que hayan ido a hablar con su padre.

-Pueden pasar. –El guardia había llegado con la aprobación de Fuyuhiko para hablar, Misaki sonrió, miró a sus primos y todos comenzaron a caminar hacia dentro de la mansión. –El Sr. Los espera en la sala de té.

-Yo los llevo Takamizawa, no te hagás drama.(N/A: Me salió lo argentino de repente :v) –Dijo Akihiko haciéndoles una seña a todos para que lo siguieran.

Cuando ya pasaron la entrada se sorprendieron de ver que dentro de la casa todavía estaban los guardias vigilando el lugar. Caminaron por un rato más, esa casa era grande. Un rato en el que Hatori se dio cuenta de que el pequeño descuidado del otro día también acompañaba a los chicos en su casa. No le dijo nada, solo sonrió y esperaría un buen momento para hablar con él. Trataba de recordar cuantas veces se apenó porque ese día estuvo a tan solo milímetros de besarlo, pero al escuchar disparos le alejo tan bruscamente de él.

-¿Tori? –Volteó a ver quien lo llamaba ¿Era necesario pensar quien podría ser? Si sólo alguien en el mundo lo llamaba de esa forma, y no era nadie más que él, Chiaki.-Si eres tú, que bueno verte.

-Ah, ¿Chiaki? –Mantenía ese semblante serio aunque la alegría lo estaba consumiendo cada vez que recordaba su simple momento juntos. -¿Qué haces aquí?

-Vine con mis hermanos y primo por un favor a nuestro tío. –Dijo con una sonrisa. El oji-azul también estaba emocionado por encontrarse ambos de nuevo.

-¿Tu familia?... Espera, ¿Eres Takahashi?-Preguntó arqueando una ceja.

-Jaja si… -Respondió rascando su cabeza un poco apenado. –Mi tío es el jefe…

-I-interesante… -Por un momento sintió miedo, temía de que su padre planeara atacar a los Takahashi en su casa. Después de todo, había escuchado que su padre, Fuyuhiko, sospechaba que una vieja katana supuestamente importante estaba en casa Takahashi. No sabía bien porque es que la quería tanto, solo son cosas que escucho tras una puerta.

Akihiko que seguía hablando sobre quién sabe qué cosas con Misaki se detuvo frente a una gran puerta de madera blanca estilizada, totalmente diferente al estilo tradicional al que los chicos estaban acostumbrados. Abrió la puerta y entró a la habitación seguido de todos los demás.

-Ah, los trajiste Akihiko… -El oji-lila cambió por una expresión de disgusto que Misaki notó enseguida. Cuando ya estaban todos adentro se cerró la puerta. –Por favor, siéntense en el sofá.

-Buenas tardes Sr. Fuyuhiko. Discúlpenos por venir sin avisar. –El que habló fue Misaki, viendo a ese hombre de cabello negro y ojos en un todo parecido; Estaba vestido con un traje de ocasión lo que a Misaki le causó curiosidad.

-Bueno, ¿Qué los trae por aquí? –Dijo con el semblante serio mientras hacia una seña para que una sirvienta se acercara con té y algunas galletas.-¿Por qué no vino Kuroda?

-Disculpe, mi padre fue hasta Hokkaido por petición de Satou. Nosotros venimos en su lugar… -Misaki, acompañado de sus primos se sentaron en el sofá. Yukina y Takano estaban a sus costados atentos a cualquier cosa, mientras que Akihiko solo estaba recostado sobre una pared escuchando todo y Hatori se hallaba a su lado.

-¿Por Satou Kusama? –Fuyuhiko curioso miró a Misaki y este solo asintió serio. –Está bien, dime que es lo que quieren.

-Mi papa quiere hablar personalmente con usted, nosotros solo venimos a acordar la fecha. –El hombre mayor lo miró un poco sin expresión alguna y sólo bebió más de su té.

-¿De qué se trata?

-No estamos seguros y no queremos decir nada que probablemente sea mentira. –Habló Hiroki con los brazos cruzados y el ceño fruncido.-Sólo venimos para quedar de acuerdo en una fecha.

-Hiroki sé más respetuoso… -Susurro Misaki con cierta molestia al de ojos cafés y el otro solo le rodó los ojos.-Lo siento, sólo sabemos que mi papá quiere tener una buena relación con usted y su familia.

-… -Fuyuhiko se paró serio y de repente sonrió, cosa que extrañó a Hatori y Akihiko que estaban ahí. —Muy bien, iré, solo díganme que día y yo me haré de tiempo. Hace tiempo que no veo a Kuroda.

-E-está bien, mi papá regresa mañana en la tarde y supongo que querrá descansar un poco ¿Le parece después de mañana en la tarde? Cerca de las cuatro…

-¡Claro que si muchacho! Nos veremos a las cuatro. –Misaki no sabía si tener miedo o estar feliz por el repentino cambio de humor de Fuyuhiko, pero ya había quedado con una fecha y eso es lo que tenía que cumplir. –Si me disculpan, tengo unos papeles que revisar. Akihiko, Hatori, acompáñenlos a la salida. –Miró a Misaki de nuevo con una mirada diferente a todas las demás, pero no demostraban nada  específico. –Nos vemos pronto.

Fuyuhiko salió de la habitación seguido por dos guardias. Hiroki seguía pensando en toda la seguridad que allí había, no recordaba que tuvieran que estar tan protegidos.

Akihiko y Hatori acompañaron a los demás hasta la entrada. Yukina hablaba divertido con Kisa y Hiroki, que como siempre estaba un poco amargado. Hatori charlaba con Chiaki y Takano, conociéndose un poco más. Akihiko y Misaki simplemente estaban metidos en su mundo riéndose de estupideces.

Ya casi llegaban a la entrada donde seguían los mismos guardias de antes. Uno de ellos apenas los escuchó acercarse se volteó para ver si podía mirar un poco más a un particular muchacho que desde antes le había llamado la atención. Para su suerte ahí estaba, acompañado de sus amigos; castaño, ojos cafés rozando un tono rojizo y linda piel morena, que de seguro debía ser muy suave.

-¿Se te ofrece algo? –Preguntó seco Hiroki cuando notó que lo estaba mirando a él.

-Nada en realidad…-Volvió a su posición y el castaño solo siguió con su camino. Recordaba a ese guardia, que en realidad solo era un chico quizás un poco menor que él. Un día se cruzaron en un bar cercano al que Hiroki frecuenta cuando quiere estar solo; y el otro chico por casualidad también estaba ahí. No se hablaron, pero intercambiaron miradas por solo algunos segundos, donde el otro chico se perdió en una mirada tan demandante de ¿compañía?

Akihiko y Hatori quisieron seguir acompañándolos hasta la entrada que esta después caminar por todo ese campo larguísimo.

-¿Cuándo vamos a salir? –Preguntó Akihiko de repente a Misaki y este solo lo miró. –Dijiste que saldríamos a beber algo.

-Ah, es verdad. –Pensó un poco sobre la situación, tiempo no tenía para salir, siempre debía estar con sus primos cuidándolos de quien sabe qué, pero… una idea cruzó por su cabeza. -¿Y- y si vas a mi casa? –Preguntó con las mejillas un poco rojitas.-N-no vayas ni so queres…

-No, es buena idea… -Akihiko estaba feliz, allí tendría más intimidad con el castaño y aprovecharía cualquier oportunidad para acercársele un poco más, aunque sea un poco, porque con solo un milímetro más cerca él estaría más que feliz. –Solo dime cuando.

-¿Q-Que tal hoy? Puedes ir también con Hatori-kun, parece que se lleva bien con Chiaki y Hiroki, también Takano… -Dijo y sus mejillas ya estaban teñidas en rojo. Era la primera vez que invitaba a alguien a su casa por cuenta propia.

-Somos muchos ¿Harás una fiesta? –Misaki lo miró y pensó un poco, una fiesta…

-A-Algo así… -Podría hacer una fiesta, solo con gente cercana y claro, algunos miembros Usami. Kuroda no iba a saberlo porque no está en casa hasta mañana en la tarde, y no debía saberlo. -¿Irás?

-Claro que sí. –Respondió con una sonrisa esperanzada de que en esa fiesta improvisada suceda algo más que una simple charla de amigos. – ¿Está bien a las nueve?

-Sí, a las nueve… -Dirigió sus esmeraldas al suelo y una sonrisa se le escapó sin permiso. Él también estaba emocionado, aunque no quisiera admitirlo. –Sabes donde vivo ¿Cierto?

-Sí, quédate tranquilo, no faltaré y llevaré a Hatori. –Llegaron a la entrada que da a la calle y pararon a hablar en ese lugar. –Llevaré algo para beber.

-No es necesario, pero hazlo si quieres. –Misaki levantó su mirada y se encontró con los ojos violetas tan intensos del joven frente a él. Lo observó con detenimiento y apenas se daba cuenta de que era muy guapo, incluso sin saber eso, causaba tantos estragos en él. –N-nos vemos más tarde…

-Sí, a las nueve.-Akihiko estaba muy emocionado y ya ansiaba que sea la hora. No le diría nada a su hermano mayor porque seguramente querrá acompañarlo y lo que menos quiere es que Haruhiko interfiera entre él… y Misaki.

Se despidieron con una sonrisa y todo el grupo Takahashi volvía a su casa acompañado de Takano y Yukina. A mitad del camino Misaki les contó lo que planeaba para esa noche y les rogaba que lo mantengan oculto de Kuroda. Kisa se emocionó, hace tiempo que no bebía en una fiesta y entusiasmado le prometió lealtad a Misaki. Chiaki decidió guardar silencio cuando supo que también iría Tori, pero Hiroki dudaba un poco de los planes de su primito.

-Misaki, esto es raro en ti.-Hiroki vio la cara de Misaki y se dio cuenta de que era guiado por algo más que el simple deseo de divertirse, quizás sus sentimientos…-Está bien, no diré nada.

Ese día, fue una noche diferente para todos. Donde descubrieron inusuales sentimientos nuevos que emergían desde sus corazones. Donde posibles celos saldrían a la luz, también la aparición de un nuevo amigo para estos chicos y un importante cómplice en relaciones que peligran. Incluso palabras de aliento entre sonrisas delincuentes.

Y claro, sentimientos clandestinos saliendo a flote…

Notas finales:

Dejen reviews mis algodones de azucar :3 :v

Nos vemos pronto!

PD: Tod@s sabemos que algo pasarà en el proximo cap y adivinen quien aparecera para completar las parejas, casi...


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