Días para descansar por NanaJo

Puntual como siempre entró al edificio que Noriaki le había indicado por mensaje de texto, según este el hombre se encontraría impartiendo clase, era alto y rubio, no hubo mayor detalle aparte de eso y su apellido, supuestamente el hombre le reconocería solo con verlo; mas valia llegar a la sala que indicaba el mensaje y encontrarse con un profesor rubio ahí, nadie jugaría con su preciado tiempo.

Desde el pasillo del tercer piso pudo ver como la gente abandonaba el salón el cual era su destino, aun por las dudas preguntó a un estudiante que pasaba si esa era la sala que indicaba la pantalla de su móvil; ya con una respuesta afirmativa se apresuró al encuentro, si estaba interesado en una de sus pinturas se lo diría sin rodeos, si solo quería un encargo pues tampoco veía la necesidad de tardar demasiado, ya varios de sus compañeros habían criticado su carácter enervante, siempre apresurado, siempre con algo por hacer. Esquivó algunos jóvenes mas hasta llegar a la puerta que aun se mantenía entre abierta, tomó en su mano la manilla de esta abriéndola enseguida sin siquiera tomarse la molestia de mirar antes.

El maletín cayó al suelo abriéndose en el impacto y dejando un reguero de hojas sueltas obstruyendo todo el umbral, enseguida la persona que había estado tras la puerta se arrodilló en el suelo para reunir todo apresurado y sin mayores cuidados, solo lo amontonaba de vuelta al maletín. Rohan recién entendía que esto había sucedido por su culpa, su cerebro envió a sus piernas la señal de echarse al suelo también para ayudar demasiado tarde, el hombre ya había terminado apenas el otro apenas se disponía a ayudar.

“Lo siento” Fue todo lo que escapó de su boca en un tono bastante sobrio, cualquiera pensaría que le daba igual el asunto.

El hombre se puso de pie enseguida limpiando de su pantalón cualquier posible rastro de suciedad, el pelinegro cerró el pico y esta vez pacientemente esperaría a que la situación culminara para entrar a la sala y buscar al… rubio… -ay no- claro que seria mejor si al rubio a quien buscaba no fuese ese a quien le acababa de abollar el maletín.

“¿Es usted el profesor Ki…?”

Pero ni siquiera pudo culminar la oración cuando sus labios se encontraron paralizados, lo que vió por un breve instante frente a él le dejó sin aliento, no fue miedo, quizá sorpresa, como esos ojos azules que ahora le miraban tan plácidamente desde la altura hacían tan solo un segundo denotaban enojo irracional.

“Ah… Kishibe” Canturreó dejando por completo de lado el asunto del maletín “¿Le resultó fácil encontrarme?”

A Rohan aun le intrigaba lo que acababa de ver, sin embargo aclaró su garganta y se enderezó sobre sus pies.

“De hecho ha sido muy sencillo.”



Acabaron por ir a un fulano restaurante cercano al campus, Rohan insistió en solo conversar del negocio en el lugar, pero el profesor bastante insistente en la hora de almuerzo le convenció al final de hacerle compañía durante el almuerzo. –Podría simplemente haberme invitado aquí en primer lugar- Fue lo que pensó al hallarse sentado en una de las mesas de la terraza, jamás había estado ahí y podía decir que la vista era perfecta, los restaurantes por esos alrededores solian ser costosos pero seria comedido en lo que ordenaría, no había problemas, luego de todo quizá lograra algún negocio aquí, bueno o malo, ya se vería.

Los habitos del caballero frente a él eran bastante pecualiares iniciando por el hecho de que al llegar no le permitió a Rohan tomar la silla, insistió en moverla él mismo y acomodarla apenas el pelinegro se sentara, todo ese asunto le resultaba exagerado pero cada quien con sus mañas, igual y las uyas propias también eran bastante criticadas. Al momento del mesero llegar para tomar sus ordenes, el rubio muy amablemente le pidió cambiar ambos vasos de agua presentes en la mesa, era algo sin demasiado sentido pero la expresión tan grácil apoderada del rostro de Kira impediría a cualquiera negarse –ya traele otro vaso al hombre-. Por ultimo tomó la servilleta desplegándola con cuidado sobre su lado de la mesa ¿La iba a utilizar de mantel? No. Solo la inspeccionaba, era de hecho todo un maniaco de la limpieza y el orden.

“¿Me permites tus manos?” Esa pregunta tomó por sorpresa al mas joven, de hecho pensaba no haber escuchado del todo bien.
“¿Mis manos?” A pesar de su poco habitual tono desconcertado este casi enseguida obedeció llevando lentamente ambas manos hacia la del otro que le esperaba tendida sobre la mesa, pudo haber pedido primero una explicación pero él solia dejar llevarse mas por la curiosidad.

Una vez las colocó sobre la palma del otro se dispusó a formular la pregunta, cosa que no alcanzó a lograr; apenas separó sus labios ya había logrado escuchar un “click” bajo la mesa antes de que el otro diera a conocer de donde provenia ese sonido. Habia sido solo una pequeña botellita de gel antibacterial, apenas dejó caer unas gotas sobre sus palmas tomó la servilleta de tela que tanto había inspeccionado y comenzó a restregar con suma delicadeza sus manos; podía sentir dedos agiles bajo la tela que alcanzaban cada rincón de su mano. Alzó su vista ya algo exaltado hacia la del otro pero este no le miraba, un rostro bastante inexpresivo hacia juego con los mismos ojos que solo se centraban sobre la servilleta.

“Listo” El tono tan alegre y jovial que expresó junto a una pequeña sonrisa de satisfacción solo le descolocaba y confundía aún más.

Recién en ese momento ambas miradas pudieron encontrarse y el rubio pudo notar la pregunta implícita en el rostro de su acompañante. Le soltó ambas manos llevándose la servilleta a su propio regazo para dejarla reposar ahí.

“ah…” suspiró y apoyó su mentón sobre su pulgar “Te he dejado abrir la puerta al llegar, descuido mio” Como si eso explicara algo.

El mesero volvió enseguida con el nuevo par de vasos recién lavados y servidos a lo que Kira le agradeció con un asentimiento de cabeza. Por fortuna a la hora de ordenar el mayor solo pidió un sándwich, Rohan suspiró mas que aliviado, un sándwich era algo que podría pagar fácilmente y fue justo lo que también ordenó, de haber pedido el otro un platillo más elaborado habría debido imitarle, no se permitiría sentirse menos que su compañía comiendo algo de drástico menor valor.

“Sobre el negocio…” El pelinegro prefería ir ya sin rodeos, tanta demora lograba hacerle llegar a un punto de ansiedad tal que temia hacer un mal comentario o respuesta en el momento menos oportuno; lo mejor era acabar con esto rápido.

“Sobre el negocio…” Interrumpió en otro enseguida para bridar continuidad “Hay solo una pintura que me interesa”

¿Solo una? ¿Tanto rodeo para una sola pintura que pudo haber pedido hasta por mensaje de texto? Rohan torció sus labios enseguida en señal de claro disgusto -¿Se está burlando de mi?- pero como siempre el mal temperamento del chico podía hasta masticarse a metros de distancia. Yoshikage le hizo un ademan con la mano en señal de que bajara los humos y Kishibe solo sintió mas tensión por ese hecho, este sujeto era irritante, primero tan formal, excéntrico y hasta caballero ¿y ahora le trataba tan confianzudo?

“Escuche profesor…”
“Por lo que realmente te he llamado es por un pedido” Esto de interrumpirle a cada rato acabaría por darle un tic en el ojo pero ya al menos la conversación lograba dirigirse a algún punto.

Llevó ambos brazos hasta su pecho cruzándolos ahí, se tomó un respiro y aparto su vista de la otra insidiosa frente a él para poder mirar a la calle, en breve tendría una clase.
“Pues, pida lo que quiera y veremos a que trato o convenio llegamos” Sus animos se calmaban y lograba hablar con un tono bastante profesional, Rohan se tomaba su carrera como artista muy enserio.
“No es algo muy difícil de cumplir” el rubio buscaba con la mirada sobre la calle aquello que Rohan tanto observaba pero no halló nada, no se había percatado de hecho que ahora su acompañante le miraba arqueando una ceja. “Solo quiero que retrate mi hogar, es una residencia bastante antigüa y deseo inmortalizarla en pintura.”

En realidad no sonaba nada mal, Rohan quería familiarizarse mas con los espacios y distribuciones, de hecho lo consideraba un encargo relativamente sencillo dependiendo del tamaño del lugar.

“¿Una vista general o..?”
“No.” Pero tampoco brindó mas explicaciones, convenientemente el teléfono del profesor había comenzado a sonar haciendo que ambos guardaran silencio, este intentó ignorarlo pero al ver la pantalla miro a Rohan con un rostro bastante avergonzado.

“Debo irme”

¿Enserio? ¿otra broma? ¿Ahora esto?

“¡Oiga! ¿Qué hay de nuestro trato? Esas pinturas que usted…”
“Por supuesto que quiero que lo hagas” Estaba anotando algo apresurado sobre una servilleta, su numero de teléfono, llevó el trozo de papel hasta el lado de la mesa de Rohan para que lo tomara. “Es algo sencillo, pinturas de mi hogar, pero bajo ciertas condiciones”
“¿Condiciones?” Gruñó entre dientes. “Se está confundiendo usted, el artista es quien impone las condiciones, reglas y cualquier otra cosa absurda que se le ocurra sobre la marcha.”

El otro debió reir un poco para contrarrestar hasta cierto punto tamaña insolencia.
“Te aseguro que mis limitantes son razonables, consiste en asistir a las sesiones en mis días libres, es mi casa luego de todo, no puedo solo darte la llave sin más.”
“Pff, existen las cámaras digitales, solo necesito fotografíar las habitaciones que deseas y del resto me encargo en mi…”
“No” sentenció poniéndose de pie inmediatamente “No harás pinturas en base a fotografías, las harás en mi propia morada, perdería la esencia de lo contrario” Le hizo una señal al joven que se acercaba con su pedido que colcara lo suyo para llevar. “Piensalo de todas formas, unos pocos días que dibujarás en un lindo lugar y serás bien remunerado.”

Pero a Rohan no podía causarle mas desconfianza todo el asunto, daba igual si se inspiraba de la vista propia o de una buena fotografía, el resultado seria el mismo –Me parece que este hombre solo pagará por algo de compañía- era el nuevo pensamiento que adquiria de toda esta situación.

“Escucheme una sola vez… si lo que quiere es pagar por comp…”
Pero nuevamente le interrumpiría, a él, a Kishibe Rohan, a quien odiaba guardarse las cosas para si mismo y sin embargo de otra no le quedaba.
“No me queda tiempo” Le aclaró el rubio mientras daba un rápido vistazo a su reloj de muñeca y tomaba la bolsa con su pedido “Oh, he pedido que añadan lo que consumas a mi cuenta asi que, buen provecho” Ya le haría pagar por todo Rohan a Kira, literalmente, pediría lo mas costoso. “Y piensa en lo que te he pedido, podrías ir un dia y ver si te sientes cómodo en el área que habilitaré para ti.

En realidad el area a la que se refería se encontraba habilitada desde la misma noche que Kira vio la exposición de arte del chico, vaya que le había buscado desesperado ese dia.

Rohan no pudo reprochar nada, el mayor había abandonado el lugar hasta con gracia; no lucia como una mala persona, solo un poco excéntrica y tal como él, ensimismado en sus propios asuntos, no habían acordado precio, ni hora, ni nada, solo sabia que en sus días libres le esperaría… “días”… ¿Cuántos tomarian? Se escuchaba como un trabajo casi eterno aunque en teoría debería ser algo sencillo. No importaba demasiado, si realmente pensaba tomar el trabajo solo debería marcar al número que el otro le había proporcionado, sus manos temblaban, no era este el primer pedido que recibia en su vida pero ciertamente dependiendo del trabajo su intriga aumentaba y comenzaba a provocarle ansiedad, un sentimiento de querer conocer en ese instante la realidad del asunto, de las pinturas, de la paga, de la casa, del hombre en cuestión.

Debió guardar su teléfono en su pequeño bolso para evitar textearle justo en ese momento, parecería un mendigo rogando por pan y él no era eso, no señor, le haría esperar un poco mientras gastaba parte del dinero del estirado profesor en el almuerzo costoso que le invitaba sin su presencia.