Anochecía en Morioh, Kakyoin se había quedado en el hotel esperando a poder finalmente tomar algo de aire, al notar que no había señal de que Jotaro volviese pronto, decidió salir de su habitación un rato, al solo abrir la puerta pudo ver a Jotaro al otro lado de esta a punto de insertar la llave, Kakyoin pudo sentir la mirada del pelinegro penetrar su alma por unos instantes, decidió alejarse de la puerta y dejar entrar a Jotaro el cual cerró la puerta luego de haber entrado –Kakyoin…¿pensabas salir? Aun no está totalmente oscuro afuera, tu sabes los problemas que trae aquello- Kakyoin se quedo quieto, asintiendo estando de acuerdo con su comentario –lo siento Jotaro…realmente aun después de tantos años no me he podido acostumbrar…- Jotaro se acerco a el de manera silenciosa, rodeándolo con sus brazos dándole un gran abrazo –Si quieres podemos salir en un rato, solo se paciente-.
Había pasado una hora desde que Jotaro había vuelto a la habitación, de vez en cuando asomaba su cabeza a la ventana para ver cómo estaba el cielo, finalmente el sol no estaba presente, ni la más tenue señal de este, el pelinegro se acerco a la puerta abriéndola y tomando su llave de una pequeña mesa que estaba junto a esta –Vamos ahora- Kakyoin se levanto de la cama en la que se encontraba y siguió a Jotaro cerrando la puerta, cruzaron el elevador, el lobby y salieron del hotel juntos, el pelirrojo no pudo evitar tomar un gran respiro y sonreír luego de esto.
Ambos veinteañeros caminaban por las afueras de Morioh, consideraban menos peligroso de alguna manera hacer eso, además de más tranquilo, Jotaro había llevado un bento el cual había guardado para la noche a la caminata –Jotaro…siempre te he querido preguntar algo- Jotaro se quedo callado, Kakyoin se detuvo por un momento pero Kujo seguía caminando como normalmente -¿valió la pena hacer eso?- Jotaro se detuvo en seco, apretando el puño -¿valió la pena dejar vivir a DIO solo por mi?-.
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La noche de El Cairo era cálida pero la situación le helaba la sangre a cualquiera, DIO, el enemigo jurado de los Joestar se encontraba junto al cuerpo de Kakyoin el cual llevaba muerto desde hace algunos minutos, Jotaro se quedo en shock al verlo, en especial cuando se acerco a él y lo levanto del brazo, el agua se había llevado gran parte de la sangre de Kakyoin, pero aun lograba salir sangre de su cuerpo –Kujo Jotaro…aquí tienes al único de tus compañeros el cual aun queda su cuerpo, no es tarde, nunca lo es, puedes tomarte tu tiempo si quieres pero tendrá que ser antes del amanecer, espero sepas cual es mi condición- Jotaro sabía exactamente lo que quería hacer con Kakyoin, pero sabía que el precio sería muy alto –entonces…. Puedes traerlo de vuelta, pero a cambio tengo que dejarte ir- DIO asintió, con una amplia sonrisa, sostuvo a Kakyoin del abdomen comenzando a acariciar su rostro –Noriaki…apuesto a que te encantaría que volviera a abrir sus ojos, te encantaría decirle que me vencieron…que pueden volver a casa sin ninguna otra preocupación- Jotaro no podía evitar enojarse cada vez más, pero se trato de calmar un poco –DIO…acepto el trato, pero mi condición es que dejes a cualquier Joestar tranquilo, cualquier descendiente de….¿cómo era? ¿Jonathan?, si, cualquiera que tenga su descendencia ya no podrás atentar contra su vida, esa es mi condición- su propuesta sorprendió un poco a DIO, no pudo creer por un momento que había aceptado, pero le alegraba de cierta manera –esta bien Jotaro, considera el trato cerrado, espero le menciones a Joseph y a Polnareff que tú me has matado, aunque no me guste siquiera la idea de que ese rumor corra de ahora en adelante, los únicos que deben saber de este trato serán tu y Noriaki- se retiro sus brazaletes y su chaqueta y dejo estos en el suelo, para después cortar su muñeca y dejar caer sangre sobre el cuerpo de Kakyoin, este comenzó a curarse, su cuerpo generaba nuevamente mas carne para rellenar el agujero en su abdomen –otra cosa, tu sabes muy bien lo que conlleva el que le haya dado mi sangre, creo que lo mejor será que lo escondas en alguno de los edificios, toma mis cosas y cumple la parte de tu trato- DIO se alejo saltando al vacio y desapareció al instante, había detenido el tiempo para que nadie pudiese saber a dónde se fue, Jotaro se llevo a Kakyoin al interior de una de las habitaciones, el pelirrojo abrió los ojos y se levanto algo asustado, al ver a Jotaro lo sostuvo fuerte de sus brazos -¡Jotaro! DIO….DIO, su habilidad es…-Jotaro poso su dedo en sus labios, su mirada era una llena de tranquilidad, a pesar de estar preocupado, luego de esto bajo dicho dedo hacia el agujero en su ropa, no pudo evitar voltear a otro lado – ¿eh?... ¿q-que le paso a mi ropa?...Jotaro…necesito una explicación- Jotaro se levanto, cerro la cortina de una ventana cercana y volteo a ver a Kakyoin –te lo explicare todo, pero esto quedara solo entre nosotros, Kakyoin-.
<=To=Be=Continued===