Kim TaeHyung me recordaba mucho a Patrick de Las ventajas de ser Invisible, tal vez porque fumaba y se comportaba cómo un adolescente. Sin embargo, no quería compararlo demasiado. Pues Patrick tenía su lado... cómo decirlo. Bueno, Patrick es Gay/Homosexual. TaeHyung no lo es, o al menos no da indicios de serlo. Y hay una situación en el libro donde Patrick besa a Charlie.
Era muy de noche cuando estaba leyendo Las ventajas de ser Invisible. En mi mente, ocupó una escena cómo la del libro. Me imagine a TaeHyung sentado en el asiento del conductor, y yo sentado a su lado en el asiento del acompañante de su Honda. Luego, sin que pudiera intentar evitarlo, imagine que Tae me besaba. Tal vez yo pensaría lo mismo que Michael pensó en aquel momento; dejaría que me besara porque creía que eso hacían los amigos.
Luego, imagine la misma situación con ropas distintas; las que Tae y Yo usabamos para vernos casí al díaro. TaeHyung practicamente iba a visitarme a mis trabajos de medio tiempo, a veces hacía los trabajos ahí mientras yo atendia a los clientes, leía o estudiaba.
Cuando volví a la realidad, me sentí fatal.
Llame a JiMin a pesar de que eran las cuatro de la madrugada. Para mi sorpresa, él contentó de inmediato.
—¿Kookie, estas bien? ¿Por qué llamas a estas horas?
Por alguna razón, comenzé a llorar. En la otra línea se escuchaba, además de la alarmante voz de JiMin, El Lago de los Cisnes por Chaikovski. Recorde a vez que TaeHyung volvio a llevarme al Starbucks y me dio sus aubriculares que emitian a Chaikovski. Pensar en TaeHyung me hacía mal. Recordar los encuentros luego de que terminaba mis horarios de trabajo, se ponía peor.
—Chimchim... ¿Podemos vernos ahora?
Salí de casa cuando les dije a los gemelos que yo no diría que los encontre besandose en la sala si ellos no decían que yo había salido a esas horas. JiMin y yo nos encontramos en la plaza a unas cuadras de su casa. Me eche a llorar en sus brazos.
JiMin se había convertido en mi segundo mejor amigo en estos últimos cinco meses y nos deteniamos a saludarnos cuando nos cruzabamos por los pasillos en la escuela de arte.
No alcanzamos a llegar a una banda ya que no tenía fuerza para mover mis piernas, así que nos sentamos en el cesped húmeda por la neblina.
—¿Qué pasa, Kookie? —me preguntó bajo mientras acariciaba mi espalda de forma consoladora.
No sólo lloraba por mis repentinos pensamientos con TaeHyung, últimamente mi vida se había convertido en una masa de desastres. Decía desidir a que Universidad me matricularia antes de mi graduación, los trabajos de la escuela de arte, los exámenes finales, el inexplicable odio de YoonGi hacía mi, y molestar a JiMin a estas horas.
Se lo termine contando todo, y más. Al final comprendí que no estaba solo.
JiMin me comentó que YoonGi estaba casí igual que yo. La diferencia es que él estaba luchando para que sus padres se quiten la idea de convertir a su hijo en algo que no deseaba ser; Abogado. Ya sabía que YoonGi quería ser rapero y compositor. De lo que estaba enterado, era que le dieron la oportunidad de viajar al extranjero con algunos amigos para poder cumplir aquel sueño.
No rechiste el que YoonGi no hubiese dejado su orgullo para comentarmelo, pero si me sentí un poco dolido ¿No era yo el mejor amigo de YoonGi? Por lo visto, ya no lo era.
—¿Imaginaste eso por leer sólo un libro? —preguntó JiMin un poco después; aun no se tragaba la información.
—Es que no es sólo un libro —rechiste con la garganta seca. Una de las cosas que odio mucho de llorar -y lloro muy a menudo con los libros- es que luego tenía que vancarme el dolor mi garganta y los ojos picandome.
—¿Cuál es?
—Las ventajas de ser invisible...
—De Stephen Chbosky —completó JiMin.
—¿Lo leíste?
—Mi profesor de literatura me lo recomendo. Era un buen libro.
—¿Era?
—Bueno, lo es. Pero ahora no podre leer el nombre de Michael y Patrick sin pensar en ti y el profesor Kim.
Tenía un poco de envidia de JiMin; él recibia clases de arte con TaeHyung. Me dijo que no es tan malo cómo dicen: —Sólo es... un hombre estricto —, me había dicho. Yo simplemente no quería definirlo. Porque TaeTae era cómo definir el amor; El amor no se puede definir, definir es limitar y el amor (Y TaeHyung) no tiene limites.
—Por favor, no le digas nada de esto a TaeHyung —le pedí con las orejas rojas de la vergüenza... y el frío.
—Tranquilo, no voy a decirle nada —me aseguró.
Cuando entrelazamos nuestros dedos meñique, me sentía más seguro porque ¡Vamos! Nadie podía romper la promesa del meñique ¿Verdad?.