Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Oscuridad por electroyusei

[Reviews - 6]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Una sonrisa débil salió de su boca. Se sentía más conectado a ellos que nunca. Sentía que con ellos a su lado sería capaz de hacer lo que sea. La fuerza vital de todos unidos era algo muy fuerte. Casi sentía que podía destruir el vidrio de un sólo puñetazo y eso desease. No lo hizo. En aquel momento toda su visión estaba centrada en Yusho, pensando en cuando se diera cuenta de su presencia. Quizás le defendería y le sacaría de allí, junto a sus homólogos. Quizás primero derrotaría a Leo para después salvarle. O Quizás no. Quizás el solamente derrotaría a Leo y ya está. Sólo arruinaría el plan porque eso era lo importante. Detener el Revival Zero. Quizás ero era lo más importante en ese momento.

 

Porque de otra manera no se explicaba cómo lo estaba ignorando.

 

Una incertidumbre empezaba a afectar su corazón. Se mordió el labio y empezó a sentir ansiedad. Estaba carcomiéndolo aquella duda. Ese simple pensamiento de que podría llegar a ser ignorado por una de las personas más importantes de su vida le dolía demasiado. No estaba soportándolo. Era como si algo que jamás quisiera que pasara estuviese sucediendo en ese mismo instante. Cuando más sensible y pensativo estaba. Cuando más dudas tenía sobre él. Cuando más débil estaba. No entendía porque a decir verdad. Siempre le defendió a capa y escudo sin importar que todo estuviese en su contra y la verdad estuviera justo en frente. Él siempre la había negado. Él siempre había dicho que su padre era bueno. ¿Y ahora dudaba de todo aquello? Esa conversación con Yuto había hecho un total giro de tuerca en su manera de pensar.

 

La atención de la mayoría estaba sobre él. Los tres homólogos estaban muy expectantes y demasiado nerviosos, ¿de verdad ese hombre que se hacía llamar su padre lo estaba haciendo sentir así? Una pequeña ira se sintió en sus corazones. Alguien se estaba atreviendo a dañarlo, a dañar a un ser cómo Yuya. Un ser que les había quitado pesos de encima, que les había hecho sentir mejor dentro de toda aquella oscuridad que abundaba en sus corazones. Nadie más lo había hecho. Nadie más se había atrevido a hablar con Yuri y decirle que no iba a abandonarle y que no estaría sólo. Nadie nunca se puso al frente de Yugo para defenderlo y decirle que no estaba por su cuenta después de todo. Nadie nunca se había tomado el tiempo de simplemente ignorar sus problemas internos para tratar de mejorar los de Yuto, sin importar que eso no le hacía sentir mejor, sin importarle nada más aparte de él. ¿Alguien más se había sacrificado tratando de entenderlo y de quitarles un peso de encima que creían que sería su eterna carga? ¿Realmente alguien lo había hecho alguna vez?

 

Los hermanos Akaba se habían dado cuenta de algo, sobre todo Reira. Algo no estaba bien en aquella celda. Algo estaba terriblemente mal. Tres corazones empezaban a tener rabia y uno de ellos estaba dudando. Los sentimientos negativos abundaban en aquel lugar encerrado y borroso. Incluso Yuri se había apartado de Yuya sólo para mirar con desprecio al exterior. Y aunque la discusión de los mayores era importante, algo les decía que era mejor mantener sus ojos en aquellos chicos. Nada iba bien con ellos. Esta situación se les hacía familiar. En el Battle Royal, en el Miami Championship, y para Reira, que empezaba a sentir cómo la oscuridad de ellos los consumía de a poco, le recordaba a aquella desesperada situación junto a Serena y Tsukikage en City. El menor de todos sabía que las cosas no tardarían en ponerse tensas si no hacían algo.

 

¿Pero qué hacer? ¿Qué era lo que los estaba alterando tanto

 

—¿Por qué… me ignora?—pregunta con la voz casi rota lleno de desesperación. Los tres estaban demasiados enojados cómo para responder algo que no fuera agresivo sino más bien compasivo con él. Yuto fue el único que logró calmarse un poco.

 

—No te preocupes…—incluso dudó sobre que excusa darle, después de todo, él había sido el primero en meterle a la cabeza que su padre no era tan bueno como él pensaba—de seguro el vidrio es opaco por fuera—Fue mala excusa, pero había sido lo único que se le había ocurrido. Yuya pareció aliviarse un poco, pero no paraba de ver a su padre. Yugo estaba echando humo por las orejas y Yuri parecía hundir cada vez más profundo en la palma de su mano. Y si sus miradas mataran, Yusho ya estaría 3 metros bajo tierra.

 

—No va a hacerlo, ¿verdad?—El tono de decepción les hizo volverse hacia él, se encontraron con que las lágrimas iban a ser visibles pronto. Un pensamiento común se puso dentro de sus cabezas, que ese pobre chico no llorara ni derramara ni una sola lágrima por aquel que se hacía llamar su padre—S-Soy invisible para él… Es mi culpa… es mi culpa por no ser un buen duelista de entretenimiento, ¿verdad? No soy bueno… no lo soy… S-Soy un desastre para ello, ¿verdad?—Las ideas de su cabeza se estaban entremezclando, lo que pensaba quizás no era acorde con la situación, pero no podía evitarlo. No encontraba razones y su cabeza estaba creando algunas no muy buenas.

 

—No, no claro que no—negó Yuto—. Yuya eres el mejor duelista de entretenimiento que he visto en toda mi vida. Eres excelente. Lograste incluso hacer sonreír a aquellos que dijeron que nunca más lo harían, has salido de muchas situaciones peligrosas con una sonrisa en el rostro, jamás perdiste la fe en ti, ni en tus cartas—hablaba tratando de mantenerlo en pie, de mantener la fe. Aunque la alegría se hubiese ido de su rostro desde hacía ya un buen rato.

 

—Uniste a City, a los Tops y Commons, algo que nadie más había hecho—recordó Yugo con dulzura—. Jack Atlas no te llegaría ni a los talones.

 

—No es por ti Yuya, esto no es tu culpa—le pone una mano en la mejilla haciéndole levantar la mirada—, él es el idiota que te ignora.

 

—Chicos…—Volvió a sonreír débilmente para ellos, para agradecerle.

 

—Sin embargo, esa tecnología seria la responsable de la destrucción del mundo—Oyeron todos. Ya no podían hace nada, el hilo de la conversación había sido perdido incluso antes de que esta comenzara. Reira apretó el pantalón de su hermano, estaba aterrado. Las miradas de odio y la ira en sus corazones había vuelto y más fuerte que antes. La duda se había aliviado pero eso no evitaba que los tres estuvieran siendo poco a poco consumidos por los malos sentimientos. Y cuando gritaron y no fueron escuchados por nadie más aparte de ellos mismos, montaron en cólera.

 

—¡¿Cómo te atreves a ignorar a tu propio hijo?!—Gritaron de manera sincronizada Yugo y Yuri. Las ganas de hacerlo sufrir y de convertirlo en carta no les faltaban, el aura oscura no tardo en envolverlos en su horripilante espiral. El pantalón de Reiji fue apretado mucho más mientras la oscuridad empieza a crecer aún más.

 

—H-Hermano—A Reiji se le empezaban notar un par de gotitas de sudor en su frente. A él también le da muy mala espina lo que estaba pasando con los chicos encerrados. De la nada, el panel de control de Leo empieza a titilar de manera agresiva y suelta una alarma. Los adultos detuvieron su charla, el de piel oscura no dijo nada y miró a la celda con un poco de horror impregnado en su vista. Las cosas se estaban saliendo de control y él apenas se daba cuenta. De inmediato se volvió nuevamente hacia el panel y presionó un botón. Una pantalla con un anciano dentro de ella pareció de repente.

 

—Necesito que venga Doctor, ¡rápido!—gritó hacia el panel.

 

—Si señor—Y desapareció la pantallita.

 

—¿Qué está ocurriendo?—pregunta Yusho y mira al cristal encontrándose con Yugo. Yuya no logra ser visto debido a que estaba detrás de él y de Yuri—¡¿Qué hace Yugo allí adentro?!— Algo empezaba a romperse aún más.

 

Leo pasa de él. Empieza a teclear rápidamente ante la mirada de rabia y dolor de los dos duelistas de Syncro y de Fusión, además de la invisible furia de uno invisible a sus ojos. Reira se inquietó más, él corazón de Yuya comenzaba a caer a pasos agigantados. Reiji siguió sudando por toda la situación que empezaba a armarse allí y cómo parecía no tener retorno alguno. De la nada, unos brazos mecánicos aparecen atrapando a los tres  homólogos de las cuatro dimensiones. Los alzan por los aires imposibilitándoles el movimiento de brazos y mucho menos de piernas. Estaban atrapados. Con fuerza, los separaron llevándolos a los puntos más alejados posibles de su celda. Todos parecieron recibir un fuerte golpe que no hizo más que profundizar sus sentimientos.

 

—¡Suéltanos maldito!—gritó con los ojos casi totalmente fucsias—¡No somos tus marionetas!

 

—Maldita sea—soltó Yugo con gran impotencia mientras movía frenéticamente las piernas con el afán de liberarse. Yuya estaba mal y podía sentirlo. Su mirada estaba vacía y ensombrecida por su bajo fleco. Estaba perdido en sus sentimientos de decepción. La desesperación se apoderó de los dos y los hizo suyos en cuanto apretaron aún más el agarre. Estaba claro que no podrían liberarse—¡Yuya!—Gritó con desespero.

 

—¿Yuya?—por fin pareció darse cuenta, pero era tarde. Ese corazón sólo podría arreglarse con ayuda de tres personas de las cuales por desgracia, él no se encontraba dentro de ellas—¡Yuya!

 

—¡¿Por qué se tarda tanto?! Lo necesito aquí ya—exigió a su ayudante. Este se limitó a dar una excusa barata y el profesor dijo que dejase las tonterías y que viniera de una buena vez. Algo estaba claro, estaba fuera de sí.

 

—¿Qué están haciendo mi hijo y Yugo allí adentro?—exigió saber. Leo se enojó imperceptiblemente. Le estaba llamando hijo a un demonio.

 

—Yuya Sakaki no es tu hijo—aclaró mirándole muy seriamente—, él es la reencarnación del demonio, El Dragón Rey Supremo Zarc—Yusho arrugó sus cejas.

 

—¿El Dragón Rey Supremo Zarc?—alzó una ceja. Los Akaba no se movieron ni un poco, pero Reiji empezó a sudar aún más.

 

—Él es el demonio responsable de la separación de las cuatro dimensiones y de mi hija Ray—Explicó con algo de despreció—. No pienso dejar suelto, no permitiré que cause otra apocalipsis—Quizás por la mente de Yusho pasó el pensamiento de que tal vez él no era tan malo después de todo, pero en definitiva no estaba de acuerdo con sus métodos—Sólo puedo hacer una cosa, aunque eso signifique dejar las cosas en manos de alguien más y tenga todas las de perder. Pero no puedo arriesgarme a liberarlos.

 

Y el Doctor irrumpió en la escena cómo si nada.

 

—Profesor, he acudido lo más rápido posible—anunció su llegada llevándose la atención de casi todos en la sala.

 

—Y aun así te has tardado demasiado—cuestionó.

—Mis más sinceras disculpas Profesor, he tenido algunos problemas con las chicas y…—Pero Leo no tenía tiempo para estupideces.

 

—Eso no interesa Doctor, necesito que estos tres chicos sean controlados—ordenó. El aludido hizo una pequeña reverencia y sonrió con malicia.

 

—Cómo usted ordene profesor—y un panel de control apareció justo en frente de él. Comenzó a teclear rápidamente frente a la mirada impotente de los demás. Un grito sincronizado se logró escuchar desde adentro de la celda. Habían apretado aún más el agarre. Incluso Yuya había reaccionado de manera muy negativa.

 

—¡Yuya!—gritó desde la mente Yuto. Preocupado por el bien estar de este se acercó a él de manera fantasmal y se puso en frente—Yuya…

 

—D-Duele...—logró decir. Yuto arrugó las cejas en preocupación. Para evitarle dolores innecesarios se cambió de lugares con él. Si, compartían cuerpo, pero de esta manera Yuya sólo sufriría lo que vendría después de liberarse y no la presión de ahora. Así era mejor para él.

 

—¡Para esto ahora Leo!—Gritó Yusho—¡Mi hijo está sufriendo!

 

—Él no es tu hijo, es sólo la reencarnación de un demonio que nos destruirá a todos si no lo controlamos—dijo severo.

 

—Ni siquiera lo has tratado cómo tal en los últimos años—dijo un Yuya con ojos grises que realmente era el duelista oscuro. Sus palabras habían sido casi un murmuro y su tono desprendía desprecio por doquier.

 

—¡Esto tiene que parar ahora Leo!—grita Reiji casi a modo de súplica—¡Les estás haciendo daño!

—Ellos han hecho más daño al mundo por su simple existencia—soltó con desprecio ganándose aún más miradas de odio. ¿Ellos un ser dañino? ¿Y quién era el que había destruido totalmente una ciudad? ¿Quién era el que los había encerrado allí? ¿¡Eh?! ¡¿Quién era?!—. ¡No dejaré que una bestia como ellos renazca!

 

—Deberían de sentirse atendidos—dijo con una sonrisa macabra en su boca, el doctor había terminado de teclear y ahora en frente de cada uno de los chicos estaba bajando un tubo de ensayo por una maquinaria—, les he preparado tres de mis mejores insectos—la carcajada se escucha por toda la habitación mientras el tubo de ensayo es destapado frente a ellos tres. Los insectos saltan todos hacia los hombros de sus próximos huéspedes—. Espero que sean buenas marionetas.

 

—¡No!—Reiji activa su disco de duelo alimentado por el miedo de lo que podría pasar a continuación—¡Esto tiene que parar en este instante!

 

Los insectos se mueven lentamente hacia los oídos de sus objetivos. Yuri y Yugo se mueven vertiginosamente para evitar que entre, pero es en vano. Yuya en cambio apenas y se mueve, Yuto sabe que aún que lo tire a menos de que lo aplaste no va a pasar nada de nada. El insecto volvería una y otra vez. Era inútil y prefirió dejarlo así, al menos el verdadero propietario de aquel cuerpo estaría a salvo.

 

—¡Nunca seré más que una marioneta para ti, ¿cierto?!—gritó Yuri hacia Leo, quizá desquitándose aún más de todo aquellos que le dolía—¡Eres imbécil si crees que me vas a detener así! ¡Jamás podrás liberarte de mí, y menos ahora que has dañado a Yuya!

 

—¡Te haremos pagar!—continuó Yugo con aún más rabia acumulada—¡Por todo lo que has hecho! ¡Por tratar de alterar la paz de las dimensiones! ¡Por lo que les has hecho a Yuya! ¡Pagarás por todo! ¡Así sea lo último que hagamos en este mundo no te dejaremos ser el que se ría al último!

 

—Padre…—suelta aquel susurro fantasmal sin ser escuchado por nadie, justo cómo quería en aquel momento.

 

—¡Eres un bastardo!—Suelta el de los ojos grises, que no haya manera de luchar no significa que deba quedarse callado—¡Eres lo peor que ha podido pasar en estos mundos! ¡Destruiste una ciudad entera! ¡Les convertiste en cartas! ¡Destruiste todos sus sueños y esperanzas por una unión que nadie desea! ¡Y nos culpas de algo que no hemos hecho!

 

—Yo sólo hago lo mejor para las dimensiones—sin saber exactamente porque, salieron aquellas palabras de su boca.

 

—¡¿Y acaso lo que tú crees mejor es en verdad lo mejor?! ¡¿Por ello tienes que andar en las dimensiones obligando a todos a seguir tu estúpido ideal?!—Cuestionó Yugo.

 

—¡¿Y por ellos tienes que destruir dimensiones!?—El remordimiento y el rencor eran algo más que evidente en Yuto.

 

—¡¿Y manipular a la gente prometiéndole mentiras?!—Yuri soltó con muchísima rabia, le quedaba incluso aún más después de todo lo que se le había desquitado aquel día.

 

—¿Por qué me ignoras?—el murmuro fantasmal parecía roto y desolado, incluso su propietario parecía haber perdido el norte y sus ojos no eran más que dos bolas rojas sin brillo alguno.

 

Fue en ese momento en el que todo empezó a volverse borroso y confuso. La energía negativa que antes parecía desprenderse con tantas ganas de los tres prisioneros estaba ahora agotada. No quedaba nada. Sus frenéticos movimientos pararon y sus ojos los consumía el cansancio repentino. Una pequeña risita de triunfo fue soltada por parte del Doctor. Su obra maestra había funcionado de maravilla y justo cómo él quería. No podía estar más feliz.

 

—Ustedes han hecho cosas peores que yo—sentenció sabiendo que no sería escuchado por ninguno de los que ahora estaba dentro de la cápsula. Yusho se alertó.

 

—¡¿Qué es lo que le has hecho a mi hijo?!—exigió saber.

 

—Será mucho mejor si una bestia cómo ellos es controlada—respondió simplemente.

 

Cuanto se arrepentiría de haber tomado aquel camino.

 

-.-.-.

 

Su cuerpo flotaba en medio de la nada. Se sentía familiar. Con miles de ataduras negras ancladas a su pequeño y delgado cuerpo. Cómo había estado hace poco, quizás unas horas quizás unos minuto o quizás desde siempre. No lo sabía con certeza. Sólo sabía que las cosas no podrían estar peor. Que nada iba a hundirlo aún más en su miseria. Pero, ¿qué tan bajo podría caer más allá de lo que ya estaba? Nada. Estaba en lo más bajo. En ese punto donde todos te han traicionado tanto que ya no tienes ningún lugar más donde apoyarte. Ese lugar al que sólo se podía llegar cuando la persona que más querías te apuñalaba por la espalda. Yuya no podía seguir soportándolo. Yuto había tenido la razón todo ese tiempo, él jamás había merecido nada de aquello, él no era el culpable de nada, y sin embargo era el único castigado. Un sentimiento de venganza se apoderó de su pecho. Y esta vez no podría apaciguarla ni ignorarla.

 

—¿Cómo te sientes?—preguntó una voz de la nada. Yuya de inmediato volvió su mirada hacia donde había salido aquella vox- Se encontró con un chico de Pelos grises con rayos verdad—Perdona, creo que te he asustado…—Yuya lo miró sin atreverse a hacer nada más—No soy bueno con las conversaciones, así que te ofrezco mi disculpas Yuya, he hablado de la nada y te he asustado.

 

—¿C-Cómo sabes mi nombre?—pregunta totalmente sorprendido. Zarc sonríe amablemente.

 

—Yo te conozco, aunque tú no me conozcas a mí—dijo tranquilamente—, eres una parte de mí y yo soy una parte de ti. Encantado por cierto, soy Zarc.

 

—¿Zarc? Pero, ¿ese no es el nombre que…?

 

—El nombre que mencionó Leo, sí—confirmó—Conozco a ese bastardo, no demasiado, pero se quién es.

 

—¿P-Por lo de las dimensiones?—pregunta Yuya. Zarc niega tranquilamente sin más—Entonces… ¿cómo?—el de ojos amarillos sonríe y se acerca sutilmente hacia él.

 

—Él les está haciendo daño a ustedes, no podría ignorarlo—soltó con simpleza y de manera confiada, cómo si ya supiese que era lo que iba a pasar, y peor aún, supiese exactamente que hacer—. Cualquiera que se atreva a hacerles daño queda en mi cabeza.

 

—¿Qué? ¿Cómo…? ¿Eh?—no podía estar más confuso.

 

—Yuya… ustedes son parte de mí, yo soy parte de ustedes—explicó mirándole a los ojos con una sonrisa ladina—, cualquiera que les haga sentir mal o los hiera, me está haciendo daño a mí también. Además, ninguno de ustedes se merece nada de esto, todos son muy buenos chicos, ¿no crees?

 

—¿Quiénes?

 

—Tú sabes quienes son, Yuto, Yuri y Yugo por supuesto—aclara. Yuya… Yuya no sabía cómo se suponía que debía reaccionar. Así que se quedó callado mirándole—Yuto y Yuri quieren ajustar cuentas con él y Yugo es un poco desentendido en ese aspecto pero… le interesa por el tema de Rin y esas cosas. Aunque tengo que admitir que ese interés se cambió a… Ti.

 

—¿A mí?

 

—A ti, después lo que has hecho por ellos he de admitir que ahora tienen un serio interés por ti, aunque el de Yuto venía desde antes—explicó—. Y es entendible, les hiciste saber que no tenían por qué estar solos y eso es más de lo que muchos de sus amigos han hecho alguna vez por ellos—Yuya no podía hablar, seguía completamente confuso y perdido en la conversación. Zarc tenía un punto y él no lo estaba captando en lo absoluto. Eso, más allá de enfurecer al de pelos grises con verde, no lo afectaba del todo, más bien seguía igual de tranquilo—. Eres muy curioso, ¿sabes? Aún no me has preguntado por donde estamos ni mucho menos qué hago yo aquí contigo. Te parece más interesante escucharme hablar sobre ti y sobre tus homólogos—El de ojos rojos no dijo nada, sólo se heló internamente—. Pero eso es algo recurrente en ti, lo has vivido en más de una ocasión, sólo te fijas en un objetivo y ya está, no te importa el camino ni nada, sólo llegar al objetivo sin importar las situaciones que tengas que pasar. Esa es una manera muy rara de pensar, ¿lo sabes? Aunque, tú no eres convencional del todo.

 

—¿Qué?—dijo en un murmuro ante todo el análisis a su manera de pensar que le estaba proponiendo—¿Por qué me hablas de todo esto?—preguntó muy inseguro. El que estaba libre lo miró con detenimiento unos instantes. Quizás decidiendo que iba a decir a continuación.

 

—De las Cuatro habitaciones mentales la que más me ha intrigado siempre fue la tuya. Es muy extraña a decir verdad. Las demás tienen dos secciones cómo mínimo representando algo—Al oír esto Yuya supo a qué se refería, a los lugares en los que había estado hace poco—. Yuto tiene dos versiones de su ciudad, de cómo ha cambiado tras la llegada de academia. Yugo tiene algo anclado a su infancia, el orfanato donde actualmente vive y su ciudad dividida en dos secciones. Yuri tiene dos partes de su mismo ser, uno en blanco y negro al que nunca escucharán, y otro a color que es el único que se manifiesta—El de ojos rojos se pone a pensar un momento y analiza un poco lo que él le estaba contando sin olvidar que él todavía no respondía su pregunta—. Siguiendo está lógica tu deberías de ser igual. Tener dos secciones en tu mente bien marcadas, tu infancia y los últimos tres años de tu vida.

 

—¿Por qué me dices esto?—pregunta. Zarc pasa paulatinamente de él y sigue con su monólogo. Sabiendo a lo que va quizás.

 

—Sin embargo mira donde estás. En medio de un vacío con poca claridad y bastante turbio a ratos. Y quizás no me haya equivocado del todo—mira hacia arriba. Yuya lo imita y tiene una aspiración de asombro. Era casi cómo un circo, varios actores y actrices yendo de un lado a otro, monstros de duelo bailado y dando un buen show a los espectadores. Pero faltaba algo, un maestro de ceremonia que los liderase a todos, y viendo el hermoso espectáculo que estaba presente, a Yuya se le escapaba de su imaginación cómo podría ser cuando tuviese algún líder—. Sí, es hermoso, un duelo de actuación sin malas intenciones y tratando de ser agradable para todos… Es un buen estilo de duelo, ¿sabes? Y aunque es todo lo que quieres para ti, está muy lejos, y es casi… intangible, en cambio—miró hacia abajo—el lugar al que estás anclado es ese—Con dificultad, el bicolor de Standard logró ver aquello debajo suyo—Un abismo sin negro sin más—el aludido tragó saliva—. ¿Sabes que es todo eso? Son muchos de los pensamientos negativos y experiencias desagradables que has pasado. Se me hace interesante. Aquello que quieres lograr te rechaza sin más, no tienes nada de nada que te ancle a él o que tan siquiera te relacione. Por otro lado… Estás muy enredado con lazos y cuerdas malformadas pero firmes a aquellos malos pensamientos negativos. ¿Sabes por qué es así?

 

—No…

 

—Me lo imaginaba, pero de todos modos no importa. Es por tu padre—Sus miradas se encontraron, pero el atado sólo retiró su mirada con vergüenza. Una sonrisa ladina se posó en los labios de Zarc. Él estaba seguro de que ahora si iba a caer, casi podía saborear la victoria—. Él no es un ángel caído del cielo, Yuya. Ya te lo han dicho muchas veces y te lo han demostrado. ¿Cuánto más vas a negar qué él…?

 

—¡Él intentó ser un buen padre!—lo defendió. Pero había vacío en sus palabras, un vacío que se justificaba en lo que acababa de vivir. Zarc lo sabía, sabía que lo hacía más bien por no traicionarse a sí mismo, no sentir que lo habría hecho. También sabía cómo lidiar con ello.

 

—Yuya… no te culpo por querer defenderlo, entiendo tu posición, pero creo que estás mirando las cosas de mala manera—su tono no era cínico, era suave y privado, cómo si se conocieran desde hace años—. Él no era exactamente algo que se podría llamar un buen padre—dijo y Yuya lo miró, sus ojos empezaban a reflejar miedo, un miedo completamente aterrador. Temía por la verdad, la horrible verdad. Y era entendible, al menos para Yuto—. Creo que él jamás te crio cómo tal, o mejor, nunca lo hizo. Él pensaba que su legado no iba a ser suficiente, que todo lo que él hizo tarde o temprano sería olvidado. Que ya nadie querría jamás ser cómo él y que le duelo de entretenimiento jamás volvería a ser cómo él quería, entonces… creyó que sería mejor tener a una persona que fuese cómo él—aunque tuvo la tentación, Zarc no sonrió al ver cómo las ataduras se enredaban aún más en aquel muchacho. Estaba cayendo, cayendo en la oscuridad—Creo que ya sabes quién es, ¿verdad?

 

—Eso… Eso…—los ojos se le abrieron para mostrar lo vidriosos que estaban, su voz se quebraba de a poco, cualquier atisbo restante de determinación, había sido borrado y destruido de su cabeza.

 

—Él sólo te crio para que fueses su vivo reflejo, para que pudieras continuar su legado de la manera en la que él quería. Incluso te ancló a un péndulo, un recordatorio irónico de que debe de haber equilibrio—lo señaló. La mano del bicolor de Standard se dirigió hacia el collar y lo abrazó con sus dedos—. Hizo que fueras su seguidor más fiel, que fueses el que iba a todos sus duelos, te rieras y cayeras en sus trucos de entretenimiento.

 

—Era mi duelista favorito… eso no lo puedes…

 

—¿Alguna vez viste a alguien más que no fuera él?—preguntó aun sabiendo la respuesta. Silencio—¿Alguna vez él te dejó ver algo que no fuese él?—nuevamente silencio en la sala. Las ataduras se envolvieron aún más el en chico sin que lo notase—Él sólo te hizo su vivo reflejo, su seguridad de que su más grande obra seguiría viva en este mundo incluso si el moría o desaparecía. Y temo decirte que aquella… no eres tú. Si él fuese un buen padre te hubiera dejado seguir por el camino del circo, ¿te acuerdas? Cuando eras niño no parabas de tener interés por él y preguntar una y otra vez cuando podían ir. Tu padre se encargó de convertirlo en un interés por los duelos. Los hizo mostrándote que era casi lo mismo. No te culpo, eras un niño que confiaba plenamente en tu padre, pero eso no significa que él tenga la razón con intentar acomodarte tus gustos de la manera en la que él le plazca.

 

—Yo… Yo…—se tapó los ojos con la otra palma. Iba a llorar.

—Yuya… escúchame, sé que has pasado por mucho, sé que ahora piensas que tu vida entera no tiene mayor sentido y que siempre has sido el juguete de alguien más, pero… hay una manera de solucionar todo esto—dijo con una voz mucho más suave y se acercó al chico, las ataduras estaban más fuertes que nunca, listas para llevárselo a aquella oscuridad que siempre había evitado—Hay personas allá afuera que te quieren por lo que eres, por lo que realmente eres, sin importar si eres una persona con muchas dudas o si tienes problemas contigo mismo. Hay personas que simplemente no les importa quién fue tu padre o que tan útil puedas serle para una causa mayor. Tienes que estar con ellas, las necesitas Yuya, necesitas que ellas te apoyen, casi has caído en la oscuridad por culpa de aquellos bastardos…—Le acaricia una mejilla causado que él se vuelva a verle quitando su mano de los ojos y dejando de apretar el péndulo—Las necesitas…

 

Y entonces, cómo estuviera programado, las figuras de sus homólogos salieron dándole una mano. Los tres al tiempo, los tres sonriendo, los tris dispuesto a él y sólo a él. El de Standard no pudo estar más feliz, no podría. La respuesta estaba en frente de sí, la solución a todos sus malditos pensamientos negativos. Quizás al final Yuto si tenía razón. No había sido su culpa, nunca había sido su culpa. No tenía por qué sentirse culpable, él no había hecho nada malo, él no había hecho nunca nada en su contra y aun asi sufría. Lágrimas fueron derramadas al estar observando la respuesta a todo aquello que le atormentaba. Quizás no lo hacía para acabar con su dolor, pero una idea era clara en su cabeza. Quería llevarlo lo mejor posible. Y ellos eran los únicos que podían ayudarle. Sintió un enorme desprecio por todos los demás que aunque estuvieran a su lado jamás intentaron comprender su dolor ni se interesaron en llevarlo con él. Sintió rabia hacia la persona que se hacía llamar su padre por no serlo jamás. Por primera vez en mucho tiempo admitió que quería venganza, que quería que todos sufrieran lo mismo que él, que las mismas cosas que él había pasado con tanto dolor y duda, se les devolviese. Quizás así pudiese sentirse mejor.

 

Les extendió la mano a ellos, aceptando que si lo necesitaba, si necesitaba a alguien que le abrazara y le dijese que todo estaría bien, que lo mirase a los ojos y le dijese que entendía su dolor. A alguien que estuviese dispuesto a estar con él a pesar de todos sus defectos y fallas. Porque ese era su mayor miedo, el quedarse solo por ser un ser lleno de fallas y de errores. Un ser que todavía no sabía quién era exactamente. Tenía miedo de la soledad, de ser rechazado por algo que no era su culpa. Ellos lo abrazaron fuertemente sin importarle sus ataduras, cómo debía ser.

 

 Zarc miró la escena desde lejos sin interrumpir. Sabía lo felices que serían juntos, y lo bien que estaría el afuera.

 

-.-.-.-.-.-.

 

Los pedazos de vidrio destruidos salieron volando por doquier. Casi todos en la sala lograron al menos tener un pequeño rasguño de aquellos filosos pedazos. Los cuatros se habían liberado esparciendo una onda de choque tan poderosa como para destruir las cosas frágiles a su alcance. El vidrio no se salvó de ninguna manera y las columnas a su alrededor se fragmentaron al punto en que parecían que se iban a caer. Los presentes tuvieron que tener demasiada fuerza para no dejarse llevar. Pero algunos no lograron superar la segunda onda. Se lastimaron con los vidrios del suelo y aun así se levantaron con la cabeza en alto para saber qué demonios había sido aquello.

 

—Nosotros nos volveremos uno—murmuró Yuto desde el interior de Yuya. Los ojos de todos esos chicos se volvieron sin iris y brillantes, con excepción de los de Yuya, estos tenían un brillo carmesí demoniaco.

 

—Nosotros nos volveremos uno—dijo Yugo aún más fuerte que Yuto, este fue escuchado por todos los presentes en la sala. El alma de Leo se le bajó a los pies, ahora no había manera de pararles. Intentó activar su disco de duelo para hacer algo, lo que fuese en su contra. Pero fue inútil, la tercera onda de choque iba dirigida hacia él, lanzándolo por los aires y haciendo que aterrizara en una de las columnas.

 

—¡Nosotros nos volveremos uno!—gritó Yuri con júbilo. El momento tan esperado estaba por llegar, por fin  las cosas iban a estar como debieron de estar siempre. Un coro de voces liderado por Yuri se apoderó del silencio de la sala, gritaban siempre la misma frase una y otra vez mientras se acercaban listos para unirse para siempre.

 

—¡Alto!—Gritó Yusho desde lo lejos—¡Esto debe de parar! ¡Nada de esto está bien! ¡Están destruyendo el lugar! ¡Tienen que controlarse!—Ellos pararon. No por Yusho, sino por Yuya.  Estaban a unos pocos metros de encontrarse unos con los otros y finalmente unirse. Yuya se salió de la formación y caminó lentamente hacia su padre.

 

Su pelo parado se notaba a kilómetros, su aura oscura era más grande que nunca, sus ojos tenían un brillo que parecía sacado del mismísimo infierno. Por una vez, Yuya Sakaki no daba agrado al verle. Parecía derrumbado, corrompido, totalmente fuera de sí. Tal y cómo Zarc lo quería. Yugo y Yuri no lo siguen sabiendo que él tenía algo que hacer o decir a su padre. Lo respetarían si era necesario, pero eso no evitó que las miradas de rencor se dirigiesen hacia él. Yusho las ignoró, aliviado de que su hijo le hiciese caso y parase. Yuya siguió caminando hasta encontrarse a diez metros de distancia con aquel hombre. El mayor sonrió.

 

—Vámonos a casa Yuya, Yoko ha de estar esperándonos—dijo con suavidad. Esperaba que en ese momento él se lanzara a su encuentro, que le abrazara y que le apretara diciéndole lo mucho que lo había extrañado. Pero, en vez de eso, sólo recibió lo que tenía merecido. Yuya había agarrado con fuerza el péndulo que muchos años atrás se le había regalado y lo aventó fuertemente contra el suelo.

 

Lo pisó con desprecio y sin arrepentimiento.

 

Lo rompió en frente de él.

 

Jamás se había sentido tan bien en toda su vida.

 

Tan libre…

 

Con tantas ganas de… destrucción.

 

—¡NOSOTROS NOS VOLVEREMOS UNO!—gritó Yuya a todo pulmón. Corriendo, se dirige hasta donde estaban los demás. Sus ojos cambiaron, ahora estaban totalmente rojos, no tenía iris al igual que sus demás homólogos. Yusho se apoyó en el suelo derrotado, ese era su hijo. Ese era el demonio.

 

—¡Detente Yuya!—gritó entonces Reiji—¡¿Acaso quieres perder todo por lo que has luchado?! ¿¡Todos los ideales que tú mismo has liderado, los vas a tirar al caño!? ¡Detente!—Todo el sudor estaba a sus costados, la presión y el desespero estaban presentes en todo su ser. Y no quería vivirlo a carne y hueso—¡No vayas, Yuya! ¡Tienes que resistirte ante la oscuridad! ¡Para!

 

Yuya paró cuando estaba justo en frente de sus homólogos y miró a Reiji por encima de su hombro.

 

—¿Por qué me iba a resistir a los únicos que me han tenido verdadero cariño? ¿Tú también lo has hecho?—Todos quedaron sin palabras. Yuya no esperó respuesta y los tocó.

 

El infierno estaba a punto de comenzar.

 

-.-.-.-.-.-

 

No.

 

No debería.

 

Debería de buscar otra manera.

 

El jamás quiso lastimar a nadie.

 

¿Por qué lo está haciendo entonces?

 

Él no lo sabe.

 

Quizás debió de buscar otras maneras.

 

Las cosas estaban ya hechas.

 

Nada que hacer.

 

Seguía sintiendo cómo era parte de algo más grande.

 

Pero no se sentía conforme.

 

No sabía que estaba pasando.

 

No.

 

No. No.

 

Debía de hacer algo.

 

Las cosas allí afuera estaban mal.

 

Tenía que separarse de aquello que lo controlaba.

 

¿Cómo hacerlo?

 

Quisiera poder comprender.

 

No.

 

No entendía nada.

 

¿Cómo combatir con algo que no entendías?

 

Esto ha de parar.

 

Tiene que.

 

No podría seguir haciendo daño.

 

Algo no estaba bien.

 

Ya no quería continuar.

 

Quería proteger a las personas.

 

Esto era destrucción.

 

No podría seguir.

 

Tenía que parar.

 

Si seguía las cosas se iban a poner aún peores.

 

No, no.

 

Esto no estaba bien.

 

Tenía deseos de venganza pero ya no más.

 

No era lo correcto.

 

Ahora lo entendía.

 

Y se arrepentía de haberlo cuestionado.

 

No quería más esto. Ya no.

 

Esto ha de parar.

 

Es injusto.

 

Ya no sentía que lo merecían.

 

Ahora se sentía mal.

 

Estaba juzgándolos.

 

Estaba aprovechándose de su poder.

 

No.

 

No puede seguir así.

 

Él nunca quiso ser de esta manera.

 

Él deseaba la igualdad.

 

Esto no era lo que él quería.

 

Basta.

 

Basta, basta.

 

Esto ha de parar.

 

¿Por qué las cosas se tenían que salir de control ahora?

 

Sólo quería hacer algo bien.

 

Demonios.

 

Ahora no se sentía bien.

 

Algo anda mal.

 

Él no se siente bien.

 

¿Por qué no se siente bien?

 

No, y no.

 

Él no sentía esto antes.

 

Esto es malo.

 

Ahora no entendía porque antes sentía placer en hacerlo.

 

No significaba nada.

 

No era nada.

 

Ahora no entraba en su cabeza la palabra placer al hacer algo así.

 

Supuso que debió de estar demasiado perdido en el pasado.

 

Pero ese no era el momento.

 

No, para nada.

 

Esto ha de parar.

 

¡BASTA!

 

-.-.-.-

 

Abrió los ojos despacio. Sentía su cuerpo pesado, y sus articulaciones algo dolidas, pero eso no evitó que se exaltara demasiado al ver una mano ensangrentada en todo el centro de si visión. Su respiración se volvió agitada y trató de alejarse de aquella ensangrentada escena. Pero fue inútil. No tardó en darse cuenta de que estaba atrapado. Su pie estaba debajo de un escombro. Espera, ¿por qué un escombro? No tuvo tiempo de cuestionarlo. Al tratar de huir había halado demasiado fuerte su pie. Más peso recayó sobre este. Un grito de agonía fue ahogado en su garganta. Unas pequeñas lagrimitas se formaron en su rostro. Dolía mucho. Jamás había tenido un pie roto o algo similar, quizás no era aquellos, pero… demonios que le dolía. Tratando de no mirar a la pálida mano de su lado derecho, Yuya se acercó a su pie tratado de que no le doliera más. ¿Y ahora qué? ¿Se quedaría allí para siempre? No quería que aquello pasase, así que con las pocas fuerzas que le quedaban trató de levantar un poco el obstáculo de su extremidad y así arrastrarla fuera de allí. Después pensaría en qué hacer. Con sus dos manos agarró lo más fuerte posible al enorme pedazo de mármol quebrado y empezó a levantarlo. Pesaba demasiado para él solo, pero de todos modos su determinación le ganaba. Siguió haciendo fuerza para que pudiera liberarse.

 

La parte que estaba sosteniendo se partió y todo recayó sobre su pie.

 

El grito de dolor fue inevitable. Agonizó y ni siquiera se negó a que saliese de su boca. Era insoportable. Ahora si sentía que estaba peor. Se desplomó sobre el suelo no porque sintiera que estaba desmayándose, sino porque se sentía más cansado. Respiraba agitado, su cara tenía mueca de sufrimiento, de su boca salía y venía; sus ojos estaban a punto de soltar lágrimas de dolor y su cabeza no podía pensar en más que el presente. Estaba condenado a sufrir más y más hasta que pereciera. O llegara alguien en su ayuda. Otro murmuro agonizante salió de su boca. Sabía que estaba solo. Y por alguna razón sentía que era su culpa.

 

Oyó algo a lo lejos. Parecían pasos, ¿alguien iba a venir en su ayuda? Quizás sí, pero quizás pasaran de largo al verlo porque pensarían que estaba muerto. Por un segundo, sintió miedo en su corazón. Un miedo profundo de quedarse allí, solo, con su cabeza por fin pensando en algo que no fuera el presente y haciéndole sentir que había sido su culpa, con el pie atrapado en escombros, con todas las de perder, sin ser capaz de hacer nada y sin saber qué estaba pasando. Los pasos se acercaron a su ser sin mayor misterio. Sólo podía oír, no quería abrir los ojos, no quería ver ese momento en el que se alejaban sin más. Entonces se dio cuenta de que no era sólo una persona, eran varias, entre tres o cuatro y habían acelerado el paso.

 

¿Por qué? ¿Por qué seguía pensando que nadie lo ayudaría cuando sabía que no era verdad?

 

—¡Yuya! ¡Yuya despierta!—gritó una voz. Supo quién era cuando pronunció la primera sílaba. Yugo—¡No! ¡No hemos llegado tan tarde! ¡No nos hagas esto!—¿En qué momento se había parado de mover? Quizás cuando pensó que era mejor quedarse allí, abandonado.

 

—¡Demonios!—Yuri. Entonces el otro… ¿podría ser…?

 

—No, aún respira—¡Yuto! Estaba muy seguro de que esa no era una voz en su cabeza—. Rápido, ¡hay que quitarle esa piedra del pie!—Sintió como que alguien se agachaba a su lado y era agarrado de los hombros. La voz se oyó justo a su lado—Levántenla, me encargaré de sacarlo de allí—Los pasos se alejaron rápidamente. Sintió cómo poco a poco el peso era liberado de su pie. Yuto lo haló sacándole de allí, puso su cabeza sobre algo blando y por fin se atrevió a abrir un poco los ojos. El de ojos grises le miraba preocupado.

 

—¿Y-Yuto?—logró murmurar. Sintió como a lo lejos algo se caía y otros pasos se acercaban a velocidad. Los pudo ver—¿Yugo…? ¿Yuri…?—ellos se agacharon a su lado  mientras el proveniente de City le miraba con los mismos ojos que tenía Yuto y el restante examinaba su cuerpo—¿Qué… ha pasado?

 

Todos se miran. Sólo Yugo se atreve a decir algo.

 

—No lo sé, cuando desperté todo estaba en ruinas.

 

—¿Qué le pasó a tu pie?—Yuri parecía más serio, más preocupado, poco o nada había de la personalidad sínica que tenían presente todos en su cabeza.

 

—Está… Agh…—soltó al intentar moverlo. Volvieron a mirarse sin saber cómo actuar. Nuevamente, Yugo se atrevió a hablar.

 

—Déjame revisar—Había hecho aquello antes, había actuado de enfermero con los niños del orfanato en el que vivía. Con suavidad alzó el pie del chico, le retiró el zapato. Unas  muecas de dolor se asomaron a su rostro y se quejó. Yugo procedió sospechado ya de que se trataba. Movió el pie circularmente mientras Yuya se seguía quejando suavemente—Es un esguince, no es muy grave, pero sería mejor que lo vendáramos…—se rascó la nuca—Pero no sabría con qué.

 

Antes de que Yuto realizara la misma acción, Yuri ya había arrancado una parte de su capa y se la había tendido a Yugo sin mayor expresión.

 

—¿Esto servirá?—pregunta ante la mirada algo extrañada de los dos provenientes de XYZ y  City. Yuya agradeció internamente—¿Qué?

 

-.-.-.-.-.-.

 

—Quizás debería disculparme—soltó Yuri después de un tiempo. Los otros dos lo miraron.

 

El cuerpo cansado de Yuya descansaba cobre el caminante de Yuto. La venda improvisada hecha con la capa de Yuri sobresalía sobre el zapato del chico. Dormitaba tranquilamente sobre el cuerpo de su compañero ajeno a la situación tan incómoda que se había formado alrededor de él. Desde hacía ya un buen rato que habían en silencio mientras se dirigían a algún punto con mejores condiciones, quizás se encontraran con alguien en el camino, pero si era así, ellos se encargarían de que no tocaran a Yuya por ninguna razón. El silencio era incómodo para ellos tres que se mantenían juntos sólo para no abandonar al de pelos rojos con verde. Aquel chico que había hecho tanto por ellos. Se habían cuestionado porque estaban allí y el porqué de todo a su alrededor, pero ninguno había lanzado teoría alguna al aire. Tenían cosas del pasado que arreglar y ninguno había mandado su orgullo a la miércoles para hacerlo. Hasta ahora.

 

—¿Por qué?—preguntó Yugo intrigado. El de ojos fucsias se preguntaba lo mismo, en realidad sólo romper un poco el hielo, aparentemente ellos también tenían una conexión con Yuya, con Yugo no había duda, pero con el otro… tenía sus dudas, pero el de ojos rojos no lo había rechazado cuando abrió los ojos hace rato, así que... supuso que se conocerían de otra parte. Volviendo a la pregunta que le habían hecho respondió lo que creyó más correcto.

 

—Por secuestrar s sus amigas, Ruri y Rin—admitió. Le miraron con intriga por no saber exactamente porque se estaba disculpando todavía—. A decir verdad sólo cumplía órdenes en aquel entonces, y sé que les causé muchos problemas por ello, así que me disculpo. Nunca me cuestioné nada de lo que hacía, jamás me pregunte si lo que estaba haciendo era lo correcto o no, sólo buscaba alguna manera de entretenerme—dijo con una voz seria iba a añadir algo más pero Yugo se interpuso en su camino.

 

—¡¿Acaso encontrabas divertido secuestrar personas?!—Yuri lo miró con los ojos entre cerrados.

 

—Baja la voz, lo vas a despertar—advirtió en vez de decir algo en respuesta. Yugo bufó sabiendo que era verdad.

 

—No has respondido, Yuri—señaló Yuto con voz curiosa. Yuri también bufó.

 

—No, claro que no—negó sin darse cuenta y procedió a explicar algo que sólo Yuya sabría. Quizás sólo de esa manera lograría ser perdonado. No pedía compasión, sólo algo de tolerancia hacia su ser. Tal vez así pueda estar menos incómodo con ese par—. Cuando era pequeño solía ser el más fuerte de mi clase, nadie podía ganarme en un duelo, todos me temían y por más que lo intentase, nadie se me acercaba jamás, excepto el profesor. Él me ofreció cooperar con él para hacer un proyecto muy ambicioso. Uno en el que yo pudiese seguir teniendo duelos y seguir venciendo. Acepté y al principio se sentía extraño vencer y poner a las personas en cartas, pero…—tomó una pequeña pausa, casi dramática y casi sonríe con malicia. No lo hizo, ahora él era distinto—Me obligué a mí mismo a divertirme, ganar duelos era lo único que podía hacer bien, pensé que si le ganaba el gusto, bueno, podría estar mejor. Me equivoqué al jamás pensar que el pudiese estar engañándome—los dos escuchaban cómo se sinceraba con la expresión más neutral posible, como si nada de eso importase ya—. Y lamento que ustedes hayan tenido que sufrir las consecuencias, sé que debería disculparme con muchas más personas, pero no lo haré, no me interesan—terminó con una cara de aburrimiento, siguió mirando al frente cómo si no hubiese hecho una de las cosas más vergonzosas de su vida. Tragarse su orgullo y pedir disculpas.

 

—Está bien—Yuto habló esta vez primero—, supongo que no tenías otra forma de vivir, ¿verdad?—sólo asintió levemente sin decir o agregar algo más. Yugo suspiró, lo miró una vez más y con esa misma mirada le dirigió sus palabras sin rencor.

 

—No creas que te perdonaré tan fácil, me has hecho muchas cosas, y no es tan fácil olvidarlo. Pero por ahora puedo decirte que te toleraré—allí está, todo lo que pedía Yuri. Incluso sintió el impulso de darles un abrazó. Su semblante se oscureció. Por supuesto que no—Y tú…—se dirigió a él que cargaba a Yuya y este se volvió hacia él—eh…—No recordaba bien pero se atrevió de todos modos a arriesgarse—Yuto, ¿verdad?—asintió—No sé si debería, pero no nos vemos desde nuestro encuentro en Standard con Yuya y te confundí con Yuri, pensé  que tú habías secuestrado a Rin; y te pido disculpas por ello, creo que te lastimé aquel día—Yuto si tuvo un pequeño cambió, le sonrió amablemente, pero sin llegar a hacerlo como lo hacía con Yuya, jamás replicaría una sonrisa así para alguien más.

 

—Estabas confundido, no sabías donde estabas ni porque, no te culpo—dijo con amabilidad. Yugo quitó la expresión avergonzada que tenía en su rostro y asintió.

 

—Gracias—respondió sin más. Ahora el ambiente estaba mucho más calmado.

 

Avanzaron por un tiempo más en silencio. No comentaron ni agregaron más. Se habían puesto de acuerdo mentalmente, ¿qué más se debían decir? Yuri guiaba de cierta manera, no hablaba, pero si el paraba, los otros dos también, si cambiaba de dirección le seguían, no habían quejas u objeciones, sólo seguimiento. Eso era algo bueno. Sin embargo, cuando Yuto paró de súbito ellos también lo hicieron.

 

—¿Qué pasa?—preguntó casi a susurros Yugo. Yuto miró a Yuya con cautela y los otros lo notaron. Se estaba moviendo un poco, como si fuera a despertar. Se miraron indecisos. Pero antes de que pudieran escuchar algo, él habló.

 

—¿Chicos?—su voz adormilada les pareció algo tierna y Yuto sonrió bobamente—Donde… ¿Dónde estamos?

 

—Seguimos en Academia, o en lo que queda de ella—respondió Yugo al ver que ninguno de los otros dos decía algo.

 

—¿Qué pasó aquí…?

 

—No lo sabemos, sólo… despertamos supongo—supuso Yuto, Yuri miró a su alrededor con desconfianza, había algo que no le gustaba de ese ambiente, y no era ninguno de ellos tres.

 

—Este yo… vi algo en... en sueños, yo…—empezó a entrecortarse por  el cansancio. Eso era algo un tanto misterioso, ¿por qué ellos tres estaban bien mientras que Yuya estaba tan cansado? O mejor aún, ¿cómo demonios pasó todo aquello?—yo…

 

—Tranquilo, tómate tu tiempo Yuya—dijo con suavidad Yuto.

 

—Creo que… hemos sido nosotros—arrugaron el rostro de inmediato pero antes de que dijesen algo o preguntasen, él ya tenía una respuesta—. Me vi… yo… yo me vi destruyendo Academia, yo… de verdad estaba… encima de todos… encima de una criatura poderosa y… bueno… estaba destruyéndolo todo, como si mi poder fuese superior. Realmente… estaba destruyéndolo todo—parecía perdido en su propio pensamiento, hablando consigo mismo y evitando a los otros—. Esto, ¿es nuestra culpa?—simplemente salió, no supo por qué decía nosotros en vez de él solo, pero, de lo poco que recordaba antes de despertar en frente de esos escombros era una frase: “Nosotros nos convertiremos en uno”. Ya la había oído antes, y sabía que se refería a todos ellos. Lo sabía. Él mismo las había gritado a todo pulmón. Sabían de antemano que no podrían negarle aquella afirmación. Era verdad, ellos también lo sentían. Esa hambre de destrucción también había sido suya, y ahora ellos la habían alimentado de la peor manera posible; sin vuelta atrás alguna—Somos un peligro… para todos nuestros amigos… de verdad que… les terminaremos haciendo daño y lo peor es que… no hay manera de controlarlo…—se mordió el labio. Le importaban mucho sus amigos, y el que no pudiese acercárseles más porque sabía lo que pasaría, le dolía—Debemos de apartarnos—concluyó.

 

Yuto y Yugo callaron a pesar de tener objeciones. Comprendían lo que eso significaba, perder todo por lo que habían luchado, y jamás volverlo a recuperar. No podrían hacer más que alejarse y buscar algún otro lado donde encajar sin tener que relacionarse demasiado con la gente. Porque eso era lo mejor. Eso era lo mejor para ellos, y para sus mundos, Rin y Ruri probablemente estén mejor sin ellos, ellos son una amenaza, y si aún quedaba duda de ello, estaban rodeados de ese desastre, el producto de lo que habían hecho. Al duelista proveniente de Syncro se le asomaron unas pequeñas lagrimitas al igual que al de Standard. Yuri, en afán de no ver llorar al de ojos rojos una vez más, desvió el foco de la conversación.

 

—¿Por dónde empezamos?—preguntó. Yuya pensó un instante.

 

—Deberíamos… quemar las cartas de dragones…—todos la sacaron y se la mostraron, él se sorprendió por dos cosas, primero que la tuvieran, y segunda que la sacasen tan rápido—¿Cómo…?

 

—Cuando despertamos teníamos puesto nuestro disco de duelo, nos lo habían quitado pero ahora lo volvimos a tener…—explicó Yuto mostrando su disco de duelo que resultó ser uno de Academia, Yuya no se percató del detalle hasta que lo señaló—Yo desperté con uno de estos, no entiendo porque en realidad—divagó sólo para agregar:—Y también tiene nuestros Decks.

 

—Comprendo… ahora el problema es… encontrar el…—entre cerró los ojos pero la mano de Yugo sosteniendo su D-pad—mío…

 

—Lo tenías puesto cuando te encontramos, pero te lo quité porque se te veía algo incómodo con él—explicó Yugo algo distante. Yuya lo tomó y buscó su dragón—Iré a buscar leña o algo para hacer la fogata.

 

—Iré al otro lado—y con esas palabras se fueron a investigar los alrededores. Yuya se incorporó un poco en el cuerpo de Yuto y se mantuvo allí, esperado a que este le bajase o algo similar.

 

—Ah…—articuló después de un rato esperando—¿Yuto?

 

—¿Si?

 

—¿Puedes bajarme?—preguntó tratando de que no sonase a que le desagradara por completo estar allí encima.

 

—¿Estás incómodo?—preguntó. Yuya no supo que hacer, había supuesto qué él lo bajaría de inmediato, pero no era así—Prefiero que no toques el suelo, tu pie podría hacerse daño o algo—Mentira, a él le gustaba tenerlo allí arriba, casi se peleó con los demás homólogos por hacerlo. Tanto tiempo queriendo sentirle de otra manera, de poder tocarle así fuese un toque amistoso y ahora tenía esa oportunidad. De que le dolía la espalda, claro que sí, dolía, pero valía la pena; todo por Yuya—. Pero si es así puedo bajarte.

 

—N-No…  no es eso jaja—se le había escapado una risita nerviosa. Al menos estaba sonriendo—Es que creí que… a ti te incomodaba tenerme tanto tiempo aquí en tu espalda…

—Tranquilo, no es nada Yuya—sonrió.

 

—Es… bueno poder verte… en carne propia quiero decir…—dijo para empezar una nueva conversación con él. Quería hablarle, y no sólo a él, a todos los demás. Quería hablar con ellos, conocerlos mejor, ver como son en una situación cotidiana, quería hacerlo.

 

—Si… a decir verdad ya me estaba acostumbrado a ser un espectro—dijo casi a susurros—. Era… sólo un observador.

 

—Es bueno porque quería ver esta parte de ti—Yuya se sonrojó al final de aquella frase—N-Nunca la había conocido.

 

—¿Qué parte?

 

—C-Como actúas en carne y hueso quiero decir… este…—dudó sin saber cómo explicarse correctamente—¿Tú manera de ser cotidiano?—se sonrojo casi imperceptiblemente, eso había sido vergonzoso.

 

—Oh… Entiendo, yo también extrañaba un poco… no ser sólo un espectro—sonrió con algo de melancolía, ser casi un fantasma no le agradaba demasiado, pero era especial, era el fantasma de Yuya. Podían verse y hablar, podían estar conectados de una manera en la que nadie más podía estar. Tener ese tipo de conexión con Yuya era lo que le había hecho enamorarse de apoco del chico.

 

—No eras sólo un espectro—murmuró más bien para sí mismo. Yuto lo escuchó perfectamente, y no podía creerlo.

 

—¿Por qué?—preguntó mirando al suelo, claro que no se consideraba más que eso, sólo había estado allí para alimentar la furia de un ser que sabía que existía y que habitaba dentro de sus corazones. Pero a su punto de vista nada más—Sólo podía observar y decirte algunas cosas, con la excepción de aquella vez que casi pierdo el control contra Edo.

 

—Pero tú siempre confiaste en mí, sin importar que tan descabelladas hayan sido mis ideas o… que tenía todas las de perder—dijo después de haber salido de su sorpresa inicial por haber sido escuchado—. Siempre estuviste allí, incluso si no podía verte o no podíamos hablar casi. Me hiciste entender algo que yo no comprendía… confiaste en mí, un total desconocido, para cuidar de tu carta… Nadie… nadie habría hecho eso por mí… ni siquiera… mis amigos…—Yuto intentó mirarlo desde el rabillo del ojo, pero era inútil. Suspiró. Yuya en definitiva era alguien frágil. Sin embargo se sorprendió mucho cuando sintió un par de brazos rodearle el cuello con cierta fuerza—Gracias Yuto… Gracias por todo—en el momento en el que el proveniente de XYZ se volvió un instante hacia él con la cabeza, recibió un beso torpe en la mejilla. No se apartó inmediatamente, pero si se sonrojó poderosamente. Apartó la cabeza cuando sintió que la del proveniente de Standard estaba sobre su nunca, posiblemente avergonzado hasta la médula.

 

—¡Encontré una silla!—Anunció de la nada Yugo mientras se acercaba con la susodicha. Desviaron su mirada para verle. Este se acercó a ellos y la puso delante de ellos con suavidad—La he revisado, no tiene mayores daños, te puedes sentar en ella con confianza—sonrió para reafirmar. Yuya no pudo evitar sonrojarse un poco. Con cuidado Yuto lo ayudó a sentarse allí. Aunque mentalmente se estaba lamentando de no poder seguir teniéndole en su espalda. Yuri llegó con algunos trozos de madera sin siquiera anunciarlo.

 

Pronto la hoguera estuvo lista. Todos miraban el fuego sin decirse palabras. Yuya miró su carta, estaba seguro de que no quería hacerlo, esa carta lo había acompañado por mucho tiempo, incluso cuando no era una cara de péndulo. Pero era lo correcto, y por más que quisiera no había otra manera. Los miró a todos y recordó momentos con cada uno, aunque fuesen en sueños. 

 

—Creo que ya está—soltó al ver al fuego lo suficientemente grande. Ellos asintieron.

 

—¿Quién empieza?—preguntó Yuto sabiendo que él no podría ser de ninguna manera. Yuri suspiró, tendría que hacerlo de todos modos, ¿por qué no ahora? Lo lanzó a las ardientes llamas viendo cómo aquella carta ardía poco a poco. Arrugó su rostro. Sintió que había perdido algo importante de su vida. Hizo una mueca y desvió su mirada. Yugo suspiró.

 

—Me has acompañado por mucho, hemos pasado por mucho para cumplir nuestros objetivos, siento lo que voy a hacerte pero… eres un peligro… no sólo para mí, sino para los que me rodean. Te pido perdón por esto—Y la lanza allí sin más.

 

—Has sido un buen compañero—Yuto no mira para lanzarla—, pero ahora tengo otro de ellos… Lo siento, no podría seguir a tu lado—de sólo pensar que esas palabras fuesen dirigidas hacia él, le recorrió en escalofrió en su espalda.

 

—Lo siento… pero es la única salida—Yuya la lanzó. Todas ardieron mientras poco a poco se iban decolorando hasta no quedar más que cenizas, sin embargo, Yuya sentía que algo faltaba, algo por tirar a la hoguera. Miró su Deck intrigado durante un instante, y antes de que pudiesen decirle algo, sacó dos de las cartas que más lo habían acompañado. Star- y Timegazer Magican. Supo que ellas tenían algo que ver en todo esto. Sin mente alguna también las lanzó allí adentro. Todos de abrazaron, un dolor profundo se posó en sus corazones de diferentes maneras, estuvieron todos allí para apoyarse el uno al otro. Todos abrazaron a Yuya por separado con fuerza, haciéndole saber que allí estarían para él. Con timidez, el proveniente de Standard les correspondió el abrazo además de besarlos a cada uno en las mejillas, haciéndoles sentir queridos. Tenían dolor en sus corazones, sí, pero  a su lado había personas que les podían entender y apoyar. Jamás se habían sentido tan completos.

 

La hoguera estuvo completa. O al menos eso dio a entender el enojo de alguien más dentro de sus corazones.

 

—Y… ahora… ¿qué? ¿A dónde iremos?—preguntó Yugo a ver cómo los residuos del fuego se alzaban por cielos esperando desparecer en algún momento. Yuya sonrió por alguna razón. No tenía ni idea, claro que no, pero si iba con ellos, sabría que se sentiría como en casa, porque ellos le hacían sentir cómo en casa.

 

—Tengo algo en mente…—respondió Yuri tras un rato de silencio, Yuya se acurrucó un poco en el pecho de Yuto, quería sentir su compañía mientras lo hablaban— pero tendremos que abandonar la isla de algún modo e ir a tierra firme…

 

—Creo que tengo una idea para ello…—dijo Yuya con una sonrisa en su rostro. Ansioso por saber que le deparará su futuro. 

Notas finales:

pwp Tres días trabajado de manera intensiva en esto -w- allí lo tienen, este, sin lugar a dudas es de los fanfics que más cariño les he tenido y tendré qwq y sólo tiene 4 cap (muy largos), espero que les haya gustado y que se hayan divertido leyendo las cosas extrañas de su servidora owo Y perdonen que haya quedado un poco mas como un Counterpart... pero no tenía más salidas, o al menos no en esta parte de la historia owo

 

Las preguntas que tengan  me las pueden dejar aquí abajo en los comentarios o en mi página de Facebook "Electroyusei" OwO allí les digo todo lo que quieran además de publicar imágenes y tal, además, también doy anuncios importantes.

 

Bueno, hasta el próximo cap

 

¡Feliz año nuevo!

 

¡Los hamo <333! ¡Nos leemos!

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).