-Tsunade-sama ¿Cuánto tiempo cree que Naruto siga inconsciente? – Preguntó preocupada Sakura.
Ya habían pasado dos días desde que regresaron de aquella misión donde Naruto fue manipulado. La aldea de la arena fue notificada del éxito de la misión y que no tendría que preocuparse por problemas a futuro provenientes del ninja de remolino, sin embargo, decidieron que la condición de Naruto quedaría en secreto, había bastante gente que vería demasiado tentadora la idea de atacar al Uzumaki para robarle su poder.
Es por esto que únicamente el equipo de aquella misión junto con Tsunade y otros pocos altos cargos, estaban a cargo del caso.
-No lo sé, Sakura, su flujo de chakra está estable y sus heridas ya están sanando- decía mientras acariciaba maternalmente la rubia cabellera- será cuestión de esperar.
- ¿Y no puedes hacer nada más? Digo, se supone que eres la mejor médica ¿No? – dijo molesto Sasuke, en el fondo sabía que la rubia debía sentirse igual de frustrada que todos, pero eso no aminoraba su preocupación y mal humor.
¡No podía soportar ver al dobe- no amor de su vida-de ese modo!
Podía ser todo lo narcisista, pedante, egocéntrico, sociópata, psicótico, vengativo y demás adjetivos que el Uzumaki dirigía hacia su persona, pero ese rubio en la camilla lograba bajar todas sus barreras y mantenerlo al ras de la cama con tal de poder ver cuando abriera los ojos.
- ¡Maldito mocoso, cuida a quién le hablas así! – De no ser por los excelentes reflejos del Uchiha, ese golpe hubiera sido mortal- Además, tú mismo dijiste que tampoco podías hacer nada con tu sharingan en contra del genjutsu al que fue sometido, y mira que dices tener los mejores ojos- más sarcasmo y veneno, imposible.
Jamás terminaría de agradarle ese muchacho.
- ¿Qué insinúas? - ¿Acaso esa anciana con complejo de Peter Pan se atrevía a subestimar su sharingan y su rinnegan? – Mejor admite de una vez que estás perdiendo cualidades-
- ¡Pues mis pocas cualidades lograron crearte un nuevo brazo, malagradecido infeliz! –
-T-Tsunade-sama, tranquilícese, por favor- intervino preocupada Shizune al ver el comienzo de una nueva pelea de parte de ese par.
-Sasuke-kun, más respeto- dijo Sakura, igual de preocupada que Shizune - además, no es culpa de nadie el estado de Naruto-
- ¿Podrían dejar de hacer tanto ruido´ datebbayo? – se quejó de pronto el rubio mientras daba vuelta en la camilla.
-Cierra la boca, dobe, esto no es tu asunto-
-Así es, mocoso, cállate de una vez- dijo Tsunade.
3…2…1….
- ¡Naruto! - dijeron todos los presentes a coro cuando cayeron en cuenta que el rubio había despertado.
- ¿A quién rayos has llamado dobe, idiota? - preguntó un confundido Naruto, Tsunade podía decirle como quisiera, sin embargo, ¿quién se creía ese tipo para insultarlo de ese modo?
- ¡Tonto! ¡No le hables a Sasuke-kun de esa forma! -gritó Sakura con una enorme vena en la frente- ¡nosotros preocupados por ti y lo primero que haces es decir tonterías! - seguía recriminando mientras le daba un fuerte golpe en la cabeza, cabe resaltar que seguía conservando su descomunal fuerza.
Todo hubiera seguido bien, pero de pronto Naruto se levantó y tomando a Sakura del cuello de su bata blanca, la estampo contra la pared y después la aventó con fuerza al piso.
Todos se pusieron en guardia ante esto.
¿Acaso seguía en la ilusión? Imposible, ese ninja había confesado que la ilusión terminaría con su muerte.
- ¡Naruto, cálmate! -ordenó Tsunade preocupada por el estado de su alumna, ese había sido un impacto demasiado fuerte.
- ¡¿Por qué, abuela?! – decía molesto mientras intentaba soltarse del agarre que ejercieron sobre él ella y Sasuke- ¡Acaso no viste que esa tipa me atacó primero! ¡Seguramente es un enemigo! –
Un momento… ¿Qué?
- ¡Tranquilízate Naruto, ¿qué rayos estás diciendo? -preguntó confundido Sasuke ¿Sakura, una enemiga?
- ¡No me digas que me calme, idiota! ¡¿Quién rayos eres tú?!-
- ¡¿Cómo que quién es?! ¡Deja de bromear! –
Shizune, al ser la más tranquila en esa situación cayó en la cuenta de algo.
-Naruto... -llamó al rubio antes de que éste se dispusiera a atacar a su compañera...de nuevo.
-…Dime, Shizune, y no me salgas con que tú también quieres que me tranquilice ante el enemigo.–
-Dime tu nombre y tus datos personales, por favor - pidió, con la esperanza de estarse equivocando.
- ¿Ehh? -alegó Tsunade, ¿Qué rayos pretendía su asistente?
-Ahora le explico, Naruto contesta –
-…Naruto Uzumaki, 19 años, soy jounin y vengo de la hoja- le dijo sumamente confundido a la morocha, la cual se estaba encargando de revisar el golpe de Sakura.
- … ¿Por qué atacaste a Sakura Haruno? –
- ¿Quién es ella? - ¿Sakura quién? ¿Acaso Shizune estaba jugando con él?
Sin embargo, la cara que puso la chica detuvo cualquier ápice de reclamo que quiso salir de su boca.
-Amnesia -susurró sorprendida Tsunade, en medio de la conmoción no tuvo oportunidad de analizar las acciones de Naruto.
-Así es Tsunade-sama, creo que Naruto tiene amnesia-
-Naruto ¿Acaso no la recuerdas? -Sasuke no podía creer esa bizarra situación.
-No sé quién demonios es ella ni quien seas tú, solo sé que de pronto desperté y un idiota me insulto y una loca me atacó –
Eso se sintió como un flechazo en la cabeza para el resto del equipo 7, tal parece que fue culpa de ellos la reacción de Naruto.
-Salgan todos de aquí, yo me quedaré con Naruto- ordenó Tsunade.
- ¡No me iré a ningún lado! - ¡¿Qué rayos quería esa mujer?!
- ¡No te lo estoy preguntando, Sasuke! ¡Es una orden, vayan y avísenle a Kakashi! –
Estuvieron a punto de iniciar una nueva pelea, sin embargo, las siguientes palabras los dejaron helados y les obligó a dejar el cuarto de inmediato.
-Chicos, será mejor que obedezcamos a Tsunade-sama, tenemos que atender a Sakura- la pelirrosa estuvo a punto de alegar que se encontraba bien, pero Shizune volvió a ganarle la palabra- Además, él no confía en ustedes –
Esas palabras, tan simples y contundentes, lograron crear un hueco en el estómago de los dos chicos.
Sasuke se volteó automáticamente y salió por la puerta sin decir nada.
No permitiría que los demás vieran su estado, la mirada que Naruto le había dirigido fue tan... ¿indiferente? No, más bien, repulsiva y desconfiada, él la conocía de sobra, fue la misma mirada que los aldeanos le dirigían tras la guerra.
Irónico, ¿no? Pasó de ser el chico estrella, futura proeza de su aldea, a ser la bestia traidora que se llevó el brazo derecho de su amado héroe.
Estaba seguro de que, si hace diez años le hubieran dicho que ocurriría ese cambio de roles, se hubiera burlado de esa persona y posteriormente le habría incendiado la cabeza con su katon.
No era resentimiento, claro que no, él sabía de sobra que ese trato se lo tenía merecido, es más, el confinamiento en prisión todos esos meses le parecieron poco castigo a sus delitos, sin embargo, Naruto nunca le abandonó, nunca le miró con resentimiento ni odio, todo lo contrario, le tendió la mano, le habló de manera cálida, e incluso, arriesgó su pellejo al infiltrarse clandestinamente a su celda durante su encierro.
Fueron esas noches heladas, donde sus sentidos y movimientos fueron suspendidos, donde de vez en cuando, una sensación de paz y regocijo se apoderaba de su alrededor, y no hicieron falta de palabras para darse cuenta de que la mano que se posaba en su mejilla era la de su rubia salvación. No podían hablar, corrían el grave peligro de que alguien los escuchara, sin embargo, ellos no necesitaban eso, el simple tacto de sus pieles fue lo único que necesitó Sasuke para no caer en la locura del aislamiento y la tortura, fue la esperanza de volver a ver esos ojos azules la única cosa que Sasuke esperaba.
Y aún así, no sabía si era simple amistad el deseo ferviente de tener ese contacto sobre él una vez más.
- ¡Sasuke-kun! Espérame por favor- sin embargo, sus palabras de nuevo no surtieron ningún efecto, pues la sombra del Uchiha ya había desaparecido del pasillo.
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-Bien Naruto, te haré una serie de preguntas y quiero que nos contestes, ¿entendiste? – Habló profesionalmente Tsunade, mientras le daba un manotazo al rubio para que dejara de mover al aparato en su cabeza.
Habían pasado dos horas desde que Kakashi fue notificado de la situación de Naruto, y la Senju ya se había dado una ligera idea de la base del problema.
Tal parecía que, por las últimas palabras del enemigo hacia el resto del equipo 7, el sello aplicado en la psique de Naruto se encargó, literalmente, de desaparecer de su mente el recuerdo de las últimas personas vistas.
Eso explicaba la actitud de Naruto hacia sus dos compañeros, y la negativa que le dio sobre conocer a alguien llamado Kakashi y el no recordar porqué estaba hospitalizado.
-Pero es que abuela, me siento algún experimento raro o algo así – bueno, su situación no era la mejor, se encontraba con un gran aparato mecánico en la cabeza que conectaba al otro extremo con Ino Yamanaka, la cual estaba haciendo unas posiciones de manos.
-Deja de hablar de una maldita vez, desconcentrarás a Ino, lo que estamos haciendo es intentar entrar en tu mente para ver como deshacer el sello en tu cabeza- intentó, realmente podía jurar ante la tumba de sus legendarios abuelos, que intentaba sonar lo más paciente y comprensiva posible.
Pero ese atolondrado le sacaba de quicio.
- ¡No tengo ningún sello! –
- ¡Claro que lo tienes! ¡Por que otra razón atacarías a tu equipo! –
- ¡¿Cuál equipo?! – cada vez se sentía más frustrado, no sabía de qué mierda le estaban hablando.
-Guarden silencio, Ino ya logró abrir la brecha-
- ¿La qué? – sin embargo, cualquier idiotez que amenazaba salir de su boca murió al caer de nuevo en la inconciencia.
En otra parte, Ino se encontraba en un lugar oscuro, era una especie de laberinto o alcantarillado subterráneo, sin embargo, era distinto a las demás mentes que había poseído antes, esta era más aterradora y había algo que hacía que el ambiente se sintiera denso.
Poco tardó en darse cuenta de la razón, unos pasos más adelante, doblando a la izquierda, se encontraba una enorme celda, y dentro de ella, yacía dormida la enorme bestia de las nueve colas.
Con que ese era el poderoso Kurama, lo había visto de lejos durante la guerra, pero nunca pudo tenerlo así de cerca, además, era plenamente consciente de que la bestia seguía dormida después del trabajo en la guerra ¿Acaso eso tenía algo que ver con la incapacidad de revertir el sello desde fuera? Eso tendría que averiguarlo.
Caminando unos pasos más, que se le antojaron como horas y horas de caminata, se encontró delante de otra jaula, está era distinta a cualquier cosa que vio en su recorrido, durante su paseo pudo ver escenas furtivas de la vida de Naruto, la imagen de una hermosa mujer pelirroja, el cuarto hokage durante la guerra, el sannin Jiraiya durante el entrenamiento en el cual se llevó tres años a Naruto, el rescate del Kazekage, la pelea contra Kakuzo, etc. Etc.
Sin embargo, lo más raro que notó fue que, en ningún momento, apareció ni Sakura, Sasuke o Kakashi-sensei, y la razón era que, dentro de una enorme jaula de metal, cerrada con un gran candado con un extraño kanji, se encontraban imágenes dispersas del equipo 7.
Una que le dio bastante gracia fue el beso de la academia, jamás olvidaría ese día, sus entrenamientos con Kakashi, los golpes de Sakura (ahora empezaba a creer que su amiga se merecía esa golpiza de parte del rubio) …otra que la conmocionó bastante, fue distinguir una especie de escena donde se podía ver a Sasuke atado en una celda mientras Naruto le hacía compañía, mejor cerraba la boca ante esto, el rubio se podría meter en graves problemas si alguien más se enteraba de eso.
Bueno, ahora todo cobraba sentido, el paradero de los recuerdos de Naruto…y su aparente relación con Sasuke.
Qué lástima, dos hombres bastantes guapos siendo gays, ni modo, al menos ella tenía a Sai, malo por Hinata y Sakura.
- ¡Tsunade-sama! ¡Ino volvió! -gritó de repente Shizune, llevaban tres horas desde que el jutsu comenzó.
De pronto los dos rubios reaccionaron, Naruto lo primero que hizo fue vomitar, se sentía extrañamente mareado.
Ino por su parte, ya estaba más que acostumbrada a las sensaciones que su control mental ejercía sobre su cuerpo, así que solo necesitó un poco de agua fría para estabilizarse.
- ¿Y bien querida, que lograste averiguar? – preguntó Tsunade ansiosa, no quería admitirlo, pero se sentía totalmente impotente en esa situación.
Que Naruto y Sasuke, tienen una relación a escondidas o necesitan urgentemente declararse y follar duro.
Definitivamente no le diría eso a su respetable maestra…aún.
-La situación está así: la vida de Naruto tiene varios huecos, es decir, puede recordar todo lo referente a las misiones y vida diaria por lo que pude ver, pero al momento en que sus compañeros toman presencia, automáticamente se pasa a otro plano, sus recuerdos de ellos están encerrados con un kanji que no conozco -hablaba cada vez más bajo, le daba demasiada lástima la situación del rubio.
Ino no podía imaginarse la desesperación que sentiría sin los recuerdos de Shikamaru, Chouji y Asuma-sensei.
- ¡Eso quiere decir que mi vida está a medias? -intervino con un hilo de voz el rubio, él estaba seguro de no saber quién demonios eran las personas del equipo 7, según él, sus demás compañeros eran solamente Sai y el capitán Yamato.
Aunque no sabía porque no los recordaba desde antes de su adolescencia.
¿Puede que ellas tuvieran razón y realmente esa loca de cabello rosa, el bastardo engreído que lo insultó (y que por alguna estúpida y nada homosexual razón le pareció bastante guapo) y aquel tipo que alegaban era el sexto hokage realmente fueran su equipo?
-Creo que lo mejor será mantenerlo aislado de ellos hasta que descubramos como solucionar esto- ordeno tajante Tsunade, no podía arriesgarse a otro ataque de histeria cortesía del afamado rubio.
Aunque no le molestaría del todo que le lanzara de vez en cuando un inofensivo rasengan al Uchiha, total, si pudo crearles un brazo nuevo, sanar sus heridas sería pan comido.
-Creo tener la respuesta a eso, Tsunade-sama- habló de pronto Ino- creo que el bijuu dentro de Naruto puede darnos la respuesta al sello, digo, convivió casi por 100 años con Uzumakis ¿No? –
¡Claro! ¡¿Quién más que Kurama conocería tan bien los jutsus y el chakra Uzumaki?!
- ¡Es cierto, tenemos que comunicarnos con él de inmediato! – habló emocionada Shizune, sin embargo, Naruto las bajó en picada de su nube.
-E-Esto, chicas… -les habló con una gota resbalándole por la frente- si no recuerdan, Kurama no ha despertado desde hace años…y el que tiene amnesia soy yo- lo último lo soltó en un susurro inaudible, no quería desatar la ira de ellas con un comentario tonto.
- ¡Mierda, ¿es que acaso no tendremos solución alguna?! -La Senju estaba a punto de clavarse un kunai en la cabeza, ¡Maldita sea! Tal parece que en vez de avanzar un paso retrocedían dos.
- ¡Propongo una cosa! -habló de pronto Ino, demasiada entusiasmada para la situación en que se encontraban.
- ¡No ´tebbayo! – gritó asustado Naruto, no era su memoria, era su instinto el que le advertía que nada bueno saldría de la rubia, bastaba con ver el brillo en sus ojos.
- ¡No, ¿qué?! – Tsunade se preocupó ante ese grito ¿Acaso era otro ataque o efecto post-trauma?!
- ¡Ino me asusta, no quiero hacer nada que ella diga! -empezó a hablar torpemente mientras daba vueltas por el consultorio - ¡¿Qué tal si ya se le pegaron las mañas raras de Sai?! ¡Están saliendo juntos, ¿no?! –
Tsunade estuvo a punto de darle la paliza de su vida, lástima que amaba demasiado a ese muchacho, si no ya estarían buscando a un nuevo jinchuuriki.
- ¡Idiota! -bueno, al menos recordaba bien -en lo que cabe, debido a los huecos mentales- a Sai, eso ya era algo bueno- lo que iba a decir, ¡es que Naruto se fuera a vivir con Sasuke-kun! –
Todos quedaron estáticos ante esto, más los otros dos rubios.
- ¡¿Qué?! ¡Yo no quiero ir con ese idiota al cual ni conozco! –
- ¡Por eso mismo! Quizás la convivencia de cerca te ayude con tus recuerdos en lo que tu bijuu despierta, por obvias razones no puedo sugerir a Kakashi-sensei o a Sakura ¡Así que Sasuke-kun será la mejor opción! – más que un diagnóstico, parecía un tipo de anhelo de parte de Ino- ¡imagínate, tendrás a uno de los chicos más guapos contigo todo el tiempo! ¡Incluso pueden compartir cama y esas cosas! - Bueno…tal vez la compañía de Sai si la estaba afectando, solo un poco.
- ¿Q-Qué insinúas? – o no, que no sea lo que él estaba pensando.
-Ino no insinúa nada- dijo de pronto Tsunade, mandándole una mirada de advertencia a la Yamanaka para que cerrara de una vez la boca – Es más, concuerdo con ella, te irás de inmediato a recoger tus cosas y te instalarás con Sasuke Uchiha, fin de la discusión. –
La ex -Hokage no dio oportunidad a replicas, pues salió lo más rápido que pudo del consultorio arrastrando a la pobre Shizune, la cual se estaba rebanando la cabeza pensando que quizás el gen rubio alteraba de alguna forma el carácter de la gente, no se le ocurría otra explicación a su reciente jaqueca.
En la sala, Ino miraba con una mirada emocionada al rubio ¡Pero es que le daba demasiado morbo el imaginarse a esos dos juntos enrollándose! Quizás, con un poco de suerte (y aprovechando que Sakura no era del suficiente agrado del rubio por ahora) ella podría acercarse más a ellos y quien sabe ¡Incluso podría tener una sesión de sexo salvaje con su jodidamente atractivo y desvergonzado novio junto a ese par! Si, definitivamente la orgia soñada por cualquier chica.
Bueno…al menos una igual de pervertida que ella.
Naruto, por su parte, solamente se disponía a inhalar y exhalar profundamente ¡No quería estar con ese tipo! No sabía porque, pero algo en él le hacía sentir extraño, y eso que solo convivió con él por unos pocos minutos.
Quizás eran esos ojos negros, por alguna razón, sentía que soñó con ellos.
Ni modo, órdenes son órdenes, además, dudaba mucho que Tsunade le mintiera respecto a su estado y equipo ¿Verdad? Ahora solo quedaba ir a conocer a ese tal sexto hokage.
Tan pronto como ese pensamiento le vino a la cabeza un aura depresiva cayó sobre él, Naruto quería volverse el sexto hokage, ya que, tal parece que tendría que conformarse con ser el séptimo.
Y la enfermera que pasó por la sala sintió una gota resbalar por su cabeza al ver a los dos rubios dentro, una con una cara de pervertida y un gran hilo de baba en la boca y el otro con un aura oscura a su alrededor murmurando- quien sabe que- cosas.
Solo faltaba la reacción de Sasuke al saber que tendría un nuevo, ruidoso y caliente inquilino.