Moments Of Love
En un día escogido al azar, dejando a un lado la rutina y el estrés del trabajo, Dean y Cas se encontraban disfrutando de una velada romántica; comida preparada con mucha dedicación, vino de una buena cosecha, pétalos de rosas esparcidos sobre la mesa, la cálida iluminación de las velas y una suave música, daban un efecto íntimo al ambiente. Era una escena perfecta para no olvidar.
La cena continuó hasta que una nueva dulce balada se escuchó y se miraron el uno al otro.
Algún día cuando esté terriblemente decaído.
Cuando el mundo sea frío.
Sentiré un rayo de sol por sólo pensar en ti,
y en la manera que te vez esta noche.
Sonriendo en una mutua complicidad, Dean se levantó de su asiento y extendió su mano hacia Castiel.
—¿Bailas conmigo, Cas?
—Claro que sí, Dean—le contestó sin dudar. Caminaron unos pasos y se situaron en medio de la sala.
Con cada palabra, tu dulzura crece,
alejando mis miedos...
y esa risa que arruga tu nariz
toca mi tonto corazón.
Dean acarició la mejilla de Castiel antes de acercar sus cuerpos; rodeó su brazo alrededor de la cintura de Cas y sintió un leve peso descansar sobre su hombro derecho.Sus manos libres se unieron y comenzaron a fluir en un movimiento lento y ya conocido. Dean cantaba partes de la canción en voz baja mientras guiaba con maestría, marcando con sus caderas el ritmo de la melodía.
Eres adorable, ¡nunca, nunca cambies!
mantén ese respirable encanto
¿podrías hacerlo, por favor?
¡por que te amo!
Y en la manera que te vez esta noche.
Siguieron balanceando sus pies hacia atrás y hacia adelante, bailando en círculos y dejándose llevar por sus emociones.
Sus caras estaban a poca distancia, mezclando sus respiraciones y estremeciéndose por el sutil contacto. Castiel cortó la brecha y enredando sus brazos alrededor del cuello de su novio, fue en busca de sus labios en un beso tierno y dulce.
Eres adorable, ¡nunca, nunca cambies!
mantén ese respirable encanto
¿podrías hacerlo, por favor?
¡por que te amo!
Y en la manera que te vez esta noche...
—Eres un gran bailarín, Dean...
—Sólo espera el final...—murmuró.
Girando por última vez a Castiel, inclinó el cuerpo del hombre hacia atrás en un acto digno de ver en una película de Patrick Swayse. Cas se echó a reír por la inesperada ocurrencia y Dean lo calló con un besó apasionado que luego devolvió gustoso.
la canción llegó a su fin y otra se reproducía al instante, pero eso ya no importaba porque ambos se encontraban felices en los brazos del otro. Eligiéndose cada día.