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Una maid para mí por MissBlackDemon

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Notas del capitulo:

Bueno n.n ya está la segunda :D ojalá les guste

– A eso es a lo que vengo yo, quisiera saber si necesita usted un ayudante –Se sonrió nuevamente Rey de forma tierna colocando sus manos en su espalda inocentemente, la boca del pintor se cayó de la sorpresa una vez más ¿A dónde estaba llegando esta conversación realmente?

 

– ¿Un ayudante? ¿Me estás hablando enserio? –Sonó engreído pero al mismo tiempo rió, el de gafas los miró a ambos de intervalo observando esa conversación que se había tornado extraña.

 

– Así es, podría ayudarlo en lo que quisiera y así usted me pagaría –Continuó el rubio sonriente con la sorprendente habilidad de dejar de lado el mal humor del pintor.

 

– No, no lo necesito, basta – Habló lo más cortante que pudo y se decidió a cerrar la puerta pero Rey lo impidió atravesando su pie en medio.

 

– Voy a comprarle y lo ayudo en el aseo de la casa –Insistió el rubio.

 

– No –volvió a responder el moreno en un tono frustrante.

 

– Le lavo la ropa, la plancho y le tengo el desayuno preparado todos los días –Derek comenzó a verlo extraño, ¿Enserio se empeñaba a hacer todo eso por él? La verdad era que no necesitaba de nadie que lo ayude, no era un inválido ni estaba enfermo, siempre se valía por sí mismo pero tener a alguien que hiciera… ¡No! ¿En qué estaba pensando? ¡Era un completo extraño!

 

– ¡No! –volvió a contestar de manera ruda.

 

– Preparo la cena, la merienda, el almuerzo, le hago jugo exprimido de naranja.

 

– ¿Tú quieres trabajar? –Lo miró extrañado al igual que el gordo que se había quedado realmente helado frente a tal acción.

 

– ¿Usted me pagaría? –Derek lo miró boquiabierto y al mismo tiempo paso su fría y sorprendida mirada al gordo de gafas, este se encogió de hombros.

 

– ¿Cuál es el truco?

 

– No hay truco, yo hago todo lo que me pida, usted me paga y yo se lo dono a la fundación –El hombre de gafas se sonrió repentinamente poniendo su mirada en Rey tal como si este le hubiese concedido un deseo que hizo realidad frente a sus ojos pero todavía nada estaba dicho, el de cabello castaño aún mantenía su posición cruzado de brazos  –Solo le pido que me dé usted a mí un techo bajo cual dormir hasta que pueda arreglarme.

 

– Hmm… –Derek se colocó una mano en la barbilla un instante y sin pensarlo más tomó al chico de la muñeca y lo adentró a su casa de un tirón junto con sus bolsos.

 

            La puerta número 13 se cerró, Richard no sabía como lo había conseguido, pero para el próximo sábado seguramente obtendría algo de aquel hombre, o al menos eso quería creer, sin embargo no dejaba de preocuparse por el chico rubio, bien sabía que Derek no era un especie de loco o maniático pero no le daba muy buena espina todo esto, igualmente no tenía otra alternativa que esperar al otro día, no tenía forma de contactarse con el rubio así que vendría a tocar la puerta del Señor Derek al día siguiente, aunque este lo corriera a patadas.

 

            Una vez adentro Rey dejó caer sus bolsos y quedó algo atónito mirando el panorama, no era la primera vez que cometía una locura como esta pero le resultaba extraño como el artista le había permitido irrumpir en su casa, este lo miró parado en la puerta de entrada con su mochila colgando y se acercó a él.

 

– ¿Enserio estás haciendo esto para ayudar a ese infeliz? –dejó escapar el castaño pelilargo mientras se frotaba la barbilla esperando que el otro se desenvolviera con él y le contara la verdad, si es que había alguna otra razón.

 

– En parte sí, en parte no –Respondió el rubio mientras ponía la mirada en sus ojos –En realidad yo debía encontrar a mi tío y quedarme con él, pero si puedo ayudar haciendo esto lo haré –Derek en su interior estaba algo asombrado, pero prefería no comunicárselo a su cara, que espontáneo era, eso le resultó realmente encantador – Y bien ¿Qué quieres que haga? ¿Limpio el piso, lavo tu ropa, te preparo algo?

 

– ¿Harías cualquier cosa que te pidiera? –preguntó intrigado.

 

– Así es, yo me ofrecí a pagar un alquiler de esta forma.

 

– Es un jueguito bastante absurdo, fíjate que no gana nadie.

 

– Ganan todos en una palabra, yo tengo un lugar donde quedarme hasta que encuentre a mi tío, nuestro amigo tendrá su dinero para la fundación y tu tienes “una mucama” de tiempo completo –Al escuchar estas palabras algo en él se paralizó, pudo sentir como le hervía la sangre, ¿Mucama? Eso sonaba tan… sensual, trató de evitar a como dé lugar el morderse el labio inferior y demostrar lo entusiasmado que estaba con esta situación del amo y la mucama, tanto que perdió por un minuto el hilo de la conversación – ¿Entonces?

 

– ¿Qué? –el rubio seguramente se había dado cuenta de que algo lo había puesto en piloto automático hacía cinco segundos y que ahora simplemente no entendía bien por donde iba la cosa, su sonrisita de niño bueno lo ponía en evidencia. Ya estaba fallando desde un comienzo.

 

– ¿Qué quieres que haga?

 

– Bueno… Haber si entiendo, tú vas a hacer todo lo que yo te diga ¿Cierto?

 

– Sí –se sonrió el chico contento.

 

– Si yo te pidiera que… No sé… Mmm… Mataras a alguien –Rey se rió y se le acercó unos pasos a la larga distancia que mantenían.

 

– Eso es ilegal, soy una mucama ¿Recuerdas? Contrátate un sicario y ordéname la cena de esta noche –el rubio hablaba haciendo ademanes con las manos e invadía su espacio personal, eso lo molestó un poco, era una forma de decirle con su lenguaje corporal que tenía muy poco respeto hacia él.

 

– Ok, ok, tienes razón, si te pidiera que vayas hasta el centro solo a comprarme un par de pantuflas ¿Lo harías?

 

– Sí, ¿Por qué no? Pídeme algo más atrevido y que sea legal si quieres jugar este juego –Rey parecía caminar más rápido que él, eso sin dudas estaba poniéndolo molesto pero no sabía cómo todavía no se había descargado con él en todo ese tiempo, quizás era esa figura que tenía la que le impedía ser tosco con su nuevo invitado ¿Algo más atrevido? Pensó, si el rubio quería jugar de esa forma entonces lo haría.

 

– ¿Y si te pido que te acuestes conmigo? – ¿Qué acababa de hacer? Los ojos de Rey se abrieron grandes unos segundos mientras ordenaba lo que le acababa de pedir su nuevo “amo”, Derek trató de no hacer ninguna seña que le diera a entender que él…

 

– ¿Eres gay? –preguntó el rubio sin dejarlo pensar, el pelilargo se estremeció un poco, se sacudió y comenzó a abandonar un poco aquella posición fría que había mantenido desde un principio.

 

– No, no, pero suponiendo que sí lo fuera, ¿Lo harías?

 

– Bueno… –El rubio comenzó a pensar, era una extraña pregunta, Derek lo miraba algo expectante –No lo sé, depende, ¿Yo iría abajo o arriba? –El morocho cerró sus ojos un minuto y volvió a sacudir su cabeza, una vez más ¿Qué carajo estaba haciendo?

 

– ¡Al diablo! Ve al comedor a ordenar todo el desastre que hice –Dijo mientras caminaba directo a una de aquellas habitaciones dentro del departamento.

 

            Rey dejó su mochila a un lado junto a sus bolsos y comenzó a mirar la casa con más detalle, era bastante común para alguien que tenía plata, comenzó a pensar que aquel hombre de gafas estaba equivocado, Derek era raro pero era una persona común, con un departamento común. Caminó hasta donde parecía que estaba el comedor observando todo a su paso, no había demasiado que ver, su casa era linda, ordenada pero no lujosa, llegó al comedor y vio las manchas de pintura por doquier entonces abrió su boca sorprendido, si desde ese entonces se había proclamado como “Mucama” de aquel artista tenía demasiado trabajo, detrás de él su amo paso caminando con su delantal blanco en mano.

 

– Voy a darme una ducha, en cuanto salga quiero ver un gran tazón de cereal y leche sobre la mesa de la cocina –Habló por primera vez en un tono normal, si a eso se le podía llamar normal, se oía soberbio pero al menos había dejado de lado su carácter terco. Rey aún se encontraba anonadado, ¿Cómo demonios creía que iba a terminar en 5 minutos? Rápidamente se acercó al lavadero y tomó un balde y una esponja, si tenía que limpiar todo antes de que el artista saliera mejor empezaba.

 

            Derek se quitó la ropa, abrió el agua caliente y ya estaba listo para empezar a pensar, el mejor lugar para pensar sin duda siempre había sido el baño, una buena ducha con agua hirviendo casi al punto de quemarle la piel y sus pensamientos, solo eso necesitaba en ese momento, ¿De donde había salido Rey? ¿Quién se lo había mandado? De seguro alguien que conocía sus gustos y debilidades a tal punto que dio con todos los detalles, un muchachito rubio, jovencito, con carita de ángel, inocente, que se para frente a su puerta y le pregunta: ¿Puedo ser su mucama? Era demasiado para él, en realidad no había vivido sucesos como este en muchos años, sus ultimas citas fueron con mujeres, sus últimos encuentros sexuales también, pensarlo dos veces siquiera lo hacían reflexionar en que vida aburrida se había elegido, pero de la nada llega un chico carilindo a querer explorar su mundo, ¿Explorar su mundo? De ninguna manera iba a dejar que alguien entre en su vida, era un ermitaño, y amaba serlo, nunca había tenido a nadie cerca y no comenzaría con ese chico, la palabra le gustaba y si tarde o temprano iba a ser un pintor reconocido quería que dijeran que era ermitaño a que dijeran que era gay, su condición lo afectaba demasiado, ni siquiera quería admitirlo esta vez, sentía como si esa persona de la que hablaba no fuera él, y quería creerlo, y quería que fuera para siempre así, él no era gay, y de ninguna manera iba a permitir que Rey le hiciera sentir lo contrario, cerró la llave del agua y se colocó una toalla en la cintura, si Rey debía estar bajo su techo lo trataría como a él se le diera la gana, tanto así que el niño bonito iba terminar largándose de ahí por su cuenta y de ese modo ni siquiera tendría que pagarle nada. Salió del baño con su supuesta ropa sucia en manos y al pasar de una habitación a otra lo vio posado sobre sus rodillas en el suelo limpiando un manchón de pintura amarilla, se le hizo agua la boca de solo verlo en esa posición, el maldito se lo estaba haciendo a propósito, se había dado cuenta de todo, antes de seguir riendas sueltas a su imaginación tiro toda su ropa sobre la cabeza del niño rubio y siguió su camino.

 

– Puedes llevarla a lavar en lo que me arreglo y cambio –Y sin decir más nada se encerró en su habitación, el rubio se quito la ropa de encima y lo miró la fracción de tiempo que pudo, se tocó la cabeza y suspiró.

 

– ¿En donde me metí? –Se dijo solo a si mismo y luego pensó dos segundos y se puso de pie – ¿A dónde la llevo? –Del otro lado de la puerta solo se podía oír la voz áspera de Derek.

 

– Métela en la bolsa blanca del baño, luego solo tienes que llevarla aquí a unas cuadras a la lavandería –Rey observó la ropa del pelinegro antes de agacharse a recogerla –Eso sí, si antes que nada acabaste de ordenar el desorden que te había mencionado.

 

            El rubio se sopló el pelo que le caía sobre los ojos y tomó la ropa para meterla en aquella bolsa blanca, antes que nada debía terminar la tarea que se le había encomendado de otra forma se veía venir que Derek iba a saber como ponerlo en su lugar, lo poco que había podido conocerlo en esos minutos no dejaban nada a la imaginación, en este punto sabía de antemano que su nuevo amo iba a intentar librarse de él, esa forma de tratarlo no era normal, lo estaba haciendo a propósito, pero él no iba a dejarse caer tan fácilmente, no podía seguir en esa pose por mucho tiempo y si hacía todo al pie de la letra a la perfección podía llegar a ablandarlo, o al menos eso creía. Rey se apresuró un poco en acabar de limpiar, si todo iba a tomar ese curso los próximos días, semanas, o quizás meses tenía que mantener el ritmo de todo lo que Derek le pedía que hiciera, al tener todo en orden se fijo en Derek, este aún seguía metido dentro de su habitación, tomó la bolsa que había dejado en el baño se encamino a la puerta y solo salió, dentro de la habitación el morocho pudo escuchar el ruido de la puerta de entrada, ¿Enserio estaba haciendo todo lo que él le pedía? Era realmente como un sueño, lo que él había esperado toda su vida, pero no, no era así, tenía que poner la mente en la realidad, un pintor ermitaño, no un artista homosexual, terminó de arreglarse cuando lo decidió, de ahora en más trataría de hacer lo posible para que el rubio se fuera de su casa, esto no iba a quedarse en un simple pensamiento suyo, iba continuar poniéndosela difícil y cada vez más difícil hasta el punto en que le sea realmente imposible cumplir.

Notas finales:

Buenooo espero les haya gustado n.n les doy las gracias por leer n.n y nos vemos la proximaaa

 

muchoos kisseeees

 


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