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THE HOLDERS: "THE HOLDER OF NOTHING" por Loraine Ishmouth

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Notas del fanfic:

One shot basado en la coleccion de crepypastas "THE HOLDERS" No. 4

participando en el concurso #crepyreto de la pagina de facebook "La zona fanficker"

 FANDOM: one piece

palabras (sin contar las notas de inicio y final): 1578

 

Notas del capitulo:

One shot basado en la coleccion de crepypastas "THE HOLDERS" No. 4

participando en el concurso #crepyreto de la pagina de facebook "La zona fanficker"

 FANDOM: one piece

palabras (sin contar las notas de inicio y final): 1578

 

-Nami, ¡esto es oro puro! Los adolescentes aman estas cosas- dijo el chico pelinegro mientras miraba a la editora de la revista mensual que apoyaba sus prominentes tetas en el escritorio  mostrando algo de interés-

-¿Por qué deberíamos poner eso?

- mira, los chicos aman lo paranormal, cuando éramos más jóvenes nos pasábamos mucho tiempo tratando de ver espíritus o cosas de esas y un artículo que trata de los “contenedores”   una leyenda urbana bastante interesante creo que nuestras ventas irán muy bien este mes.

- mmm supongamos que te creo, ¿Qué piensas hacer en el artículo?

- tengo algunas hipótesis interesantes y recibí información de “cierta persona” acerca de donde supuestamente puedo encontrar uno. ¿Te imaginas? Si encuentro una de esas cosas será un boom

- ok, tienes mi permiso, recuerda que lo necesitamos para la edición de octubre y faltan tres semanas.

- no te preocupes ¿Cuándo te he fallado?

- aja- la pelirroja sonrió y decidió que era tiempo de irse- has un buen trabajo

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

¿Por qué decidió regresar a su ciudad natal para esto? No lo sabía.

Tal vez fue la nostalgia o el hecho de que su pueblo estaba infestado de leyendas y era el mejor lugar para probar lo que su “contacto” había afirmado por teléfono.

Las mismas casas grises, ancianos dando de comer a las palomas en el parque y niños jugando  en la hierba. Llegó al hotel donde se hospedaría esa semana y se puso a repasar las notas realizadas para la investigación.

¿Qué era lo que le había llamado la atención de aquel lugar en su pueblo natal? Bueno, desde niño había sentido curiosidad innata por la institución mental. Cuando era niño, recuerda haberse acercado una vez, y llegar hasta la recepción.

No recuerda muy bien que fue lo que le dijo a esa persona, pero le habían dado una mirada de disgusto muy grande y luego…

No lo recuerda.

Su madre lo había encontrado y lo había regañado, sacándolo inmediatamente de ese lugar.

Después de eso, se habían mudado por razones de trabajo y nunca más volvió.

Hasta ahora.

Había recibido instrucciones inusualmente claras de su contacto en el teléfono. Diciendo que bajo ningún modo debía romperlas o pasaría un mal rato. No creía que nada de eso fuera verdad pero sin embargo, para no arruinar lo macabro del relato sería mejor seguirlas al pie de la letra.

¡Los lectores de la revista comerían de sus manos!

Por cierto ¿Quién sería su contacto?

No lo sabía. Él había estado investigando en internet acerca de leyendas urbanas contemporáneas y se había encontrado con una en específico que le llamo la atención. Hablaba acerca de contenedores y de cómo no debían reunirse ya que causarían una gran catástrofe.

En eso, el creador del blog había propuesto una conversación por chat y Ace no se opuso, después de todo estaba muy interesado. Siempre habían hablado anónimamente y permanecería de esa manera.

Paso media semana antes de que se decidiera por fin a seguir las instrucciones recibidas.

Se acercó al edificio viejo e intimidante, consciente de que dentro pasaban sus vidas docenas de hombres  pudriéndose porque el mundo no podía ayudarlos más.

Cuando llegó a la recepción, una mujer decrepita era quien atendía el escritorio. La reconoció, era la misma que había estado ahí hace tantos años cuando vino accidentalmente y  cuando ella levanto los ojos, pudo ver un brillo de reconocimiento.

- quiero ver al portador de la nada- dijo el muchacho sin dudar.

La misma…

La misma mirada de disgusto.

La mujer arrugo el entrecejo, frunció los labios y lo miro como si él hubiera ofendido a su madre.

Después de que el pecoso repitiera la pregunta, ella se levantó y camino hacia una habitación en la parte del fondo.  Resulto ser una salida, un camino que llevaba hacia un edificio distinto. Era una casa de madera que se veía bastante vieja, sin embargo una vez en el interior, todo se convirtió en un corredor infinitamente largo.

Enserio ¿Dónde cabía todo eso?

El muchacho caminó por lo que parecieron horas. El silencio era absoluto y casi cayo en la tentación de gritar, solo para ver hasta donde llegaba el eco. Se contuvo sin embargo, las lámparas que iluminaban el camino se hacían cada vez más y más brillantes y tuvo que tragarse las ganas de cerrar los ojos y quejarse mientras seguía adelante.

De un momento a otro todo se apagó.

Ace quedo en el absoluto silencio y la absoluta oscuridad, el miedo invadiéndolo rápidamente como un veneno que corroe todo a su paso.

-¡basta, detente! ¡Esto está mal!

Miro hacia atrás, donde podía ver la puerta abierta y casi se echa a correr. Sin embargo las luces regresaron justo en ese instante, dejándole un mal sabor de boca acerca de lo que hubiera pasado si no se hubieran encendido.

¿Debía regresar? ¿Debía continuar? De repente las cosas ya no parecían tan divertidas. Haciendo acopio de su valor, continúo caminando por el pasillo hasta que llego a la puerta de una celda. La mujer la abrió mientras le dirigía esa mirada y Ace no pudo evitar pensar acerca de lo que estaba haciendo.

Ya era demasiado tarde para arrepentirse.

Al entrar Ace pudo ver un pastiche… sus colores eran muy brillantes y casi juraba que nuevos para él, estaban dispuestos como arlequines y eran tan hipnotizantes…

No, no podía distraerse.

Él iba por otra razón.

No se había fijado en lo que había en el centro de la habitación. Era una chica, una chica joven, hermosa, con los ojos verdes. Pero su cuerpo estaba cubierto de sangre, y ella estaba atada a las paredes por extrañas cadenas vivientes.

No, espera.

Eran tiras de carne, eran tiras de carne y tendones…

El moreno nunca había visto una escena tan horrorosa e intrigante quería ir, quería tocar ¿Por qué? ¿Por qué sentía como si el hecho de que estaba ahí era algo que había estado esperando?

La miro fijamente a los ojos durante quien sabe cuánto tiempo, al final su boca recito unas pocas palabras, aquellas que su “contacto” le había dicho.

-¿q-que… que eran ellos cuando eran uno?

Sus ojos penetraron hasta lo profundo de su alma, y allí, ella pronuncio la respuesta.

¿Qué demo…?

¿Qué diablos era lo que estaba escuchando?

Los portadores, los portadores… oh por todos los cielos.

Mientras escuchaba la respuesta no se dio cuenta de lo que pasaba a su alrededor. La habitación comenzó a derrumbarse, las paredes pudriéndose y mostrando su forma real, de una desbaratada y horrenda cripta que parecía devorar todo. Aquella chica que lo miraba  fijamente, relatando la respuesta a su pregunta sonrió hacia él y se desvaneció en la nada, pudriéndose a una velocidad increíblemente rápida y dejando tras de sí, solo un olor más nauseabundo que cualquiera que jamás tuvo la oportunidad de oler.

¿Qué era todo eso?

No, ¿y el portador? ¿Dónde estaba el portador?

Una pegajosa sustancia negra se deslizaba por el piso hacia él.  Ace retrocedió y se dio cuenta de que la puerta había desaparecido. No había escapatoria.

Cuando eso toco las puntas de sus pies, se enterró en el rápida y dolorosamente.  Grito, pateo, trato de arrancar su piel y deshacerse de la cosa que se adentraba en su cuerpo pero no fue capaz.  La historia de los portadores lo consumió y se hizo dueño de ella. Ahora el sabia la respuesta a esa pregunta.

Se desmayó.

Cuando logró recuperar la conciencia estaba tirado en una habitación  del hospital mental, con una cama desbaratada y una mesita de noche que tenía encima un vaso con agua lleno de insectos muertos.

Se levantó, mareado y con ganas de vomitar, los recuerdos de su anterior aventura  aun inundando su mente. La puerta estaba abierta y al salir por ella llego a la recepción donde la anciana tenía la cabeza metida en sus papeles.

Su pecho dolía, en su pecho había algo que no estaba ahí antes.

Un tatuaje.

Estaba allí como si siempre hubiera pertenecido, mostrando figuras incomprensibles, tan horrendas como hermosas y haciéndole sentir  incompleto.

Ni siquiera le dio una segunda mirada mientras el chico salía a la calle, tambaleándose. El artículo ni siquiera pasó por si mente, lo único que quería era ir a casa y dormir. Solo quería… solo quería dormir.

- lo hiciste-

¿Eh?

El chico se dio la vuelta hacia donde había escuchado la voz.

- lo hiciste

¿Quién era ese hombre?

- vamos, voy a llevarte de vuelta a casa… hermano.

Tenía el cabello rubio y la mirada que le dirigía era aburrida. Ese hombre tenía un aire familiar para Ace aunque jamás en su vida lo había visto, pero sabía que era parte de él. La sensación de estar incompleto disminuyo una pequeñísima parte, y de repente sintió ganas de quemar el cuerpo de ese hombre una vez que esté muerto.

¿Que…?

El otro pareció leer sus pensamientos y en vez de molestarse ,sonrió. De su chaqueta un lagarto blanco con alas en su espalda saco la lengua y saboreo el aire siseando ante el más joven.

- tú lo harás, cuando llegue el tiempo.

Después de eso, solo el rastro dejado por una camioneta que arranco a toda velocidad fue el último indicio del paradero del joven reportero.

Cuando la policía llego hasta el hotel donde se alojaba para hacer sus investigaciones, encontraron todas sus pertenencias quemadas hasta las cenizas y una única nota puesta en el espejo de la habitación.

“ellos desean ser uno otra vez, pero no deben serlo”

 

 

 

Notas finales:

el tipo al final es "el portador del dragón" 

espero que les haya gustado


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