Tony se dirigía hacia las instalaciones por parte de una audiencia urgente con personas encargadas de la seguridad nacional, además del nuevo tratado sobre la creación de armas que él les proveería debían discutir sobre un posible atentado por parte de una organización secreta, aunque todo eran meras conspiraciones no le pareció nada descabellado ya que después la muerte de su padre, había desconfiado de todo y todos, el auto se manejaba solo mientras el observaba por la venta el hermoso camino que iba por la costa, era una vista hermosa por parte del mar y esa mañana que había sido un poco fría, iba elegante, un porte impecable y totalmente intimidante digno de un genio y más que nada un millonario, el color café claro de sus ojos parecía brillar como ámbar puro más que huir de esa situación lo esperaba con ansias, mientras que su mente en blanco solo dibujaba pétalos rojos caer y un cordón rojo que parecía estar atado a su meñique y perderse entre el horizonte hasta quien sabe dónde, una pequeña fracción de él tenía miedo;
-Capitán, el mayor necesita su presencia en la sala de reuniones Delta en 30 minutos ya que hay unos temas de suma importancia que deberán discutir- le informo una asistente quien le entrego un porta folio con unos documentos reseñando lo más relevante de esa reunión aunque no los leyó ya que su mente estaba perdida en lo que parecía un laberinto de cristal, no sabía a donde ir y si alguna de las salidas realmente solo era un espejismo, fue hasta el lugar indicado y allí pudo ver a la gran mayoría de los altos mandos incluido el secretario d defensa nacional, por lo visto sería algo importante, tomo asiento mientras que observaba la tensión entre los presentes, al parecer faltaba solo una persona que aún no llegaba al lugar
Tony bajo de su auto y fue recibido por escoltas quienes lo acompañaron al lugar donde se llevaría a cabo la reunión, paso por el complejo y analizaba todo, desde seguridad, estructura, todo, no había detalle que no se le escapara ni rostros que no fueran grabados en su casi memoria fotográfica, una mirada, una sola mueca, hasta una simple forma de respirar eran analizadas por él, llego frente a una puerta bastante elegante, parecía hecha de roble, cruzo el umbral y no le sorprendió ver a varios hombres sentados en una mesa esperando por él.
Al momento de que aquellas puertas se abrieron Steve levanto su mirada de los documentos para observar como la última persona requerida entraba, con un traje negro de negocios, una figura estilizada y totalmente varonil, peinado de forma juvenil pero no ridículo, barba bien arreglada y unos lentes color purpura obscuros, sus manos comenzaron a sentir como si miles de hormigas estuvieran caminando por ellas hasta llegar a su espalda, estuvo a un segundo de levantarse y salir del lugar pero no había vuelta atrás, era estar allí o ser destituido por faltar a algo que parecía en extremo importante.
-Caballeros, disculpen por la demora, aunque bueno, solo fueron algún par de minutos, no deberían de ser tan puntuales- dicho esto se quitó las gafas para dejar a la vista su mirada, era retadora, tal parecía como si un felino enorme y bestial viviera en ellos
-Bueno, es una reunión importante Anthony, que esperabas, una fiesta de té- sentencio el secretario de defensa quien se levantó y le estrecho la mano de forma amistosa, ya que este había sido un gran amigo de su padre
-Bueno, al menos podría haber algo más que caras largas, digo el ser militares no los convierte en personas sin corazón o sentimientos, oh esperen…si lo hace- dio el primer disparo mientras que todos se quedaron con esa expresión un chiste informal ya que estaban serios, una persona en especial sintio como si una flecha diera directamente a su espalda
-Bien vamos al grano, Estoy aquí, ustedes también, de que se trata, invasión alíen, el fin del mundo…- continuo con un tono arrogante aunque nadie de los presentes se atrevía si quiera a respirar emitiendo algún sonido, el mismo secretario de defensa se quedó sin habla mientras veía que el moreno caminaba alrededor de la sala como si fuera un tigre rodeando a su presa
-No es necesario que me lo digan caballeros, quieren mis juguetes para hacer volar en pedacitos algún lugar en particular, descuiden, eso se arreglara, pero según los archivos confidenciales hay una posible amenaza de un ataque terrorista no es así, entonces si ustedes están encargados de defender al país y yo les daré mis fuegos artificiales para que maldita sea me quieren aquí- termino diciendo mientras pasaba por detrás de una cabellera rubia que él conocía más que bien
-Es necesario que estés aquí porque necesitamos encontrar un plan de acción contra esa amenaza- dijo el secretario de seguridad mientras alzaba la mirada y se la dirigía a Tony mientras este seguía caminando lentamente alrededor de los presentes
-Por favor cariño, si yo fuese el encargado de ese trabajo, tu estarías desempleado, ¿o es que debo de hacerlo también? No nos hagamos tontos, díganme que quieren de una jodida vez, aún tengo el asesinato de mi padre que investigar y muchos juguetitos para ustedes que planear, mi tiempo me es importante- termino de caminar y se sentó en la silla principal de la sala mientras todas las miradas se dirigían a todos lugares en el espacio menos a el
“El asesinato de mi padre…”Steve repitió esa oración en su mente un millón de veces, en cierta parte ahora entendía por qué Tony estaba de vuelta y era el nuevo director de Industrias Stark, pero como había sido eso posible, el jamás supo nada, a menos de que fuera un caso sumamente aislado de la prensa más inteligente del mundo, era la primera vez que se enteraba de ello mientras que lo pensaba un vacío se formaba en la boca de su estómago para ser el primero en dirigir su mirada hasta Tony quien evidentemente pudo sentir que alguien había fijado su vista en él, el fuego en la mirada del moreno había colisionado con el hielo del capitán y en pocas fracciones de segundo volvió a retirar su mirada del millonario, sintiendo incertidumbre, sintiéndose vacío
-El capitán Rogers estará encargado de lo que corresponde al armamento y planificación de entrenamientos, es el mejor soldado que tenemos y está en su mejor etapa, por lo que es algo que debes de saber, claramente y obviando la situación no podemos discutir esto en un Starbucks o en un restaurant verdad, así que el deberá de ir a industrias Stark para recibir toda la información pertinente, en cuanto a ejecutar una medida contra la amenaza que por ahora parece un rumor, es necesario que también crees un sistema de defensa contra incluso misiles intercontinentales, esto no es un juego Tony- el secretario de defensa hablo y en resumen dijo en 1 minuto lo que él creía sería una reunión de más de 2 horas
-Entonces ustedes encárguense que su “Mejor soldado” este presente los días que yo voy a requerir sin excusa alguna, por una sola vez que interrumpa mi agenda por un motivo por más imbécil que parezca y esta persona no se presente, más le vale que recuerde, que no solo creo armamento para que ustedes solo presionen un botón y terminen con una amenaza, también busco la forma en cómo hacer una mejor calidad de vida, y si quien se supone es su mejor soldado no tendrá la disposición que ustedes, yo y mi laboratorio merecen, entonces cuando yo cruce por esa puerta más vale que rompan en mil pedazos sus documentos porque no firmare absolutamente nada, alguna duda?- Se levantó para tomar su fina pluma y con una velocidad casi magistral firmo los documentos para emprender su salida, el silencio parecía sepulcral, y no era por demás
Steve espero un minuto y salió de la sala lo más rápido que pudo, busco entre el corredor hasta llegar al elevador principal donde se alzaba aquella figura masculina, un impulso proveniente del mismísimo infierno lo hizo detener a aquella persona que estaba por entrar al pequeño lugar, Tony sintio aquella fuerza y se giró poder observar aquellos orbes azul zafiro hasta bajar su mirada para darse cuenta que estaba siendo detenido de su brazo a unos pasos del elevador que estaba abierto y esperando a quien fuera a utilizarlo
-Mi estimado Capitán Rogers, que sorpresa, dígame tiene alguna duda respecto a la reunión que tuvimos- volvió a elevar su mirada hasta ver directo al rostro del capitán, ver sus facciones, ver como aquel chico tan apuesto se había convertido en alguien maduro y jodidamente atractivo, pero eso no hizo que por lo menos su corazón se inmutara hasta que vio el destellar plateado de unas insignias que colgaban en el pecho de este, insignias que el había bañado en plata y polvo de diamantes para que nada, absolutamente nada las dañara
-Déjame explicarte por favor…- su voz era grave, era profunda, pero en ese momento era más una voz que clamaba redención
-EX – PLI–CAR – ME- Deletreo con sorna al ver que la mano con la que lo detenía llevaba un hermoso anillo de compromiso –Usted no tiene nada que explicarme capitán, así que si no está de acuerdo con lo que yo dije –interrumpió para dar un paso atrás y con una fuerza descomunal impulsada por una endemoniada fiera en su pecho se soltó del agarre del rubio –Entonces diríjase con el secretario de seguridad y no conmigo, y por favor, por favor, no me vuelva a tocar- siseo su lengua para voltear su mirada y caminar de nuevo hasta el elevador pero volvió a ser detenido pero esta vez por de ambos brazos
-No puedes dejar las cosas así…- por primera vez la inquebrantable voluntad de Steve Rogers en años se había hecho de fino y frágil cristal
-Las cosas quedaron así desde que levante mi copa y con una sonrisa en mi rostro brinde por su feliz y próspero compromiso, en lo que a mi concierne, no tengo nada más que hacer aquí, los días y el horario en los que podrá ir a Industrias Stark serán mandadas lo más pronto posible y será todo de mi parte, si necesita algo más puede pedírselo a mi secretaria, que pase buen día- tal como si se tratara de un ágil y astuto gato pudo burlar el fuerte agarre que tenía por parte del capitán y a pasos tranquilos entro hasta el elevador, para voltearse y sin siquiera inmutarse volver a cubrir su mirada con aquellos lentes de diseñador hasta que las puertas se cerraron
Steve se quedó quieto mientras veía las puertas del elevador cerrarse, en una mano izquierda tenía su corazón implacable, en la derecha sentía aquel anillo de un compromiso y que era la promesa de alguien a quien le había jurado amor eterno calarle hasta su más profundo ser, y en su pecho su alma estar en el ojo del huracán esperando porque su alrededor fuese devastado y borrado mientras el solo podía ver…