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Notas del capitulo:

Holi~

Aquí viene el lado bueno.... espero lo tomen bien... joder, no sé que decir. Sólo que espero lo disfrúten XD

Besos~

 

 

 

Reborn admiró un momento al chiquillo que hacía una mueca de dolor mientras estaba en el suelo. Quiso hacer muchas cosas en ese momento, entre ellas arrastrarlo de los pies como cuando lo encontró por primera vez, pero el mocoso ya había sufrido bastante, además, si en verdad esos malditos venían en camino, necesitaba estar listo con prontitud. Agarró al muchacho y lo subió a su espalda, caminó entre la oscuridad mientras era guiado por las nubosidades de Tsuna, las cuales se mantuvieron revoloteando todo el tiempo desde que el castaño hizo ese hechizo raro en su vientre. Tal vez Tsuna les dio alguna orden, o el alma respondía sola, quien sabe y poco importaba. Al llegar a su posada, recostó al muchacho en medio de la habitación de los arcobalenos. Obviamente los despertó con el ruido de un jarrón contra la pared más cercana, una sutil forma de llamar la atención

 

 

—desgraciado... ¡¿qué le has hecho a mi señor?! — Colonello saltó primero, el ruido hizo que su mente despertara y que su cuerpo saltara por instinto. El efecto de lo que fuera que le obligó a perder conciencia, había desaparecido. Vio a Tsuna desmayado y enfureció, era predecible hasta cierto punto

—nada de lo que se quejara — respondió con media sonrisa, pues el rubio enfadado mataba su mal humor

—cálmate, seguro hay una explicación menos… morbosa, de la que estas pensando — el señor “cálmate, todo está mal visto” o mejor conocido como Fon, también destacaba al detener al atacante y Lal era la única racional que se acercaba a revisar al mocoso

—¿es normal que de su vientre esté creciendo otra de esas cositas raras que rodea la espiral? — decía la mujer apuntando el vientre ajeno. En aquella piel se tatuaba un rastro negro que se extendió por la piel visible del muchachito. Lal descubrió el vientre de Tsuna con curiosidad, sólo para identificar alguna marca rara o que fuera de mal augurio

—no… ¡no es posible! — Colonello se zafó de Fon y se acercó al castaño — es demasiado pronto para que aparezca — el rubio parecía alterado, preocupado hasta cierto punto — no es hora aún

—ninguno de ustedes lo toque de nuevo — el azabache jaló a los dos cercanos a su mocoso, alejándolos — es mi esclavo. Ustedes no pueden tocarlo

—BASTA CON ESAS PALABRAS — Colonello quiso enfrentar al malnacido que le hizo tremendo daño al mártir, pero esta vez, Skull lo detuvo

—vamos amigos, no puede ser tan grave… ¿qué pasa? — el de cabellos lilas reía nerviosamente mientras sujetaba con fuerza a Colonello. Lo que menos necesitaban en ese instante era pelear

—la marca representa el mes de gestación — Colonello vio a Tsuna con el ceño fruncido y después se concentró en que lo soltaran, porque iba a matar al desgraciado — ¡le hiciste algo como para que adelantara su sexto mes! — apuntó a Reborn con el dedo — ¡¿cómo puedes ser tan imbécil?!

—no me jodas con eso — Reborn frunció su ceño al escuchar esas incoherencias. Nadie podía adelantar la gestación de… espera… ¡Tsuna era hechicero! ¿qué de raro tendría eso? — poco me importa

—es tu hijo, debería importarte — Colonello enfureció más y apartó a Skull de un empujón y un golpe con su cabeza — es tu pareja y debería importante más

—ese mocoso es mi sirviente… puedo tratarlo como se me dé la gana mientras mi hijo no se vea involucrado — cuanta frialdad en esas palabras, pero no reflejaban la pequeña preocupación que le invadió

—¡¿cómo puedes decir aquello?!… ese niño lloró en tu nombre por meses, aguantó cada orden de Xanxus mientras reprimía sus recuerdos para que nadie lograra encontrarte y darte muerte. Te protegió de ser …

—nunca pedí eso — Reborn miró al rubio con el ceño fruncido — él lo hizo por su cuenta y yo no tengo nada que ver con eso

—¡DESGRACIADO! — la rabia refulgía en sus ojos azules, cuyas pupilas se dilataron y reflejaban las intenciones que sus manos tenían. Atacar, golpear y disparar

 

 

Un estruendo acalló la pelea que empezaba a darse, pues el rubio ya se había lanzado sobre el azabache y los puños se encontraron a la mitad del ataque. Indignación de parte del uno, desinterés por parte del otro, todo paró cuando una leve explosión se escuchó fuera de su morada temporal en esa noche. Reborn ya sabía que aquello pasaría y por eso sólo soltó una frase «querían vengarse, pues es hora». Skull fue el primero en correr hacia la ventana disponible, con sigilo movió levemente la cortina y las luces que representaban los portales de hechiceros se mostraban, pues los refuerzos llegaban en caravana. Fon hacía lo mismo y sonrió sutilmente, pues en medio de todo eso, dos personas destacaban por sus sombreros en punta con diamantes colgando de la misma

Xanxus había recibido la señal al mismo tiempo en el que asesino mordía el cuello de Tsuna, ese hecho fue tan predecible que hasta le pareció ridículo cuando tomó en cuenta esa posibilidad. Los asesinos tenían el orgullo, el sentido de posesión y otras cosas, en niveles elevados, y por lo que logró conseguir de las memorias de ese rubio, el tal Reborn superaba los parámetros establecidos. Su más grande idea fue ligar una pequeña hada con la imposición de la marca en el cuello de Tsuna. Aquella criatura que, al ser tan pequeña, no aguantó la marca y agonizó hasta volverse cenizas, le dio la alarma para levantarse de su trono y poner su tarea en marcha.

La muerte de una escoria chiquitita, era la señal que Xanxus esperó antes de decidir partir y aun así se dio un poquito de tiempo antes de tomar su sombrero y crear el portal. Caminó por el pasillo de su castillo y organizó las tropas, clasificó los escuadrones que llevaría para el ataque y eligió a los más aptos, pero dejó a la otra mitad en el castillo de luz, porque aquel lugar jamás debía quedar desprotegido. Comió un filete aun sin cocer totalmente mientras su padre ultimaba detalles para la partida, despreció la mirada reprobatoria de algún miembro de la mansión y pasó por la habitación de un hechicero en particular. Xanxus miraba desde la puerta a aquellos aposentos que mandó a fabricar, las hebras de tonalidad casi blanca destacaban y soltó un bufido antes de cerrar las puertas. Abandonó el claustro de aquel maldito idiota que era el único al que dejaba darle contra y gritarle las verdades. Soltó un suspiro pesado mientras deslizaba sus dedos por las paredes y reía bajito porque era tan divertido pasar por aquello.

Xanxus creó un portal para las pocas escorias que llevaría consigo, pues debía ahorrar energías. Recitó el conjuro, dejó que le tocaran la túnica y vio la luz envolverlos. Reía bajito como si estuviera viendo la mejor de las comedias o escuchara la mejor de las historias. Los que estaban a su alrededor temblaron y eso solo lo incentivaba a reír con más fuerza. Sintió la tierra de nuevo bajo sus pies y en menos de lo que pensó… estaba allí. Sólo esperaba que Tsuna fuera, aunque sea, un poquito más atrevido que hasta ese punto y hubiese intentado escapar, pues la cacería a esas horas de la noche, haría las cosas mucho más divertidas. Siempre era bueno disfrutar de ser el que asechaba a la presa y fomentar la desesperación del ser más pequeño e inferior

El hombre de ojos rojizos que lideraba a los hechiceros en esa época, estaba conectado con el castaño y eso pocos lo sabían. Era un vínculo más especial que de dos seres mágicos que nacen de una misma alma humana, era mucho más fuerte que el lazo de vida forjado entre ninfas y para ellos eso estaba dado desde antes de nacer. El uno se podía transportar donde estuviera el otro sin siquiera saber la localización exacta del contrario, así que jamás tenían inconvenientes en “ayudarse”. Bastaba con una mirada rápida para que, después de saber la posición exacta de su presa, el líder llamara a sus súbditos. Ricardo era el puente entre Xanxus y el castillo, así que, con la señal correcta, los escuadrones llegaban con rapidez al lugar del conflicto.

Xanxus tenía trabajo que hacer. Su labor era atar a Tsuna, maltratarlo, cegarlo en mente y alma, hundirlo en soledad y desesperanza. Él debía obligar al mártir a ver como cada ser cercano a sí -a ambos- moría lentamente bajo un hechizo poderoso. Ya lo hizo con Nana, pobre de su madre adoptiva. Las lágrimas de Tsuna fueron más poderosas de lo normal en esa ocasión, era justificable debido a la terrible experiencia que fue para los involucrados... Una madre que, incluso al borde de la muerte, extendió su mano para intentar alcanzar a su hijo. Un Tsuna que, sin ningún tipo de libre albedrío o expresión en el rostro, sólo lloraba instintivamente mientras presenciaba el asesinato. Xanxus había disfrutado mucho de eso, pues no sólo se liberó del fastidio de una madre arrepentida, sino que destrozó más de la mitad del alma de Tsunayoshi. Xanxus reconocía que beber las lágrimas del mártir al borde del abismo, lo llevó de vida, literalmente. Así eran las cosas… alimentarse de la agonía ajena era su condena  

 

 

—¡sal de ahí, Tsuna! — liberó su aliento con emoción. Xanxus sonrió al estar cerca de la casona — y te dejaré cerrar los ojos mientras descuartizo a tu amorcito

—señor — informaba el primer subordinado — rodearemos el perímetro

—no se molesten, basuras incompetentes — se quitó el sombrero y lo arrojó lejos. Como fuera, se iba a ensuciar un poquito — ellos vendrán hasta nosotros y poco a poco… los muertos aumentarán

—¿por qué lo dices tan calmado? — Ricardo salía entre los magos que se habían unido en el portal — ¿no deberías, al menos, pensar en tu propia integridad física?

—yo moriré cuando Tsuna muera, ¿qué más da? — el líder se relamió los labios mientras se quitaba la capa y mostraba su camisa blanca inmaculada

—no tienes arreglo — Ricardo cerraba sus ojos y dejaba el camino libre para su hijo

—vuelve al castillo, padre — sonrió — trae al idiota de Iemitsu… él será la siguiente víctima y con eso Tsuna… ya estará cerca de la desesperación absoluta

 

 

Ricardo entonces caminó unos pasos lejos del grupo, pero no fue demasiado lejos, pues unos ojos azules se encontraron con los verdes de su pertenencia. No pudo siquiera soltar un jadeo cuando un golpe en su estómago lo mandó a volar. Un impacto tan duro que hizo tronar algo en su interior y que seguramente tomaría unos minutos en sanar con magia. El primer herido había sido uno de los altos cargos, pero ni así, Xanxus se inmutó o dejó de ver el ventanal que seguramente ocultaba a su presa

Colonello ni siquiera esperó a que los demás acordaran a quien querían matar, él solo recordaba los rostros de sus captores, quienes lo dejaron en un cuarto sin nada más que una luz en el techo. Deseó morir muchas veces en su claustro porque el dolor y el hambre no cesaban, pero por alguna razón, el suicidio jamás pasó por su mente. El rubio se sujetó a la vida, de la misma forma en cómo se sujetaba a la magia que en ese tiempo lo estaba abandonando. Cuando saltó por la ventana trasera de la casona, se ocultó entre la vegetación del bosque y analizó al grupo. Su primera opción fue Xanxus, pero prefirió hacerlo con Ricardo, el maldito consejero que era selector de las siguientes torturas de Tsuna en ocasiones… y eso solo fue el principio

Dos personas más, salieron por la ventana abierta de una habitación adjunta a la que Tsuna usaba. Largos cabellos negros trenzados, que con ligereza se movían con la brisa suave, antes de que su dueño saltara por sobre los dos primeros magos y los golpeara con sus codos, con la clara intención de darles en un punto vital. Skull fue mucho más directo y disparó sin siquiera pensarlo, mientras que tacleaba a un hechicero que empezaba a hacer la barrera de protección para su señor. Los magos no se quedarían quietos, pues con manos elevadas empezaban a usar sus mejores cartas. Hechizos que no podían ser bloqueados, pero los mismos que no tenían sentido si no eran capaces de ser conjurados completamente. Lal se encargaba de eso. Un disparo, dos más. Las manos eran atravesadas, se mostraba un agujero realizado por una bala especial que traía la agonía lenta a quien la recibía. Los malditos arcobalenos se estaban vengando con gusto

 

 

—veo que no me van a aburrir — Xanxus permanecía impasible mientras miraba la puerta y de vez en cuando una ventana, donde podía sentir a Tsunayoshi sufrir de los espasmos que conllevaban a que el tatuaje en su vientre se extendiera por el resto del cuerpo.

—tan calmado y arrogante como recuerdo — Reborn salía sin apuro, caminando con elegancia, a la vez que dejaba su sombrero de lado, pues lo dejaba caer al suelo, en ese momento no le interesaba mantenerlo limpio. En su mano derecha león convertido en arma… todo estaba listo — pero eras apenas un mocoso de cinco años que se reía mientras yo mataba a su mentor cuando ataqué a un estúpido grupito que venía a cazarme

—oh… pues yo no me acuerdo de ti, basura — sonrió mostrado sus dientes — debiste ser solo poca cosa como para que yo te olvidara

—lengua viperina

—hitman sin elegancia — un disparo le rozó la mejilla y se rió estrepitosamente — ¿tan pronto quieres acabar con esto?

—quiero disfrutarlo… por eso aún no estás muerto — su mirada negruzca se encontró con la rojiza mientras apretaba su arma en mano

—la magia de un hechicero te condenó… veamos si puedo hacerlo de nuevo — Xanxus dio dos pasos, esquivando el siguiente disparo y obvió el grito de dolor de uno de sus subordinados —vamos, basura

—te arrancaré esa lengua, hechicero de cuarta

 

 

De lejos, los ojos ajenos a ese par, observaban momentáneamente la dura contienda entre enemigos jurados, para después concentrarse en sus oponentes. Para un asesino, tres o cuatro hechiceros de rango medio, casi decente, no eran un reto que enfrentar, pero decidieron estar allí y no interferir en la pelea de su compañero. Lal, Skull, Fon, sabían de la deuda pendiente que Reborn quería cobrarse en nombre de Tsuna. El azabache de patillas podía no decir nada, pero sus acciones eran más que suficientes para declarar su indignación ante el daño causado a su pareja. Reborn se vengaría por todo el maltrato a Tsunayoshi, aunque jamás se atrevería a afirmar aquello. Reborn corría riesgo de una afrenta que tal vez sería larga, tediosa y que alguien debía perder, todo por motivos netamente personales y eso era suficiente para los asesinos. Reborn amaba a Tsuna… un amor que jamás sería declarado en voz alta, porque uno de los involucrados lo negaría hasta el cansancio y se excusaría con la palabra “esclavo”

Colonello estuvo en desacuerdo con dejar que ese azabache enfrentara al líder mayor, adjudicaba que era su deber el cobrar venganza por el daño a su señor y fue la propia Lal Mirch que, con pocas palabras, lo convenció de dejarle el enemigo más duro a Reborn. Aún tenían problemas de comunicación, en realidad los arcobalenos siempre lo tuvieron, pues eran orgullosos, de carácter duro, ariscos y ninguno colaboraba con el otro si es que no tenían algo que sacar a favor y seguía siendo así. A pesar de todo… el rubio sentía con su corazón que debía ceder, pero su mente lo obligaba a protestar

Ninguno de los asesinos admitió que sentía un gran aprecio por el castaño. Colonello lo hizo, pero se debía a que su mente y alma estaban modificadas, por eso los otros no tomaron en cuenta las palabras que soltó un par de veces. Los demás, en cambio, se callarían ese aprecio hasta cuando sus almas se volvieran polvo y vagaran por el mundo o se dirigieran al averno. No podían describir lo que el castaño les producía… Paz, tal vez. Vida calma, seguramente. Cariño y deseo de protección, así podría considerarse adecuado para describir aquello, pero de sus bocas jamás saldría esa afirmación y a pesar de eso estaban allí, enfrentando a todos los hechiceros y abriéndole paso a Reborn, para que enfrentara al peor de todos. Le cedían a un compañero el derecho de tomar la ley por mano propia y ver al enemigo expirar su último aliento… era lo justo, al menos esa era su creencia

 

 

Dos… altos… seres…

 

 

Un hechizo lanzado al aire, un asesino ágil que lo esquivaba de un solo movimiento y dejaba que la cabaña recibiera el daño mientras que sus piernas lo guiaban directamente al monstruo con magia poderosa. Dispara con precisión, pero se topa con la barrera creada por un conjuro que había sido recitado mientras el otro daba algunos pasos. Los dedos de Xanxus escriben algo en el aire y Reborn tiene que rodar por el suelo para esquivar la explosión, el relámpago que ilumina la oscuridad leve. En el cielo destellaban luces que simulaban el sol sutil, suficiente a que todos visualizaran a sus contrincantes. La pelea sigue sin descanso

Dos disparos en esa ocasión y el hitman escucha la risa de Xanxus mientras éste corre a su encuentro. Balas, conjuros, un golpe de choque que termina cuando sus puños se encuentran en un golpe que envía una onda expansiva que levanta el polvo del lugar. Sonríen como dos maniacos mientras su pelea física empieza, pues al parecer, Xanxus sabe usar su cuerpo ultra sagrado para algo más que para echarse cual vaca sagrada en su hermoso lecho hecho de las mejores plumas. Habilidades innatas en dos seres sobresalientes entre sus especies. Pelea por la vida y la muerte. Dos tipos de magias distintas y parecidas a la vez… dos descendientes de almas humanas que debieron destacar en esas vidas estúpidas que se forjaron décadas o siglos atrás

 

 

—¿tanto te afecta que Tsuna haya sido dañado? — se mofa el de ojos rojizos tras intercambiar golpes sin ser planeados — un hitman… llorando porque su hechicero favorito ha sido ultrajado

—¡te atreviste a ponerle un dedo encima! — dijo frunciendo su ceño y mirando al otro con rabia — hechicero maldito… el hijo de puta que se esconde en su castillito

—¿no te lo dijo? — reía mientras chasqueaba sus dedos y veía al hitman “estallar” — cierto… yo le prohibí hablar de nuestra intimidad — el polvo se elevó, el ruido se expandió y la visión era pobre

—¿acaso no te han dicho que… — Reborn aparece junto al moreno y estampa su puño en la mejilla descubierta — que los esclavos de los asesinos se respetan?

—esclavo — se ríe estrepitosamente mientras se levanta del suelo duro — no puedo creer que sea tu esclavo… ¡patético!

—¿no viste la marca acaso? — gruñe mientras aprieta su arma

—en verdad Tsuna es una escoria sin valor — no podía parar de reír al escuchar aquello y atrajo la mirada de los demás — se volvió el esclavo de una basura como tú… entonces su valor es más asquerosamente insignificante que el estiércol de los…

—¡te reto a completar esa oración! — Reborn se movía con soltura hasta que agarraba el cuello al hechicero que sonreía sin siquiera mostrar miedo

—el esclavo de una basura… dime… ¿a qué nivel llega eso? — El líder no se inmuta, se deja hacer, porque le gusta jugar un poco

—aquí la basura eres tú… porquería de hechicero

—¿en serio? — de pronto chasquea sus dedos y un leve golpe de aire lo libera de su captor — que cruel — sonrió mientras agarraba el cuello a su enemigo. Los papeles se intercambian y ahora es Xanxus quien amenaza al hitman. Silba suavemente mientras empieza a correr con Reborn elevado al aire, siendo agarrado por el cuello, lo hace hasta que estampa al individuo contra un árbol cercano — dime… ¿qué se siente? — susurra

—ugh… ugh… ¡agh!

 

 

Reborn abre sus ojos por el dolor, su aire se acorta entonces. El golpe contra el árbol no le hizo ni cosquillas, pero cuando el silbido de Xanxus se detuvo, sintió un intenso dolor en su cuerpo. Una aguja en cada nervio en su maldito ser, miles de choques eléctricos en sus músculos, dolor que jamás había experimentado, ni con la bala especial de Lal. Su cerebro punza, sus ojos pierden luz y su respiración se corta cada vez más, el mejor hitman de ese puto mundo empieza a desesperarse. Su mano libre sujeta el brazo de Xanxus e intenta alejarlo, pero nunca suelta a leon, su arma de confianza y fiabilidad. Pero después de un tiempo, el dolor es tan grande que su agarre se suelta, se vuelve débil. Xanxus sonríe antes de patearlo con toda la fuerza y estamparlo contra otro árbol lejano

 

 

—eso que sientes ahora… — susurra con toda la rabia contenida en toda su maldita condena — ¡es lo que le hiciste al mártir! — Xanxus camina con calma hasta estar junto al hitman, quien no puede levantarse debido al shock en su cuerpo. El dolor es tanto, que hasta la nariz de Reborn sangra — lo manchaste y lo obligaste a llevar tu marca… uniste tus genes con los de Tsunayoshi… una quimera crece en el vientre del hechicero y eso… — decía agarrando la camisa de Reborn y levantándolo para mirarlo a los ojos — ese dolor que tu cuerpo siente ahora… es el que siente Tsuna con cada día y con cada mes… dime entonces… ¿Quién es la basura?

—¡Reborn! — Fon se altera al ver caer los brazos del azabache de patillas a cada lado de su cuerpo y como Xanxus lo agarra del cuello para apretarlo más — ¡reacciona! ¡Debe estar manipulando tu mente! — los subordinados impiden su paso y el de los demás

—por primera vez estoy hablando en serio — sonido a confesión dolorosa. La mano de Xanxus aprieta con rabia el cuello del asesino, mientras eleva ese cuerpo al aire y hace contacto con los ojos negros ajenos — eres el maldito que le causa ese dolor a Tsuna. No tienes idea de cuan horrendo es ver como tu propia sangre ha sido denigrada a portar los genes malditos de un asesino… no soy tan hijo de puta como creíste… ¿cómo no sentir empatía por tu familia?

—menti… roso — susurra sin poder moverse siquiera. Sintiendo que el aire se le escapa de los pulmones, que la sangre de su cuerpo burbujea y sus venas explotan. ¿Podría ser cierto lo que dice Xanxus? Tal vez, porque esos ojos rojos pierden crueldad y se cristalizan levemente… ¡qué maldita situación de mierda! ¡Todos eran un montón de patéticos maguitos, nobles de corazón!

—yo soy quien tiene que torturar al mártir y hago mi trabajo intentando disfrutarlo — su sonrisa sínica se borra y en lugar de eso, aparece una mueca, donde su labio superior se levanta y su ceño se frunce — es mi deber y lo cumplo… pero tú… tú lo hiciste sufrir por puro capricho y placer. Ni siquiera sabes corresponder a ese cariño que siente por ti — aprieta el cuello ajeno hasta que los labios del hitman se separan — no mereces el privilegio de tenerlo cerca, porque serias incapaz de darle el amor y la alegría que necesita hasta que su tiempo se agote en este mundo — las palabras de Xanxus toman un toque sereno y dolido, dulce en cierta porción y es imposible que aquel cruel torturador tenga una parte así… eso pensaban todos

—¡Reborn! — Skull se altera al ver aquello, se deshace de su oponente tirándolo contra los otros dos y corre en ayuda del otro. No importa nada, solo corre… tal vez le agradaba Reborn — ¡no seas patético! ¡No te jactabas de ser el mejor! ¡Eres un mentiroso de mierda!

—eres un ser que ama otorgar la agonía ajena — Xanxus está serio, sus ojos brillan levemente y una lágrima se le escapa. Una gotita, una de color rojo puro e intenso. Eso es raro puesto que los hechiceros proporcionan lágrimas de colores de tipo arcoíris — Tsuna jamás debió mirarte siquiera. No te mereces a quien traerá la estabilidad de este mundo — Xanxus mira a Reborn que a entrecerrado sus ojos por la falta de aire — y aun así… él te defiende — dijo mientras que su brazo empieza a incendiarse y sabe quién es — ¿no puedes siquiera fingir ser bueno hasta que tu hijo nazca? Debes darle felicidad hasta que cumpla con su deber… por favor — susurra como una súplica que solo el hitman de patillas singulares escucha  

 

 

Xanxus ha quebrado su voz por un solo segundo. Su presencia sigue siendo la misma, pero su mirada a cambiado por una agónica, como la de un condenado a muerte que se arrepiente de sus pecados y crímenes. Reborn lo ignora. Ignora todo porque apenas puede pensar en algo diferente a lo que estaba viendo y sintiendo

 

 

—déjalo — es el susurro de quien está de pie, jadeando y con una mano extendida — déjalo — suplica mientras sus piernas flaquean. Cae al piso y aun así no suelta el débil hechizo que usó para que el dolor atacara a ese brazo que apenas podía ver con sus ojos impedidos de admirar algo que el cielo no le muestra

—te haré un favor, Tsuna — sonrió Xanxus volviendo a su faceta autoritaria y despiadada — ¡te quitaré a la escoria que ha vuelto tu vida un infierno! ¡Muere, Reborn!

—no — susurra extendiendo su mano hacia Reborn, quien ha dejado de respirar de repente — por favor… te lo suplico

—¿quién eres tú para ordenarme algo? — aquella mano aprieta el brazo que aprisiona su cuello, lo estruja y ve el fuego desaparecer dejando solo ropa quemada y la piel enrojecida de Xanxus — maldito mocoso — su mascota se posa en su mano y se transforma — ¡muere! — Reborn no puede morir así de fácil

—me libras del peso de la conciencia — sonríe Xanxus y no se defiende, incluso ha soltado el hechizo sobre el hitman… cierra los ojos y espera, porque es la hora de la verdad — jala el gatillo… arcobaleno — susurra con emoción — hazlo

—un placer — un disparo, una bala, el corazón del hechicero se destroza y el cuerpo es impulsado hacia atrás

 

 

Patético es ceder a la muerte. Patético es no enfrentar el dolor y el destino. Pero nadie, NADIE, podía decir que el acto de Xanxus fue patético, porque llevaba siglos enfrentando su destino, incluso antes de que Tsuna naciera. ¿Qué tan duro es destrozar tu alma originalmente pura, cada día de esa vida? ¿Cuán difícil era saber que lo que hacías estaba mal y aun así obligarte a hacerlo? Nadie sabía lo que guardaba su alma, nadie más que su padre lo sabría. Ya dijo lo que tenía que decirle a ese asesino de mierda… él decidió irse primero

 

 

—¡Xanxus! — Ricardo de lejos admira todo. No puede creerlo, no lo puede soportar. Corre hacia su hijo, el cual cae estrepitosamente al suelo después de la detonación — ¡maldita sea! ¡Me dijiste que lo soportarías! — su voz es un grito agónico, un quebradizo pan que se estruja para ser lanzado al abismo

—basura… — susurra al sentir los brazos de su padre acunarlo, pero la herida está hecha y su sangre azul brota con apuro, formando un río tormentoso que lo está limpiando — ya hice mucho… — sonríe con sutileza mientras deja que de su boca se expulse otro riachuelo azulado que evoque el alma que se le va

—el peso de ser el juez es demasiado — susurra mientras forma una barrera evitando que otra bala asestara al cuerpo de su hijo o al suyo y que, a su vez, guardara las palabras entre dos hechiceros condenados — te he podrido poco a poco… aunque mi alma se destrozara en el proceso también

—no te disculpes, basura — susurra mientras mira al cielo, pues las estrellas siempre se vieron tan bonitas a pesar de la situación

—lo siento, hijo mío — solloza con dolor mientras abraza a ese cuerpo caído — ¡lo siento! — respira con dificultad mientras sus lágrimas, también rojizas, brotan  

—imbécil — Xanxus sabe que el rojo es la representación de su auto sacrificio… es lo que los define… y está orgulloso de eso… pero a la vez, está cansado

—ahora descansa en paz… — se resigna porque no puede hacer más y aun así su voz no deja de ser quebrada porque su hijo muere en sus brazos — ya has cumplido con tu labor… deja que el resto se haga cuando la quimera nazca — Ricardo escucha la respiración errática del que lleva su sangre y suspira profundo mientras sus lágrimas dejan de nacer — descansa, hijo mío… orgullo de tu gente, de tu padre… pues has tomado el trabajo más doloroso con una sonrisa… y te mereces descansar de todo este infierno — admira el brillo en el cuerpo de Xanxus y lo acuna con fuerza… poco a poco se vuelve brillantina dorada. Hermosa imagen que precede a una desaparición sin retorno — eras un alma tan pura que accediste a la petición del cielo sin rechistar… mi pequeño Xanxus

—padre — susurra mientras se deja llorar por segunda vez en esa vida. La primera cuando se enteró de su labor futura para destrozar a su familia, a su primo, a todos… y la segunda, ahora, donde puede desahogar el cargo de conciencia pues ha matado a muchos por el bien de todos — oye… padre — dice con respeto, porque en el lecho de su muerte puede mostrarse como verdaderamente es — pu... puedes... a él — solloza como un niño pequeño, le duele el sentirse libre… y reclama porque en su vida no pudo ser honesto ni con aquella persona

—le diré… le diré lo que jamás pudiste decir — solloza al mismo ritmo que las lágrimas abandonan los ojos de Xanxus. Entiende a su hijo, porque fueron confidentes en esa vida errada — le diré a Squalo que lo amabas, pero que el trabajo no podía ser hecho pro otra persona… le diré que te perdone — susurró mientras veía a su hijo volverse polvo — no eres la desgracia de la familia… decidiste convertirte en eso en nombre del cielo, quien te confió la tarea… pero ahora… puedes descansar… Xanxus — solloza con fuerza — ¡Xanxus! — un padre que ni siquiera puede guardar un recuerdo de su hijo y solo ve aquellas cenizas brillantes esparcirse fuera de la protección que forjó

 

 

¿Cuánto estaba dispuesto a sacrificar el mundo?

Un mártir daba su vida por los demás, devolviendo la magia perdida a través de su muerte o con la concepción de un heredero quimérico que le daría el mismo destino, pero de una forma más rápida.

Un ejecutor, carcelero o juez, como se les denominaba, daba su propia cordura, felicidad, alma, mente, todo para tomar en manos la tarea de destrozar al mártir y volverlo sagrado.

Dos sacrificios completamente opuestos. Dos criaturas que nacieron con el destino marcado por el cielo y que no se atrevieron a negarse. Dos almas llenas de pureza que se forjaron de anteriores humanos sin mancha. Dos bebés que nacían en una misma generación para morir en nombre de la magia pura en ese mundo.

El uno amado, el otro odiado. El uno desfigurado desde sus inicios, el otro desfigurado cuando su final se acercaba… ambos hechiceros que nacieron con el alma unida… ambos mártires, pero de diferente tipo. El uno delegado a hundirse en la blancura y ser recordado, el otro delegado a la oscuridad y olvidado. Así eran las cosas

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

Bueno señores, en este punto me dirán. ¿Xanxus era bueno? Si, lo fue… fue un alma tan pura como la de Tsuna, por algo fue hechicero, nacido en una cuna de telas blancas. La tarea de Xanxus y la de Tsuna eran diferentes, pero tenían la misma condena, la muerte. Ustedes dirán si lo que hizo Xanxus fue cobarde, pero desde mi punto de vista no lo fue. Xanxus fue el que más sufrió en esta historia, por eso se decidió a irse y cederle a Tsuna la oportunidad de que tuviera la felicidad que él no tuvo con Squalo. Una felicidad efímera, pero preciada

Bueno… no sé qué más decir… sólo que espero lo hayan disfrutado

Muchas gracias por leer~

Besitos~

L@s ama: Krat

 


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