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Todos fuimos personas por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holis~

Les traigo amor~

XD

a su forma, pero es amor~

Disfrútenlo 

 

 

 

 

Ni siquiera fue una declaración formal. Ni siquiera fueron expresiones llenas de cariño. Ni siquiera un “te amo”, pero aquel gesto posesivo significaba mucho. Tsuna sonrió con dulzura mientras se acurrucaba en el pecho de Reborn, quien lo llevaba en brazos a su habitación. Esa fue la primera vez en que Tsuna sintió el respirar ajeno mientras, en silencio, la noche transcurría. Sentía aquellos brazos rodearle la cintura y era el momento más feliz de su vida, no podía pedir más que eso.

Se quedaron allí sin hacer nada en realidad, nada más que estar juntos, recostados y descansando. Era la primera vez que el castaño sentía una caricia sin malas intenciones por parte de Reborn. La sonrisa tonta no se le borró del rostro en toda la noche, ni cuando sintió el cansancio llegar e inevitablemente sucumbió al sueño… y eso… se repetiría. Nadie más en ese mundo presenciaría un gesto tan “amable” por parte de un asesino, por eso el hechicero blanco se sentía privilegiado

 

 

—es hora de levantarse — Tsuna había estado disfrutando del calor ajeno con los ojos cerrados, fingiendo que dormía, acurrucándose en el pecho contrario, pues quería alargar aquella primera noche lo más que pudiera — sé que no estas dormido, Tsuna

—lo siento — susurró mientras soltaba el suéter ajeno y se apartaba aun con los ojos cerrados

—no vuelvas a darle tus lágrimas a alguien que no sea yo — ordenó Reborn mientras se sentaba en aquella cama, admirando el rostro ajeno, el mismo que había recuperado color

—no puedo prometerle eso

—nadie en las cercanías te necesita. No utilizarás esa magia extraña porque es innecesario

—pero en los alrededores…

—serás egoísta entonces — le cortó el estúpido discursito dramático de buen samaritano — porque ningún inútil ha hecho nada bueno por ti

—pero…

—reacciona Tsuna — dijo tirando de un mechón castaño. No lo hizo con rudeza, fue suave, como si sólo buscara llamar la atención del muchacho — eres bueno con quien fue bueno contigo... Todos esos bastardos sólo te han dado dolor, lo que se merecen es morir de forma cruel

—no puedo — su corazón se estrujó al escuchar eso. No quería que nadie muriera por falta de magia. No mientras él pudiese impedirlo

—lo harás… porque de estos límites no saldrás. No te lo permito. No quiero… no me obligues a atarte a la cama

—puedo sentir a esos seres sucumbir — confesó con la amargura estampada en sus facciones faciales — por eso no puedo ignorarlos

—entonces te daré una distracción — ¿medidas drásticas? No. Reborn sólo tomaba todo a su favor

—aun así, no creo que… — pero se calló al ser aprisionado en aquel colchón. Sus manos sujetas por las ajenas a cada lado de su cabeza, sus piernas abiertas por la pierna que se colaba entre ellas — es-espere

—estás recuperado, ¿o no? — sonrió con malicia mientras repasaba aquel cuello con su nariz y besaba aquella marca, su marca — recuerdas lo que te dije, ¿verdad?

—lo recuerdo — sus mejillas enrojecieron y apretó sus parpados. De esa forma no podía concentrarse en algo ajeno al asesino de patillas — pero yo… yo…

—¿nada que objetar?

—no sea brusco — susurró el castaño mientras él mismo abría sus piernas y dejaba que el mayor se pegara a él. ¿Para qué negarse? — piense en… nuestro hijo — suspiró al sentir el cuerpo de Reborn tan cerca del suyo — no quiero que… le pase algo — sintió la mordida en su oído y se arqueó levemente, disfrutando de esa pequeña acción en su contra

—estás sensible, Tsuna — simuló una embestida y lo escuchó gemir. Tsuna era demasiado sincero con cada respuesta corporal — ¿tanto me extrañabas?

—más de lo que ima-imagina — admitió mientras él mismo movía su cadera en busca de fricción con el miembro ajeno. Perderse en un abismo lejos de su deber era agradable, sólo si ese abismo poseía esa mirada negruzca — sólo Reborn… sólo a usted lo quiero sentir tan cerca

—dime… ese bastardo te… — de repente, como pensamiento fugaz, a su mente vino las palabras de Xanxus

—no… — sonrió sutilmente al escuchar la furia en esas palabras. Celos tal vez — no lo dejé — sintió el agarre de sus muñecas sucumbir, aprovechó eso para liberarlas y enredarlas en el cuello ajeno — porque solo usted puede… puede… — le daba vergüenza decir aquello

—dilo Tsuna — sonrió mientras repasaba aquellos labios con su lengua

—solo usted puede tomar mi cuerpo y estar dentro de mí — sonrió a pesar de la vergüenza y cedió un beso

—abre tus ojos y mírame — el menor obedeció como antes. ¿Cómo no volverse adicto a tanta sumisión? — ¿me ves?

—yo… — el castaño pestañeó varias veces, pues las luces se confundían como hasta ese punto — Reborn-san — suspiró mientras arrugaba un poquito el ceño, pero — si… ¡si lo veo! — su sorpresa se mostraba en plenitud — lo veo — afirmaba emocionado

—mejor así… me gusta que me mires cuando te penetro sin medir el ritmo — sonrió con malicia, recibiendo a cambio una risita de Tsuna y un toque en sus mejillas

—esto es raro — susurró antes de él mismo acercarse y besar aquellos labios que tanto había anhelado — se supone que… sólo debo ver… lo que el cielo quiere — susurraba mientras repartía besos mariposas al son de las caricias descaradas en sus piernas

—pues el cielo debe adorarme

—no se burle de mis creencias, Reborn-san

—cállate Tsuna… concéntrate en esto — susurró embistiendo al menor, quien se tensó apretando sus piernas — ¿me sientes? — Tsuna asintió levemente y como recompensa sintió otra embestida simulada. La intimidad ajena era cálida, pero dura

—Reborn-san… yo… quiero gemir su nombre

—¿tan necesitado estás? — se burló mientras colaba una de sus manos por debajo de la ropa del chiquillo que suspiraba ante el toque — qué lindo — aprisionó esos labios dulces con necesidad, metiendo su lengua y explorando aquella boquita que sólo soltaba estupideces la mayoría del tiempo. Era divertido

 

 

Sonrió al sentir como el cuerpo de Tsuna respondía de inmediato al mínimo estimulo, erizándose ante el roce o simplemente un gemido que salía sin dificultad. Se rozó contra aquel muchacho frágil, olvidándose que apenas hace unos días no podía ni levantarse. Besó aquellos labios para acallarlo un poco, deslizó sus manos por la figura ajena, mordió con suavidad aquel cuello y sintió como esas frágiles manos se aferraban a su espalda con desesperación. Reborn no pensaba más que en marcar con mordidas aquella piel lacerada, para borrar todo maltrato que no hubiese salido de sus propias manos. Desprendió cada prenda con rapidez, encontrando aquella piel bronceadita sin mancha que no fuera esos extraños tatuajes en tonalidad oscura y recordó la habilidad curativa de esos hechiceros. Ninguna marca forzada por mano ajena, ningún rasguño, un lienzo en blanco para la tinta negra que despedía el asesino. Era perfecto.

El castaño gemía suavecito disfrutando de cada beso en su piel, sintiendo como aquella lengua ascendía por su pecho y se enredaba en sus pezones. Soltaba una protesta aguda cuando cada uno de ellos fue apretujado por los dedos o los dientes ajenos, pues le desesperaba y complacía aquellas corrientes eléctricas que recorrían su cuerpo. Tsuna apretaba los hombros ajenos en respuesta al calor que en su cuerpo aumentaba, lo aprisionaba con sus piernas cuando sentía que el aire le faltaba y arañaba la espalda a disposición, dando muestra de que necesitaba más que solo roces… rogaba… pedía ser envuelto por aquella esencia. Lo miraba suplicante y estaba emocionado porque la claridad en sus ojos llegó en el momento justo

Eran honestos, ambas criaturas llenas de magia lo eran, pues sus cuerpos se encendían con la presencia ajena. Sus intimidades pedían a gritos ser calmadas, las manos viajaban con soltura por la piel desnuda que empezaba a despedir leves muestras del esfuerzo. Los ojos del menor se aguaban debido al cúmulo de lágrimas que reflejaban su estado caótico de emociones. Los besos apasionabas robaban el aliento del otro con rapidez mientras que sus pieles se juntaban hasta combinar el calor que desprendían. Se perdían en la lujuria que nacía desde lo más escondido de su ser.

 

 

—tu voz está haciéndose más aguda

—lo… lo sé — gimoteaba el castaño cuando dejó de sentir las caricias ajenas

—¿por qué? — se sentó en aquella cama y sonrió. Iba a jugar un rato

—porque me gusta lo que hace… Reborn-san — apenas si podía hablar bien o pensar, pero lo intentaba mientras cerraba sus piernas como si intentara camuflar la evidencia de su necesidad carnal

—eres lascivo cuando quieres — admiró a aquel mocoso y lo vio mover las caderas instintivamente. La timidez se iba a la mierda y eso a Reborn le encantaba porque podía ver el lado de Tsuna que él mismo creó y amoldó a su gusto.

—Reborn-san — susurraba quedito, pero estaba desesperado — continúe… por favor

—esta parte tuya… está demasiado caliente — deslizó sus dedos por las piernas del menor, hasta que repasó aquel miembro despierto y escuchó el gemido audible

—si — se mordió el labio cuando dejó de sentir aquella caricia y sintió su espalda arquearse — y es por usted

—¿qué quieres que haga ahora? — susurraba con sensualidad en el oído del muchachito que intentaba levantarse, pero cuyos brazos temblaban

—que me bese — rogaba y casi enseguida sentía la lengua repasar sus labios antes de que un beso se diera — que me toque — susurraba y sus mejillas eran sujetas por una de las manos del asesino — que…

—¿Qué más? — no lo dejaba acercarse demasiado. Era simplemente su autosatisfacción

—quiero saborearlo… a usted — gimió mientras conectaba sus ojos con los del hombre de patillas — por favor

—que buena idea — unió sus labios con los del muchacho y sonrió. Ese era su esclavo favorito

—su… su intimidad — gimió y dejó que uno de los dedos de Reborn se metiera a su boca. Lo repasó con su lengua con habilidad, perdido en el deseo de tenerlo dentro de él — quie…ro

—entonces usaba bien esa lengüita tuya

 

 

Reborn admiraba con satisfacción como era el menor quien suplicaba saborear la intimidad contraria. Tsuna se volvía una persona diferente cuando estaba perdido en la necesidad. Descubrirlo y explotarlo fue demasiado gratificante. Aprovecharlo era un placer que no quería que nadie más tuviera. Besaba esos labios después de que sus propios dedos fueron saboreados por aquella boca, disfrutaba de como el chiquillo gemía. Tsuna no dejó de suplicar por aquello y el amable asesino al final se lo permitió, ¿por qué no hacerlo?

Con descaro le susurraba las indicaciones al oído, la respuesta de Tsuna era un bonito color rojo y un “si” suave. Reborn lo tomaba por el cabello y terminaba acercándolo al “manjar”. Lo dejaba hacerlo solo, se dedicaba a disfrutar de la visión, porque era innecesario intervenir. Tsuna no se medía en su accionar, porque en verdad había anhelado ese momento con desespero. Había suprimido recuerdos mientras estaba en el castillo de luz y aun así las sensaciones de placer aun siguieron ahí, molestándole cada noche, por eso ante la atenta mirada oscura se relamía los labios lentamente.

Reborn era grande, a Tsuna le gustaba todo de aquel hombre. El castaño besaba el falo del mayor desde la punta hasta la base, lo hacía con el mayor de los cuidados, suspirando de vez en cuando. Deslizaba su lengua por todo el falo erecto, saboreaba cada porción y hasta restregaba su mejilla con este mientras sus dedos masajeaban el resto, incluyendo los testículos que adoraba sentir golpeando contra sus nalgas. Su mente se ponía en blanco, su decencia se iba al infierno y solo quedaba él y los gruñidos que resonaban en su cabeza al saber que lo hacía bien. Se lo metía a la boca y gemía satisfecho porque sentía el calor despedir de Reborn, el mismo que sentiría dentro de sí en poco de tiempo. Se movía con calma, sacando y metiendo el miembro de su boca. Acogiéndolo con sus paredes y su lengua, masajeándolo mientras succionaba de vez en vez

 

 

—joder — soltaba como única frase cuando su punta era el blanco de aquella boquita — Tsuna… nadie pensaría que puedes hacer eso

—es porque… — se separaba levemente dejando un hilillo de saliva como una unión

—nunca dije que lo dejases de hacer — Reborn tiraba de aquello cabellos para mirarlo un momento y sonreía — sigue… yo me encargo del resto

—hum — soltaba una suave risa antes de volver a inclinarse y de inmediato meter aquella erección a su boca

 

 

Escuchar todo el ruido obsceno que aquel castaño hacía lo estaba desesperando un poco, los gemidos que soltaba de vez en vez tampoco ayudaban y eso era excelente. Tsuna no era el único que debería estar disfrutando de eso, equidad, ante todo. El castaño terminó gimiendo en cierto momento, pues el mayor tiró de él para que estuviera en posición perfecta para ser preparado. Tsuna sentía claramente sus rodillas apoyadas en una zona del colchón, una cercana a la cadera de Reborn, incluso tuvo que usar una de sus manos para sostenerse y no caer. Un dedo invadió sus entrañas y se arqueó notoriamente, soltando una protesta audible, pero la sorpresa pasó de inmediato al sentir el movimiento circular en la zona. No debía abandonar su trabajo, sólo eso sabía, aunque fuera difícil concentrarse mientras su entrada también era estimulada. Tsuna succionó, chupó, rozó con sus dientes mientras sentía los dedos entrar en sus entrañas… lo hizo de tal forma que en cierto punto fue derrotado

 

 

—ya no… puedo — jadeó sacando el miembro de su boca y dejando su saliva descender por su quijada — Reborn-san… yo… ah

—estás desesperado… ¿no pedías delicadeza, Tsuna? — sonrió sintiendo una punzada en su miembro al ver aquella mirada llorosa rogando por ser complacido

—pero…

—acuéstate

—si — posaba su espalda contra la cama y gemía al sentir esos dedos fuera de su cuerpo — Reborn-san — susurraba mientras abría sus piernas y colocaba sus brazos a cada lado de su cabeza. Era sumiso, le gustaba ser sumiso porque la recompensa era el delirio

—las marcas me gustan — susurraba mientras deslizaba sus dedos por las piernas ajenas y mordía el interior de esos muslos. Los repasaba por completo, lamiendo las agresiones, escuchando el gemido complacido — es mejor si duran por días —ignoraba la goteante erección del castaño y ascendía hasta ese vientre levemente curveado

—yo… lo sé… también me gusta — cerró sus ojos al sentir una caricia gentil en su vientre. Eran pocas esas acciones, cada una más especial que la anterior

—así que… aquí está mi hijo — sonrió divertido cuando repasó aquella zona marcada por un tatuaje en color negro. Hasta ese punto las marcas en la piel del castaño poco le importaron, pero en esa zona… de verdad que le perturbaba un poco — parece que no ha crecido casi nada — mordió con delicadeza aquella parte y Tsuna se retorció soltando un gemido

—está… ah… ahí

—pues ahora tendrá que dormir… porque de su mami… yo me ocupo — le parecía divertido pensar en que sería padre en unos meses. Jamás planeó aquello, pues poco le importaba la descendencia. Y ahora mismo, aquel muchachito le daría una… una criatura que llevaría su sangre

—por favor — suplicó mientras sentía la lengua ajena hacer un caminito por su vientre y ascendiendo a su pecho — mgh… Reborn — suspiró cuando su pezón fue aprisionado por los labios ajenos y abrió sus ojos para ver aquello — Reborn — susurró antes de acariciar ese cabello y sonreír… Reborn estaba siendo gentil — ugh — la mordida lo sacó de su burbujita de felicidad, pues olvidaba el placer que se sentía al ser dañado en ciertas zonas

 

 

Torturó al muchacho un rato, mordiéndole en los lugares más evidentes, succionándolo, besándolo, lamiéndolo y sintiendo su ego subir al escuchar al otro pedir por más. Tsuna era malditamente lujurioso cuando quería, tal vez era su culpa y por eso no lo haría esperar más. Acarició esas piernas antes de separarlas lo más posible y posicionarse en medio. Reborn lo miró un momento antes de hacer alguna cosa, aquel pecho agitado que se movía sin secuencia alguna, la piel brillantemente sudorosa, la erección goteante que evidenciaba el deseo, esos bonitos ojos conectando con los suyos y demostrando un sinfín de emociones de las que él carecía. Hermoso y era completamente suyo

El asesino se relamió los labios sutilmente al no controlar sus deseos, pero al ver esa curva en el vientre del castaño reflexionaba y suspiraba, ya habría tiempo para lacerarlo. Tomó su propia erección para jugar con aquella entradita que pedía a gritos ser profanada, jugaba a entrar y no hacerlo, escuchaba la protesta antes de presionar aquella parte con cuidado. Tsuna se arqueaba complacido, respirando profundo para relajarse, al mismo tiempo que agarraba las sábanas y las apretaba con fuerza. Reborn lo hizo con paciencia, disfrutando de la prisión que acogía su miembro, aquella que lo envolvía en un cálido ambiente apretado. Gruñó cuando su miembro se perdió entre las nalgas ajenas y escuchó el gemido largo que Tsuna soltaba. Lo besó tragándose muchos suspiros y recibiendo caricias en su espalda desnuda. Tsuna sabía ser delicado incluso en esa ocasión

 

 

—Reborn… san — susurraba apenas cuando soltaban sus labios

—Tsuna… sólo cierra la boca — gruñó pues sentía la presión en su miembro y la necesidad de romper ese pequeño cuerpo — o no me contendré — recogía esas lágrimas con su lengua y disfrutaba del dulce y mágico sabor

—gracias — una sonrisa sutil, una mirada dulce en respuesta a la delicadeza

—te lo advertí

 

 

Movimiento suave que arrancaba gemidos y lágrimas brillantes llenas de magia. Embestidas que llevaban a ambos al mar de placer que solo entre ellos podían sentir. Gemidos que demostraban el goce y gruñidos que denotan poderío. Un principio suave a pesar de la tentación de uno de ellos, pues se debía proteger al fruto de su unión. Sus mentes poniéndose en blanco mientras la pasión se reflejaba en las caricias que se deslizaban por su piel. Besos que acallaban sus voces por instantes. Ruidos que producían sus pieles y la unión entre sus cuerpos

Las uñas de Tsuna marcaban la espalda de quien se incrustaba en su ser con delicadeza, pero que de a poco tomaba fuerza controlada. Las sensaciones en la piel que los afectaba a ambos. Se miraban un momento en medio de aquel acto, se besaban aun mirándose y por primera vez disfrutaban del no decir algo mientras seguían en su frenesí. No hubo más que los sonidos del acto carnal, pero las caricias delicadas podían expresar lo que las voces no hacían.

 

 

“Te necesito. Te amo. Te quiero para mí. Te deseo. Te adoro. Te monopolizaré”

 

 

Anhelo, lujuria, necesidad, todo en cada movimiento acompasado que los hacia delirar. Un beso, un grito, una explosión de sensaciones al llegar al punto máximo de la pasión que proclamaban. El abrazo rudo experimentado en su liberación y la respiración agitada que denotaba cansancio y aun así… siguieron entre besos y caricias para despertar su libido una vez más. Lo harían hasta que sus deseos se calmaran o hasta que sus cuerpos desfallecieran… porque era hora de recuperar el tiempo perdido  

 

 

Tiempo libre…

 

 

La visión de Tsuna volvía cada cierto tiempo y se iba sin aviso alguno, era cómo un juego entre él y el cielo. El castaño no se quejaba y el hitman dejó de importarle en cierto punto, después de todo no era necesario que el mocoso tuviese buena visión. Acordaron no hablar de eso, era un problema que tal vez se regularía después de un tiempo. Pero siempre que Tsuna necesitaba ayuda para trasladarse en medio de su penumbra, Reborn estaba ahí. El castaño no se atrevía a preguntar la razón, no quería hacerse la ilusión de que era vigilado constantemente, pues tal vez simplemente el mayor leía sus pensamientos o predecía sus torpes movimientos. Sería un secreto

El menor hacía sus tareas con tranquilidad, sonriendo como hace mucho tiempo hacía. Cuando podía ver se dedicaba a arreglar la cabaña, preparar algún platillo del completo gusto del hitman o simplemente mirar los alrededores mientras tocaba el collar que colgaba en su cuello. Apreciaba su joya, la que como dije tenía colgada la mitad del cristal que fabricó, pues la otra mitad se lo dio a Reborn. El mayor había bufado al recibir el obsequio y, aun así, sin que Tsuna lo viera, se lo guardaba en el bolsillo del traje y de vez en cuando lo tocaba para saber que estaba allí. Comportamiento común en cada especie a la que representaban. Volvieron a su rutina normal, a su relación anterior, con la única diferencia de tener en la cabeza que el tiempo pasaba y hasta uno de ellos lo contaba por horas. Ninguno quiso hablar del tema directamente, porque sería arruinarse la mañana, tarde o noche. Era como un secreto

Tsuna en ocasiones solía mirar por la ventana, o salir de la cabaña para admirar el cielo. Era una rutina que cumplía para enterarse de quienes habían fallecido o estaban a punto de hacerlo. No podía evitarlo, algo en su interior lo llevaba a hacer aquello a pesar de que su mente quisiera cumplir con la orden de Reborn. Era entonces que sus lágrimas brotaban sin que él siquiera se diese cuenta y se deshacían en luces brillantes que el viento se llevaba. No lo podía evitar, era su instinto que le obligaba a ceder su magia de esa forma. Ocasionalmente quería parar de hacerlo, limpiaba sus lágrimas, luchaba por no cumplir su deber, pero terminaba sin siquiera estar consciente de lo que hacía, como si su mente se desconectara de su cuerpo y… se desvanecía

Reborn tuvo que estar pendiente del castaño en muchas ocasiones, pues no lo dejaba cumplir con esa tarea del infierno. Era obvio que evitaría, bajo cualquier costo, que las lágrimas salieran de esos ojos color chocolate. Cuando percibía el silencio en la casa, sabía que Tsuna había salido fuera o que miraba por la ventana. Muchas veces se vio tentado a encerrarlo en una habitación sin ventanas, pero por alguna razón no podía, pues esos ojos suplicaban en silencio la libertad que le fue negada por sus propios familiares. Aun así, aquel comportamiento lo cortaba de inmediato, porque cada vez que la magia era cedida, Tsuna decaía más.

Cuando quería volver a Tsuna a la realidad, parar ese llanto destinado a la salvación ajena, lo besaba de improvisto. Desbordaba pasión en el simple roce de sus labios o el jugar de sus lenguas, le quitaba el aliento hasta que ambos jadearan. Cuando Tsuna volvía en sí, lo llevaba dentro de la cabaña y le hacía el amor hasta que de nuevo esa cabeza dejase de preocuparse por quienes no lo merecían. Mantenía la atención del jovencito en sí mismo, en su hijo, o en algo egoísta que pudiesen compartir. Hasta ese punto un “te amo” no había sido pronunciado, pero no hacía falta, pues cada uno de ellos lo interpretaba de la mejor manera que podía. El cuidado que el uno tenía con el contrario era suficiente

Reborn cuidó de Tsuna como nunca había hecho con alguien. Hasta dejó de ser un “disimuladamente” por un “obviamente” protector. Todo fue progresivo y natural, incluso el propio asesino no se dio cuenta de que su accionar ya no era de un ser sin preocupaciones o emociones. De vez en cuando, el hombre de patillas regresaba a las cavernas para revisar cómo iba la investigación, pero regresaba furioso porque no había progreso alguno. “Charlaba” con Iemitsu y el muy desgraciado seguía sin soltar nada, torturaba a muchos de los hechiceros que tenían cautivos, pero nada. Peleó con sus compañeros de igual forma, exteriorizaba su mal humor con cualquiera que no fuera Tsuna. No tenía respuestas y a más de eso… algunos bastardos de sus compañeros llegaron a su hogar pidiendo ayuda para no sucumbir ante la falta de magia. Los iba a matar para liberarlos del dolor del proceso, pero alguien no lo dejó

 

 

—no seas egoísta. Sólo somos nosotros — dictaminaba Viper, y por una vez mostraba su rostro opacado por las ojeras del desvelo. Todos se sorprendieron al ver el cabello largo y la mujer que nunca aparentó ser una

—te hemos ayudado con la investigación, es hora de retribuir con ello — Verde trataba de verse normal, pero una de sus manos temblaba mientras soltaba aquello

—largo bastardos — aun así, Reborn no lo iba a permitir. No señor. Nadie más que él tomaría esas lágrimas

—haré escándalo hasta que tu mocoso nos escuche — vociferaba Viper antes de mirar a la mujer detrás de sí — ¡ayúdame Luce!

—les voy a meter una bala en medio de los ojos — Reborn dejaba que león se posara en su mano y se transformara. Obviamente iba a mandar a todos al demonio

—¿le has preguntado a Tsuna? — sonrió Luce — no deberías ocultarle cosas

—por el mocoso, yo decido

—Reborn-san… pare por favor — le había sido difícil salir a dar cara. La atadura en su muñeca fue fuerte a pesar de ser improvisada, pero lo había logrado

—regresa adentro, Tsuna

 

 

¿Extrañeza? Nadie dijo nada mientras el hitman peleaba verbalmente con el castaño hechicero, para al final perder la batalla. Se guardaron sus comentarios porque la prioridad era la magia que necesitaban recuperar y para eso no debían hacer enfadar a Reborn. Tsuna no se negó a ayudar y daba las lágrimas necesarias para la supervivencia de cada uno de los asesinos, eso cuando lograban esquivar todos los intentos del hitman de hermosas patillas por detener el proceso… aunque eso significara matar a cada asesino moribundo. Tsuna fingía no saber nada, no ver nada de lo que hacía Reborn, pues sabía que en parte lo hacía por desesperación y no lo recriminaría, él también quería ser salvado, aunque fuera una oportunidad mínima para extender su vida un poco.

Cuando el castaño terminó de ceder la magia, su piel palideció, sus piernas temblaron y fue Reborn quien logró sostenerlo antes de que cayera. La mirada amenazante del poderoso asesino fue suficiente para recriminar el accionar de los de su misma especie y hacerlos sentir culpables. No se soltó palabras después de eso. Los que ya tenían energías se fueron sin hacer escándalo y el castaño reposó en brazos de quien sería su protector en esos tiempos. Ambos velaban por el ajeno de manera distinta, pero la piedad se fue perdiendo mientras los días pasaban

 

 

—Reborn-san… ¿qué hora es? — susurraba al despertar de su siesta inducida

—eso no importa, vuelve a dormir — le exigía con los ojos cerrados

—pero… — miraba la claridad, tal vez era el siguiente día o tal vez sólo durmió unas horas

—que duermas te dije — reprochó mientras lo abrazaba y obligaba a que se acurrucara en su pecho — cállate y duerme

—¿no he dormido lo suficiente?

—no… aún estás débil

—no lo estoy — sonreía sutilmente — estoy bien

—no te creo

—puedo incluso soportar su insaciable necesidad de sexo — rió bajito al escuchar un leve “hum” — así de bien estoy, Reborn-san

—no importa… por hoy lo dejaré pasar — posó su mano sobre la cabeza del castaño y fue la única señal que dio para decir que ambos debían callarse y cerrar los ojos

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

Este capítulo fue puro lemon. ¿Cómo demonios pude hacer eso? Fue tan largo que me sorprendo de mí misma… tal vez debería hacer un PWP (creo que así se le dice a este tipo de fics que no son más que lemon y ya)

Confesaré que hice la corrección de este lemon mientras escuchaba el soundtrack de “el rey león” … al final me di cuenta, así que, si les gustó la zukulencia, agradezcan a ese soundtrack  jajajajjaja… estoy segura que nunca volverán a escuchar esas canciones de la misma forma

Bueno, ya llegamos al final de nuestra historia. Para ser exactos el siguiente… así que estaba pensando hacer un extra o alargar el capítulo final. ¿Ustedes qué dicen? O si no, lo dejo tan corta como está

Si su respuesta es positiva… ¿De qué quisieran que tratara el extra?

Muchos besos para los que siguen leyendo esta locura~

Muchas gracias por el apoyo hasta aquí

Nos veremos la siguiente semana bebés~

Besos y abrazos~

 


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