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Cercana Aflicción. por Naeh

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Notas del capitulo:

:3

Lo que había comenzado como un romance secreto continuó como tal, porque Minseok no estaba preparado psicológicamente para enfrentar a los padres de Jongdae quienes ya tenían la vida de su hijo planificada, y el Serium personalmente estaba tan feliz con su pareja que no quería arruinar su humor con discusiones que no resultarían de todas formas.

Kim Jongdae tuvo que seguir aparentando para todo el mundo que era "muy feliz" con su prometida y Kim Minseok tuvo que seguir aparentando que simplemente era el "mejor amigo" del joven de la casa Kim. Ni siquiera se atrevió a comentarle a Yixing porque era un cobarde.

Por otro lado, cuando estaban juntos las cosas eran más que mágicas.

Jongdae se empeñaba en encantar a su novio de las mejores formas, creando ilusiones, moviendo objetos, adormeciendo a su medio hermano cuando estaba bajando las escaleras para que cayera de bruces y pudiera burlarse tranquilamente... bien, eso no lo hizo con la intención de encantar a Minseok, pero los dos no pudieron dejar de reír cuando Junmyeon volteó a verlos y estos cerraron la puerta de la habitación como si tuvieran cinco años cada uno. Tan inmaduros.

Minseok estaba tan feliz que sus panes salían cada vez más sabrosos y todos se habían dado cuenta de eso. Yi Fan incluso, bromeando, le había dicho que si seguía así estaría a unos cuantos panes de eliminarle completamente los impuestos a él, pero era un secreto.

Cuando las personas iban a comprar el pan podían ver perfectamente la hermosa sonrisa del panadero y todos se preguntaban quién le había robado el corazón de esa manera a un chico tan sano y bueno como él.

Las únicas personas que sabían eso eran Jongdae, él... y la chica.

- Seokie vamos a pasear~ - Minseok negó algo cansado, el trabajo lo había tenido ocupado todo el día – por favor~ ven conmigo, ¿sí?

- Hoy no, ¿sí? – Quiso imitarla para pasar la tensión, pero su voz había sonado muy fatigada - De verdad estoy muy cansado... - intentó sacar un poco de la harina que le cubría molestamente los ojos –

La chica quedó en silencio unos minutos intentando no comenzar con una pataleta infantil mientras observaba como Minseok junto a su asistente... ¿cómo se llamaba? algo como "Lao", limpiaban como podían la tienda. Ella estaba comenzando a perder su paciencia.

- Si invito a Jongdae, ¿irás?

Una pregunta con trampa que inmediatamente reconoció el panadero, Zitao estaba en silencio limpiando las cosas porque desde siempre, cuando la prometida del joven Kim aparecía eso significaba incomodidad y tensión para su amigo. Minseok la observó detenidamente, no había molestia en su rostro y mucho menos lo fue en su voz, tenía puesto un lindo vestido lo bastante ceñido al cuerpo como para que pareciera que no podía respirar y una abertura que dejaba ver de más lo que eran sus pechos. Era algo provocativo para una joven, hermosa y comprometida mujer.

- Señorita Kim, ya le dije que estoy muy cansado, ¿no es mejor que vaya sólo con Jongdae por esta vez?

- "Señorita" nada más, todavía no estoy casada... además, podrías ya comenzar a llamarme por mi nombre.

- No, eso sería irrespetuoso.

- ¿Y con "Jongdae" está bien?

Allí estaban otra vez, con Minseok sudando de los nervios y la joven dama acechándolo como a un simple conejo. En ese momento Kim Minseok ya estaba comenzando a pensar que iba a ponerse a llorar y después le iba a rogar a Yixing que lo ayudara porque él no podía con tanto, de no ser porque la muchacha soltó una risita inofensiva a la vez que se abalanzaba sobre el panadero dándole un fuerte abrazo, le dijo que sólo estaba bromeando y que lo dejaría descansar mientras se retiraba de la tienda agitando sus manos como si de una niña se tratase.

Kim Minseok siguió temblando mientras Tao se moría por contarle a Yixing y Yi Fan lo que había ocurrido.

Porque en el fondo, muy en el fondo Minseok y Zitao sabían que ella estaba enamorada del panadero desde siempre.

Cuando ella pensaba en Minseok todo lo que podía recordar era la educada y respetuosa manera en que la trataba, su amabilidad y caballerosidad cuando estaba frente a ella, sin mencionar su atractiva apariencia.

Ella se había perdidamente enamorado de él desde el primer momento en que lo vio, esa mañana temprano cuando la gripe los había atacado a todos y el joven panadero había llegado a la puerta de su futura casa con el pan recién horneado, cubierto de harina y leves sonrojos vergonzosos en sus mejillas que la habían hechizado mucho más que Jongdae.

No pudo evitar sentir esos terribles celos que tuvo cuando se dio cuenta de la relación que estaba teniendo con su prometido.

Ella y Jongdae ya llevaban una relación más de hermanos que de prometidos y eso para los dos estaba bien, incluso lo habían hablado y no tenían ningún problema el uno con el otro, lo que no estaba bien era que Minseok lo haya elegido a él.

Antes de ingresar a la casa pateó un masetero que se encontraba en la entrada, rompiéndolo de inmediato y ordenándola a las sirvientas que lo limpiaran antes que alguien más lo viera. Estaba frustrada porque se había tardado una hora en ajustar perfectamente el vestido para resaltar todos sus atributos y Minseok ni siquiera la había mirado con otros ojos, todo lo contrario, se había dedicado a trabajar más de lo usual con tal de no tener que verla directamente. Ni siquiera le había visto los pechos, no sabía si indignarse más con eso o sentirse halagada porque eso seguía confirmando lo caballero que era Kim Minseok.

Todo lo que ella quería era tenerlo, y él lastimosamente lo sabía.

La chica se le insinuaba a menudo, con sus ropas, con sus expresiones, con la manera en cómo le hablaba, incluso en cómo se acercaba a él. Recordaba que hace sólo un par de semanas atrás la joven prácticamente se le había lanzado encima con otras intenciones y él tuvo que detenerla casi a patadas, no tan literalmente, pero fue igual de brusco. Él jamás la aceptaba, él amaba a Jongdae y nunca iba a traicionarlo ni por una mujer ni por nadie.

Estaba destrozada e irritada, ella lo amaba y lo quería como suyo. Su personalidad oculta era así, posesiva, no podía aceptar que Kim Minseok no se había fijado en ella aun cuando había hecho todo lo posible para que si pasara.

Lo que más le carcomía el cerebro era saber que prácticamente había sido ella quien los había juntando a esos dos.

Pero no se iba a quedar con los brazos cruzados, y si tenía que delatarlos, lo iba a hacer.

~

Ya hasta habían perdido la cuenta de todos los meses que sus abrazos, caricias y besos entraban en la categoría de "noviazgo", Kim Minseok gozaba de ser besado en el cuello por el otro, mientras Jongdae apretaba el cuerpo contrario sobre el suyo marcando territorio, no importaba que nadie los viera... a excepción de las sirvientas que ya se habían aliado a favor de ellos, se sentían tan a gustos uno al lado del otro que cuando debían separarse era como si una parte de ellos se fuera con su pareja.

A Jongdae no le gustaba que los demás vieran tanto a Minseok, sabía que todo el pueblo lo conocía y estimaba demasiado, también sabía que por obvias razones iban a verlo si era la persona que los alimentaba todas las mañanas como mínimo, pero no le gustaba compartir.

Kim Jongdae siempre fue egoísta hasta con su hermano, lo que era suyo, era suyo, y nadie más tenía el derecho de tocarlo o siquiera verlo.

¿Por qué todo el mundo tenía que sonreírle tanto a Minseok?

¿Por qué él tenía que sonreírles de vuelta?

¿¡Por qué era tan malditamente lindo, maldición!?

Jongdae se lanzó tranquilamente a la cama mientras intentaba ordenar sus ideas y eliminaba de su mente las ganas de asesinar a todo el mundo que tenía. Había dejado de estudiar magia, ya no la practicaba tan apasionadamente como antes y eso sus padres lo habían notado.

Jongdae era la esperanza de los Kim porque sinceramente Junmyeon era mejor en la redacción de documentos oficiales que practicando sus habilidades. No lo dejaban hacerlo dentro de la casa... o cerca del pueblo. Al principio, los padres de ambos le habían adjudicado este nuevo acontecimiento a su prometida, pero hasta ellos se habían dado cuenta que últimamente no estaban tan juntos como los primeros años. Además, ya sólo le faltaban un par de meses a la joven para cumplir la mayoría de edad y poder casarse como las reglas Serium decían, no podía irse todo cuesta abajo ahora.

En una reunión privada entre los padres y abuelos de la familia acordaron hacer un viaje político todos juntos a un pueblo cercano para intentar introducir nuevamente al ahora despistado Jongdae a su planificada vida.

Cuando el mencionado se enteró quiso negarse, pero escuchando los argumentos que estaban diciendo sus abuelos y sabiendo que si de igual manera se negaba iba a tener más problemas que simplemente obedeciendo prefirió cerrar la boca molesto y preparar su maleta. Estarían fuera del pueblo durante tres días.

~

Ocultos en un callejón del pueblo Jongdae besaba tres, cuatro, cinco veces a un sonrojado Minseok que de todas formas tampoco quería separarse. Para él esperar tres días no era nada, pero sabía perfectamente que para Jongdae era una tortura porque no pasaba una hora desde que ya tenía hambre de volver a devorar sus labios, Minseok sabía lo posesivo que era Jongdae y no podía cambiarlo, así que sólo se dejaba amar en ese alejado lugar hasta que el chiflido del abuelo del menor fue escuchado y Jongdae bufó molesto justo antes de besarle por última vez, lenta y apasionadamente. Se despidió con una sonrisa triunfal y salió del lugar, subiéndose prontamente a la carroza que los llevaría al pueblo siguiente.

Minseok salió minutos después de su escondite con los labios inflamados y totalmente avergonzado. ¿Por qué tenía que ser así? Estaba aliviado de comprobar que nadie se haya dado cuenta de lo que había ocurrido en ese lugar.

El sol había salido hace aproximadamente dos horas y la panadería ya estaba repleta de gente. Yixing corría de un lado a otro a dejar pedidos y Zitao limpiaba los elementos de Minseok para que éste pudiera trabajar lo mejor posible, las personas cuchicheaban unas con otras sobre lo hinchados que estaban los labios del panadero y sobre lo rojo que se encontraba en esos momentos. Kim Minseok ni siquiera quería voltear a ver a toda esa gente porque escuchaba perfectamente lo que estaban hablando, iba a ser un largo día.

Cuando la tarde había llegado por fin, la panadería se cerró y todos se sentaron en el comedor de la casa hablando de lo "horrible" que había sido el día. La madre de Minseok reía al escuchar a esos tres pobres chicos como se habían matado trabajando mientras les servía la comida, su hijo legítimo fue inmediatamente a ayudarla.

- Déjame servirles, trabajaron muy duro hoy.

- Mamá... - bastó con la mirada de su pequeño para que la vieja mujer cediera y lo dejara ayudarla, siempre era así –

No había pasado ni media hora cuando la puerta de la casa fue tocada y Minseok fue a atender, a decir verdad, nunca espero verla a ella parada afuera de su casa, en especial cuando la noche estaba helada, no estaba lo suficientemente abrigada y estaba seguro que ella también había ido al viaje familiar.

La chica simplemente se limitó a sonreírle e invitarlo a tomar té al otro día por la tarde, ya que ella estaba encargada de cuidar la casa y sus padres estaban muy ocupados como para acompañarla, además, era su único amigo.

A pesar de todos los pensamientos que se le vinieron a la mente diciéndole que no era una muy buena idea por cómo era, Minseok no tuvo más opción que aceptar y la vio irse totalmente satisfecha de vuelta a su casa, ella no había aceptado que la acompañara en ese momento.

~

Eran alrededor de las 6 de la tarde cuando su planificada visita llegó al hogar algo nervioso, ella lo sabía, cualquier podría darse cuenta a metros de distancia.

Eso no iba a detenerla.

El primer año que estuvo viviendo en la casa la joven había entrado a una habitación extraña llena de frascos, jarras y libros extraños a simple vista no tenía la impresión de ser nada más que simple basura. Había estado husmeando por allí cuando Jongdae había aparecido y la había sacado casi de una oreja porque "¿Estás loca? Son pociones, es peligroso estar metiendo la nariz en esos frascos cuando no sabes que tienen" y desde ese momento no había vuelto a ese lugar. Hasta esa mañana.

Las sirvientas estaban inquietas porque no se querían ni imaginar que es lo que estaba planeando esa chica, la querían mucho, eso no lo podían negar, pero ellas estaban a favor de Jongdae. No les gustaba lo que estaba pasando.

Una hora antes que la visita llegara la joven había vuelto a entrar a esa habitación con uno de los libros de Jongdae, leyendo los nombres de los frascos y eligiendo detenidamente el que necesitaba. "Tragecio", era una especie de droga creada por los propios abuelos que adormecía a quien lo consumiera, era como un alucinógeno.

Eran las seis y media cuando el par se sentaba en el comedor de la casa siendo atendidos por las sirvientas quienes traían los anticipados tés y bocadillos. Minseok no podía negar que estaban deliciosos a pesar de lanzar comentarios de "crítico de cocina" que hacían reír a la joven. El ambiente era bueno, no había tensión entre ellos y Minseok sentía que por fin había arreglado el "problema" que había entre ellos.

El té tenía un olor exquisito, similar a la lavanda, era algo que fascinaba a Minseok.

La sonrisa de la joven se ensanchó cuando vio al panadero beber el liquido y minutos después comenzar a pestañear con dificultad, nervioso, tratando de estabilizarse cuando ya sabía que todo se estaba yendo junto con él.

~

Realmente, Jongdae no esperaba que su labor en ese viaje fuera tan nula. 

Normalmente cuando sus padres lo obligaban a acompañarlos por esos temas políticos - que a él no le interesaban mucho - intentaban a toda costa involucrarlo en la toma de decisiones, o por lo menos, estar presente cuando éstas se hagan para que fuera familiarizándose con lo que sería su "futuro trabajo", pero en este viaje fue bastante satisfactorio para él que prácticamente lo mandaran a negociar con un pueblerino por un negocio que tenía éste y que los Kim querían adquirir, una tienda de antigüedades bastante grande para el lugar. La elocuencia de Jongdae le ayudó a tener todo listo en la misma tarde que había llegado al lugar, al otro día, en la mañana temprano sólo tuvo que presentarse para firmar los papeles y trato hecho, ya estaba todo satisfactoriamente cumplido. Sus abuelos le dieron vara alta para que pudiese hacer lo que quisiese al cumplir y Jongdae no lo pensó ni dos veces al momento de tomar su carruaje y despedirse de ellos, estaba satisfecho.

El camino fue lo suficientemente corto - unas tres/cuatro horas - para dormir una pequeña siesta y llegar con todos los ánimos a su casa, tomar una ducha, y volver a salir en busca de su persona favorita. 

Cuando llegó a su hogar logró divisar a las sirvientas conversando quedadamente entre ellas hasta que se percataron de su presencia, intentándolo darle unas especies de señales que él no logró comprender en el momento, bien, a veces eran raras porque trabajaban todo el día y les gustaba divertirse de vez en cuando, eran jóvenes, pero de todas formas había sido extraño. 

Al momento de entrar a su casa realmente esperaba escuchar pisadas bajando las escaleras y ver a su joven prometida recibirlo como siempre, pero el clima era tenso y había algo en su oído que le molestaba enormemente, como un zumbido que no podía dejarlo tranquilo.

Además de un fuerte olor a lavanda.

¿O era ese extraño ruido que escuchaba desde el segundo piso que no quería reconocer?

La sangre de Kim Jongdae se heló y su cuerpo se tensó, involuntariamente comenzó a caminar y subir las escaleras porque él de verdad no quería ir allí, no quería saber que era eso. No quería llegar a la puerta de su habitación donde el ruido era más fuerte y sus manos comenzaban a temblar.

No quería abrir la puerta, y ver eso que estaba frente a él. 

En sus fantasías siempre veía a Kim Minseok sudando, con los ojos entrecerrados y soltando gemidos angustiosos que lo volvían loco, siempre se lo imaginó así, sumiso ante él, debajo de su cuerpo totalmente descontrolado, envuelto en el placer. 

Pero nunca pensó que lo vería tan pronto, y desde una perspectiva distinta.

Cuando abrió la puerta de su habitación el olor a sexo le dio un golpe en el rostro, la chica desnuda soltó un grito y Kim Minseok permaneció casi igual de inmóvil que desde el principio. La joven intentó tapar su cuerpo con las sábanas mientras seguía gritando incoherencias que él realmente intentaba no escuchar.

Ella estaba sobre Minseok, su Minseok. 

- ¿Qué diablos...?

- ¡¡N-No mires!! ¡¡No nos mires!!

Jongdae no era tan estúpido como parecía, ese fuerte olor a lavanda era Tragecio, él mismo había fabricado un poco junto a sus abuelos. Sonrió burlescamente hacía la chica hasta que sus labios comenzaron a cubrirse de líquido salado, no se había dado cuenta en que maldito momento las lagrimas habían comenzado a correr por sus mejillas y ahora estaba casi hipando del la impresión. Kim Minseok estaba desnudo en esa cama, notablemente desorientado, ni siquiera se había percatado de su presencia. 

No sabía si seguir llorando o golpear hasta cansarse a esa maldita puta. 

Ni él mismo sabía por qué había comenzado a golpear tan fuerte en el rostro a Kim Minseok.

La sangre salía de los hinchados labios del panadero y los gemidos de dolor intentaban detener la furia incontenible que controlaba el cuerpo del Serium, Kim Jongdae golpeó su rostro hasta que el joven logró recuperar su conciencia y cuando eso ocurrió lo tiró al suelo con brusquedad y le lanzó una de las sábanas manchadas con su propia sangre.

Minseok temblaba en el suelo, el esconsor en sus ojos se intensificaba a cada momento en que se daba cuenta que diablos había pasado, que le habían hecho. Él sólo había ido allí a tomar el té, él sólo se había comportado amable con ella... él sólo había bebido de ese líquido antes de caer, y despertar casi muerto. Podía escuchar a la chica gritar y pelear verbalmente con Jongdae, ella le gritaba que lo amaba, pero no a Jongdae, sino que a él, y Jongdae le gritaba que era una maldita perra, entre otras cosas. 

Kim Minseok sentía que su cuerpo no daba para más, creía que iba a desmayarse, intentaba estabilizarse torpemente con sus débiles brazos a causa de los golpes, su rostro hinchado ardía. Se sentía usado, violado. En esos momentos, él quería morir.

- ¡¡Eres una maldita prostituta Kim Minseok!!

Tirado en el suelo, siendo pateado de vez en cuando, Minseok escuchaba como lo traban de una prostituta, de un maldito infiel, de un traidor, entre muchas otras cosas dolorosas que cada vez lo hacían hundirse más. Y Jongdae sabía que no eran ciertas, sabía que no era su culpa, sabía que había estado tan drogado que a causa de ello ni siquiera había reaccionado a los primeros golpes. 

Sabía que todo era culpa de ella, pero estaba tan furioso, tan estúpidamente desquiciado que su cuerpo no quería obedecer. 

Los celos pueden llegar a ser mortales, y si esa chica seguía parada allí en la esquina de la habitación intentando imbécilmente de taparse con sábanas mientras gritaba, y no muerta, era porque todavía le quedaba algo de cordura.

Pero se le estaba yendo de las manos.

- Si quieres ser un maldito, yo mismo te haré un maldito.

Por favor, que alguien piense en la pobre alma de Kim Minseok.

Y perdone la de Kim Jongdae.

 

Notas finales:

:3


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