En los pasillos largos y grises del hospital psiquiátrico mayormente conocido en Japón, se encontraba el enfermero novato Kagami Taiga. Con un poco de nerviosismo caminaba, revisando que ninguno de los pacientes “menos peligrosos” enloquecieran y comenzaran a gritar, como era de costumbre.
Él había pasado unos meses ahí, había hecho una clase de amistad con el doctor Aomine Daiki, aunque de vez en cuando entre ellos dos había bromas pesadas, se llevaban un poco bien, ya que el pelirrojo varias veces le salvo la vida al moreno, una vez que ambos se encontraban en su descanso comenzaron a hablar de sus pacientes.
-Mis paciente son algo calmados si les das cierto tipo de juguetes –dijo el moreno estirándose.
-¿Juguetes? –dijo el pelirrojo bebiendo de su refresco.
-Si, veras, tengo una paciente que tiene un tipo esquizofrenia, así que de la nada comienza a gritar, para que no grite hasta quedarse sin voz le doy un perro de peluche, con eso se controla.
-Va, que suertudo eres, con los que yo tengo, necesariamente tengo que usar pastillas o un suero que los deja dormidos.
-¿Quién te da más problemas? –Aomine le miraba interesado.
-Eh… olvide su nombre, creo que era…bueno le dicen “rompe huesos”
-Oh, el, recuerdo que cuando lo conocí me rompió la nariz
-¿Por qué? –Kagami sonrió divertido.
-Porque no le conté un cuento.
-Wow
-Pero, no importa, tiempo después nos fuimos haciendo amigos.
-Qué raro eres…
-Pero si quieres puedo ayudarte a que tu día se mas fácil, con tus pacientes, así no tendrás que usar pastillas ni los sedantes.
-Esa información me seria de mucha ayuda.
Con el paso del tiempo mientras se llevaba bien con sus pacientes, lo cambiaron de puesto, es decir, lo ascendieron, al mismo nivel que Daiki, así que ambos podían dividirse el trabajo y cubrirse en horas extras, también cumplirse favores.
Los pacientes en el área en la que se encontraban ambos chicos eran pocos y más “calmados” pero una vez a Kagami le toco un paciente que ni siquiera Aomine había tratado, el único doctor que atendió a ese paciente, despareció misteriosamente.
Kagami solo rezaba por poder contarle a su amigo como desafiar a alguien tan temido de casi todo el hospital, se encontraba afuera de la habitación, extrañamente sintió como le temblaban las piernas del miedo, ya que desde fuera escuchaba gritos y objetos caerse, dio un fuerte suspiro y lo más natural posible abrió la puerta, al entrar noto que era una hitación iluminada, unas cortinas de un color azul cielo, un piso de madrea, había un librero en la habitación con bueno libros y en el centro había un tapete de terciopelo, en él se encontraba un chico de cabello azul y tez blanca, leyendo un libro, el pelirrojo al ver lo tranquilo que era el paciente se sintió un poco tonto ya que antes de entrar a la habitación juro escuchar todo un caos que provenía de esa habitación, un poco más calmado trato de hablar con su paciente.
-Eh…hola –dijo el pelirrojo tratando de llamar la atención del chico.
El peli azul detuvo su lectura y tomo un separador, la coloco en su libro y lo cerro, volteo a mirar quien le hablaba y con una cálida sonrisa le dijo:
-Hola, tú debes ser el nuevo
-Eh, si
-¿Cómo te llamas?
-Oh, mi nombre es Kagami Taiga
-Un gusto Kagami-san –dijo abriendo sus ojos.
-¿Tienes ojos heterocromos? –Le sorprendió que fueran de distinto color.
-Oh, si lo que pasa es que es una heredacion de mi abuelito
-Ya veo, ¿Cómo te llamas?
-Kuroko Tetsuya
-Bien Kuroko, ¿Cuál es tu color favorito?
-Amo el rojo y el negro.
El pelirrojo sentía un poco ardientes sus mejillas, ya que esos colores eran los que definían su cabello, ¿Se referiría a él? Trato de olvidar eso y seguir con su trabajo.
-Y… ¿Tu animal favorito?
-Los perros, pero si fuera un animal salvaje serían los tigres.
-Eh…y… ¿Tu comida favorita?
-Bueno, extraño la comida de mi abuela y de mi madre, pero antes de llegar aquí, me gustaban los batidos de vainilla.
-Bien ya veo.
La tarde se pasó entre conocerse, al terminar su jornada, a la hora del descanso se encontró con Aomine para intercambiar información.
-Oye ¿cómo te fue?
-Bien, él es muy calmado, la mayoría de las veces si no está dibujando, está dormido, pero… ¿Por qué le tienen tanto miedo?
-Bueno, Satsuki me dijo que este paciente era muy inquieto y peligroso, que el doctor que lo atendió, desapareció sin rastro alguno…
-¿Dentro de este hospital desapareció?
-No se sabe, cuando buscaron evidencias la policía lo único que encontró fue la bata ensangrentada, pero en el pecho con forma de mariposa.
-¿Mariposa?
-Si, ¿por qué preguntas?
-Eh…no, no, no es nada.
El pelirrojo recordaba perfectamente que la mariposa, era la forma del separador de su paciente, pero era algo absurdo, ya que no se sabe si fue el o alguien más, tal vez un asesino, o algo por el estilo.
Al día siguiente, tocaba lo mismo de siempre, pero la rutina cambio un poco cuando le notificaron que se quedaría en el hospital, ya que necesitaba cuidados, el llego a la habitación de su paciente, encontró al antes mencionado estaba tirado en el suelo y temblando, rápidamente Kagami fue a verificar si se encontraba bien
-¡Kuroko! ¿Qué te paso? ¿Te encuentras bien? –dijo tratando de levantarlo.
-Kagami-kun, me alegra que haya venido –dijo levantando la mirada.
-¿Qué tienes? ¿Por qué lloras?
-Es que tuve una pesadilla –dijo comenzando a llorar de nuevo.
-Tranquilo, ya, ya –dijo abrazándolo.
El peli azul sentía protección de nuevo, como la que le brindaban sus seres queridos, poco a poco iba cerrando sus ojos, pero volvió a abrirlos cuando escucho a su doctor hablarle.
-¿Qué clase de pesadilla fue?
-Fue horrible…
-¿Podrías contarme?
-Si, vera, en el sueño, yo estoy tomado de las manos a mi madre, íbamos camino a un parque de diversiones, y en cuanto vi mi juego favorito, me solté de su mano, cuando me acerque al juego, todo se volvió oscuro y … y alguien que se parecía a mí, me apunto, no entendía hasta que con una voz tétrica me dijo voltea cuando volteé todos mis seres queridos estaban muertos, había sangre por doquier, volví a voltear y ya me encontraba en esta habitación, con ese chico que se parecía a mi…
-¿Y qué paso?
-Bueno…no recuerdo muy bien…
-Tranquilo, estarás bien aquí conmigo –dijo cobijándolo con su bata.
Kagami noto como esos ojos que era la combinación del azul cielo y el color café cual chocolate se iban cerrando poco a poco, cuando el peli azul se encontraba completamente dormido, él también estaba cansado y sus parpados estaban ganando, se quedó profundamente dormido.
En su sueño pudo ver que la atmosfera era oscura, pero no se sentía lúgubre o aterradora, si no lujuriosa, al ver a su alrededor, noto los malos deseos que ansiaba hacia su paciente peli azul
¿Por qué demonios pensaría eso? Si ambos eran hombres
¿Por qué? Si apenas lo conocía de un día.
Despertó de ese sueño de lujuria y al ver a su paciente noto lo lindo y tierno que era, sentía deseos de besarlo, e incluso de querer hacer lo prohibido…no pudo controlarse más y recostó con suavidad en el suelo a su paciente, le comenzó a bajar los pantalones lentamente para que no se despertara, en cuanto termino le comenzó a desabotonar la camisa, y besar el pecho de aquel pequeño peli azul que se encontraba tranquilamente dormido.
Su deseo quiso ir mas haya y comenzó a quitar le la ropa interior, pero en ese momento se apagó la luz de noche de Kuroko, Kagami trato de encontrar con la mirada el interruptor de la habitación, la luz de noche volvió a encender, pero ahora esta era roja y parpadeaba cada seis segundos, en un momento que había luz, Kagami noto que Kuroko abrió los ojos, pero…estos ojos no eran los mismos que lo enamoraron, estos no eran la combinación del azul cielo, ni el café cual chocolate, no, estos ahora eran oscuros y aterradores como la noche, también rojos y fríos cual la sangre, Kagami noto que él no era el mismo, ya que lo miraba con odio, su temor aumento cuando hablo con una voz tan grave y frio que lo hizo temblar.
-Kagami-kun, ¿Qué trataba de hacer?
Kagami trago saliva, ya que noto que, hace un momento cuando la lujuria lo había invadido, dejo a su paciente semidesnudo, con el miedo encima trato de formular una buena respuesta…que no le costara la vida.
-Bueno…yo…
-No me gustan que me molesten mientras duermo
- yo…
-Y menos de esta forma tan sucia… ¿Trataba de abusar de mi mientras dormía?
-No, yo, yo no iba a hacer eso
-Porque esa es una manera muy mala, no seas un hombre malo Kagami-Kun –dijo nuevamente con su tierna voz.
-¿Kuroko?
-Por favor Kagami-kun, no lo hagas enojar y pídeme perdón para que él no te asesine –dijo con lágrimas en sus ojos.
-Perdóname Kuroko, mi lujuria me segó y estaba a punto de cometer algo estúpido y muy malo para ti –dijo abrazándolo.
El pequeño peli azul correspondió el abrazo y trato de hablar
-Te perdono, pero eso no será suficiente para mí, estuviste a punto de manchar mi inocencia y eso no podre perdonárselo a cualquiera.
Fue lo último que escucho antes de sentir como la sangre en su cuello salía desenfrenadamente, Kagami cayó al suelo y lentamente su vista fue oscureciéndose, mientras que en lo que quedaba de mirar se veía un Kuroko con su boca llena de sangre, en su mano izquierda un peluche de tigre y con la mano derecha despidiéndose del que pudo haber sido su mejor amigo…
El cuerpo de Kagami ya se hallaba sin vida en el suelo de Kuroko manchando el tapete de sangre, el peli azul inocentemente tomo su separador de mariposa y lo coloco en el pecho de su difunto enfermero y dijo :
-Kagami-kun, la mariposa es para que llegues volando al cielito lindo…o llegues arrastrándote al infierno del que perteneces.