Ya todo estaba listo, solo tenía que ir, entregar su pasaporte, y entrar al avión, que le dejaría en su país natal, donde nació, y creció, y donde está su familia.
Empezó a caminar, arrastrando sus maletas, en las cuales estaban sus útiles de clase, su ropa, ropa interior -Cosa que le dio vergüenza cuando su sirvienta lo guardó-, ropa de cama, pero en una maleta, estaba una cosa que había hecho con el propósito de regalárselo a una persona. Esa persona que hace su corazón latir como corcel desbocado, que le hace sonrojar solamente al verle ir a su dirección, y por el cual siente un vacío en su pecho al alejarse. La persona que le gus-, no, que ama.
Mientras caminaba al lado de su sirvienta, recordaba como se le ocurrió hacer éste objeto.
FlashBack
Estaban en una tienda, buscando hilo y aguja para hacer peluches. No entendía para que hacerlos, si era una pérdida total de tiempo. Y hay que tener mucha paciencia para hacerlo, paciencia que no tiene.
-Naru-Chan.- En cuanto escuchó ese nombre, puso su completa atención a la persona que hablaba.
-¿Qué sucede, Karin?- Preguntó un doncel, de cabello rubio y ojos azules, con marquitas en cada pómulo, haciéndole ver como un lindo gatito, o zorrito. Y éste doncel, le habló a su prima, Uzumaki Karin. Una pelirroja, de ojos de igual color, con gafas.
-Neh, neh, ¿a qué es lindo?- Preguntó la pelirroja, a su primo, Uzumaki Naruto, mientras veía un peluche de zorro de nueve colas.
-¡WAAAH!~. Que hermoso.- Dijo el ojiazul con brillos en sus ojos, demostrando que era muy hermoso ese peluche de zorro, el cual, curiosamente era su animal favorito.
Al escuchar lo que salió de los labios de esa persona que hace latir locamente su corazón, vio hacia el peluche del que estaban hablando. Y era cierto, era muy bonito.(1)
El rubio y la ojicarmín, fueron a la caja a pagar con su dinero el hilo y las agujas, para hacer un peluche.
Vio a ambos lados, asegurándose de que nadie le viera, y con toda la vergüenza y pena del mundo, con su rostro sonrojado, compró mucho hilo, y muchas agujas, para hacer también un peluche, solo que se lo regalaría a esa persona que le hacía latir su corazón muy rápidamente, y lograba hacerlo sonrojar con tan solo verlo sonreír gracias a el. O sea, Naruto.
End FlashBack
Siguió caminando, llegando casi hacia donde estaría el avión que le llevaría de vuelta a su hogar, esta vez recordando algunos momentos con ese rubio. Como cuando 'accidentalmente', se besaron, ya que un chico le empujó, haciendo que cayera encima del rubio, y 'sin quererlo', besar esos dulces y carnosos labios. -Mentira, pagó al chico ese para que pudiera besar a su rubio-. O como cuando, consoló a su rubio al ser rechazado por ese pelirrojo de pacotilla, cuyo nombre era... ¿Sabaku No Gaara? ¡BAH!, da igual. Ese fue uno de los momentos que siempre atesoraría en su mente.
-¡SASUKE-TEME!- Gritó alguien su nombre, haciendo que se detuviera. '¿N-Naruto...?', pensó sorprendido.
El doncel se paró frente a Sasuke, haciendo que a sus pulmones le llegue el aire, ya que tuvo que correr mucho para llegar al aeropuerto, y gritar demasiado para pararlo.
-S-Sasuke, yo...- Tartamudeó, suspirando un poco para intentar apaciguar el sonrojo que había en su rostro, al ya asimilar sus sentimientos hacia el pelinegro. Y pensar que al último momento supo sus verdaderos sentimientos hacia el ojinegro.
-¿N-Naruto?- Preguntó sorprendido el varón.
-Yo... Puede que sea t-tarde, pero... ¡M-Me gustas!- Dijo al comienzo muy nervioso y sonrojado, para luego aumentar sus nervios y el sonrojo al decir lo último.
El pelinegro, muy sorprendido, al escuchar las últimas palabras del ojiazul, su rostro se sonrojó, no tan notoriamente como el del doncel, pero aún así, era un poco notorio. Con una media sonrisa, se volteó, abrió una de sus maletas, sacando con sus manos pálidas, al igual que todo su cuerpo, un zorrito de peluche.
El menor lo vio curiosamente, sin apaciguar su sonrojo, lo cual lo hacía ver terriblemente adorable, y tierno. Y violable, por supuesto.
El pelinegro extendió al peluche, hacia el rubio, entregándoselo. Y el menor, con gusto lo cogió entre sus brazos, y abrazó con fuerza.
-Naruto... También me gustas. Algún día, volveré por ti, lo juro.- Dijo, mostrando su dedo meñique, para que el doncel también lo hiciera. Y éste, lo hizo.
Con eso, y una sonrisa de parte de ambos, juraron volver a verse, y amarse, aunque sea a distancia.
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