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El doctor que me atendió... por Adri6

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Prefiero omitir o entregar muchos detalles de cómo el doctor provoco que me doliera ya saben que parte del cuerpo. Cuando me dio el alta, tome mis pocas cosas y hui a toda velocidad, tenía varios motivos para hacerlo y entre ellos, la más importante fue el solo hecho de escucharle decirle que le pertenecía. ¿Es que acaso me compro en una subasta o qué?, que yo recuerde las cosas se dieron porque él ya lo tenía planeado, se aprovecho de mi inocencia… ¿inocencia?... bueno más o menos.

A veces suelo jugar a cosas peligrosas pero nunca como lo que hizo el doctor, porque sin importarle que estuviesen tocando y más aun gritando su nombre de forma reitera en la puerta de aquella salita fea y sin gracia, él no dejo inconclusa la unión de nuestros cuerpos, claro que no, se enfoco en lo nuestro y si alguien se estaba muriendo bueno… qué mala suerte.

El miedo que sentía en ese momento era real y palpable, si abrían la puerta a la fuerza ya estando cansados y aburridos de no lograr nada, hubiesen sido testigos de un encuentro que mas asustarlos los hubiera excitado. Pero, fuera de eso, la idea de pertenecerle a una persona me asusta, por eso tome mis cosas y me enfoque en retomar mi vida justo en donde la había dejado, es decir, en busca de la felicidad. Las fiestas, la vida nocturna pueden que me hagan mal pero… es lo que mejor me hacen sentir, por eso, dejándome llevar por la música y las luces baratas de neón, muevo mi cuerpo al ritmo de la libertad misma.

“¿Qué haces aquí?” –aquella pregunta no era el problema, no, más bien el problema en sí, era quien me la estaba haciendo

Me quede paralizado de ver a una persona como él, este en este mundo tan o mas bajo que el mismo inframundo. Mire a mi alrededor con paranoia pero al final a nadie pareció extrañarle que un hombre muy bien vestido estuviese entre nosotros.

“Bueno… me estoy divirtiendo… doctor” –le dije mientras le devolvía la mirada algo dudoso

“¿Por qué tanta formalidad?” –Me sonrió y acerco su rostro al mío— “¿acaso no recuerdas que eres mío?” –dijo en un tono casi de broma

De nuevo aquella palabra que refleja posesión, entrecerré los ojos ya que no me agrada que me considere de esa forma-- “Claro que no” –le mire feo— “lo que hicimos no significo nada” –me defendí

“… ¿No?... ¿en serio?” –se rio en mi cara pero en segundos me miro de forma coqueta— “Parece que tienes mala memoria, pero tranquilo… tengo mucha paciencia y dedicación, por lo que ya cambiaras de opinión”

Al estar en un lugar barato y mal construido, las luces no alcanzaban a formar imágenes nítidas por lo que cuando él me abrazo por la espalda y una de sus manos incursionó debajo de mi pantalón, nadie pudo haberlo notado aun con su mayor esfuerzo. Hurgaba cada centímetro buscando lo evidente.

“Soy un hombre relajado, simple y básico, no me complico la vida más de la cuenta… en eso estoy seguro de que nos parecemos” –susurro en mi oído mientras su mejilla se unía a la mía— “Ahora bien… lo que es mío, es mío hasta el final” –me mordió el lóbulo de la oreja mientras por fin comenzaba a masturbarme.

Me tense al pensar en que pudieran descubrirnos, esto era más de lo que estaba dispuesto hacer por lo que tratando de apartarme fue que sus caricias se intensificaron. La verdad, tengo un grave problema… nunca en mi vida, nunca jamás, he podido dejar algo que me cause bienestar, placer o felicidad, cuando encuentro algo que me gusta… me vuelvo adicto o más bien necesitado de aquello.

“Basta” –le dije pero me era muy difícil proporcionarle tan siquiera un poquito de seguridad a lo dicho

“… Vamos… eres un chico de aventuras… estoy seguro que esto es no es nada para ti” –beso mi cuello y no pude evitar de mover mi rostro hacia atrás para dejarle más piel expuesta a su disposición

“¿Cómo…” –quise preguntarle pero de pronto aumento la intensidad de sus caricias en mi entrepierna y experimente el fin de mi buena voluntad por ser alguien decente

“¿Te encontré?... todo está escrito en historia clínica, tengo la suerte que hayan hecho una muy buena entrevista” –lamio mi cuello nuevamente dejando mi piel húmeda y sensible frente a su aliento provocador. La verdad es que quería voltear y probar sus labios pero el doctor no me dejaba, me forzaba a mantener esta postura que provocaba mi absoluta desventaja— “… recién estas de alta y ya te estás portando mal... ¿acaso quieres enfermarte de nuevo?” –Pregunto pero yo no podía responder, mis boca estaba ocupada generando algunos soniditos bajos— “…ya estás muy húmedo” –susurro y me imagine que continuaría tocándome pero no, se aparto sin más dejándome totalmente confundido.

Le vi caminar hacia los baños y entre la multitud le vi hacer un gesto el cual significaba que quería que le siguiera. Dude pero mi curiosidad era mayor, finalmente me decidí caminar hasta él. Sin importarle que algunos chicos nos vieran, abrió la puerta de un cubículo y sin más, me obligo a entrar, cuando ambos estábamos dentro, cerró la puerta rápidamente.

“Creo que no quiero vivir sin ti… mi estrellita fugaz” –sonrió y se encamino hasta mí, en realidad dio dos pasos y sin más me volteo para así obligarme mirar hacia la pared casi como una parodia de un castigo infantil que nunca me gusto padecer. Se posiciono detrás de mí y sin más, comenzó a bajarme el pantalón y todo lo demás.

“Esto parece abuso sexual” –le dije mientras sentía que me desnudaba la mitad inferior del cuerpo

“Y de seguro que esto te excita aun mas” –tomo mi cintura asegurándose de atraparme de forma posesiva. Apoyo todo su cuerpo en mi espalda y con eso digo todo de todo, le escuche respirar sobre mí oído al tiempo que jugaba conmigo. De seguro mi cara era de deseo y de temor, estoy en medio de una situación tan ridícula pero aun así, ni en mis mejores sueños pude hacerme el difícil por lo menos por un ratito. Abrí las piernas para hacerle la vida más fácil-- “¿Te estás ofreciendo?” –pregunto divertido y sobre todo, aun mas posesivo, de forma definitiva me acorralo contra la pared y así, la temperatura corporal de él y la mía comenzaba a subir a pasos agigantados

“Tal vez” –dije soportando casi de mal humor la espera de lo que tenia que suceder

“… Necesito tenerte” –lamio mi cuello para finalmente dejar de jugar, sin mucho cuidado comenzó a tratar de forzar mi entrada que se resistía inicialmente permitir que algo de ese tamaño me invadiera

La gente entraba y salía del baño pero nosotros no estábamos en el planeta Tierra, viajábamos por las infinitas galaxias y desde su lejanía, recordábamos casi como un sueño que no estábamos solos en el universo. Con lagrimas y conteniendo las ganas de decirle que se detenga, fui valiente en permitir que se moviera dentro de mi sin mayor lubricación que su propia saliva. Pero no todo estaba tan mal, al final todo tiene su recompensa y mejor aun, su disfrute. Me entregue en cuerpo y alma porque cuando  algo me gusta, no puedo fingir que no, ¿para qué mentir?, eso no tiene sentido alguno.

“… ¿Los demás doctores también tienen este tipo de desliz?” --mantuve mis ojos cerrados desde el inicio y lo hare hasta el fin

“… Si no los tienen… no saben lo que se pierden” –contesto al tiempo que me hacía sentir prisionero de su voluntad. No solo hace lo que quiere conmigo a pesar de que apenas nos conocemos, sino que también me hace dudar de que tan seguro esté de que no le pertenezco— “¿Te gustaría sentir esto cada noche de tu vida?” –pregunto de forma descarada mientras movía sus caderas contra mis nalgas

Me mordí la lengua para no contestarle, no quería hacerlo. Apoye mis manos en la pared al igual que lo hice con mi frente, agache la cabeza y desee que esto encuentre un desenlace de ensueño.

“… ¿Hana?... ¿Te gustaría sentir esto cada noche de tu vida?”—hay estaba de nuevo, quería que yo verbalizara y que consintiese que fuésemos algo. Pero por más bien que se sienta, no lo iba a ser. ¿Por qué?... porque nací libre y planeo seguir así hasta donde mis fuerzas ya no den más.




La primera vez que me enamore, fue un suceso fatal y autodestructivo. Hice todo y sin importarme me humille por lograr tan siquiera un poquito de su cariño, pero cuando me abandonaron la única explicación que escuche fue: “La vida es una línea, puede ser curva, recta, irregular o lisa, de todas las formas posible ninguna de ellas es perfecta… así como recibes la rosa que se te obsequian, también corres el riesgo de que las espinas que no ves a simple vista te lastimen”

Desde allí, mi búsqueda se enfoco en conocer lugares más que personas, quería admirar como vivían los demás en condiciones que otros nunca pensarían en vivir. Deje a mi familia, pero más bien ellos me dejaron a mí, estaban aburridos de hacer el mismo sermón todos los días y dejaron que me lanzara al mundo tal como yo yuería hacerlo, sin ninguna experiencia o buen pasar. Creían que dejándome hacer lo que quisiera pronto regresaría a casa derrotado por mi mala decisión, pero no, llevo desaparecido de su radar por más de seis años y hasta el momento, no me quejo, nunca lo he hecho.

Encontrar nuevamente a alguien que muestra interés por mí me es extraño, estoy tan acostumbrado a desenvolverme solo que no entiendo muy bien el porqué llamo la atención de alguien. El doctor es diferente, aunque sea importante y viva de forma formal, es un caso perdido tal como yo, creo que si estuviésemos juntos nada bueno podría resultar de aquello, no cuando lo único que hasta el momento nos une es el sexo.

Con la música que se escucha con mayor intensidad cada vez que abren la puerta del baño, sentí la necesidad de distraerle y que mejor que demostrarle que tan mal me puedo llegar a portar. Casi en un baile comencé a mover mis caderas en torno a su miembro que enfrentado a una situación semejante, no pudo más que excitarse aun más.

Su concentración se enfoco en la búsqueda del orgasmo y nada más, lo supe porque de sus labios ya no escuche aquella pregunta tan incómoda y comprometedora. Me abrazo aun mas y manteniendo el ritmo, encontró el propósito de esta noche.




“… ¿Feliz?” –pregunte de mal humor al sentir como comenzaba a ensuciar mi ropa interior

“Si, muy feliz” –me abrazo manteniéndome junto a él

Después de hacerlo, el doctor se sentó en el inodoro provocando mi miedo de que la tapa no resistiese nuestro peso, ya que me obligo a sentarme sobre sus piernas. Ya estábamos vestidos pero aun así, la incomodidad de exponer mi retaguardia era casi una burla.

“… ¿Sueles venir seguido?” –pregunto pero lo hizo en un tono distinto, le mire de reojo y al ver su seriedad supe que indagaba si tenía encuentros con alguien mas

“A veces” –respondí tratando de mantenerlo controlado

“No vendrás nunca más aquí” –repuso mientras su mano buscaba algo en el bolsillo de su pantalón

“¿Qué?... ¿y por qué?” –moví mi rostro y le enfrente casi en un duelo por mantener intacto lo que con tanto esfuerzo he logrado.

“… Porque no quiero que mi chico ande por estos lugares” –me miro para finalmente sonreir por la cara que de seguro le puse

“Mire…

“Nada, te callas y ahora mismo nos vamos a mi casa” --saco las llaves de su auto y con el mínimo esfuerzo, tomo mi muñeca y me indico que hacer, es decir, levantarme y esperar que él me guie hasta la salida de este lugar de mala muerte.

Me retorcí de todas las maneras posible pero no logre que me soltase, busque con la mirada a alguien conocido pero nada, no tuve buenos resultados. Estaba siendo extraído de mi hermosa pecera para ser arrojado al mar. Porque ese era la verdad, su departamento es el mar más perfecto en el cual yo podía nadar.

Me acerque a la ventana y al observar la hermosa vista de la cuidad nocturna, me sentí asombrado de este tipo de vida no tan difícil y mucho más seguro. 

“…” –me abrazo por detrás y posesionando sus labios sobre mi oido me susurro— “… Debes recordar que tu hombre siempre necesita tenerte” –beso mi cuello y esta vez no le importo mi silencio, porque todo ya estaba dicho.

Notas finales:

Gracias por leer!!

 

Besos!!


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