— Sabia que esto tarde o temprano pasaría Seij… Akashi; pero no me imagine que tendrías el descaro de tener sexo con tu amante en la oficina — Akashi Kouki entro con paso elegante a la oficina de su, por ahora, esposo y se topo con la escena que tenia frente a sus ojos: Un joven peliceleste se encontraba sentado en las piernas de su marido, desnudo, brincando arduamente sobre el falo erecto del pelirrojo.
Cuando Kouki llegó a la oficina, después de ir a recoger a su pequeño de 7 años a la escuela para llevarle algo de comer a su esposo; ya que lo conocía bastante bien y sabia que con tal de terminar pronto su trabajo era capaz de saltarse sus horarios de comida y de paso darle una sorpresa, jamás imagino que el sorprendido seria él. Sintió su mundo romperse en mil pedazos, su pecho dolía como nunca, su cabeza había estado a punto de estallar y el pitido en sus oídos no se iba pero aun así, si algo había aprendido después de estar 10 años casado con Akashi, era a disimular sus emociones.
Su esposo le había enseñado como hacerlo para que evitara mostrar debilidad en un mundo tan sucio y corrompido como el de los negocios y él de mala gana había aceptado aprender; ni en sus mas locos sueños llego a creer que un día lo necesitaría para fingir frente a su esposo.
Kouki siempre estuvo consciente que él nunca había estado a la altura de Akashi, no eran de mundos iguales y no pertenecían al mismo rango social pero se había dejado envolver por las palabras de Akashi, asegurándole que eso a él no le importaba, que él era feliz por tenerlo a su lado y que nunca, nunca haría algo para lastimarlo. Pero la realidad llego dolorosamente cuando menos lo esperaba.
— Toma, te traía algo de comer para que recuperaras fuerzas y al parecer no me equivoque — dejo caer la bolsa con comida en el sillón junto a la puerta, dio media vuelta y se disponía a salir de ahí cuando sintió como era retenido de su brazo
— Kouki… espera… amor… puedo explicarlo!!! — por primera vez pudo notar cierto temor en la voz de Akashi. Le dio mas rabia voltear a ver al pelirrojo y verlo sin camisa y con el pantalón sin abrochar
— Suéltame Akashi, Seiki esta afuera y no quiero armar un escándalo, agradece que no entro conmigo porque Momoi-san nos aviso que estabas en una “reunión” importante con un futuro socio de la empresa. Si yo entre fue solo porque iba a presentar mis respetos y a darte la comida — Akashi entendió que no podía presionar mas o se arriesgaba a que su hijo supiera lo que verdaderamente estaba haciendo, así que con pena y dolor soltó a Kouki y dejo que este se marchara.
En cuanto Kouki abandono la oficina, su hijo; que era una viva imagen de Akashi solo que con ojos color caramelo como los de él, se acerco corriendo y lo abrazo
— Papi, papi, papi… viste a papá?? Esta bien?? Si le gusto lo que escogí para que comiera — Kouki bajo a la altura de su hijo y lo abrazo fuertemente
— Si Seiki, dijo que estaba seguro que estaría delicioso y te mando muchos besos — tomo el rostro de su pequeño y comenzó a llenarlo de besitos y mientras lo hacia, Kouki pensaba en su interior que solo por su hija, afrontaría las cosas con entereza y no se derrumbaría.
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Cuando Akashi se entero, el mismo día en la tarde que Kouki lo encontró con su amante, que el castaño se había ido de la mansión y se había llevado a su hijo, no pudo sino mas que derrumbarse y ponerse furioso… furioso con Kouki, con Tetsuya; así se llamaba su amante, furioso consigo mismo… sabia que todo era su culpa pero nunca espero que perdería todo lo que le importaba en tan solo un momento y todo por satisfacer un deseo meramente sexual.
Cuando conoció a Tetsuya, le pareció un joven sumamente interesante, tenían muchas cosas en común y se le metió como un capricho el saber si su bello pero inexpresivo rostro, cambiaba cuando este se sumergiera dentro del placer, así que después de la reunión donde habían llegado para exponer los beneficios de unir sus empresas, lo invito a cenar y ahí se dio cuenta de lo parecidos que eran, convivieron mas y mas hasta que una cosa llevó a la otra y el día que iban a cerrar por fin el trato, también cerraron al fin el deseo que a ambos los carcomía.
Por que si, fue mutuo, el joven inexpresivo también había quedado prendado del modo de ser tan refinado y elegante de su futuro socio y sin mas ese día dieron rienda suelta a sus bajos instintos en la oficina pelirrojo.
Cuando se percató de lo que pasaba, al ver entrar al esposo de su socio, no pudo sino sonreír maliciosamente, había oído muchos comentarios acerca de lo bueno, dulce y perfecto que era la pareja de Akashi y por voz del mismo pelirrojo, sabía cuanto se amaban pero también conoció por él que solo había una cosa que nunca le perdonaría a Akashi: Un engaño. Así que al haberlos descubierto, sabia que el castaño dejaría a Akashi y entonces el tendría el camino libre para conquistarlo.
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El proceso de divorcio fue largo y difícil. Después de que Kouki dejara la mansión y volviera a la casa de sus padres, se dio a la tarea de explicarle primeramente a su hijo el porqué de su decisión y luego a sus papás, quienes le dijeron que lo apoyarían en todo. Él único que sufrió con la noticia fue el pequeño Seiki, y no solo por ver a su papi tan triste y llorar por las noches, sino que también, dentro de él, se había quebrado la imagen perfecta del modelo a seguir que tenia en la vida: Su padre. Pero decidió que él seria, de ahora en adelante, el varón que apoyara a su papi (Kouki es un doncel) y no permitiría que nadie lo volviera a lastimar.
Akashi estaba en su oficina cuando Momoi-san, su asistente, le entrego un sobre sellado que venia de parte de su suegro. Cuando lo abrió y vio el contenido lo lanzo al suelo y golpeo el escritorio con sus puños: Era la demanda de divorcio por parte de Kouki.
Sin pensarlo siquiera, tomo su celular y le marco al castaño, ya había pasado una semana desde que se fuera y Akashi pensaba que Kouki regresaría, que una vez se le pasará el coraje, tendría su oportunidad de pedir perdón y convencerlo de regresar a su lado; no se esperaba que Kouki actuara tan rápido y ya estuviera pensando en divorciarse. Cuando Kouki contesto al otro lado Akashi inmediatamente hablo
— No pienses, ni por un maldito segundo, que voy a darte el divorcio Kouki — le dijo molesto — Eres mi esposo y no te permitiré irte de mi lado — Kouki con paciencia contesto
— Su esposo? Vaya, eso no pareció importarle mientras se revolcaba con su “socio”. Acaso ahí se detuvo y pensó “No puedo hacer esto porque tengo esposo”… no verdad? Entonces porqué habría de detenerme yo? Firme la demanda Akashi-san y todo será mas fácil y sencillo, tendrá mejores condiciones para ver s Seiki y podrá comenzar de nuevo, con su amante o con cualquier otro que desee — A Akashi se le oprimió el pecho al oírle hablar así, después del primer año de noviazgo, Kouki por fin le había comenzado a llamar por su nombre y cuando al fin se comprometieron, le había empezado a llamar Sei; siempre de manera cariñosa y amable y ahora, nuevamente le llamaba como cuando eran unos simples conocidos.
— Kouki… por favor… te lo suplico… déjame verte, déjame hablar contigo… déjame explicarte… me arrodillare si es necesario pero por favor… no me dejes — Nunca en su vida se había humillado tanto, nunca en si vida se había disculpado y mucho menos, nunca había tenido tantos nudos en su garganta y lágrimas en sus ojos pero si era por Kouki, con gusto lo aceptaría y se rebajaría hasta donde fuera necesario para lograr que lo perdonara.
— No Akashi-san, por favor, solo firme los papeles, déjeme en paz y déjeme rehacer mi vida. Me… me lo debes — Kouki quería acabar rápido la llamada porque sabia que de seguir así, lo mas seguro era que perdonará al pelirrojo y volviera a caer en el encanto de sus palabras y él no quería eso, no quería volver a sufrir, no quería volver a experimentar que podía tener la vida perfecta, el matrimonio perfecto, la familia perfecta y que todo quedara resumido a cenizas en un instante.
— No… no dejare que te vayas de mi lado. Pelearé por ti, por mi hijo… No me pienso rendir Kouki — colgó la llamada.
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Y fue así como una ardua batalla dio inició. Akashi se negaba a darle el divorcio y Kouki presionaba para que lo hiciera.
Mientras duraba el proceso, Akashi no escatimo en regalos, serenatas, invitaciones a cenas, que obviamente eran rechazadas y lo único que le quedo fue sorprender a Kouki a la salida de la escuela de Seiki y se llevaba a ambos a comer. Seiki, al fin niño, se emocionaba cada que veía a su papá y creía que las cosas entre sus padres tal vez podrían mejorar y Kouki como buen papi que era, no podía negarle a su hijo nada, mucho menos que conviviera con su padre. Aun así, él no daba su brazo a torcer y se mantenía firme con su decisión.
Un día, cuando poco a poco la raíz de la esperanza ganaba terreno en su interior, paso por una tienda de ropa a la cual solían ir él y Akashi y su corazón de nuevo se rompió al ver salir de ella a Akashi junto con su amante, que ahora sabía de llamaba Kuroko Tetsuya; se escondió para que no fuera a ser visto y huyo de ahí, hecho un mar de lágrimas.
Lo que Kouki nunca supo ese día es que si Akashi seguía frecuentando al peliceleste; no era porque aun fuera amantes, aunque habían sido bastantes las insinuaciones y provocaciones por parte de éste; sino que Akashi se sentía también en deuda con él y su sentido del deber le decía que no podía botarlo así como así. Así que, aunque menos, aun veía de vez en cuando a Tetsuya pero trataba de hacerlo en publico y sin dar oportunidad de quedarse a solas. Ese día deseaba comprar algo para su esposo, ya que su cumpleaños estaba cerca y se topo con el peliceleste de casualidad, ambos compraron lo que necesitaban e iban a comer. Fue el momento en que Kouki los vio y su cabeza obviamente no procesaría nunca que solo estaban ahí como amigos.
Al día siguiente, en su oficina, Akashi casi se desmaya al saber que Kouki había hablado con el juez que llevaba su caso y le había contado lo de la infidelidad. Hasta ahora Kouki no lo había hecho, porque pese a todo, no quería dañar la imagen de Akashi y sus empresas y le había dicho que no quería escándalos para él y su hijo; por eso la noticia descolocó a Akashi y se dio cuenta que había perdido Kouki.
La ley era muy clara: Todo doncel o mujer que presentara una demanda de divorcio y el motivo fuese una infidelidad por parte de su varón, el divorcio era inmediato. Así que en la siguiente sesión que tuvieron, a Akashi no le quedó de otra que darle el divorcio a Kouki a cambio de permitirle compartir la custodia del niño, ya que si no lo hacía, se le negaría ver a su hijo hasta que este cumpliera 15 años.
Estando ahí en el juzgado, con el dolor mas profundo que alguna vez hubiera sentido, fue cono observo como 13 años de estar juntos se esfumaban en el viento y todo por un maldito error. Observo a Kouki irse sin mirarlo siquiera, sintió la mirada desaprobatoria de su padre y de sus suegros y pudo notar como su mundo, antes lleno de luz y color por la presencia de Kouki, se volvía oscuro y sombrío sabiendo que ahora no seria mas que un muerto en vida pues su única motivación, él mismo la había alejado
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Al llegar a su casa, Kouki fue y se encerró en su habitación, en todo el día no salió y solo se dedico a llorar, se sentó en el suelo detrás de la puerta y dejo salir todo el dolor y la impotencia que había guardado para que su hijo no lo viera derrumbado. Sus padres, sabiendo que esto pasaría, se habían llevado a Seiki a comer y dejaron a Kouki solo en la casa, lo cual agradeció profundamente.
Al atardecer, cuando mas o menos se había calmado, se levanto y fue al baño, se desvistió para tomar una ducha y cuando salió e iba a ponerse la bata, por inercia tomo su argolla de matrimonio y su anillo de compromiso, los observo por una ultima vez y los guardo en el cajón del tocador. Ya no tenia porque usarlos.
¿FIN?