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Buscando La Felicidad por AngiieLii

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Notas del capitulo: espero que les guste
Miró el reloj en su muñeca derecha que marcaba las 12:15 y suspiró, sólo faltaban algunos minutos para que el profesor diera permiso para salir y no volver más en todo el día a esa escuela, o como él le decía "infierno" pero lo que más le quedaba era "reformatorio" no sólo porque eran muy estrictos y no había ninguna materia que fuera al menos un poco divertida, el descanso que les daban era de unos 15 minutos y eso no alcanzaba para hacer nada, solo comer algo.

Miró el tablero donde estaba toda la clase explicada, con un mapa conceptual lo que era bueno pues la clase de filosofía era algo complicada con ese profesor.

-Bueno, ya pueden salir, no se olviden de hacer el ensayo.

Dicho esto los alumnos comenzaron a salir, algunos corriendo y otros bostezando, en cambio Alan se tomaba su tiempo en arreglar sus cosas, cuanto más tiempo estuviera junto al profesor mejor, pues sabía que apenas saliera de la vista de algún profesor comenzaría "el infierno" como él decía. Cuando ya había terminado de alistar las cosas y se dirigía a la puerta una voz lo detuvo.

-Alan -Se asustó un poco.

- ¿Diga? -Se dio la vuelta mirando al profesor.

- ¿Pasa Algo? -Preguntó el profesor mirándolo de arriba a bajo

- ¿perdón? -Se había tensado por la pregunta, tal vez el profesor se había dado cuenta de lo que pasaba, o simplemente lo estaba confundiendo con algún otro alumno.

-Lo eh notado algo nervioso, perdón si me estoy metiendo donde no me han llamado pero usted es mi alumno y fuera de eso es el mejor de la clase, pero como dije usted es mi alumno y por eso le pregunto, es mi deber como profesor saber si algo anda mal en mi clase.

-No se preocupe, no pasa nada, si me disculpa tengo algo que hacer -Tal vez sí lo estaba confundiendo, después de todo él no era el primero de la clase -Por cierto, se equivoca con eso de que soy el mejor de su clase, ¿no ha visto mis notas?

-No me equivoco, sé que usted, señor Alan Cortez, tiene bajas notas, pero no son malas, son sobresalientes, pero a eso no me refiero, no son sus notas, ¿se olvida de que trata la filosofía? -Alan negó con la cabeza -Bien porque eso es lo que importa no sus notas, y es por eso que digo que usted es el mejor de la clase, no por sus notas sino lo que tiene en la cabeza, ¿que como lo es? a pesar de que usted no entrega mis trabajos a tiempo, recibo los trabajos de todas las personas, pero obviamente no les pongo nota porque se debe cumplir con el tiempo que se da para los trabajos, además de eso yo también leo algunos trabajos de otras materias.

-Bueno profesor, me sube el ego saber que me considera el mejor de la clase, pero como ya le dije tengo que ir a hacer algunas cosas y ya se me ha hecho tarde.

Alan salió del salón, mirando a los lados, dándose cuenta que no lo estaban esperando, suspiro de alivio y siguió caminando hasta llegar a la salida -oh, oh -Retrocedió un paso por instinto, viendo a lo lejos a Sergio y sus amigos, se tensó y se puso nervioso, había pensado que se habían ido, que tenían que hacer algo mejor que molestarlo y golpearlo, retrocedió otro paso viendo como Sergio le sonreía -Ya Morí.

Alan Suspiro, si pudiera se quedaría todo el día en el colegio, pero sabía que eso era imposible pues los mismos profesores comenzaban a sacar a los alumnos de la jornada diurna para para que los de jornada de las tardes entrarán, cerró los ojos y suspiro fuerte, siguió caminando hasta cruzar la puerta, volteo a ver dónde estaba Sergio y vio que habían comenzado a caminar detrás de él, cerró los puños y comenzó a correr.

- ¿Dios porque me pasa esto? -Le pregunto a la nada, sabiendo que "Dios" no le iba a contestar.

- ¡Vuelve aquí marica! -Gritó uno.

- ¿Qué pasa? ¿Porque huyes de nosotros?

Alan siguió corriendo lo más rápido que sus piernas le permitían, estrellándose con un puesto de dulces ambulante.

- ¡Lo siento! -Grito, volteando un momento para ver a la señora recoger algunos dulces que se la habían caído, la señora iba a gritarle cuando vio a 5 muchachos correr detrás de él.

- ¡Marica! ¿No tienes ojos para ver por dónde andas? -Rio Sergio Seguido Por los demás.

- ¡Idiotas! ¿Ven lo que me hacen hacer? -Grito, siendo mala idea, pues apenas Sergio lo escucho echó a correr más rápido.

- ¿cómo me dijiste maricón? -Pero esta vez Alan no dijo nada y siguió corriendo, viendo a la esquina un restaurante, sin pensar más entro corriendo, y saltando el mostrador se agachó para no ser visto.

- ¿Qué haces aquí niño? -Lo miro frustrado.

-Me quieren robar -Mintió - ¿Puedo esconderme solo un momento? -El señor volteo a mirar hacia fuera.

- ¿Son 5 chicos? ¿El más alto es el que los guía? -Alan Asintió -Quédate todo lo que quieras.

-Gracias -Le sonrió agradecido -Pero tengo algo urgente que hacer, ¿hay otra salida?

-Entra a la cocina, al fondo está la puerta.

-Muchas gracias, señor -Sacó su billetera y de ella un billete de 1000 -No es mucho pero es para agradecerle.

-No te preocupes muchacho, guarda eso para después.

-Pero... -Vio como el señor negaba con la cabeza y se resignó, lo guardó de nuevo -De todas formas muchas gracias.

-No te preocupes.

Alan entró a la cocina, observando todo el lugar, cada área y cada persona, como trabajaban y se gritaba la orden, el sonido de cosas siendo fritos, el olor a comida. Nadie le prestó cuidado, cada uno estaba concentrado en sus respectiva cosas, siguió caminando evitando chocar con alguien, respiro fuerte sintiendo cada diferente olor sintiendo como se le olvidaba sus preocupaciones, entró en una especie de ensoñación que se terminó cuando abrió la puerta y salió, recordando por qué se encontraba ahí, comenzó a caminar hasta que escucho voces.

-Te juro que lo vi entrar al restaurante -Alan se escondió en un bote de basura, asomándose solo un poco para ver a Los 5 que lo estaban persiguiendo.

- ¿Estás seguro? mira que tengo cosas que hacer.

-Te lo aseguro, lo vi entrar, pero lo perdí de vista con tanta gente que había.

-Demonios. ¿Set porque no lo dijiste antes?

-Pues porque no me escuchabas, gritabas como loco lo que le ibas a hacer apenas lo encontraras y no sé qué más cosas, es tu culpa.

-Ya vámonos, no tiene sentido si no sufre.

- Bueno igual tengo cosas mejores que hacer -pronunció uno de los chicos mientras sacaba un paquete de papas de su maleta.

-Bueno dejémoslo así, vámonos tengo que buscar a alguien -Sergio se dio la vuelta comenzando a caminar, y los demás hicieron lo mismo. Hasta que se escuchó un ruido y voltearon todos a la misma vez, solo vieron una caneca tirada en el suelo con algo de comida regada por fuera.

Alan dejó salir todo el aire que había tomado cuando vio la caneca caer y maldijo en su mente al perro que lo hizo, después de tranquilizarse un poco y ver que Sergio y sus compinches se iban se relajó, se acercó a la caneca la levantó viendo como el perro lo miraba como diciéndole que porque no lo dejaba comer en paz, sin haberse dado cuenta de lo que por poco hacía, que le dieran una paliza a Alan y lo obligaran a hacer el ensayo a cada uno de ellos.

-Casi me metes en un lío -Le dijo recostándose en la pared, el perro como si le hubiera entendido se sentó junto a él mirándolo a los ojos, pidiéndole perdón, era eso o que el perro se había dado cuenta que Alan tenía comida en la maleta - ¿Me pides perdón?

El perro ladro moviendo la cola, Alan se rio por lo que había hecho y sin más abrió su maleta sacando un pedazo de su sándwich y se lo dio al perro.

- ¿O simplemente querías mi comida? no soy tonto, ¿sabes? pero sé que si te arrepientes de haber regado la basura, así que te perdono -El perro volvió a ladrar sin haber dejado de mover la cola en todo lo que había dicho Alan -Me voy Chico.

Alan Se levantó y comenzó a caminar hacia su casa, deteniéndose por un momento para voltear y ver al perro que aun comía, miró el reloj marcando la 12:50 y salió corriendo.

Después de algunos minutos llego a su casa, entro corriendo y subió a su cuarto, se tiró a la cama y se quedó mirando el techo, suspiro, luego se volvió a levantar dejando la maleta al lado del escritorio, prendió el computador y bajó a la cocina, prendió el equipo de música que había puesto allí, se puso a mirar las alacenas sacando algunas cosas, también lo hizo con algunos cajones en el que se guardaba algunas especias.

- ¿Qué hago Hoy? -Dijo con sus manos en la cintura mirando todas las cosas que había sacado - ¡Ya se! -De repente comenzó a moverse, se movía de allí a acá y de allá al otro lado de la cocina alistando y limpiando las cosas que iba a usar, y así comenzó a cocinar, después de algunos minutos había comenzado a oler la rica comida que estaba preparando

- ¡Alan! -Cuando oyó el grito se detuvo en seco y volteo para ver de quien se trataba - ¿Cuantas veces te he dicho que le bajes a esa cosa? ni siquiera te diste cuenta cuando entre, ¿y si fuera un ladrón?

-Lo siento, sabes que me gusta cocinar escuchando música -Dijo dándose la vuelta

-Está bien pero no lo vuelvas a hacer -dijo algo cansada y es que esto ya era costumbre -estaré en mi cuarto arreglando algunas cosas, si quieres que te ayude solo dime.

-Bueno, no te preocupes mamá ya voy a acabar así que sólo ve a cambiarte.

- ¿No te lo dijo tu padre? Hoy tengo doble turno regresaré una hora después de Hernán.

-De seguro se le olvidó, ya sabes que cuando está de afán se le olvidan muchas cosas -dicho esto su madre se puso a reír dándole a entender que sabía a lo que se refería.

Alan siguió cocinando, y movió su cabeza en forma de negación, su madre ni siquiera se había dado cuenta de la cortada que tenía en su brazo izquierdo. Al terminar su madre ya se había ido así que se sirvió, guardó lo que quedaba en las ollas y subió con su plato y el jugo a su habitación, ocupó el computador y se puso a buscar escuelas de cocina que quedaran cerca donde vivía.

Al rato salió de su casa con una chaqueta de cuero color café y un pantalón negro, sus zapatos eran unas converse all star negras. Se dirigía a buscar algún empleo para no tener que pedirles nada a sus padres.

Alan camino derecho por una cuadra y luego giró para volver a caminar derecho, llegó hasta un parque que se encontraba extrañamente vacío, comenzó a caminar observando cada parte del parque; los columpios, las bancas, el rodadero y hasta la pequeña casa estaban algo dañados «Tal vez no hay niños por esta parte» pensó.

Fue hasta una banca y se sentó allí a esperar a saber qué cosa, miro al suelo y suspiró, la verdad no sabía qué hacer con su vida... pues con el maltrato que sufría en su colegio -no sólo actuado por los chicos de la tarde sino más estudiantes que lo dejaron en paz por ese día solo porque era viernes y estaban más pendientes en otras cosas como la fiesta que se haría al día siguiente-más que los rumores que se esparcían parecen ser ciertos pues hasta el mismo estaba confundido con eso, el que sus padres no le importara lo que pasara con el...

Cuando alzó la cabeza a lo lejos vio a una pareja cogidos de la mano, Alan se levantó y empezó a caminar hasta llegar al restaurante donde antes se había escondido, quería preguntar si lo dejarían trabajar ahí, sabía que era mala idea pues el restaurante estaba cerca del colegio, pero aun así quería intentarlo, entró al restaurante y fue hasta el cajero.

- Buenas tardes... -susurro al muchacho que se encontraba recostado en la silla.

-Buenas... -dijo este a modo de respuesta - ¿Que vas a pagar?

-Eh... no, venía a preguntar una cosa, ¿puedo hablar con el encargado? -Le dijo analizando la forma de ser del muchacho.

-…l no se encuentra... dímelo a mí que luego se lo digo. -respondió con voz aburrida.

-Es que estaba buscando algún empleo y quería saber si me lo pueden dar aquí

-Para eso hay que hablar con el jefe... Espera a que llegue, no debe tardar, pero no te vayas a sentar en las mesas al no ser que vayas a pedir algo de comer.

-Bueno- Respondió Alan algo asombrado por la actitud del chico, pues si era un restaurante debería ser más cortés ¿no? eso es lo que pensaba Alan. Fue a la pared y se recostó en ella a esperar. Así pasaron algunos minutos.

- ¿Cuántos años tienes?

- ¿eh? -Lo volteo a mirar algo sorprendido -Tengo 15 ¿Por qué preguntas?

-Ven, siéntate aquí -dijo mientras sacaba una butaca de debajo del escritorio, Alan no se negó y se sentó, después de todo no sabía cuánto tiempo se demoraría el jefe y ya se estaba comenzando a cansar. Cuando se sentó noto la diferencia de altura, después de todo la silla en la que estaba sentado era muy bajita. -Eres muy lindo ¿no quieres salir conmigo? -le dijo serio.

- ¿Qu...? -Alan se sorprendió y entró en una especie de shock, se quedó mirando su rostro por si encontraba algún rastro de mentira o que le indicara que era una broma mientras sentía su rostro subir de temperatura.
Notas finales: gracias

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