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Olvidando un amor por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Hola! Aquí el capítulo 10. Espero sea de su agrado (>w<). Agradezco a aquellas(os) que han seguido leyendo este Fanfic. 

En este nuevo episodio se verá las razones de Akashi, pero no estoy segura si pude plasmar correctamente lo que sentía. Aun así, al final haré un pequeño resumen por si las dudas. 

¡Nos leemos abajo!

Ganar.

Ganar.

Ganar.

Eso era lo único que importaba y por ello mismo el haber fallado en la final de la Winter Cup del año pasado le había afectado a su segunda personalidad en demasía. Según el pensamiento de su otro yo, ganar era lo importante ya que a los ganadores se les da todo, pero a los perdedores se les niega todo.

Seijuro comenzaba a pensar que eso era cierto.

Entró molesto a su habitación y arrojó la mochila sobre su cama donde, un instante después, también se dejó caer boca arriba. - ¡Maldición! – dijo casi en un grito. Estaba furioso. Furioso con Kouki por rechazarle. Furioso con ese tal Himuro Tatsuya por acercarse demasiado a Furihata. Furioso consigo mismo por haber sido tan estúpido.

Desde que había terminado con el castaño, Akashi no lograba concentrarse en nada. Todo lo que llenaba su mente era la expresión dolida de Kouki y cómo esté hacía un gran esfuerzo por no llorar. Se sintió culpable por ser él quien provocará tal expresión, pero sentía que si seguía junto al castaño su otra personalidad saldría a flote en cualquier momento.

Cuando decidió salir con Kouki por primera vez en el aspecto de novios, no creyó que el castaño mostrará una expresión de felicidad mientras trataba de retener su sonrisa. En algún momento paso por su mente la idea de que no estaba equivocado al haber aceptado ser novio del mayor, pero un mes después ese pensamiento desapareció.

Akashi comenzó a notar que cada que se despedía de Furihata sentía una terrible inquietud en su pecho y lo hacía tener ideas de que no volverían a verse de nuevo. Que, de alguna manera, el castaño le diría que ya no deseaba estar a su lado y no quería volver a verlo. Fue en ese entonces que se dio cuenta que algo no andaba bien, sintió como un dolor punzaba su cabeza de vez en cuando. Al principio eran cortos y pocos, pensó que sería por el cansancio, pero después de una semana, en la cual no había podido hablar con Furihata por causa de los exámenes que se llevaban a cabo en ambas escuelas, los dolores empezaban a ser más fuertes. Inclusive, en algunas ocasiones, lograba marearse y tastabillar en su andar.

Decidió ir al doctor, pues cuando le comentó a Furi sobre los dolores se lo pidió y no quería preocuparlo. Luego de la revisión, esté le dijo que estaba con perfecta salud, pero que debía descansar más y no pensar en cosas más estresantes que las que debía tener un chico de su edad. Seijuro salió del consultorio no muy seguro de que la falta de descanso y el exceso de estrés fueran la causa de sus malestares. Pero al recibir una llamada de su novio le borró tal pensamiento.

Los dolores siguieron e inclusive, en mitad del entrenamiento, casi perdió el conocimiento tras caer después de haber saltado para encestar. No se lo contó a Furihata, ya que pensaba que no era necesario preocuparlo aún más. Sin embargo, en una noche donde había dormido tarde por adelantar unos cuantos documentos y tener el fin de semana libre para disfrutar de la presencia de Kouki, logró ver entre sueños aquella mirada que siempre le acechaba. Aquel personaje que le había quitado el papel principal en su propia vida y no pensaba dejarlo volver a hacerlo.

- “Me parece estúpido el que quieras continuar a su lado” – la imponente voz había llenado su mente y el eco que se escuchaba lo hizo sentir un escalofrío, muy a pesar de que era solo un sueño.

 - “Eso no es algo que deba importarte, es mi decisión, es mi vida y es mi cuerpo. No te atrevas a hacerle daño” – amenazó con seriedad al mismo tiempo que frente a él aparecía su mismo cuerpo, pero el dorado en uno de los ojos delataba que se trataba de alguien diferente.

- “Yo puedo aparecer cuando lo desee. No puedes darme órdenes. Deshazte de ese chico o lo tendré que hacer yo mismo” – al escuchar tales palabras el temor de que a Kouki le sucediera algo le inundó el pecho. Y, aunque no lo quiso demostrar, por un segundo su mirada titubeo. Solo eso fue suficiente para que, el imponente emperador que se hallaba frente a él, supiera que ya tenía ganada la pelea.

Se mantuvo en silencio. No esperaba que los sentimientos por Furihata fueran lo suficientemente fuertes como para lograr desconcertar, inclusive, a su otro yo. Que el deseo de monopolizar al castaño llegará hasta ese punto.

- “No quiero alejarme de él. Y tú no puedes hacer nada al respecto. Él es mío” – la seguridad en sus palabras no era la misma que segundos antes, él mismo lo sabía.

- “No suenas convincente. ¿Acaso no ha estado merodeando por tu mente la posibilidad de que te deje? Sabes muy bien que lo hará y, déjame decirte una cosa, estarás solo de nuevo. Te verás tan patético que, si no fuera también mi cuerpo, definitivamente me reiría de ti”

Seijuro se sintió perturbado. Estaba consciente de lo que el castaño provocaba en él y, aunque no lo quisiera aceptar, si el emperador lograba vencerlo no podría proteger a Kouki. La sola idea le desquiciaba y sintió como su corazón era oprimido por un sentimiento que ya había conocido anteriormente.

Culpa.

Por su mente pasaron los recuerdos de las salidas que habían tenido hasta entonces, eran pocas. Se reproducían una tras otra como si fueran diapositivas que exponían lo que realmente no quería aceptar. Fue entonces que aquel brillo dorado, que había robado el protagonismo en su existencia, apareció con más ahínco.

- “Por más que tú mismo te lo repitas. No lo amas. ¿No te parece una tontería seguirle el juego? Ambos sabemos que lo que él siente es algo completamente distinto a lo tuyo” – el regocijo en su propia voz, que comenzaba a tener voluntad propia, resonaba cual eco en cueva profunda.

- “Mientes”

- “¿Tú crees que realmente no se ha dado cuenta? Eres bastante obvio. Cuando te toma la mano. Cuando se apega a ti. Eres simplemente ridículo. Solo quieres mantenerlo a tu lado para poder asegurarte que nadie más robe su atención.”

- “Mientes”

- “Dices que yo soy cruel. Pero tú eres aún peor al jugar con los sentimientos de ese mocoso. No haces más que profundizar más la herida. Eres como un niño pequeño que no quiere que le quiten su juguete favorito “

- “¡Mientes!”

Estaba hartó.

Lo sabía. Sabía mejor que nadie que realmente no amaba a Kouki. Que lo dañaría en cualquier momento. Que jugar con sus sentimientos era algo imperdonable. Pero tenía miedo. Él, Akashi Seijuro, tenía miedo. No quería volver a sentirse solo. No quería alejarse de quien le había comprendido a la perfección. Sabía que podía contar con sus compañeros de Teiko, pero jamás sería lo mismo. No quería lastimar a Kouki, no quería que lo odiará, pero la idea de no tenerlo solo para él le molestaba.

Por fin había encontrado alguien en quien confiar plenamente.

Y… Lo alejaría para poder salvarse.

                                               *                             *                             *                             *

Sus ojos se abrieron y notó que estaba más oscuro de cuando había llegado. Se recargó en sus codos para observar su habitación dándose cuenta que no había cambiado sus ropas.

Se levantó de la cama dirigiéndose a la puerta de su armario para tomar su pijama y luego se encamino en dirección al baño. La cabeza le dolía. Sentía su cuerpo pesado y quería dormir sin tener pesadillas donde su otro yo intentaba tomar su lugar. Tampoco quería tener aquellos sueños en los cuales se repetían las escenas de las citas que había tenido con Kouki, le hacían sentir culpable, ya que siempre, al final de cada una, se mostraba aquella expresión de desilusión en el rostro del castaño siendo acompañado por las lágrimas que inundaban sus ojos tristes.

Una vez estuvo frente al espejo de cuerpo completo, que se hallaba dentro del baño, se observó detenidamente. Sus ojos, su mirada parecía apagada desde hace varios días y su expresión había sufrido por lo mismo. Aunque frente a sus amigos se mantenía fuerte, realmente le dolía el hecho de que Kouki se alejará de él.

Se quitó la playera, luego de haber puesto a llenar la grande bañera que estaba en el suelo. Era curioso. Él deseaba tener todo cerca para poder protegerse, y su padre compraba todo cada vez más espacioso. Bufó ante lo estúpido de la situación y terminó de desvestirse. Cerró la llave por donde se llenaba la tina y, después de haber probado con sus dedos de la mano que la temperatura fuera la correcta, metió su cuerpo entero dejando que quedará cubierto por completo por el agua tibia.

Sus memorias volaron, llevándolo al tiempo en el que era aún un niño de 6 años. Cuando su madre vivía y solía hablarle con dulzura mientras era rodeada por las orquídeas que amaba plantar y cuidar. Las palabras y consejos que le dedicaba y que él, con suma atención, había guardado en su corazón. ¿Dónde estaban ahora esos consejos? Ni siquiera los recordaba, pero tras rememorar aquel suceso, recordó cuando tuvo una pelea por primera vez con su amigo de preescolar.

Recordó los brazos de su madre rodeándole a la vez que él lloraba en su pecho y ella le acariciaba con amor la espalda al mismo tiempo que le hablaba de la importancia de la amistad.

“Nunca debes interponer tus deseos sobre los demás, Seijuro. Porque si lo haces harás que todos se alejen.”

Cuánta razón tenía. Ahora se hallaba sin Furihata a su lado. Ya no podría contarle los sucesos, tanto divertidos como trágicos, de su vida. Ya no podría decirle aquello que tanto deseaba.

Sin embargo, no todo estaba perdido.

Se alzó sacando la cabeza para poder tomar aire, con sus manos se quitó el agua excedente que le imposibilitaba el poder abrir los ojos y sonrió ante la idea de estar en sintonía con su personalidad adversa.

Con movimientos rápidos, limpió su cuerpo para ser enjuagado. Salió con paso apresurado y con solo una toalla blanca cubriéndole de la cintura hasta las rodillas. Tomó su celular y, primeramente, miró la hora.

12:47. Cabía la fina posibilidad de que aún estuviera despierto. Y si no, podía leer el mensaje cuando despertará.

Quería a Furihata, de eso estaba seguro. Quizás no de la manera en la que el castaño a él, pero sentía algo especial a su lado. Por ello mismo, tal como si fuera un niño pequeño, pelearía por volver a tener la atención de Furihata. No le importaba si era egoísta. No le importa si los demás miraran mal eso. Ni siquiera le interesaba saber que ambos terminarían lastimados. Lo que quería era a Kouki brindándole toda su atención.

Sin quitar la sonrisa de sus labios, buscó el contacto de Furihata y le envió un mensaje corto.

“Perdona mi comportamiento de hoy. Me gustaría que arregláramos las cosas. Nos vemos mañana en la cancha donde estuvimos hoy. Te esperare el tiempo que sea necesario.”

Tendría de nuevo a Furihata Kouki. Alejaría a Himuro Tatsuya. Recuperaría a su persona favorita.

Notas finales:

Sé que es medio confuso. Y sinceramente digo que no estaba segura de poner la conversación entre Bokushi y Oreshi, pero creo que como se trataba solamente de lo que había pasado Seijuro, me anime.

En resumen: Akashi mira en Kouki una compresión y aceptación hacia su persona que solo sentía con su madre. Por miedo a perderlo, como paso en el caso de su mamá, desea tenerlo para él. La razón por la que Seijuro termino con Kouki fue porque se estaba dando cuenta que su otro yo no queria depender de alguie (ya que es absoluto), pero una vez que observa que Himuro quiere algo con Kouki, él piensa que se lo arrebatará de sus manos (es como si hiciera berrinche (¿?)). 

La razón por la que Akashi siente esto es por el hecho de que no sabe diferenciar entre el amor y una amistad, para él ambas son igual de intensas a causa de su miedo. 

Bueno, espero y halla quedado claro y espero sus lindos reviews que me siguen animando a escribir. Espero poder tener sus opiniones.

Nos vemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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