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Olvidando un amor por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Hola! Bueno... Primero que nada, estoy un poco nerviosa sobre este capítulo. ¿Razón? No estoy segura si les gustará el final (TTnTT), dude mucho en como hacerlo, además de que tuve un terrible bloqueo ya que sabía cuales eran los objetivos, pero no tenía idea de como llegar a ellos. Aun así, puedo decir que me gusto mucho y por ello opte por dejarlo así. ¡Espero les guste tanto como a mí!

También quiero agradecer a todos aquellos que me han dejado reviews. Me animan bastante a seguir y saber que voy por el camino correcto. Sin más que decir...

¡Nos leemos abajo!

Capítulo 12: Gracias.

Alcanzaba a escuchar la conversación de sus compañeros, pero él se dedicaba a solo comer del desayuno que había preparado Kagami esa mañana. Los ojos le pesaban a causa de no haber podido dormir correctamente y su mente estaba hecha un revoltijo de preguntas que iban y venían. – Furihata-kun, ¿te encuentras bien? – escuchó que le preguntaron y él se limitó a asentir a la vez que daba otro bocado al omelette que tenía adelante.

Cuando terminó de comer, se levantó para encaminarse a la cocina ya que, por medio de un juego de piedra, papel o tijera, le había tocado lavar los trastes. – Furi – le llamó Kagami al entrar a la cocina. El castaño volteó a verlo, ni siquiera se había dado cuenta de que alguien se acercaba, notó el semblante preocupado que tenía el pelirrojo y sonrió para tratar de calmarlo. - ¿Estás bien? – le preguntó al mismo tiempo que se acercaba y tomaba uno de los trapos que se hallaban cerca del lavatrastos para comenzar a secarlos. – Sí. ¿Parece que no? – preguntó con extrañeza puesto que, aunque no se sentía de maravilla, se hallaba en buenas condiciones dentro de lo que cabe. O al menos eso quería pensar.

Taiga soltó un suspiro donde buscaba que su preocupación saliera, cosa que no logró del todo. – Así es, parece que estas en otro lado – le mencionó prestando atención al plato que secaba en esos momentos. - ¿Seguro que no quieres ir a dejar a Tatsuya? – le cuestionó el pelirrojo y Kouki, mientras sus manos se hallaban ocupadas lavando, negó sin mirarlo. Por ello mismo no se dio cuenta de que el pelo negro de Yosen se adentraba a la cocina pidiéndole a su hermano que no dijera nada al respecto para que el castaño se diera cuenta de su presencia por sí solo, cosa que no sucedió. – Alguien me citó para encontrarnos y… - Furihata se encogió de hombros como si buscará la manera de dar una respuesta con la que pudiera evadir la pregunta que seguramente le haría su compañero.

- ¿De quién se trata? – se sobresaltó al oír la voz de Himuro a unos cuantos pasos cerca de él. Su vista se dirigió a la del azabache y observó cómo éste le decía a Kagami que se retirará con un señalamiento de cabeza. Estando solos en la cocina, Tatsuya toma la tela que había utilizado Taiga segundos antes y siguió con la tarea de secar los trastes bajo la atenta mirada de sorpresa del castaño. - ¿Y bien? ¿Es que acaso se trata de Akashi? – volvió a hablar mirando de reojo que el otro se tensaba. – Así que es verdad. ¿Por qué irás a verlo? ¿Aún sientes algo por él? No te dejes engañar, Furihata-kun. Ese tipo me da muy mala espina…-

- ¿Y eso que tiene que ver contigo? – le interrumpió con notable molestia el más bajo. Sabía que era incorrecto el encontrarse con el capitán de Rakuzan, pero quería creer, quería convencerse, de que aquello que le había dicho solo fue un arrebato de furia. Estaba consciente de que el pelirrojo no estaba enamorado de él, aun así, quería quedar en buenos términos.

- ¡Maldición, Furihata! ¡¿Qué no ves que debes alejarte de él?! – la ira en la voz del mayor lo hizo saltar del susto y encogerse de hombros dando espacio entre ambos. El golpe que resuena en la mesa a un costado del lavatrastos alerta a todos los que se hallan en la sala de estar. Kouki observa con atención el perfil del más alto, nota el fruncimiento de ceja haciendo evidencia de su enojo y el castaño se pregunta la razón de ello. – Acaso… - Kouki aprieta la esponja con la que lavaba al verse sorprendido por la voz de Tatsuya. - ¿Acaso olvidaste lo que te dije anoche? ¿Es que no te importa? – la mirada que le dedicó el de Yosen hizo que su corazón se estrujará de culpabilidad. Evadió sus ojos mirando a un costado y mordió su labio inferior sin decir nada. – Vaya, realmente no creí lo poco que te importaría mi declaración.

- No… No es eso – trató de hablar Kouki. Sin embargo, Himuro ya salía a paso rápido del departamento bajo la atenta mirada de sus compañeros.

- ¿Qué sucedió? – interrogó con extrañeza el tigre puesto que era rara la vez que Himuro alzaba la voz. Se acercó a la entrada la cocina donde yacía Furihata mirando la puerta. – Ahora regreso – avisó el castaño antes de pasar corriendo en dirección a la salida para poder alcanzar al pelo negro.

                                               *                             *                             *                             *

Desde que había despertado se había dado cuenta que su cuerpo se hallaba más ligero. Sentía como si aquello que le preocupará se hubiera desvanecido y en su mente la idea de tener un excelente día, a comparación de los anteriores, no era tan errada. Había tomado un baño antes de salir a desayunar y avisó a una de las mucamas que planeaba comer fuera. La mujer asintió cohibida y se retiró de inmediato bajo su atenta mirada.

Había tomado el segundo tren bala con dirección a Tokio, a pesar de que no tenía respuesta del castaño. Supuso que todavía seguía dormido. << Kouki tiene la costumbre de dormir hasta tarde >> se dijo mentalmente y tomó asiento en el lugar acordado. Sacó su celular y observó los nombres de entre los contactos.

Tetsuya, Daiki, Ryota, Atsushi. Las imágenes de los rostros de sus compañeros de Teiko pasaban como diapositivas exhibidas solo en su mente. Siguió leyendo y notó que había nuevos contactos a los que no había prestado atención anteriormente. Una pequeña risita salió de sus labios. ¿Cuánto tiempo había pasado? Ni él mismo lo sabía.

El sonido de la reja de metal al chocar con algo lo hizo alzar la mirada para enfocarse en un chico alto y de cabello negro. Lo conocía. Su sonrisa se ensanchó aún más y se levantó de la banca donde estaba. El día no podía mejorar más.

- Al parecer una peste, nada agradable, se acaba de presentar ante mí – habló con total molestia al mismo tiempo que caminaba a paso lento para estar delante de Himuro. - ¿Qué estás haciendo aquí? – interrogó con el ceño fruncido el pelirrojo fijando su mirada en la del mayor.

- Que te importa – respondió con aspereza y un tinte de amargura. Tatsuya sabía que Kouki se encontraría con Akashi, pero tenía la ligera esperanza de equivocarse. Quería creer que realmente era con alguien más con quien se encontraría el castaño. Darse cuenta de que sus suposiciones eran correctas le causo una punzada en el pecho y lo asoció con los celos que comenzó a conocer desde que Furihata apareció en su vida.

- Uy, el perro tiene colmillos – fingió miedo el de Rakuzan para después mostrar una sonrisa burlona. - ¿Por qué tan agresivo? ¿Acaso Kouki te rechazo? – preguntó con cinismo y río al observar como Tatsuya desviaba la mirada a un costado. – Que pena. Deberías de saber que Kouki me ama a mí y nunca se fijaría en alguien como tú – dijo acercándose más al de Yosen quien lo miraba con ira. Cuando estuvo a unos centímetros del cuerpo de Tatsuya y éste sin darse cuenta yacía en el suelo, lo miró altivo desde arriba sin quitar sus ojos heterocromáticos de los del mayor. – Conoce tu lugar.

- ¿Akashi-san? – la voz de Furihata hizo que ambos voltearán la mirada y el castaño, en cuanto vio al pelo negro en el suelo, se acercó para poder saber que ocurría. Desde que había salido tenía una vaga idea de donde se podía encontrar Tatsuya, puesto que el de Akita no tenía muchas opciones ya que no conocía el lugar. Por ello mismo opto por dirigirse a la cancha donde habían jugado el día anterior, pero grande fue su sorpresa al mirar a Seijuro en el mismo lugar, había pensado que el pelirrojo llegaría más tarde.

El andar de Kouki se detuvo al sentir sobre él la atenta mirada del emperador y su cuerpo se estremeció al sentir como, con ésta misma, parecía atravesarle el alma y leer sus pensamientos. Odiaba esa sensación, le recordaba al momento cuando conoció a Akashi, lo cual no fue para nada agradable. Aun así, se armó de valor y tomó del brazo a Himuro quien se dejó ayudar. Por ello mismo Tatsuya notó el temblor de Furihata no solo en sus manos, sino en todo el cuerpo del menor. El novio de su hermano le había comentado vagamente la primera vez que se habían encontrado Furihata y Akashi, había sido antes de que se enfrentarán en la cancha y los apodarán como el chihuahua y el león.

Akashi dio unos cuantos pasos hacia atrás sin quitar su atención de ambos. Miró con detenimiento al castaño y sonrió para sus adentros al darse cuenta que Kouki seguía temiéndole, eso le hacía subir su orgullo y sentirse aún más en control de la situación. – Me alegra te hayas podido presentar, Kouki – dijo posando sus ojos en los del 12 de Seirin.

- ¿Por qué volviste? – le reprochó el más bajo devolviéndole la mirada con el ceño fruncido en enojo.

- Esa no es la manera en la que deberías darme la bienvenida – le respondió cruzándose de brazos. No estaba dentro de sus expectativas el que Kouki le hablará de esa manera, pero si se encontraba entre las posibilidades que había considerado. – Después de todo te la pasaste muy bien conmigo, ¿o será que lo has olvidado?

Furihata se encogió de hombros agachando la mirada. Sabía a qué se refería el pelirrojo y por su mente pasaron las veces en las que habían tenido un poco de intimidad, pero era distinto, este Akashi no era el Akashi Seijuro del que se había enamorado. Fue entonces que se dio cuenta que realmente solo amaba al Seijuro amable y no a su otra personalidad. Y no creía que lo haría alguna vez.

- Fue con Akashi-san con quien paso eso. Tú no eres él

- Lástima, Kouki. Debes saber que yo soy Akashi Seijuro, que ambos lo somos – espetó el emperador. – Pero no te preocupes, me encargaré personalmente de enseñarte a aceptarnos – se acercó con paso decidido para tomar la muñeca del castaño y jalarlo fuera del lugar.

Sus pasos se detuvieron cuando Furihata se resistió a seguirlo. Volteó su mirada con molestia y abrió los ojos con sorpresa al encontrarse con Kouki siendo besado por Himuro en los labios. El castaño no parecía resistirse y desde su punto de vista era más como si fuera el castaño quien besaba al mayor. Al separarse ambos, Himuro no cabía en su asombro y Furihata desvío su vista hacia Akashi, quien los miraba expectante.

- No pienso ir contigo – informó el más bajo soltándose del agarre del pelirrojo. – Pensaba que querías arreglar las cosas…

- ¡Y eso es lo que quiero! – le interrumpió el de Rakuzan con ira. – ¡Pero tú te entregas a este… este perro! No puedes dejarme de lado, Kouki. Eso es inaceptable. ¡Soy la mejor opción para ti, ¿por qué no puedes entender eso?!

- ¡Porque no quiero estar a tu lado! – le respondió Furihata con el mismo tono de voz. – Akashi-san… - tomó aire para tranquilizarse, no solía ser el tipo de persona que llegará a buscar problemas y cuando menos con el emperador, pero de esto dependía la felicidad de ambos. Él no estaba dispuesto a estar con alguien que no lo amaba. – No quiero que seas dependiente de mí

Seijuro abrió los ojos con sorpresa al verse descubierto. ¿De casualidad el castaño había descubierto lo que su otro yo sentía? No, eso era imposible. - ¿De qué hablas? – preguntó entrecerrando sus ojos de manera inquisidora.

El castaño no deseaba decirlo, sinceramente no lo deseaba, pero si no había otra manera, lo haría. – Ambos sabemos que no me amas. Puede que me tengas aprecio y que por como congeniamos con facilidad te hayas sentido en confianza, pero no debes confundir amistad con amor – Kouki sonrió de manera dolorosa con la vista en el suelo. Le dolía saber que había sido usado para llenar un hueco en donde él no pertenecía. – No puedo reemplazar a alguien, Akashi-san. No tengo idea de a quien deseas que supla, pero no estoy dispuesto a hacerlo.

Las manos del pelirrojo se cerraron con fuerza y la incredulidad se pintó en su rostro. ¿Cómo es que había sido descubierto? El dolor en su pecho se incrementó y por un momento se sintió como un niño. Bajo la mirada cerrando sus ojos y sus dientes comenzaron a temblar.

Kouki lo observó con dolor. Miro a Tatsuya que observaba todo sin entender completamente que sucedía. Furihata le señalo con un movimiento de cabeza que se alejará un momento y, aunque al principio se resistió, se fue sabiendo que él no debería interrumpir esa escena.

- Akashi-san… - lo llamó una vez estuvieron solos. El pelirrojo se limitó a negar y Furihata entendió que debía darle un poco de tiempo.

A los segundos, Seijuro alzó la mirada, sus ojos se hallaban inundados con lágrimas retenidas y Kouki pudo discernir aquellas gemas rojizas que había amado tanto. – Perdona, Furihata-kun. No quise lastimarte. De verdad no quise, pero… - sus labios temblaban ligeramente y sintió como sus mejillas se humedecían causa de las lágrimas que salían de sus ojos. – no quiero que me dejes de lado… No quiero que nos separemos – sus piernas flaquearon y con lentitud se dejó caer al suelo cubriendo con ambas manos su rostro.

El castaño se acercó al cuerpo tembloroso y frágil de quien, en su momento, le causo una imponente presencia. Con sus brazos lo rodeo para apegarlo a él sintiendo como Akashi parecía querer desvanecerse en sus brazos. Los espasmos causados por aquellos sollozos que salían de los labios del pelirrojo hacían que el cuerpo que sostenía temblará. Pasó su mano acariciando la espalda ajena y lo abrazo cual niño pequeño. Y es que eso le parecía Akashi, siempre le había pensado en él como alguien que deseaba atención. Por ello mismo no le enojo el que le golpeará la mano el día anterior, tampoco cuando le dijo aquellas palabras tan hirientes, porque sabía que solo eran arrebatos de alguien que quería atención.

Pocos minutos habían pasado y Akashi se encontraba más tranquilo. Se separó de los brazos que lo protegían al mismo tiempo que limpiaba sus ojos. – Debo verme patético en este momento – comentó con vergüenza soltando una risa entre dientes.

– Para nada – le respondió el castaño observándolo con calma. - ¿Estás mejor? – le cuestionó con preocupación en su voz, aunque su rostro no lo reflejará. Akashi lo miró a los ojos y, con una sonrisa, asintió. Ambos se levantaron y sacudieron sus pantalones en el área de las rodillas.

- Furihata-kun – le llamó el pelirrojo. El aludido volteó a mirarlo y sus ojos se abrieron al mirar frente a él los ojos cerrados de Seijuro, quien le daba un corto beso en los labios. – Gracias por haber estado a mi lado – habló una vez que se separaron y le brindó una sonrisa que Kouki no había visto nunca.

- No me agradezcas, después de todo también me has soportado todo este tiempo – comentó devolviéndole la sonrisa. Seijuro tomó sus manos y les dio un ligero apretón en agradecimiento.

- Espero y seas muy feliz con Himuro-kun – dijo con total sinceridad. – Y espero un día me perdones por todo lo que te hice pasar – añadió con pesar en su voz. – De ahora en adelante no dependeré más de alguien para seguir. Buscaré la manera de enfrentarme a las situaciones difíciles – esa respuesta hizo que Furihata sonriera con más ahínco sintiéndose feliz por su amigo. – Pero aun así seguiremos en contacto. Deseo que nuestra amistad no termine aquí, sino que florezca de nueva cuenta.

Kouki asintió ante sus palabras y se despidieron. El castaño se ofreció a acompañarlo a la estación, pero el de Rakuzan se negó rotundamente diciendo que él debía volver con Himuro para aclarar las cosas. Furihata camino hasta el pelo negro que se hallaba en la esquina de la siguiente calle, esperándolo.

- ¿Y cómo les fue? ¿No intento nada? – le habló el mayor y Furihata negó. Caminaron de regreso al departamento del tigre en silencio y Kouki se sintió avergonzado por lo que había hecho anteriormente. No estaba seguro del porque lo había hecho, pero estaba consiente que sentía algo especial por el de Yosen. Tenía miedo, pero ese mismo sentimiento le invitaba a arriesgarse y aventurarse en esa nueva calidez que solo el Himuro despertaba en él. – Por cierto, tomaré el beso de hace rato como un “te estoy considerando” si no te importa – dijo Tatsuya cuando faltaba poco para llegar a su destino.

- ¿Eh? – las mejillas de Kouki enrojecieron volteando a mirarlo y el más alto le sonrió con diversión acercándose para robarle otro beso.

- No solo me gusta, Furihata-kun. Creo que incluso he llegado a amarte – susurró sobre los labios del menor, quien lo observaba incrédulo. Tatsuya aceleró el paso al escuchar a Kagami hablándoles cerca de las escaleras que subirían para llegar a su hogar.

Atrás, Furihata se hallaba rojo cual tomate maduro y cubrió su boca con una de sus manos. Por su mente le llegaron millones de preguntas, pero había una que predominaba ante todas.

<< ¿Habré hecho lo correcto?>>.

 

Notas finales:

- tiembla al estilo chihuahua - Perdón si no les gusto del todo la situación de Akashi, pero creo que es un buen punto para que se de cuenta como diferenciar amor y amistad. Esperare por sus lindo reviews que me ayudan a poder escribir y les agradezco a aquellos lectores sileciosos (seeh, los observó, sé que están ahí en lo oscurito 7w7r).

Aún así, el final esta un poco lejano (o eso más o menos tengo en mente, pero no demasiado) ya que Furihata y Himuro aún no son novios. Esperemos a ver como es que todo se resuelve en esta pareja de bad boy y chihuahua.

Nos vemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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