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Olvidando un amor por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Holo! OwO)/" Pues aquí está el tercer capítulo, espero que les guste - hace reverencia-. Por cierto, mientras buscaba la manera de poder subir el siguiente capítulo (porque apenas estoy aprendiento y soy medio lenta OnOU) miré el nombre de mi fanfic y fue como "GWAAH!!" - se siente Hinata Shouyo- y me emocione jajajaja. Perdón pero lo tenía que decir /u.

Sin más por el momento, ¡nos leemos abajo!

Una semana había pasado desde el festejo del cumpleaños de Kuroko. Las clases apenas comenzaban y la alarma de celular de Furihata se hacía resonar en su habitación esa mañana. Pesadamente abrió sus ojos estirando el brazo para alcanzar el teléfono que impedía que siguiera durmiendo. Una vez que lo tuvo en mano calló la enfadosa música de despertador, sintió un escalofrío correrle por la espina dorsal a causa del frío que hacía afuera - ¡Dios! ¿Cómo puede hacer tanto frío? – comentó mientras los dientes le castañeaban. Se envolvió en la cobija y se dirigió al baño el cual estaba ocupado por su hermano. Tocó varias la puerta y el mayor solo respondía con un “¡ya casi salgo!” de manera molesta así que para no perder tiempo bajó al desayuno que hacía su madre, y que su padre ya comía. - ¿Acaso no piensas ir a la escuela? – cuestionó la mujer mientras depositaba frente a él un omelette de arroz que tanto le gustaba – no es eso, lo que pasa es que Kouichi se volvió a encerrar en el baño y no me deja lavarme la cara – se defendió Kouki frunciendo ligeramente el ceño para después comenzar a comer.

Esa mañana mientras caminaba hacía la escuela notó que un ligero temblor comenzó en su pantalón dándole a entender que un mensaje le había llegado. “Domingo. 11:00 pm. En la entrada de la estación. No se permiten retrasos.” Leyó en el mensaje “¿pero qué demonios es esto? ¿se habrán equivocado de número?”  pensaba Furihata mientras volvía a repasar el mensaje, era de un número desconocido por lo cual cabía la posibilidad de que lo hayan confundido. Cerró su celular para guardarlo y soltar un suspiro, ya después se encargaría de responder al mensaje para avisar que era un número equivocado – Furihata-kun parece estresado – escuchó una voz monótona decir a su lado. Dio un grito no tan fuerte, pero evidenciando el susto que tenía al ver de pronto a su compañero a su lado - ¡Kuroko! No… no aparezcas así – dijo más tranquilo, - perdona, pero no he podido evitar escuchar tu suspiro. ¿sucede algo, Furihata-kun? – interrogó el más bajo a lo cual el castaño solo soltó una pequeña sonrisa a la vez que sacaba su celular del pantalón – no es nada malo, es solo que me han enviado un mensaje extraño. Mira – le mostró el mensaje con remitente desconocido. El pseudo-ojo de emperador se sorprendió al leer y rápidamente sacó su propio celular – No creo que se hayan equivocado, Furihata-kun – comentó el menor para mostrarle su celular con el mismo mensaje, y el remitente es… ¡¿Akashi?!

Los maestros daban sus clases, al igual que el tiempo entre las lecciones de las distintas materias de Furihata transcurrían a pesar de que el castaño se encontraba como en trance desde esa mañana, cosa que no pasó desapercibida para su compañero de clase y amigo, Fukuda. La hora del almuerzo había llegado, el pelinegro se acercó a Kouki el cual parecía ido y que no se había dado cuenta de que era el tiempo de su descanso – oye, Furi. Será mejor que nos apresuremos a comprar algo antes de que la cafetería este llena – comentó Hiroshi mientras lo sacudía del hombro. Esté, como si su mente estuviera muy lejos de ahí, lo miró confundido para después mirar el salón y notar que todos ya se encontraban comiendo – Fukuda, ¿por qué no me dijiste que ya teníamos que irnos a comprar el almuerzo? – cuestionó el más bajo con cierto disgusto. El pelinegro resopló resignado y, sin más, se dio media vuelta – yo te avise, pero no sé en qué estás pensando porque así te la has pasado desde que empezaron las clases- soltó con cierta pesadez mientras se dirigía hacia la puerta del salón seguido por el castaño.

¡Pfff! Jajajajajaja…. Eso es completamente ridículo – mencionó un chico rapado en el techo del segundo edificio de la escuela mientras daba fuertes risotadas junto con un pelinegro. Kouki los miraba un poco molesto por su comportamiento provocando un ligero puchero en sus labios y mejillas mientras estás se encontraban sonrosadas – ¡les digo que es verdad! Akashi-san me envió un mensaje y fue Kuroko quien me mostró que era él porque también le mando uno a él – comentó frunciendo el ceño para después dar una mordida a su pan. – Es verdad, Furihata-kun ha sido convocado al igual que la generación de los milagros para encontrarnos en Kioto – dijo el pelo celeste con gesto serio apareciendo al costado del castaño sobresaltando a todos los presentes - ¡Kuroko!… por favor aparece normalmente, un día de estos nos dará un verdadero paró cardíaco si sigues presentándote de esa manera – advirtió Kawahara con cierta pesadez en la voz al mismo tiempo que sus otros dos amigos asentían.

Segundos después un pelirrojo, alto y con mirada afilada se sentó del otro lado de Furihata – la verdad, incluso a mí me ha sorprendido el saber que también a Furi lo ha llamado – comentó entre bocados que daba a su pan yakisoba “¿Qué también?... eso quiere decir que Kagami también ha recibido un mensaje, ¿no?” pensó el más bajo a la vez que se concentraba en terminar su almuerzo. -Por la manera en que lo dijiste, Kagami. ¿quiere decir que tú también has sido… convocado? - cuestionó está vez Fukuda a lo que el pelirrojo asintió con la boca llena – Kagami-kun ha sido llamado para presentarse en las últimas reuniones, no sé cuál sea la razón de Akashi-kun, pero supongo que le sirve para poder entrenar y mejorar – respondió Kuroko a la vez que comía dando pequeños bocados en comparación del otro. – Bueno, realmente no me importa si tiene algún plan para llamarme, pero me alegra que Furi pueda ir. Así ya no me sentiré tan fuera de lugar – dijo el pelirrojo una vez que hubo tragado el bocado que había dado a su pan – pero yo ni siquiera he dicho que vaya a asistir – contestó Kouki con una sonrisa nerviosa a la vez que rascaba su mejilla, un viejo hábito que tenía desde la secundaria. – No puedes hacer eso, Furihata-kun. Son ordenes de Akashi-kun y debemos presentarnos, nadie se ha atrevido a faltar alguna vez. Ni siquiera Murasakibara-kun quien es el que vive más alejado de nosotros – el pelo celeste le advirtió mirándolo de manera severa y con un poco de temor de lo que le podría suceder a su amigo si llegaba a faltar. Sin más se levantaron para ir cada quien a su respectiva clase una vez que la campana sonaba en aviso a que el tiempo de descanso había terminado.

*                             *                             *                             *

El día acordado había llegado y Furihata esperaba, sentado en una banca cerca de la estación de Tokio, a sus compañeros de equipo. Pasados 10 minutos tanto Kagami como Kuroko llegaron agitados por correr, - perdona Furi, se nos ha hecho un poco tarde – se disculpó el más alto rascándose la nuca. – Podríamos haber llegado más temprano, si Kagami-kun no se hubiera quedado dormido – reprochó Kuroko quien provocó cierta risa en Kouki por la manera en que este esquivaba fácilmente los golpes que deseaba darle Taiga. – Creo que será mejor que nos vayamos subiendo, el tren saldrá en 5 minutos – observó el castaño mientras miraba la hora en su reloj “8:15 am, tenemos tiempo de sobra por si nos retrasamos por algo” caviló para después seguir a sus amigos dentro del tren.

Dos horas y media de camino después se encontraban bajando del tren adoloridos de la espalda baja por estar tanto tiempo sentados. Se dirigieron a la entrada donde los esperaba Akashi, quien al mirarlos sonrío y se acercó a estos para saludarlos junto con un Kise bastante animado.

*                             *                             *                             *

- ¿entonces? ¿cómo te ayer fue en la reunión con la generación de los milagros? – preguntó entusiasmado Kawahara mientras caminaba junto a Furihata y Kuroko por los pasillos de la escuela. – Pues fue bastante normal, solo fuimos a desayunar y jugamos baloncesto – contestó con una sonrisa nerviosa Kouki – Furihata-kun no dejaba de temblar- comentó Tetsuya como quien no quiere la cosa - ¡Kuroko! No era necesario decir eso – le reprendió el castaño – de alguna manera me lo imaginaba así – confesó el rapado a la vez que soltaba un suspiró de resignación. - ¿eh? – Furihata se sentía confundido, ¿cómo que así se lo imaginaba? – De hecho, es bastante lógico que estuviera así todo el tiempo – terminó de decir el fantasma de Seirin suspirando también - ¿eh? Pero… no entiendo -. Ambos chicos lo tomaron por los hombros a la vez negaban y volvían a suspirar confundiendo más al pobre número 12 de Seirin.

Al termino de clases de ese mismo lunes camino junto con Fukuda y Kawahara hacia el gimnasio hablando sobre cómo se imaginaban a Furihata entre la generación de los milagros, a lo que esté último se limita a decirles que no lo molestarán con eso. Un sonido se escuchó de entre el pantalón del más bajo, quien tomó su celular para mirar el mensaje que le había llegado. Una sonrisa se formó en sus labios sorprendiendo a sus amigos quienes lo vieron extrañados - ¿acaso es tu novia? – preguntó Fukuda acercándose para tratar de mirar el mensaje. – Claro que no, que tonterías dices – contestó sonrojado Kouki quien apresuró el paso hacía su destino con aquella sonrisa mientras tecleaba la respuesta a su mensaje.

-Furihata-kun ha estado de ese modo desde ayer que volvíamos de la reunión – advirtió Kuroko provocando un susto en Kawahara y Fukuda – puede que mis sospechas sean inciertas, pero… - dio un corto silencio entre los tres antes de que el pelo celeste siguiera – al parecer a Furihata-kun le gusta alguien- sentenció esperando la reacción de los otros dos. Suspiros a coro se escucharon en el pasillo por parte del chico rapado y el pelo negro – Furi siempre ha sido muy enamoradizo – comentó con cierta resignación Fukuda mientras observaba en dirección a donde se había ido el castaño. – Y por más que le decimos que no se deje llevar por las apariencias, nos ignora completamente – terminó de contar Koichi con una ligera sonrisa observado en la misma dirección que el otro – solo espero que esta vez sí sea correspondido – le secundó Hiroshi comenzando a caminar hacia el gimnasio seguido por los otros dos.

*                             *                             *                             *            

Un mes habían transcurrido tras la reunión de los milagros a la que fue invitado. Un mes habían transcurrido tras haber jugado contra los prodigios, y, un mes habían transcurrido tras haberse puesto nervioso por vez primera en el sentido romántico delante de Akashi Seijuro.

No sabía la razón de ello, solo recuerda que se encontraba platicando con Kagami cuando Akashi se acercó a saludarlo. ¿Por qué solo a él? ¿acaso había algo que le quería contar? ¿sería un buen momento para decirle que su mensaje lo había confundido con el de algún desconocido? Las preguntas se acumulaban en su cabeza cuando miraba de reojo que el pelirrojo se acercaba. Escuchó la voz de Taiga diciéndole que practicaría un poco más contra Aomine y que lo esperará, asintió con una sonrisa en sus labios y dio paso hacia atrás mientras giraba.

El choque que lo detuvo en seco hizo que levantará el rostro para disculparse como era debido, pero las mejillas de Furi de encendieron al ver tan cerca el rostro de Akashi. – ¡Per… Perdona… Akashi-san! – se disculpó de manera atropellada la vez que se separaba de esté. -No te preocupes, ha sido un accidente – respondió el más alto con una sonrisa mientras lo tomaba de los hombros como si temiera que se cayera - ¿estás bien? ¿no te lastimaste? – cuestionó al castaño quien negó rápidamente dirigiendo su mirada al suelo de manera nerviosa, sentía como su corazón bombeaba más rápido de lo que se considerará normal además de que su rostro lo sentía caliente en todas partes. – Menos mal. En ocasiones pareciera que te fueras a romper- comentó aliviado Akashi con la misma sonrisa – sobre todo cuando estas nervioso – terminó de decir a la vez que soltaba sus hombros. Kouki asintió de manera tímida y se acercó a sentarse en una banca cuando esté se lo ofreció.

*                             *                             *                             *

Dos meses habían pasado desde que comenzó a mensajearse seguido con Akashi Seijuro. Dos meses habían pasado desde que se habían chocado el uno con el otro. Dos meses habían pasado desde que comenzó a sentir algo especial por otro chico. Akashi Seijuro.

De vez en cuando se reunían cuando el pelirrojo decía que iría a Tokio para algún asunto. Kouki accedía casi por inercia cada que le preguntaba si podían pasar un rato juntos. En ocasiones salían a desayunar juntos a algún restaurante familiar, otras veces iban a algún parque que quedará cerca de la casa del castaño y se ponían a caminar mientras hablaban de cosas variadas. Pero contadas eran los momentos en los que se podía despedir de Akashi en la estación antes de que regresará a Kioto.

Furihata no estaba seguro si seguiría pudiendo controlar aquellos sentimientos que surgían cada vez que estaba cerca de Seijuro. No sabía el cómo era que le había comenzado a gustar, y, sobre todo, ¡¿cómo demonios le había comenzado a gustar un chico?! ¿acaso era un homosexual y nunca lo había notado? Pero también le habían gustado chicas anteriormente, así que el hecho de que ahora fuera un hombre quien le gustará sería extraño. ¿Podría ser que era uno de esos “Bi” que les gustan tanto hombres y mujeres? Negó rápidamente, la sola idea era ridícula. En ese caso, ¿Por qué le llamaba la atención Seijuro? ¿era acaso porque lo admiraba y el pelirrojo era todo lo que él quisiera poder hacer? Era una buena suposición y podría ser que no era que le gustase en realidad, sino que sentía una gran admiración hacia este. Era inteligente, excelente deportista, capitán en su primer año, era un prodigio en su deporte favorito, era atractivo, tenía un cabello sedoso que era visible desde la distancia, de perfil se miraba perfecto además de que su piel de un blanco nieve bastante envidiable, ¿Cómo se vería con una marca en el cuello, o en la clavícula? ¿cuál sería su aspecto después de una sesión de largos besos profundos? ¿sus labios se hincharían? ¿se pondrían rojizos? ¿se vería extremadamente lin…

Kouki sacudió la cabeza en negación tratando de sacar esas ideas vergonzosas que solo hacían que su rostro se tornase más rojo de lo que ya estaba. – Furihata-kun, ¿estás bien? – interrogó con cierta preocupación Akashi a la vez que se detenía frente a él. El castaño respondió con asentimiento mientras giraba la mirada a un costado pues sentía que si el otro lo miraba a los ojos se daría cuenta de todos los malos pensamientos que había tenido acerca de él. – Si te sientes mal podemos posponer esta salida, por mí parte no tengo ningún inconveniente con ello – negó rápidamente encogiéndose de hombros, Kouki aún quería pasar más tiempo con él, quería que lo notará más, quería que estuvieran más cerca. – Me encuentro bien, solo que… solo que he pensado en… co… cosas – contestó en voz baja con un bochorno que se daba a notar desde una distancia considerable.

-Sabes, si no te agrada estar conmigo deberías decirlo. No es como si quisiera que te vieras obligado a estar conmigo – comentó con una sonrisa desanimada Seijuro. Kouki levantó la mirada para observar como él otro no lo observaba, que se encontraba mirando a un costado mientras con su mano derecha rascaba su nuca de manera incomoda. Furihata soltó un suspiro con una sonrisa de resignación al mismo tiempo que miraba de nuevo el suelo y jugaba con una piedra usando su pie derecho, esté comportamiento sorprendió al pelirrojo quien creyó que le había faltado al respeto de alguna manera al más bajo, y por ello mismo se sobre salto un poco al escuchar una risa suave proveniente de Kouki.

– Sabes Akashi-san, creo que será mejor que hoy me vaya a casa – dijo cuándo lo volteaba a mirar con una sonrisa de comprensión y las mejillas levemente sonrosadas. Rápidamente, Seijuro, se ofreció a acompañarlo, pero no pudo terminar cuando el otro siguiendo hablando. – No es que esté enfermo, aunque debo aceptar que es algo parecido – un suspiro salió de sus labios como si así pudiera tomar el valor que le hacía falta y luego continuó – pero me gustaría decirte algo muy importante. Quizás lo sea solo para mí, pero quisiera que me escucharás – tragó saliva y con sus manos temblorosas tomó la orilla de su camisa azul marino, la apretó con algo de fuerza y miró al otro a los ojos con cierta triste de lo que le pudiera deparar el futuro por lo que diría a continuación, - me gusta Akashi-san, no sé exactamente desde cuándo o cómo comenzó – la sorpresa no se hizo tardar al pintarse en el rostro del contrario y Kouki comprendió que estaba siendo egoísta. – No necesitas responderme, no ahora, pero si me gustaría que me dijeras que piensas al respecto después de haberlo pensado. No quiero que pienses que te lo digo para que me correspondas, solo quiero que estés consiente de lo que siento por ti y que lo consideres – sonrió con las fuerzas que le quedaban e hizo una reverencia hacia el otro con solo la cabeza. – Por ahora me despido, esperaré tu respuesta. Y sea cual sea, la aceptaré. Muchas gracias por pasar tiempo conmigo, Akashi-san-

Sin decir más se fue. No miró hacia atrás, caminó hasta llegar a su casa. Entró a su habitación en silencio, cerró la puerta y se dejó deslizar por esta hasta llegar al suelo. Tomó con ambas manos sus piernas que yacían dobladas frente a su pecho y ahí, hecho un ovillo, dejó salir las lágrimas que retuvo por haber arruinado lo único que lo unía a quien amaba.

Notas finales:

Gracias por leer :3 Un final un poco triste para nuestra gashetita, pero ¡Ey! seguro todo mejora... ¿o no? No les diré >u<. 

Nos leemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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