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Olvidando un amor por FruttiKouki

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Notas del capitulo:

¡Holas! Me alegro que haya gente leyendo esto >u<, me emociona mucho y pues les agradezco de todo corazón - corazón- Realmente se me están congelando los dedos ya que el invierno ya comienza y soy muy, ¡muy! fríolenta, así que...

¡Nos leemos abajo!

Decir que el entrenamiento fue difícil era poco. Había provocado que algunos, aparte de Kuroko, cayeran al suelo y tratando de arrastrarse para seguir las ordenes que ambas entrenadoras gritaban a diestra y siniestra. Desde muy temprano, Kouki, se había levantado luego de una noche en la que casi no pudo dormir por tratar de dar explicaciones a Fukuda y Kawahara del porque conocía al 9 de Yosen. El castaño buscó la manera de evitar hablarles sobre la fiesta en la que se habían encontrado y en qué circunstancias se habían conocido.

– Solo nos encontramos en cierto lugar, donde hacíamos ciertas cosas y casualmente él también estaba. Así que me salvó de cierta situación en la que me vi enredado y después me llevo a cierto lugar donde nos quedamos a dormir – fue la mejor explicación que logró decir, no es que no se le ocurriera alguna mejor excusa, pero no le agradaba la idea de mentirles a sus amigos. Y a estos, después de haber escuchado el incompleto relato de su tembloroso amigo, quedaron completamente inconformes con ello; decidieron, por ahora, no hacer preguntas ya que parecía qué si lo hacían y presionaban más a su compañero, esté definitivamente colapsaría.

 El silbato resonó en el gimnasio y todos soltaron un suspiro a coro – tomen una ducha y pueden retirarse. Seirin, regresé temprano al hotel que mañana deben volver en la mañana – gritó Masako a lo que todos los estudiantes respondieron con un “si” un tanto emocionados. - ¡Furi! – la voz de Kagami se escuchó en el pasillo cerca de los vestidores. El aludido volteó en dirección a esté y con la mirada le dijo que tenía su atención - ¿piensas ir a algún lugar? Es que Kuroko y yo iremos a comer, así que pensábamos que si ustedes no tenían a donde ir podrían acompañarnos – la voz del pelirrojo se escuchaba nerviosa o al menos así le pareció a Kouki. Lo miró algunos segundos con cierta curiosidad y por un momento creyó que había acertado, más la idea le duró poco cuando Himuro le tomó del hombro.

- Que pena, Taiga. Ya tenemos apartado a Furihata-kun, así que sigue participando y suerte para la próxima – dijo con cierto tono de burla hacia su hermano mientras rodeaba el hombro de Kouki con un brazo. Murasakibara se situó a lado de Tatsuya con una expresión que daba a entender que realmente nada de eso le importaba. – No sabía que fueras tan amigo de Furi – respondió el pelirrojo con duda a la vez que alzaba una de sus cejas, - te sorprenderías lo bien que nos llevamos desde que se desmayó como damisela – bufó con burla hacia Kagami, pero provocó un fuerte sonrojo en las mejillas de Furihata quien se limitaba a mirar el suelo.

Taiga al ver que el castaño no negaba las palabras del pelinegro se encogió de hombros en forma de derrota – está bien, no parece que estés mintiendo – terminó diciendo con una media sonrisa para después dar media vuelta y tomar su mochila de una banca para dirigirse a la entrada donde Tetsuya lo esperaba.

Un suspiro salió de los labios de Tatsuya y se inclinó levemente hacia adelante con una sonrisa, - Taiga no debería perder el tiempo pidiéndole a un mediador que los acompañe – dijo en voz baja para sí mismo. Furihata se desconcertó ante ello, no entendía del todo las palabras del chico que tenía a lado, pero optó por ignorar ello cuando Himuro lo volvió a llamar – bueno, ¿ya están listos? – cuestionó con emoción en la voz dirigiéndose hacia el menor. – Solo falta que Fukuda y Kawahara terminen de cambiarse – contestó esté devolviendo la sonrisa, más por cortesía que por entender la emoción del pelinegro. -En ese caso mientras esperamos vayamos por algo a la máquina – señalo con el pulgar fuera del lugar. Kouki asintió y caminó hacia la salida a la vez que retiraba de manera educada el brazo del otro.

                                               *                             *                             *                             *

- Furihata dijo que nos esperarían, ¿A dónde rayos se fueron? – se preguntaba Hiroshi con cierto tono de molestia en la voz al mismo tiempo que volteaba a todos lados tratando de interceptar a su amigo. Kawahara salió del vestidor acomodando algunas cosas dentro de su maleta para después ayudar a Fukuda a encontrar al castaño. - ¡ah! Allá está – dijo el chico rapado después de unos segundos señalando hacia la entrada, con paso apresurado se acercaron y Furihata en cuanto los miró dio tres pasos para acortar la distancia. – Chicos ya están listos – comentó con una sonrisa y una bebida de té helado en la mano derecha, - así es, por un momento creí que nos habían dejado cuando no lograba encontrarlos – respondió Fukuda mirando de reojo al par de Yosen quienes solo hablaban esperando a los otros tres. – Bueno, será mejor que nos vayamos retirando o el tiempo se nos acabará – dijo Kouki animado tomando del brazo a sus amigos para jalarlos hacia fuera del lugar.

El primer lugar donde decidieron hacer su parada fue en un restaurante familiar cerca del distrito comercial, según las palabras de Himuro era el lugar favorito del pelo morado de la generación de los milagros. Los tres chicos se preguntaban la razón de ello ya que el lugar parecía uy simple a primera vista, pero una vez que probaron los postres después de haber comido se dieron cuenta de la razón. - ¿Suelen venir mucho aquí? – preguntó con curiosidad el castaño menor mientras comía un pay de limón con merengue de vainilla encima, - Murochin solo me deja venir cuando ganamos algún partido o me porto bien en los entrenamiento – respondió Murasakibara con un mohín que le hacía fruncir los labios lo que sorprendió a los de Seirin – y aun así no venimos muy seguido – terminó de decir Tatsuya con una mirada hacia su compañero de equipo y una sonrisa divertida ante la expresión de esté – la mayoría de las veces que venimos es porque ganamos un partido, pero cuando se trata de comportarse en los entrenamientos… - soltó un ligero suspiro en derrota sin dejar esa mediana sonrisa que adornaba sus labios – Atsushi puede ser bastante terco cuando se trata de hablar con los sempais -. Murasakibara, quien comía su tercer trozo de pastel de cajeta con mermelada de fresa en medio, frunció el ceño en desacuerdo – es porque son muy molestos que me dan ganas de aplastarlos -.

Los chicos de Seirin no pudieron evitar sonreír ante ello, sabían que al igual que en Yosen sus sempais en Seirin podían ser molestos en ocasiones y por ello estaban seguros, que, aunque el más alto dijera eso, los quería a su modo. – Por cierto… - llamó la atención de tomos Kawahara, quien comía un tazón mediano de helado napolitano con fresa encima – siempre me he preguntado esto, Murasakibara-kun, pero ¿por qué te gustan tanto los dulces? – cuestionó y todos dirigieron la mirada al fanático de los dulces a la vez que esté se limitaba a comer, se detuvo por unos segundos pensando para después responder – porque saben bien – respondió como si fuera lo más obvio del mundo aquello. Los cuatro chicos sonrieron luego de que soltaron un suspiro en resignación – supongo que era obvio que respondería eso – habló Fukuda encogiéndose de hombros con despreocupación para después seguir comiendo su trozo de pastel de chocolate con fresa. – Aunque yo esperaba una respuesta un poco más… explicativa – siguió hablando Kawahara mientras rascaba su nuca. – Bueno es que Atsushi es del tipo de persona que les resta importancia a esas cosas, si algo le gusta no le haya el por qué, solo sabe que le gusta y que lo quiere – comentó el pelinegro más alto jugando con la cereza que yacía en su plato utilizando el tenedor. – Bueno, es bastante peculiar su manera de pensar. Aunque debo reconocer que es bastante simple – secundó Kouki recargando su mentón en el brazo que tenía sobre la mesa – pero eso le facilita más las cosas además de que con ello no tiene que contrariarse entre sus gustos – terminó de decir el castaño y bebió un sorbo del café con leche que había pedido minutos antes. - ¡Vaya! No sabía que Furihata-kun tuviera esa manera de hablar tan educada – bufó divertido Tatsuya recargándose en el asiento y mirando de reojo al mencionado, el cual casi se ahoga con lo que bebía. – Ni siquiera nosotros, ¿Furi, desde cuando te volviste tan elegante para hablar? – preguntó con sorpresa Fukuda junto a la mirada curiosa de su otro amigo. – No… no soy elegante al hablar – refutó entre leves tosidos el más bajo y un ligero sonrojo en las mejillas, pues no se había dado cuenta de que usaba el lenguaje al que se había acostumbrado a hablar con Akashi. Su mirada se hizo hacia un costado al recordar ello, alcanzaba a escuchar las voces de sus amigos que se reían de la situación, pero las sentía como si estos estuvieran bastante lejos. – Ya que terminamos de comer, creo que deberíamos ir a la siguiente parada – propuso Himuro al notar el cambio de expresión de Furihata, esté le agradeció con la mirada.

Entre pláticas de Kawahara y Fukuda con el 9 de Yosen. Kouki se encontraba un poco más atrás de ellos a la par de Himuro. Éste último noto un poco distante al castaño, por ello se acercó hasta que sus hombros se rozaran, pero al notar que no tenía reacción alguna el menor se preocupó – Furihata-kun, ¿te encuentras bien? - cuestionó en voz baja para que los demás no los escucharán.

Furihata-kun, ¿estás bien?

Lo siento, pero creo que no es lo mismo que antes. Perdón. A pesar de haber aceptado salir contigo, no puedo verte de esa manera.

Furihata se detuvo abruptamente abriendo los ojos de sorpresa cuando notó el rostro de Tatsuya demasiado cerca del suyo, sus frentes estaban pegadas y esté lo miraba seriamente a los ojos. Rápidamente la cara de Kouki se puso de todos los colores habidos y por haber, sin pensarlo dos veces empujo al mayor sin mucha fuerza, pero la suficiente para que se alejará. – ¿Qu… qué… qué crees que estás haciendo? – tartamudeó el más bajo con las manos frente a su pecho en defensiva. La sorpresa en el rostro del pelo negro se notó, aunque fue sustituida en cuestión de segundos por una expresión de relajación – perdona, creí que tenías fiebre o que te sentías mal – soltó con una sonrisa tratando de excusarse. - ¿Por… por qué no me… sentiría bi… bien? – preguntó aun nervioso el ojo marrón de Seirin, - es que tenía rato hablándote, pero no parecías escuchar, además de que te veías un poco pálido- acerco su mano de manera lenta al rostro de Kouki para evitar que se sobresaltará, Furi se encogió levemente de hombros al mirarlo acercarse y recordó la vez que estaban en la habitación de hotel donde Tatsuya lo había consolado de manera delicada como si creyera que se fuera a romper o que saldría huyendo en cualquier momento.

Con la punta de sus dedos, Himuro, logró sentir la suave piel del chico frente a él tocando su mejilla. El cuerpo de esté se hallaba temblando y sonrió internamente al pensar de nuevo en que parecía un cachorro. Al verlo de esa manera, Tatsuya se preguntó quién habría rechazado a un chico tan honesto, pues si bien Kouki le había contado como es que había pasado todo, nunca le dijo nombres. “Seguramente esa chica no sabe valorar lo que tiene frente a sus ojos” caviló el más alto. Kouki lo miro a los ojos, el mayor vio los de él de los cuales se notaba cierto brillo y también el cómo mordía sus propios labios para evitar hacer notar su nerviosismo y confusión, algo que claramente no había funcionado. – ¿Himuro… san? – lo llamó y el pelo negro se vio absorto en su dulce voz y aquellos labios que dijeron su apellido en una voz tan baja que, si no hubiera estado tan cerca, no la hubiera alcanzado a escuchar.

- ¡Furihata, ya tenemos que irnos al hotel! – se escuchó la voz de Fukuda llamándolo a una calle de distancia. Tanto Furihata como Himuro se sobresaltaron y el 12 de Yosen bajo la mano inmediatamente a la vez que desviaba la mirada hacia el lado contrario de donde se encontraba el chico de Seirin. - Ya… ¡Ya voy!  – respondió el castaño haciendo señas de que lo esperará, volteó hacia el otro para hablarle – será mejor que… nos apresuremos – a lo cual Tatsuya asintió y miró de reojo como Furihata caminaba en dirección a los demás. Soltó aire tratando de quitarse toda la tensión que tenía y para poder desprenderse de los pensamientos que le habían albergado hacía unos segundos atrás.

                                               *                             *                             *                             *

Himuro y Murasakibara acompañaron a los tres chicos hasta el hotel, ya que estos no tenían idea de cómo llegar. Además de que la plática entre Fukuda, Kawahara y Murasakibara se había hecho bastante amena con las preguntas que los más bajos hacían y las cuales el pelo morado se limitaba a responder de manera honesta. Furihata se unió a la charla de estos y minutos después Tatsuya también se unió.

Una vez que llegaron al hotel se despidieron debidamente con estos agradeciendo el paseo. Furihata se acercó a paso lento hacia Himuro, quien se hallaba pocos metros más alejado de la charla que tenían Hiroshi y Koichi con su amigo titán. – Hi… Himuro-san… - lo llamó nervioso el 12 de Seirin que se paró frente al mayor – yo… le agradezco el que se haya tomado tiempo para… salir con nosotros. También lamento mucho las molestias – una sonrisa se formó en los labios del menor, aunque aún se hallaba nervioso por lo que había sucedido minutos antes. – No me agradezcas, yo también me he divertido con ustedes. Además… - Himuro se inclinó frente a este para ver mejor su rostro, lo observo por unos segundos, los cuales le parecieron bastante largos, al contrario. Sonrió a Furi decidiendo su nuevo objetivo y con una de sus manos lo despeinó de manera cariñosa – recuerda que a quien invité fue a ti, pero por esta ocasión lo deje pasar – rio por dentro al notar la  confusión en Kouki, bajo su mano hasta la barbilla de este para que lo mirará más fijamente – Por cierto, no tengo problema con eso que tu llamas molestias, de hecho me parece bastante bien que vengas a mí y espero que sea solo yo quien te consuela – susurró ladeando el rostro con un tono juguetón que el castaño no supo interpretar.

Antes de retirarse el pelo negro se encargó de tener número de Kouki y por cortesía también el de Kawahara y Fukuda. Al entrar al hotel Furi se dirigió directamente hacía el baño que había en su habitación. Se encerró y se dejó caer lento hasta llegar al suelo. Con ambas manos cubrió su rostro tratando de evitar que el sonrojo que se hacía cada vez más pronunciado se viera. ¿Qué le pasaba? ¿por qué Himuro le había hablado de esa manera al momento de despedirse? ¿Qué rayos había sido eso que sucedió entre ellos en medio de la calle? Las peguntas rondaban en su cabeza y más salían buscando una respuesta. ¿De verdad no le importaba a Himuro el que siempre le causara molestias? 

 

Notas finales:

Debo confesar algo... Este capítulo se me ocurrió mientras leía un manga shoujo (muy tierno, por cierto) y pues fue la frase de Himuro cuando dice "Por cierto, no tengo problema con eso que tú llamas molestias". En realidad la frase no es exactamente así pero decía algo parecido pero más bonito(¿?) Aunque la verdad soy mala para describir eso. 

Bueno, sin más por el momento. Nos leemos en el siguiente capítulo OwO)/"


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