El nerviosismo de la noche pasada le había invadido cuando dormía y por ello mismo ahora se hallaba tratando de evitar mirar la ventana de su cuarto en la cual el sol resplandecía como si poco le importase que a Kouki le ardieran los ojos por la falta de sueño. Tallándose los ojos con ambas manos se dirigió hacia el baño pues en unas horas saldría con sus amigos a jugar un partido amistoso en el parque de siempre. Tomó una ducha rápida para despertarse y se observó en el espejo dándose cuenta de que sus ojos se hallaban rojos. Abrió la llave del lavamanos con agua fría para volver a mojarse la cara y tratar de esa forma que no se viese tanto su desvelo.
Cuando bajó para desayunar, el aroma a omelette le inundó las fosas nasales haciéndole sonreír al saber que recibiría su desayuno favorito. Apresuró el paso hacia la cocina y se sorprendió al encontrarse con Fukuda comiendo en la mesa. – No pensé que vendrías a recogerme – comentó con diversión, pues sabía que su amigo solo iba para poder desayunar doble, quizá no comía tanto como Kagami, pero podía repetir dos o tres veces una comida. – Kawahara me dijo que estaba preocupado por ti. Así que me dijo que viniera y lo alcanzáramos en su casa – respondió llevando un trozo de omelette a su boca y sorprendiendo por completo a su castaño amigo. Kouki tomó el plato que le sirvió su madre, quien poca importancia les tomaba a las pláticas de los chicos ya que se hallaba presurosa a salir a trabajar, se sentó frente a Fukuda mirándolo con extrañeza y tomó el tenedor luego de haber agradecido por la comida. - ¿Preocupado por mí? No entiendo. ¿Por qué está preocupado por mí? – cuestionó confundido para luego comer un trozo de su desayuno. – Yo que sé. No entendí mucho de lo poco que me explicó – renegó Fukuda con molestia y bebió un trago del jugo de naranja que tenía delante. – Solo sé que debía pasar por ti porque Kuroko no quería que estuvieras solo – añadió para después seguir comiendo.
Furihata pensó unos segundos por el extraño comportamiento que tenían el pelo celeste y el rapado de Seirin, pero duró poco una vez que su madre se despidió de ambos diciéndole al pelo negro que se sintiera como en su casa y avisando a su hijo que llegaría tarde junto con su padre.
Cuando terminaron de comer, y luego de que Furihata lavará los trastes, salieron de la casa colgando las mochilas que llevaban sus cambios de ropa y cosas personales, pues tenían planeado quedarse en casa de Kagami luego de aquella reunión. Con paso calmado, caminaron hacia la casa de Kawahara quien los esperaba y al mirar a Furihata se acercó a este como si de una madre se tratará. Tomándolo de los hombros y mirándolo a los ojos lo sacudió - ¿no lo vieron en el camino? – preguntó alternando su vista entre Fukuda y Furihata. Estos dos se miraron con extrañeza sin comprender del todo que hablaba Koichi. - ¿Verlo? ¿de qué hablas, Kawahara? – cuestionó Fukuda haciendo que soltase a Kouki, - me refiero a Himuro, ¿no se lo encontraron en el camino? - al escuchar tales palabras el rostro de Furihata enrojeció por completo recordando las acciones del pelo negro en la noche pasada, ahora que lo pensaba no sabía cómo comportarse con él. Bueno, no era como si fuera a volver a encontrárselo.
Soltó un suspiro de alivio al darse cuenta de ello y sonrió ligeramente a la vez que, frente a los ojos de sus amigos, sus mejillas dejaban de estar tan rojas. – No lo encontramos – respondió con más tranquilidad el más bajo – y me gustaría que olvidarán lo que ocurrió anoche – el desconcierto se notó en las facciones de sus amigos y Fukuda negó ligeramente sacudiendo su cabeza como para poder creerse lo que el otro decía. - ¿Olvidarlo? – Koichi sonrió sarcástico a la vez que tomaba su mochila que se hallaba cerca de las escaleras de la entrada de su casa - Furihata, ¿sabes lo serio que se miraba ese chico contigo? Aún no puedo creer que no te hayas dado cuenta de sus intenciones. Es decir… - con su mano derecha cubrió su propio rostro mientras buscaba la manera de explicar al castaño de la importancia del asunto. – Lo que Kawahara quiere decir es que Himuro pareciera que de verdad no te iba a dejar en paz tan fácilmente, y realmente no lo dudo, cuando nos dijo que pensaba conquistarte pudimos darnos cuenta que lo decía en serio – intervino Hiroshi a la vez que el chico rapado asentía. – No tienen que preocuparse. Lo más seguro es que Himuro-san está confundido e inclusive puede que hoy me pida una disculpa por su comportamiento y me pedirá que lo olvide – trató de razonar Kouki sin creer las palabras de los otros dos. Con una de sus manos se acomodó mejor la mochila y camino en dirección al punto de encuentro dando por terminada la conversación.
* * * *
El corazón de Kouki, en ese momento, se sentía oprimido. No podía negar que el pecho le dolía y se notaba a leguas en el rostro. Aun así, decidió no decirles nada a Fukuda y Kawahara y los siguió a unos pasos por detrás para usarlos como escudos y evitar verse cara a cara con la generación de los milagros que ya se hallaba jugando.
Al tomar asiento en una de las bancas, Furihata se apresuró a sacar los audífonos azules que había traído conectándolo a su celular para ponerse a calentar. Sus amigos le siguieron, aunque el castaño alcanzó a notar la mirada que Akashi le había dedicado luego de pasar el balón, ignorando la rapidez con la que comenzaba a tamborilear su corazón se acercó a sus amigos, saludando de paso a Kagami y Kuroko que se encontraban bebiendo agua en ese momento. Su mente se hallaba tan concentrada en ignorar a Seijuro que paso por alto la caricia que le dio Himuro en la espalda mientras lo saludaba.
De manera cortante respondió al saludo y avisó que había olvidado traer algo para beber así que iría a una tienda que había visto de paso cuando venían de camino. Los demás, no muy convencidos, pero seguros de que la forma en la que se comportaba el castaño no era por la presencia del pelo negro de Yosen, le dijeron que lo esperarían antes de iniciar. Furihata trotó hacia la tienda dejando a sus compañeros en duda y entre ellos se dirigían miradas de confusión.
- ¿Y Furihata-kun? Me pareció haber visto que ya había llegado – minutos después se acercó el pelirrojo de Rakuzan con la respiración agitada por el mini juego que había tenido. – Fue a la tienda porque olvido comprar algo que tomar – avisó Kuroko mirando con sutileza las acciones de su ex compañero, si bien, le parecía extraño que Furihata no haya saludado al emperador, pero se había dado cuenta que se sentía incomodo por otra cosa muy diferente a lo que había sucedido la noche anterior. – Oh, en ese caso lo voy a alcanzar. No tardo – informó Akashi alzando la mano como si de un saludo se tratase y corrió en la misma dirección que Kouki.
- No me gusta esto – susurró para sí, Tetsuya, y su novio lo miro con confusión. - ¿Qué cosa no te gusta? – preguntó inclinándose levemente hacia esté. El pelo celeste negó suavemente. – No es nada. Kagami-kun, no permitas que Himuro-kun vaya también a la tienda – advirtió el más bajo mirando como Fukuda y Kawahara practicaban canastas de cuchara al lado contrario de la generación milagrosa. - ¿Eh? Pero si hace unos segundos se fue porque dijo que compraría unos dulces para Murasakibara – habló en respuesta el tigre descolocando a su sombra - ¿qué? ¿no debía irse? – cuestionó con cierto temor al ver la mirada de preocupación de Kuroko.
* * * *
Kouki caminaba hacia la tienda con paso lento, deseaba poder atrasarse todo el tiempo que le fuera posible, pero sabía que en algún momento debía regresar para no preocupar a los demás. No esperaba ver ahí a la generación milagrosa y mucho menos a Akashi Seijuro. No estaba en sus planes volver a encontrarse con él hasta mediados del siguiente año, pero como siempre le pasaba, pareciera que el destino deseaba burlarse de él y sus planes.
Dejo salir un suspiro pesadamente en un intento por deshacerse de sus pesares y olvidar todo aquello que le abrumaba. <<Quiero ir a casa, quiero que todo desaparezca y pueda estar solo>> pensó para sus adentros a la vez que con ambas manos tomaba su cabello para revolverlo ya que su cabeza era todo un lío en ese momento. Se puso de cuclillas en medio de la banqueta y dejo caer sus brazos sobre sus rodillas dobladas. – Solo quiero desaparecer… - susurró soltando el aire mientras dirigía su mirada a sus manos.
- ¿Estás bien, Furihata? – se sobre salto al escuchar una voz cerca de su oído izquierdo y por poco cae de cara sino fuese porque la persona de atrás le sujeto de la camisa por la espalda. Su corazón latía con velocidad por el susto así que se levantó con cuidado sintiendo como el otro le soltaba. – Perdona, estaba pensando – se excusó Kouki y volteo la mirada hacia atrás. – Creí que te habías lastimado – dijo con una sonrisa Himuro dejando atrás la preocupación que había tenido al ver a Furihata en el suelo. El castaño asintió con nerviosismo por haber preocupado al mayor y dibujo una pequeña sonrisa en agradecimiento. – Lo siento, no quería preocuparte, Himuro – habló un tanto más animado olvidando por completo los pensamientos que le habían llenado la cabeza de frustración – ¿Vas a la tienda? – preguntó a la vez que señalaba detrás de él mismo en dirección al local que se hallaba a una calle de distancia. El pelo negro asintió y señaló el lugar para comenzar a caminar hacia esté mientras Kouki le seguía.
Furihata miraba sus pies a la hora de caminar, era un gesto de distracción que tenía desde pequeño y lo hacía cada vez que no sabía que decir. Tatsuya sonrió ante lo sencillo que era la manera de ser del castaño y se vio atrapado por lo infantil que podía verse. – Al parecer no tienes problemas con estar a solas conmigo – comentó el mayor con tranquilidad y cierto tono de insinuación lo cual hizo que Kouki respingará pues había olvidado por completo el asunto de la noche pasada. – No es eso, es solo que… Creo que estás confundido – respondió el otro mientras sus mejillas tomaban un poco de color dándose a notar su vergüenza por el acto de la vez anterior. El de Yosen miró el perfil de Kouki notando lo colorado que estaba, no era demasiado y al escucharlo pareciera que el mismo castaño trataba de convencerse de ello. – Yo no lo creo. Te diré algo... – Furihata lo volteó a mirar ya que la voz de su acompañante sonaba seria, notó el semblante dolido que tenía el más alto y como ni siquiera lo miraba. – Esto… No lo sabe Taiga, tampoco Atsushi, pero quiero que tú lo sepas… - Himuro tragó saliva y le pareció doloroso por los nervios que le invadían. Desde hacía mucho que no estaba tan nervioso, siempre podía controlarse, aunque no resultaba como esperaba.
- ¡Furihata-kun! – le llamó Akashi desde detrás haciendo que ambos chicos se detuvieran antes de cruzar la calle para llegar a la tienda. - ¿Akashi-san? – susurró con temor Kouki y Tatsuya observó cómo empuñaba sus manos sosteniendo el pantalón corto que traía. Seijuro se detuvo frente a ambos y los observó por unos segundos notándose el aura extraña que les rodeaba. - ¿Podemos hablar? – cuestionó el pelirrojo mirando al castaño, quien se cohibió de hombros y miró de reojo al de Yosen. – Yo me iré adelantando, de paso compraré tu bebida – avisó Tatsuya, aunque realmente no quería dejarlo junto al emperador, algo le decía que no debía confiar en él. Posó su mano sobre el cabello castaño para despeinarlo con una sonrisa tratando de ocultar la incomodidad que sentía por dejarlo. Espero que el más bajo se negará, que le dijera que lo esperará, pero no lo hizo. Solo asintió con la mirada baja después de un “gracias” que leyó en sus labios pues el sonido se había visto ahogado por un auto que pasaba en ese momento.
<<Esto no me agrada… No quiero que este con ese tipo… >>Himuro frunció el ceño con molestia y desconfianza entrando al local, tomó lo que buscaba y se acercó al estante de revistas que se hallaban cerca de la ventana en dirección a los chicos que había dejado atrás. No parecía que Furihata se viera cómodo, lo notó antes de irse, pero si Kouki no le decía que se quedará no tendría una excusa para hacerlo. – Definitivamente no me agrada ese tipo… - murmuró en voz baja con el enojo a flor de piel a la vez que se trataba de abstener de hacer cualquier tontería.
* * * *
- De… ¿De qué quieres hablar? – habló Furihata con un poco de nerviosismo al notar que Akashi no parecía querer comenzar la conversación. – ¿Por qué no me respondes los mensajes que te envió? – interrogó con seriedad Seijuro, sabía que para el castaño no sería fácil, ¡pero ya había pasado casi un mes! ¿No debería ser momento ya de superar todo y dejar atrás lo que había pasado?
El cuerpo de Kouki tembló ligeramente al verlo molesto, nunca lo había visto de ese modo desde que estaba en la Winter Cup y creía ya haber superado ello. – He… He estado ocupado – respondió evadiendo su mirada y tratando de sonar seguro de sí. Realmente no deseaba verlo, no aún. Quería que al menos se vieran cuando no estuviera tan nervioso. Además, que, para empeorar las cosas, Himuro lo había dejado solo. << Le hubiera pedido que se quedase >> pensó mirando de reojo a la tiendo, cosa que no paso por alto a la atenta mirada del pelirrojo que se hallaba frente a él. - ¿Ocupado? ¿Es la mejor excusa que puedes darme, Furihata-kun? – estaba enojado, eso no lo negaría. Su molestia aumentó al mirar como aquel chico de Yosen lo tocaba con tanta familiaridad. Pero el notar que Kouki quería huir de él y que deseaba ir con ese chico, eso simplemente le sacaba de quicio - ¿Acaso ya has encontrado a alguien? –
Las mejillas de Kouki se colorearon por completo regresando su mirada a Akashi. ¡¿Por qué le preguntaba eso?! ¿Acaso eso importaba en esos momentos? – Perdón, ¿qué? – Furihata quería pensar que su cerebro le estaba engañando, que no era verdad que Akashi haya preguntado ello. – Te acabo de preguntar que si ya has encontrado a alguien más que te guste – confirmó Seijuro y dio un paso adelante para estar más cerca del castaño. - ¿Para qué quieres saberlo? Eso no tiene nada que ver contigo. Si lo que quieres es que volvamos a tener la amistad que teníamos antes, lamento decirte que no podemos. No después del error que cometí – Furihata sabía que el pelirrojo no diría que también había sido su culpa. No aceptaría que también se había equivocado. Río para sus adentros ante las tonterías que pensaba que en esa situación.
- ¿Acaso te arrepientes de haber salido conmigo? – dijo Akashi con molestia a lo que Furihata negó sorprendiendo al otro por la pequeña sonrisa que se formaba en sus labios. – Para nada. De hecho, debo darte las gracias – el castaño lo miró con dolor en los ojos lo cual tomó desprevenido a Seijuro – Gracias a ti y a lo que paso ahora sé que errores no debo cometer y que no debo engañarme a mí mismo – añadió para después, con su mano derecha, acariciar la mejilla del emperador. Esté respingó de manera casi imperceptible, pero bajo el tacto de Furihata no pasó desapercibido. – Esto es todo, Akashi Seijuro. Ya no te miró como antes, porque ahora cuidaré mi corazón roto y no se lo entregaré a nadie. No hasta estar seguro de que es lo mismo – se sorprendió por la suavidad y tranquilidad con la que hablaba, por la calma que sentía y el peso que le fue quitado en ese instante.
Era definitivo. Había dejado atrás su amor unilateral.