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Warmness on the soul por David_tank

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            Fue un beso fuerte, sin preguntar, castigador, los labios del mayor se movían demandantes sin soltar la camiseta amuñada entre sus nudillos, tirando mas fuerte hacía él. Lucifer ser removió inquieto, negándose al beso la primera parte, intentando separar a su hermano y luego derritiéndose entre sus labios, dejándole pasar, sus lenguas chocando sin control alguno, mordidas pequeñas entre los labios, podrían besarse la eternidad en ese segundo mientras el tiempo en la tierra seguía, para ellos estaba quieto una vez mas, lento, al igual que el beso, bajando el ritmo gradualmente, hasta ser un tierno roce de sus bocas, se separaban y se volvían a juntar en pequeñas caricias, acompasados, lejanos de todo.

Michael le miró aun con ira, como su hermanito, a quien había protegido tanto había terminado así, el ser que mas amaba,  por el cual hubiese dado su vida, estaba bajo su cuerpo, siendo un ser tan irritante, tan egoísta, se debatía entre golpearle, besarle, patearlo hasta la inocencia o solo ignorarlo. Lucifer gimió ante la mirada y sonrió, sádico, de todas formas no había vuelta atrás.

            –Nunca volverá ese tiempo, nunca volverás a ser Mi Mike…–Susurró empujando ligeramente  las manos de su camiseta. –Nunca volverás a estrecharme con cariño, nunca seguirás las huellas de papá, porque Dios se ha ido, nos abandonó.

            –Tú nunca volverás a ser Mi Luci. –Gruñó cogiéndole el mentón, había tanta frustración en su cuerpo. –Estas roto…

            –¡Estoy roto por su culpa! Lo sabes…–Gritó intercambiando posiciones, sosteniendo la camiseta del mayor.

            –Lo sé…–Por primera vez, Lucifer parecía estupefacto, su gran hermano mayor le había dado la razón, en dos simples palabras, su hermano también había dejado de lado la palabra de su padre, había tenido un pensamiento propio, había llevando la contra a la orden divina.

            –Lo sabes…–Repitió alzando su puño para golpearlo, pero Michael le tomó tras la nuca, juntando ambas frentes y volviendo a besarle, no había tiempo para pensar en qué forma eso era correcto o incorrecto,  no había forma de forjar la cordura en su mente.

Michael le atrajo por las caderas sin dejar de besarle, no importa si el tiempo no corría ahora, podría dar sus alas y su gracia por mas minutos como aquellos, fundiendo sus labios en los de su hermano, tan incorrecto, tan pecaminoso, tan exitante.

Pequeñas mordidas caían sobre sus labios y la sangre de los golpes se mezclaba con ambas salivas, resbalando sus lenguas en una sensual danza en la cual ambos querían manejar, sus ojos cerrados, en un instinto de sus contenedores, las manos fijas en la ropa del otro, mas mordidas, mas lentos besos, mas quejidos comenzaban a llenar el lugar. Michael empujó con fuerza a su hermano otra vez, quedando sobre su cuerpo, besando su cuello, mordiendo, marcando como suyo aun cuando nadie jamás vería aquello.
Quitó la camiseta y acarició el pecho expuesto, volviendo a besarle una y otra vez, gustando el tacto con la piel en sus palmas.

Lucifer movió las caderas contra la prominente erección de su hermano, en su vida él se quedaría quieto si se trataba de sexo, sin importar quien fuese arriba o abajo, él dominaba, gimió cuando sus pezones fueron torturados por Mike, jalados, tirados para luego ser lamidos y succionadnos como pequeños caramelos, se removió, demasiado inquieto, temblado ante la necesidad.

–Claro que lo sé... ¿Quién podría ser tan idiota- aparte de él-como para no darse cuenta de aquello? –Susurró contra uno de los pezones, mirando a aquellos ojos que adoró por tanto tiempo en silencio. –Fuiste castigado por ser amado. –Mordió con fuerza de la pequeña protuberancia. – fuiste dejado de lado por todos por culpa de nuestro padre, ¿Aún así te atreves a decir que soy un mal hermano? Cuando fui yo quien te amo como nadie mas, quien te cuidó…–Una sonrisa rota se poso en los labios del arcángel se hizo una mueca de inconformidad– Nunca me vuelvas a mentira de manera tan descarada, Lucifer. –Le gritó, sacando los pantalones y ropa interior, separando con fuerza sus piernas y alineando su erección a la entrada del contrario, dando un fuerte empujón, pasando el estrecho anillo de nervios que no estaba preparado para aquello.

–¡Mike! –El rubio gritó con fuerza, curvando su espalda, el dolor presente, mezclado con el ardor, sus mejillas se pusieron rojas ante la tensión del cuerpo y su respiración quebrada, inestable, atrapó con sus manos la tela en la espalda de su hermano, rasguñando con fuerza, pasando hasta la piel, provocando laceraciones.

–Puedes aguantarlo, fuiste creado como arma, puedes aguantar esto. –Susurró mordiendo su labio inferior, jalando hacía atrás y empujando cada pulgada de su miembro al interior de Lucifer, notando la tención en el cuerpo y los pequeños espasmos, casi dolorosos, sobre su sexo. Sostuvo las piernas de bajo las rodillas, separando mas, empujado por completo hacía dentro y tomando unas suaves respiraciones.

El rostro de Lucifer era una mezcla de dolor y sentimientos encontrados, las mejillas sonrosadas, un labio ligeramente roto, goteando, lagrimas formándose en sus cristalinos ojos, respiración irregular agitando su pecho y espasmos por su vientre bajo, tan hermoso, indefenso a la vista de Michael.

            –Así es… Mi luci. –Dijo apenas dando un suave beso y sosteniendo el sexo ajeno, comenzando a masturbarlo mientras sus caderas se movían lentas ante la apretada fricción, sus pieles cada vez mas rápido, teniendo un ritmo constante, aflojando el cuerpo del menor en cada movimiento hasta que estaba casi por completo relajado, gimiendo en voz baja el nombre ajeno, aferrando sus manos a la espalda, rasguñando.

            –Mikee…–Jadeó cuando su miembro comenzó a gotear ante la necesidad, estaba en un borde al orgasmo, empujó a Michael haciendo que se separan, tomando asiento sobre los muslos del mayor, guiando el miembro de su hermano a su entrada y comenzando a bajar.

            –Esto es todo, Lucifer…–Dijo sosteniendo la cadera del menor, haciendo que se sentara de golpe, gruñendo de placer dando una fuerte nalgada en uno de los muslos. –Mío…Mío por toda la eternidad. –Impulsó sus caderas al mismo tiempo que Lucifer las bajaba, un ritmo fuerte, los dedos del mayor se marcaban en la cadera ajena al guiar el ritmo.

El rubio miró hacía abajo, la unión entre sus cuerpos, ver el miembro enterrarse en su cuerpo y volver a salir, su ondeante cadera en busca de mas y su propio sexo abandonado, necesitado, rojizo y goteante, deseando un poco mas, todo aquello le provocaba delirar de placer, curvó su espalda y los labios de Michael besaron su pecho, succionando su pezón con deseo, provocando espasmos en sus paredes internas, un poco mas, los labios en su cuello, en su propia boca…Un poco más, al borde del placer.

            –No puedo…–Murmuró rasguñando la espalda del mayor, apoyando su frente contra él, estaba por bajar su mano para tocarse pero fue detenida y regresándola a la espalda.

            –Si puedes…–Gruñó, golpeando mas fuerte ese punto que hacía gemir al menor, de manera constante, castigadora, sin dar tregua a otro movimiento mas que su miembro entrando y golpeando la pequeña glandula.

            –N…No puedo…–Casi lloriqueó, clamando un poco sobre sus labios, su contenedor era por completo un punto erógeno y su hermano parecía no entender aquello, le besó de forma majestuosa, incrementando-si es que eso era posible.-La fuerza y rapidez de las penetraciones, ambos gimieron cuando Lucifer se corrió entre sus vientres, manchando con su escancia entre ambos, apretando el miembro ajeno el cual en unos pequeños movimiento hizo lo mismo dentro.

            –Sí pudiste…–La respiración de Michael parecía cansada mientras acariciaba ambos glúteos, besando el cuello ajeno luego del abrazador orgasmo, apoyó su frente en el lugar, respirando agitado, sin dejar de dar pequeños besos y mimos por todo el cuerpo de su hermano. –Mi Luci… Te extrañé tanto, bebé…

El nombrado se quedo en silencio, cerrando sus ojos, analizando lo que había ocurrido, riendo un poco ante lo paradójico de todo aquello y por primera vez en su vida, viendo cierto lado positivo a estar en la jaula…

 

 

 Viñeta tiempo despues...

            –Nunca te dejaré. –Susurró Michael mientras atraía un poco mas el cuerpo de su hermano, dando pequeños besos en su nuca, acariciando el abdomen de forma pausada y escuchando una pequeña risa en respuesta.

            –¿Eres idiota? Claramente no puedes dejarme ¿Te suena algo el que estemos encerrados? –Preguntó con burla, acariciando ligeramente las manos sobre su cuerpo.

            –No me importa, si algún día pasara, no te dejaré nunca. –Estrechó de forma un poco posesiva su cuerpo. –No te perderé otra vez, Luci. –Cerró sus ojos, inhalando levemente el aroma de su hermanito, besando con pesar.

            –Mike…No saldremos jamás y si pasa, me vengaré, me iré reclamaré lo que es mío por derecho, haré pagar a papá, destruiré lo que mas ama y sabes que esta vez no podrás detenerme…Si quedo libre, no habrá vuelta atrás…

            –Aún así, nunca te dejaré…

            –También te amo, Mike, no cuesta decirlo. –Bromeó, ladeando el rostro y buscando la fija mirada del mayor, el cual parecía imperturbable.

            –Eres un idiota…–Gruñó mordiendo el cuello, sacando un pequeño jadeo de los labios ajenos.

            –Pero soy tu idiota, por siempre…

 

---------

 

Había días en que no se hablaban, aquellos días parecían semanas, había otros días en que ambos recordaban  y hablaban del cielo, otros, donde Lucifer contaba con animo cosas que había hecho en la tierra, algunos días eran sombríos, donde la tristeza se apoderaba de Lucifer, otros eran calientes, peleas o sexo, golpes o besos, nada se podía prevenir en la jaula, todos los días eran diferentes, aún cuando no había forma de saber si había pasado un día o miles.

Todo cambió cuando la jaula se removió con violencia, pequeñas grietas aparecieron y una escasa oportunidad de salir, Lucifer comenzó a jugar con la mentes de Sam una vez más, sería libre, faltaba poco para que ellos llegaran, minutos tal vez…

            –¿Qué harás, Michael, te quedarás en este puto agujero? ¡Sal, ven conmigo!    

            –De alguna forma, no quiero salir, volverás acá Lucifer…Y si logras hacer todo lo que dices me sacarás. –Aseguró tomando asiento en una esquina.

            –¡Eres un cobarde! –Gruñó mirando con desprecio al mayor, apretando sus puños.

–Volverás…Lucifer, volverás y yo te estaré esperando para torturar tu alma… Hasta entonces, sé libre, Luci…Sé feliz fuera, pero tarde o temprano, volverás a mí y estaré aquí, esperándote como siempre…–El recipiente de Michael desapareció en su lugar y Lucifer gruñó, al estar dañada la jaula podían ocupar ligeramente sus podes, “desaparecer” o “hacerse invisible” no era tarea complicada. Los ojos de Lucifer miraron hacía arriba, sonriendo animado al notar la nueva compañía, era cosa de tiempo para estar libre, tal vez su hermano tenía razón y regresaría como un perro con la cola entre las piernas o tal vez regresaría con un trofeo, como fuese…Había algo que tenía seguro, regresara como regresa, Michael siempre estaría ahí con él… Por toda la eternidad. 


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