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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Notas del capitulo:

Disculpen la demora:/ estaba en parciales y no me dio tiempo, pero bueeeno, aquí está jeje

 

NOTA! 

ESTE ES EL PENULTIMO CAPÍTULO MIS AMORES:'( LA PRÓXIMA SEMANA SERA EL FINAAAAAAAL!! 

Era de mañana y había despertado con una gran sonrisa, pues hoy conocería a mi mejor amigo Daimine. Me levanté, caminé hacia mi baño, abrí la regadera y salió el agua a temperatura perfecta. Mi cuerpo se relajó y comencé a tarear melodías de piano. 

Salí del baño, me puse una playera de gris y unos jogger negros. Mis usuales vans negras. Peiné mi cabello y aplique un poco de perfume, pues hace tiempo que no los usaba. 

Bajé a la planta de abajo y mi padre estaba acomodando la comida en la alacena, me acerqué a él y comencé a ayudarle. 

 

- Buen día hijo –me saludó. 

 

 

- Bueno días padre– Me dio un beso en la frente. 

 

 

- Kagami llamó a tu hermana –dijo sonriente. Yo también sonreí. 

 

 

- ¿Qué dijo? –pregunté. 

 

 

- La quiere ver hoy… creo que irán a un Starbucks, esta tarde… 

 

 

- Oh… -pensé en mi salida con Daimine- ¿Puedo ir? –pregunté. 

 

 

- No lo sé… dile para ver si ella te quiere llevar –me aconsejó. 

 

 

- Iré a verla –caminé escaleras arriba y escuché música en su habitación. Toqué  y ella me respondió a que pasara; estaba escogiendo algo de ropa; me pidió consejo sobre que ponerse, simplemente dije que sea algo cómodo, vi una blusa color vino con bordado, se la pasé  y sonrió. Seguiamos cantando y cuando terminó ella bajó el volumen. 

 

 

- Buen día  Riko. 

 

 

- Qué guapo te ves hoy –me dijo. 

 

 

- Gracias. Papá me dijo que Kagami-kun te había llamado.

 

 

- Sí, me dijo que quería hablar conmigo… -se sonrojó. 

 

 

- ¿A dónde irán? –pregunté, tenía la esperanza de que me dijera que al Starbucks ya que aquí no hay Maggi’Burger. 

 

 

- Iremos a un Starbucks que está en el centro… me dijo que pasaría por mí. - Me senté en su cama, comencé a jugar con mi celular y luego me le quedé viendo. 

 

 

- ¿Hay algo que me quieras decir? –preguntó. Yo me sonrojé un poco. 

 

 

- ¿Recuerdas al chico con el que te dije que hablaba? 

 

 

- Sí… -dijo cambiándose de blusa. 

 

 

- Bueno… quedé en ir a conocerlo hoy en el mismo Starbucks al que tú irás… me preguntaba si… ¿puedo ir contigo? –dije apenado. 

 

 

- Está bien –respondió solo así. 

 

 

- ¿Qué? 

 

 

- Te dije que está bien Tetsuya –sacó unos jeans de su ropero- Sé que quieres conocer a ese chico, además… Kagami y yo estaremos allí para protegerte, así que… ¿por qué no? 

 

 

- Gracias –suspiré aliviado y sonreí. 

 

Después de eso estuvimos hablando sobre los lugares que visitaríamos ahora que nos mudamos. Me pidió ayuda a que le enseñara unas expresiones en inglés debido que en mi familia yo era el único que lo hablaba fluído, además de mi padre pero no tiene la paciencia para enseñarles.

 

- ¿Estás muy enamorada de Kagami-kun? 

 

 

- Creo que eso es algo obvio… -dijo sonrojada, se sentó a mi lado y tomó mi mano- ¿Recuerdas cuanto amaba el disco de My Chemical Romance que me regalaste? 

 

 

- Tardaste horas para poder abrirlo… 

 

 

- Exacto. Mi amor por Taiga llega a tal grado, me da tanto miedo abrir su envoltura, conocerlo más, enamorarme a fondo de él. Viví una experiencia maravillosa en el viaje. Pero no sé si él quiere conocerme realmente ahora fuera… 

 

 

- Debe tener razones, por algo te llamó hoy…  

 

 

- ¿Crees que quiera algo serio conmigo? –se veía insegura.

 

 

- Sería un bakagami si no… -dije para darle ánimos. 

 

 

- Ahora, ¿puedo hacerte yo una pregunta? –dijo con ojos suplicantes. 

 

 

- Claro –le hice media sonrisa. 

 

 

- ¿Prometes ser sincero? – Asentí- ¿Estás enamorado del chico de los mensajes o de Aomine? 

 

 

- Es una pregunta difícil de responder.- miré al vacío tratando de ordenar mis ideas.- al principio me enamoré del chico de los mensajes… por que era la única persona que era amable y  me entendía. Luego conocí a Aomine-kun y… me enamoré perdidamente de él.- lo último susurré.-. No puedo evitar sentir lo que siento con él… me entregue a él en cuerpo y alma –me sonrojé. Mi hermana sonrió- Debo decir que solo a él… le permitiría volver a tocarme –tragué saliva-. No trato de ser fuerte… me romperé al verlo, lo sé, pero de verdad siento la necesidad de estar a su lado. 

 

 

- ¿Por qué conocer entonces al chico de los mensajes? 

 

 

- Porque quiero hacerlo. Ha sido un gran amigo para mí, quisiera ver quién está detrás de tanta amabilidad y tantos mensajes. 

 

 

- Espero que sea lo que esperas –se recostó a mi lado- estoy cansada. 

 

 

- Nos tendremos que acostumbrar a este horario –me acomodé a su lado. 

 

Estuvimos acomodando sus cosas y luego fuimos a mi cuarto a colgar mis recuadros de pintura. Una pared estaba cubierta de todos ellos y en la otra había repisas donde podía poner todos mis libros y discos preferidos, además de mi balón. 

Ayudamos a mi hermano con su cuarto y también le ayudamos a mi padre. Luego movimos algunas cosas en la sala y acomodamos sus cosas. Mi padre encargó comida a delivery para el almuerzo. Encendimos el televisor y nos pusimos a ver una película que estaban pasando. Era “Amor a Segunda vista” con Hugh Grant y Sandra Bullock. 

Me estaba quedando dormido pero un mensaje me despertó. 

 

Hola, la verdad es que estoy muy ansioso porque me veas hoy. Te quiero mucho y… prométeme que, no importa lo que pase hoy… seguiremos siendo amigos” –recibí. 

 

 

“Hola, yo también estoy ansioso, no comprendo por qué dices eso, pero lo prometo” –envié. 

 

 

Observé el reloj y ya eran las cinco de la tarde. Me levanté y corrí al baño me duché nuevamente. Tenía lista la ropa mentalmente, pero había un problema…¡No había desempacado la otra caja de ropa! Busqué rápidamente lo que me iba a poner, tuve que meter mi mano hasta el fondo para extraer mi amada chompa blanca y el jean azulado; calcé mis vans grises.Perfumé mi cuerpo. Tomé  mi celular, lo guardé en mi bolsillo y colgé mi collar en mi cuello; para finalizar me coloqué el anillo que me obsequió Aomine en aquel entonces, solo verlo me traía nostalgia. 

Salí de la habitación y toqué la puerta de mi hermana. Al entrar, ella se estaba poniendo la blusa que le había sugerido hace poco, también se puso una falda negra muy bonita y unos converse blancas. Ella alisó su cabello y traía sus mejillas bastante sonrojadas. 

 

Bajamos juntos las escaleras y mi padre nos esperaba abajo. Kouki también nos observaba. 

 

 

- ¿Irás con Riko? –me preguntó mi padre. 

 

 

- Sí. 

 

 

- Cuídense mucho, los quiero aquí a las doce a más tardar, juntos por favor –pidió mi padre. 

 

 

- Sí papá –dijimos los dos. 

 

Nos sentamos en la sala a ver películas mientras llegaba Kagami por nosotros. Mi celular vibró de nuevo, un mensaje. 

 

“Te veré en escasos minutos. Me sentaré frente a ti, tomaré tu mano izquierda y te entregaré una servilleta con algo escrito, así sabrás que soy yo” –recibí. 

 

 

En la casa se escuchó el timbre y mi corazón comenzó a latir con rapidez. A mi hermana se le encendió el rostro, pues se sonrojó. Mi padre fue quien abrió. 

 

 

- Buenas noches señor Kuroko. 

 

 

- Hola Kagami, pasa –invitó mi padre. El aludido entró hasta los inicios de la escalera. Mi hermana y yo nos pusimos de pie y caminamos a él. Él venía con una chaqueta negra y debajo traía una playera verde oscuro, con un estampado bastante interesante. Sus jeans negros y unos tenis color ladrillo.

 

 

- Hola –saludamos ambos. 

 

 

- ¿Listos? –preguntó el pelirrojo. 

 

 

- Sí –contestamos. 

 

 

- Kagami, los quiero aquí a las 12. Juntos… y por favor, sanos y salvos –pidió mi padre. 

 

 

- Cuente con eso señor Kuroko. 

 

 

- Está bien –dijo mi padre- Que se diviertan. 

 

Salimos y vimos un hermoso Audi gris. Él abrió la puerta de copiloto a mi hermana, yo me senté atrás y él finalmente subió. 

 

 

- ¿Qué les pareció su nueva casa? –preguntó él. 

 

 

- Agradable –dije. 

 

 

- Sí, la verdad es muy linda y mucho más grande que nuestra otra casa en Japón. Incluso tenemos piscina –añadió mi hermana. 

 

- ¡Piscina! –se emociono el pelirrojo- ¡Nos tienen que invitar, a los chicos les encantará cuando vengan de visita! 

 

 

- Cuando gusten –pensé en Aomine inmediatamente. 

 

Mientras conducía nos estuvo mostrando diversos paisajes de Los Ángeles, pues él creció aquí de niño. La ciudad de noche era realmente bella. El letrero de “HOLLYWOOD” relucía entre todo eso. De repente noté el gran Starbucks que estaba frente a nosotros. Se estacionó frente a este.

 

 

-Es una suerte que no te reconozcan tanto en este otro lado del océano.-comentó Kagami 

 

 

- Cierto, ustedes pertenecen más a Japón –dije. 

 

 

- Sí, pero aún así hay uno que otro que nos reconocen y se acercan, espero que no se molesten o incomoden–pidió. 

 

 

- No te preocupes, comprenderemos –dijo Riko. 

 

 

- Bueno, ahora sí bajemos –salió del auto. 

 

Riko esperó a que él abriera la puerta y luego bajó, hicieron el asiento hacia delante y bajé yo. 

Entramos al Starbucks, Kagami escogió una mesa para cuatro, estaba en la esquina del establecimiento, donde casi nadie pasaba la mirada. Era muy cómodo y agradable el lugar. Había gente pero no demasiada. Kagami se levantó y pidió nuestros cafés. Yo estaba demasiado nervioso y no dejaba de darle vueltas a mi celular. 

 

 

- Llegará –dijo mi hermana tomando mi mano. 

 

 

- No es eso lo que me preocupa… es solo que, siento un extraño presentimiento. 

 

 

- Todo saldrá bien –agreó ella. Sus ojos almendrados relucían como nunca. 

 

Kagami llegó con nuestros pedidos y luego se sentó frente a nosotros con una sonrisa tímida. Sabía que ellos tenían cosas que hablar así que preferí levantarme. 

 

 

- Iré a aquella mesa –señalé una al otro extremo del establecimiento- sé que ustedes tienen que hablar y yo estoy esperando a alguien. Gracias por traerme Kagami-kun –dije y chocamos puños. 

 

 

- No hay de que –. Me separé de él y caminé a paso lento a la mesita. Al sentarme me puse los audífonos y comencé a tararear las melodías que tenía allí. 

 

Pasaron los minutos y se hicieron las 7: 15. Me molestaba tanto la impuntualidad. Sé que solo eran 15 minutos… pero esos minutos eran de gran valor para mí. 

Puse mis manos al frente y cerré mis ojos. Estuve así,  pensando en todo lo que me había pasado en este viaje. Me había enamorado perdidamente de un chico odioso asesino de cámaras, que era un jugador de basket famoso en Japón. Me había propuesto matrimonio y luego por falta de detalles, terminamos. Como desearía verlo ahora.

 

Sentí que alguien se sentaba conmigo. Bajé las manos de mi cara y lentamente abrí mis ojos. Un chico de profundos ojos y cabellos azul noche estaba sentado frente a mí.

 

 

- ¿…Aomine-kun--? –dije sorprendido a media voz. Él me hizo media sonrisa. 

 

 

- Hola Tetsu –saludó. Tomó mi mano izquierda y me puso una servilleta bajo esta. Mi corazón comenzó a latir de una forma totalmente desbocada, mordí mis labios para acallar el titiritar de mis dientes. Bajé la mirada y con las manos temblorosas la abrí.

 

“Tal vez no soy yo a quien querías ver sentado frente a ti. Tal vez soy alguien a quien querías borrar de tu vida. Tal vez soy solo un intruso que se cruzó entre tus mensajes. No sé cómo pasó, si fue cosa del destino, si fue solo por azar o si simplemente te equivocaste al enviar ese primer mensaje. Fui tu amigo por un mes completo. Fui tu novio por día y medio y tu prometido por dos semanas. Hola Kuroko Tetsuya… mi nombre es Aomine Daiki y es un placer irrumpir entre tus mensajes” 

 

Leí una y otra vez la misma servilleta. ¿Era él? Mi mejor amigo, del que en un principio me había enamorado. Al que le había dicho toda la verdad, el que me daba consejos para enamorar a Aomine, es decir… ¿él mismo? ¿Cómo?… 

 

- No puede… –pronuncié entre susurros. 

 

Levanté la mirada, sus ojos azules me observaban con mucho detenimiento. Estaba preocupado por mi reacción y yo estaba en shock. 

 

- ¿Todo este tiempo… fuiste tú? –dije entrecortadamente, a penas y se escuchó lo que dije. 

 

 

- Al parecer sí –se mordía los labios. Dejé la servilleta frente a mí y observé mi celular. Marqué su número y al primer timbrazo, Aomine sacó su celular del bolsillo, me mostró la pantalla. Esta decía: Tetku – Llamando. 

 

 

- ¿Lo sabías? –dije aún nervioso. 

 

 

- No… -tragó saliva- me enteré de que eras tú cuando me enviaste el último mensaje. No tienes idea de cómo me sentí cuando supe que eras tú y que eran Haizaki y Momoi quienes… 

 

 

- Shh –supliqué. Nos quedamos unos minutos en silencio. Observé a la mesa de Riko y ellos estaban frente a frente. Él tomaba su mano y ella sonreía. 

Una lágrima comenzó a salir por mi mejilla. Mi corazón no sabía qué sentir, tristeza… no, emoción…no lo se, lástima por mí mismo… era eso. 

 

 

- Lo siento –me disculpé ocultando mi mirada-, por no decirte la verdad…

 

 

- No importa… -dijo él, tenía las manos pegadas a la mesa. No movía ningún músculo- yo tampoco quise prestar atención a las señales que me dabas. Lamento no estar allí a tiempo. 

 

 

- No me hubieras detenido –excusé. 

 

 

- Lo sé, lo hacías para protegernos… como te dije aquella vez: Te preocupas primero por todos y al último por ti. Eso fue… fue realmente peligroso. 

 

 

Mordí mis labios con más fuerza, limpié mis lágrimas. Suspiré, miré hacia la ventana, desde allí se veía la gran rueda de la fortuna de la playa de Santa Mónica, adornado con todas las luces dándole un toque mágico. 

 

 

- ¿Te gustaría conocerlo? –preguntó. 

 

 

- ¿Me llevarías ahora?. 

 

 

- Sí –susurró. 

 

 

- Espera aquí –me levanté de la mesa. 

 

Caminé hacia la mesa de Riko y Kagami. Ellos me miraron y sonrieron. 

 

 

- Iré con Aomine-kun a dar una vuelta, los veo en la entrada de la casa a las 12. 

 

 

 

- Te quiero puntual hermanito. 

 

 

- Espero lo mismo de ti. 

 

 

Caminé un poco hacia la puerta y Aomine me siguió. Salimos y una corriente fría me hizo temblar, pues solo tenía la chompita y nada debajo. 

 

 

- Dijiste que traerías tu casaca de oso -dijo el moreno mirándome de pies a cabeza.-

 

 

- Cállate por favor, y llévame –dije tratando de no reírme. Él sonrió y me dirigió a su auto, me abrió la puerta del copiloto y entré rápidamente en él. Luego él subió.


(Narra Kagami) 

 

 

Después que Tetsuya se fue a sentar solo. Puse mi celular frente a mí y lo comencé a girar. 

 

- Creo… bueno no creo… sé que te debo una disculpa por no creerte cuando me afirmabas que no tenías nada que ver con lo que le pasaba a Tetsuya. 

 

 

- Disculpa aceptada – la miré y ella me hizo media sonrisa. 

 

 

- Lo siento de verdad –exclamó de nuevo. 

 

 

- No te preocupes –le dije. 

 

 

- Taiga… 

 

 

- Riko… déjame hablar a mí esta vez –pedí. Ella asintió- Tengo miedo… me enamoré de ti en un elevador, pasé contigo cerca de un mes, dormí contigo… en todas las formas posibles –reí al recordar las escenas que vivíamos día a día- ahora, estoy frente a ti, tratando de… enamorarte de nuevo y poderte pedir que regreses conmigo.- por Dios, no conocía este lado cursi de mi.- Sé que estuvimos ambos mal, sé que nos equivocamos y sé que tal vez nuestra relación ha sido apresurada… pero… estoy dispuesto a seguir descubriendo el enigma que eres. El acertijo más difícil que alguna vez puedo descifrar. Simplemente… quiero… 

 

 

- Yo también quiero regresar… -dijo ella- también quiero estar contigo en todas las formas posibles, de día, de noche, frío, calor… salud, enfermedad…

 

 

- Riqueza… pobreza… -exclamé. 

 

 

- Exacto… -dijo ella sonriendo. Tomé su mano y le sonreí. 

 

 

- ¿Volverías a ser mi chica?, ¿Mi Kagami Riko? 

 

 

- Por supuesto que sí – se sentó a mi lado. Me dio un tierno pero corto beso- Te daría un beso más profundo… pero estamos en público y no sé cómo se lleve esto de la publicidad. 

 

 

- Pues… tu hermano ya se fue y… nosotros tenemos hasta las 12 como cenicienta para llegar a tu casa –dije tentándola. 

 

 

- Genial –Tomé su mano y salimos del establecimiento. 

 

(Narra Tetsuya)

 

Todo el camino fue silencioso. No había más que música en su estéreo. Yo le subí y comencé a cantar. Salió una canción de rock (después del piano, el rock era mi fascinación) era Aerials de SOAD y comencé a tareararla, para después terminar cantándola a todo pulmón junto con el mal inglés de Aomine. 

Antes de bajar del auto, que por cierto era un hermoso Aston Martin negro, sacó una chaqueta negra. 

 

 

- Ponte esto –dijo mostrándomela- No quiero que te resfríes o algo. 

 

La tomé y me la puse, al cabo de medio segundo él abrió la puerta y me ayudó a salir de él. Caminamos, no había mucha gente en la fila. Nos formamos y después de unos minutos fue nuestro turno. 

 

 

- Es muy hermoso –dije cuando estábamos subiendo. 

 

 

- Espera a que lleguemos arriba – sonrió.

 

Me recargué en el asiento de la esfera y me quedé callado, Aomine se sentó en el delfrente. No sabía cómo comenzar el tema de nuestra relación… no sabía si seguiríamos siendo amigos o qué pasaría con nosotros. Por fin llegamos a la cima y pude ver la hermosura paisajista de Los Ángeles por la noche. 

Era todo tan magníficamente hecho. Las playa,  las luces,las avenidas, los edificios. Todo… pero yo estaba un tanto incómodo. Ahora, si no fuera por todo lo que pasó en el barco, estuviera besando a mi prometido con todo el derecho, sin ninguna mancha en mi conciencia. 

 

 

- Tetsu, quisiera hablar contigo… es algo importante. 

 

 

- Adelante –dije sin mirarlo. Mi corazón se aceleraba. 

 

 

- Sé que has pasado por situaciones muy difíciles. Sé que tal vez no quieras que nadie te toque por el resto de tu vida. Sé que… te sientes indigno de mí. Sé que piensas que yo no te voy a querer como te quise al principio de nuestra relación. Tal vez pienses que yo me siento menos atraído a ti, o que simplemente no siento atracción por ti. No quiero que pienses que siento lástima por ti. Por que no lo hago. -Me volví a mirarlo, él observaba mis ojos. 

 

 

 

- No sé qué decirte ahora… - sus ojos se humedecían- te pasó algo horrible. Algo que a nadie le debería de pasar. Pero fuiste fuerte, valiente y… -sus voz se quebraba y el la forzaba- discúlpame por no haber estado allí cuando me necesitabas, discúlpame por no haber hecho ni una mierda… –una lágrima corrió por su mejilla. 

 

 

Mis ojos seguían observando por el cristal a la ciudad mientras una tras otra prófugas lágrimas se deslizaban para caer a mis manos,  agaché a cabeza y continué con mi desconsuelo.

 

Estaba debatiéndome por lanzarme encima de Aomine y abrazarlo, cortar la poca distancia que nos separaba. Realmente quería ir a decirle cuanto lo amaba y cuanta felicidad me daba el hecho de saber que él y Daimine eran el mismo.

 

Levanté la mirada y él me observaba, no sonreía solo me miraba. Un suspiro ahogado salió de mí y me abalancé sobre él. Rápidamente me tomó en sus brazos y comenzamos a llorar juntos en un abrazo. 

 

 

- Te amo –susurré en su oído-. No importa lo que haya pasado, no importa cuantas veces me hayan tocado... Nunca he sentido, lo que tú me hiciste sentir aquella primera vez…solo tú puedes tocarme, solo tú puedes amarme, solo tú estas en mi piel. Solo tú puedes ser el dueño de este pequeño y… quebrado corazón. Solo tus manos están marcadas en mí, no solo en mi piel, sino en mi mente, alma y corazón… Daiki… tú eres mi odioso asesino de cámaras… tú eres mi… prometido… mi novio… mi mejor amigo. 

 

 

- ¡Tetsu! –dijo él en un sollozo. 

 

 

Me separé de él un poco y pegué mis labios a los de él. Sentí la corriente eléctrica al instante y mi piel se comenzó a erizar como aquella primera vez. Puso sus manos en mis mejillas acercando mi rostro más a la de él. Yo puse mis manos en su chaqueta y lo acerqué a mí. 

 

Nuestro beso se tornó más serio, metió sus manos entre mi cabello. Sus labios y los míos se movían en total sincronía. De mis ojos salían lágrimas de felicidad y de los de él también. Casi podía sentir que mis labios sangraban y la calidez que sus manos transmitían en mi piel, eran un potente sanador de heridas. Algo que había sellado esa cicatriz que tanto había tardado en curar. 

 

Nos separamos y él me abrazó, puse mi cara en su hombro y suspiré su embriagante perfume. 

 

 

- Extrañé tanto tus labios –dijo él- Te extrañé tanto Tetsu. 

 

 

- Y yo a ti –susurré-, no vuelvas a terminar conmigo por favor. 

 

 

- No lo haré –dijo besando mi frente- ¿Aún quieres ser mi futuro esposo? 

 

 

- Claro que sí.- luego me apene.- Pero… tenme paciencia por favor… en cuestión de hacer el… amor… me costará un poco de trabajo. 

 

 

- No importa –soniró- te daré el tiempo necesario. 

 

 

- Gracias Daiki –lo besé nuevamente

 


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