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MENSAJE DE TEXTO por Aifoss

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Habían pasado tres meses desde que llegamos a Los Ángeles. Nos estábamos acomodando muy bien en esta ciudad. Mi padre estaba formalmente comprometido con Alexandra y habían decidido mudarse a nuestra casa. Aomine me comentó que, al igual que Kagami, se había mudado a América junto a su familia, pues a él le ofrecieron formar parte como miembro oficial de la NBA si es que se establecía aquí, por ende, su padre pidió una transferencia de su puesto de trabajo y todos se terminaron mudando… aún recuerdo cuando me los presentó por primera vez.

 

 

*Recuerdo*

 

 

- ¿Estás seguro de esto Aomine-kun? –pregunté. 

 

 

- Claro que sí –tomó mi mano en la entrada de su casa- ¿tienes miedo? 

 

 

- Bastante –admití. Él me dio un beso en la frente. 

 

 

- Tranquilo, verás que todo saldrá bien –me animó.

 

 

- Eso espero –tomé un gran suspiro y él abrió la puerta. 

 

 

- ¡Mamá! Ya llegué –gritó el moreno. 

 

 

- Ahora bajamos –se escuchó desde las escaleras. Caminamos a la sala y me quedé parado. Luego noté a la señora de mediana altura, piel clara (no tanto como la mía), cabello negro y ojos azules que venía con una inmensa sonrisa hacia nosotros; junto a ella bajaba un señor alto, de tes oscura, cabello azul noche y ojos grises.

 

 

- Hola –saludó la señora amablemente dándome un abrazo. 

 

 

- Buenas señor y señora Aomine –saludé con una leve reverencia. 

 

 

- Oh, olvídate de las reverencias, no somos tan formales –dijo el padre de Daiki con una sonrisa a la cual correspondi.

 

 

- No estés nervioso, pequeño. Daiki ya nos contó que sale contigo desde hace tiempo y además de ese anillo que tienes en la mano izquierda.- agregó la madre 

 

 

 

- Bueno, yo… 

 

 

- Ya vine –interrumpió un chico casi tan alto como Daiki, cabello algo largo y negro, ojos misteriosos tras unos lentes- Perdón por la interrupción. 

 

 

- No te preocupes –le dije, y me estrechó la mano. 

 

 

- Soy Imayoshi, primo de este chico. 

 

 

- Un placer soy Kuroko Tetsuya –sonreí. 

 

 

- Así que… ¿De verdad quieres despertar todos los días de tu vida con este tipo? –dijo como si fuera lo peor del mundo. 

 

 

- Daiki…algo me dice que tenemos que terminar ahora –dije mirando al moreno. Él me abrazó. 

 

 

- ¡Oe Imayoshi, no me lo espantes! –le dijo haciéndose el ofendido. El nombrado sonrió y sus padres también nos acompañaron en la risa. 

 

*Fin del Recuerdo*

 

Habíamos viajado todos a Japón para visitar a los chicos y reunirnos como en los viejos tiempos. Inclusive nuestras respectivas familias nos acompañaron, además Hikari que se unió para visitar a su hermano Atsushi y de paso tener momentos agradables con Kouki en las nocturnas calles de Japón, pues ellos ya estaban de enamorados.

 

Estábamos en casa de Midorima y Takao. Había una cena por motivo de nuestro reencuentro y debo decir que todo estaba preparado y listo. La casa era hermosa y estaba decorada de una forma magnífica para recibir a todas las familias

 

Era la noche y todos estábamos sentados en la mesa. Cada quien reía de su propio asuntos. Nos estábamos divirtiendo. Repentinamente se escuchó el sonido de un cubierto contra el cristal de una copa. Todos buscamos el lugar de donde provenía semejante sonido. Era Kagami quien estaba de pie. 

 

 

- Quisiera decir algo… -dijo nervioso y sonrojado. El lugar se quedó en completo silencio. 

 

 

- Ya Bakagami dilo –dijo mi Daiki, mi prometido. 

 

 

- Bueno, es que… Riko y yo tenemos un anuncio que darles. 

 

El silencio y el ambiente se tensaron un poco. 

 

 

- Bueno, es que… ay! cómo decir esto… -el cejas raras estaba demasiado nervioso. 

 

 

- Yo les diré, amor. Siéntate –lo instó mis hermana. Ella se puso de pie. 

 

 

- Kagami y yo estamos esperando un bebé. Estoy embarazada –todos, completamente todos nos quedamos con cara de: “¿Qué?” 

 

 

- ¿Seré abuelo? –dijo mi padre entrecortadamente.

 

 

- ¿Seremos abuelos? –dijo la madre de Kagami. 

 

 

- ¿Tío? –dije yo. 

 

 

- ¡Kagami Taiga! –gritó mi chico preferido- ¿Hijos de Bakagami? Por Dios esto será genial… -Aomine se puso de pie y lo abrazó- ¿Se imaginan un hijo de este ser? –todos lo miramos y nos quedamos callados. 

 

 

- Será la aventura más grande –pronunció Kagami. 
Todos nos levantamos y comenzamos a felicitarlos. La verdad es que estábamos muy felices por ellos. Una criaturita hermosa venía en camino y sería el ser más amado del planeta tierra. 

 

Al finalizar la cena cada quien se fue retirando. Aomine y yo nos quedamos al final para ayudarle a Midorima y Takao a recoger. El azabache y yo estábamos lavando la loza, mientras el peliverde y mi moreno recogían los envases de las bebidas. 

 

- ¿Cómo ves lo de Kagami y Riko? –preguntó. 

 

 

- Creo que será genial tener un sobrinito. Me da mucho gusto por ellos. Tal vez pronto sea su boda. 

 

 

- Tal vez –dijo él sonriendo. 

 

 

- Takao-kun… puedo decirte algo… -dije dudoso. Él me miró y sonrió. 

 

 

- Claro que puedes baby –me instó. 

 

 

- Bueno… ¿crees que está bien que yo vuelva a tener intimidad con Daiki? –dije un tanto apenado y sonrojado. 

 

 

- ¿Crees estar listo para eso? –preguntó. 

 

 

- Supongo que lo estoy… lo he estado pensando y creo que él ha esperado lo suficiente, además de que a mi también me… gustaría. 

 

 

- Entonces, estará bien que lo intenten. Se merecen el uno al otro. Además Ao-chan te quiere mucho y te respeta mucho, él no haría nada que tú no quisieras. Guíalo en eso. Ayúdalo, para que así ninguno de los dos salga lastimado. 

 

 

- Gracias –dije sonriendo. 

 

 

- De nada Tet-chan, cuando quieras hablar aquí estaré. 

 

Terminamos de recoger la casa y nos despedimos de los chicos. Subimos a su auto e íbamos en camino. Recargué mi cabeza en la ventana, nervioso y apenado traté de hablar con él. 

 

 

- Daiki…estoy cansado y no quiero ir a mi casa… ¿te importaría si me quedo contigo hoy? –pregunté. Él sonrió y tomó mi mano. 

 

 

- Me encantaría que pasaras la noche conmigo 

 

 

- Gracias, amor –dije apretando su mano. 

 

Al llegar a su hotel pidió la llave y subimos por el ascensor en silencio y abrazados. Entramos a su cuarto con cautela, ya que compartía la suite con Kagami y Riko; él comenzó a sacar las cosas de su cama, yo entré a su baño y me saqué los zapatos. Me quité el anillo y refresqué mi rostro. Cambié mi camisa y jeans por una chompa blanca de él que se hallaba en el baño, la acomodé de tal forma que se vieran mis clavículas.  Respiré hondo un par de veces para darme ánimo, acomodé mi cabello y mordí mis labios; pues recordé la primera vez que me quedé con él. 

 

Apagué la luz del baño y nuestro cuarto ya estaba a oscuras. Caminé lentamente a mi lado de la cama. Me metí entre las sábanas y moví la mano para atentar el cuerpo de Aomine, solo que no estaba allí. 

 

 

- ¿Daiki? –susurré. La puerta del cuarto se abrió. 

 

 

- ¿Tetsu? 

 

 

- Aquí estoy –dije desde la cama. Él no me veía aún bien. 

 

 

- Estaba hablando Kagami, saldrá con Riko, creo que hoy él le propone matrimonio asi que se perderán toda la noche –dijo él sentándose frente a mí. 

 

 

- Perfecto –susurré- Está bien –dije en voz alta. 

 

 

- Bueno, iré a cambiarme y ahorita regreso para dormir. Sé que estás cansado.- Se puso de pie y caminó hacia el baño. Me levanté rápidamente y tomé su mano. 

 

 

- ¿Qué? –susurró. 

 

 

- Sé que has sido paciente por mí… sé que eres fuerte y te resistes a tocarme de la forma en que tú quisieras… por eso; quisiera que hoy… intentáramos hacerlo, intentáramos… 

 

 

- ¿Es lo que realmente quieres? –preguntó- No quiero que lo hagas solo porque sepas que yo quiero hacerlo. 

 

 

- No, amor –dije-. Yo soy el que quiere intentarlo, lo hago por ambos, por que yo quiero y por que tú lo mereces. ¿Quieres intentar? –pregunté. 

 

Él pasó su mano por mi mejilla y me sonrió, me dio un beso tierno pero corto. 

 

 

- Claro que quiero –dijo en un susurro. 

 

Tomé su mano y lo guié al pie de nuestra cama. Comencé a alzar su camisa y él dejó que lo hiciera, luego le desabroché el cinturón y el pantalón. Comencé a bajarlo lentamente y él puso sus manos en mi boxer. Subimos a la cama y  comenzó a besar mis labios, nuestro beso era delicado y lento. La dulzura de sus labios era tal que empalagaba. Estaba impregnado de su olor en mi mente y corazón. Nada se comparaba con este momento. Él encontró el borde de la chompa y comenzó a alzarla. La aventó fuera de la cama y luego me comenzó a bajar el boxer. Yo encontré el borde de su ropa interior y también la deslice. Sabía que venía el momento de la verdad.

 

 

Su piel ardía con cada toque que mi mano daba, delineaba su pecho y la división de su espalda con las yemas de mis dedos. Aomine se enfocó por recorrer mi boca con su traviesa lengua bajando lentamente hasta el hoyo de mi cuello marcándolo con sus belfos, siguió descendiendo hasta zona de mis glúteos alzando una de mis piernas y marcarlas de la misma forma.

 

 

Con una mano libre empezó a estimular mi miembro mientras con la otra estimulaba mi entrada ya lubricada, para ese entonces yo ya me aferraba a las sábanas por la ecxitación y el placer. Siguió insertando sus dígitos en mi entrada hasta llegar al tercero donde yo me encontraba en el borde de la demencia por placer, se incorporó y posicionó mis muslos alrededor de su cadera, su gran erección rozó con mi dilatación provocando un gemido nada descente por mi parte, me aferré a su cuello e introdujo lentamente su virilidad en mi ser, volviéndonos uno solo.

 

 

Comenzó lento y suave, movía sus caderas con parsimonía, me abrazó como si de su joya mas preciada se tratase. Mis paredes empezaron a contraerse y a pedir más de tal intromisión, instintivamente movía mis caderas y Daiki no ignoró tales señales, su ritmo aumentaba cada segundo, embistiéndome con tal destreza y rapidez que me hacía delirar, hundió su cabeza en mi pecho y empezó a succionar uno de mis botones de carne, yo arañaba su espalda y gemía su nombre al oído. En un movimiento rápido giramos quedando ambos sentados, yo sobre él dando cabalgadas, y Aomine sosteniendo mi cadera aumentando la presión en las embestidas mientras mordía mi clavícula izquierda.

 

 

Al llegar al climáx  acabé en nuetros pechos y él dentro de mí, sientiendo su esencia cálida inundándome por completo, gimiendo su nombre como nunca antes.

 

 

Cuando terminamos él recostó su cabeza en mi pecho y la agitación nos dejó bastante cansados. Nos estuvimos unos minutos solo así, relajando el cuerpo. 

 

 

- Un mes –pronunció.

 

 

- ¿Qué pasa en un mes? –pregunté confundido. 

 

 

- En un mes será nuestra boda –susurró- ¿Quieres casarte conmigo? 
.- Yo estaba tan emocionado y tan contento que no me salían las palabras, busqué sus labios y lo besé.

 

 

- Por supuesto que sí –susurré. 

 

La vida y el amor son tan complejos. Quien iba a pensar que encontraría a mi verdadero amor a través de la pantalla de un celular o por equivocación cuando lanzó mi cámara al mar. Este chico moreno se había ganado mi corazón a base de sufrimiento y penas. Sufrí de la peor manera, pero él siguió aquí para demostrarme que uno puede mantener la frente en alto a pesar de todo. 

 

No había nada comparado con el amor que sentíamos el uno por el otro. Yo no sabía cómo era su mundo, lo que sería extrañarlo en sus próximos campeonatos, verlo rodeado de montones y montones de fans. Nunca le habían hecho preguntas sobre mí. En fin, yo no conocía su mundo. Pero estaría dispuesto a estar con él para descubrirlo. Mis exhibiciones fotográficas serían muy pronto y él decía estar orgulloso de mí. ¡Qué más podía pedir! Tenía un prometido maravilloso, al cual yo amaba de sobremanera, amigos leales y verdaderos. Una familia nueva y totalmente unida. Alguien venía en camino a unírsenos, de eso estaba seguro, y esoo era todo lo que podía pedir. 

 

- ¿Amor, te gustaría tener un hijo? –preguntó Aomine rompiendo con mis pensamientos. 

 

 

- La verdad sí. Quisiera dos –dije riendo. 

 

 

- ¿Te gustaría practicar ahora? –preguntó. 

 

 

- Será un placer –dije riendo. Él se separó de mí y caminó hacia la puerta. 

 

 

- Ahora vengo –me dijo. Me puse una camisa de él y me volví a meter entre las sábanas. Mi celular comenzó a vibrar y la canción de anuncio de un mensaje, me hizo reír. 

 

“TE AMO CON TODA MI ALMA KUROKO TETSUYA”.- reciví.

 

 

 

Fin

Notas finales:

Me tardé mucho con el último capítulo, lo siento:( pero bueno, ya está.

Quiero agradecer a todos quienes siguieron este Fic, por sus lindas palabras dejadas en los comentarios, lamento decir que el Fic no tendrá segunda temporada :c pues no he planeado nada al respecto ya que aún tengo que terminar mis otros proyectos pendientes,aún así todo debe llegar a un final, y este fue el final de MENSAJE DE TEXTO <3

 


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