«Querido D.A.C
¿Por qué siempre sonríes?
¿Por qué te encanta pintar cualquier cosa que te saque una sonrisa?
¿Por qué te sientes tan libre, sin ataduras, mientras que yo simplemente soy una persona la cual está con tantos nervios con tan sólo contemplarte?
Si fuera yo la persona que dibuje en aquel lienzo, sin duda alguna pondría en marcha una gran obra maestra.
¿Sabes qué es?
Bueno, creo que sería algo ilógico aquella pregunta ya que está mal formulada.
Lo intento de nuevo.
¿Sabes quién sería?
Ya está.
¿No lo sabes?
Serías tú.
Me imagino tu rostro de ¿sorpresa? ¿susto?
Responde.
¿Qué expresión tienes al leer esto?
Creo que a estas alturas, tu obra estaría ya arruinada por haber leído esto, de verdad lo siento, pero simplemente me fue imposible no escribirte, ¿sabes que estoy a punto de sufrir de los nervios por redactar todo esto?
Mi mano tiembla.
En serio, esto no es lo mío.
¿O si?
¿Qué dices?
Mi sueño es ser pintor y que usted sea mi bella obra.
Lo poeta nunca será mi fuerte.
Soy heterosexual y al verte he empezado a dudar... ¿me ayudas a cambiar?
Bueno, parezco un albañil con sus piropos baratos.
Volviendo al tema.
Simplemente quiero que sepas lo mucho que te admiro.
Desde el exterior hasta tu interior, aunque lo último no lo conozca con exactitud, tengo la certeza de que eres excepcional tanto por fuera como por dentro.
¿Qué me encanta de ti?
Si supieras.
Te haré un resumen de ellas.
Tú.
Tú me enamoraste.
Seguramente creerás que soy un demente por todo esto, pero no es así, o bueno, puede que sí lo sea algo, pero sólo una cantidad pequeña de demencia.
Me encanta tu sencillez.
Me encanta tu sonrisa.
Me encanta tu bondad.
Me encantan todos tus talentos.
Me encanta la forma en la que llevas la vida.
¿Pero sabes qué odio?
Odio ser invisible para ti.
Odio no poder tener el suficiente valor para encararte.
Odio que mi voluntad se apague cada vez que me predispongo para hablarte.
¿Pero sabes qué más odio?
Odio verte llorar y sufrir en silencio.
¿Sabes que cada vez que lloras detrás del árbol de cerezo, yo también lloro a distancia?
Aunque no sepa por qué lloras, yo también lo hago.
Anhelo poder ser lo suficiente valiente para decirte que no estás solo.
Si tú lloras, yo lloro.
Si tú sonríes, yo sonrío.
Si tú piensas, yo pienso.
Y sin darme cuenta, ya estoy bajo tus pies.
Me tienes en una gran burbuja, ¿lo sabes?
¡Ah! Casi lo olvido.
¿Te gustan los perros?
He observado de casualidad que brindas comida a los perros de la calle.
También he observado de casualidad cómo los mimas.
Y de casualidad he escuchado que tu perro había muerto hace una semana atrás.
Lo siento por dos cosas.
Por lo de tu perro y por tener que escribir esto justo detrás tuyo, en el mismo árbol de cerezo en donde ahora te escucho sollozar por la pérdida de tu amigo canino.
Yo tenía un hurón.
¿Eso es lo mismo, no?
Mejor olvídalo.
Y ahora pensarás que me falta un tornillo.
Lo que me faltaba.
¿Crees que estoy loco?
Bueno, lo admito, estoy loco por ti pero eso es otro asunto, creo.
Te aseguro que con esto que estarás leyendo, creerás que yo hablo mucho conmigo mismo, y sí, es cierto, aunque la mayoría de mis conversaciones van entorno a ti.
Y... deja de sollozar.
En serio, me parte el alma estar tan cerca tuyo y no poder hacer nada al respecto.
Brilla para mi».