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Inocente lujuria por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~~~

Debo agradecer a muchas personas y cosas por inspirarme... ok no, la verdad venía escribiendo esto desde ayer XD porque quería decir algo importante

NO DEJEN QUE EL FANDOM MUERA... he visto una disminución notable de visitas, a mi parecer, se han mudado a otros fandom... me incluyo, porque visito YOI con constancia, aunque más por wattpad... bien señores, como sea. Aquí les vengo a dejar la actualización prefinal 

Disfruten~~~

 

 

Tsuna lloraba aun cuando veía a su madre recostada en una cama amplia, lo hacía debido a la frustración, a que el reencuentro fue doloroso contrario a lo dulce que debió haber sido. Su madre aún estaba dormida, ausente de ese presente complicado. Tsuna  recordaba que la castaña se había desmayado de pronto, cosa que sabía era normal en el embarazo, pero en esta ocasión fue por la presión del momento. Todo había sido demasiado rápido y aun no estaba listo para hablar de aquello, porque sabía que su realidad lo golpearía directamente,  aun así Kyoya no preguntó nada.

El azabache siendo médico, aunque eso solo lo hizo por complacer a su padre, también le interesaba la farmacología y era bueno en ambos campos, así que no fue problema atender a Nana. La revisó en silencio, apenas soltaba palabras sin decir mucho en verdad, verificó su estado, pues siendo una gestante debía cuidarla muy bien, ella fue como su madre en esos años, así la veía, era su familia. Kyoya los llevó al borde de Namimori, donde solía asentarse para estar en soledad, propiedad que su propio padre le había comprado. Una casa para su comodidad, bien equipada para sus investigaciones o cosas así. Tenía de todo y no había que preocuparse por algo que no fuera la salud de su familia allí presente

 

 

-despertará dentro de un rato, fue un shock pero ahora está bien – al  fin se dirigió a su pequeño castaño que aun sollozaba bajito

-gracias

-te traeré algo – le acarició a mejilla, reconfortándolo con esa simple acción, admirándolo con ternura antes de irse

 

 

Salió cerrando la puerta de aquella habitación,  no quería presionar  a su pequeño y ahora solo quería calmarlo en totalidad, quitarle ese miedo. Respetó la distancia que mostraba porque sabía que aquello debía ser un asunto demasiado grave como para que disparos se hubiesen involucrado. Llamó a un contacto que tenía en la policía, para ser exactos a Kusakabe, y dio indicios de la zona atacada para que la revisaran, no podía hacer nada más. Se concentró entonces en hacer algo ligero en la cocina, bebida y comida, pero sabía que no lo iban a dejar solo y menos en ese momento. Apenas salió, unos pasos algo delicados lo siguieron y sonrió cuando sintió el abrazo por la espalda con esa calidez que tanto anheló. Acarició las manos que se posaban en su vientre, se detuvo para darle un confort silente y esperó a que Tsuna le dijera algo

 

 

-lo siento

-¿por qué te disculpas?

-porque vine aquí sin planearlo, porque lo busqué para que me ayudara… y porque le traje problemas que no son suyos y jamás debieron serlo

-si son tus problemas o los de Nana, son míos también. Tsunayoshi ustedes dos son mi familia – sintió el cuerpo del jovencito apretarse más contra el suyo y con delicadeza se dio vuelta

-y por eso… lo busqué a usted por sobre todas las cosas – susurró aun con el labio temblándole, las lágrimas que surgían y su cuerpo era una gelatina

-Tsunayoshi… bienvenido – se inclinó para abrazarlo como era correspondiente en una bienvenida. Lo envolvió por aquella cintura delgada, lo apretó y levantó en el aire sintiendo de inmediato aquellos brazos rodearle el cuello

-estoy en casa – susurró aun escondido en el cuello del azabache, aspirando el aroma entre sus sollozos y se dejó mimar por unos momentos

 

 

Le acarició la espalda con ternura, le besó los cabellos y mejillas. A pesar de que Tsuna creciera seguía siendo más pequeño, de contextura delgadita  de estrecha cintura, y Kyoya fue tierno como sólo lo era con su familia. Ya calmado el ambiente entre ellos, juntos prepararon algo simple con rapidez y se trasladaron a la habitación donde Nana aun dormía. Kyoya no dejó a Tsuna solo, es más, rememorando hechos de la infancia, lo obligó a que se sentara en sus piernas, lo acarició, besó en las mejillas, lo acunó en su pecho disfrutando de tenerlo tan cerca como antes. Se extrañaban de la misma manera, eso pudieron notar en las caricias o palabras dulces que se dedicaron a susurros y al final el beso que Tsuna le cedió voluntariamente a Kyoya, un beso suave, dulce, tan ingenuo e inocente como hace tres años. Solo se separaron cuando escucharon el suspiro de Nana y los indicios que despertaría al fin.

Ella abrió sus ojos con lentitud y tardó un poco en entender que estaba a salvo, que Kyoya la mantenía los mantenía a salvo de todo. Alterada como estaba no pudo decir palabras coherentes, solo pudo abrazarse a Tsuna con fuerza sollozando quedito. Poco después también abrazaba a Kyoya, susurrándole mil gracias por estar presente, le agradecía porque estaban juntos y completos. Apenas probó el jugo de naranja que le habían preparado, solo quería saber si todos estaban bien

 

 

-hemos llegado aquí – susurró la castaña dejando sus lágrimas salir – Kyoya, te ves más guapo que la última vez – sonrió débilmente, bromeando para calmarse a sí misma mientras acomodaba sus cabellos más largos que antes, recogiéndolos con la única liga que tenía

-tranquila, no dejaré que nada les pase – Kyoya dejó que Nana le acariciara las mejillas como una madre feliz de ver a su hijo después de años, adoraba la dulzura que despedía

-aun no te lo ha explicado, ¿verdad? – sonrió mientras miraba a Tsuna de reojo

-lo harán cuando gusten

-pues si nos vamos a quedar contigo, es necesario – la castaña sonrió y acariciando la mejilla de su pequeño hijo le incitó a hablar, lo harían en conjunto

-Hibari-san… no quiero volver a alejarme de usted y aun así… tal vez tenga que hacerlo – Tsuna tembló ligeramente la decir aquello, le daba miedo esa posibilidad – pero le diré… lo que debe saber

 

 

Los Sawada eran la rama segundaria de una familia millonaria en Italia, pero era una fachada bastante hermosa para guardar como secreto la verdadera naturaleza de Vongola, como se hacía llamar la empresa. Detrás de todos los negocios importantes, envidiables, poderosos estaba la experimentación genética basada en la herencia que ellos cargaban sobre sus hombros. Enemigos había muchos, unos controlables pero en este caso no lo eran, uno ya había atacado a Timoteo, el líder de Vongola, dañándolo considerablemente obligando a sus sucesores a reunirse por protección y ahora estaban allí por aquello.

En Italia, Iemitsu  pensó en protegerlos manteniéndolos bajo los límites de la mansión y seguridad extrema. Mucho antes que eso pasara hizo algo parecido, mandó a su familia, esposa e hijo, a Japón para mantenerlos en incógnito y salvarlos de igual forma. Los dos intentos fallidos que Iemitsu tomó en hombros y supo aceptar las consecuencias con la frente en alto porque era su deber. Ese rubio solo los trataba de proteger y Nana nunca había dudado de aquello, siendo fuerte como cualquier mujer, aceptó vivir separada de su esposo y criando sola a un niño pequeño. Ella sabía quién era su esposo, así como lo que era la familia Vongola y sus negocios, por amor aceptó seguir a pesar de todo ello, locuras que la llevaron a la situación actual pero de las que no se arrepentía ni una sola vez. Tal vez porque hizo locuras en su vida, no tuvo razón para rechazar la forma que tomaba la relación de su hijo con Kyoya, quién sabe… pero era consciente de que ahora ya no había vuelta atrás. Pero en la actualidad debía ser sincera y pedir ayuda, porque no estaba sola, porque su fuerza ahora era menor y los enemigos eran muchos. Le explicó a Kyoya en detalle, le dijo lo que ocurría… que llevaba un heredero a la familia, el mismo que era la obsesión de Bermuda al igual que lo era Tsuna. Escapaban con apuro porque sus vidas en manos de ese hombre solo serían un abismo de perdición y que en Italia Iemitsu ya no podía hacer mucho porque la amenaza era mayor allí. Xanxus tomaba riendas de negocios porque Timoteo ahora se veía en la necesidad de reposar por los problemas de salud y la protección de la familia principal quedaba en manos de Iemitsu… lo que los dejaba en un límite que se rompería con facilidad

 

 

-Bermuda, ese es el nombre del que quiere… matarme… a su debido tiempo – susurró Nana mirando a Kyoya después de darle una simple explicación acerca de Vongola y de cómo mantuvo su matrimonio en los límites con esa familia – pero no quiere solo eso

-me dice que la razón por la que ustedes vinieron a Japón era ocultar su existencia – Nana asintió a las palabras de Kyoya – entiendo que las personas de poder tengan enemigos, pero esto es demasiado… me está ocultando algo – su voz gruesa sonaba como regaño, en parte era eso pero la otra era solo temor. Miedo de perder a su familia

-quieren a Tsuna y seguramente al bebé que espero también – se forzó a sonreír pero después le invadieron las lágrimas que apenas podía controlar

-¿por qué lo querrían?

-porque yo tengo la clave de lo que ellos quieren explotar – el castaño jugaba con sus dedos viendo al piso – porque en mi sangre ellos tienen la cura de todo y el futuro de la humanidad…. Aunque sea exagerado al decirlo

-no lo creeré hasta que me lo expliques Tsunayoshi

-soy una especie de mutación, al menos así lo llaman – Tsuna tomó seriedad y miró a Kyoya que con serenidad solo esperaba – soy hermafrodita, mi linaje familiar tiene esa capacidad desde el inicio de sus tiempos… es como… como una civilización antigua que pereció bajo conquista… pero… mi familia es la única existente – trataba de no sonar descabellado, cuando él se enteró pensó que su familia estaba loca… ahora no quería que Kyoya lo tachara de demente

-¿y por qué en tu sangre encontrarían la cura de todo? – Kyoya miraba a Tsuna, sabía que era sincero y alguna vez ya vio archivos de investigaciones sobre hermafroditas, no sería común pero tampoco era imposible

-pensé que preguntaría por tu condición Tsuna – sonrió Nana acunando la mano de su hijo entre las suyas

-quiero saber todo – Hibari los miraba y los Sawada sintieron la libertad de seguir con la explicación

-porque siendo lo que mi abuelo llama doncel… no sólo tengo órganos extra, Hibari-san… tengo inmunidad a ciertas enfermedades graves

-Debe ser muy raro – sonrió Nana – seguramente no nos cree nada Kyoya  y aun así insisto en que nosotros…

-están huyendo de Bermuda – Kyoya cortó a la mujer – y yo les daré cobijo, poco a poco me irán explicando detalles que por el momento no puedo creer. Pero por sobre todas esas cosas – los miró a ambos y emitió una sutil sonrisa – yo nunca abandono a los míos

-esto será peligroso Hibari-san – Tsuna sentía su pecho rebozar de alegría, sus mejillas sonrojarse levemente porque sentía el amor de Kyoya en esa mirada

-una vez usted dejó a Tsuna en mis manos, ahora soy yo el que se lo pide Nana-san… deje a Tsuna bajo mi protección y a su vez, confíe en mí porque yo la protegeré a usted también  

-ves Tsu-kun… te dije que Kyoya sería un buen esposo… y podría ser el mejor padre también – sonreía con las lágrimas brotándole, estaba sensible – no me equivoqué al confiar en ti

-estoy asustado – el castaño susurró quedito – pensé que aquí no nos encontrarían, fue una decisión a prisa… ahora solo sé que Hibari-san puede estar en peligro y…

-no dejaré que te vayas de nuevo Tsunayoshi – Kyoya le tomó de la mano y la besó con delicadeza entrelazando sus dedos – y si debo volver a ser el líder del comité para que este territorio sea seguro… lo seré. Será divertido

-y no estás solo… famoso e inigualable Hibari Kyoya – una voz resonó en la sala con ironía clara y Hibari tomó su posición defendiendo a SU familia

-tranquilo Kyoya – Nana se levantó de inmediato y lo calmó tomándolo de la mano – es nuestro guardaespaldas, uno de ellos – sonrió mientras con su mano llamaba a aquel hombre de traje negro y fedora bien colocada

-Nana-sama, ¿está usted sana? ¿Necesita algo? – lo que lo caracterizaba a más de su esbelta y bien puesta figura, eran esas patillas que resaltaban todo en él, incluso por sobre esa mirada negruzca y amenazadora

-no finjas Reborn – Tsuna se paró junto a Kyoya y como cuando era pequeño le agarró del suéter del azabache para darse seguridad, un leve agarre que duró solo instantes – ¿y Skull?

-de carnada – habló con seriedad mientras detallaba la casa – buen lugar, sin nada alrededor, bastante discreta… con posibles escondites, hasta me fue un poquito difícil hallarla

-¿cómo supiste de mi localización? – se quejó Kyoya pero estaba calmado pues la castaña se había acercado al recién llegado. Si ella confiaba en aquel sujeto, Kyoya lo haría también

-no te buscaba a ti, niño – Reborn habló con seriedad aceptando la caricia de la castaña en su mejilla y la revisión hacia su persona que la mujer realizaba, verificando que estuviera sano por completo

-me alegra ver que sigues sin ninguna mancha – Nana se reía bajito, veló siempre por sus allegados, Reborn era uno más de su familia desde hace casi dos años – como siempre, Reborn… el collar sigue sirviendo – decía tocando el dije que llevaba y Kyoya entendió que era un localizador

-lamento haberla dejado allí, pero necesitaba desviar a los demás – mostraba extremo respeto hacia la castaña que era su jefa. La trataba con amabilidad por sobre todas las cosas

-mejor dicho dejaste que persiguieran a Skull – decía Tsuna saliendo de aquella casa para verificar si alguien más había llegado con el hitman que tenía por guardaespaldas – espero que este bien – decía al volver sin ninguna pista

-ese idiota es inmortal… ya intente deshacerme de él muchas veces, siempre regresa con un…

-TSUNA… ¡AQUÍ ESTA TU SENPAI! – Había aparecido por la ventana y sin pensarlo se abrazó al castaño de improvisto, causando el ligero gritito del mismo

-grito… lo ves – se quejó el azabache de patillas chasqueando la lengua, para después analizar de pies a cabeza al otro azabache en la habitación

-Tsuna – fue la única cosa que Hibari dijo tras ver la pinta del recién llegado, pelimorado con piercings. Con agilidad lo apartó de su pequeño y mirando al castaño le emitió sus pensamientos. Tsuna entendió completamente y le pidió disculpas. Demasiadas personas en su calmado hogar no era grato para nadie

 

 

Escapar no era opción y Hibari no era de aquellas personas. Discutió con los hombres que estaban en su casa armando escándalo y peleándose por tonterías, les demostró que no era una presa fácil, que podía mandarlos al infierno si quería. Les dio a entender a todos que lo único importante para él era Nana, Tsuna y el bebé, pero que los demás les valían una mierda y aun así no los hizo pedazos, al menos hasta que terminaran de darle detalles sobre aquellas cosas.

Conclusión, enemigos buscándolos en Japón, dos guardaespaldas con instrucción militar y varias extras, uno muy serio y preciso, el otro escandaloso aunque eficiente, Nana, quien en su estado debía guardar reposo y Tsuna, quien estaba más callado de lo normal, tal vez estaba asustado. Pero tuvo calmada paz después de una noche y casi un día entero de adaptación y adecuación de la casa y alrededores para su refugio. Era un caos, como en aquellas películas de ficción de agentes secretos, pero obviamente eso era real y al que debía proteger era su más preciada persona. Kyoya se acostumbró a ese par de guardaespaldas en poco tiempo, mientras no se metieran en su camino nada pasaría. Se adecuó al nuevo asunto, e incluso charló con Reborn, quien era el más accesible y directo, para concretar sus planes. Finalmente estaba la decisión del azabache que en privado trató con Reborn, pero la prioridad de Hibari era otra por el momento

 

 

-Tsuna – lo veía en la puerta cuando la tercera noche de distancia entre ellos empezaba

-¿puedo dormir con usted? – su voz sonaba bajita pero con firmeza

-no debes preguntar – lo dejó entrar y cerró la puerta – siempre eres bienvenido

-¿no me reclamará mi distancia? – su mirada triste le pareció tierna a Kyoya

-estás asustado, estás preocupado… puedo entenderlo

-Hibari-san… lamento no haberle contado esto… que me estaban buscando y… atentando contra mi vida, la de mi madre y hermano… o hermana – habló con prisa, cortando sus palabras con temor a decir algo incorrecto en ocasiones, estaba nervioso de cierta forma

-te extrañé – fue lo que dijo, y el menor sin dudarlo se abrazó del azabache con la mayor de las emociones y cariño

-yo también – susurraba sintiendo como el mayor le rozaba el cuello con la nariz – Hibari-san lo necesitaba cerca… lo quería ver… lo quería… - por costumbre se aferró a él con sus piernas, como si aún fuera un niño y lo cargaran

-¿besar? – sonrió divertido mientras se acercaba al rostro del menor repartiendo besos queditos en esa piel sonrosada – podemos hacerlo ahora – susurró sobre los labios del castaño

-tendrá que enseñarme de nuevo – sonrió aferrándose al cuello del azabache – he olvidado todo

-eso me hace feliz – admitió besando con delicadeza esos labios de una forma casta – estás más bello, Tsunayoshi

-y usted más guapo – sonrió con ese rubor intenso que le daba la ocasión, pero con la valentía dada por la necesidad – yo lo… amo, Hibari-san

-¿cuándo me dirás Kyoya? – lo llevó a su cama, sentándose con él en su regazo, frente a frente y besándole las mejillas

-es vergonzoso

-me acabas de declarar tu amor… nada puede ser as vergonzoso que eso Tsuna – deslizó sus dedos por aquellos labios rojizos, suaves y lo miró intensamente

-mgh – se escondió en el cuello del mayor con las orejas rojas, su nombre sonaba tan maravilloso si Hibari lo decía – lo sé… pero quería decirlo

-también te amo, Tsuna – acariciaba aquella espalda tan delgada en ese cuerpo frágil, le demostraba que lo amaba con intensidad

 

 

Hibari se dedicó a mirarlo, a besarlo en cada porción de cuello, mejillas, labios, manos, todo en Tsuna le hacía tanta falta como el agua y estaba sediento. El castaño correspondía de la misma forma, aferrándose al mayor con una sonrisa y un sonrojo, susurrando preguntas, contestando otras con placer, detallando algunas cosas sobre la condición de ambos, sentimientos y planes. Confiaban entre si desde hace años y eso no había cambiado, se fortalecía a pesar de las dificultades y distancia, porque sus vidas estaban atadas desde el primer beso que se dieron en los labios, el mismo que podían repetir en esos momentos. Suaves toques entre sus labios que se entrelazaban con calma, mientras jugaban con sus dedos en sus manos unidas. El menor suspiraba ante cada tacto en su espalda como lo hacía desde hace años, porque Kyoya difundía escalofríos en cada poro de su piel. Hibari adoraba ese detalle, la inocencia que aun palpaba en Tsuna era su dulce droga, y por eso quería consumirla de a poco. Usurpar esa boquita dulce como recordaba, invadiéndola con calma y reconociendo cada cambio. Sus lenguas danzando sincronizadamente mientras aún les quedaba aire, la sonrisa al dejarlo jadeante y besarle cada rastro de aquel contacto

 

 

-muy bonito, dame-Tsuna

-Re-Reborn – al escuchar aquella voz solo pudo tensarse y separarse un poquito del azabache que aún lo abrazaba por la cintura – que… bueno, yo…

-y tú… pedófilo – le apuntó con el dedo sin pensarlo siquiera. Seguir ruiditos queditos fue su mejor idea en esa noche – suéltalo ahora

-¿por qué lo haría? – Kyoya lo enfrentó con leve enfado, él estaba acostumbrado a esas expresiones físicas con Tsuna, las hacía sin malicia porque la pureza de su castaño aun no debía ser arrebatada y que alguien le jodiera la existencia, le hacía hervir la sangre

-me encargaron su integridad y si tengo que cortarte las bolas por acercarte a Tsuna… lo haré – afiló su mirada pero en Kyoya no tenía efecto alguno  

-Tsuna… deberías venir conmigo ya – decía Skull desde la, él también se había acercado, pero no se iba a meter en líos… ese trabajo de sobreprotección paternal se la dejaba a Reborn – deja que ese par resuelva sus peleas – le decía a Tsuna

-espera Reborn – Tsuna miró a Kyoya en un gesto mudo para que lo soltara y poder enfrentar a su guardián

-él se queda aquí, conmigo – pero Kyoya abrazó y pegó a su Tsuna a su pecho, soltando una sonrisa prepotente y haciendo que el otro emitiera un aura negra – puedes decir lo que quieras… pero Tsuna se queda conmigo

-dame Tsuna… ven aquí si no quieres un castigo

-Hibari-san, de verdad… no es buena idea pelear – se quejaba pero se sentía ciertamente feliz de sentir esa sobreprotección por parte de Kyoya nuevamente. Se sentía extrañamente seguro como cuando era un niño – Reborn es como…

-lo pondré así… o lo sueltas – y Skull previendo el asunto, se adentró hasta con agilidad para tomar el brazo de Tsuna y apartarlo justo a tiempo del azabache japonés – o una bala en la frente tendrás – decía Reborn elevando su brazo. En su mano, bien sujeto aquel instrumento metálico para arrebatar vidas

-no te tengo miedo – ni siquiera se inmutó por la amenaza, ¿miedo? Kyoya no sabía de eso… no en totalidad

-Reborn, ¡espera! ¿Qué haces?... quien vino aquí soy yo – se soltó de Skull porque no iba a permitir aquello – Hibari-san no me ha hecho nada que no haya deseado que me hiciera

-estás echando leña al fuego Tsuna – advertía Skull jalándolo pero el castaño se zafó y enfrentó al hitman –

-baja el arma… bájala Reborn – se paró junto a Hibari y miró al de patillas rizadas – Hibari-san es mi…

-es su futuro esposo – una castaña había escuchado parte del escándalo y con una sonrisa, propia de ella, ingresaba con una bandeja de bebidas de color blanco – veo que están activos, ¿perdieron el sueño? – Reborn escondió su arma con disimulo y rapidez, aquel objeto en sus manos era secreta. En frente de su protegida no era violento, le encargaron cuidar de la salud de la castaña y eso hacía, jamás la asustaría o alteraría

-mamma – susurró Tsuna, pues quién mejor para calmar el ambiente que su madre – ¿qué haces con eso? deberías estar dormida

-tenía un antojo – Nana sonreía con dulzura cediéndoles a todos un vaso de leche – y los escuché, así que vine a ayudarlos a relajarse

-¿cómo que futuro esposo? Nadie nos dijo eso – se quejaba Skull quien había tardado en reaccionar, se quedó mirando a los involucrados – es decir que tú y…

-es mi prometido – declaró Hibari abrazando a Tsuna por la cintura y causando la risita de Nana – ¿algún problema con eso?

-prometido o no, te alejarás de él… la fogosidad te la guardas mocoso, porque Tsuna es más importante que tu propia vida – regañó el hitman, no le hacía gracia aquella noticia

-Iemitsu no dijo nada de esto – decía Skull marcando un numerito – creo que se lo debo preguntar. Con esto nos ahorraremos que busquen candidatos para la sucesión de…

-es un secreto – una almohada voló contra  Skull estrellándose directamente en su rostro y haciéndolo soltar el aparatito – ¿verdad, Tsu-kun?… y así se debe quedar

 

 

La sonrisa más brillante que los presentes vieron por parte de Nana… ella tal vez estaba sufriendo los estragos de un embarazo, o tal vez simplemente de verdad quería ayudar a la pareja. Hibari solo observó en silencio, disfrutando de la furia de aquel hombre de patillas. Mantenían una pelea de miradas que no podían seguir porque cierta castaña se dio cuenta y aplicó el mismo castigo que con Skull pero esta vez hacia Reborn. Nana terminó con aquello con una simple orden “Kyoya no le hará nada malo a Tsu-kun, además Tsu-kun ya es bastante maduro como para saber qué hacer o no… así que ustedes dos guardarán el secreto porque aún no es hora de revelarlo”. Todos asintieron, unos con pánico, otros con un gruñido de por medio y otros simplemente divertidos. Como sea, la que mandaba en esa casa era Nana dueña y absoluta de sus vidas

Hibari no renunció a Tsuna, por el contrario, se volvió más posesivo manteniendo a Tsuna lo más cerca posible por el mayor tiempo posible. Y para fastidio de los guardaespaldas que creyeron que era un simple médico cualquiera, les demostró que podía darles pelea en cualquier momento. Fue un monstruo cuando era joven, lo siguió siendo con el pasar de los años, su inspiración fue siempre ser un medio de seguridad de Tsuna y lo seguiría siendo. Tal vez no podía usar armas pero se defendía muy bien en los ataques a corta distancia y eso lo probó con sudor y puños. Tonfas usadas con precisión y al final Reborn le reconoció que no sería un estorbo, una aceptación a su forma. Veinte días bastaron para la adecuación de Hibari, porque obviamente de Tsuna no se iba a separar, si debían huir y si debía convertirse en el guardaespaldas de Tsuna, lo haría, pero nadie tocaría a su ángel mientras él respirara. Protegería a su pequeño Tsuna y a Nana, tal y como lo prometió

Lograron permanecer seguros un tiempo prudencial, porque Nana debía descansar pero no iba a ser para siempre. Un ataque se dio al completar un mes, fue coincidencia o un ligero hecho predestinado, se dio cuando se trasladaban al sur de Japón con la idea de embarcarse en un vuelo a Europa. El jodido contrincante era un hombre de cicatrices que no venía solo, poco importó saber quién diablos era, mucho menos saber si era subordinado de Bermuda, lo que interesaba era a quienes debían proteger. Era un desastre, todo se iba al caño con el pasar de los minutos donde no lograban escapar, estaban acorralados por decenas de hombres. Nana era prioridad al igual que Tsuna y eran escoltados por Reborn que con disparos precisos se quitaban a cualquiera en su camino. Hibari y Skull se enfrentaban a los demás, partiéndole la cara a cualquiera que se atreviera a acercarse o atentar contra los Sawada. La cosa se ponía difícil y las medidas eran previsibles en ese desesperado momento. Reborn tomó a ambos indefensos seres y los metió al auto, les ordenó ponerse el cinturón con un accionar calmado y encendió el motor, él tenia prioridades pero no contó con lo que pasaría

 

 

-Reborn para… PARA… ¡NO LOS DEJARÉ! – estalló en gritos cuando Reborn se subió y empezó a maniobrar la palanca para mover el vehículo

-cállate dame-Tsuna y ponte el cinturón

-Kyo-kun… Skull-kun – susurró Nana viendo todo por la ventana – Reborn, espéralos… no los dejes

-ellos… estarán bien. Ustedes solo permanezcan en calma – el hitman les mintió, porque debía convencerlos de dejarle hacer su trabajo

- no mamá… por Dios, ¡Reborn ayúdalos! ¡Maldición! – veía como eran rodeados por varios hombres. Hibari y Skull estaban heridos también, peleaban con insistencia pero parecía que los enemigos n disminuían. Tsuna no podía quedarse viendo aquello, quería salir pero la puerta no se abría

 

 

Cinco hombres en contra de Skull, cuatro contra Hibari, y el azabache dio una última mirada al auto antes de ver la seña de Reborn que hacía chirriar las llantas antes de acelerar para empezar a alejarse del lugar. Todo era un caos, Tsuna gritaba detrás del cristal por la desesperación de ver un arma salir de entre la ropa del oponente del japonés. Se defendían con todo lo que tenían, con lo que no podían también. Kyoya no se dejaría morir así de fácil, porque Tsuna lo esperaba, iba a acabar con todos esos herbívoros y encontraría a Tsuna después. Un estruendo invadió el lugar, uno más, un grito, un cuerpo caído y seguía la pelea sin descanso ni respiro. Skull acabó con dos tiradores sacando su propia arma, Hibari usó una para herir al enemigo, seguían y eso se volvía una balacera

 

 

-¡no seas piadoso, Hibari! – Skull apretó el gatillo con precisión y cayeron dos cuerpos a instante, uno por el impacto y el otro por el golpe contra el herido – ¡dispara a matar!

-hum – en el fondo su ética médica salía a flote, no mataría a esos malparidos, pero sí les iba a destrozar las ganas de levantarse

-¡CUIDADO HIBARI! – el mencionado no vio el ataque, no vio al caído que le apuntaba ni al que le golpeó haciéndolo soltar su arma. Skull no pudo impedir aquello, pues las balas le faltaron y hasta cambiarlas tomaría algo de tiempo, sería tarde

- maldición – se quejó el azabache pues el primer disparo le rozó la mejilla, iba a golpearlo pero el arma ya le apuntaba a la cabeza y el balazo salió. El sonido ensordeció a Skull que acababa con el enemigo faltante junto a él y se apresuraba a salvar al mocoso inexperto pero… era tarde

 

 

Un jadeo se escuchó, el enemigo parado con el arma aun en el aire empezaba a caer hacia atrás. Un disparo fue suficiente para acabar con la vida de un desconocido. Hibari lo veía caer mientras el sostenía su arma qe apenas logró agarrar por instinto de supervivencia, pero… estaba consciente que él no fue quien disparó y podía ver a Skull a lo lejos sin arma alguna en manos… ¿entonces quién? Escuchó una respiración a su espalda y sonrió pues ya se imaginaba al autor de tan preciso tiro. Ese patilludo tenía consciencia y lealtad, le debía agradecer aquello como sea, porque seguía con vida por ese disparo que arrebató la existencia de alguien más

 

 

-maldición – susurró Skull verificando que ningún enemigo estuviera de pie… vivo o muerto, necesitaba a todos imposibilitados y corrió hacia donde los otros dos estaban

-¿Por qué?

-por usted – susurraba con voz quebrada – lo hice por usted

-Tsuna… suelta el arma – Skull llegó con rapidez mientras tomaba las manos del castaño que aún estaba de pie apuntando donde ahora yacía el cuerpo inerte de aquel sujeto

-termine usándola – susurró y sus lágrimas empezaron a brotar con delicadeza, deslizándose por sus mejillas. Tsuna sentía sus piernas temblarle pero no cayó porque unos brazos lo acogieron en el momento justo

-Tsuna – susurró Hibari apartando el arma de aquellas manos y abrazándolo con cariño. No pensó ver a Tsuna agarrando aquella cosa, tampoco pensó verlo de él… en ese estado. Se suponía que su castaño debía estar en el auto, alejado y a salvo… pero Tsuna era quien le salvó la vida a él – tranquilo – susurró apretándolo entre sus brazos pues no podía imaginar el shock que su castaño experimentaba – ¿por qué estás aquí?

-salté del auto – susurró y correspondió al abrazo pasando sus manos por el cuello del mayor, apretándolo – lo vi… le iban a disparar

-maldición – gruñó Skull tomando el arma del suelo pues ya nada podía hacer, solo revisar que todos los caídos estuvieran… reconocibles o al menos vivos pues Reborn desataría su furia… ambos incumplieron su palabra, dejaron que Tsuna se manchara las manos

-Hibari-san… le disparé – susurraba con pánico sintiendo como lo levantaba y por instinto enredó a Hibari con sus piernas y jadeó al abrazarlo, estaba aguantando el sollozo – pero Hibari está bien… está vivo, está aquí

-gracias – susurró y empezó a caminar con Tsuna en sus brazos. Lo abrazaba con fuerza sintiendo que lo protegía, pero había fallado – pero tranquilo, ya todo pasó… solo fue una casualidad, solo fue…

-yo sé disparar – confesó cortando las palabras ajenas – papá me enseñó… Reborn me ayudó a mejorar… Skull competía conmigo en el entrenamiento – soltó un sollozo doloroso porque a su mente venían los recuerdos del campo de entrenamiento, del miedo que tuvo al coger su primer arma

-es un idiota… son idiotas – gruñó pues su niño no debía aprender aquellas cosas, su pequeño no debía sufrir

-no es verdad – escondió su rostro en el pecho de Hibari y siguió – él me dijo que debía defenderme y defender a los que amaba… papá me dijo eso

-no debiste hacerlo… tus manos debían estar puras – le acarició el cabello mientras caminaba con más rapidez hacia e auto donde Nana se cubría la boca ahogando sus sollozos porque seguramente vio todo también

-no, no es así – sollozó quedito apretando el agarre a Hibari – porque… porque debía hacerlo

-no llores Tsuna… ese hombre era un enemigo y tú solo te defendiste

-no lloro por haber matado a alguien – se separó para mirar a los ojos a Hibari – estoy llorando porque por un instante pensé que te iba a perder… Kyoya

 

 

Tsuna sabía defenderse, lo aprendió a la fuerza porque su padre y entrenador, que era Reborn, le exigieron hacerlo. Nunca le gustó hacerlo pero era bueno en ello, era nato, tuvo que aprender porque sabía lo difícil que sería vivir con los Vongola. Tenía a su madre y hermano bajo su cargo, él debía cuidarlos de todo mal, era el deber del primogénito. Sabía que algún día debía usar esa arma… pero eso no quitaba el shock de haberlo hecho. Lo peor de todo era que no dudó ni un instante, lo hizo a sangre fría porque de haber dudado un solo segundo… Kyoya le hubiese sido arrebatado con crueldad. Lloraba porque vio la muerte de cerca, le tenía miedo porque se llevaba a los que más amaba… pero luchaba con ella para que eso no sucediera

 

 

-Tsu-kun – susurraba Nana cuando vio a Hibari cargando a su hijo acercarse, estaba en el auto pues en cuanto Tsuna se arrojó fuera y salió corriendo donde Hibari, ellos se detuvieron y regresaron. Todo sucedió demasiado rápido como para impedirlo, Tsuna se arrojó a los controles del vehículo, destrabó las puertas, abrió una y saltó con habilidad. Fue imposible pararlo porque era guiado por la necesidad de proteger lo que más amaba – mi Tsu-kun… ven aquí – abrió sus brazos y su hijo llegó a ella con lágrimas aflorando

-lo hice… disparé… lo siento mamá – no se atrevió ni siquiera a mirar a su madre pero se acunó en sus brazos como siempre

-Tsu-kun – sollozó sintiendo a su hijo entre sus brazos, estaba a salvo al igual que el azabache que con la mirada dolida pedía disculpas innecesarias, porque nadie predijo aquello – está bien, no has hecho nada malo… has defendido a Kyoya, me has defendido a mí también… esto solo…

-no quiero que mi hermana sufra de esto también – susurró  Tsuna acariciando la pequeña curva que su madre tenía – mamá… no quiero volver a Vongola… ya no quiero sostener un arma para salvar mi vida… ya no quiero saber de este infierno – pedía con desesperación

-y no lo haremos – susurró y llamó a Kyoya, juntando sus manos con los del mayor sonrió con ternura para aliviar culpas – porque esta desgracia jamás volverá a pasar… te lo prometo

 

 

 

 Continuará...

 

 

Notas finales:

A puesto que las trolee en algunas partes, eso espero XD

No hay beta que me pare~~~ wuuuu . Ideas locas cuando veía una novela pusieron el picante a este capítulo

Como ya dije, éste fue un prefinal, osea que el siguiente será el final. (Yasu:que obvia dah!... Krat: vete Yasu, me interrumpes)... bueno, así que agradezco a todos los que leen este pequeño fic que nació de la nada y prosiguió sin plan alguno. Les daré un final dulce, al menos lo intentaré. No será épico ni nada, solo será tierno porque en sí el fic era con temática romántica a pesar de su título XD

Gracias por sus reviews y bienvenidos sean los nuevos XD los responderé a más tardar mañana~~ (Yasu: ésta floja se demorará)

Seguiré con actualizaciones~

Besitos~

 

 

 

Yasu: ponme en el final

Krat: cállate! Tú no perteneces aquí, generas caos y eso no viene al caso ¬¬

Yasu: y una mierda, ponme en el final, lo merezco... ¡inclúyeme! ¡inclúyeme! ¬3¬

Krat: no, no insistas

Yasu: te fastidiaré la inspiración hasta que me digas que si

Krat: vete a la mierda -lo ignora y se va-

Yasu: me robas diálogos! te demandaré!

 

 

 


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