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Inocente lujuria por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi~

Espero que disfruten esto. Porque... bueno porque mi pago es ese XD

Yo estoy pensando en algo que les comentaré al final XD

 

 

Hibari asistió a aquella comida preparada con empeño, admirando la amplia sonrisa de la castaña y del pequeño de aquel hogar. Detalles preparados con dedicación, una de las preparaciones hasta tenía una carita feliz en el medio, suponía que eran adornos hechos por Tsuna y era simplemente adorable, aunque nunca lo fuera a decir. La calidez en ese hogar llenaba el ambiente, podía ser normal para unos, pesado para otros, para Kyoya era como una bienvenida a un hogar, después de todo Nana… se dio cuenta

 

 

-Kyo-kun, eres como parte de la familia, así que no te de pena. Puedes pedirme lo que quieras – Nana acababa de colocar una ración más para Kyoya y sonreía amablemente, era Nana después de todo

-se lo agradezco

-sé que puedo confiarte a Tsuna en un futuro – sonreía con dulzura acariciando los cabellos revueltos del castaño que saboreaba lo último de su plato

-es un niño especial – habló con calma, siendo sutil y evitando líos pero claro, como siempre los Sawada le sorprendieron una vez más

-Tsuna me ha dicho que quiere estar contigo siempre – la seriedad con la que Nana soltó aquellas palabras, le dieron a entender a Kyoya que debía simplemente escuchar y no esconder nada

-son palabras poderosas, espero no estar malinterpretándolas

-me gusta Hibari-san… me gusta porque es gentil – Tsuna sonreía al ver a los mayores, ajeno a la plática de adultos

-dime Tsu-kun, ¿quieres estar siempre con Kyo-kun?

-sí, me gustaría

-y por lo que he visto – la castaña miró a Kyoya a los ojos directamente – a ti tampoco te disgusta la idea, Kyo-kun – sonreía de forma natural – te confiaré a mi niño cuando llegue el momento

-…muchas gracias, Nana-san – no sabía que más decir ante eso. Nana le acababa de otorgar el derecho de frecuentar a Tsuna

-desde ahora dime, mamma

-¿entonces puedo estar con Hibari-san? – sonreía Tsuna al ver el asentimiento de su madre. Levantándose de su asiento, rodeó la mesa y como una de las más grandes proezas tiró levemente de la chaqueta del azabache – yo quiero mucho a Hibari-san

-hum – sonrió con sutileza y tomó a Tsuna en sus brazos, levantándolo hasta sentarlo en su regazo. Lo acunó y cedió un beso en la frente del pequeño – lo cuidaré bien

-eso espero – Nana se calmó al ver la sinceridad en esa mirada azulina, al verlos podía ver algo especial. Mientras admiraba la felicidad de su pequeño hijo que se abrazaba al azabache terminó de aceptar todo eso – pero por ahora… será nuestro secreto

-¿por qué lo acepta sin más? – pero aun así Kyoya tenía sus dudas sobre ese asunto

-mi familia tiene una súper intuición – sonrió Nana sacando una cámara y fotografiando la escena. No siempre veías a tu hijo acomodando los cabellos del hombre quien protegía una ciudad  – nunca me falla y sé que cuidarás de Tsu-kun

-mamá habla de la sensación graciosa – explicaba Tsuna tocándose el pecho y mirando al azabache – el abuelo la tiene, mamá también y me enseña a usarla

-pero aun te falta práctica, lo desarrollarás con la edad – Nana hablaba con seriedad, más de la que debería y Kyoya supo que esa intuición era importante para esa familia

 

 

Fue muy extraño recibir ese tipo de autorización, aunque obviamente había alguien que se interpondría pero Hibari no se iba a complicar con aquello. Iemitsu Sawada poco importaba en ese momento, mucho menos si se hallaba fuera del hogar con mucha frecuencia, pues así… Kyoya asumió el papel de protector de esa familia y lo demostraba abiertamente, pues la misma población lo vio convivir con los castaños dueños de casa. Kyoya Hibari era parte de los Sawada desde ese momento, pues Nana lo recibió como a un hijo más, lo cuidaría como tal aunque ya lo había estado haciendo desde hace tiempo aunque era por agradecimiento. Ahora las cosas serían un poco diferentes

Semanas, meses, años, su relación se fortalecía con cada instante juntos, era como normalmente sucedían las relaciones de parejas en edad madura. Kyoya pasaba en casa de los Sawada con más frecuencia pues invitaciones por parte de la castaña no faltaban. Tsuna seguía cumpliendo con su visita cada día sin falta, mostrando la dulzura de siempre en cada acto por pequeño que fuese. Se convirtieron en familia en cierto punto de sus vidas, una familia legalmente pues cada quien tenía su propia habitación a disposición. Tsuna seguía creciendo con normalidad bajo la protección del comité, tenía amigos, tenía maestros, tenía vivencias y se volvía cada vez más hermoso ante la vista del azabache. Kyoya, a pesar de ser poco demostrativo con palabras, confiaba en que sus acciones se dieran a entender. Sus sentimientos se expresaban de forma netamente física.

Celebraron cumpleaños juntos, triunfos, sorpresas, recibieron el año nuevo en familia… era todo progresivo. Besos furtivos que se cedían mutuamente por alguna ocasión, se hizo tan natural que Tsuna los aceptaba con emoción y mejillas rojas. Caricias sutiles que mostraban confianza plena porque nunca eran con resultados pasionales, eran solo caricias. Tsuna llegó a dormirse en brazos de Hibari en ocasiones mostrando esa expresión llena de serenidad que Nana adoraba ver en su pequeño hijo. Kyoya nunca pasó de aquello, pues apreciaba la pureza de su niño, pero eso no significaba que no deseara algo más. Pero Kyoya debía corresponder a la promesa de cuidar a Tsuna, la que le hizo a Nana. Su principio, sus juramentos, sus pactos, su palabra valía demasiado

 

 

-Hibari-san, no entiendo esto – Tsuna se hallaba en casa del azabache estudiando para un examen, lo hacía en esas épocas, pues Kyoya le prohibió a Kusakabe ser tutor de su pequeño castaño. Posesivo, no había duda y tampoco lo iba a negar. Nadie más que él tendría una relación tan cercana con Tsuna

-espera – Kyoya dejaba las bebidas en el extremo de la mesa y se sentaba – mira – con un gesto le ordenaba al castaño sentarse y el pequeño aceptaba

-el regazo de Kyoya-kun siempre es cálido – sonrió sentándose en las piernas cruzadas de Kyoya en aquella mesita estilo japonés, donde el cojín era el asiento

- mira aquí – Kyoya envolvía la cintura del menor con uno de sus brazos y posaba su mano en el vientre del pequeño. Era un abrazo reconfortante

-¿esto? – ya no era extraño para Tsuna, por el contrario le gustaba mucho. Sentía el cálido pecho del más grande chocar con su espalda, le gustaba sentirse así de protegido

-es aquí y después solo tienes que sumarlo – posaba su quijada encima de la cabeza del menor, el cabello desprendía un aroma dulcemente sutil que le gustaba percibir

-entiendo ahora – era invierno, así que estar así era acogedor, mucho más cuando el kotatsu estaba a disposición

 

 

Se quedaban abrazados de esa forma, lo hacían eventualmente mientras realizaban tutorías escolares, o simplemente era para compartir tiempo  en el comité mientras tomaban té y galletas. Parecían hermanos pero el beso que el propio Tsuna cedía por voluntad propia en los labios del mayor, mostraba que no era eso. Kyoya cada vez hacia algo más significativo, era celoso con Tsuna obviamente. No le gustaba que alguien se le acercara demasiado, limitaba el número de amigos que el menor poseía, agradecía que Tsuna era un poco tímido y despistado en ocasiones, pues Kyoya desde las sombras se aseguraba que la vida de su castaño fuera sencilla. A solas podía mimar al castaño, deslizar su nariz por aquel cuello escuchando las risitas del menor por las cosquillas, le gustaba el aroma de Tsuna porque siempre le transmitía paz y pureza. Tsuna solía en cambio dormir acomodado en el pecho de Hibari siempre que se pudiera, diciendo que el palpitar constante le calmaba y ayudaba a la tarea de cerrar los ojos

Nana permitió que Tsuna visitara el departamento de Kyoya, ocasionalmente Kyoya se quedaba a dormir en casa de los Sawada, eran cosas simples que los acercaban con constancia. Tsuna pasó sus ocho, nueve, diez años de esa forma. Incluso cuando Kyoya dejó el comité para ir a estudiar a la universidad, cuando debía hacerse una forzosa separación temporal. Kyoya no dejó de tener contacto con el pequeño, siendo que iba a Namimori a visitarlo y Nana con una sonrisa lo recibía como a un hijo más. O era el azabache quien recibía a ambos Sawada en su departamento de Tokio. Iemitsu al final no fue problema, porque no se enteraba de nada al permanecer alejado del hogar que técnicamente le pertenecía a él. Pero para cualquiera que lo viera, la familia era de Kyoya

Para cualquiera eso ya en sí era raro, Hibari siempre fue considerado un carnívoro solitario, ahora era un carnívoro de familia sutilmente dicho. Pero nadie se imaginaba el verdadero asunto detrás de apariencias, nadie sabía que en privacidad Tsuna sonreía al mayor mientras le daba de comer en la boca. Nadie sabía que Tsuna recibía besos castos por parte del mayor. Nadie sabía que Tsuna cada vez se acercaba más a azabache, a tal punto de volverse necesario para el mayor. Nadie sabía que Nana no estaba en contra de aquella interacción. Nadie sabría que los Vongola se guiaban por predicciones basadas en la súper intuición de su familia. La misma que estallaba a veces con fuerza alertando de cambios o peligros

 

 

-¿te sucede algo? – Kyoya veía a Tsuna preparando la cena de ese día. Había venido a visitarlo y estaban en Tokio. Nana no se había quedado pues tenía algo importante que resolver y salió deprisa, dejándolos solos

-mi sensación… es decir mi súper intuición – el castaño dejó lo que estaba haciendo por un momento y se giró a ver a Hibari

-¿qué es ahora? – generalmente esa intuición estallaba cuando evitaban algún problema, la última vez hizo que no tuvieran un accidente de tránsito al olvidar revisar los frenos del auto de Kyoya.

 

Hibari a veces se sorprendía al ver a Tuna tan serio como en esos momentos. Siendo que el castaño alcanzaba ya los doce años estaba más grande, pero seguía siendo el más bajito de los de su salón, definitivamente había heredado la contextura de Nana

 

-no estoy seguro – se apretó el delantal de cocina levemente y suspiró – no es grave… pero creo que será un poco difícil… no sé cómo explicarlo – No era vidente, solo se preparaba para lo que seguía o alertaba de peligros

-deja de pensar en eso – susurró Kyoya a pesar de ver la duda en los ojos chocolate que le gustaban tanto – ven – dejó de lado lo que estaba haciendo para colocar a Tsuna entre sus brazos. Era un acto simple pero que le nacía naturalmente, le gustaba proteger al castaño

-Hibari-san es cálido – suspiraba cuando con las mejillas rojas. Se abrazaba al mayor, hundiendo su rostro en el pecho ajeno, sentándose en las piernas de Kyoya, con cada pierna a cada lado de la cadera de Hibari, quien aún estaba sentado

-estaré aquí para ti – susurró en el oído del menor y le cedió un beso en la mejilla

-Hibari-san – susurró y con vergüenza levantó sus brazos, rodeó el cuello del mayor, aferrándose buscando seguridad y confort

-aun te avergüenzas – sonreía divertido mientras se aferraba a Tsuna abrazándolo por la cintura y acunándolo como cuando era pequeño – no dejarás de ser lindo

-no debería decirme eso – hizo un leve mohín y ocultó su rostro en el cuello ajeno. Sus mejillas teñidas de rojo, sentía calor hasta en los oídos. Hace poco tiempo entendió lo que significaban esos besos, las miradas, las caricias, todo pasó de ser simplemente algo “cariñoso” a ser algo más personal e íntimo – estoy creciendo Hibari-san… dejé de ser lindo hace tiempo

-¿sigues diciendo que te gusto?

-si – susurró con vergüenza – eso no ha cambiado

-lo que cambia es la intensidad Tsunayoshi – hablaba con calma disfrutando de como Tsuna se encogía, aún era un niño apenas

-me hace cosquillas – suspiró al sentir esa voz gruesa y profunda cerca de su oído – Hibari-san… ¿puedo besarlo?

-hum… te has vuelto un poco atrevido

 

 

Hibari disfrutaba de aquello, por más simple que pareciera tras los años que permanecieron en aquella interacción. Adoraba la forma en que Tsuna seguía apretando los labios y sus puños agarrando la ropa. Tsuna temblaba ligeramente cuando era acariciado. Kyoya pasaba sus dedos por toda la extensión de ese brazo delgado, acariciaba la piel, hasta que alcanzaba el mentón del castaño y elevaba ese rostro. Tsuna siempre tuvo esa mirada dulce que podía convencer a cualquiera

Kyoya le acarició las mejillas con dos de sus dedos y el menor cerraba sus ojos arrugando levemente la nariz, era como un gato al que le gustaban las caricias. Se acercaba con lentitud, apreciando cada expresión, cada cambio en el rostro ajeno, ese cuerpo delgado se tensaba, se retorcía en ocasiones, era demasiado sensible y eso era la tentación más grande que Hibari tenía. Prohibición que había controlado por años, solo se quedaba apreciando cada año cumplido de Tsuna porque cada vez maduraba más. Mentiría si no dijera que los pensamientos sucios no lo tomaban desprevenido, mucho menos cuando lo tenía en su regazo con esa calmada expresión  y nervios a flor de piel, esperando el beso con los ojos cerrados

Hibari sonrió antes de unir sus labios con los rosados de Tsuna, un toque suave, simple y que no pasó de allí y sabía que a Tsuna eso le estresaba bastante. El castaño lo miraba con reproche “Hibari-san… quiero algo más”. Kyoya jugaba con Tsuna, lo hacía porque adoraba escucharlo pedir por más, aunque solo fuera unas pocas palabras, el deleite era el mismo. No cedía con facilidad, lo avergonzaba como podía, le acariciaba a espalda y las piernas con sutileza. La ternura era esa, pedir con la mirada, los leves pucheros, las protestas mentales de Tsuna y que al final de todo tenía un premio… pues Kyoya tenía una debilidad

 

 

-per favore Kyoya – como amaba que Tsuna le dijera eso en otro idioma, el idioma del padre de familia

-dime, ¿qué quieres? – aun así no iba a dejárselas fácil

-un bacio... chiedo solo un bacio – Tsuna sabía que eso era lo que podía usar para obtener el beso que deseaba, porque los labios de Hibari eran… algo que no quería dejar de sentir

-un beso no se pide – susurró con solo centímetros del rostro de menor – se gana – susurró sobre los labios de Tsuna

-Hibari-san – cerró sus ojos y unió sus labios en un toque dulce – un bacio – atrajo al mayor apretando su agarre en el cuello de Kyoya. Aprendió muchas cosas en esos años, una de ellas era que el beso no es un simple contacto

-no olvides respirar

 

 

Fue una burla, pues Tsuna siempre olvidaba ese detalle. Eran humanos, necesitaban de esa cosa para vivir y el castaño olvidaba hacerlo cuando se besaban de aquella forma. Antes de que protestara, Kyoya lo besó de nuevo. Un piquito como solía llamarlo Tsuna cuando era pequeño, para luego sentir como su castaño separaba los labios levemente en una muestra de querer profundizar. Cedió ante aquel gesto, moviendo sus labios sobre los de Tsuna, atrapando el labio superior del castaño entre los suyos, soltándolo y atrapando el inferior. Movimientos suaves para besarse de forma más calmada pero más intensa, guiando al tembloroso jovencito que se aferraba a sus hombros y apretaba los parpados con fuerza pero seguía el ritmo. Hibari sonreía entre el beso, Tsuna era un niño apenas, pero era tan adictivo a la vez. Forzarlo un poco para disfrutar de aquel gesto no sería malo

 

 

-abre tu boca un poco más – susurró y como siempre Tsuna no dudó en hacerlo. Sonrió con sutileza mientras con su lengua acariciaba el labio inferior, para después invadir aquella boquita con calma

-ah… mgh – Tsuna suspiró al sentir la intromisión pero no se apartó, era raro como todas las cosas nuevas que experimentaba, pero si era Hibari quien le enseñaba… todo estaba bien

 

 

Kyoya sonreía entre el beso francés que le estaba enseñando a Tsuna, acarició la lengua del pequeño, enredando ambas y haciendo que bailaran juntas. Tsuna correspondía con dificultad, tratando de concentrarse pero evitando moverse mucho cuando las caricias del azabache le hacían cosquillas en el vientre y espalda. Se arqueaba cuando era necesario, y sentía los labios del mayor, enredarse con los suyos. Besar a Hibari siempre lo llevaba a la más grande docilidad, el paraíso en un solo acto sin malicia, la mente de Tsuna aún no procesaba más allá de los besos. Hibari lo dejó en paz en poco tiempo porque el pequeño no tenía experiencia, porque no podía respirar y porque si no se detenía sería riesgoso y perdería la cabeza

 

 

-aun no puedes respirar – sonrió Kyoya limpiando el leve hilillo de saliva que se resbalaba por los labios de Tsuna

-lo sé – suspiraba avergonzado, estaba tan atrapado en ese beso que ni siquiera se fijó en detalles simples. Agachó su cabeza limpiándose aquel rastro por sí mismo – y esto… es…

-un beso francés – besó la frente de su castaño, le acarició las mejillas y levantó aquel rostro para observar los ojos cristalinos – no cabe duda que eres dulce

 

 

Kyoya cortó cualquier reclamo de Tsuna, lo besó esta vez con calma y normalmente, solo moviendo sus labios, succionando el labio inferior en ocasiones. Lo abrazó y allí quedó todo, pues alguien entró a la casa de improvisto… asustándolos un poquito pues su relación aún era secreta para todos excepto para la castaña que ingresaba presurosa y dejando sus llaves en la mesita cercana

 

 

-Tsu-kun… Kyo-kun – jadeaba la castaña que llevaba a cuestas dos fundas

-oka-chan – Tsuna se sonrojó al ver a su madre en frente mientras el azabache simplemente asintió en un saludo mudo

-lamento interrumpir – sonreía Nana sonrojada levemente y de paso lamentándose no haber llegado un poquito antes. Los iba a molestar pero ahora tenía otra cosa que decir

-¿qué sucede? – Tsuna se bajó de  las piernas de Hibari para escuchar a su madre

-tu padre… tu padre nos llevará a Italia

-¿de viaje? – Tsuna miraba expectante, los viajes a veces eran seguidos, pero en el último año no había pasado aquello, pensó que su padre no pensaba hacerlo

-viviremos allá – soltó de improvisto

-¿eh?... pero… pero

-dijo que nos explicaría cuando llegue, pero… tiene que ver con tu abuelo… Tsu-kun, nos mudaremos a Italia

 

 

Continuará…

 

Notas finales:

¿gustó?

¿review?

Yo estaba pensando en esto, pidieron que Tsuna creciera y se los estoy dando así que...

¿pensaron que les iba a dar lemon? NO señores!!!! les corté la ilusión XD

Sorry, estoy mata ilusiones, y de qué forma por Deus. Modo matador en progreso... más o menos

Estoy sin inspiración para continuar mis fics largos... es horrible, algún consejo?

XD

Muchas gracias por leer~~

Besos~~~

PD: ¿Qué piensan del m-preg?


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