- ¡Sólo dilo! - LuHan estaba al borde del llanto.
- No se de qué hablas. - SeHun conservaba la calma que lo caracterizaba.
-¡Eres un cobarde! - LuHan se acercaba y con cada paso que daba hacia SeHun parecía que su corazón se desmoronaba.
- No puedo decir lo que necesitas escuchar. - Por primera vez en su vida, SeHun experimentaba la desesperación en carne propia. Sentimiento del cual muchas veces se burló.
- ¿Yo lo necesito escuchar? ¿O eres tú el que necesita decirlo? - LuHan no podía más, sus lagrimas comenzaban a bajar por sus pálidas mejillas.
- LuHan ...
-¡LuHan, nada! ¡Dilo de una maldita vez! ¡Dilo SeHun! - Le golpeaba el pecho con rabia.
-Aunque pudiera decirlo, no valdria la pena. No lo entenderías. - SeHun logró atrapar aquellas manos que parecían cuchillos perforando su pecho.
- Entonces hasme entender...
-Llegaste demasiado tarde a mi vida... Yo ... No puedo corresponder a tus sentimientos...
SeHun se alejó del cuerpo del castaño. Caminó hacia la mesa que estaba en el centro de aquel lujoso y bizarro apartamento. Sacó de la bolsa de su pantalón una argolla de matrimonio y la dejó caer. El vidrio de aquella mesa pareció temblar ante el toque de aquel objeto.
- ¿Ahora lo entiendes?
Los ojos de LuHan se abrieron tanto que parecía que se saldrían de su sitio. Se quedó inmóvil por lo que le pareció una eternidad. Se limpió las lágrimas traidoras.
-¿Hasta cuándo pensabas decirmelo? - Hizo una pausa tratando de calmarse - ¿Pensabas decirmelo? - Lo miró a los ojos fijamente.
-No... - Respondió tajante. - No pensé que fuera necesario.
LuHan se rió.
-Al menos "pensaste". - Dijo sarcasticamente mientras comenzaba a llorar nuevamente.
-No tenía planeado que esto llegara a más. - SeHun se pasó las manos por el cabello.
-Ya veo - Volvió a limpiarse las mejillas - Sólo fui una distracción. - Intentó dibujar una sonrisa - Una puta a tu disposición - Caminó hacia la puerta - Espero que te hayas divertido lo suficiente.
Se colocó los zapatos. Tomó su chaqueta y abrió la puerta.
-LuHan - Titubeó - No es así...
- ¡Claro que no!. - Lo interrumpio - Ni siquiera cobré por acostarme contigo- Mantuvo la mirada en el suelo - No quiero escucharte más.
- Quédate y lo que sea que tengas pensado hacer, lo harás mañana - SeHun quería detenerlo, decirle que estaba equivocado pero otro nuevo sentimiento para él lo sacudió: miedo.
-Regresa a tu casa. Regresa con tu esposa y olvidate de mí. - Sacó las llaves de aquel apartamento que SeHun le había regalado y las colocó en el piso. - Bueno, creo que esó será fácil para tí.
Cerró la puerta y no volvió a mirar a SeHun. Bajó hasta la puerta del edificio dejando que por fin sus lagrimas salieran sin control. Tomó el primer taxi que encontró sin saber exactamente a dónde ir. Se llevó los pedazos de su corazón guardados en su cuerpo dejando que lo marcaran lo suficiente para saber que su felicidad había sido real.
Mientras LuHan avanzaba sin rumbo alguno, SeHun se debatía en seguir a aquel que creyó haberlo hecho feliz o regresar a su casa, con su esposa a seguir viviendo el infierno que lo consumía día a día.