Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Un profesor travieso y un chico 1/2 por LuceDiHaru

[Reviews - 17]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

¡Hola, hola mis amores!


Me he puesto las pilas y he escrito dos capítulos de golpe. Los dos me han salido llenos de dialogas, así que espero que no se haga demasiado pesado o algo ^_^U


Sin nada más, después de este en seguida colgaré el otro. 

Las manos no me paran de sudar y los nervios no se van. Intento pensar en diversas cosas para distraerme pero no ayuda, sigo igual. 
He estado tan impaciente por hoy que me he levantado muy temprano y he llegado vente minutos antes de la hora acordada. Algo un poco tonto que demuestra mi inexperiencia, pero no quería llegar tarde en mi primera cita. 
De tanto en tanto me arreglo el pelo con los dedos ya que noto cómo el viento me despeina un poco. A veces ando en círculos porque no sé qué más hacer hasta la hora acordada y otras veces utilizo el móvil como un espejo para ver que todo está en orden. He de reconocer que Kaede tiene buen gusto.

Llevo una camiseta manga corta que deja mis hombros al descubierto, su única decoración es un cinta blanca en el lado izquierdo que se entrecruza entre si hasta formar un gran lazo justo donde se encuentra el nivel del corazón. En la parte inferior visto una falda con estampado tartán color rojo sangre, unas medias negras que me llegan hasta medio muslo junto a unas botas bajas color negro. Para complementar el conjunto llevo un colgante negro con una hebilla en el medio que se adhiere al cuello y una pulsera en cada meñique con un diseño similar que el collar. 
El pelo lo tengo recogido en dos coletas altas por unas cintas rojas en forma de lazo.

Cuando faltan diez minutos para las diez, un coche que haría suspirar tanto a hombres como mujeres se estaciona justo delante en donde me encuentro.
Veo el conductor bajar del coche y he de decir que me deja mudo, casi olvido respirar. En vez de un traje como tengo acostumbrado a verlo, lleva ropa más informal que lo hace ver más joven.
Lleva una jersey granate y encima una chaqueta de un tono marrón violáceo de terciopelo, unos pantalones oscuros y unos zapatos con un toque elegante de color blanco y marrón violáceo. Se ha peinado el pelo hacia un lado que le da un toque sexy.    

Dicho hombre que me ha cortado la respiración se acerca con pasos seguros. Me saluda con su típica risa traviesa y me comenta lo “guapa” que estoy. Hasta me hace una broma al decir que podría ir a Tailandia a hacerme un cambio de sexo, ya que simplemente necesitaría cortarme el mejor amigo de todo hombre y ponerme algo de volumen en el pecho y ya, por lo demás no tendría que preocupar porque parece de mujer. 
Al oírlo no sé si reír o llorar, simplemente decido hacer a un lado su comentario.

Aunque seguimos muy cerca del internado, esto no le impide a Karma a darme un beso de buenas días. Al principio intento resistirme porque no quiero arriesgarme a que alguien de la escuela nos pille, ya que de los dos, quien tendría más problemas sería él. No quiero que por culpa de un descuido nos separen y pierda su trabajo de profesor. 
Él no hace caso a mi suplica muda de separarnos, al final no me queda más remedio que cooperar. Sigo el ritmo lento pero constante del ósculo, nuestros labios no paran de amasarse mutuamente con leves caricias. No puedo evitar dejar escapar un suspiro por la delicadeza del beso. No pensé que Karma tendría un lado tan gentil y tan… dulce.
No dura demasiado nuestro momento romántico, puede que apenas escasos diez segundos, pero puedo asegurar que estos diez segundos han sido suficientes para comprender el mensaje que conlleva; te quiero. 
A veces no es necesario grandes movimientos para transmitir los sentimientos, muchas veces gestos sutiles como este beso es suficiente.

Al separarnos una sonrisa se dibuja en mis labios y los nervios anteriores se van, ahora estoy totalmente relajado.
No demoramos más tiempo en subir en el vehículo, y así, nos dirigimos hacia el centro de la ciudad en donde se hallan la mayoría de distracciones para una cita. En el viaje escuchamos música a un volumen leve para poder oírnos bien cuando hablemos. 
El principio comentamos dos o tres cosas para planificar el día. Cuando más o menos tenemos decidido todo, mantenemos una charla sin demasiada importancia para terminar de romper el hielo entre nosotros y empezar a coger confianza. Bueno, esto último solo es necesario para mí, puedo notar que Karma des del principio ha estado calmado.

Luego de pasar treinta y cinco minutos en coche al fin llegamos a nuestro destino, al zoológico. Nos pasamos toda la mañana de un animal en otro, a medida que pasa el tiempo me emociono más y más. 
¡Hace tantos años que no venía el zoológico! La última vez fue cuando tenía cinco años, fue la mejor experiencia de mi infancia. La mañana se me pasa volando, encuentro muy entretenido observar a los animales, son todos tan adorables. 
Sin darme cuenta, en todo el rato des de que hemos entrado he estado agarrando el brazo de Karma entrelazando con los míos, me he percatado hace tan solo unos minutos pero al ver que a él no le molesta yo tampoco le doy demasiados vueltas. En este caso estoy agradecido de ir vestida como chica, ya que podemos actuar como una pareja normal sin recibir miradas de prejuicio por nuestra forma de actuar.

Al mediodía nos detenemos a almorzar en una zona en donde hay bancos y mesas de madera rodeado de frondosos árboles. Es un lugar que se ve realmente relajante.
Sin perder tiempo saco el bento de dos pisos que con tanto esmero hice hoy al levantarme temprano. Karma al ver su contenido se sorprende mucho. Cuando da el primer bocado para probar su sabor alaga con voz alta mis dotes de cocina, eso me hace muy feliz y orgulloso de mi propio trabajo.
“Levantarme a las seis de la mañana ha valido la pena”, pienso para mis adentros.

- ¿Te estas divirtiendo? – me pregunta intentando sonar casual, pero al comprobar su secuencia de ondas sé que está nervioso por mi respuesta. No puedo evitar pensar que es adorable al preocuparse si realmente me lo paso bien en nuestra primera cita.

- ¡Sí, mucho! – contesto con la mejor sonrisa que puedo.

- Eso es bueno. – percibo sus ondas ralentizarse un poco dándome el indicio que su propietario ya no está tenso, sino más bien aliviado.

Pasamos un tiempo sin decirnos nada mutuamente, sencillamente comiendo en paz escuchando las risas de las personas a nuestro alrededor. Quien rompe el silencio al cabo de un tiempo soy yo.

- Me gusta mucho este lugar, la última vez que vine fue cuando tenía cinco años, aunque fue hace tanto tiempo aun lo recuerdo todo muy bien, me lo pase genial. – explico mientras intento rememorar todo lo posible mi experiencia pasada.

- Yo también tengo bastantes buenos recuerdos en el zoológico. – puedo ver que mientras habla un cierto matiz de tristeza tiñe sus orbes color cobre. No sé porque, al ver ese punto de aflicción en su mirada me hace recordar mis propias penas. Los dos nos quedamos otra vez en silencio, entre tanto, los recuerdos del pasado me vuelven a la mente.

- Me gusta mucho este lugar porque fue la primera y la última vez en que pude experimentar lo que es ser una familia feliz. – explico con un tono un poco apagado a diferencia de antes. Karma no dice nada, solo escucha mi historia. – Des del momento en que nací fui una decepción para mi madre… no, más bien des del momento en que se enteró de que sería un niño cuando seguía en su vientre lo fui. Ella siempre quiso una hija, pero para bien o para mal no fue así. Y la vida tampoco quiso que tuviera una, ya que posteriormente a mi parto ya no podía volver a dar luz porque mi nacimiento fue bastante complicado y los dos casi perdimos la vida. Yo nací débil y ella perdió la capacidad de concebir.
Cuando era apenas un bebé no lo comprendía, pero a medida que iba creciendo comprendí que mi madre no me querría a no ser que llevase falda y vestidos. Si intentaba actuar como un niño aunque fuera solo un poco, ella empezaría a enloquecer y a gritarme sin medir su voz o palabras.

- … - él sigue en silencio escuchando, ha dejado de comer y solo me mira con una expresión seria.

- Mi padre siempre ha sido de carácter débil, así que cada vez que mi madre perdía el control él intentaba apaciguarla lo mejor posible pero le era imposible. Cuando tenía cinco años, un día, mientras mi madre no estaba porque se fue a un viaje de negocios y solo quedamos papa y yo aprovechamos para actuar libremente. Recuerdo que ese día papa me consintió y me permitió vestir lo mismo que los demás niños y jugar con otros sin restricción. Me lo pasé muy bien, jugué al fútbol, a héroes contra villanos, a las escondidas y a una gran diversidad de actividades más. No quería que el tiempo avanzase, no quería que mi madre volviese y me obligara a dejar el pelo largo, tampoco quería que me obligase a volver a llevar vestido.

- … - él sigue en silencio mientras oye como mi voz se aflige cada vez más. A la vez, percibo su frecuencia de ondas agitarse a medida que prosigo con el relato.

- Pero todo tiene un final… mi madre volvió a casa antes de lo esperado. Cuando me vio llevar una suéter, unos pantalones y unos zapatos deportivos, exploto…. – por un momento me quedo en silencio, me cuesta un poco avanzar. –… fue la primera vez que me pego y la primera vez…

- … - Karma nota como las palabras se me traban en la garganta.

- … l-la primera vez que vociferó en voz alta que hubiese deseado no haberme tenido, que hubiera sido mejor que m-m… m-muriese en el parto. – siento un gran vacío mientras hablo, no lloro porque ya me cansé de hacerlo.

En el momento en que me percaté que lloriquear no haría que mi madre me quisiera más, desistí en derramar más lágrimas. Aunque esto lo note ya hace bastantes años, tan solo hace un par de inviernos en que deje dicha práctica.

- Luego de oír esas palabras, mi padre me cogió y nos encerramos en una habitación hasta que madre se calmó. Después de unas cuantas horas ella se tranquilizó, seguidamente se disculpó conmigo una y otra vez, me dijo que no lo decía en serio, que todas esas “feas” palabras eran mentira. También me pidió perdón para pegarme cuando yo no había hecho nada malo.

- … - veo a Karma mover sus labios para pronunciar unas palabras, pero no las oigo porque lo hace demasiado bajo. Al ver que no quiere decir nada en voz alta hasta que termine mi narración, yo prosigo. Pero veo como se muerde el labio inferior para callarse a si mismo.

- He de reconocer que cuando era pequeño era muy ingenuo… o más bien debo decir estúpido. Porque al final, al cabo de unos meses de disculpas por parte de ella, la terminé perdonado. – me burlé de mi yo pequeño con una sonrisa. – Supongo que no quería ver la verdad y me auto engañé.

- … - cuando oye como me burlo de mí mismo, puedo ver como Karma arruga el entrecejo y su frecuencia de onda cada vez se descontrola más.

- Como última parte de la disculpa fuimos todos juntos al zoológico, ese día no tuve que llevar ropa de niña, me vestí como quise. Mama no se enfadó conmigo y me trato como un niño normal. Fue la primera vez que pude actuar sin miedo a hacerla enfadar, fue la primera que papa no estaba aterrorizado a su lado actuando al fin como un verdadero matrimonio, fue la primera vez que no vi la decepción en sus ojos negros… ese día, fue la primera vez de tantas cosas… - sonrío al recordad lo feliz que fui. –… pero también fue la única vez... después de ese día madre volvió a actuar igual que en el pasado, como si el día del zoológico solo hubiera sido un sueño producido por mis anhelos ocultos. 
Papa ya no aguanto más sus constantes cambios de humor, se divorció de ella y se fue. Quiso llevarme con él, pero perdió la custodia total y también la compartida. Después de eso no volvió a contactarse conmigo, solo lo volví a ver una vez cuando tenía trece años, pero poco más.

Termino mi historia con la cabeza hacia abajo mirando la mesa de madera sin un punto fijo. Karma sigue sin pronunciar palabra, noto cómo está intentando calmar sus emociones porque dentro de él ya hace tiempo que una tormenta se ha desatado.
Al cabo de un buen rato, al sentir que la ira, rabia, tristeza, despeción dentro de él no desaparece me acerco y lo abrazo. Se sorprende por la acción pero acepta la muestra de cariño, cada segundo que pasa va aumentando la fuerza en sus brazos para estrecharme más hacia él.

- Ahora ya estoy bien. No negaré que aveces aún me duele, pero ahora ya soy mayor y tengo gente que si me ama por lo que soy, así que… - me aferro un poco más a Karma. - … estoy bien.

Respiro la esencia del cuerpo del hombre que amo, tiene una agradable aroma a bambú mezclado con una suave fragancia a flores providentes de lo que supongo debe ser el olor del suavizante para la ropa. 
El rostro de Karma está pegado encima de mi cabeza haciendo lo mismo que yo, olisqueándome el pelo, los dos intentamos grabarnos la esencia del otro en la memoria hasta llegar al punto de no olvidarlo jamás.

- Después de todo, ahora te tengo a ti. – esta frase lo digo por los dos, pero puede que más para mí que para él.

Quiero recordarme que tengo a alguien a mi lado. No sé si será para siempre porque todo tiene un final, pero hasta que llegue el momento de nuestra separación, seré egoísta y me dejaré envolver por este fuerte y cálido cuerpo.

 Ah…realmente es cálido…

 

Notas finales:

¡FIN!

Ahora pondré el siguiente capítulo, después de editarlo un poco.
Nos seguimos leyendo dentro de un rato, 

¡Chao y besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).